Prólogo: Algo real
Thomas llegó a su casa y arrojó su mochila al sofá, esperando notar inmediatamente la soledad en su casa, pero en lugar de eso sus padres estaban sentados en la sala lo que era raro, ya que normalmente trabajaban hasta la noche, ambos tenían una cara de seria.
Los miró con el ceño fruncido y se sentó en el sofá frente a ellos, esperando a que le dijeran la gran noticia, que él sabía, con anticipación que era mala.
-Hijo, tenemos que hablar- dijo su madre
Oh, las palabras sagradas, unas que ningún adolescente quiere oír ya que normalmente signifícan cosas, a veces la charla o una mala noticia, por un momento pensó que esperaba una mala noticia, como que al vecino se le quemó la casa, bueno no tan mala, pero lo que sea por no escuchar la charla de parte de sus padres.
-¿Qué sucede?- preguntó inseguro, y por más curiosidad que de querer saber la respuesta
-A tu padre lo ascendieron- respondió su madre, Elis, con una sonrisa
-Yaaa, pero eso es bueno ¿Por qué me miran como si se hubiese muerto alguien?
-Porque nos vamos a mudar- respondió esta vez su padre levantándose y caminando hasta la cocina, como si la cosa no fuera gran cosa
-¡¿Qué?!- gritó levantándose y Chad, su padre, giró los ojos- ¡Papá! ¡Yo no me quiero mudar! No puedo mudarme, estoy a mitad de año...- comenzó a perseguir a su padre hacia la cocina- y empezar de nuevo no creo que sea muy recomendable
-Nos mudaremos quieras o no- dijo irritado el hombre, comenzando a hacerse un sándwich
-¡Papá!- exclamó siendo ignorado, ya que el mejor remedio que su padre usaba para ignorar a su hijo cuando comenzaba a hacer berrinche era ignorarlo- ¡No voy a mudarme! ¡No pienso mudarme! ¡No, no y no! ¡No. Me. Voy. A. Mudar!
(...)
-No puedo creer que me obliguen a esto- dijo Thomas de brazos cruzados sentado en el asiento trasero de su auto observando su nueva casa
-Thomas, solo inténtalo- dijo su madre sonriéndole tranquilizadoramente- te prometo que si lo intentas te gustará y te sorprenderás con lo que encuentres en este hermoso lugar
-Ja- respondió irónico- te prometo que si pasa algo interesante en este hermoso lugar serás la primera en saberlo
Se bajó del auto y al instante una persona chocó con él, esa persona iba en una patineta y cayó sobre su cuerpo en el pasto.
-¡Dios, niño, fíjate por donde andas!- gruñó un tipo asiático mirándolo desde arriba sin molestarse en ayudarle a levantarse
-¡Has sido tu quien me ha hecho caer!- gritó sacudiéndose la ropa
Minho se quedó viendo al chico con el que chocó, cabello negro, ojos cafés oscuros, carita inocente con lunares en el rostro, no iba a admitirlo pero era adorable, lástima que fuera un niñito mimado, y eso se notaba, por el auto que tenían sus padres quienes les miraban curiosos en esos momentos.
-No era yo el que andaba con un celular en sus manos mirando la pantalla, si me hubieses visto te hubieses apartado
-¡Ya pero...!
-Thomas- le llamó su padre- deja de causar problemas y discúlpate
-¿¡Qué!?-chilló- ¿¡Que yo me disculpe!? ¡Ha sido él quien me ha...!
-No me interesa, Thomas, discúlpate- ordenó en un tono más autoritario alzando las cejas
Abrió la boca mirando a su padre, incrédulo, mierda, era su padre, debía de defenderlo a él no a un completo desconocido que lo había tirado al suelo.
Chad sabía cómo era su hijo, de seguro iba tonteando con su móvil sin fijarse en quien pasaba por afuera del auto, y no estaba para culpar a alguien por la torpeza de su hijo.
-Lo siento mucho- confesó Thomas con la mirada gacha, mientras sentía sus mejillas usualmente pálidas enrojecer a la vez que apretaba la mandíbula y los puños
Minho no pudo evitar sonreír, tenía que admitir que el chico era adorable.
-Perdona no te he oído- dijo con una sonrisa de conformidad mientras tomaba el mentón del otro para que le viera a los ojos
-No lo repetiré- respondió Thomas, seguido le dio un manotazo a la mano del otro, apartándola, para luego irse a su nueva casa a grandes zancadas
-Discúlpalo- se escuchó la voz de Elis una vez Thomas se fue, sonrió a Minho con culpabilidad- suele ser un poco difícil veces
-Descuide, está bien- dijo Minho con una sonrisa, tomó su patineta y se fue
Elis entró a la casa encontrándose a su hijo sentado en el suelo ya que aún no llegaban los muebles.
-¿Cómo estás?
-Ese sujeto fue el que se me tiró encima- gruñó cruzándose de brazos
Elis sonrió para sí misma, tratando de no reírse. La forma en la que el otro miraba a su hijo no parecía malvada, sino que se parecía bastante a las películas que veía ella, como si fuera amor a primera vista, y sabía que si se lo comentaba a su hijo iba a gritarle que el otro era un imbécil o cosas así.
Quizás mudarse no sería tan malo, iniciar de nuevo que Thomas tuviese mejores amigos, ya que todos los amigos que conoció de su hijo, eran unos hipócritas, su hijo necesitaba algo real en su vida, y puede que ahí lo encontrara.
N/A: Mi primera historia Thominho, realmente espero que le guste, repito que no sé cada cuanto actualizaré. Gracias por leer :3
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