El misterio de la mansión.

Clarise aunque no lo demostrara abiertamente, estaba emocionada por la fiesta. La madre de Samanta había investigado sobre la propiedad al pedir el permiso para hacer la fiesta en ella.

Cuando Samanta le dio a Clarise la información como se lo pidió, casi le da un abrazo y un beso frente a todos en la escuela.

Al llegar a su casa se sentó en la cama y se dispuso a leer todos los papeles que había conseguido.

Según el informe la mansión situada en Los Feliz, está abandonada desde hace más de 100 años. El 10 de Octubre de 1905 la esposa del Dr. Harold Bedgebury, Margen Bedgebury fue brutalmente asesinada.

En los reportes que se extendieron en esa época, la Sra. Bedgebury estaba haciendo sus labores domésticas cuando pacientes que estaban inconformes con los métodos de curación del Dr. Bedgebury golpearon hasta la muerte a la mujer.

El 6 de diciembre de 1905, el Dr. Harold Bedgebury envenenó a su hija, Agatha Bedgebury de dieciocho años y la encerró en el sótano, investigaciones más extensas dieron como conclusión que la chica había sido encerrada por su madre en el sótano para que no la vieran los pacientes, la chica según informes de la policía en ese tiempo, dijo que su madre le pidió cuidar la casa y a su esposo.

El Dr. Harold Bedgebury se suicidó bebiéndose un vaso de ácido y se quedó cerca de la puerta donde encerró a su hija. Las autoridades simplemente cerraron las puertas de la casa de 1.500 metros cuadrados.

Un año más tarde, la casa y su contenido original se vendieron en una subasta a Diana y Bastián Monaco. La pareja nunca pasó una noche en la casa, pero la utilizó como almacén. Cuando murieron, su hijo heredó la propiedad, pero tampoco nunca ha vivido allí.

Durante décadas, la mansión, que cuenta con cuartos de empleados, salón de baile, una sala de música, y cuatro dormitorios ha ido deteriorándose. Los potenciales compradores han ofrecido millones por la propiedad, pero sin embargo está fuera del mercado. El tiempo se detuvo en la casa esa trágica noche de hace más de cien años.

Clarise se sorprendió, ella lo más que podía encontrar utilizando el internet eran los nombres de la familia pero jamás la historia de ésta. Sabía que debía decirles a sus compañeros pero el miedo de que fueran a cancelar todo lo de la fiesta le hizo desistir de ese pensamiento.

Decidió mejor hablar con los compañeros que la acompañarían a arreglar y decorar la mansión, estaba ansiosa de ir a ese lugar. Abrió la computadora portátil y añadió a una conversación a sus compañeros, según sabia solo quince de ellos irían.

Mañana después de clase. Mansión Bedgebury.

Lleven cosas para limpiar y adornar. Pidan permiso dormiremos allí.

Con eso escrito cerró la computadora y se cambió para dormir, el día siguiente sería extraordinario.

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Lejos de ahí en una pequeña mansión una sombra paseaba por los pasillos, un pequeño lamento inundaba el espacio. Lentamente los ruidos envolvían a la mansión, gritos inesperados de odio y rencor se podían escuchar, pequeños sollozos de una niña lograban taparlos.

La mansión lloraba por las cosas que pasaron en tiempos antiguos. Nadie se había atrevido a entrar en ella, siempre ha estado sola con sus lamentos. La mansión y su ocupante estaban bien así. Y ambos sabían que si alguien osaba entrar lo pagarían.

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