01: "Nuevo comienzo."

El animal mueve su cuerpo velozmente arrasando con el entorno a su paso, a toda fuerza, a toda la prisa que sus patas le permitían. Corría a través del espeso bosque, su corazón late con fuerza inmensa, mientras sentía como el aliento pesado y una constante respiración nerviosa en sus oídos.

Ambas orejas erguidas y alerta, los dientes sobresalen en gruñidos y jadeos continuos. Cruzar el bosque desde el emisferio sur al norte era un reto que estaba dispuesto a tomar, aún cuando su cuerpo le pide que pare, su instinto y el dolor latente en su marca no la dejan debatirse esa decisión.

No cuando se trata de ella.

Las patas golpean el suelo verdoso con desespero, esquivando ramas, troncos caídos, cada obstáculo representan nada para ella cuando tiene el pecho hundido y un mal presentimiento.

A medida que su olfato localiza aún más cerca el lugar donde quiere dar. Su visión se nubla en lágrimas, sus ojos ámbar han tomado una tonalidad amarillenta, reflejando su estado alerta.

El primer estruendo anunciando la tempestad de una tormenta se hace escuchar, al igual que el sonido de un llanto llamándola haciendo eco en su cabeza.

Con cada zancada, la adrenalina aumenta, el miedo corre por sus venas, el cansancio quiere derribarla. El sonido de la fría lluvía solo la hacen querer sobrevivir, necesita llegar, es ahora o nunca.

Jamás se perdonaría si no llegaba a tiempo.

Cuando cree estar cerca, debe atravesar una gran piedra llena de musgo, mojada y resbaladiza por la atmósfera y el mal clima.

Hace el esfuerzo con sus garras de aferrarse a la piedra que la dobla en tamaño.

Y cuando siente que esta por lograr lo imposible. Un rayo parte en dos una de las tantas ramas de los árboles a su alrededor.

Las lágrimas queman en sus ojos, un aullido sale alarido de su hocico. La impotencia la invade. El lobo sigue intentando, persiste, no deja, y aunque la lluvia empapa su pelaje y cada gota representa un segundo valioso perdido, ella sabe que puede salir de ahí.

La mitad de su cuerpo está sobre la piedra, y esperanzada todo de se derrumba cuando escucha un ladrido feroz, vil y maligno.  Un peso se abalanza sobre ella y la hace caer hasta las ramas, el despiadado ataque la lastima un costado de sus piernas. Aúlla en dolor, su cabeza da vueltas.

Reconoce la silueta imponente, prominente y salvaje. Colmillos filosos y amenazantes, parpadea intentando recuperarse de aquel duro golpe.

Lo último que logra ver, es el retrato de aquellos temibles ojos rojizos, pupilas negras y dilatadas, llenas de odio, hambre y maldad, que se satisfacen al derramar sangre y causar un daño irreversible.

El llanto de un bebé resuena escandaloso en su memoria, y así lo haría por el resto de sus días.

—¡Mami, mami, mami! —Las manos inquietas jalan repetidas veces el cuello de la camisa de Jihyo, interrumpiéndola afortunadamente, de una desagradable pesadilla. Una sonrisa radiante adorna el rostro de la pequeña cachorra que anuncia el despertar de su madre con entusiasmo—. ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami! ¡Por favor! —insiste la cachorra una vez más.

Desorientada, Jihyo abre los ojos tan grandes que su hija queda perpleja por su reacción… aún sentía su corazón en la boca, y esa sensación de peligro acechando.

Pero luego vuelve a la realidad, a salvo. Y también se da cuenta de que aún tiene a su cachorra en brazos… Ay era el día y Tzuyu se estaba encargando de recordarselo…

Una somnolienta Jihyo pasea sus manos instintivamente por su rostro, quitando el cabello desordenado sobre el mismo. Bosteza ligeramente y le regala una sonrisa a Tzuyu, su cachorra.

—Buenos días, mami dormilona —deposita un beso en la mejilla de su madre sin dudar, Jihyo quien apenas logra abrir los ojos, le da un vistazo fugaz el reloj de su mesita de noche: Cinco y veinte minutos. Su cachorra en definitiva está emocionada de más por su primer día de clases, se ha levantado temprano, algo poco común en ella.

Jihyo se incorpora en la cama reposando en el respaldar, observando a la niña emocionada que esta sobre sus rodillas, una sonrisa amplia la contagia a ella misma también—. ¿Mami, viste que si me levanté temprano? ¡Hice tu desayuno especial! —Tzuyu se ve más energética que de costumbre, radiante, Jihyo adora ver a su hija en ese estado.

Jihyo no puede evitar reír por ello, hace muchos años ella jamás se imaginó que siendo una alfa solitaria y la madre soltera atipica en aquella sociedad, encontraría refugio siempre en los gestos adorables de Tzuyu.

Habían pasado un par de años desde que llegaron a ese pequeño pueblo, pintoresco, alegre, ciertamente nostálgico, y que nunca dejaba de estar pintado por las mágicas nevadas eternas.

Hoy por fin, después de tantos años, Jihyo se había decidido por dejar a Tzuyu ingresar a un jardín y reconocer su entorno al lado de otros niños. No mentía, ¡estaba asustada! Aterrada de dejar sola a su cachorra, pero todo pichón debe saltar del nido, y era una metáfora extraña. Se relame los colmillos nerviosamente cuando entiende que su pequeño retoño ya no es tan pequeña, y trae su desayuno a la cama.

—Se ven increíbles, mi amor, ¿Cuanto has tardado?—felicita Jihyo—  aunque no era necesario levantarse tan temprano… y menos para hacerle el desayuno. ¡Ya se estaba empezando a considerar una alfa irresponsable!

—Casi nada, mami. ¡Tía Mo me enseñó a hacerlos y he seguido la receta al pie de la letra! —celebra Tzuyu arrugando la nariz y responde con determinación—. Hoy es el día, y estoy muy emocionada.

Jihyo toma el plato entre manos, no deja de ver con satisfacción la torre de waffles con crema y algunas fresas. Su hija verdaderamente la sorprende cada día.

Pues mientras Tzuyu siempre poseía esas enormes e imborrables ganas de comerse al mundo, Jihyo había perdido todo eso que caracterizaba a su hija… lo resentia, sobre todo así misma.

Sacude esos pensamientos, era muy temprano para ponerse tristes. ¡Y más con ese nuevo comienzo!

—Lo sé, hoy es el día donde dejo de gozar de mis diez horas de sueño…—Completa sus palabras.

—Eres una floja, mami —Tzuyu dice veloz.

—No soy floja, solo aprecio mi rostro sin ojeras.

—¡Pero debes trabajar! ¡Sino cómo comerás waffles! —acusa con su dedo la pequeña.

Jihyo solo se concentra en saborear los bocados del posinle talento culinario de su hija. Tzuyu sonríe orgullosa de su propia hazaña:—¿Sí te gustaron?

—Me encantan…—dice aún masticando—, pero me da miedo que no hayas esperado por mí para encender la cocina, Tzu. Es peligroso hija… Y tú sabes qué-

—¡Mami! —Tzuyu la detiene sin rodeos—. ¡Es de mala educación comer con la boca llena!

—Park Tzuyu, estoy hablando en serio —los ojitos de Tzuyu se entristecen un poco cuando la severidad en el tono de la alfa se hacen presentes—. Quiero decir…—suspira.

—No mami, entiendo, no lo haré más… Sólo quería demostrarte que estoy lista —A Jihyo se le quiebra el alma cuando su hija titubea al decir esas palabras. ¿Será que ha sido muy dura y sobreportectora con ella? Eso era un hecho innegable.

¡Y es que si! No era posible que fuese la mayor de su clase del jardín, y estuviese a punto de entrar en pleno marzo a clases. Había meditado mucho esa idea, pero Tzuyu rogó casi a llantos que necesitaba ir a la escuela, tener amigos. Y era cierto, veía los ojos deseosos de su hija por jugar con niños en el parque pero la abstinencia reinaba en ella, pues no sabía como acercarse a ellos la mayoría del tiempo.

Digna hija de su madre, una tímida de primera…

Se reprende por ser tan precipitada… Ese jardín se lo había recomendado su propio Jefe, y se sabía que él era una persona exigente; claramente ese alfa prominente jamás daría una mala referencia de algún lugar, menos de la escuela de su hijo.

Jihyo anteriormente se había asegurado, como buena madre preocupada que era, que fuese el lugar ideal para Tzuyu, la niña se había emocionado cuando escuchó la noticia, presentó su prueba, y se había ganado su lugar allí. Sí, definitivamente le debía una disculpa a su hija, diablos…

Acerca a la niña que limpia disimuladamente sus lágrimas y sorbe silenciosamente su nariz… Oh no—Lo siento Tzu —y la cachorra conocía que ese perdón era sincero con todas sus letras, Jihyo da un beso fugaz en su cabello, y sus manos toman su pequeño rostro; allí comprende que su hija sólo quiere ser un poco más libre.

Y en sus ojos no deja de ver que esa libertad se asemeja tanto a la que ella también anhela…

Ambas se abrazan, estaba siendo una mañana movida y repleta de muchos sentimientos revueltos, propiciados por la misma Jihyo. La distancia entre madre e hija se rompe, y Tzuyu suelta unas palabras que dejarían sin habla a la alfa—. Confía en mí mami, yo sé que estaré bien.

Y eso es algo que ella realmente necesitaba.

Tras unos segundos de ese adorable momento, Tzuyu comienza a reír descontrolablemente.

—¿Por qué te ríes? ¿Ah pequeña traviesa? —Jihyo enarca una ceja, ambas se ríen por esa expresión en la cara de la alfa, y Tzuyu pronto es abrazada por su madre nuevamente; aunque el abrazo no tarda en convertirse en un reto, uno donde Tzuyu debe soportar las cosquillas de la alfa, quién empieza a ver con positividad la idea de soltar un poco a Tzuyu.

Y es que hasta ella misma sabe que ya era hora. Es inevitable.

—¡Mamá, ya! —agotada de las cosquillas de su madre, puede sentir en el aire una latente preocupación por parte de Jihyo.

Madre e hija comparten un momento de complicidad y alegría en la mañana del primer día de clases.

Un primer día, que enmarcaba en también, un nuevo comienzo.

La mañana transcurrió de forma común, Jihyo desayunaba, se colocana el uniforme y esperaba a Momo en la puerta de su cabaña; ahora, todo era idéntico, con la sola diferencia de que ahora Tzuyu se les unía en el trayecto al trabajo.

Mientras preparaba la lonchera de Tzuyu, escribiendo una nota con la intención de que la pequeña la recuerde. La comisura de sus labios sube en una sonrisa cuando lee la nota:

“Hoy tu día será excelente, princesa. Te amo mucho.

Con amor, mami :)”

Dibuja varios corazones en aquel papel de tonalidad rosa, ¿Quizá nunca sería suficiente amor para Tzuyu una de esas notas? ¿Debería hacer más? ¿O ya se estaba volviendo neurótica?

Momo se reiría de ella en cuanto viese los nervios haciéndola temblar peor que el mismísimo clima.

El sentimiento de inquietud y nostalgia comenzaba a invadir su mente, demasiado temprano para su gusto. Si su amiga no llegaba a tiempo, por puro impulso, consideraba dejar a Tzuyu un par de días más en casa con ella. No podía soportar la idea de separarse ni siquiera por unos segundos de su cachorra.

Ve su reflejo en el espejo de la sala, uniformada y presentable, como siempre, pero la expresión melancólica permanece allí.

Tzuyu llega a su lado a abrazarla, detestaba ver a su madre con esos ojos tristes tan a menudo:

—Mami… No comiences a llorar, te prometo que estaré bien… —comenzó Tzuyu, en un silencioso consuelo, el caramelo de su hija empieza a llenar la sala, con intenciones de crear confort; ¡Cielos! Jihyo no se creía que su hija fuese tan noble, adorable y afectiva con ella, no podía pedir una mejor hija… Y aunque su olfato usualmente no le permitía reconocer ciertos aromas, el de su hija era uno de los que quedaban grabados.

Suspira pesadamente: Ya no tiene que temerle a la soledad, y menos cuando sabe que Tzuyu estaría en buenas manos.

De pronto la puerta suena con un par de toques. Tzuyu es quién atiende aquella interrupción:

—¡Tía Mo! —Tzuyu sale disparada a recibir a la compañera de su madre en la entrada.

La nariz de Jihyo arde con el característico e impactante olor de la alfa: Eucalipto. Vaya, jamás pensó que una alfa podría tener un aroma así. Era tan fuerte que podría perderse en medio del jodido bosque y su guía sería seguir el fuerte hedor de Momo.

Momo atrapa a Tzuyu en sus brazos quien se aferra a ella como un koala— ¡Tía Mo, llegaste! Mira ya tengo mi mochila —enseña con orgullo la mochila rosa que Jihyo se esforzó por comprar para su hija, Momo la ve asombrada y la felicita.

—Es preciosa, ¿Aunque por qué es tan pequeña? ¿Um?

—¡Qué dices, es el tamaño perfecto! —se molesta Tzuyu—. Además voy al jardín.

—Cierto que apenas vas empezando esa etapa… Supongo que está bien —Tzuyu ríe por la expresión bromista de su tía.

Hirai Momo era una alfa que cumplía su deber como policía en la estación central del pueblo. Jihyo la conoció en sus primeras semanas recién llegada al sitio, y se topó con ese aroma fresco y natural que la identificaba y diferenciaba del resto.

Momo era una alfa de cabellos oscuros, con algunos mechones rubios de nacimiento, ojos rosas; y una personalidad afable, tímida pero a veces muy bromista. Jihyo y Tzuyu, quienes desconocían el nuevo entorno, no dudaron en qué Momo sería de gran ayuda para adaptarse a ese pueblo perdido entre grandioso y frondoso bosque.

Además, sin ella no habría conseguido un trabajo tan digno como el ser la líder de uno de los escuadrones, y con una placa que la distinguía del resto como comisaría en jefe. Aunque muchos opinaron que una alfa blanda y “débil” como ella no merecía portar un emblema así; Jihyo les demostró todo lo contrario.

Ella era una alfa digna, centrada, y su convicción por cumplir la justicia dejó a más de un lobo propotente con la cola entre las patas y el orgullo al nivel de sus pies, en el piso, destrozado y sin ganas de volver a desafiarla.

Los demás le admiraban y le daban el respeto debido a su superior. Pero, Jihyo aceptaba, aunque fuese difícil de creer para muchos, que esos que opinaron de su posición no se habían equivocado del todo…

Y eso Jihyo lo sabía mejor que nadie, dentro de sí misma, cada día de su vida, no se sentía la alfa pura digna que todos aclamadas que era.

Porque esa palabra la repudiada completamente: era, pues hablaba del pasado, y si había algo a lo que Jihyo le huía siempre era el pasado.

El pasado suele ser muchas veces la carga más grande, pesada y cruel que nos obligamos arrastrar hacia el futuro. Nosotros decidimos si soltarla de una vez por todas, o llevar pequeños fragmentos valiosos de ella a nuestro destino final, como un recordatorio de nuestro crecimiento personal.

Pero el destino de Jihyo ya no existía, ni siquiera sabía si tenía final. Y la carga ya se había fusionado con ella en una interminable ciclo de tristeza.

A veces ella se preguntaba así misma: ¿De verdad estaba dictado que por siempre fuese así, o ella misma alargaba ese dolor?

Se resiente cada día más por su pasado, pues ese pasado marcó su futuro, que ahora era su presente. Su actualidad, esa que ciertamente aborrecía por el constante sentimiento de ser acechada, que gobernaba en su mente.

Empezando por la ausencia de su olor… Su olfato debilitándose con el pasar de los años, y como cada segundo la conexión con su loba pretendía desvanecerse por completo.

No, no se sentía digna, y ya ni siquiera rezaba porque algún día ese viejo yo volviera a brincar feliz en su pecho; ya no habían rastros de su antigua loba.

Solo una loba triste, melancólica y sin algo que la represente realmente.

Momo nota lo pérdida que se ve la alfa entre sus pensamientos, y decide socorrer con su buen humor:—¿Hola? ¿Jihyo sigue aquí o vive en la luna? ¡Debes llevar a tu hija a la escuela, Alfa, ya es tarde! —Jihyo la mira con cara de pocos amigos, pero Momo poco o nada le importa.

De igual forma tenían razón, y cuando Tzuyu ya se encuentra jalandola hasta el porche pintado de blanco por el constante frío, ya sabe que el día ha iniciado, con un nuevo comienzo.

—¡Mamá, ya vamos tarde! —Tzuyu es la reina de la impaciencia, y eso ambas alfas lo saben. Así que si no querían que ocurriese un berrinche o uno de sus dramas, las dos debían mover su trasero al auto.

Momo toca la hombrera del uniforme de la alfa, y le da una sonrisa cómplice, asegurandole con ella que puede relajarse un poco:—Anda Jih, no seas aguafiestas, ¡ya la niña quiere aprender a ser multiplicaciones oye!

—¡Mami! —la reina de su vida había hablado. Y no podía seguir ignorando el día que la esperaba allá afuera.

Pues, se avecinaba un día largo, pero también esperaba que fuera un comienzo lleno de esperanza. Su corazón late desenfrenado, ella lo temía, su loba empezaba a quedarse sin tiempo...

N/A: Holi! Mucho tiempo sin leernos, ¿verdad? Después de un mes sin aparecer en ninguno de mis fics, les traigo el capítulo que da inicio a esta montaña rusa de emociones que nombre: "Beautiful Grey Eyes", les prometo que esta historia va a valer la pena cada segundo, me estoy esforzando por traer actualizaciones.

A esta autora le están pasando muchas cosas en su vida diaria que la dejan literalmente así "😔".

Me siento un tanto responsable de perderme mucho tiempo. OJO, me costó entender que tengo derecho a hacerlo y que realmente no es del todo mi culpa tener bloqueos tan largos con mi creatividad y mis historias, es parte de esto llamado: Ser autor de fanfics. Así que si mis amigos, LA MALDICIÓN DE WATTPAD ES REAL, pasa de todo para que no actualicen, además soy humana, ¿Bien? Me dio tristeza no poder escribir, pero volveré poco a poco.

Como sea, ya me tienen una vez más, y ya me estoy poniendo las pilas, este fic contarán con capítulos de menos palabras pero irán aumentando dependiendo de si la trama lo amerite o no. Espero que les guste, y si no es así, a mi me gusta y se chingan como diría mi amiguito galletito :DD

Debo agradecerles a las personas responsables de que todos mis fics sean posibles, y esas son Jeonniemoon jyc8kies y por supuesto, y no menos importante, mi novia 2Yeonista, que siempre están allí para escuchar mis crisis de escritora, mis bloqueos creativos y le dan un vistazo a todos mis borradores antes de que lleguen aquí. Los amo! ♡

Y a ustedes lectores, los amo mucho, gracias por la paciencia y dedicación que le tienen a mis historias, a veces creo que no valen tanto la pena hasta que leo comentarios en Little Lie o este mismo fic esperando más y más, y créanme que no me lo pensaré dos veces la idea de abandonar aquí, jamás lo haré a menos que Jihyo un día despierte y me diga: "Ptm pq soy la bottom en tus fics?"

EN FIN, se me cuidan, les amo, byeee :>


Opiniones, teorías, dudas aquí! Comparte conmigo un ratoooo♡:

—Milanesa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top