18
Si hay algo verdaderamente incómodo en su aspecto, es sin lugar a dudas la falta de cabello.
No importa cuántas veces se repita que crecerá, JiMin todavía no puede evitar sentirse más que incómodo cuando retira los gorros y se da cuenta de que no hay nada debajo de ellos.
Afirmando un puchero en los labios, desliza un gorrito de lana azul turquesa en su cabeza y se retoca suavemente el bálsamo de color, buscando de alguna forma que el rostro no se le vea tan pálido y frágil.
Si que nota que esta ganando peso y que sus mejillas aunque tímidamente, se dan a notar más de lo que lo hicieron meses atrás. Él ama la idea de tener su peso de vuelta, cuando fue tan dificil mantenerlo después de ser diagnosticado. Sin embargo, todavía no está cómodo con su cuerpo y decide que puede hacer un poco de trampa en eso y vestir ropa holgada para tratar de aparentar solo un poquito.
YoonGi ingresa a la habitación como un rayo, vestido con una camisa de cuadros que le hace lucir curioso. Sus ojos oscuros parecen adorarlo por varios minutos y seguidamente, el chico acorta los pasos que los separan y lo aprieta en sus brazos.
A YoonGi le gusta hundir su rostro en la curvatura de su cuello y quedarse quieto, drogando sus sentidos con el aroma de su loción y parpadeando rápidamente para hacerle cosquillas en la sensible y tibia piel.
Varios minutos después, el mayor toma una pequeña distancia y sus labios se estiran en una luminosa sonrisa que JiMin guarda en su pecho, porque no hay muchas cosas tan hermosas como ese simple acto.
—Te vez precioso mi vida, estoy un poco celoso de tener que compartirte con el exterior.
Su entrecejo se frunce y abulta mucho más los labios, totalmente conscientes de que sólo es un camuflaje para evitar verse tan sonrojado y enamorado. Pero no importa si lo hace, porque de todas formas está tremendamente enamorado de ese chico.
—¿Lo dices para cancelar nuestra cita?
YoonGi murmura para sí, con la mirada puesta en sus labios y niega, divertido y algo acalorado.
—Solo digo que voy a besarte a cada paso y que eso nos complica las cosas.
Cuarenta y cinco minutos después, ambos se despiden de los padres de JiMin con los labios hinchados y el cabello de YoonGi un poco revuelto.
Su padre lanza una mirada cansada y su madre sólo ríe, nerviosa. Ellos saben y escuchan muchas cosas, pero en su defensa, JiMin realmente está apenado.
YoonGi entrelaza sus dedos por el pequeño trayecto que los separa del automóvil del mayor y solo se separa cuando le abre la puerta y lo ayuda a subir y abrocharse el cinturón con un beso de recompensa por ser tan buen novio.
—Ya basta, no vamos a llegar si continuas aplastandome así. —JiMin murmura, pero sus brazos están envueltos alrededor de su cuello mientras su novio frota su nariz contra la suya.
La cita no ha iniciado, pero se siente tan protegido, tan mimado y tan amado.
—Te creeré cuando dejes de ser osito JiMinnie y me dejes subir a conducir.
Todavía negándose, JiMin accede y YoonGi besa la punta de su nariz rojiza antes de cerrar con cuidado y subir a su propio asiento.
Sus dedos pican por tocarlo durante todo el camino.
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