Hermanos helados.
Para Kristoff, el hielo siempre tuvo un significado diferente al que establecían los libros. El hielo, la nieve, la brisa helada, todo eso, fueron sus compañeros, su red de seguridad. Mientras el viviera escondido entre rocas y hielo, nadie podría interesarse en buscarlo.
El hielo, fue el único recuerdo que tenía de su familia. Él y su padre recolectaban hielo para venderlo en el mercado los días de verano.
Luego, conoció a Anna en la montaña helada.
Ahora, la mismísima reina de las nieves bebía té junto a él.
En pocas palabras, el hielo estuvo presente todos los días de su vida.
—Gracias por todo, Kristoff —susurró Elsa, bebiendo lentamente de la taza humeante. El rubio sonrió.
—No es nada, estoy seguro de que habrías hecho lo mismo—aseguró el muchacho—¿Te hicieron algo? Tienes muchas heridas...—Elsa se cubrió más con la cobija, avergonzada.—Te juro, Elsa, que si te han hecho algo, no podrán vivir para contarlo.
—No me hicieron nada, Kristoff, estoy bien, en serio. Yo misma me hice esto—susurró, pero ante la cara de espanto que hizo su cuñado, se apresuró a añadir:—camino acá. Los árboles tienen ramas muy filosas, ¿sabes?
—Sí. —Respondió, poco convencido ante la pequeña mentira.—¿Alguna noticia de Anna?
—Yo... Ella...—la voz se le cortó. —Está en coma, Kristoff.
Los ojos mieles del rubio de cristalizaron.
Un silencio de ultratumba perforó sus oídos durante unos segundos. Hasta que Sven irrumpió en la habitación, arrastrando más zanahorias con el hocico.
El crepitar del fuego también ayudó.
—¿Qué haremos entonces?
—¿Cómo dices?
—Elsa, ¿qué haremos? ¡No voy a quedarme aquí sentado cuando mi novia está... Ahí con esos hombres! ¡Debemos recuperar el trono, el castillo, a Anna!
—Pero Hans... Él no va a permitir que nos...
—Elsa, Hans no tiene porque preocuparte. Él es el rey consorte, no tiene poder ¿Te corrió del castillo? ¿Te obligó a huir?
—No—contestó, temblorosa. Kristoff se acercó un poco más, la estaba alterando.
—Elsa, al desaparecer tú el trono lo hereda Anna, y conociendo a ese bastardo, no dudará en matarla para obtener el verdadero poder y no sólo un título.—Explicó, procurando no sonar demasiado molesto. —Debes regresar.
—No puedo, simplemente no puedo—suspiró la albina, con mirada ausente.— No lo haré , él me obligará a quererlo.
—No creo que lo haga, Elsa, porque él no desea que lo quieras. Él quiere únicamente ser rey.—Explicó Kristoff, mirando a la albina directo a los ojos. Pasó saliva con dificultad, esos ojos tan ...
—Tienes razón, soy una tonta ¿cómo pude creer que él estaba interesado en amarme? ¡Soy una ingenua! —Una sonrisa ladeada iluminó el amargo rostro de la mujer, y su compañero no pudo evitar sonreír tampoco.—Tenemos que preparar un plan.
—Elsa, por mucho que quiera ir hoy a atacarlo, tú estás muy débil y debes de recuperarte para ser totalmente capaz. Iremos y recuperaremos tu reino, pero, primero, recupérate tú.
—¿Qué haría yo sin ti, Kristoff?—preguntó Elsa, abrazando al muchacho.
Esto lo tomo desprevenido, no sabía si era correcto corresponder al abrazo. Ella olía a bosque, su tacto era frío, sus brazos delgados. Kristoff se dejó llevar; al igual que ella.
Permanecieron en los brazos del otro por un largo rato. Era tan reconfortante saber que no estaban solos y que podían ayudarse mutuamente.
—Elsa...—susurró el montañés, causándole cosquillas en la oreja.
—¿Mmm...?
—Todo estará bien.
❄️❄️❄️
—Majestad, ya hemos buscado en todas partes, pero la reina no aparece. Hemos encontrado pedazos de tela entre las ramas, pero nada más—informó el guardia. El rey Hans apretó los puños y sus ojos irradiaron fuego, furia, odio.
—¿Acaso no sabe hacer bien su trabajo?—espetó, desdeñoso—¡Mi esposa está allá afuera, muriendo, herida! ¡Encuéntrela! ¡Ahora!—ordenó, aventando un puñado de documentos que reposaban sobre el escritorio frente a él.
El guardia no se inmutó, solo guardó silencio. —¡No te quedes ahí! ¡Ve y tráela de regreso!
—Señor—dijo el hombre, con toda la lentitud del mundo—es muy noche y mis hombres pueden salir heridos; además, la oscuridad no nos permitirá ver en el follaje del bosque.
La sonrisa cínica que el rey Hans obtuvo ante tal hecho, me erizó la piel al guardia. Aquel hombre daba miedo, realmente daba mucho, mucho, miedo. El joven general enmudeció.
—Me importa un comino que media guardia muera en esa travesía—Golpeó el pecho del general con un dedo, amenazante—¡No voy a perder el tiempo! ¡Busquen a mi esposa! ¿O qué?—se burló, caminando en círculos—¿Acaso es tan inútil y estúpido que no puede hacer su trabajo!
El general enrojeció de indignación, aborrecía al rey Hans. Iba a replicar, pero fue callado por la siniestra mirada esmeralda del pelirrojo. Si él fuera la reina Elsa, también habría escapado.
Es más, prometió, esa misma noche, que jamás la daría por encontrada. Aún y la tuviera enfrente. Hans no volvería a herirla.
"Por usted, Majestad" pensó, mientras realizaba una reverencia ante el horrible rey consorte. "No dejaré que él le vuelva a hacer daño"
—¿Y bien, general? ¿Dejará de actuar como una mariposa delicada e irá por mi esposa?
—Sí, señor.
—Así lo quería escuchar. Ahora, manos a la obra.
...
—Empezáremos practicando un poco con el arco, ¿vale? Supongo que si en algún momento no ves necesario usar tus poderes por cuestiones estratégicas, debes usar algo discreto.
Elsa asintió y tomó el arma que Kristoff le tendía. Debía aprender a defenderse por cualquier cosa, nunca estaba de más. Ya había pasado una semana y ya no estaba tan cansada y mal como antes; ahora, con sus fuerzas renovadas, se sentía capaz de cualquier cosa. Se le notaba de manera muy clara en el semblante nuevamente alegre y jovial.
Con un poco de miedo, tensó la cuerda del arma y se colocó en la posición en que Kristoff le había enseñado. No podía creer que toda esa preparación era para recuperar un reino que por derecho era suyo ¡ni mucho menos para recuperar por tercera (¿o era cuarta?) ocasión a su hermana!
—Concéntrate, Elsa, no pienses en nada que no sea el blanco—gritó Kristoff a sus espaldas. Elsa asintió y volvió a lo suyo, con la mirada clavada fijamente en la zanahoria colgada con un clavo en el árbol. Respiró y a continuación, disparó la flecha que trazó un camino curvo en el aire hasta aterrizar dos metros más de lo que esperaba.
Fracasó, obviamente.
Frustrada, lanzó el arco muy lejos. Ya estaba cansada de que esa arma no sirviera de nada en sus manos. Intento tras intento era el mismo resultado. Daba igual que no fuera común, se conformaría con sus poderes.
—No pienses que te dejaré ir al castillo con tus poderes expuestos—le advirtió el montañés como si leyera su pensamiento, tomándola por sorpresa.—Queremos pasar inadvertidos, y la magia llama demasiado la atención. De nuevo, tú puedes.
—¿No podrías darme una espada? He practicado esgrima antes, no a todos se nos dan las mismas cosas—replicó la reina, cruzada de brazos. Kristoff negó.
—Matar a Hans de un disparo será más rápido. Ni siquiera sabrá que ocurrió.
Elsa enmudeció.
¿Matar a Hans? ¿Realmente quería matarlo?
Suspiró, tal vez era lo mejor.
—¿Me das más flechas?
-----////-----
--------////-------
-----------////---------
--------------////----------
¡Hola Wattpaders!
Lamento haber tardado mil años en subir capítulo GGG 🌚
Pero he aquí el inicio de lo picante.
Una pregunta para ustedes:
¿Les gustaría que hubiera un momento entre Kristoff y Elsa? Ya saben a lo que me refiero 🌚❤️
En fin, estrellitas y comentarios son bienvenidos.
Muchas gracias por leerme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top