6
Jarvis aterriza en Los Ángeles y llega a la mansión de Malibú justo después del desastre que fue la fiesta de cumpleaños de Tony.
Cuando entra al lugar, queda perplejo por el nivel de destrucción
—¿Dónde está, JARVIS? —pregunta, agachándose por instinto a recoger las cosas regadas por la habitación. De alguna manera, la lección sobre destruir sus pertenencias nunca quedó clara, sin importar cuántas veces Tony fuera castigado de niño.
—En el taller, Edwin —responde su homónimo—. Sentado en el Maserati.
—¿Sentado en el Maserati? Solo... ¿Sentado?
—En efecto. —es sorprende cuán preocupada puede sonar su voz como IA sin cuerpo. A veces, Jarvis olvida qué tan genio es Anthony en realidad.
—¿Ha comido?
—Nada aparte de whiskey y vino —dice JARVIS, sonando decepcionado.
—Ordena algo de Forzinelli's, por favor —pide—. Algo reconfortante. Usa tu mejor juicio.
—Como desee.
Jarvis se abre camino a través de la casa destruida e ingresa su código para entrar al taller. Como se le fue informado, Tony está sentado dentro del Maserati rojo. Una pantalla holográfica flota frente a él, y en ella se reproduce un vídeo. Jarvis se detiene en la puerta detrás de Tony, y en silencio observa la escena.
El vídeo que se reproduce le es familiar, y es una de los recuerdos más preciados de Jarvis. Un pequeño Tony de cuatro años está de pie en la pantalla, sosteniéndose del borde del sofá, su pequeña carita de ángel se muestra de perfil, sonriéndole a la señora Maria parada detrás del sofá.
—Vamos, Tony —ríe ella en pantalla—. Camina para mí, bebé —la risa de Howard se escucha detrás de la cámara. Era de los buenos tiempos, antes de que Howard empezara a beber y antes del divorcio. Era de tiempos más felices y simples.
De repente, con la carita radiante, el pequeño Anthony se voltea a un lado, hacia Jarvis. Quita sus pequeños puños de los cojines del sofá, y sin ayuda alguna, da cinco pasitos torcidos hacia los brazos de Jarvis. Maria, en la pantalla, estalla en aplausos, aun cuando Jarvis lo abraza y le da un beso.
Casi tres décadas después, un Jarvis mucho mayor pestañea para alejar la humedad de sus ojos, acercándose y poniendo una mano sobre Tony, ya mayor.
—Ja-arvis —grazna Tony, su voz rompiéndose en un sollozo, y, de inmediato, Jarvis hace que presione su cabeza contra su pecho, sus manos recorriendo de manera reconfortante el cabello del más joven.
—¿Qué pasa, Tony? Mi niño, ¿qué tienes?
—Rhodey tomó mi armadura.
—Dejaste que tomara tu armadura. —señala Jarvis—. Puedes engañar al mundo, pero sabes que no me puedes engañar a mí.
—¿Por qué caminé hacia ti, Jarvis?
—¿Qué?
—Mis primeros pasos. —Tony se encoge de hombros hacia la pantalla—. Tú. Mis primeras palabras; tú. Mi primer robot fue un mayordomo británico con corbatín; tú. Mi primera IA eres tú; la primera persona a la que llamo cuando estoy en problemas eres tú: la primera persona a la que le quiero contar mis cosas eres tú. ¿Por qué?
—¿Qué estás preguntando realmente, Tony?
—Nunca te he dicho lo mucho que significas para mí.
De repente, Jarvis está aterrorizado. Su corazón late muy fuerte, y sus venas están heladas, porque las palabras de Tony suenan mucho a una despedida.
—No me lo diga ahora —dice Jarvis con urgencia—. No diga una palabra. No tiene permitido decir adiós. Amo Anthony, dígame la verdad. ¿Qué está pasando?
—Me estoy muriendo, Jarvis.
💫
Jarvis está seguro de que Nick Fury está manipulando a Anthony, y Jarvis no ve con buenos ojos a la gente que manipula a Anthony. No puede evitar sentir que Fury se aferraba a los archivos de Howard, esperando a que Tony estuviera en su momento más desesperado para entregárselos.
Fury quiere que Tony esté en deuda con él. A Jarvis no le gusta eso, aun cuando está sumamente agradecido con el Agente Coulson. Después de que Phil se va, Jarvis se queda al lado de Tony, ayudándolo a mover equipo y tuberías para construir el acelerador. Cuando hacen el elemento, Tony bromea diciendo que deberían nombrarlo Jarvio solo para compensar todo su amor.
De alguna manera, suena más honesto que gracioso.
Jarvis jamás había dejado salir un suspiro aliviado tan sincero.
Se queda con Tony hasta la ExpoHammer. Esa noche, sobre un techo, se queda a un lado viendo a Rhodes gritarle a Tony hasta que tiene la cara azul.
—¡¿Te estabas muriendo?! ¡¿Qué carajos, Tony?!
—Si me dejaras explicar-
—¡Te estabas muriendo!
Se siente anti-climático cuando Rhodes simplemente agarra a Tony por el cuello de la camisa y lo besa, las protestas de Tony amortiguadas antes de que se estrellara contra el mayor, dejando de pelear.
Jarvis se aclara la garganta después de unos minutos, y ellos se separan.
—Cierto, perdón, Edwin —dice Rhodes, avergonzado y medio bobo. Los ojos de Tony siguen abiertos, sorprendido; boqueando por aire como pez.
—Por el amor de Dios —suspira Jarvis—. Casi una década tonteando y hoy deciden por fin dar el paso. Llévenme a casa, déjenme sanar sus heridas y después pueden hacer lo que quieran el resto de la noche, ¿está claro?
Rhodes asiente, respondiendo: —Sí, Jarvis. —mientras Tony exclama "¿a qué te refieres con "una década tonteando"?"
Jarvis solo se ríe por respuesta, y se sube al avión a Londres a la mañana siguiente, contento de ver a Tony seguro entre los brazos de James.
💫
El mundo de Jarvis se viene abajo, a pedazos, a la velocidad de la gravedad; su corazón cayendo junto a la figura en la pantalla del televisor.
Está esperando en una puerta de embarque en Heathrow, todos los vuelos a Nueva York atrasados, el tráfico aéreo prácticamente detenido. Jarvis acercándose lo más posible a la televisión montada sobre una caja, mostrando los eventos que sucedían en vivo en los cielos de Manhattan. Jarvis siente el corazón en la garganta, lágrimas de pánico recorriendo sus mejillas.
—No se está deteniendo. —una amable mujer a su lado está chillando, con la cara metida en las manos—. ¡Dios mío! ¡No se está deteniendo!
Jarvis mira su vida entera pasar frente a sus ojos. Se mira a sí mismo, aferrado a un Tony de cuatro años, sanando una rodilla raspada por una caída en bicicleta. Cada vez que Tony caía, Jarvis estaba ahí para atraparlo.
Esta vez, lo mira en una televisión a miles de kilómetros de distancia.
Cuando Hulk lo alcanza y lo aleja de la caída, Jarvis colapsa en el suelo y solloza con el rostro entre las manos, agradeciéndole a todo Dios habido por darle esto, por bendecirlo con esto, por salvar la vida de Tony.
Está demasiado viejo para sobrevivir a su Anthony.
Disculpen la tardanza, mi vida ha sido bastante Wattpad los últimos meses ajajaja, mi excusa de esta vez, aparte de eso, es que andaba en Londres (en el aeropuerto donde estaba Jarvis en la última escena, de hecho) y ps, se me complicó ir traduciendo, irónicamente xd.
Wachen la vista que tuve por dos semanas:
https://archiveofourown.org/works/8146930#main
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