9 de Abril, 1940.

Muchas mantas y almohadas se hallaban en el centro de la gran sala en la mansión soviética, la chimenea encendida y las tasas con chocolate caliente hacían el ambiente acogedor para la pareja y los jóvenes que disfrutaban de un pequeño momento de paz en casa. Kazajistán trenzaba el cabello de la rubia menor mientras Rusia leía y el de ojos limón hacía lo mismo con un libro diferente, la de ojos celeste dormía en una posición extraña sobre un par de cojines al lado de la bicolor mayor y el hombre rojo que compartían discretos besos suaves para no incomodar al resto.
Luego de un largo día de papeleo y deberes pos guerra debían comenzar a administrar y planear sobre las ciudades finesas que ahora formaban parte de la Unión Soviética, por suerte se dividían el trabajo con equidad de manera organizada y eso les permitió tener libre aquella noche que usaban para compartir.

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Las sirenas de emergencia sonaban por todos lados del país, el ruido de los Panzers y los bombarderos de la Luftwaffe sumados a las voces de alerta causaban terror en los habitantes de Dinamarca y Noruega.

Los alemanes habían llegado a mitad de la noche para invadirlos...

Ellos sabían de los planes aliados para tomar posesión de las minas de hierro suecas y se les adelantaron, ocupar las costas Noruegas les daba acceso a la mayoría del territorio nórdico, para su suerte Finlandia y Suecia se habían negado a recibir la ayuda disfrazada de los aliados durante la guerra de invierno. Aquello le dejó el camino libre a Reich para planear una pronta invasión usando a sus tres de sus fuerzas elementales; La Wehrmacht, la Luftwaffe y la Kriegsmarine para acorralarlos de todos los lados posibles.

Dinamarca y Noruega huyeron a sus fronteras intentando contactar por radio a sus hermanos para recibir ayuda, la situación se inclinaba para mal debido a que Finlandia estaba debilitado por su invasión, además de estar incapacitado para pelear debido a su pie perdido y la lejanía del resto. Apenas en la mañana habían desayunado en familia y ahora veían a sus pueblos caer al suelo producto a los estallidos de las bombas o balas que atravesaban el aire, aquello era un infierno que recién iniciaba.

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-¡Corre más rápido, están muy cerca! -Gritó el de abrigo rojo mientras corría junto a otros dos individuos por un espeso bosque invernal.

-¡Deja que te arroje una granada para que puedas intentar correr con una prótesis que no es para nieve porque te falta tiempo y media pierna, imbécil! -Respondió enojado el de gorro pomposo, mayormente fastidiado por el dolor en su pierna que por la jodida situación.

-¡¡Maldita sea no es momento para discutir, no quiero acabar como un colador!!- El más alto los mandó a callar, no era momento para enfrentarse entre ellos debido al escuadrón Nazi que llevaba medio kilómetro persiguiéndolos, con autos.

Dinamarca, Finlandia y Noruega corrían por sus vidas en los terrenos del mayor, el bicolor de azul y blanco había ido en su ayuda justo en el momento en que oyó su radio familiar difundir el mensaje desesperado de ambos hermanos. Había sido inmensamente peligroso ir solo pero ya no quería sacrificar a más hombres, aún en su estado actual sus métodos de sigilo eran excepcionales y le sirvieron para llegar hasta sus hermanos que se encontraban atados y amordazados por un grupo de soldados a unos kilómetros del bosque y la frontera. El rubio cenizo hizo de francotirador para poder acabar uno a uno con todos los alemanes y finalmente poder bajar del árbol para quitar las cadenas de sus cuerpos, luego de un conmovedor y corto abrazo fraternal comenzó nuevamente la huida debido a los fuertes sonidos de unidades acercándose....ellos sólo tenían un rifle así que no era momento de hacerse los valientes.

Luego de horas corriendo finalmente llegaron al terreno Sueco en donde el menor de los hermanos presentes los esperaba junto a 3 escuadrones armados para detener el ataque de los perseguidores alemanes, el trío superviviente se dejó caer en la nieve con la respiración agitada y tanto con los pulmones como con el cuerpo adoloridos por el exceso al correr sin parar y el aire helado entrando erráticamente en sus pulmones.

-Bastardo maldito, por un momento creí que no llegarían- El de piel azul se acercó corriendo a sus hermanos luego de matar al último humano enemigo.

-Púdrete Suecia- Contestó el Finlandés sonriendo sarcástico y levantando el dedo medio en dirección al nombrado.

-No puedo creer que estamos vivos, maldito Nazi de mierda. -El Danés frotaba nieve en su cara para salir del pequeño shock de haber estado tan cerca a la muerte mientras era observado por sus hermanos.

El sol comenzaba a salir marcando el inicio de un nuevo día, cientos de personas morían en manos de los Nacional Socialistas en medio de una desesperada resistencia para proteger su tierra, se quedaron a dar sus vidas para que sus ángeles pudiesen escapar, mientras la representación de un país viva, hay esperanza para los humanos bajo su protección.

Dinamarca y Noruega habían sido escoltados por sus soldados que perecieron en el camino para protegerlos, los escandinavos siempre fueron guerreros nobles.

-Vamos a casa tontos, tengo hambre..- Finiandia se levantó del suelo sacudiendo la nieve de su ropa mientras se dirigía a sus hermanos para subir a alguno de los carros e ir al territorio del mismo.