Capítulo 1
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Ya era lunes y la mayoría de las personas se estaban preparando para presenciar uno de los fenómenos más hermosos, ya sea con sus parejas, amigos, familiares o incluso solos. Aunque Jimin estaba feliz de que su mejor amiga lo acompañara, se sentía como un tercero de más. Era como esos momentos en los que la pareja caminaba unos pasos adelante, abrazados y dándose besos, dejándolo atrás.
No le molestaba ver cómo Hye-yoon mostraba cariño hacia cualquier persona o pareja; lo que realmente le fastidiaba era ese chico. El actual novio de su mejor amiga no le agradaba. No tenía pruebas concretas para exponerlo, pero algo en esa aura de "buen chico" no le terminaba de convencer. Incluso su nombre, Byeon Woo-seok, no le encajaba bien...
El lindo Wooseoki, como lo llamaba su dulce amiga.
Observó cómo ese chico lo miraba de reojo de vez en cuando, sin poder distinguir de qué hablaban. Aunque era mejor así, ya que no encontraba interesantes sus conversaciones y su voz era odiosa.
Aunque su amiga era completamente ciega a eso, para ella él era su gran amor. Así que tendría que acostumbrarse por el bien de su amistad; la apoyaría aunque no le agradara.
- Disculpen, tórtolos -se detuvo-. La tierra les habla, repito, la Tierra les habla.
Ambos se detuvieron, prestando atención a Jimin, esperando algún comentario de su parte.
- Es más rápido llegar al planetario por aquí -señaló Jimin a la izquierda-. Además, quiero pasar por la tienda a comprar algunas cosas para el espectáculo o después. ¿Les molesta?
- No, para nada, Jimin -contestó el chico-. ¿Podrías adelantarte y comprarnos también unas cosas? -sacó una buena cantidad de dinero-. Yo invito, así que compra lo que quieras -le entregó el dinero.
- ¿A dónde van? -empezó a molestarse-. Creí que ya íbamos a apartar nuestro lugar en el planetario.
Hye-yoon se acercó abrazándolo para susurrarle al oído.
- Es un código 35 con... -Jimin se sorprendió al reconocer aquel código-. Llegaremos a tiempo.
Jimin la apartó un poco, observando cómo su amiga estaba ansiosa por lo que sucedería en unos minutos.
- ¡Qué asco! -expresó en un susurro-. Ya que tú me lo pides y el chico de allá atrás me dio dinero, lo aceptaré.
-¡Jimin!, se llama Woo-seok -regañó-. No tardaremos, te lo prometo -le dio un beso en la mejilla antes de irse rápidamente, sin esperar a que su amigo dijera algo más.
Ellos habían creado unos códigos en los cuales un cuarto de números del 1 al 25 representaba lugares, el segundo cuarto acciones, el tercero indicaba con quién estaban y el último la ayuda; ambos sabían lo que significaban y eran los únicos que los entendían.
Y en este caso le había dado a entender que ella tendría sexo en alguna parte de la escuela.
Había llegado al planetario. Al parecer, había pocas personas a comparación de toda la universidad pero si eran suficientes para llenar un planetario. Esperaba que aún hubiera lugar en el planetario, aunque fueran dos planetarios; el otro planetario se encontraba del otro extremo de la universidad y no quería seguir cargando con la despensa, que ya pesaba bastante.
Estaba a punto de entrar cuando un profesor se le puso en frente. No le dio importancia y trató de pasar a su lado, pero nuevamente le bloqueó el paso.
- Disculpe, no puede entrar con tantas bolsas al establecimiento. Además, solo se permiten botellas con tapa y alimentos en bolsas, como las frituras -señaló el cartel que estaba a un lado.
- Profe, por favor. No tengo dónde dejar lo demás -alzó las bolsas-. No sea así, por favor.
- Entonces tendrás que ver el eclipse desde afuera -se mantuvo firme.
- ¿No hay algún lugar aquí donde pueda dejar mis cosas? Este fenómeno ocurre una vez cada varios años. ¿Qué pasa si no estoy aquí para el próximo? -no se rendiría.
- Lamento decirle que no, lo siento.
Eso le pasaba por ser tan grosero con Wooseok. Ni modo, tendría que quedarse afuera. Caminaba con la cabeza gacha; anhelaba ver este eclipse con la mejor calidad. Este fenómeno se repetiría en 30 años o más, y no sabría si para entonces él seguiría aquí para observarlo, porque así es la vida.
- ¡Oye, chico rubio! -le gritaba un desconocido. No sabía si le gritaba a él o a alguien más.
Miró a su alrededor para asegurarse de que se dirigiera a él.
- Sí, tú. El que está mirando a todos lados -dijo, con la respiración entrecortada.
- ¿Sí? ¿Qué necesitas? ¿Hay algún problema? -estaba confundido.
- Escuché la conversación con el profesor. Puedo ayudarte a comprar las cosas o puedes dejarlas en mi auto y, cuando termine el eclipse, te las devuelvo -señaló su auto, que estaba estacionado junto al planetario.
- ¿Y cómo puedo estar seguro de que en algún momento saldrás y me devolverás mis cosas? -preguntó incrédulo ante la sugerencia.
- Me llevaría la despensa solo si me la vendieras. Pero como buen abogado, te diré que hay cámaras en cualquier caso -señaló todas las cámaras que habían.
- ¿Y por qué me ayudas?
- Porque uno nunca sabe cuándo volverá a tener la oportunidad de presenciar algo así y me gusta ayudar-se encogió de hombros.
- Bueno, dejaré mis cosas en tu auto. Gracias... -esperó a que le diera su nombre.
- Jungkook, Jeon Jungkook -extendió su mano-. Licenciado Jeon Jungkook.
Jimin dejó sus cosas en el suelo por un momento.
- Mucho gusto, Park Jimin -correspondió al apretón de manos-. Futuro jefe del departamento de marketing.
Ambos rieron, Jungkook le ayudó a cargar algunas bolsas y se dirigieron hacia su carro, preguntándose algunas cosas mutuamente. Y quedando en qué se verían después del eclipse frente a su carro.
Jimin estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de cómo Jungkook se aproximaba hacia donde estaba.
- ¿Puedo sentarme aquí? -lo sacó de su ensimismamiento.
- Sí, adelante, puedes sentarte -respondió, sin prestar mucha atención, aún molesto con su amiga.
No era solo por eso; estaba enojado desde hacía tiempo. Desde que ella empezó a salir con ese chico, ya no se veían con frecuencia ni compartían momentos juntos. La mayoría de su tiempo lo dedicaba a su novio. El eclipse había sido la oportunidad perfecta para tener un día con ella, pero cuando le sugirió verse en el planetario, vió que sería imposible. Comprendía que tuviera pareja y respetaba eso, pero cada vez se alejaba más de él. Se sentía desplazado.
- ¿En qué tanto piensas? -preguntó Jungkook, quitándole la botella de refresco que había estado sosteniendo por un buen rato.
- ¡Oye! Eso es mío -trató de quitárselo, pero Jungkook ya se lo había arrebatado.
- Bueno, al menos invítame un refresco por ayudarte -le guiñó el ojo.
- Está bien, quédate el refresco y también algunas frituras -indicó la bolsa donde se encontraban varios refrescos y papas.
Jimin se quedó callado, observando cómo Jungkook sacaba algunas botanas para comer.
- Deberías estar feliz por el eclipse; solo faltan como dos minutos para que empiece -volteó Jungkook para verlo directamente a los ojos.
- Estoy feliz, pero no lo disfrutaré completamente si no está aquí conmigo -sonrió tristemente.
- ¿Tu novia? -preguntó.
- No, para nada -negó rápidamente-. No tengo novia. Me refiero a mi mejor amiga, que en estos momentos está con su novio en alguna parte de la escuela, y me dejaron plantado aquí.
- ¿Eso es malo? -preguntó Jungkook.
- Obviamente. Me dejó solo cuando íbamos a vernos después de cuatro meses sin salir ni tener tiempo para ser amigos -se entristeció.
- Mira el lado bueno para disfrutar este evento -se acomodó en el asiento, organizando sus ideas.
- No estarías en este momento sintiéndote como un tercero, viendo cómo se demuestran amor mientras te incomodan -levantó uno de sus dedos.
- Sí, bueno, es cierto. Aunque podríamos haber salido solo nosotros dos y evitar eso -rodó los ojos.
- Pero ella ya tiene pareja. Cuando uno conoce a alguien y se enamora, se vuelve una droga, porque experimentas nuevas sensaciones o revives las viejas como si estuvieras en una montaña rusa -imitó con sus manos el movimiento de una montaña rusa-. Además, si apenas son novios, es normal que los primeros meses sean de color de rosa. Los demás son una prueba para ver si realmente se aman, pero después ya no estarán pegados como chicle -Jimin rió por cada palabra que decía-. Quizás él sea el amor de su vida, el destino por algo los quería juntos.
- Pensé que, como abogado, no tendrías pensamientos que no se puedan demostrar -observó Jimin.
- Bueno, pienso que hay cosas que suceden sin poder evitarlo y que cuando uno está seguro de que es el amor de su vida es porque lo siente. No se puede tener una respuesta del por qué amas a alguien por sacarse los mocos -Jungkook señaló a una pareja que estaba frente a ellos, donde el chico se sacaba los mocos mientras su novia le besaba el cuello.
Ambos rieron a carcajadas, intentando no hacer mucho ruido, aunque fallaron definitivamente.
- Además, como abogado, aunque no tenga pruebas, tengo que demostrar que alguien es inocente. Es mi trabajo, aunque no me guste -comenzó a comer unas papas.
- ¿Eres el abogado del amor?- ambos empezaron a reír nuevamente-. Serás un buen abogado. Eso es genial -tomó un poco de agua-. ¿Por qué viniste solo?
- Iba a venir también con alguien, pero me llamó para avisarme que no vendría -sonrió-. Aunque entiendo sus razones, es inevitable sentirse mal. Comprendo cómo te sientes -ambos se quedaron observándose-. Cuando te dije que hay cosas que no se pueden evitar, me refería también a esto -señaló a Jimin y a él-. Tal vez estaba destinado a conocernos. Me alegra que así fuera.
Jimin se sonrojó por aquella declaración; de repente, sentía bastante calor. Tomó la botella de agua con algo de nerviosismo antes de empezar a beber.
- Estoy contento porque presiento que seremos buenos amigos -aclaró Jungkook.
- Sí, seremos buenos amigos -volvió a repetir Jimin.
El espectáculo comenzó y ambos disfrutaron de los comentarios del otro sobre el eclipse y el espacio. El eclipse fue cálido en su compañía, y al final intercambiaron números para mantenerse en contacto. Sin embargo, no anticiparon que esta simple acción los llevaría a un laberinto emocional donde podrían terminar con el corazón roto.
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