Único Capítulo
Si Park Chanyeol estaba seguro de algo, era de que estaba harto de su vida.
No sólo le iba mal en los estudios, sino que justo el día anterior su jefe había decidido que no le interesaba tenerlo de trabajador a media jornada y lo había despedido. Con muy poco tacto, cabría añadir, haciendo referencia a cuán poco interés ponía Chanyeol en su aspecto, cosa imperdonable trabajando en una de las tiendas de ropa más de moda de la ciudad. El hecho de que el chico apenas sonriera a la clientela y que actuara como si le resbalara el estar allí tampoco había pasado desapercibido por su jefe, quien, tras hacerle una lista de todas y cada una de sus faltas, lo puso de patitas en la calle, pidiéndole además que no volviera a aparecer por allí ni siquiera como cliente.
Frustrado, Chanyeol se pasó la mano por el pelo al recordarlo. Tamborileó con el boli sobre su libreta mientras fruncía el ceño y se colocaba las gruesas gafas de pasta sobre la nariz.
- Para, me estás poniendo nervioso -le susurró Jongdae, su mejor amigo, sin dejar de mirar a la pizarra.
- El que está nervioso soy yo -le contestó también en un tono bajo Chanyeol-. Si no encuentro trabajo antes de que acabe el mes, no voy a tener más opción que volver a casa de mis padres, y eso es un NO.
- No es una perspectiva muy halagüeña, pero si no te estás quieto no vas a tener que preocuparte por encontrar trabajo porque voy a matarte -siseó Jongdae.
Por toda respuesta, Chanyeol soltó un bufido, pero dejó de golpear el boli contra la libreta e intentó, por una vez, prestar atención a lo que decía el profesor para distraerse. Tras cinco minutos, descubrió que el no prestar atención el resto del curso le suponía no enterarse de lo que estaba explicando el profesor. Estaba meditando si sería prudente tirarse por la ventana (el suelo podría no estar lo suficientemente lejos como para suicidarse), cuando el profesor indicó que podían irse ya que la hora había acabado.
- Lo que te hace falta es despejarte -le aconsejó Jongdae mientras abría la puerta principal de la facultad para salir a la calle-. No puedes seguir así, no es sano -lo miró muy serio-. Te mataré al final, lo sabes.
Ante esto, Chanyeol no pudo más que soltar una carcajada.
- Ah, lo que tengo que hacer para animarte -suspiró Jongdae-. Pero en serio, búscate un hobby, haz deporte, lígate a alguna chica guapa... Lo que sea, pero pronto.
- Hace siglos que no salgo de fiesta, y viendo que me he quedado sin trabajo, no podría permitírmelo -bufa Chanyeol-. No digo que no me haga falta, pero hasta que no encuentre un trabajo, o me presentas tú alguna tía o nada.
- Que te has creído tú eso, si conociera a una tía, me la quedaba para mí -le responde Jongdae muy serio. Chanyeol no puede evitar golpearlo en el brazo, aunque sabe que él haría lo mismo.
Esa misma noche, ya en su cama y a oscuras, Chanyeol no paraba de darle vueltas a la cabeza. La verdad es que hacía ya bastante tiempo que había dejado a su novia, y aunque cuando quiso no tuvo problemas en encontrar chicas dispuestas a ayudarlo a liberar la tensión acumulada, la cruda realidad era que hacía ya tiempo que la única que lo ayudaba a liberar tensiones era su mano derecha. Quizá Jongdae tuviera razón y salir a conocer chicas fuera la solución a su problema...
De repente, una luz blanca invadió la habitación, sobresaltando a Chanyeol. Acababa de recibir un mensaje en su móvil. Maldiciendo y a duras penas, se incorporó para alcanzar el aparato que descansaba en su mesita de noche. Era un mensaje de su casero que, con muy poca delicadeza, le recordaba que aún no había pagado el alquiler del piso y que le quedaban dos semanas para hacerlo. Chanyeol dejó escapar un sonido gutural y se dejó caer en la cama, derrotado. Tenía que dejarse de tonterías, lo principal era encontrar un trabajo nuevo.
Al día siguiente, Chanyeol se levantó temprano, se vistió y cogió la carpeta donde tenía varias copias de su currículum antes de salir de casa. No le hizo falta repasar ninguno de los datos; su último trabajo le había durado poco. Le daba igual el trabajo que encontrase: camarero, en una cafetería, tiendas de ropa, eléctricas... hasta entró a dejar su currículum en un sex shop, a pesar de las miradas que recibió de los clientes que se encontraban en aquel momento en la tienda (aunque por su sonrisa, la chica tras el mostrador no tendría ninguna pega en trabajar con él).
A media mañana, Chanyeol estaba cansado de andar, tenía hambre y se moría de calor, así que decidió entrar en la primera cafetería que viera con aire acondicionado. La suerte estaba de su parte cuando encontró una cafetería con aire acondicionado y además, un cartel de "Se necesita empleado" pegado en la puerta. No pudo reprimir una sonrisa. Dos pájaros de un tiro.
Al entrar, una ráfaga de aire fresco le acarició la cara, lo que hizo que soltara un suspiro de alivio. Al fin. Se dirigió a la barra a pedir, lo primero era saciar su hambre y su sed, ya hablaría después del trabajo. La chica que lo atendió no paró de lanzarle miraditas sin dejar de sonreír. Demasiado fácil, pensó Chanyeol, sonriéndole al recoger su pedido. Además, si acababa trabajando allí, no era la mejor de las ideas liarse con la barista. Se tomó su tiempo para desayunar, no tenía prisa ninguna ya que había comprobado su carpeta y tan sólo le quedaba una copia de su currículum. Tendría que pasar por la fotocopiadora de la papelería al lado de su casa para sacar más copias para el día siguiente.
Una vez satisfecho, se puso en pie y se volvió a dirigir al mostrador. Era casi irrisorio cómo la chica tras la barra le sonreía, segura de que sus poco sutiles métodos de ligue habían dado sus frutos. Cuando Chanyeol, estoico, le dio su nombre y preguntó por el encargado para hablar sobre el puesto libre, la sonrisa se le congeló en la cara. No la movió para decirle que el encargado aún no estaba y que debía llegar en unos diez minutos. Chanyeol asintió y volvió a su asiento sin molestarse siquiera en darle las gracias a la chica, donde se entretuvo trasteando su móvil.
No se enteró cuando la puerta principal se abrió y entró un chico, no mucho mayor que él. No se enteró cuando dicho chico se dirigió con una sonrisa al mostrador para hablar con la chica que estaba allí. No se enteró de que intercambiaban unas pocas palabras y la chica lo señalaba. Siguió sin darse cuenta de nada mientras el chico se acercaba a él, con una gran sonrisa. Pero no pudo más que enterarse cuando oyó su nombre pronunciado por una voz que hizo que un escalofrío le recorriera la espina dorsal.
- ¿Park Chanyeol?
Chanyeol levantó la mirada, abriendo la boca para hablar, pero se encontró cara a cara con el dueño de la voz y fue incapaz de articular sonido alguno. El chico en cuestión le sonreía amablemente, esperando alguna clase de reacción por su parte, pero Chanyeol estaba demasiado ocupado observándolo con la boca aún abierta.
Sus ojos recorrieron las facciones del chico que tenía delante: la sonrisa más deslumbrante que Chanyeol jamás había visto, seguida por una redonda y adorable nariz y unos ojos oscuros y brillantes, llenos de vida casi ocultos por el negro flequillo que le caía lacio sobre la frente. El chico era... era...
You're beautiful.
Chanyeol no pudo más que asentir mentalmente a la canción que sonaba en la radio en aquel momento. Realmente era el hombre más guapo que había visto en su vida. Otro escalofrío lo recorrió cuando dicho chico volvió a hablar, sacándolo de su ensoñación.
- Ehm... ¿estás bien?
- ¡Sí! -respondió Chanyeol rápidamente, inclinándose a modo de disculpa-. Llevo toda la mañana dando vueltas y creo que mi cerebro ha decidido dejar de funcionar de una vez por todas.
El chico delante de él no pudo más que reír ante la retahíla de palabras de Chanyeol, a quien su risa le pareció también adorable, no pudiendo evitar la sonrisa que se extendió por su rostro.
-Entonces, ¿te importaría acompañarme? Tengo que hacerte la entrevista, cerebro activo o no -sonrió de medio lado el otro. Chanyeol asintió enérgicamente, levantándose para seguirlo. Se dio cuenta entonces de que el otro apenas llegaba a la altura de su nariz. Su estómago decidió revolverse de forma agradable ante el descubrimiento, dejando a Chanyeol aún más confuso de lo que ya se sentía.
El más bajo de los dos lo guió a través de la tienda, tras el mostrador y abrió la puerta de lo que parecía ser su despacho. Al entrar Chanyeol se encontró con una pequeña oficina en la que apenas cabían el escritorio y un par de estanterías llenas hasta los topes de archivadores y papeles desordenados. Lo único que hacía algo más personal el pequeño cuarto eran las fotos de las paredes en las que se veía a un no mucho más joven gerente en lo que parecía el día de la apertura de la cafetería y un recorte de periódico que parecía ser un pequeño reportaje sobre dicho evento. El escritorio, sin embargo, estaba impoluto, los documentos apilados perfectamente y los lápices descansando al lado derecho de dicha pila, junto a una foto enmarcada.
El más bajo se sentó tras el escritorio, haciéndole un gesto a Chanyeol para que hiciera lo mismo en la única silla que había disponible. Al sentarse, Chanyeol no pudo más que fijarse en la foto enmarcada que descansaba sobre la lisa superficie. Era también el gerente, pero esta vez estaba acompañado por un chico aún más bajo que él, con grandes ojos oscuros y que lucía una sonrisa en forma de corazón. Chanyeol se encogió mentalmente de hombros y desterró de su mente la pregunta de quién sería el otro chico para centrarse en lo que tenía delante, el encargado LA ENTREVISTA. Estás en una entrevista, se dijo a sí mismo, no estás aquí para admirar a tu posible futuro jefe. ¿Y por qué tendría que estar admirándolo?
- Así que... -empezó el otro chico, sacándolo de sus confusos pensamientos- Park Chanyeol -Chanyeol no pudo más que asentir-. Soy Byun Baekhyun, encargado y dueño del local.
Guau. Ese chico no parecía ser mayor que él (aunque si era el jefe, Chanyeol suponía que las apariencias engañaban), ya tenía un negocio propio y no parecía que le fuera mal. Chanyeol se sintió infinitamente peor consigo mismo y su fracaso en la vida, pero decidió posponer su enfurruñamiento para después. Necesitaba un trabajo, y era la primera entrevista que le pedían en toda la mañana; así que no pensaba desaprovechar la oportunidad.
Sacó de su carpeta su último currículum disponible y se lo entregó a Baekhyun, observando nerviosamente cómo leía detenidamente el único folio del que constaba su formación. Baekhyun asintió al terminar de leerlo y lo miró directamente a los ojos, lo que hizo que Chanyeol se removiera nervioso en su asiento.
- He visto que has cambiado mucho de trabajo últimamente... -empezó Baekhyun, señalando la hoja de papel que ahora descansaba sobre su escritorio-. Eso no dice gran cosa de ti, la verdad.
-Bueno -el cerebro de Chanyeol empezó a funcionar a mil por hora, tratando de maquillar la horrible verdad de su mala predisposición hacia el trabajo-, la verdad es que tuve problemas con los jefes porque decían que me faltaba... em... entusiasmo.
Baekhyun alzó una ceja ante esto y Chanyeol no pudo más que tragar el nudo que se le estaba formando en la garganta y entrelazar sus manos, que habían empezado a temblar, para que no se notara su nerviosismo. Algo dentro de él le decía que tenía que conseguir el puesto libre, fuera como fuese, lo cual tampoco tenía sentido porque nunca se había sentido comprometido con ninguno de sus trabajos, pero había algo en Byun Baekhyun que lo hacía querer demostrar que era capaz de trabajar y de ser bueno en su trabajo.
- De verdad que quiero el trabajo -añadió, la voz algo temblorosa al ver que pasaban los minutos y que Baekhyun seguía sin pronunciar palabra, lo que hizo que algo brillara en los ojos del otro.
Cuando, media hora más tarde, Chanyeol se encontró en el autobús con su mano sujetando firmemente su nuevo contrato, pensó que debía agradecer a los dioses que Baekhyun fuera de esa clase de personas a las que les gusta creer en los demás. Al final, no había dudado en hacerle un contrato (por seis meses, pero podría alargarse si al final Baekhyun decidía que se le daba bien su trabajo) e incluso había bromeado acerca de cómo los ojos de Chanyeol casi se salieron de sus órbitas cuando le confirmó que no era una broma y que realmente deseaba contratarlo.
- Sus manos también eran pequeñas... -murmuró Chanyeol para sí, observándose las suyas propias mientras recordaba la sensación de estrechar las finas y delicadas manos de su jefe.
También recordaba el brinco que dieron sus entrañas ante el contacto, pero dado que llevaba en pie más de seis horas y lo único que había tomado era el café que acababa de terminarse, lo tomó como una señal de que debía comer. Sí, de hecho estaba hambriento, si se paraba a pensar. Al igual que los extraños escalofríos que había sentido al oír su nombre de labios de su jefe, estaba seguro de que en realidad, se debía al aparato de aire acondicionado que, al salir, había descubierto que estaba justo encima de donde él había estado sentado. Debía ser eso.
Al llegar a su casa, el chico alto estaba convencido de que eran esas y absolutamente ninguna más las razones por las que su cuerpo se había comportado de forma extraña. A fin de cuentas, razonó, a Park Chanyeol no le gustaban los hombres.
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Fue un esfuerzo heroico para Chanyeol levantarse aquel primer sábado a las cinco y media de la mañana para ir a trabajar. Desayunó poco y con pocas ganas, pues su cuerpo aún no estaba lo suficientemente despierto para asimilar el hecho de que necesitaba alimentarse para un duro día de trabajo. Casi una hora más tarde se encontraba delante de la puerta de la cafetería, bostezando abiertamente mientras esperaba a que su nuevo jefe, quien tenía demasiada energía para ser apenas las siete menos cuarto de la mañana, abriera el local.
Una vez dentro, Baekhyun le explicó las bases del trabajo que se suponía que debía hacer, que era básicamente preparar cafés. Las recetas estaban a su disposición para no equivocarse con las cantidades, le enseñó a usar la gran máquina que presidía el mostrador trasero y cómo los diferentes botes estaban etiquetados para que no pusiera por error un chorro de sirope de caramelo donde se suponía que debía ir nata montada.
Dado que aún faltaba un rato para que abriera la cafetería al público, Chanyeol se entretuvo en ir probando a usar la gigantesca cafetera para no cometer errores en el momento de la verdad. Baekhyun se ofreció como conejillo de indias para probar sus intentos, lo que puso a Chanyeol bajo una gran presión. Tras un par de intentos, y lo que a Chanyeol le parecieron un par de mini infartos, la cara de Baekhyun al probar el resultado pasó de asco indescriptible a una sonrisa de satisfacción. Chanyeol no pudo evitar sonreír orgulloso ante la reacción de su jefe.
- Vamos, no pongas esa cara de satisfacción, sólo has tenido suerte -bromeó Baekhyun.
El más alto pensó que hablaba con demasiada familiaridad para ser alguien mayor que él (Chanyeol había decidido por sí solo que Baekhyun debía de ser al menos cinco o seis años mayor que él para poder levantar un negocio como aquel, a pesar de su joven apariencia), pero no le dio más importancia. Se encogió de hombros y sonrió a su jefe, quien le imitó contagiado por su entusiasmo.
Fue la mañana más frenética que Chanyeol había visto en su vida. Una vez la cafetería abrió las puertas al público a las siete y media en punto, Chanyeol fue incapaz siquiera de registrar a toda la gente a la que había atendido en una sola mañana. Cuando llegó su turno de descanso a las diez y media, se sentía como si la estampida de Jumanji le hubiera pasado por encima. Se sentó en la pequeña mesa de la sala de empleados, apoyando la cabeza en la dura superficie de madera, intentando no perder la consciencia. Apenas sí se percató del sonido de la puerta al abrirse, aunque sí fue consciente del aroma a café que inundó la habitación en segundos. Al levantar la mirada se encontró con una modesta taza de café con leche, un sobrecito con azúcar y la mirada preocupada de su jefe.
- No sabía cómo te gustaba el café, así que te he traído el básico -le explicó brevemente-. También te he traído esto -puso sobre la mesa un plato con un pequeño cruasán de los que Chanyeol sabía que hacían ellos mismos.
El alto murmuró unas palabras de agradecimiento antes de devorar el bollo en apenas dos bocados. Su jefe lo observaba con asombro y preocupación, cosa que hizo que a Chanyeol se le acelerara el pulso, se ruborizara y tratara de esconderse bebiendo el café, olvidando que aún no le había añadido el azúcar. Tosió en la taza ante el amargo sabor, atragantándose levemente antes de dejar la taza en su sitio y, aún más rojo que antes, añadirle el azúcar. ¿Por qué le ponía nervioso que lo estuviera mirando? Céntrate, grandísimo idiota, no pierdas el trabajo el primer día.
- Vaya, sí que tenías hambre-comentó Baekhyun. Chanyeol asintió levemente, aún avergonzado del pequeño espectáculo que había formado. Viendo que no contestaba, Baekhyun lo intentó otra vez-. ¿Estás bien?
- Sí -consiguió articular Chanyeol, mirando intensamente la taza mientras removía el café.
- Puedes mirarme, que no muerdo -bromeó el más bajo, aguantando una pequeña risa.
Chanyeol se vio entonces obligado a levantar la mirada y observar al hombre delante de él. Al igual que el primer día que lo vio, un escalofrío le recorrió la espalda, esta vez acompañado de una sensación extraña en la boca del estómago que no supo identificar.
- Así está mejor -asintió Baekhyun-. ¿Ahora puedes decirme a qué viene esa ansia por la comida?
- Esta mañana no desayuné -el alto se encogió de hombros y le dio un sorbo al café para evitar alargar su respuesta. Cuando bajó la taza, vio la cara horrorizada con la que lo observaba su jefe-. ¿Qué?
- Chanyeol, te prohíbo absolutamente que vengas a trabajar sin desayunar -el tono de voz de Baekhyun era firme y aunque era el más bajo de los dos, Chanyeol se sintió intimidado-. Lo que has visto hoy es apenas un atisbo de lo que puede ser entre semana, y te aseguro que no llegarás vivo a tus clases por la tarde si no desayunas. Tienes que comer, ¿está claro?
Chanyeol asintió enérgicamente, prometiendo que forzaría la comida en su sistema si era necesario. Baekhyun le sonrió entonces y se despidió con un ligero apretón en el hombro del otro. Chanyeol pasó el resto de su descanso mirando la zona en la que Baekhyun lo había tocado, olvidando el café a medio beber encima de la mesa.
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- Últimamente estás muy contento -comentó Jongdae un par de semanas después, observándolo con suspicacia.
- ¿Por qué no iba a estarlo? -respondió Chanyeol con una amplia sonrisa-. He encontrado un trabajo estupendo, me pagan bien y no tengo que volver a casa de mis padres. Ah, la vida es maravillosa a veces...
- Pero sigues camino de suspender más de la mitad de las asignaturas de este año y sigues sin querer salir a ligar con ninguna chica -le recordó su mejor amigo.
- Lo de la facultad ya no tiene arreglo, tendré que ir a recuperaciones -movió la mano para indicar que era una causa perdida-. Y sobre lo de ligar, bueno...
Chanyeol no podía admitir delante de su mejor amigo que últimamente más que en chicas había estado pensando en su nuevo jefe. No lo comprendía, no tenía sentido alguno, pero ahí estaba. Chanyeol se despertaba cada día sin remolonear a las cinco y media en punto, se arreglaba antes de desayunar (había descubierto que este método le permitía abrir un poco el apetito y comer algo, como le había prometido a Baekhyun) y se pasaba la mañana sirviendo café tras café con una amplia sonrisa. Su momento favorito del día eran los descansos, que compartía con su jefe y que esperaba impaciente toda la mañana.
Baekhyun tenía un sentido del humor absurdo, casi infantil, pero nunca fallaba en hacer reír tanto a Chanyeol que éste último tenía que agarrarse los costados y doblarse por la mitad para no caerse de la silla. Cada vez que uno de sus chistes hacía que a Chanyeol se le deformara la cara y que apareciera un tic en su ojo derecho, Baekhyun no podía evitar la gran sonrisa que aparecía en su cara y que hacía que sus ojos casi desaparecieran en dos medias lunas. Cuando eso ocurría, Chanyeol no podía más que pensar en aquella canción que sonaba el primer día que lo vio.
Beautiful, beautiful.
- La Tierra llamando a Chanyeol -Jongdae chascó los dedos delante de su cara, sacándolo de su ensoñación-. ¿Lo de ligar qué, Yeol?
- Me levanto a las cinco y media de la mañana, ¿tú crees que tengo ganas de salir de fiesta por la noche? -intentó escurrirse de la peliaguda pregunta.
- Bueno, pues este viernes no vas a tener excusa. ¿Los viernes libras, no? -ante la afirmativa de Chanyeol, los ojos de Jongdae brillaron de excitación-. Pues no hagas planes, vamos a ir a la fiesta de Sehun.
- ¿Sehun da una fiesta? -Chanyeol lo miró perplejo.
- Deberías empezar a escuchar cuando te hablan tus amigos, Yeol -suspiró el otro-. Sí, da una fiesta en su casa. Al parecer quiere presentar en sociedad a su nuevo novio, aquel estudiante chino que le lleva cuatro años.
- Espera, ¿que Sehun es gay?
Jongdae lo juzgó con la mirada.
- De verdad, empieza a escuchar a la gente cuando habla -le espetó.
Chanyeol recordaba a Sehun hablando aquella semana entre clases sobre que estaba cerca de tener pareja (Chanyeol no recordaba que dijera novio en ningún momento), pero lo cierto es que no había estado prestando mucha atención. Estaba demasiado distraído dándole vueltas a por qué el estómago le daba un vuelco cada vez que sus bastas manos rozaban las delicadas de Baekhyun, por qué se le aceleraba el corazón cuando le sonreía con aquella sonrisa que lo había deslumbrado desde el minuto uno y por qué sentía la necesidad de hacer reír al mayor para poder escuchar su melódica risa.
- Park Chanyeol, estoy pensando seriamente que me estás ignorando a propósito.
- No, no, te estoy escuchando -mintió descaradamente, notando cómo se le subía el color a las mejillas. ¿Por qué siempre acababa pensando en Baekhyun?
- En cualquier caso, el viernes te paso a recoger en coche a las nueve y media, amigo desagradecido -informó Jongdae-. A ver si conoces alguna chica en la fiesta que te quite lo que sea que te ha dado.
- Eres el mejor, Daeee -lo halagó Chanyeol, abrazándolo con una gran sonrisa en sus labios.
- Ya, ya, lo que sea -lo apartó Jongdae, pero sonrió igualmente.
Jongdae tenía razón, pensó Chanyeol. Necesitaba salir, despejarse y conocer a gente nueva y, sobre todo, chicas nuevas. Así seguro que se le pasaba lo que fuera que Baekhyun le hacía a su mente y a su cuerpo.
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El viernes siguiente Chanyeol, con unos vaqueros desgastados y una simple camiseta negra, se encontraba con un vaso lleno hasta los topes de una bebida alcohólica que ni siquiera Jongdae había tenido el valor de decirle qué llevaba, apoyado contra la pared mientras observaba la fiesta desarrollarse ante sí. Nada más legar, Sehun les había presentado a su nuevo novio, Luhan, aunque bien podría haber pasado por su hermano -su hermano menor, para más señas- si Chanyeol no supiera de sobra que Sehun era hijo único y si no le estuviera observando en ese momento meterle la lengua hasta la campanilla.
Probó un sorbo de la bebida, pero desistió rápidamente de volver a hacerlo. Aquello olía a alcohol para las heridas, sabía incluso peor y no quería acabar a noche siendo remolcado hasta su casa, o peor, con un coma etílico en un hospital. No tenía gran tolerancia al alcohol, así que dejó abandonada la misteriosa bebida y fue a por un vaso de algo que no hiciera que su hígado necesitara un trasplante.
Una vez se hizo con una bebida no dañina para su salud, volvió al salón, donde evaluó sus opciones. La mayoría de la gente estaba borracha, ya fuera bailando o liándose sin pudor alguno a plena vista. Chanyeol barajó la posibilidad de marcharse, pero su casa estaba a más de media hora andando y, francamente, no le apetecía pegarse una caminata a las dos de la mañana. A su derecha, vio lo que parecía la única solución existente a su problema: el jardín.
Zigzagueó entre cuerpos sudorosos por el baile y el calor hasta alcanzar la corredera y salir a la fresca noche de verano. Al fin. Localizó un área del porche algo retirada de la puerta donde podía sentarse tranquilamente sin ser molestado y sin molestar a la gente que, al contrario que los que estaban dentro, disfrutaba de agradables conversaciones. Bebió un poco de su vaso y estaba observando la cantidad de estrellas visibles aquella noche cuando una voz conocida rompió su tranquilidad recién adquirida.
- ¿Chanyeol? -el susodicho levantó la mirada para encontrarse con la más que conocida cara de su jefe, observándolo entre asombrado y contento.
- ¿Baekhyun? ¿Qué haces tú aquí? -preguntó Chanyeol, igualmente asombrado y sintiendo como se le aceleraba el pulso ligeramente.
- Podría preguntarte lo mismo -respondió riendo el más bajo, sentándose con dificultad al lado de Chanyeol-. Mi novio es amigo del novio del chico que da la fiesta.
El cerebro de Chanyeol casi colapsó con tanta información. El chico de la fiesta, Sehun. Su novio, Luhan. El novio de Baekhyun es amigo de Luhan. El novio de Baekhyun. El novio de Baekhyun.
- ¿Tu qué? -la voz de Chanyeol sonó una octava más aguda de lo que le hubiera gustado admitir.
- Mi novio -le respondió con una media sonrisa Chanyeol-. ¿Tienes algún problema con eso?
Absolutamente ninguno.
- No, es sólo que... - Chanyeol no sabía cómo expresar el sentimiento que lo recorrió. A Baekhyun le gustaban los hombres, y eso lo reconfortaba extrañamente. Pero a mí me gustan las mujeres, pensó-. Bueno, no lo sabía -terminó diciendo.
- Tampoco es algo que vaya proclamando -rió por lo bajo Baekhyun, y a Chanyeol le pareció notar un toque de amargura en su voz, aunque no se atrevió a preguntar.
- Entonces... tu novio -era extraño como aquella palabra parecía quedársele atragantada, negándose casi a salir.
- Sí, se llama Kyungsoo. Es aquel de allí, el que está hablando con el chico de piel morena -señaló hacia una zona cercana a la entrada al jardín, donde la viva imagen del chico que acompañaba a Baekhyun en la foto en la mesa de su despacho estaba de pie. Era un chico bajito de grandes ojos y boca en forma de corazón que hablaba animadamente con otro chico más alto y de piel morena que Chanyeol reconoció inmediatamente.
- Ah, Jongin, es el primo de Sehun -asintió Chanyeol.
- ¿Conoces a ese chico?
- Claro. Sehun, Jongdae y yo hemos sido amigos desde la primaria y hemos pasado aquí infinidad de veranos en los que Jongin venía a pasar las vacaciones -Chanyeol no pudo evitar sonreír al recordar aquellos veranos en los que no tenía preocupación alguna más que vigilar que los otros no le metieran grillos en la cama antes de dormir.
- Entonces eres amigo de Sehun -más que una pregunta, era una afirmación, así que Chanyeol simplemente asintió-. Es bastante más joven que tú, ¿no?
- Tampoco tanto, son sólo dos años -frunció el entrecejo y fingió un mohín de disgusto que sabía que Baekhyun no se iba a creer-. Mira quién fue a hablar, Kyungsoo no aparenta ser mayor que yo.
- Es que no lo es, Chanyeol -rió Baekhyun, divertido ante las reacciones del otro-. Es una año menor que nosotros.
- ¿Nosotros? -Chanyeol lo miró sin comprender.
- Chanyeol - Baekhyun lo miró como si estuviera loco-, tenemos la misma edad.
- ¿QUÉ? -Chanyeol se puso de pie de un salto, casi tirando su vaso y llamando la atención de todas las personas presentes allí. Incluidos Jongin y el novio de Baekhyun, que se acercaron a ver lo que ocurría-. ¡Pensaba que eras mayor que yo! ¡Tienes un negocio! -ahora la familiaridad con la que Baekhyun lo había tratado desde el principio empezaba a cobrar sentido.
- Se llaman módulos de Formación Profesional, Chanyeol, cualquiera puede hacerlos; y bueno, técnicamente soy medio año mayor que tú... -empezó Baekhyun, pero fue rápidamente interrumpido.
- Chanyeol, tan discreto como siempre -sonrió Jongin, dirigiendo la atención hacia su persona.
- ¿Os conocéis? -la voz de Kyungsoo sorprendió a Chanyeol, quien se encontró asintiendo sin ser capaz de mirarlo a la cara. El chico no le gustaba y ni siquiera lo conocía. Otra cosa más que añadir a la lista de fenómenos raros que le ocurrían estando con Baekhyun.
- Chanyeol es amigo de mi primo -le explicó Jongin-, pero lo que no sé es de qué conoce a Baekhyun.
- Es mi empleado -respondió Baekhyun de manera cortante, levantándose a su vez del suelo. La seca denominación hizo que el corazón de Chanyeol se encogiera dolorosa y misteriosamente.
- ¿Al fin has encontrado un trabajo donde te aguanten más de dos semanas seguidas? -rió Jongin. Chanyeol sabía que no había maldad alguna en sus palabras, pero se sintió avergonzado y optó por mirar al suelo para evitar las juzgadoras miradas que suponía estaba recibiendo por parte de su jefe.
- Chanyeol es extremadamente bueno en su trabajo, y tengo pensado conservarle el trabajo durante bastante más de dos semanas -el hielo en la voz de Baekhyun era palpable, pero Chanyeol sólo pudo levantar la cabeza y mirar a Baekhyun completamente fascinado por la seguridad en sus palabras al defenderlo. Si antes su corazón se había encogido de dolor, ahora había algo cálido que parecía que lo ensanchaba y que se extendía por todo su cuerpo.
- Bueno -habló tímidamente Kyungsoo-, Jongin iba a enseñarme algo en su habitación -tironeó de la manga de éste último, indicando que era el momento de irse.
- Ah, sí, mi colección de videojuegos vintage, tengo algunos títulos que valen su peso en oro... -dicho esto, se despidieron amablemente y se fueron, Jongin siguiendo su perorata acerca de juegos antiguos.
En la opinión de Chanyeol, Kyungsoo parecía la clase de persona a la que los videojuegos vintage le importa tanto como la dieta de las orugas procesionarias, pero ciertamente parecía que tenía prisa por ir a ver lo que fuera que Jongin quería enseñarle. A su lado, Baekhyun estrujó su vaso de plástico en la mano con fuerza, antes de suspirar y tirarlo a una papelera cercana.
- Chanyeol, yo... creo que voy a irme -sonrió tristemente-. No me apetece quedarme y mi casa está lejos, así que...
- Te acompaño -las palabras salieron de la boca de Chanyeol antes siquiera de haberlas pensado.
- No hace falta, ve con tus amigos y disfruta de la fiesta, yo estaré bien.
- Sehun está demasiado ocupado con su nuevo novio para hacer caso de nada más, y dudo que Jongdae quiera que le esté rondando cuando quiera ligarse a alguna chica -Chanyeol creyó que quizá se estaba pasando de entusiasta, pero algo dentro de él quería acompañar a Baekhyun hasta su casa. No quería dejarlo solo.
Baekhyun asintió y le sonrió tímidamente, antes de comenzar a andar. En dos zancadas, el alto lo alcanzó. Caminaron en silencio, a excepción de la breve llamada que Chanyeol hizo a Jongdae para avisarle de que se iba a casa y de que tuviera cuidado al volver en coche. La mente de Chanyeol funcionaba a mil por hora, intentando encontrar algo que decir, cuando oyó algo parecido a un gemidito salir de la boca de Baekhyun. Se giró rápidamente para mirarlo, y se encontró un Baekhyun con las mejillas empapadas de lágrimas, tratando de ocultar el hecho de que estaba llorando. El corazón de Chanyeol se partió en mil pedazos al verlo así y no haberse dado cuenta antes. Intentó hablar pero Baekhyun fue más rápido.
- Kyungsoo y yo no estamos bien últimamente y bueno -soltó una risotada amarga-, creo que hoy sólo ha empeorado las cosas.
Las lágrimas no dejaban de correr por las mejillas de Baekhyun, así que Chanyeol hizo lo único que se le ocurrió. Se acercó lentamente a Baekhyun y lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia sí y acariciando su cabeza en un intento de calmarlo. Baekhyun se quedó inmóvil un momento, pero pronto abrazó al menor por la cintura y se desahogó en su camiseta.
Estuvieron así varios minutos, hasta que Baekhyun se calmó lo suficiente como para estar avergonzado de su comportamiento. "Pero sigo siendo tu jefe", le recordó con una frágil risa al alto, a lo que Chanyeol sonrió y asintió. Reemprendieron la marcha, pero esta vez Baekhyun se agarró tímidamente de la mano de Chanyeol. La calidez de las delicadas manos del mayor le llegó a todo el cuerpo, y se sintió incapaz de apartar la mano. Cuando llegaron al bloque de apartamentos donde vivía Baekhyun (no más de diez minutos de distancia de la casa del propio Chanyeol), éste le sonrió ampliamente, con ese gesto que Chanyeol adoraba.
- Gracias, Chanyeol -casi susurró, antes de apretar suavemente su mano y entrar al edificio.
De camino a su casa, y recordando el tacto de las pequeña mano de Baekhyun en la suya, Chanyeol se preguntó cómo era posible echar de menos algo que acabas de conocer.
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Había pasado un mes desde la fiesta de Sehun, y Chanyeol se sentía cada vez más perdido y confuso. Al descubrir que Baekhyun era apenas medio año mayor que él, dejó a un lado las formalidades y respondía de forma más natural a las bromas del más bajo. Los fines de semana Chanyeol tenía turno de jornada completa, y no era raro que fueran juntos a cenar a algún sitio o incluso a casa de alguno de ellos a relajarse tras un largo día de trabajo. Entre semana, Chanyeol se encontraba a veces con un bollo en su mano antes de dirigirse sus clases de la tarde, con la excusa de que había sobrado aquella mañana. Chanyeol sabía de sobra que nunca había bollos restantes, pero simplemente sonreía y le daba las gracias, antes de salir por la puerta con las orejas ardiendo y una estúpida sonrisa grabada en la cara. Desarrollaron una amistad tan rápidamente que Chanyeol no recordaba haber conectado tan bien con alguien nunca. Ni siquiera con Jongdae.
Por esa misma razón, Chanyeol intentaba achacar todas esas nuevas sensaciones que estaba sintiendo a la novedad. La electricidad cuando sus manos se tocaban, el cosquilleo que sentía al oír la melodiosa pero estridente risa de Baekhyun y el extraño sentimiento de querer ir a trabajar eran desconocidos para Chanyeol hasta aquel entonces. La cantidad de veces que su cuerpo reaccionaba de manera extraña pero a la vez agradable ante la presencia o el contacto de Baekhyun empezaba a ser preocupante, y Chanyeol pasaba cada vez más tiempo en su cama por las noches dando vueltas, incapaz de dejar de pensar en el más bajo y sin ser capaz de (o no querer) encontrar la razón por la que no podía sacárselo de la cabeza.
Era un sábado por la tarde, y Chanyeol estaba a punto de salir en su descanso, cuando una figura familiar entró por la puerta de la inusitadamente tranquila cafetería.
- ¡Jongdae! ¿Qué haces tú aquí? -preguntó Chanyeol, sonriendo.
- Es el primer trabajo que te dura más de dos meses, Yeol, tenía que venir a ver qué era tan especial de este sitio -dijo simplemente, encogiéndose de hombros.
- Eres imbécil -le respondió Chanyeol, resoplando-. ¿Quieres algo de beber? Mi descanso empieza en cinco minutos y puedo honrarte con mi presencia mientras te tomas la monstruosidad que sé que vas a pedir.
- Perdona, pero el frappé de vainilla con caramelo y nata no es ninguna monstruosidad, y si está en el menú es por algo -se defendió Jongdae.
- Lo que sea -rió Chanyeol, antes de servirle su bebida y acompañarlo a la mesa con un café con leche para sí mismo.
- Bueno -empezó Jongdae, una vez acomodado en uno de los sillones individuales-, ¿dónde está tu nueva obsesión, en otras palabras, tu jefe?
Chanyeol casi se ahoga con el café.
- ¡Yo no estoy obsesionado! -siseó.
- Ya claro, y la razón por la que no dejas de hablar de él es... -Jongdae gesticuló invitándolo a darle una explicación plausible, cosa que no pudo hacer ya que dicha obsesión se acercó a ellos.
- ¿Os importa que me siente? -preguntó con una sonrisa, sosteniendo su propio café-. Creo que es lo mínimo que podéis hacer, ya que me han robado a mi compañero de descanso -bromeó mirando a Jongdae, quien rió sonoramente y le hizo un gesto para que se sentara.
- Soy Jongdae, el roba-compañeros -dijo, extendiendo su mano para que la estrechara el otro una vez se hubo sentado y dejado la taza encima de la mesa.
- Encantado, Jongdae -le sonrió mientras le estrechaba la mano y Chanyeol se encontró mirándolo embobado-. Soy Baekhyun, el jefe barra amigo de Chanyeol -Chanyeol se negó a reconocer que su corazón dió un salto de alegría al oír de labios de Baekhyun que lo consideraba su amigo.
Estuvieron charlando animadamente un buen rato, Chanyeol riendo fuertemente y aplaudiendo como una morsa esquizofrénica ante los chistes de Baekhyun, contagiando a Jongdae de igual manera. Para Chanyeol, ver a su mejor amigo y a su... lo que fuera que Baekhyun era y que Chanyeol se negaba a admitir, hablando juntos y llevándose bien era como si el mundo por fin le diera a Chanyeol un descanso entre tantas cosas que habían ido mal durante tanto tiempo y que ahora se encauzaban. Era como la confirmación de que su vida realmente estaba empezando a tener sentido, y cada vez estaba más seguro de ello, observando lo cómodo que Baekhyun estaba hablando con su mejor amigo.
Baekhyun tuvo que levantarse rápidamente y disculparse cuando la camarera que estaba trabajando lo llamó porque la caja registradora no estaba funcionando bien. Ambos le dijeron que no importaba y lo observaron marcharse y manejar el ordenador con gesto serio intentando hacerlo funcionar. El alto pensó que a pesar de su inocente apariencia, Baekhyun serio era rematadamente sexy.
- Chanyeol -lo llamó Jongdae, sacándolo de sus peligrosos pensamientos-. ¿Te gusta, verdad? -levantó una mano ante un aturullado y colorado Chanyeol que trató de negarlo-. Admítelo, lo miras con ojos de cordero degollado y casi te he visto derretirte cuando te ha tocado la rodilla antes.
- Yo no miro a nadie con ojos de cordero degollado -negó obstinadamente, notando cómo el calor le subía por las mejillas.
- ¿Pero qué hay de malo, Yeol?
Chanyeol estuvo a punto de abrir la boca para volver a negarlo, pero la mirada de Jongdae lo hizo derrumbarse, doblándose por la mitad y escondiendo la cabeza entre sus brazos.
- Se supone que me gustan las mujeres, Dae -soltó, la voz quebrada-. Se supone que no soy gay.
- Chanyeol -la voz de Jongdae era tranquilizadora mientras ayudaba a su amigo a incorporarse de nuevo-. No hay nada malo en eso. No es necesario que te pongas etiquetas, eso le importa sólo a los demás. A ti sólo debe importarte la persona que te gusta, sea del sexo que sea.
Chanyeol lo miró y vio que Jongdae no estaba bromeando. Soltó un suspiro mientras su amigo le daba palmadas en la espalda a modo de apoyo.
- Si te sirve de algo, creo que le gustas -dijo Jondgae-. A Baekhyun, digo.
- Jongdae, tiene novio -bufó Chanyeol-. No hace falta que me mientas así.
- No te he mentido -replicó Jongdae, encogiéndose de hombros-. Lo he visto mirarte de la misma manera que lo miras tú a él y, seamos francos, ambos sabemos que una pareja no te frena a la hora de sentir cosas por los demás.
Jongdae tenía razón. El mismo Chanyeol había sido abandonado por una chica hacía años bajo el argumento de que se había enamorado de alguien más. La oportuna mente de Chanyeol recordó entonces la noche de la fiesta, y cómo Baekhyun le había dicho que pasaba una época difícil en su relación, pero desechó pronto ese pensamiento, puesto que Baekhyun no había vuelto a mencionar nada al respecto.
- Tú haz lo que quieras -le dijo Jongdae, tomando su silencio como una negativa-, pero nunca me he equivocado con estas cosas.
Viendo que era una situación delicada, Jongdae optó por cambiar el tema, cosa que Chanyeol agradeció internamente y disfrutaron de los últimos minutos de su descanso discutiendo sobre si la nueva película de Star Wars sería lo suficientemente buena para hacer que Jongdae olvidara la traición que le supuso el personaje de Jar-Jar Binks. Antes de irse, Jongdae le deseó buena suerte, dejando a un confuso Chanyeol volver a su trabajo e intentando evitar a Baekhyun, quien insistía en saber sobre qué le había deseado buena suerte.
Más tarde, mientras Baekhyun ayudaba a Chanyeol a cargar unas cajas desde el almacén, recibió una llamada de teléfono. El más bajo se disculpó diciendo que era urgente y Chanyeol le contestó que no tenía importancia, no tenía problema en dar dos viajes. Baekhyun le lanzó una sonrisa de agradecimiento y se metió en su despacho, donde contestó a la llamada. Cuando tras un par de horas, con la cafetería ya cerrada y sus compañeros disponiéndose a salir, Baekhyun seguía sin salir de su despacho, Chanyeol se preocupó. Se rezagó de sus compañeros, alegando que aún no había fregado las últimas tazas (las cuales estaban limpias y relucientes escurriendo en el fregadero) y que iba a hacerlo antes de irse a casa. Los demás se despidieron y se fueron, dejando el cartel de "Cerrado" a la vista.
Una vez se aseguró de que los demás se habían ido, Chanyeol se acercó todo lo sigilosamente que sus largas extremidades le dejaron hasta la puerta del despacho de Baekhyun. No se oía ningún ruido en el interior, pero Chanyeol estaba cien por cien seguro de que el más bajo no había salido de allí. Tocó suavemente con los nudillos en la puerta y, al no obtener respuesta, la abrió lentamente.
- ¿Baekhyun?
Chanyeol miró alrededor y no pudo ver a nadie, hasta que un sonido ahogado lo hizo mirar el trozo de habitación oculto tras la puerta abierta. Baekhyun estaba sentado en el suelo, marcas de lágrimas derramadas en su cara mientras intentaba no hacer demasiado ruido. Chanyeol sintió hundirse su corazón, así que se apresuró en cerrar la puerta y se dejó deslizar hasta el suelo a la derecha de Baekhyun.
- Me ha dejado -dijo Baekhyun con voz ronca, antes de que Chanyeol pudiera preguntar nada-. Kyungsoo me ha dejado y lo único que me ha dicho es que ha encontrado a alguien que le llena más que yo -soltó una risa amarga ante el doble sentido de sus palabras.
Chanyeol observño entonces que la foto que solía presidir el escritorio de Baekhyun ahora descansaba en la papelera entre montañas de papeles y tazas de plástico desechadas. No sabía qué hacer, así que le pasó al mayor un brazo consolador por los hombros y lo acercó un poco hacia sí, buscando reconfortarlo. Baekhyun miró hacia arriba y le sonrió con la sonrisa que Chanyeol adoraba, la proximidad entre ellos haciendo que por vez primera Chanyeol se diera cuenta del lunar encima del labio superior de Baekhyun.
Beautiful.
- Al principio estaba enfadado. Mucho -explicó Baekhyun, secándose las mejillas y volviendo a mirar al frente, sacando a Chanyeol de su ensoñación-. Pero me he dado cuenta de que en verdad no me importa, y me he puesto a llorar de alivio -rió nervioso.
- ¿No te ha importado? -el alto lo miró extrañado, aunque Baekhyun seguía con la mirada fija en la pared de enfrente.
- No -repitió-, porque -levantó la cabeza y miró a Chanyeol a los ojos- me he dado cuenta de que, en realidad, yo también me he enamorado de alguien más.
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- Debiste haberlo besado -casi exclamó Jongdae.
- Baja la voz -le susurró Chanyeol-, no quiero que se entere toda la biblioteca.
Efectivamente, algunas cabezas se habían girado hacia ellos, pero volvieron a ocuparse de sus propios asuntos después de lanzarles miradas reprobatorias.
- Prácticamente te lo estaba pidiendo, Yeol -le recriminó Jongdae.
- Acababa de dejarlo su novio -razonó Chanyeol.
- El mismo que él admitió no querer porque está enamorado de alguien más -bufó el más bajo de los dos.
Chanyeol rodó los ojos, era imposible razonar con Jongdae una vez que una idea se metía en esa cabeza retorcida suya.
- Además, Baekhyun quiere empezar una relación de verdad ya que dice que lo suyo con Kyungsoo era más una amistad y sexo ocasional que una verdadera relación -sentenció Jongdae.
- Qué... ¿cómo sabes tú eso? -le preguntó Chanyeol, perplejo.
- Me pasé por allí en tu día libre para comprobar mi teoría -sonrió maliciosamente-. Juro que su cara se iluminaba cada vez que él hablaba de ti, y cada vez que yo le contaba algo sobre ti casi ni parpadeaba.
Chanyeol bufó, poniéndose del color de su camiseta rojo fuego en cuestión de segundos. Murmuró algo ininteligible que sonaba a "tonterías", "disfrutas viéndome sufrir" y "no me lo creo".
- Yeol, por mucho que me guste tomarte el pelo, que es mucho, no te mentiría con algo así -Jongdae volvía a estar serio y Chanyeol lo odiaba, porque cada vez que durante sus largos años de amistad Jongdae le decía algo con esa expresión seria, Jongdae tenía razón.
Chanyeol suspiró y asintió antes de volver a centrar su atención en los apuntes que tenía desparramados sobre la mesa, intentando que la información de un curso entero en el que no había prestado ni la más mínima atención quedara retenida en su cerebro en el transcurso del verano. Jongdae intentó llamarle la atención en vano, pues Chanyeol sacó su mp3 y se colocó los auriculares, aislándose del mundo exterior y de Jongdae. Lo notó revolverse en su asiento y poco después, levantarse e irse, ya que no tenía nada que estudiar y la principal razón por la que había ido a la biblioteca lo estaba ignorando deliberadamente con la música de Queen bloqueando su audición.
Cuando Jongdae se marchó, Chanyeol dejó salir el aire que había estado reteniendo. Sabía que Jongdae seguramente tuviera razón y que realmente Baekhyun quería que pasara algo entre ellos en aquel momento, pero Chanyeol se puso tan nervioso al verse en aquella situación, que lo único que pudo hacer fue felicitarlo por su nuevo enamoramiento, levantarse y salir corriendo con alguna excusa ridícula como que tenía que regar sus cactus.
Intentó concentrarse en sus apuntes, pensando que un poco de estudio le apartaría los pensamientos de su ahora complicada vida amorosa, pero los renglones se confundían unos con otros y no era capaz de entender lo que ponía. Su mente prefería imaginarse situaciones en las que Chanyeol le confesaba a Baekhyun sus sentimientos y en todas llegaban a un punto en el que Chanyeol tenía que golpearse la cabeza contra la mesa para evitar tanto que el corazón se le saliera del pecho de lo fuerte que latía como el tener que levantarse y dejar que media biblioteca viera que se había empalmado.
Cuando se tranquilizó, recogió sus cosas y se levantó para marcharse, ya que no iba a conseguir avanzar nada sin una buena ducha fría para despejarse. Al salir por la puerta, el frescor de la brisa nocturna le dio en la cara, haciéndole cerrar los ojos y soltar un suspiro de agradecimiento. Ahora sólo le faltaba llegar a casa y darse una ducha fría para poder olvidarse al menos durante un rato de...
- ¡Chanyeol!
El susodicho abrió los ojos de par en par para ver llegar al objeto de su tortura amor desde el otro lado de la calle, saludándolo mientras aceleraba para alcanzarlo. Baekhyun llegó algo corto de aliento, y se apoyó en el hombro de Chanyeol mientras lo recuperaba. Chanyeol pensó que si Baekhyun no notaba los latidos de su corazón martilleando como un loco era porque su propio cuerpo estaba bombeando sangre por la breve carrera.
- ¿Qué haces tú aquí? -le preguntó Chanyeol con curiosidad, una vez que Baekhyun se despegó de su brazo.
- Jongdae me dijo que hoy estarías estudiando aquí y quise venir a verte.
- Entonces es cierto que fue a verte en mi día libre -murmuró Chanyeol incrédulo, ante lo que Baekhyun simplemente soltó una carcajada y asintió-. ¿Pero por qué querías venir a verme?
Chanyeol juraría que vio las mejillas de Baekhyun teñirse de un suave color rosa cuando miró al suelo unos segundos antes de alzar la cabeza, mostrando a Chanyeol su mejor sonrisa.
- ¿Porque sí? -Baekhyun respondió a modo de pregunta, confundiendo aún más a Chanyeol y haciendo que el calor le subiera hasta las orejas-. Si ya has terminado podemos ir a cenar a algún lado.
- La verdad es que ando un poco corto de dinero... -era cierto, ese mes Chanyeol había tenido que reparar inesperadamente su lavadora y el poco dinero del que disponía se había evaporado; lo cual no evitó que se sintiera culpable al ver la cara de derrota de Baekhyun-. Pero podemos cenar en mi casa, si no te importa comer ramen instantáneo.
- Me encantaría -respondió Baekhyun de inmediato, volviendo a lucir su sonrisa más deslumbrante para Chanyeol-. Nunca está de más intoxicar un poco el organismo.
Comenzaron a caminar, hablando sobre las posibilidades reales de contraer alguna enfermedad por el consumo excesivo de ramen, cuando un ciclista pasó como una flecha al lado de Baekhyun, quien se libró por poco del atropello al tirar Chanyeol de su muñeca, apartándolo de la trayectoria.
- ¡Mira por dónde vas, imbécil! -le gritó Chanyeol al ciclista que se alejaba sin dedicarles siquiera una mirada. Se giró hacia Baekhyun-. ¿Estás bien?
- Sí... gracias, no me había dado ni cuenta de que venía hacia mí.
- Yo estoy acostumbrado a que vayan así por esta zona, por eso siempre voy atento -explicó suavemente-. Lo siento, debí avisarte.
Baekhyun negó con la cabeza.
- No, está bien.
Chanyeol se dio cuenta entonces de que seguía sujetando la muñeca de Baekhyun. Su primer impulso fue el de soltarla, pero una voz dentro de su cabeza (una voz que sonaba extrañamente parecida a la de Jongdae) le dijo que tentara a la suerte y dejara la mano donde estaba. Reemprendió entonces la marcha, no soltando la muñeca de Baekhyun, aunque tampoco apretando la articulación del mayor. Al cabo de un rato, sintió como Baekhyun deslizaba su muñeca fuera del agarre para sustituirla por su mano. Chanyeol casi se puso a dar saltos de alegría, pero se contuvo y miró de reojo al más bajo, quien apenas podía reprimir la sonrisa, un tono rosado cubriendo sus mejillas. Cuando llegaron al piso de Chanyeol, aún mano con mano, Chanyeol empezaba a creer que Jongdae tenía razón. Maldita sea, Jongdae siempre tenía razón.
La cena transcurrió sin incidentes, salvando el hecho de que Chanyeol casi derramara el agua hirviendo encima de Baekhyun en vez de en el bol de plástico. Fue sugerencia de Baekhyun que bebieran unas de las pocas latas de cerveza que Chanyeol tenía en su apartamento para ocasiones en las que Jongdae o Sehun lo visitaban. Incluso tras haber comido un bol de ramen, Chanyeol sabía que era muy probable que acabara ligeramente tocado con una sola lata y opuso algo de resistencia, pero Baekhyun le lanzó su mirada de cachorrito (una mirada que Chanyeol había visto usar en otros, pero que nunca había sufrido en sus carnes) y fue incapaz de decirle que no.
Baekhyun propuso que jugaran al "Yo nunca" para al menos hacerlo divertido, sentados en el suelo del apartamento de Chanyeol con un programa aburrido de viernes por la noche de fondo en la televisión. Las preguntas eran más bien estúpidas o asquerosas que picantes ("Yo nunca me he comido un moco" "Dios, Baek, es asqueroso"), pero cumplieron el cometido de hacer que las latas se vaciaran rápidamente y que fueran sustituidas por otras nuevas.
A mitad de su segunda cerveza, Chanyeol empezó a notar el mareo característico que indicaba que se estaba cerca de pasarse de la raya, así que dejó la lata a un lado y se centró en mirar a Baekhyun, que en ese momento estaba muy entretenido investigando cómo funcionaba el Roomba de Chanyeol.
Pensó en cómo su vida había cambiado desde que lo conoció. No era sólo que gracias a él había conseguido evitar volver a casa de sus padres, sino que en general, su vida había cambiado. Haber conocido a aquel chico de delicadas facciones había hecho que la nube negra que se había posado sobre Chanyeol se disipara y que comenzara a ver el sol. Seguía sin irle del todo bien en la carrera, pero había encontrado de nuevo una motivación que creía perdida y, sobre todo, había conseguido disipar el mal humor que se había apoderado de él en los últimos tiempos y que lo había hecho volverse gruñón y algo taciturno.
Cuando Baekhyun descubrió entonces que el Roomba también reaccionaba a las señales acústicas, soltó una gran carcajada de pura felicidad mientras miraba a Chanyeol. Éste no sabía si era la risa o los efectos del alcohol que corría por su cuerpo, pero sentía como si un imán lo atrajera hasta donde Baekhyun estaba sentado, apenas a un brazo de distancia. El más bajo lo miró sorprendido, pero antes de que pudiera abrir la boca, Chanyeol se inclinó, cerrando los ojos, y presionó suavemente sus labios sobre los de Baekhyun. Pudo notar el sabor de la cerveza mezclado con el del ramen, pero fue eclipsado por la sensación de los suaves labios de Baekhyun, mejor de lo que jamás habría podido imaginar. Al separarse, se encontró con un Baekhyun claramente sorprendido.
- Chanyeol... -intentó, pero fue interrumpido rápidamente.
- Espera -le pidió, levantando una de sus manos-. Yo...
- Estás borracho -le cortó Baekhyun.
- No lo estoy- negó Chanyeol, a lo que Baekhyun levantó una ceja-. Vale, no estoy completamente sobrio, pero soy consciente de lo que acabo de hacer - Chanyeol se notaba el pulso acelerado y podría jurar que notaba el calor que irradiaba de su cara-. Yo, bueno, yo nunca he... ya sabes... siempre he pensado que, bueno, que me gustaban las mujeres y... -Chanyeol paró su retahíla de nada porque Baekhyun se estaba riendo. Baekhyun se reía-. ¿Se puede saber qué es tan gracioso? -preguntó, algo molesto.
- Nada, Chanyeol, de verdad, por favor sigue -respondió Baekhyun, aún soltando risitas.
Chanyeol frunció el ceño e hizo un puchero, girando la cabeza para no tener que mirar al otro a la cara. Baekhyun, aún riendo, intentó hacer que el alto lo mirara, tirando repetidamente de él, cada vez con más fuerza, intentando que lo mirara. Uno de los tirones fue más potente de lo que Chanyeol esperaba para alguien de la complexión de Baekhyun y se encontró cayendo encima del más bajo. Lo miró a los ojos, haciendo que la risa de Baekhyun muriera lentamente bajo su intensa mirada. Chanyeol tomó aire, se armó de valor y susurró con un tono de voz más grave de lo habitual.
- Puede que esté borracho, Baekhyun, pero lo que sí sé es que has puesto mi mundo patas arriba en todos los aspectos y -hizo una pequeña pausa- me gustaría que siguiera así.
Por toda respuesta, el mayor alzó un poco su cabeza, haciendo que sus labios se encontraran de nuevo. Chanyeol dejó escapar un suspiro de alivio mientras Baekhyun comenzaba a mover lentamente sus finos labios contra los suaves y gruesos de Chanyeol, haciendo que olas de electricidad recorrieran el cuerpo de Chanyeol. Estuvieron así varios minutos, ninguno queriendo romper el beso, pero al final Baekhyun tuvo que ceder por la presión a la que estaba sometiendo a su cuello, dejando caer su cabeza de nuevo al suelo.
- Es la peor declaración de la historia -dijo Baekhyun, riendo.
- Me asombra incluso que hayas entendido que era una declaración -admitió Chanyeol. Baekhyun volvió a reír y Chanyeol, humillado, bajó la cabeza para volver a callarlo con sus labios.
Aquella fue la primera de muchas noches que Baekhyun pasó en el apartamento de Chanyeol. El día siguiente fue también el primero de muchos en los que Jongdae no dejó de repetirle "te lo dije" a su mejor amigo, pero antes de que la sangre llegara al río, Baekhyun se ponía de puntillas para besarlo y entonces Chanyeol pensaba que, por una vez, no le importaba que Jongdae tuviera razón.
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