Final parte 2

Tic, tac... El aleteo de la mariposa se detendría en cualquier momento...

Jeon Jungkook se encontraba con una gran resaca que tuvo que calmar con un baño de agua fría, café y muchos electrolitos. Ya estaba en el salón donde se llevaría a cabo la misa y la celebración, inquieto, moviéndose de un lado al otro mientras repasaba sus votos. Hobi estaba con él, dándole apoyo moral, corrigiendo y escuchando los diálogos.

Pero no podía concentrarse. Sabía que hoy Jimin se marcharía del país. Pensaba en escribirle deseándole éxito, pero tras pensarlo bien, decidió que no era lo correcto. Debería estar feliz porque Jimin había conseguido el intercambio, uno de sus sueños se estaba cumpliendo. El bienestar de Jimin debería alegrarle, pero no se sentía del todo a gusto.

-Otra vez, te faltó decir "hasta que la muerte nos separe"-comentó Ho-seok con calma.

Jungkook se sentía frustrado. Se sentó a un lado de su amigo, tratando de controlar sus emociones y pensamientos.

-Respira hondo, Jungkook. Inhala y exhala-acariciaba la espalda de su amigo-. Lo estás haciendo muy bien-lo motivó.

-Ya quisiera que fuera así. Estoy pensando en demasiadas cosas y no puedo concentrarme-pasó las manos sobre su cabello.

La puerta se abrió, mostrando a Sung, que se veía estupendamente bella con un vestido elegante de color blanco y un peinado adornado con flores. Su visita lo asombró y preocupó. Se levantó, acercándose a su futura esposa.

-¿Podemos hablar a solas?-preguntó enseguida, sin dejar hablar a Jungkook. Él solo asintió.

-Te ves linda. Los espero afuera-comentó Ho-seok, mientras Sung le sonreía en agradecimiento.

Después de unos segundos, Jungkook se atrevió a preguntar por su encuentro inesperado.

-Dime qué sucede-se acercó, colocando sus manos en sus hombros.

-Jungkook, ayer en la despedida de soltera, me puse a pensar en demasiadas cosas-lo miraba directo a los ojos, con determinación-. Sabes, te amé con toda mi alma y aún lo sigo haciendo...

-¿Pero?..

-Recuerdo que alguna vez me habías comentado que el amor era libertad. Realmente me enseñaste varias cosas sobre el amor-sonrió con nostalgia-. Debo admitir que cuando conocí a Jimin, supe enseguida que se trataba de aquel chico del que me platicabas todo el tiempo por mensaje. Así que decidí conocerlo, para entender la razón de tu admiración-suspiró-. Comprendí cuando pasé toda la semana con él. Mis celos y enojo incrementaron al darme cuenta de que él había hecho varias cosas que yo no pude darte en este tiempo y las cosas que la fama me habían restringido... Me cegó completamente todo...

Empezaba a llorar, pero sabía que lo hacía por su bien y el de Jungkook.

-Cuando me comentaste que Jimin iría a tu departamento, lo primero que pensé fue en ir y soltarle la verdad porque tal vez cambiarías de opinión...

-Sabes que no podría cambiar de opinión de un día para el otro-susurró Jungkook.

-Lo sé, por esa razón me atreví a hablarlo desde este momento porque tú no te atreverías-sonrió mientras sus lágrimas caían poco a poco-. El amor consiste en un trabajo en pareja, donde ambos crecen como personas y son libres. Por ese motivo he pensado en dejarte ir...

-¿De qué hablas, Sung?-preguntó Jungkook incrédulo.

-Eres libre. No quiero ser aquella jaula que te tiene por un capricho de su padre atado a mí. No quiero que algo lindo se convierta en la peor pesadilla de ambos, más cuando puedes cambiarlo el día de hoy, antes de que sea tarde-se alejó de Jungkook mientras se acercaba a la ventana, observando a toda la prensa y el día soleado-. Me disculpo por haber tratado mal a Jimin. Él en verdad es un gran amigo que quisiera mantener... Te amo, y porque te amo, paso de capítulo en mi vida.

Le extendió la mano, mostrando la carta que había estado buscando. Todo este tiempo la había tenido ella.

-Perdón por haberla escondido, pero estaba tan celosa que lo único que quería era que te alejaras de él...

Jungkook se acercó a abrazarla. Las lágrimas se mezclaban con las de ella, en una mezcla de alivio y tristeza.

-Gracias, Sung, gracias por todo-susurró Jungkook-. Prometo que nos pondremos al tanto de nuestras vidas después de un tiempo y tal vez, solo tal vez, podamos ser amigos.

- Gracias Jungkook, por darme los mejores momentos de mi vida- le dió un leve beso en la mejilla, antes de alejarse-. Por favor, ve tras ese chico antes de que sea más tarde- susurro.

- Lo haré, no sin antes de leer su carta y poder contestarle al fin - limpió las lágrimas de la chica-. Por favor, cuídate.

- También, tú- le dió un último beso en la mejilla antes de marcharse.

Sung, al salir de aquel cuarto, no pudo soportarlo y se derrumbó en llanto. Le dolía como nunca cortar con su gran amor, pero sabía que era lo correcto. Lo había perdido desde hacía tiempo; ambos se habían perdido. Era tiempo de decirle adiós a lo que un día había sido lo mejor en su vida.

Jungkook abrió rápidamente la carta. No quería tardar mucho tiempo; tenía que alcanzarlo en el aeropuerto. Y si no llegaba a tiempo, tendría que tomar un vuelo directo a Italia. No dejaría que el amor de su vida se fuera así. Tenía que luchar por su amor, y si Jimin lo rechazaba, se encargaría de enamorarlo como se lo merecía.

Mientras leía la carta, sentía que cada palabra era un rayo de esperanza. Sabía que su camino no sería fácil y que el futuro estaba lleno de incertidumbre, pero también de posibilidades. En medio de la tristeza y el dolor, había una chispa de esperanza que lo impulsaba a seguir adelante.

Cerró la carta con determinación y se dirigió a la puerta. Sabía que estaba a punto de enfrentar uno de los momentos más difíciles de su vida, pero también uno de los más importantes. El amor verdadero no se rendía ante las adversidades, y él estaba dispuesto a demostrarlo.

Con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de esperanza, Jungkook salió en busca de Jimin. Sabía que, pase lo que pase, no estaba dispuesto a dejar ir al amor de su vida sin luchar por él.

Buscaba a sus amigos mientras volvía a marcar al número de Jimin. Tenía que irse ya, porque en una hora salía el avión de Jimin y no podía comunicarse con él en esos momentos.

- Jin, ¡qué bueno que te encontré! - exclamó Jungkook al encontrarse en el pasillo, a punto de entrar al salón donde se llevaría a cabo la celebración.

- Me asustaste - dijo Jin, tocándose el pecho, sintiendo su corazón acelerado-. La próxima vez no te acerques así - lo regañó.

- Perdón, necesito tu ayuda - suplicó Jungkook-. Tengo que ir al aeropuerto.

- ¿Estás loco? La misa ya va a comenzar, no tendrías tiempo... - Jungkook lo interrumpió.

- Ya no me casaré, tengo que ir por el amor de mi vida. Por favor - estaba desesperado, Jin sonrió por la noticia.

- No, no manejarás tú. Le diré a Taehyung que te lleve, pero tú no irás así de mal y solo - dijo Jin mientras hacía señas a Taehyung para que se acercara-. ¡Ven, amor!

Taehyung se acercó hasta ellos junto con Ho-seok.

- Necesito que me ayudes a llevar a Jungkook al aeropuerto, bebé - pidió Jin con un puchero-. Ya no se casará.

Ho-seok sonrió. Realmente esperaba que esto pasara, pero sus esperanzas se desvanecían al ver que su amigo no reaccionaba. Ahora, sin embargo, le alegraba que al fin lo había hecho. Taehyung, por otro lado, se mostró sorprendido.

- Está bien, yo te puedo llevar - dijo Taehyung, chocando el puño con Jungkook-. Agarra tus cosas, hablaré con mi masita para que detenga a Jimin.

- ¡Gracias! - Jungkook abrazó a cada uno de sus amigos antes de que se dirigieran a la puerta trasera evitando a la prensa.

- Solo tengan cuidado, por favor - gritó Jin mientras veía cómo se alejaba el carro-. Bueno, tenemos que contarles a sus padres que Jungkook no se casará. Aparte de anunciar que la boda está cancelada.

Con el corazón acelerado y la esperanza ardiendo en su pecho, Jungkook miró por la ventana del auto mientras Taehyung conducía. Sabía que tenía una última oportunidad de enmendar sus errores y luchar por el amor de su vida. La carretera parecía interminable, pero cada segundo que pasaba estaba aún paso más cerca de Jimin. Se habían estado comunicando, tanto con Yoongi como con Jimin, pero ninguno parecía contestar.

- Tendré que dejarle un mensaje de voz - dijo nervioso, pero demasiado emocionado.

-¿Seguro?- preguntó Taeyuhg.

- Si, lo necesito- sonrió mostrando esa linda sonrisa de oreja a oreja.

Quería gritar por toda la carretera lo bien que se sentía aceptar sus sentimientos, lo eufórico que estaba por amar a Jimin. Lo alegre que se sentía al saber que aquellos sueños en los que hacían el amor no eran producto de su imaginación. Aunque había una parte de él que no se sentía orgullosa por haber estado ebrio, necesitaba demostrarle cuánto lo amaba.

No podía aguantar más...

Empezó a marcar una última vez con la esperanza de que contestara, pero nuevamente el buzón de voz hizo presencia.

- Joder, bueno, hablaré por aquí. No puedo con tanto amor que siento porque ya quiero entrar por la puerta del aeropuerto corriendo para encontrarte y después besarte con toda mi alma. Jimin, te amo y he estado enamorado de ti desde hace tiempo, aunque no lo notaba ni quería aceptarlo. En mi vida pensé que el amor ya lo había sentido con Sung, pero cuando llegaste, me di cuenta de que no. Llegaste a darme otra perspectiva, una que no era lo que yo creía y en algún momento tuve miedo porque era algo totalmente nuevo para mí.

Jungkook tomó una profunda respiración, intentando calmar sus nervios antes de continuar.

- Jimin, hay una leyenda que me recuerda mucho a nosotros. Es la historia de dos estrellas que, aunque estaban destinadas a brillar juntas en el cielo, estaban separadas por un vasto universo. Cada noche, intentaban acercarse un poco más, esperando el día en que pudieran encontrarse y unirse en una explosión de luz y amor. No importaba cuánto tiempo pasara, nunca perdieron la esperanza de estar juntas. Así es como me siento contigo.

Taehyung volteó a verlo con gracia, seguro de que había improvisado de último momento.

- Sí, bueno. Lo acabo de inventar, pero trataba de ser poético...

Jungkook sonrió nerviosamente antes de seguir.

- Recuerdo cuando estuvimos en la playa, aquel concierto inolvidable donde todo parecía perfecto. O esa vez en que me enfermé y tú estuviste a mi lado, cuidándome toda la noche. Nunca olvidaré cómo me regalaste este reloj que llevo puesto ahora mismo, ha sido mi favorito desde entonces. Jimin, me haces sentir una libertad que nunca había experimentado. Eres hermoso, con esos labios carnosos y tu mirada que parece peligrosa, te juro que me hace flaquear. Amo tus mejillas abultadas, tus pecas que crean una constelación en tu rostro que combina con la mía, hasta en eso estamos hechos el uno para el otro- Taeyuhg no pudo evitar reír ante los comentarios de su amigo-. Y tus manos pequeñas en comparación con las mías. La forma en que te mueves con sensualidad sin siquiera notarlo me vuelve loco, todo de ti me vuelve loco.

Hizo una pausa, recordando cada detalle, cada momento.

- Se supone que soy bueno con las palabras, ahora me quedé en blanco. Esto es lo que hace tu amor, me emboba - rió -. Jimin, no puedo imaginar mi vida sin ti. Te amaría más que a todas las estrellas del universo, porque ninguna puede iluminar mi mundo como lo hace tu amor.

Colgó el teléfono, con la determinación de encontrar a Jimin y confesarle su amor cara a cara.

Tic..

Tiempo después

- Joven Jimin, su pareja acaba de llamar para confirmar que recogerá a Minho de la escuela -su secretaria lo seguía mientras se dirigía a su oficina.

- Si vuelve a llamar, dígale que los veré allí. Muchas gracias, Yuna -le sonrió mientras le entregaba unos folders.

- No hay de qué, joven Jimin -se inclinó antes de regresar a su escritorio.

Jimin era ahora jefe del departamento de marketing de una de las empresas más reconocidas en Corea del Sur. Ganaba bastante bien y tenía todo lo que había deseado: una familia, amor, seguía en contacto con su grupo de amigos de la universidad, su relación con su mamá estaba mejor que nunca, y gozaba de buena salud y dinero.

Tenía todo lo que había deseado, en su mayor parte.

Dio un gran suspiro antes de proseguir con su trabajo. Tendría que terminar pronto porque haría un viaje a Busan. Su familia y amigos se adelantarían, y no quería hacerlos esperar. Así pasaron las horas, y aliviado de haber terminado todos sus pendientes, se preparó para un buen fin de semana de descanso en compañía de todos.

El día se veía triste, pues la lluvia había comenzado. Conducía con precaución mientras escuchaba música a un volumen considerable. Cantaba, ya que sabía a la perfección la letra de la canción "All I Want" de Kodaline.

En algunos momentos, salía el sol creando un lindo arcoiris, uno que lo hacía sonreír.

Después de tres horas de camino, al fin llegó al lugar acordado. Se encontraba en la casa de los Jeon, donde todos estaban comiendo, riendo y bromeando entre ellos. Su corazón se llenó de calidez. Al notar su presencia, todos se levantaron para abrazarlo y saludarlo. A algunos no los había visto en más de medio año.

- ¿Cómo estás Jimin?, te ves más guapo. Te dije que nos vinieras a visitar más seguido- reclamaba Yoon-gi, refiriéndose a sus esposos y a él.

- Lo siento, he estado cargado de trabajo y Minho ha necesitado mi ayuda. Hemos estado visitando varias universidades- sonrió.

- Eres todo un padre de familia- todos rieron.

- ¿Por qué no vienes a darme un abrazo?- comentó Sung con un puchero-. Te he extrañado mucho.

- Pero mira qué pancita- se acercó a Sung abrazándola sin aplastar su vientre-. ¿Te ha dado mucha lata el bebé?

- Sí, se parece a su papá -volteó a ver a Nam-joon, que solo se rascaba la nuca con nerviosismo-. Aquí entre nos, estoy segurísima de que será todo un destructor al igual que su papá.

Todos carcajearon mientras Nam-joon se sonrojaba hasta las orejas, suplicando que ya no lo expusieran más.

- Pero así lo amo- Sung se acercó a Nam-joon para darle un suave beso en la mejilla.

- Bueno, me toca que me des un gran abrazo, Jiminie- se acercó la señora Jeon-. Recuerda que los esperamos el siguiente mes para celebrar.

- Aparte, sabes que no necesitas invitación para venir a la casa- los dos señores Jeon se acercaron a abrazarlo.

- Gracias, los aprecio tanto- les susurró.

Volteó a ver a todos lados buscando a sus personas favoritas de su vida, notando que no se encontraban ahí.

- ¿Dónde está Minho...? -lo interrumpieron los señores Jeon.

- Están con Jungkook ya, se adelantaron- asintió Jimin.

- Yo también lo haré. Provecho, ahorita los veo- todos le sonrieron, acordando que los verían en un rato.



Tic, tac... El reloj se rompió, la mariposa dejó de aletear

Jimin se bajó del vehículo con el ramo de flores, saludando a aquellas personas que ya lo conocían por sus visitas recurrentes de hace años. Sabía el camino, incluso con los ojos cerrados. Lo conocía de memoria, inconscientemente, por aquellas noches en las que venía con una gran resaca.

- ¡Papá!, aquí estamos -comentó Miho con alegría.

- Hola, mis amores -se acercó a abrazar a Miho, mientras besaba con ternura a su otro amor.

- Hola, mi príncipe -saludó Hye-yoon, dándole otro delicado beso en sus esponjosos labios.

- Papá, le estuve platicando a Jungkook que ya voy a entrar a la universidad -se sentó en el césped-. Ven, siéntate conmigo a platicar con él. Mamá también ya lo hizo.

El 10 de octubre, hubo un terrible accidente automovilístico donde al menos cinco personas resultaron lesionadas. Un tráiler tomó una curva peligrosa a gran velocidad, llevándose consigo dos autos que terminaron cayendo del puente.

Lamentablemente, uno de los más afectados fue Jeon Jungkook, quien no pudo llegar a tiempo al hospital ni recibir el amor de su vida. Jimin recordaba cómo le dieron la noticia mientras corría a detener la boda, decidido a no dejar ir a Jungkook así tan fácilmente. Al llegar, varias personas lloraban desconsoladamente, y entre ellas estaba Jin, cuyo novio y amigo también habían sufrido.

Con miedo, Jimin se acercó preguntando, con un nudo en la garganta. Recuerda esas palabras al pie de la letra...

- Jimin, Ju-jungkook acaba de mo-morir... -hablaba entrecortado.

Jimin no lo podía creer, eso no podría haber pasado. Él venía a detener la boda para decirle que no se rendiría tan fácil. Se suponía que Jungkook tendría que estar allí y no en la carretera. No lo podía creer, Jungkook tendría que estar allí.

Buscó y buscó por el lugar, pero no había nada, hasta que Hye-yoon lo tomó del brazo y lo abrazó con todas sus fuerzas. Su corazón quemaba, ardía tanto que sentía que se moriría, le faltaba el aire...

Tenía la necesidad de ir a buscarlo y encontrarlo en sus cinco sentidos y bien. No cayó en cuenta hasta que vio su cuerpo, en el velorio, y se derrumbó en el suelo. Había escuchado que Jungkook había cancelado su boda por ir con él, porque lo estaba buscando...

La culpa lo carcomía. Había sido su culpa que Jungkook no estuviera y que Taehyung se encontrara en el hospital. Toda la noche no pudo separarse del ataúd, llorando desconsoladamente por su amor, el amor de su vida...

Y lloró aún más cuando escuchó aquel audio, donde Jungkook decía que lo amaba también.

Decir que fue fácil sería mentir, porque nunca se podía olvidar a la persona que más amó. Superarlo era inalcanzable.

Hay ocasiones en las que me pregunto si, de haber elegido ir a la boda antes de dirigirme al aeropuerto, las cosas realmente hubieran cambiado...

Dicen que todo en este mundo tiene su ciclo y que en algún momento todo llega a su fin. Que el destino tiene sus propios motivos para que las cosas sucedan de cierta manera. Al principio, cuesta tanto aceptar que algunas cosas se irán y otras llegarán.

Me imaginaba cómo sería estar con Jungkook desde un principio. Yo habría tomado la iniciativa de pasarle mi número, habría intentado coquetear con él desde el primer momento, con juegos sutiles para no espantarlo. Lo habría llevado a lugares que sabía que le encantarían, como él lo hizo conmigo. Habría consolado a Jungkook el día de la fiesta y evitado que se excediera con el alcohol. Habría confesado mis sentimientos al final del día, cuando ambos escapamos de la escuela para ir al parque de diversiones...

¿Las cosas realmente habrían sido diferentes?

Me gustaría pensar que él habría llegado hacia mí con una gran sonrisa, mientras ambos corríamos hacia nuestro encuentro. Un beso diría todas las palabras que necesitábamos saber. Mantendríamos una relación sólida a pesar de la distancia. En invierno, él llegaría a Italia, con una calida bienvenida de mi parte . O yo lo sorprendería con una visita inesperada en su departamento, para llegar a asustarlo cuando me encontrará ahí. Las paredes de su cuarto serían los testigos de cada gemido y roce de nuestros cuerpos, mientras le susurraba cuánto lo amaba. Nos reiríamos al terminar y, después, nos abrazaríamos y dormiríamos juntos. Un mundo donde nos hubiéramos casado y adoptado a Miho, juntos, y luego a un perro.

La realidad es cruel. En lugar de esos recuerdos felices, me encuentraba sumido en una tristeza infinita. Pienso en todas las oportunidades que nunca se materializaron, en los momentos de amor que nunca tuvimos la oportunidad de vivir. Mi corazón duele con cada latido, recordando lo que pudo ser y nunca fue.

El día que te fuiste, una parte de mí murió contigo. Las risas, los pequeños gestos que compartíamos... todo me recuerda a ti.

Las noches fueron las peores. En la oscuridad, me asaltaban los recuerdos de tus abrazos, de tu voz, de la forma en que solías mirarme, de tú consuelo. Me quedaba despierto, deseando que todo esto sea solo una pesadilla de la que pronto despertaría. Pero cada mañana, la realidad me golpea con la fuerza de un huracán.

No hay consuelo en mi dolor. No hay alivio en mis lágrimas. Solo queda el vacío, la ausencia de tu amor, de tu presencia, de todo lo que eras para mí.

Te extraño, Jungkook. Con cada fibra de mi ser, te extraño. Te amé más allá de las palabras, y ahora, te extraño más allá de lo imaginable.

Hubiera dado todo por tenerte a mi lado, por verte sonreír una vez más, por escuchar tu risa, por sentir tu amor. Pero el destino decidió otra cosa, y aquí estoy, tratando de cada día superar tú perdida, sin olvidarte, pero siguiendo adelante.

Te amaré siempre más que a todas las estrellas del universo..





Fin.✨

En el siguiente capítulo habrá una explicación y significados. También habrá un extra.

Gracias ✨🤍

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