26 de Septiembre, 1941.

Perú, Bielorrusia y Letonia se repartían en trabajo como podían junto a las enfermeras tras la reubicación de Ucrania a territorio Siberiano, el día 19 del presente mes los Nazis habían logrado hacerse con Kiev por lo que la presencia de la de ojos celestes en territorio de guerra era peligrosa pues podrían capturarla y enviarla a territorio alemán con el resto de ángeles raptados. Para la mayor fue muy triste ver alejarse a la ucraniana pero estaba consciente de que debía ser así si querían garantizar su seguridad, esperaba no tener que enviar también a la rubia quien seguía teniendo ocasionalmente sus crisis por la cantidad exorbitante de muertos que las rodeaban, lo único que podía hacer era dormir abrazando a ambas jóvenes para intentar alejar sus pesadillas y que pudiesen descansar un poco de toda la barbarie que veían durante sus horas de trabajo.
Durante sus momentos de insomnio aveces su mente divagaba en cómo había cambiado su vida desde que llegó a "Refugiarse" en territorio soviético gracias a su padre, había pasado de ser una princesa mimada con problemas de alcohol y vida excesiva a ser una soldado jefa de médicos y mamá gallina responsable, no tenía quejas en eso último pues había logrado un gran lazo con esos jóvenes Ángeles que cada vez se hacían más revoltosos hasta antes de la declaración de guerra. Extrañaba mucho a Soviet y cuando se sentía angustiada solía colocar su anillo entre sus manos justo sobre su "corazón" para así sentirse más segura....no habían tenido tiempo para poder escribirse puesto a que mientras una nadaba entre heridos y muertos, el otro estaba enterrado bajo millones de papeles que sólo significaban problemas y estrés, añoraban la compañía del otro y los momentos de paz que compartieron en el pasado pero debían poner todos de su parte para poder volver a reunirse en casa sanos y salvos. Durante los múltiples enfrentamientos la bicolor llegó a conocer a algunos de los otros hijos adoptivos del hombre de parche, como la amigable Mongolia a quien conoció por llegar al campamento médico debido a tener una ala rota...la recuperación de los Ángeles era rápida por lo que luego de tres días se marchó prometiendo que luego tendrían tiempo para conocerse con más tranquilidad puesto a que durante su estadía era atendida por la mayor quien le contó cómo había cambiado el comportamiento de URSS con sus hijos por lo que la de alas rojas quiso comprobarlo por si misma.

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25 de Noviembre, 1941.

Rusia estaba en crisis, los alemanes habían logrado abrirse hasta Moscú y las mujeres restantes de la familia habían sido enviadas también a Siberia para su protección, la peruana se había quedado sola y el joven platinado había recibido un disparo en el estomago cuando el ataque a su capital inició.
La Unión Soviética estaba en caos Total tanto por el ataque como por las dificultades que les traía el invierno para la batalla. Para el de ojo celeste era difícil ocuparse de sus obligaciones y visitar al ruso en el hospital a diario, sin embargo no quería dejarlo solo en estos momentos tan difíciles y sobre todo que al estar herido y en plena invasión su capacidad de regenerarse se ralentizaba un 30% teniéndolo en cama más tiempo del que debía.

—¿Sabes algo de mamá? –La pregunta del mayor de los hermanos tomó por sorpresa al de piel carmesí puesto a que era la primera vez que lo oía referirse así de la latina—.

—Eh...no lo sé, hace semanas ni tenemos comunicación, lo siento Rusia –Dijo el de parche tomando una silla de metal cercana para sentarse al lado izquierdo del menor—.

—No tienes porqué disculparte conmigo папа, después de todo a mi me vez a diario –Respondió el platinado sentándose lentamente en su camilla para no abrir ningún punto de hilo— Cuando puedan verse por favor dile qué también la extraño mucho.

—Es más probable que puedas hacerlo tú que yo, tengo papeleo como para 6 años más.. –Soviet pasó su mano derecha por su cara mientras suspiraba, la cantidad de cosas por revisar y extender los presupuestos lo estaban consumiendo, su gente moría como hormigas bajo la maldita bota del Nazi—.

—Dentro de unos días intenta ir a buscarla, yo me las arreglaré para hacerme cargo un rato de todo –El Ruso sonrió leve mirando al hombre en el que se había convertido URSS, ahora más que nunca parecía ser un hombre de familia preocupado por sus retoños y su amada—.

—Gracias Rus, eso intentaré.. –Luego de eso sólo quedaron almorzando en silencio hasta que el de gabardina tuvo que despedirse y volver al Kremlin—.

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Nuevamente los sonidos de arcadas llenaban el baño improvisado de la tienda de descanso de los médicos. La bicolor jadeó apoyando su espalda en una pila de cajas mientras intentaba calmar su respiración agitada, estaba pálida y lo bastante mareada como para haber desperdiciado su almuerzo de esa manera.

¿La razón?

Debido a un retraso en la recolección e incineración de cuerpos estos comenzaron a pudrirse y apestar por lo que la castaña tuvo que cavar una fosa ella misma para llevarlos de dos en dos para arrojarlos e incinerarlos ocasionando un espantoso olor lo suficientemente fuerte para obligarla a vomitar casi hasta sus entrañas. Cuando finalmente sus pulmones volvieron a su ritmo normal se rompió a llorar abrazándose a si misma preguntándose cuantos humanos más, jóvenes y niños, tendría que incinerar hasta que todo eso acabase, al oír el ya reconocible ruido de motor del camión que traía más heridos se forzó a si misma a calmarse en lo que limpiaba sus lágrimas y se levantaba emprendiendo camino para cumplir con su deber de salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

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—Mi querida Enkeli, pronto podremos ser felices sólo tú y yo. Sin las asquerosas presencias el bastardo comunista y el enano nazi. –Se dijo el ángel finés antes de proceder a dormir mientras se imaginaba algunos escenarios algo enfermos en donde el soviético y sus hijos estaban muertos sobre sus banderas y en el mismo lugar él y la bicolor contraían matrimonio como si nada—.