━ six: howler.
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CAPÍTULO SEIS
VOCIFERADOR
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Karen se había ido a dormir con la preocupación acechándola, intuía que algo no estaba bien con los hermanos Stonem después de que Drew hubiese sido seleccionado Gryffindor, pero no había podido preguntarle a Oliver que sucedía después de la cena porque él se había esfumado rápidamente hacia las mazmorras.
Se levantó mientras se frotaba los ojos con los puños, medio adormilada. La preocupación no le había permitido dormir bien, por lo que se encontraba bastante cansada. Como pudo, se cambió el pijama por el uniforme y apenas se cepilló el cabello antes de bajar a la sala común para esperar a Newt e ir juntos a desayunar. Para su suerte, el castaño no se demoró mucho y tras un breve intercambio de saludos, ambos partieron hacia el Gran Comedor. Por el camino, Karen notó que Newt no paraba de bostezar y cuando le preguntó si no había dormido bien, él le comentó que no había podido parar de darle vueltas a lo sucedido con los Stonem. Él estaba igual de preocupado que ella por Oliver y Drew, así que ambos se propusieron acorralar a Oliver para que les contase que estaba sucediendo y así poder ayudarle.
Tras subir hasta el Gran Comedor, buscaron a sus amigos por las cuatro mesas. Encontraron a Nora en la mesa de Ravenclaw, hablando con otras dos chicas de su misma casa, a Oliver en la mesa de Slytherin, completamente solo —como de costumbre— mientras mordisqueaba una tostada y a Drew en la mesa de Gryffindor, también solo y sin apenas probar su comida. Pero ni rastro de Dave, Thesseus, Daphne o Willow, quizás aún dormían o se habían levantado antes que ninguno y ya se estaban preparando las clases, pero a Karen lo segundo le resultaba menos probable, sobre todo con respecto a su hermano Dave que no era nada madrugador.
Decidieron ir hacerle compañía a Drew, pues no entendían porque Oliver no se sentaba con él siendo su primer día. Sin embargo, antes de que siquiera llegasen a acercarse o a abrir la boca para saludarlo, una lechuza negra como el carbón pasó rápidamente por el lado derecho de Newt y se dirigió hacia donde estaba el menor de los Stonem, soltando una carta con un sobre rojo, que los dos amigos rápidamente reconocieron como un vociferador.
La expresión de Drew, que ella era pálida de por sí, se volvió todavía más blanca y tomó el sobre con manos temblorosas imaginándose lo que venía. Incluso si no quería abrirlo, los vociferadores estaban hecho para explotar después de un tiempo determinado sin haberse abierto y el mensaje comenzaba a vociferarse por sí solo, así que no tenía opción. Lo abrió con cuidado y lo soltó a la vez que daba un respingón cuando escuchó la seria voz de su padre.
—¡¿CÓMO TE ATREVES A CAER EN GRYFFINDOR?! ¡¿NO NOS HAS HUMILLADO YA SUFICIENTE?! —fueron las dos preguntas a voces que salieron de la carta. La voz era seria, intimidante y se percibía en ella una notable ira y desprecio—. ¡UN STONEM EN GRYFFINDOR, LO QUE NOS FALTABA YA! ¡NI SIQUIERA ERES UN BUEN RUNISTA Y TE ATREVES A QUEDAR EN ESA ASQUEROSA CASA! ¡ERES UNA DESHONRA PARA LA FAMILIA! ¡UNA DESHONRA! ¡Y CUANDO TE COJA, TE VAS...!
El mensaje fue abruptamente interrumpido cuando el vociferador empezó a arder debido al hechizo Incendio que Oliver había lanzado, tras levantarse de la mesa de Slytherin y dirigirse a la de Gryffindor, con una cara que detonaba más enfado del habitual. Drew lo miró con ojos temblorosos y Oliver apretó los puños, intentando contener la ira. Sin embargo, en cuanto escuchó a los presentes murmurar sobre lo que había sucedido, su ira solo aumentó.
—¿Acaso no tenéis cosas más importantes qué hacer que cotillear sobre la vida de los demás? ¿O es que acaso vuestras vidas son perfectas? Si os sigue escuchando hablar sobre mi familia, os juro que será lo último que hagáis, maldita escoria —siseó y amenazó elevando el tono con una cara tan seria, que hizo ver a todo el mundo que estaba más que dispuesto a cumplir lo que había dicho, por lo que todos enmudecieron.
Suspiró pesadamente mientras regresaba la vista hacia su hermano, quien había bajado la cabeza sintiéndose abrumado y avergonzado por la situación.
—Ignora lo que ha dicho el estúpido de nuestro padre, no merece la pena que te deprimas por alguien así —dijo con un tono que detonaba desprecio hacia su progenitor.
—Pero tiene razón, soy una deshonra para los Stonem —murmuró en un hilo de voz. Reconocerlo él mismo le dolía más qué que su padre o cualquier otro miembro de la familia se lo dijese—. Caí en Gryffindor, pero es que encima ni siquiera se me dan bien las runas, soy patético como miembro de la familia Stonem...
—Eso no es así —replicó Oliver de inmediato—. Además, aún eres joven, todavía tienes mucho que aprender y mejorar.
—¡Tú no lo entiendes! —gritó Drew de repente, sorprendiendo a Oliver bastante, pues rara era la vez que había escuchado a su hermano elevar la voz—. ¡No entiendes como me siento! ¡Eres el Stonem perfecto! ¡Slytherin y probablemente el mejor runista que va a conocer nuestra familia! ¡Es imposible que puedas entender la posición en la que estoy y lo que estoy pasando porque nuestra familia sea una mierda, llena de tradiciones y reglas absurdas!
El rostro de Oliver se crispó. ¿Qué no lo entendía? ¡Claro que lo entendía y mejor de lo que Drew pensaba! Puede que no entendiese por completo su posición, pero si lo que significaba ser un maldito miembro de la familia Stonem. Era el hijo mayor y el futuro cabeza de familia, y su talento para las runas que debería haberle hecho el camino más fácil, se lo había hecho mil veces más tortuoso. Porque desde que a los dos años consiguió dibujar una runa de forma estable, la familia comenzó a ejercer una presión arrolladora sobre él. Siempre esperando demasiado de él y sometiéndolo a rigurosos y agotadores entrenamientos para mejorar su potencial, en los que si no tenía cuidado con el poder que aplicaba a cada runa, podía terminar perdiendo la vida, porque las runas absorbían energía vital. ¿¡Y le decía que no lo entendía!? Cuando se había pasado todo lo que llevaba de vida, siendo obligado a hacer las cosas como la familia quería y no como él quería hacerlas, y cargando con una gran presión que le amargaba la existencia, para mantener el maldito prestigio y orgullo de ser los mejores runitas del mundo.
Antes de que pudiera estallar y soltarle todo aquello a su hermano menor, Drew se levantó y empezó a caminar a toda prisa hacia la salida.
—¡Drew! —lo llamó Oliver molesto, pero fue ignorado.
Karen intentó detenerlo, sujetándole por el brazo cuando paso por su lado, pero el menor con un movimiento brusco y sin siquiera mirarla, hizo que lo soltase y echó a correr. Inmediatamente después, se escuchó un fuerte golpe y cosas rompiéndose al estrellarse contra el suelo. Cuando se giró, se encontró con que Oliver había pateado la mesa con bastante fuerza. Lo miró con preocupación y entonces, vio como él también se disponía a marcharse de allí.
—¡Oliver! —exclamaron tanto ella como Newt al unísono, pero al igual que Drew había ignorado a Oliver, él los ignoró a ellos y se marchó.
Los dos amigos se miraron mientras comenzaban a entrar en pánico, sin tener ni idea de cómo hacer para lidiar con esa tensa situación. Nora se unió a ellos con expresión afligida y entre los tres intentaron pensar qué hacer. Tristemente, ninguno era demasiado hábil para consolar y confortar a otros, por lo que por un instante pensaron en ir a buscar a Daphne, quien era increíblemente hábil tratando con las personas. Sin embargo, como seguramente perderían mucho tiempo en ello y la situación se les hacía tan crítica, decidieron separarse e ir a buscar ellos mismos a los hermanos Stonem para intentar hablar con ellos y calmarlos. Tras varias negativas, Nora aceptó ir a buscar a Oliver, aunque le preocupaba meter la pata al ponerse nerviosa por estar a solas con él, mientras tanto Karen y Newt buscarían a Drew.
Los dos Hufflepuffs corrieron por todo el castillo, buscando en cada rincón y pensando donde podría ir el joven de los Stonem. Preguntaron a varios Gryffindors si lo habían visto en la sala común, pero nadie lo había hecho, así que continuaron su búsqueda por los exteriores. Lo encontraron finalmente acurrucado en una esquina de los grandes jardines, ocultó detrás de un gran seto en forma de león. Se acercaron a él con cautela y el pequeño elevó la cabeza de entre sus piernas al notarlos, pero rápidamente la escondió de nuevo.
—¿Drew, estás bien? —preguntó Karen con un tono suave, aunque era obvio que no estaba bien.
Él negó con la cabeza como toda respuesta y sin levantarla. Newt y Karen intercambiaron una mirada llena de preocupación.
—N-No sabemos muy bien lo que está sucediendo, pero si nos lo cuentas, quizás podamos ayudarte —comentó la pelirroja tras dudar, ya que no quería que él se molestase por estar intentado meterse en sus asuntos privados.
Hubo un par de minutos en silencio hasta que al fin, Drew se decidió a mirarlos y a hablar:
—¿Habéis escuchado lo que dijo el vociferador? —comenzó preguntando y ambos amigos asintieron con tristeza—. Ese es el pan de cada día en casa.
—¿Te dicen cosas tan horribles a diario? —cuestionó Newt notablemente conmocionado y Karen se encontraba exactamente igual.
—Sí, porque soy la deshonra de la familia —respondió con una sonrisa amarga. Sonreír por no llorar.
—P-Pero no entiendo exactamente porque dicen que lo eres... —comentó la pelirroja, una vez más dudando. «Ni porque son tan crueles, sigue siendo su hijo», pensó.
—La familia Stonem es reconocida como la familia de runistas más poderosa del mundo, todos los miembros tienen mucho talento con las runas, pero yo apenas soy capaz de mantener las que dibujo por unos segundos y eso cuando soy capaz de dibujarlas... —Bajó la mirada mientras lo contaba y apretó ligeramente los puños.
Newt y Karen lucían sorprendidos. Nunca habían escuchado de un Stonem con problemas con las runas, pero, claro, tampoco habían escuchado de un Stonem que hubiera caído en Gryffindor antes de Drew. Parecía que él estaba rompiendo los estándares de los Stonem.
—Pero eres joven aún —repuso Newt cuando salió de su perplejidad.
—Exacto y como dijo Oliver antes, todavía tienes mucho que aprender y mejorar. Seguramente con los años tus habilidades de runistas serán mejores —añadió Karen.
—Pero Oliver... —intentó replicar. Quería decir que su hermano solo era un par de años mayor que él y ya era increíblemente asombroso como runista.
—Sinceramente, creo que Oliver es un caso aparte y no es adecuado que te compares con él —se apresuró a decir la pelirroja a lo que el castaño a su lado asintió.
—Vale, es cierto que Oliver es un caso aparte —reconoció—. Pero, ¿qué pasa si por mucho que me esfuerce no llego a ser un buen runista? —preguntó con angustia—. ¿Lo sabéis? Que el poder de las runas va ligado al poder, concentración y energía vital del mago o bruja.
—Sí, Oliver nos lo contó una vez —respondió Newt. Aún recordaba con claridad como el Slytherin se había pasado horas hablándoles de las runas sin parar. Era la primera vez que lo habían visto tan animado con respecto algo. Pero obviamente ni él ni Karen podían quejarse, ya que ellos eran exactamente igual con las criaturas mágicas.
—¿Entonces, y si nunca consigo tener el poder suficiente para usarlas adecuadamente? —cuestionó el Gryffindor, decaído.
—Eso no lo sabrás hasta que lo intentes. Pero mientras que sigas esforzándote en ello, algún día lo conseguirás, estoy seguro —trató de reconfortarlo el Hufflepuff.
—Y, bueno, aunque no sea así, si tu familia no es capaz de aceptarte y quererte solo porque eres diferente a ellos, entonces no te merecen —dijo la pelirroja tajante, aunque en seguida se lamentó por si había sonado demasiado dura.
—Mi hermano también dice eso —comentó él, volviendo a bajar la mirada—. Aunque a veces me preocupa que él también se decepcione y harte de mí...
—No —dijeron Newt y Karen a la vez y sin siquiera dudar. Solo había pasado un día desde que habían conocido a Drew, pero ya habían notado lo mucho que Oliver lo apreciaba, así que era imposible que eso fuera a pasar.
—Pero él ya debe estar cansado. Para empezar, creo que es en parte culpa mía que él sea como es, ya sabéis, tan arisco y antisocial —Los dos tejones lo miraron con confusión, no entiendo como podía ser eso culpa de él—. Oliver es el único en toda la familia que me apoya y defiende, y se ha metido en muchas discusiones con nuestros padres por ello —comenzó a contar y a la pelirroja se le dibujó una pequeña sonrisa, porque, como había pensado, Oliver era un hermano mayor protector para Drew, justo como Dave y Daphne lo eran para ella—. Debe de ser agotador tener que estar cuidando siempre de mí... Quizás algún día se le agote la paciencia y me deje de lado...
—Tú lo conoces mejor que nosotros, ¿te parece qué es esa clase de hermano? —cuestionó Karen con una ceja alzada y Drew inmediatamente lo negó—. ¿No ves? No tienes que preocuparte por eso.
—Además, teniendo como tu hermano a un gran runista, ¿no crees que puedes aprender mucho de él para mejorar y luego darles en las narices a tu familia? Sorprendentemente él es bueno enseñando —señaló Newt, recordando de nuevo aquella charla sobre runas de varias horas. En ella les había enseñado a dibujar una runa sencilla y todos habían conseguido hacerla tras un par de intentos y que él les diese indicaciones sobre lo que hacían mal para corregirlo, siendo a Karen a la que menos le había costado ya que ella era buena con el dibujo.
—Eso es cierto —afirmó Drew con una leve sonrisa y ambos amigos asintieron animadamente.
—Y ahora, ¿qué tal si vamos a buscarlo? —inquirió Karen mientras lo sujetaba por un brazo y Newt por el otro para ayudarlo a levantarse, pero también para que no huyese.
—Tenéis que hacer las paces —continuó el castaño.
—Sí, y tienes que disculparte —añadió la pelirroja.
Drew asintió, sabiendo que tenían razón, por lo que se dejó guiar por ellos por el interior del castillo. Gracias a Helga, Oliver fue mucho más fácil que encontrar que Drew. Se encontraba al pie de unas escaleras, con la cabeza enterrada en las piernas —justo como había estado Drew cuando lo habían encontrado— y con Nora a su lado, acariciándole la espalda con una mano. A Karen y a Newt les sorprendió descubrir otra nueva faceta de su amigo, a pesar de que normalmente se veía fuerte y era como si nada le afectase, también tenía su lado frágil.
—No tienes que sentirte culpable, eres un buen hermano y estoy segura de que Drew también lo sabe —alcanzaron a escuchar que le decía Nora para reconfortarlo.
Fue entonces cuando la Ravenclaw los vio llegar y en seguida, se levantó de las escaleras, a la misma vez que los Hufflepuffs empujaban por la espalda al Gryffindor para que se acercase al Slytherin.
—Hermano —lo llamó con duda y el mencionado rápidamente elevó la mirada. Su expresión que se había relajado tras hablar con Nora volvió a endurecerse, por lo que Drew se sintió intimidado y miró hacia atrás, a Karen y Newt, sin saber qué hacer. Ellos vocalizaron un «tú puedes» y «ánimo» para darle fuerzas y él regresó la mirada hacia su hermano—. Yo... lo siento mucho, no debería haberme desquitado contigo ni haber dicho que no me entiendes cuando eres el único que se preocupa por mí y trata de ayudarme... Lo siento...
Drew bajó la mirada hacia sus pies, los cuales movió nerviosamente, mientras esperaba que Oliver dijese algo. Pero este no lo hizo, solo permaneció mirándolo, porque conocía tan bien a su hermano menor como para saber que aún no le había dicho todo lo que pasaba por su mente y lo tenía preocupado, y hasta que no se lo dijese, no iba a decir ni una palabra.
—De verdad lo siento... —continuó el menor tras unos minutos—. Pero es que es tan duro y me da tanto miedo seguir decepcionado a la familia y que terminen expulsándome, que me estreso y acabo pagándolo con el único que no debería pagarlo... —Para este punto, las lágrimas que se habían aglomerado en sus ojos ya habían comenzado a salir.
—Como si fuera a permitir tal cosa —habló al fin el mayor con tono serio—. Soy el próximo cabeza de familia, así que no vas a ser expulsado sin mi permiso y como comprenderás, no tengo intención de darlo, ya que eres mi hermano pequeño —indicó sin apartar la mirada de él; mirada que parecía decir «voy a protegerte».
Al contrario se le escapó un sollozo tras escucharlo y pequeños temblores sacudieron su cuerpo mientras intentaba contener los demás. Karen y Nora tuvieron que hacer un soberano esfuerzo para no moverse e ir a abrazarlo con todas sus fuerzas.
Oliver suspiró pesadamente y después de rascarse la nuca, finalmente se levantó de las escaleras y se acercó hasta su hermano. Rodeó sus hombros con un brazo y lo atrajo hacia así, Drew no tardó ni un segundo en abrazarlo con fuerza mientras escondía la cabeza para llorar. Mientras lo dejaba desahogarse, Oliver miró a sus tres amigos y vocalizó un gracias, que ellos respondieron dedicándole unas sonrisas.
Ese día, Newt, Karen y Nora comprendieron que ser un Stonem no era tan fácil como pensaban. La mayoría de las personas creían que ser un Stonem era sinónimo de tener una vida perfecta, porque se tenía poder, estatus y dinero. Pero Oliver y Drew eran la prueba de que eso no era así y que en realidad ser parte de una familia con tanto prestigio y de la que la gente tenía tantas expectativas, era una presión constante. Y más aún cuando la familia en cuestión era tan tradicional y estricta que despreciaban a cualquiera que no cumplía con sus estándares o incumplía las reglas. Cuando era una familia que valoraba más su estúpido orgullo y dichoso talento, que a los propios miembros en sí.
Ese día, comprendieron, que aunque no fuera realmente asunto suyo, tenían que ayudar a Oliver y a Drew en todo lo posible para hacer su carga más ligera y sus vidas más llevaderas. Tenían que ayudarlos y protegerlos —aunque seguramente Oliver no se dejaría mucho— porque eran sus preciados amigos y no querían verlos sufrir por culpa de su horrible familia.
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La familia Stonem de la época era tan horrible y se lo hicieron pasar tan mal a mis bebés Oliver y Drew. ;;
Por cierto, para los que no se dieron cuenta, actualicé el apartado de gráficos poniendo un vídeo edit que he hecho de la familia Stonem. Os lo dejo por aquí también por si queréis verlo:
https://youtu.be/c_BMrviNnNU
Espero que os haya gustado tanto el capítulo como el vídeo. ♥
Marie Weasley.
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