🗝️. Dos
Agitado y casi sin fuerzas, llegó al doceavo piso del hospital Asan. Buscó de inmediato a alguna enfermera que pudiera darle una referencia.
—Señorita, estoy buscando al paciente Kim JongSu.
—¿Es su familar? —preguntó amablemente la enfermera mientras revisaba la cartilla.
—Sí, yo soy su hijo.
La muchacha encontró el nombre y su rostro se volvió sombrío.
JongIn ya lo sabía, de todos modos.
—Oh joven, lo siento mucho —dijo cerrando el cuaderno—, él ha fallecido hace una hora. Su esposa y sus hijas están firmando algunos papeles en el primer sótano del hospital, podrá encontrar a su familia ahí.
—Gracias.
Arrancó de prisa hacia los elevadores pero éstos no fueron de mucha ayuda, ninguno paraba en su piso, así que decidió usar las escaleras. Mientras bajaba por ellas las imágenes de él con su padre llenos de alegría invadieron su mente. Conversaciones nocturnas, sabios consejos, su primer partido de fútbol, chistes aburridos, anécdotas fantásticas, todo eso lo golpeó piso por piso.
Lágrimas.
No se dio cuenta en qué momento sus ojos no pudieron retener más las lágrimas y solo salieron, nublando casi por completo su visión. Estaba cada vez más débil, sentía sus piernas temblar, tanto por la tristeza como por el cansancio físico de haber bajado doce pisos.
Antes de llegar al sótano, se sentó en la última grada y lloró todo lo que pudo. Si iba a encontrarse con su madre, no podría verlo así de destruido, tenía que ser la fuerza para ella.
—Mamá.
A unos diez pasos se encontraban su madre y su hermana JungAh sentadas, abrazándose y consolándose una a la otra.
Su hermana fue la primera que levantó la vista hacia él.
—JongIn —dijo liberando a su madre del abrazo.
El muchacho se acercó a ellas inseguro, con pasos torpes, como si las piernas le pesaran una tonelada.
—¿Hijo? —murmuró su madre al verlo. —¿Cómo es que-
—Fui a casa y la nana me contó —respondió, interrumpiéndola—. ¿Quieren decirme cómo pasó esto? Se los pido, no entiendo nada.
—Hijo... —su mamá parecía desfallecer con cada palabra que salía de sus labios—. Tampoco lo sabemos, todo es tan confuso.
—¿Ya viste a KyungSoo? —preguntó su hermana de pronto.
KyungSoo, ¡lo había olvidado! ¿Se podía ser más miserable?
—No —respondió en seco—, corrí hasta acá para saber de papá, olvidé que KyungSoo también estaba con él. ¿Saben en dónde está?
Su hermana asintió. —Estaba en el mismo piso que papá, en el doceavo, cuarto 1288.
A JongIn le dio miedo preguntar por él pero de todos modos lo hizo. —Él está...
—Vivo —respondió ella— o al menos eso tenía entendido hasta hace una hora. Ve a verlo, nosotras nos encargamos de papá.
—Iré a verlo y regreso con ustedes.
—No te preocupes, Nini —habló su madre—, quédate con él.
JongIn asintió.
—Toma mi celular, no cargas uno y necesitamos estar en contacto —su hermana le extendió el objeto y JongIn lo aceptó.
Salió corriendo nuevamente hacia el piso de arriba para buscar a KyungSoo.
Cuando llegó al cuarto encontró a su novio conectado a aparatos que le ayudaban a respirar. El doctor pronto hizo su visita y le comentó que su estado era delicado pero que afortunadamente estaba estable. No sabía si despertaría pronto pero gracias a la condición física y a la edad de KyungSoo las probabilidades eran altas.
Eso lo alivió pero no le quitaba el profundo dolor en su pecho. Aún así, miró a su novio con todo el amor del mundo y acarició su cabello con delicadeza.
—KyungSoo —le susurró al oído—, estoy aquí, por favor despierta.
De pronto alguien tocó la puerta y la abrió adentrándose en el cuarto. Eran dos hombres de chaquetas negras, uno era bastante alto y el otro era incluso más bajo que él.
—Buenas tardes —saludó el más bajo—, soy Kim JunMyeon y él es mi compañero Kris Wu, venimos de la estación de policías de Seúl, somos detectives y queremos hacerle unas cuantas preguntas a su amigo.
JongIn frunció el ceño y se secó las lágrimas que habían caído por sus mejillas.
—¿Detectives? —preguntó algo ofuscado. ¿No podían respetar su momento a solas con su novio que estaba conectado a una máquina inconsciente?
—Así es, estamos aquí para hacer unas preguntas pero veo que el implicado aún no ha despertado —echó un vistazo a la máquina y otra a KyungSoo—. Supongo que lo visitaremos otro día o incluso podría llamarnos en cuanto pueda declarar, le dejo mi tarjeta.
El moreno recibió la tarjeta con recelo. —Disculpen, pero ¿qué significa esto?
—Oh no se preocupe, es solo el procedimiento —explicó—, ha ocurrido una tragedia y debemos saber cuál fue la razón.
—Fue un accidente.
—Mmm no podría concluir en eso tan rápido.
—¿Por qué no?
—Por la posición en la que encontramos el auto y el testimonio del conductor del camión, al parecer quien iba conduciendo el vehículo dio un giró prohibido y provocó el choque.
Esta visita se estaba alargando más de lo que debería y eso lo comenzaba encabronar. Su novio estaba postrado justo en frente de ellos y se habían puesto a discutir ahí, sin más.
—¿Qué pasa con las cámaras? ¿Por qué no las revisan?
—Lastimosamente en esa zona no hay cámaras, estaban pasando por un túnel.
—Bien, como sea —resopló—, vuelvan en otra ocasión, si KyungSoo despierta y puede declarar, entonces los llamaré.
—De acuerdo, fue un gusto —le extendió su mano esperando estrechar la del moreno—. ¿Cuál es su nombre?
El joven aceptó el gesto y estrechó la mano del detective. —Soy Kim JongIn.
—De acuerdo, joven Kim, estaremos en contacto entonces.
Los detectives salieron del cuarto en forma silenciosa, dejándolo solo de nuevo con su pareja.
—Vas a estar bien —le dijo mientras sostenía su mano, deseando que la pesadilla acabara pronto, que KyungSoo despertara y le diera un cálido beso en los labios.
***
Dos semanas pasaron desde aquel trágico día, en el que se enteró que su adorado padre había fallecido debido a aquel desafortunado accidente automovilístico y en el que su novio había quedado en coma.
Para su sorpresa, cuando llegó un día al hospital encontró a KyungSoo despierto y siendo auscultado por el doctor.
—Has sido muy afortunado muchacho, tienes algunas costillas fracturadas pero ninguna perforó un órgano interno —le indicaba el doctor.
El joven observaba desde la puerta, nervioso y ansioso, parecía que nadie se daba cuenta de su presencia, así que decidió salir de su escondite.
—KyungSoo —le llamó, sin poder creer que lo estaba viendo sentado en la cama.
El otro atendió a su llamado fijando su mirada en él, su rostro era sereno casi tanto que una chispa de miedo le recorrió la columna.
—JongIn —respondió en voz baja.
—Bueno, los dejo solos —dijo el doctor despidiéndose del paciente—. Volveré más tarde para unos chequeos rutinarios.
El doctor salió del cuarto junto con la enfermera y pronto la habitación se quedó en un silencio sepulcral. JongIn no sabía porqué el ambiente se había vuelto muy incómodo si solo eran ellos dos.
—Te has tardado—le dijo el moreno. Puso las cosas que había comprado encima de la pequeña mesita que estaba a lado de la cama.
—No comprendo...
Le sonrió amablemente y se sentó en la cama junto a él. —Me refiero a que has tardado en despertar, estuve muy preocupado por ti.
—Lo siento —lo dijo con un hilo de voz.
—No te disculpes, tonto, estuve preocupado pero no te estoy culpando por ello.
Nuevamente el silencio se apoderó de la habitación y JongIn sintió que se estaba formando una pared en medio de los dos.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó finalmente.
Su novio mantuvo la mirada hacia un costado, evitando la suya en todo momento como si se estuviera escondiendo de él.
—¿Me lo vas a contar? —insistió.
—N-no, no sé.
—¿No sabes si me lo vas a contar?
—No sé lo que pasó.
Eso lo desconcertó, había estado esperando una respuesta durante medio mes y ahora su novio no podía dársela.
—¿No recuerdas qué pasó?
—No... —respondió, esta vez se atrevió a mirarlo a los ojos.
—¿Es posible que tengas amnesia?
—El doctor dijo que probablemente haya olvidado algunas cosas debido al trauma.
—Ya veo —tomó su mano y la entrelazó con la suya en un gesto cariñoso—, habrá que esperar.
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