Un mundo despiadado
—Dos cuerpos con la misma masa, densidad, código genético y bla, bla, bla... — Sonreía divertido, en aquel oscuro lugar, acostado en un largo sillón de cuero, jugueteando con un pequeño muñeco de color azul —No pueden subsistir al mismo tiempo... Ni en el mismo lugar... —
Se levantó de su lugar y, lentamente comenzó a caminar hasta donde aquel pelirrojo estaba completamente atado y herido.
—Aún no puedo creer que lo olvidarás... Stan... — Una sádica expresión se plasmo en su cara —¿Tan apresurado estabas en deshacerte de mi... Que lo olvidaste...? — Rió por lo bajo, al tiempo que acariciaba con suavidad el lastimado abdomen de su prisionero.
Lentamente Fujitora fue abriendo sus ojos, siendo cegado por una repentina luz que no le dejaba ver absolutamente nada.
—Kuro... Matsu... — Murmuró volviendo a cerrar con fuerza sus ojos debido a la intensidad de aquella luz.
—¿Sigues llamándome de ese modo? Soy Karamatsu — Se señaló haciendo un ligero puchero —Vamos, repite conmigo, Karamatsu — Mencionó separando en silabas aquel nombre.
—Tu... Nunca serás... — No alcanzó a terminar, puesto que una barra de metal fue enterrada con fuerza en uno de sus antebrazos, provocando que soltará un ahogado grito de dolor.
—Por dios, esa terquedad tuya es la que me hace querer hacerte mucho daño... — Amplió su sonrisa, al momento que creaba en una de sus manos otra barra de acero y con ella atravesaba el pecho ajeno —Por cierto... Nunca te e agradecido por darme parte de tus poderes... Dios... — Sin piedad movía de un lado a otro la barra de acero, provocándole un intenso dolor al pelirrojo.
Así se mantuvo por varios segundos, solo disfrutando de los alaridos ajenos, de sus suplicas, de su incontenible llanto plagado de sufrimiento.
—Tienes suerte de ser inmortal... Sino, ya hubieras muerto hace mucho tiempo... — Dejó de jugar para luego volver a sentarse en su largo sillón de cuero, para luego hacer aparecer de la nada un pequeño diario de color negro —A pasado mas de un año desde que trataste de reemplazarme por ese idiota del otro mundo... —
Calmada mente iba pasando las paginas de aquel cuaderno, y por cada pagina un escenario diferente se formaba en el oscuro espacio.
—Cuando fui reemplazado por ese idiota... Mis estúpidos hermanos estaban muy felices... — Apretó ligeramente sus dientes, viendo aquel molesto recuerdo —"No tendremos que ver nuevamente a ese monstruo" "No tenemos que preocuparnos nuevamente de que nos golpeé" — Mencionaba con un tono agudo y burlesco —Esos malditos bastardos... Siempre quejándose del maravilloso trato que les daba... —
—Eras un... Desquiciado con ellos... Kuromatsu... — Hablaba con dificultad, tratando inútilmente de mover su cuerpo, de usar sus poderes, pero nada servía, sus habilidades seguían selladas completamente —Hacías sus vidas... Imposibles... —
—¿Y por esa razón fuiste a buscar un reemplazo? — Soltó una corta carcajada mientras pasaba nuevamente una hoja del diario —Tu brillante plan sólo empeoró las cosas — Observó divertido el escenario que había aparecido —Nunca imaginaste que volvería a tomar control sobre mi cuerpo y mi mente nuevamente... —
—Debí... Eliminar te cuando... Tuve la... Oportunidad... — Alzó su vista con odio plasmado en ésta, viendo a aquel desquiciado ser sonreír con malicia.
—No hacerlo e ignorar las leyes de los mundos te costó bastante caro... Stan... — Cerró de golpe el cuaderno de su mano, volviendo a sumir aquel lugar en la oscuridad.
—¿A dónde vas...? — Preguntó él pelirrojo al ver como él de negra sudadera se levantaba de su lugar y comenzaba a caminar lejos de él.
—Ya a pasado un día... Es tiempo de jugar con mis queridos hermanitos otra vez... — Amplió su sádica sonrisa.
—Detente Kuro... Ellos no te han echo... Nada... — Apretó sus dientes con fuerza, al tiempo que era engullido por la oscuridad.
—Lo que lo hace aun mejor... — Murmuró antes de chasquear sus dedos y desaparecer sin dejar rastro.
(Real world)
De un momento a otro una puerta apareció desde la nada en aquel laboratorio, exaltando a los tres Matsuno que no habían podido pegar un ojo en toda la noche.
De inmediato la puerta se abrió, dejando ver al pelirrojo desde el otro lado, quien silbaba divertido y alegre.
—Hola onichan-kun, Yami-kun y niño... — Los saludó con una amplia sonrisa, la cual fue respondida con despreció e indiferencia.
—Otra vez llegas tarde... — Mencionó el primogénito, moviendo sus piernas ansioso y nervioso a partes iguales.
—Lo siento, tuve unos pequeños percances — Mintió, para luego caminar en dirección del Matsuno sombrío —Yami-kun, es tu turno — Mostró sus dientes en una sádica sonrisa que estremeció al de púrpura.
—S... Si... — Respondió con su voz totalmente apagada, tenía miedo de adentrarse a ese mundo que había derrotado a dos de sus hermanos, pero debía ser fuerte, al menos lo mínimo como para atravesar la puerta.
Sin esperar mucho tiempo, y aún con inseguridad y temor, se adentró en aquel oscuro y extraño mundo.
—Esfuerza te — Dijo alegremente el pelirrojo, antes de cerrar por completo la puerta.
(¿Karaworld?)
Se mantenía quieto, inmóvil, no estaba seguro si debía caminar y buscar a su contra parte o esperar a que ella apareciera, y para su fortuna, sucedió lo segundo.
Al igual que él aquel siniestro ser de negra sudadera lo observaba indiferente, sin moverse de su lugar.
—T... Tu... — Trató de parecer calmado, pero le fue imposible al ver como aquel tipo empezaba a caminar en su dirección.
—No sabía que las basuras... Podían hablar... — Una ligera sonrisa se iba formando en su rostro a medida que avanzaba —Ni siquiera sabía que respiraban... — Cuando estuvo a pocos centímetros del original lo tomó del cuello de su ropa y lo jaló con fuerza —¿Que hace una insignificante mierda como tú aquí...? Ichimatsu... — Su sonrisa se volvió macabra.
Era aterrador, aquel sujeto que lo agarraba era increíblemente aterrador, parecía que en cualquier momento lo asesinaría, pero no lo permitiría.
Sin aviso sacó un cuchillo del bolsillo de su sudadera y con fuerza lo enterró en el pecho de su contra parte.
—Su... Supongo que co-con esto ba... Bastará... — Murmuró temblando ligeramente, viendo la atónita mirada de aquel ser volverse opaca.
"No debiste hacer eso..." Una voz se escucho en su cabeza.
—I... Ichimatsu... — Un apagado sonido familiar se escuchaba al frente suyo.
Al ver de quien se trataba abrió sus ojos estupefacto, con terror.
—Ka... Karamatsu... — Sus ojos temblaban al ver a su hermano mayor atravesado por su cuchillo... En lugar de su contra parte.
—¿Por... Qué... Lo hiciste... Otra... Vez...? — Murmuró antes de caer inerte al oscuro piso... Dejando a Ichimatsu con un sentimiento desagradable y de culpa en su cuerpo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top