Supera La Oscuridad: El Nacimiento de Kaiser Regulus Storm Zephyrus, y Neo Atlas
Flashback
Un joven Ryo estaba sentado junto a su abuelo en la tranquilidad de su casa en Shirakawa, un lugar apacible y alejado del bullicio de Tokyo. Desde la puerta que daba al patio, ambos contemplaban el cielo estrellado, un inmenso lienzo de luz y misterio. Ryo, con su pequeño cuerpo apoyado contra las piernas de su abuelo, observaba las estrellas con ojos curiosos y una tristeza inocente.
"Abuelito..." murmuró el niño, su voz cargada de melancolía.
"¿Qué ocurre, mi pequeño valiente?" preguntó el anciano, acariciando con ternura la cabeza de Ryo.
"Abuelito, ¿por qué hay gente mala? Hoy vi a unos niños molestando a un perrito, y eso me puso muy triste," explicó Ryo, su rostro reflejando confusión y pesar.
El abuelo, con su mirada sabia y profunda, posó suavemente una mano en la cabeza del niño. Tras una breve pausa, respondió con calma:
"Es difícil saberlo con certeza, Ryo... pero creo que sucede porque su corazón está ahogado en la oscuridad."
"¿Oscuridad?" repitió Ryo, frunciendo el ceño.
El abuelo sonrió con paciencia antes de continuar:
"En todos nosotros hay luz y oscuridad, como el día y la noche. A veces, la oscuridad dentro de una persona se hace tan fuerte que apaga la luz que llevan en el corazón. El odio, el rencor, la ira... son como sombras que crecen y cubren todo a su paso."
El anciano colocó su mano en su propio pecho, como si quisiera mostrarle a Ryo dónde se libra esa batalla invisible.
"Cuando eso ocurre, la luz de su corazón queda enterrada, y les cuesta mucho ver la bondad en los demás."
"Entonces... ¿la gente mala ya no tiene luz?" preguntó Ryo, con un atisbo de temor en sus ojos.
"Claro que aún tienen luz, Ryo," respondió el abuelo, su tono lleno de esperanza. "Solo que está escondida, atrapada bajo toda esa oscuridad."
Ryo se quedó en silencio por un momento, tocándose el pecho como si intentara sentir la luz dentro de sí mismo.
"¿Yo también tengo luz y oscuridad?" preguntó, su voz teñida de preocupación.
El abuelo lo miró con cariño.
"Sí, pequeño. Todos las tenemos. Son parte de quienes somos."
Ryo levantó la mirada hacia él, con un destello de inquietud en sus ojos.
"¿Y cómo hago para que la oscuridad no gane?"
El abuelo sonrió, acariciando de nuevo la cabeza de Ryo con ternura.
"No puedes eliminarla del todo. Pero puedes aprender a controlarla. El secreto está en controlar tu corazón."
"¿Controlar mi corazón?" repitió Ryo, confundido.
"Sí. Nunca olvides lo que realmente importa para ti, Ryo. No permitas que las malas experiencias definan quién eres. Enfréntalas, aprende de ellas y úsalas para fortalecerte. Si mantienes tu corazón enfocado en la luz, la oscuridad nunca podrá dominarte."
Ryo alzó la vista hacia el cielo estrellado, con una expresión pensativa. Las palabras de su abuelo se grababan en su mente como una promesa.
"Si logras controlar tu corazón, no solo podrás superar cualquier obstáculo, sino que descubrirás un poder que te hará más fuerte que cualquier sombra. La oscuridad puede ser poderosa, pero nunca es invencible."
El abuelo se quedó en silencio, dejando que la sabiduría de sus palabras llenara el momento. Juntos, siguieron mirando las estrellas, mientras una brisa suave parecía llevar consigo la esperanza y la fortaleza de aquella lección.
Ryo asintió lentamente, como si comprendiera, aunque fuera un poco, la profundidad de lo que su abuelo le había enseñado. Esa noche, bajo el vasto cielo iluminado, algo dentro de él comenzó a cambiar.
Fin de Flashback
Ryo despertó tumbado sobre un suelo áspero y frío, mientras un cielo violeta se extendía como un manto ominoso sobre él. Cada rincón de ese lugar exudaba una sensación de desasosiego. Intentó incorporarse, con el cuerpo pesado y los recuerdos borrosos.
"¿Dónde estoy?" murmuró, frunciendo el ceño mientras intentaba atar cabos. Su mente estaba nublada, pero una llama familiar emergió de su Tamer Link, iluminando tenuemente la oscuridad circundante.
"¿Tú otra vez?" Ryo exhaló con alivio al reconocer aquella figura, aunque la confusión aún reinaba. "¿Qué es este lugar? ¿Qué está pasando?"
La llama danzante comenzó a cambiar, formando la imponente silueta de una cabeza de león, sus ojos chispeando con un brillo intenso y penetrante.
"Lo último que recuerdo es luchar contra ese gato negro. Luego... Ogre fue atacado por Caesar Shark. Sentí una furia inmensa, pero no era mía..." Los recuerdos fragmentados comenzaban a alinearse en su mente. Miró a la llama, buscando respuestas.
"Estás en lo cierto, esa furia no era tuya," respondió la llama, su voz reverberando con gravedad. "Era la de Liogre."
"¿Liogre?" Ryo repitió el nombre con desconcierto. Las piezas finalmente encajaron en su mente. "Espera... Cuando Ogre fue herido, escuché un rugido en mi mente. Era él... Liogre rugiendo con una ira descontrolada antes de que todo se volviera negro."
Su mirada se tornó seria al procesar lo que estaba ocurriendo. "¿Estoy... en su mente?" preguntó, la noción pareciendo cada vez más plausible. La llama asintió, el fuego crepitando suavemente en el silencio.
"Correcto. Este lugar es la mente de Liogre... o, más precisamente, lo que queda de ella. La oscuridad lo ha consumido, y ahora controla la criatura en la que tú y él se han transformado. Estás atrapado aquí porque compartes su destino."
Las palabras de la llama golpearon a Ryo como un martillo. Frunció el ceño, pero no con enojo, sino con una mezcla de desafío y preocupación.
"¡Oye! Si tú tuvieras a alguien querido herido ante tus ojos, ¿no harías todo lo posible por protegerlo?" replicó, defendiéndose con vehemencia, aunque pronto un pensamiento lo interrumpió. Su voz se tornó más apremiante. "Si este es su mundo mental, ¿dónde está él? No puedo sentir su presencia."
"Eso es porque Liogre está atrapado, sepultado en las profundidades de su propia oscuridad," explicó la llama, su tono grave como un eco en la vastedad de aquel lugar. "Esa oscuridad está controlando su cuerpo y la criatura que han llegado a ser. Para salir de aquí, debes encontrarlo. Puedo guiarte hacia donde aún persiste su conciencia, pero el camino será arduo. La oscuridad hará todo lo posible por detenerte."
Ryo asimiló esas palabras, sintiendo cómo su corazón se inflamaba con determinación. Extendió el brazo y activó su armadura. Un destello brillante cubrió su cuerpo, reflejando su voluntad inquebrantable.
"Liogre no es solo mi compañero; es como un hermano para mí. No lo abandonaré ahora, no cuando más me necesita. Llévame hasta él," declaró con firmeza.
La llama asintió, comenzando a moverse a través del extraño paisaje. Ryo la siguió sin dudar, sus pasos resonando con decisión en aquel mundo de sombras.
En el mundo real, la guarida de Nut estaba sumida en el caos. Deathfire rugía con una furia descomunal, su energía desatada estremeciendo el entorno y llenando el aire con una sensación de peligro inminente. Todos los presentes observaban con horror, sin saber cómo detener la devastación que estaba a punto de desatarse.
"Oh no..." murmuró Salmomancer, su rostro pálido mientras sus manos temblorosas intentaban estabilizar las heridas de Ogre. La tensión en el aire era casi palpable cuando Zhao y Mei se apresuraron hacia él, sus rostros reflejando una preocupación genuina.
"¿Qué ha pasado?" exclamó Zhao, su voz temblando mientras miraba al herido Ogre y luego a Salmomancer.
"Liogre..." comenzó Salmomancer con pesar en su voz, sin apartar los ojos de Ogre. "Se dejó consumir por la ira al ver a su hijo herido por Caesar. Esa furia abrió una brecha en su corazón, permitiendo que la oscuridad lo dominara. Lo que ves ahora..." Señaló hacia la imponente figura de Deathfire, que rugía como si el mismo mundo se estuviera desmoronando. "...es el resultado de esa oscuridad incontrolable."
Deathfire dejó de rugir abruptamente, sumiendo la escena en un silencio aún más aterrador. Sus ojos rojos resplandecían con un brillo sobrenatural mientras todos los presentes se quedaban paralizados.
"¡Esto es perfecto!" exclamó Nut, rompiendo el silencio con una risa cruel que resonaba en la guarida. "¡Un arma tan poderosa como esta es justo lo que necesitamos! Con Deathfire bajo mi control, la liberación de Dragul será inevitable." Levantó el Bastón de la Oscuridad Eterna, su sonrisa llena de malicia. "¡Deathfire! ¡Ataca y destrúyelos a todos!"
Pero Deathfire no obedeció. En cambio, giró lentamente la cabeza hacia Nut, su gruñido profundo y amenazante haciendo que el villano retrocediera un paso.
"¿Qué estás esperando? ¡Te di una orden!" gritó Nut con nerviosismo. Antes de que pudiera decir algo más, Deathfire se lanzó hacia él con una velocidad imposible. En un abrir y cerrar de ojos, lo sujetó por la cabeza con una mano poderosa, haciendo que el Bastón de la Oscuridad Eterna cayera al suelo con un estruendo.
Ogre, apenas consciente, abrió los ojos al oír el caos. Leoparmint dejó escapar un suspiro aliviado al notar que estaba despierto, mientras Salmomancer continuaba utilizando su magia para sanar sus heridas.
"¿Leoparmint?" susurró Ogre, su voz débil.
"¡Ogre!" respondió Leoparmint, inclinándose hacia él con lágrimas de alivio. Salmomancer no apartaba las manos del muchacho, concentrado en cerrar la herida con sus habilidades.
"Agradece que el ataque de Caesar no alcanzó un lugar vital," dijo Salmomancer con tono grave. "De lo contrario, estarías con Anubius y tu abuela en el más allá."
"¿Dónde está... Regulus?" preguntó Ogre, intentando enfocar la mirada en la enorme figura de Deathfire, que aún sujetaba a Nut como si fuera un muñeco de trapo.
"Eso... eso es Regulus," dijo Leoparmint con la voz entrecortada. "O más bien, lo que queda de él."
Ogre se estremeció al escuchar las palabras de Leoparmint. "¿Cómo puede ser... él?"
"Cuando te hirieron, el miedo y la ira de Liogre lo consumieron," explicó Salmomancer. "La oscuridad que había enterrado en su interior encontró su oportunidad para tomar el control."
En ese momento, Nut gritó de pánico, intentando liberarse del agarre de Deathfire. "¡Dijiste que podrías controlarlo!" rugió Caesar Shark, claramente molesto mientras se enfrentaba a los ataques de Zephyrus y Atlas.
"¡Puedo hacerlo, solo necesito el Bastón!" gritó Nut, intentando desesperadamente alcanzar el artefacto caído. Pero antes de que pudiera tocarlo, Deathfire lo aplastó bajo su pie, rompiéndolo en pedazos. Los ojos de Nut se abrieron de par en par, el terror apoderándose de él cuando Deathfire rugió con un tono que parecía perforar el alma.
"Desdemona..." gruñó Deathfire, su voz resonando con un eco sobrenatural. De repente, lanzó un torrente de llamas oscuras, envolviendo a Nut en un fuego abrasador. Los gritos del villano llenaron el aire mientras todos los presentes observaban, horrorizados. Finalmente, Deathfire lo arrojó a un lado como si fuera un simple desecho, sus ojos ahora fijándose en Caesar Shark.
Zephyrus y Atlas intentaron aprovechar el momento. "¡Pagarás por lastimar a Ogre!" gritó Zephyrus, lanzando una ráfaga de flechas energéticas contra Caesar Shark. Atlas, por su parte, invocó un poderoso ataque acuático, el Neo Tidal, intentando derribar al enemigo.
"¡Si tu esposa pudiera verte ahora, estaría horrorizada!" espetó Atlas, su voz cargada de desprecio. Pero Caesar Shark, enfurecido, agarró a Atlas y lo arrojó con fuerza hacia Zephyrus.
"¡Maldita sea!" gruñó Atlas al levantarse con dificultad. "Necesitamos un plan mejor. Sin la Forma Trinity, no tenemos suficiente poder para enfrentarlo."
De repente, un rugido atronador les hizo volverse. Deathfire se lanzaba directamente hacia ellos. Zephyrus levantó las manos en señal de tregua. "¡Espera! ¡Somos aliados!"
Pero Deathfire no mostró señales de reconocimiento. Justo cuando el monstruo estaba a punto de embestirlos, un destello cegador iluminó la escena. Bái Hǔ y Tai-Li aparecieron de la nada, interponiéndose en el camino.
"¡Amigos, escuchen!" suplicó Bái Hǔ, intentando sostener a Deathfire. "¡Por favor, recuerden quiénes son!"
"¡Ogre está bien! ¡No necesitan hacer esto!" gritó Tai-Li, buscando llegar a la conciencia de los seres atrapados en la oscuridad.
Pero Deathfire rugió con más fuerza, su pecho brillando intensamente. "¡Atomic Scream!" rugió, desatando un haz de energía que destrozó la pared de la guarida, dejando un cráter en su lugar.
En el laboratorio, Padressa, Mantaray y Sealance observaban aterrorizados cómo el caos crecía sin control. Mientras tanto, C.O.T.B. se apresuró a proteger a Leoparmint, Salmomancer y Ogre, mientras la guarida de Nut se convertía en un campo de batalla.
Mientras se adentraban en el vasto paisaje mental dentro de Deathfire, Ryo y la llama avanzaban con determinación, buscando a Liogre entre las sombras y las distorsiones que formaban aquel lugar caótico.
"¡Liogre!" gritó Ryo, su voz resonando en el vacío interminable "¡¿Dónde estás?!"
Solo el eco de su propia voz le respondió. Frunció el ceño, frustrado por el silencio que se extendía a su alrededor.
"¿En serio pensaste que simplemente llamándolo iba a aparecer?" comentó la llama, observándolo con una mezcla de preocupación y escepticismo.
Ryo suspiró, cruzándose de brazos mientras lanzaba una mirada cansada a su alrededor.
"Tenía que intentarlo, ¿no? Este lugar parece no tener fin" murmuró, bajando la cabeza con un suspiro. La frustración en su voz dio paso a un matiz más sombrío "Pero... ¿por qué? ¿Por qué Liogre tardó tanto en decirme que no estaba bien?"
El peso de la culpa lo golpeó como una ola. Se sentía ciego e insensible por no haber notado el dolor de su amigo antes.
"Tal vez debí darme cuenta... Tal vez debí intentarlo más..." musitó, la voz quebrándose por el remordimiento.
La llama lo observó con seriedad, sus ojos brillando con una luz cálida pero firme.
"Ryo, no puedes permitirte caer en la culpa ahora. Si dejas que tu corazón se llene de dudas y debilidad, nunca podremos salir de aquí."
Ryo levantó la mirada hacia la llama, la irritación brillando en sus ojos.
"Es fácil para ti decirlo... Tú no tienes a alguien que te importe tanto" replicó, su tono teñido de amargura.
La llama permaneció en silencio por un momento, antes de responder con una inesperada sinceridad.
"Sí lo tengo."
La sorpresa cruzó el rostro de Ryo.
"¿Qué?"
"Tú y Liogre" respondió la llama con firmeza "Ustedes son mi responsabilidad. Por eso estoy aquí, ayudándote."
Ryo parpadeó, desconcertado por las palabras de la llama. Esta continuó, su voz ahora teñida de un tono casi protector.
"Liogre te necesita fuerte, tanto por él como por ti mismo. Él ha perdido su luz, pero tú puedes devolvérsela."
Las palabras calaron hondo en Ryo, quien asintió lentamente, aunque la tristeza seguía reflejándose en sus ojos.
"Lo sé, pero... no entiendo por qué nunca me dijo nada. Si estaba sufriendo tanto, ¿por qué no confió en mí?"
La llama lo miró con compasión, su luz brillando con una calidez reconfortante.
"Porque no quería preocuparte. Desde que llegaste a su vida, Ryo, tú has cambiado su mundo. Para Liogre, eres más que un amigo. Eres la persona que le devolvió esperanza cuando creía que no quedaba ninguna."
Ryo desvió la mirada, procesando las palabras de la llama.
"Entonces... ¿por qué no puede confiar en Killer Shark? Sé que ha hecho cosas horribles, pero parece que ha cambiado..."
La llama asintió lentamente.
"Algunas heridas son tan profundas que dejan cicatrices difíciles de sanar" admitió, causando que Ryo bajara la mirada, abrumado por el peso de su propia ignorancia.
Pero entonces, la llama sonrió, su expresión animada por una chispa de esperanza.
"Aun así, siempre hay un primer paso. Y ahora, ese paso te corresponde a ti."
Ryo levantó la vista, enfocado en una figura que emergía a la distancia. Era una estructura imponente, oscura y familiar.
"Espera... ¿ese no es...?" comenzó Ryo, entrecerrando los ojos.
"Sí, el castillo de Liogre" confirmó la llama, su tono grave "Allí es donde la oscuridad ha atrapado su conciencia."
Sin dudarlo, Ryo empezó a correr hacia el castillo. Pero, antes de que pudiera avanzar demasiado, gruesas lianas negras surgieron del suelo, envolviéndolo con fuerza.
"¡¿Qué diablos es esto?!" exclamó Ryo, luchando por liberarse de las lianas que lo sujetaban.
La llama se acercó, observando las sombras que lo retenían.
"Es la oscuridad que intenta protegerse. Estas lianas son manifestaciones de la mente atormentada de Liogre."
"¡Entonces ayúdame a cortarlas!" gritó Ryo, forcejeando con más fuerza.
La llama negó con la cabeza, su expresión seria.
"No puedo hacerlo por ti. Este es tu desafío, Ryo. Debes enfrentarlo tú mismo."
El chico gruñó, sus músculos tensándose mientras intentaba liberarse. Cada liana que cortaba parecía ser reemplazada por otras aún más fuertes.
De vuelta en el mundo real, el caos reinaba mientras Deathfire rugía con una ferocidad desmedida. Los héroes estaban dispersos por el suelo, agotados y adoloridos tras el devastador impacto. Atlas se había desfusionado, dejando a Akira y Killer Shark luchando por levantarse entre escombros y cuerpos caídos.
"¡Ngh!" gimió Akira, tambaleándose mientras intentaba mantenerse en pie. Killer Shark, también maltrecho, se levantaba con dificultad, al igual que Eagle y Tadashi, desfusionados y visiblemente debilitados.
"¿Tadashi, estás bien?" preguntó Akira con preocupación, esforzándose por enfocar su mirada.
"Apenas..." respondió Tadashi con un hilo de voz, luchando por recuperar el aliento.
Killer Shark y Eagle se acercaron tambaleándose, con heridas visibles y rastros de sangre manchando sus brazos. Aunque ninguno estaba mortalmente herido, el daño acumulado era evidente. Tai-Li y Bái Hǔ llegaron para prestar ayuda mientras C.O.T.B. protegía a Ogre, Leoparmint y Salmomancer. Todo el grupo observaba con inquietud cómo la colosal figura de Deathfire seguía rugiendo, desbordando energía destructiva.
De entre los escombros surgió una figura imponente: Caesar Shark. A pesar del ataque de Deathfire, estaba de pie, con los ojos brillando de furia contenida.
"Así que... monstruo..." murmuró Caesar Shark mientras tronaba su cuello con calma aterradora. "Ahora sí que me hiciste enojar."
Deathfire respondió con un rugido ensordecedor, y los dos titanes se abalanzaron uno contra el otro. La pelea era un espectáculo brutal: Caesar Shark atacaba con fuerza implacable, pero Deathfire contrarrestaba con salvajismo puro, logrando morder su hombro y obligándolo a retroceder. Los golpes resonaban como truenos, dejando a todos paralizados ante la ferocidad del enfrentamiento.
Akira, incapaz de mirar, apartó la vista, con lágrimas brotando de sus ojos.
"¿Qué sucede?" preguntó Bái Hǔ con tono preocupado.
Akira no respondió de inmediato. Sus manos temblaban mientras susurraba:
"Esa cosa... ya no es Ryo... ni tampoco Liogre."
La voz de Akira se quebró, dejando escapar un lamento desgarrador.
"¿Y si ellos ya no están? ¿Y si fueron borrados cuando Regulus se convirtió en esto?" Su tono reflejaba una mezcla de terror y desesperación.
Las palabras de Akira helaron a todos. Tai-Li sintió que su corazón se encogía ante la idea de que su mejor amigo pudiera haberse desvanecido. Bái Hǔ cerró los ojos con fuerza, tratando de ignorar el creciente miedo en su interior. En su mente, Golder compartía ese temor, rezando para que Liogre y Ryo aún estuvieran presentes.
Ogre, con lágrimas en los ojos, murmuró en voz baja:
"No puede ser... Padre... Ryo... Por favor, no..."
De repente, Goadon alzó la voz, con una firmeza que sacudió a todos.
"¡No pierdan la esperanza! Puedo sentirlo... en mi corazón. El espíritu del joven Ryo sigue ahí."
La revelación dejó a los presentes sin palabras. Akira, con lágrimas aún en su rostro, logró esbozar una leve sonrisa.
"Siempre tan terco, Yagami... Nunca te rindes, ¿verdad?" dijo, limpiándose las lágrimas.
Ogre se adelantó con el corazón acelerado.
"¿Y mi padre? ¿También está ahí?" preguntó con un hilo de voz.
Goadon asintió con seriedad.
"Sí, pero su presencia es débil... igual que la del joven Ryo. Si queremos salvarlos, debemos actuar rápido. Necesitamos entrar dentro de Deathfire."
La declaración sorprendió a todos. Eagle frunció el ceño, preocupado.
"Maestro Goadon, ¿qué significa eso de 'entrar dentro'?"
Goadon explicó con calma:
"Debemos adentrarnos en la mente de Deathfire. Si logramos encontrar a Ryo y Liogre, podremos enfrentar a la oscuridad que los consume."
"Y acabar con Deathfire desde dentro..." completó Akira, con renovada determinación.
Mientras tanto, Salmomancer se arrodilló junto a Nut, cuyo cuerpo quemado yacía en el suelo. Con movimientos rápidos y precisos, comenzó a sanarlo. Nut abrió los ojos, atónito.
"¿Por qué haces esto?" preguntó débilmente.
Salmomancer lo miró con seriedad.
"Porque necesitamos tu ayuda. Tú creaste a ese monstruo, y solo tú puedes ayudarnos a deshacer lo que has causado."
Nut desvió la mirada hacia Deathfire, quien seguía lanzando ataques implacables contra Caesar Shark. Una lágrima recorrió su rostro lleno de remordimiento.
"Creí que podría controlar la oscuridad de Liogre... pero ahora entiendo que las advertencias de Sealance eran ciertas."
Salmomancer asintió.
"Entonces sabes lo que tienes que hacer. Debes llevarnos a la mente de Deathfire."
Nut respiró hondo y asintió, aunque su expresión mostraba dudas.
"No estoy seguro de cuánto tiempo podré mantenerlos allí, especialmente en mi estado actual."
"Por eso te estoy sanando ahora" respondió Salmomancer antes de volverse hacia los demás.
"¡Escuchen! Tenemos una forma de entrar. ¡Prepárense!"
Ogre, a pesar de su evidente debilidad, avanzó con determinación.
"Yo también voy. Es mi responsabilidad. Fue mi imprudencia lo que trajo este monstruo al mundo."
Salmomancer lo miró con preocupación.
"Estás herido. No es seguro para ti."
Ogre lo interrumpió, su voz firme como el acero.
"No importa. Cumpliré mi promesa a Anubius y salvaré a mi padre. No importa el riesgo."
La decisión estaba tomada. Unidos por un propósito común, los héroes se prepararon para lo que sería la batalla más importante de sus vidas. La esperanza era tenue, pero todavía brillaba.
Salmomancer suspiró profundamente, observando la determinación en los ojos de Ogre. Sabía que nada de lo que dijera cambiaría su decisión.
"Está bien..." cedió al fin, con voz resignada.
Ogre se unió al grupo formado por Akira, Tadashi, Eagle, Goadon y Killer Shark. Mientras tanto, Nut, con el rostro grave y concentrado, los observaba detenidamente.
"Escuchen con atención: mientras estén dentro de la mente de Deathfire, sus cuerpos aquí quedarán completamente vulnerables," advirtió Nut, comenzando a recitar las palabras de un antiguo hechizo. "Nosotros los protegeremos desde este lado."
"¡Eso déjenlo en nuestras manos!" aseguró Tai-Li, mientras ella, Leoparmint, Bái Hǔ y el resto del equipo C.O.T.B. se colocaban en formación defensiva. "Mantendremos a Caesar ocupado y haremos todo lo posible para contener a Deathfire."
Bái Hǔ asintió con firmeza. Nut levantó las manos, dejando que una brillante aura blanca envolviera a los miembros del grupo que se preparaban para la transmisión.
"Bien... empecemos."
Nut proclamó el hechizo con autoridad:
"¡Transmisión!"
La energía los cubrió por completo, y el grupo cerró los ojos mientras sus cuerpos se desvanecían en una luz cegadora. Desde su posición, Tai-Li y Bái Hǔ observaron cómo desaparecían antes de volverse hacia la inminente batalla que aguardaba.
En el vacío, la voz grave de Killer Shark rompió el silencio:
"¡Eh, mocoso, despierta!"
Akira abrió los ojos sobresaltado. A su alrededor se extendía un desierto desolado bajo un cielo violeta que parecía pulsar con una oscuridad opresiva.
"¿Este lugar...?" murmuró, mirando a su alrededor con asombro y desconfianza. "¿Esto es... la mente de Deathfire?"
"Así es," confirmó Goadon con solemnidad. "Este es el lugar donde reside su esencia más profunda."
El grupo observó el paisaje con incomodidad. Eagle y Tadashi intercambiaron miradas preocupadas, mientras Ogre, a pesar del dolor persistente en su cuerpo por la herida que Caesar le había infligido, escudriñaba el entorno con determinación.
"Este lugar me da escalofríos..." comentó Tadashi, su voz temblorosa. "Es como un laberinto infinito de oscuridad."
Ogre apretó los puños.
"Ya estamos aquí. Ahora debemos encontrar a mi padre y a Ryo."
Cuando dio un paso hacia adelante, Killer Shark lo detuvo con una mano firme en el hombro.
"¿Has visto este lugar?" dijo con sarcasmo. "Encontrar sus conciencias aquí será como buscar una aguja en un pajar..."
De pronto, dos luces, una azul y otra verde, emergieron de los Tamer Links de Akira y Tadashi, iluminando la sombría inmensidad.
"¡Ah!" exclamó Akira, sobresaltado.
Las luces comenzaron a girar en espirales, transformándose en un remolino de agua y un torbellino de viento que flotaban frente a ellos, irradiando un aura imponente.
"Nuestro pacto nos ha permitido descansar en silencio... pero la gravedad de esta situación nos obliga a intervenir," dijo el torbellino, su voz profunda resonando en el aire.
"¿Quiénes... quiénes son ustedes?" preguntó Akira, sus ojos llenos de incertidumbre.
"Somos ecos," respondió el remolino de agua con un tono cargado de sabiduría antigua. "Residuos de una era olvidada."
Tadashi frunció el ceño y dio un paso adelante, escéptico.
"Eso no explica mucho. ¿Qué hacen aquí?"
"Hemos venido por lo mismo que ustedes," explicó el remolino. "Para salvar la esencia de la Bestia que encarna la Manifestación del Valor."
"¿La Manifestación del Valor...?" repitió Killer Shark, confundido. "¿Hablan de Regulus?"
"Así es," confirmó el torbellino. "La oscuridad amenaza con consumir el alma de la Bestia. Si eso sucede, el equilibrio será destruido."
"¡No nos importa el equilibrio!" gritó Akira con desesperación. "¡Solo queremos salvar a nuestros amigos!"
El remolino se acercó a Akira, calmado pero imponente.
"Salvar a sus amigos y preservar el equilibrio son objetivos entrelazados," explicó. "Ambos deben lograrse."
Akira lo miró sorprendido, sintiendo una chispa de esperanza encenderse en su interior.
"Podemos guiarlos hacia donde está Ryo Yagami," continuó el remolino, señalando hacia el horizonte.
El grupo levantó la vista y vio una imponente estructura en la distancia: el castillo de Liogre, envuelto en una neblina negra.
"¡Ese es el castillo!" exclamó Ogre, reconociendo el lugar con asombro.
"Ryo está allí," confirmó el torbellino, flotando cerca de Tadashi. "Pero deben ser cautelosos; la oscuridad no permitirá que lleguen sin luchar."
Akira y Tadashi intercambiaron miradas y activaron sus armaduras del Tamer Link. La energía brillante los envolvió, dándoles fuerza y determinación.
"Entonces no perdamos tiempo," declaró Akira con firmeza. "Llévennos hasta ellos."
Guiados por las entidades y con renovada determinación, el grupo comenzó a avanzar hacia el castillo, listos para enfrentar cualquier amenaza que la oscuridad les lanzara.
En el mundo real
La batalla entre Caesar Shark y Deathfire continuaba siendo un espectáculo de furia y destrucción. Deathfire atacaba con zarpazos cargados de una ferocidad implacable, mientras Caesar Shark, con habilidad y rapidez, lograba esquivar la mayoría de los embates.
"¡Estoy harto de ti, monstruo!" rugió Caesar Shark, canalizando toda su fuerza en un golpe demoledor que impactó a Deathfire en el torso. El monstruo tambaleó hacia atrás, sacudiendo la cabeza mientras un hilo de sangre resbalaba lentamente por su hombro.
"Mírate..." dijo Caesar Shark con una frialdad gélida, observando cómo Deathfire luchaba por mantenerse en pie. "Ni siquiera puedes sostenerte. Si quieres que acabe contigo rápido, lo haré."
Antes de que pudiera avanzar, una patada precisa de Tai-Li lo hizo retroceder, seguida de un contundente puñetazo de Bái Hǔ que lo desestabilizó aún más. Caesar Shark giró la cabeza con rabia hacia ellos, sus ojos llenos de desafío y desprecio.
"¿De verdad quieren defender a este monstruo?" preguntó con desdén. "Esa cosa dejó de ser Ryo Yagami y Liogre hace tiempo. Probablemente ya hayan sido devorados por..."
No terminó la frase. Leoparmint aprovechó su vacilación para atacarlo con Shadow Fang, invocando una pantera oscura que se enredó alrededor de Caesar Shark, inmovilizándolo.
"¡Nunca dejaremos que le hagas daño!" declaró Tai-Li, colocándose frente a Caesar Shark, lista para la batalla.
"¡Si tenemos que dar nuestras vidas por él, lo haremos!" exclamó Leoparmint, con una feroz determinación en los ojos.
Bái Hǔ se adelantó, envolviendo su puño en llamas mientras lo observaba con dureza.
"Liogre y Ryo siguen ahí dentro. ¡No permitiremos que los toques!"
Desde la retaguardia, C.O.T.B. desplegó sus armas, con su mirada fija en Caesar Shark.
"¡Protegeré a mis amigos, sin importar qué!" proclamó C.O.T.B. con firmeza.
Con renovada determinación, el grupo se lanzó contra Caesar Shark, su único objetivo: proteger a Deathfire y salvar a los que aún estaban atrapados en su interior.
En el paisaje mental de Deathfire
Ryo luchaba con todas sus fuerzas contra las lianas oscuras que emergían de la negrura circundante. Cada vez que cortaba una, nuevas surgían, más rápidas y feroces, aumentando su frustración.
"¡Maldita sea, necesito ayuda!" gritó Ryo, mirando desesperado a la llama que flotaba cerca de él.
La llama lo observó con tristeza, su brillo tenue reflejando impotencia.
"Como ya te dije, no puedo intervenir directamente. La oscuridad que envuelve el corazón de Liogre me ha debilitado."
"¡Entonces dame algo!" exigió Ryo, alzando su brazo cubierto con la armadura. "¡Cualquier cosa que me permita acabar con esto!"
"Solo puedo darte un aumento temporal de poder," explicó la llama. "Pero úsalo sabiamente."
Sin dudar, Ryo extendió la mano hacia la llama, que lo envolvió en un resplandor ardiente.
"¡Meteor Impact!"
Ryo invocó el poder con un grito, liberando una explosión de fuego que arrasó con todas las lianas a su alrededor. Respiró con alivio mientras la llama flotaba nuevamente hacia él.
"Eso fue increíble," comentó Ryo, antes de que una liana gigante se lanzara a capturarlo.
"¡Slash Hurricane!"
El grito resonó con fuerza mientras una águila de energía verde apareció de la nada, cortando la liana con un potente graznido. Ryo giró, sorprendido, y vio acercarse a Akira, Killer Shark, Tadashi, Eagle, Ogre y Goadon, acompañados por el remolino de agua y el tornado.
"¡Chicos!" exclamó Ryo, corriendo hacia ellos, mientras la llama lo seguía.
"¿Cómo... cómo llegaron aquí?" preguntó, perplejo y emocionado al mismo tiempo.
Antes de que pudiera decir algo más, Akira lo interrumpió dándole un coscorrón cariñoso.
"¡Auch! ¿Qué fue eso?" se quejó Ryo, llevándose la mano a la cabeza.
"Eso es por hacernos preocupar, idiota," respondió Akira, con lágrimas en los ojos, antes de abrazarlo con fuerza.
Tadashi se unió al abrazo, con una sonrisa de alivio.
"¡Tonto, creímos que te habíamos perdido!" dijo Tadashi mientras Ryo los estrechaba con fuerza.
"Ya, ya... estoy bien," aseguró Ryo, mirando a los demás. "¿Pero cómo lograron entrar aquí?"
"Digamos que tuvimos ayuda del gato al que chamuscaron," respondió Tadashi con una sonrisa irónica.
"¿Qué?" preguntó Ryo, completamente confundido.
Momentos después, tras la explicación de Akira sobre lo que estaba ocurriendo con Deathfire en el mundo real, Ryo quedó inicialmente horrorizado. No podía creer que algo tan monstruoso pudiera surgir de Liogre y de él mismo. Sin embargo, conforme procesaba la situación, comenzó a calmarse, entendiendo que si su propio corazón se volvía vulnerable sería la clave para que la oscuridad también lo consumiera.
"Ya veo... Así que eso es lo que ha pasado," murmuró Ryo con una mezcla de pesar y determinación. Luego miró a Ogre, y una pequeña sonrisa aliviada apareció en su rostro. "Me alegra ver que estás bien, amigo."
"Y a mí me alegra que no hayas dejado de existir," respondió Ogre con sinceridad. Su mirada, sin embargo, se desvió hacia el castillo en la distancia. "Solo espero que mi padre también esté bien."
El momento fue interrumpido bruscamente por Killer Shark, quien habló con su típico tono pragmático.
"Si ya acabaron con las cursilerías, tenemos que seguir adelante. Debemos encontrar a Liogre y poner fin a esta locura antes de que sea demasiado tarde."
Mientras tanto, las tres entidades —la llama, el remolino y el torbellino— flotaban alrededor, observando. La llama habló primero, su voz llena de una sabiduría ancestral.
"Así que ustedes también han venido a ayudar, ¿verdad?"
"Nuestros espíritus despertaron cuando el tuyo lo hizo," explicó el remolino con serenidad. "Pero elegimos no interferir hasta que fuera absolutamente necesario."
"De los tres, tú siempre has sido el más resuelto, enfrentando los desafíos de frente," añadió el torbellino, dirigiendo sus palabras a la llama.
Ogre, quien había estado escuchando atentamente, dio un paso adelante. Tomó aire, como preparándose para hacer una pregunta importante.
"Oigan ustedes," dijo con firmeza, atrayendo la atención de todos, "quiero preguntarles algo."
El torbellino inclinó su energía hacia él, como si estuviera asintiendo.
"Adelante. ¿Qué deseas saber?"
Ogre respiró profundamente y los miró directamente.
"Ustedes dijeron que son residuos de una era pasada..." comenzó, su voz cargada de gravedad. "Lo que quiero saber es... ¿ustedes son Flamileón, Abyss-Megalodon y Magna-Garuda? ¿No es cierto?"
El silencio se apoderó del lugar. Ryo, Akira, Tadashi, Eagle y Killer Shark intercambiaron miradas confusas.
"¿Quiénes?" preguntó Ryo, parpadeando perplejo.
Goadon, que hasta ese momento había permanecido en silencio, dio un paso adelante.
"Se refiere a los Campeones Legendarios," explicó, con un tono solemne.
Ryo lo miró con sorpresa. "¿Los Campeones Legendarios? ¿Me estás diciendo que esa llama es el General de Fuego, y el remolino y el torbellino son el General de Agua y el General de Viento?"
La llama flotó hacia él, su resplandor intensificándose ligeramente.
"Sí... Es verdad," confirmó, su voz impregnada de melancolía y poder. "Pero no somos más que un residuo de lo que ellos fueron: fragmentos de sus almas originales. Y ahora que todas nuestras mitades se han encontrado, nuestro tiempo aquí será breve."
Ryo, Akira y Tadashi intercambiaron miradas desconcertadas mientras Killer Shark y Eagle se mantenían atentos. Ogre y Goadon también los observaban con atención.
"¿Por qué nos miran así?" preguntó Ryo, sintiéndose incómodo ante sus miradas penetrantes.
Goadon dio un paso al frente, su expresión solemne mientras miraba a los jóvenes.
"Mis niños," comenzó con voz grave, "cuando Dragul fue sellado, las almas de los Campeones se fragmentaron en dos mitades. Una parte de esos fragmentos permaneció aquí, reencarnando en tres Bestias de diferentes tribus..."
"La otra mitad viajó a la Tierra, reencarnando como humanos," continuó Goadon, mientras Ryo lo miraba cada vez más confundido.
"No entiendo..." murmuró Ryo, claramente abrumado.
Ogre miró a Ryo, Akira y Tadashi, tomando la palabra.
"Ryo, tú, Tadashi y Akira son las reencarnaciones de los fragmentos de las almas de los Campeones Legendarios que llegaron a la Tierra," explicó con solemnidad.
El asombro se reflejaba en los rostros de los tres jóvenes.
"Y mi padre, junto con ustedes," añadió Ogre, dirigiéndose ahora a Killer Shark y Eagle, "son las reencarnaciones de los fragmentos que permanecieron en el Planeta Bestia."
Killer Shark y Eagle quedaron atónitos ante esta revelación. Mientras tanto, Ryo miró a la llama, que ahora flotaba frente a él con un resplandor cálido, como esperando algo.
"Entonces, ¿yo soy un fragmento de lo que tú solías ser?" preguntó Ryo, aún atónito por la magnitud de la revelación. "¿Y Liogre también? ¿Éramos tú?"
"Así es..." confirmó la llama, con un dejo de tristeza en su voz. "Pero, como dijimos, somos solo residuos... una pequeña parte que pronto desaparecerá."
Ryo bajó la mirada, intentando asimilar la inmensidad de lo revelado.
"Entonces, todo lo que ha pasado, toda mi vida... ¿solo ha sido...?" comenzó a decir, pero fue interrumpido por la llama.
"No..." La voz de la llama adquirió un tono firme, sorprendiendo a Ryo. "Es cierto que ustedes son fragmentos de nosotros, pero han vivido sus propias vidas, forjando su destino de manera independiente. No hay un camino preestablecido para ustedes; las profecías son solo guías, un faro para ayudarlos a construir su propio camino."
Ryo escuchaba con atención, procesando cada palabra.
"Pero si realmente somos sus reencarnaciones, ¿por qué decidieron reencarnar en dos planetas distintos?" preguntó, su curiosidad reforzada por la inquietud que Tadashi compartía.
"Es verdad," agregó Tadashi, con el ceño fruncido. "¿No habría sido más lógico reencarnar donde Dragul estaba? Así, podrían haberlo enfrentado desde el principio."
El remolino, tomando la forma de una imponente cabeza de tiburón, avanzó un paso para responder.
"Reencarnamos en dos mundos distintos porque, para derrotar a Dragul de una vez por todas, se necesitan dos elementos que no tuvimos en nuestra época."
El torbellino, que ahora adoptaba la forma de una majestuosa cabeza de ave, continuó la explicación:
"Primero, la ferocidad, el espíritu indomable que reside en los habitantes del Planeta Bestia."
"Y segundo," añadió el remolino, "el poder ilimitado de los humanos."
Killer Shark arqueó una ceja, intrigado.
"¿El poder ilimitado de los humanos?" preguntó.
"Así es," afirmó el remolino. "Los humanos poseen una capacidad única: superan los obstáculos, conectan con otros y enfrentan cualquier adversidad. Para ellos, nada es imposible. Esa resiliencia es lo que decidimos cultivar en la Tierra. Cuando las dos mitades de nuestras almas se reúnan, la combinación de ferocidad y unidad generará un nuevo poder, uno capaz de derrotar a Dragul."
Eagle asintió lentamente, procesando la explicación antes de enfocar su mirada en el castillo distante.
"Pero, para que eso suceda, primero debemos rescatar a Liogre de la oscuridad," dijo con seriedad, su tono decidido.
"Él está allí, ¿verdad?" preguntó, cargado de preocupación.
"Sí," respondió la llama con solemnidad. "Pero deben apresurarse. Cuanto más tiempo pase, más se hundirá en la oscuridad."
"Ya han superado el primer obstáculo y están listos para avanzar. Sin embargo..." La llama hizo una pausa, su tono volviéndose grave.
"¿Sin embargo, qué?" preguntó Ryo, con evidente confusión.
"Nosotros no podemos acompañarlos más allá de este punto," declaró la llama, dejando a todos atónitos.
"¿Qué? ¿Por qué no?" Ryo arqueó una ceja, incrédulo.
"A pesar de todo, no somos quienes conforman este cuerpo," explicó la llama, dirigiéndose directamente a Ryo. "Son tú y Liogre. Solo tú, con la ayuda de tus amigos, puedes liberarlo de la oscuridad."
Con esas palabras, la llama, el torbellino y el remolino comenzaron a desvanecerse, regresando a los Tamer Links de Ryo, Tadashi y Akira.
"¡Esperen! ¡No nos dejen así!" exclamó Ryo, su voz llena de desesperación.
Antes de desaparecer por completo, la llama dejó un último consejo:
"Recuerda esto: para sanar el corazón de Liogre y seguir adelante, solo hace falta dar el primer paso."
La llama se desvaneció junto al torbellino y el remolino, dejando tras de sí una sensación de propósito renovado.
Ryo miró a sus compañeros. En sus ojos podía leerse la misma determinación que sentía en su propio pecho. Asintieron en silencio, y Ryo tomó la delantera.
"¡Adelante!" dijo, avanzando hacia el oscuro y ominoso castillo, mientras el grupo lo seguía, listos para enfrentar los desafíos que les aguardaban.
Momentos después, el grupo avanzaba por un paisaje devastado, una versión ruinosamente distorsionada del Reino de Gloria. Cada estructura caída y rincón desolado parecían gritar historias de lucha y sufrimiento. La visión congelaba la sangre de Ogre, mientras Ryo mantenía la mirada fija, su resolución inquebrantable mientras buscaba a Liogre con desesperación.
"¡Liogre!" llamó Ryo, su voz reverberando en el vacío sombrío. "¡¿Estás aquí?! Por favor, responde. ¡Venimos a ayudarte!"
Antes de que pudiera continuar, Akira le tapó la boca con fuerza, frunciendo el ceño.
"¡Baja la voz, idiota!" siseó, su tono cargado de irritación.
El ambiente respondió de inmediato. Desde las sombras, emergieron figuras espectrales de bestias, sus formas imprecisas irradiando un aura inquietante.
"¡Ay, mamá, son fantasmas!" exclamó Ryo, retrocediendo un paso mientras sus ojos se llenaban de terror.
"¡Cálmate, mocoso!" gruñó Killer Shark, avanzando con firmeza. "No son fantasmas, solo recuerdos. Sombras de personas que Liogre conoció y que quedaron atrapadas en su mente."
Con un poderoso golpe, Killer Shark disipó una de las apariciones, que se desintegró en motas de luz antes de desaparecer.
"¿Lo ves?" añadió Killer Shark, lanzándole a Ryo una mirada severa. "Sigamos avanzando. No podemos perder tiempo."
El grupo retomó su marcha con determinación, dejando atrás las figuras espectrales mientras Killer Shark encabezaba el camino.
"Oye, mocoso..." llamó Killer Shark después de un rato, dirigiendo la mirada a Ryo. "Esa llamita mencionó que para curar el corazón de Liogre solo hace falta dar el primer paso. ¿Qué crees que quiso decir con eso?"
Ryo caminaba en silencio, meditando las palabras. Finalmente, negó con la cabeza.
"No estoy seguro. Quizás no se refería a mí quien deba dar ese primer paso," reflexionó, desviando la mirada hacia Killer Shark. "Tal vez hablaba de ti."
Killer Shark detuvo su andar, frunciendo el ceño con incredulidad.
"¿De mí?" repitió, su tono teñido de escepticismo. "Escucha, niño, incluso si fuera así, no importa cuánto haya cambiado, Liogre no confía en mí. No puedo culparlo... Después de todo lo que hice, ¿cómo podría?"
Ryo lo miró fijamente, su determinación firme.
"El Maestro Goadon le dijo a Liogre que, cuando llegara el momento, tú demostrarías que has cambiado," dijo con calma. "Tal vez este sea ese momento."
Killer Shark suspiró profundamente, cruzándose de brazos.
"¿Y cómo se supone que haga eso?" preguntó, sin ocultar su duda.
"Muéstrale quién eres ahora, no el monstruo que él recuerda," respondió Ryo.
En ese momento, Ogre se acercó al dúo, su expresión tan grave como su tono.
"¿Y tú?" preguntó Ryo, girándose hacia Ogre. "Viniste aquí para ayudar a tu padre, ¿verdad?"
Ogre asintió lentamente, sus ojos reflejando una mezcla de determinación y culpa.
"Sí," admitió con voz solemne. "Fue mi imprudencia al atacar a Caesar Shark lo que lo empujó a esta oscuridad. Ahora debo corregir ese error. Pero además, hay algo más que debo cumplir."
"¿Algo más?" preguntó Ryo, inclinándose hacia él, intrigado.
Ogre vaciló un momento antes de susurrar lo que había descubierto con Anubius. Los ojos de Ryo se abrieron de par en par, incrédulos.
"¡¿Qué?!" exclamó. "¡¿Liogre tenía un hermano?!"
"Hermano adoptivo," corrigió Ogre, bajando la mirada. "Y antes de que Anubius desapareciera, me pidió que le dijera a mi padre que siempre creyó en él y que lo amará por siempre."
El grupo avanzaba mientras Ogre hablaba, el ambiente volviéndose más opresivo con cada paso.
"Pero no sé cómo reaccionará mi padre ante esta verdad," añadió Ogre, suspirando con pesar.
Al cruzar el umbral del castillo, el aire parecía cambiar. La estructura, en ruinas, se alzaba como un monumento a la desesperanza. Dentro, los pasillos desmoronados y las habitaciones devastadas susurraban fragmentos de agonía. Las paredes, marcadas con profundos zarpazos, eran un testimonio de una furia incontenible.
Ryo alzó la voz, rompiendo el silencio opresivo.
"Bien, ahora busquemos a Liogre," dijo con firmeza.
El grupo asintió en silencio y comenzó a explorar, enfrentándose a la oscuridad con corazones decididos, conscientes de que cada paso los acercaba a un enfrentamiento que definiría su destino.
"Retracto lo que dije antes", dijo Tadashi, su voz temblando ligeramente, "Este lugar es aún más inquietante que el paisaje de allá afuera."
Mientras Ogre y Eagle inspeccionaban el área, Eagle se detuvo ante una de las marcas de zarpazos en la pared. Puso la mano sobre ella con una expresión grave, como si pudiera sentir la historia que cargaba esa cicatriz.
"¿Esto lo hizo Deathfire?" murmuró Eagle, mirando la marca con desconfianza.
"No..." respondió Eagle, su tono firme. "Estas marcas son mucho más antiguas que Deathfire."
Ogre frunció el ceño, evidentemente confundido.
"¿Qué quieres decir con que son mucho más antiguas que Deathfire?" preguntó Ogre, su curiosidad intensificada.
"Me refiero a que estas marcas existían mucho antes de que todo esto sucediera", explicó Eagle, señalando con la mano los zarpazos. "Parece que tu padre ya enfrentaba problemas emocionales mucho antes de la llegada de Deathfire."
Eagle se apartó, observando a Killer Shark mientras éste ponía la mano sobre una de las marcas, su rostro reflejando una mezcla de comprensión y pesar.
"Ocultó sus problemas", continuó Eagle, su voz grave, "enterró todo su dolor en lo más profundo de su ser: miedo, ira, ansiedad... todo quedó oculto, guardado en su interior."
Killer Shark, ahora con los ojos llenos de una dolorosa comprensión, asintió lentamente.
"No quería que nadie se preocupase por él..." murmuró, mientras su voz se quebraba. "Así que ocultó todo su sufrimiento, tratando de seguir siendo el rey valiente, con una sonrisa que ocultaba el tormento que lo consumía. No quería que nadie viera el dolor que llevaba dentro."
Con un rugido de frustración, Killer Shark golpeó la pared, el impacto resonando en la habitación con una fuerza casi palpable.
"Y yo... yo empeoré las cosas al atacar su reino en el pasado", añadió, su voz llena de arrepentimiento. "Soy un tonto, el rey de los tontos."
En ese instante, Goadon y Tadashi regresaron al grupo, sus rostros marcados por la preocupación.
"Hemos buscado por todo el castillo y no encontramos nada", informó Tadashi, su tono tenso. "¿Dónde podría estar?"
Ryo, inmerso en sus propios recuerdos, evocó la noche en que él y Liogre habían ido a la bóveda en la montaña antes de su partida. Una chispa de esperanza iluminó sus ojos, y de inmediato su rostro reflejó una renovada determinación.
"¡Creo que sé dónde está!" exclamó Ryo, girándose con rapidez y saliendo de la habitación a toda prisa.
"¡Oye, Yagami, ¿a dónde vas?!", gritó Akira, mientras él y los demás corrían tras Ryo.
"¡Síganme, rápido!" ordenó Ryo, sin dudar, con una determinación inquebrantable, mientras se dirigía hacia la bóveda. Su mente estaba llena de una sola esperanza: que su intuición no lo estuviera traicionando.
Pocos momentos después, Ryo y sus compañeros subían las escaleras que llevaban a la bóveda, el lugar donde descansaba una parte de la Cabeza de la Godlot de Fuego. Mientras ascendían, las miradas del grupo se fijaban en Ryo, que avanzaba rápidamente, guiado por una urgencia incontrolable.
"¿Estás seguro de que está allí?" preguntó Eagle, volando cerca, manteniendo una distancia prudente mientras el resto del grupo seguía detrás de él.
"¡Bastante seguro!" respondió Ryo, sin frenar, su voz cargada de convicción. "La noche antes de nuestro viaje, vinimos aquí para estar a solas y pensar. Este es el único lugar que se me ocurre donde podría estar..." explicó, con una nota de preocupación ahora evidente en su tono, mientras llegaban a la entrada de la bóveda.
"Yo iré primero", dijo Ryo con determinación, adentrándose en la bóveda. El lugar, tan distinto de lo que recordaba, se encontraba en ruinas; zarpazos y marcas de golpes surcaban las paredes. En el altar, donde antes reposaba la Parte de la Cabeza de la Godlot de Fuego, ahora solo había un vacío inquietante. Sin embargo, en las escaleras del altar, allí estaba Liogre, arrodillado y en silencio.
"¡Liogre!" exclamó Ryo, aliviado al verlo.
"¡Liogre, tranquilo! Estamos aquí para ayudarte. Te sacaremos de aquí...", continuó, acercándose con cautela. Pero al notar que su amigo no respondía, su voz se suavizó. "Oye, ¿estás bien?", preguntó, tocando el hombro de Liogre.
Liogre levantó la vista, sus ojos brillaban con un rojo intenso, como si ardieran con la furia de la oscuridad.
"¡Déjame en paz!" rugió Liogre, su voz resonando con un eco sombrío. Un manto de oscuridad comenzó a envolver parcialmente su rostro, y con un empujón violento, apartó a Ryo, lanzándolo al suelo.
"¡Agh!" exclamó Ryo al caer, mientras sus compañeros observaban con asombro. Liogre, al reconocer a Ryo, mostró una expresión de alarma.
"¡Niño!" gritó Liogre, acercándose rápidamente. "Yo... no quería..." dijo, arrodillándose con la mirada baja. "Lo siento..."
"Tranquilo..." respondió Ryo, acercándose con cautela. "Ven... tenemos que salir de aquí...", dijo, intentando mantener la calma ante la creciente oscuridad que envolvía a su amigo.
"No..." replicó Liogre, mirando sus manos, ahora cubiertas por una sombra tenebrosa. "Merezco estar aquí..." Dijo con tristeza, mirando a Ryo. "Mira lo que ha pasado... Te arrastré a esta oscuridad. Todos resultaron heridos por mi culpa. Mi sola existencia está dañando a todos..." Su voz se quebraba con desesperación y autocompasión. "Fallé como rey, como guerrero, como amigo, como padre... Y por eso, Ogre..." Liogre apretó los dientes con rabia contenida. "Todo lo que quiero ahora es desaparecer."
"Papá..." dijo Ogre, su voz temblorosa mientras se acercaba a Liogre. El rey se sorprendió al ver a su hijo.
"Estoy bien, lo ves..." dijo Ogre, tomando el rostro de Liogre con una firmeza que intentaba transmitir calma. "Es la primera vez que me llamas 'papá'...", murmuró Liogre, bajando la mirada, con la voz cargada de tristeza. "Pero mejor váyanse, salvense ustedes. Yo... yo no valgo la pena..."
Mientras la oscuridad comenzaba a extenderse por más partes de su cuerpo, Liogre parecía hundirse cada vez más en una desesperación creciente.
"¡Papá, por favor, no te dejes consumir por la oscuridad!", imploró Ogre, con la voz quebrada. Killer Shark observaba desde una distancia, sus pensamientos volviendo a las palabras de la llama.
"Para sanar el corazón de Liogre, solo hace falta dar el primer paso."
La frase resonaba en su mente mientras veía cómo Liogre se sumía en las sombras, con sus ojos dorados transformándose en un rojo siniestro.
"Si quiero enmendar mis errores, si deseo limpiar mis pecados, debo empezar por esto... Debo dar ese primer paso", pensó Killer Shark, con determinación. Se acercó a la entrada de la bóveda, sus pasos firmes a pesar del peso de la situación. Akira lo observaba con preocupación.
"Oye, ¿a dónde...?"
Akira no terminó la pregunta, ya que Goadon le colocó una mano suave pero firme en el hombro, indicándole con un gesto que no debía interferir.
"¡Papá, por favor! ¡No dejes que la oscuridad te consuma, lucha!" suplicó Ogre, viendo cómo su padre comenzaba a ser envuelto lentamente por las sombras. "No valgo la pena, por favor, váyanse..."
Liogre, con la mirada hundida en la desesperanza, parecía rendido. Sin embargo, una sombra ominosa se cernió sobre ellos, y Ogre y Ryo miraron hacia la entrada de la bóveda, donde Killer Shark se estaba acercando.
"¡Este no eres tú!" exclamó Killer Shark, su voz llena de una determinación inquebrantable.
La mirada de Liogre, antes sumida en la desesperación, se transformó en una furia ardiente al reconocer a Killer Shark.
"¡Tú! ¡Tú!" gritó Liogre, levantándose de un salto, con los puños cerrados, avanzando hacia Killer Shark con una furia contenida. Ogre y Ryo se apresuraron a sujetarlo, tratando de calmarlo.
"¡Liogre, cálmate!" pidió Ryo, luchando por mantener a Liogre bajo control.
"Papá, no dejes que la ira te domine. ¡Por favor!" rogó Ogre, con preocupación en su voz.
"Déjenlo..." dijo Killer Shark con una calma sorprendente, mientras Ogre y Ryo, con esfuerzo, liberaban a Liogre. El odio en los ojos de Liogre era tan intenso que parecía casi palpable, un sentimiento tan profundo que ni siquiera sus seres más cercanos podrían haber imaginado.
"Liogre..." dijo Killer Shark, con una calma imperturbable, mientras el furioso rey lo fulminaba con la mirada. "Sé que verme aquí es lo último que deseas en este momento..." Killer Shark respiró profundamente, alzando los brazos y exponiendo su torso. "Pero creo que ha llegado el momento de acabar con esto."
Killer Shark miró a Liogre con una seriedad desafiante. "Si necesitas descargar toda tu ira, si necesitas decirme todo lo que has guardado, hazlo. No me defenderé."
En un estallido de furia, Liogre lanzó un puñetazo directo a la cara de Killer Shark, derribándolo al suelo mientras los demás observaban en shock. Goadon frunció el ceño, su preocupación evidente, mientras Liogre, sin piedad, agarraba a Killer Shark y lo lanzaba contra una pared de la bóveda. Allí, Liogre continuó golpeándolo con una furia ciega, descargando todo su dolor y rabia acumulada.
"¡Esto es por lo que hiciste, tú y tu banda de piratas durante la invasión! ¡Destruiste mi reino hasta casi dejarlo en ruinas!" rugió Liogre, su voz llena de un dolor abrumador mientras propinaba otro golpe. "¡Y esto es por el Mega Tempest que casi acabó con todo mi hogar!"
Las lágrimas brotaban de los ojos de Liogre mientras su voz se elevaba en un grito desgarrador. "¡Por tu culpa, muchos murieron en el Mega Tempest!"
La rabia y el dolor de Liogre se desbordaban, transformando el momento en una escena de devastadora emoción.
"¡Por tu culpa, ahora no puedo luchar sin temer perder la movilidad en mis brazos!" rugió Liogre, su furia menguando a medida que sus golpes se volvían más lentos. "¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¿Qué fue lo que yo te hice?! ¡¿Qué hizo mi reino para ganarnos tu odio?! ¡Dímelo!"
Liogre se arrodilló, su energía agotada y su dolor palpable. Sus gritos de angustia resonaban mientras su mirada se encontraba con la de Killer Shark, cuyas marcas y moretones reflejaban el brutal intercambio de golpes.
"¡Dímelo, por favor!" sollozó Liogre, sus lágrimas cayendo incontrolables. La escena era desgarradora, y los demás observaban en silencio, asimilando el peso de la situación.
Ryo, con el corazón oprimido, miraba a su amigo en un estado de desesperación que nunca antes había visto. Ogre compartía la misma expresión de angustia, sin poder apartar la vista de su padre en su momento más vulnerable.
Killer Shark, con un gesto inesperado, se arrodilló frente a Liogre. Conmovido por la intensidad de su dolor y su desolación, lo abrazó con una sinceridad que sorprendió a Liogre.
"Liogre... Lo siento. De verdad lo siento." Las palabras de Killer Shark se arrastraron, cargadas de una tristeza profunda. Cada sílaba era un eco de arrepentimiento y confesión. "Cuando perdí a mi madre, un vacío tan grande se apoderó de mí que traté de llenarlo con fuerza, violencia, crueldad... Creí que todos debían cargar con el dolor que yo sentía. Pero estaba equivocado. Ahora, al mirar atrás, puedo ver el sufrimiento que causé."
Con una calma inusitada, Killer Shark miraba a Liogre a los ojos. La intensidad del momento era palpable, y sus palabras parecían resonar con una sinceridad inesperada, algo que sorprendió a todos los presentes.
"Sé que tal vez nunca podrás dejar de odiarme, y no tengo derecho a pedir lo contrario. Supongo que me lo merezco. Pero no quiero que el odio te devore. Estoy aquí para mostrarte que, aunque cometí muchos errores, estoy dispuesto a enmendarlos. Y quiero comenzar contigo", dijo Killer Shark, su mirada ahora llena de serenidad y arrepentimiento genuino.
Liogre, aunque su furia y su dolor seguían a flor de piel, se encontró ante una imagen de Killer Shark que no mostraba crueldad, sino una vulnerabilidad desconcertante. Mientras procesaba esta revelación, Ogre y Ryo se acercaron lentamente a Liogre.
"Papá..." dijo Ogre, su voz teñida de tristeza y determinación. "Sé que no es el mejor momento, pero había algo que debías saber. Tenías un hermano."
"¿Un... hermano?" preguntó Liogre, su sorpresa era evidente, como si una parte de él aún se resistiera a aceptar lo que estaba escuchando.
"Sí", respondió Ogre con pesar. "Fue adoptado por los abuelos. Se llamaba Anubius. Te quería mucho. De hecho, fue él quien te dio tu nombre, inspirado por un gran guerrero de un libro que leía."
Liogre miró a Ogre, atónito, mientras las palabras se instalaban profundamente en su mente. Sus pensamientos se agolpaban, abrumados por la magnitud de la revelación.
"¿Me puso... mi nombre?" murmuró Liogre, su voz temblando entre el asombro y la emoción.
Ogre asintió lentamente, una sonrisa triste se dibujaba en su rostro.
"Sí", dijo Ogre suavemente, mientras su mirada caía al suelo. "Lo hizo con la esperanza de que, como ese guerrero, tuvieras la valentía y la nobleza para enfrentar todo lo que viniera."
"Sin embargo, su dolor por la muerte de la abuela lo consumió... y se unió a la organización de Caesar Shark", continuó Ogre con tristeza. "Lo hizo porque quería proteger al reino, pero en lo profundo de su ser, lo que realmente deseaba era protegerte a ti. Antes de..." La voz de Ogre se quebró ligeramente, mientras el recuerdo de la desaparición de Anubius le nublaba la mente.
"Pero antes de irse, me pidió que te dijera algo", prosiguió Ogre, mirando a Liogre con una mezcla de esperanza y tristeza. "Me pidió que te dijera que él cree en ti. Y que, sin importar lo que pase, siempre te amará."
Ogre sonrió con melancolía, mientras los demás se acercaban a Liogre. Ryo, con una expresión llena de compasión, se le acercó.
"No tienes que cargar con tu dolor y tus problemas solo", dijo Ryo, sus ojos empañados de lágrimas. "Deja que te ayudemos. Yo no te veo solo como un rey o un guerrero", agregó, mientras una lágrima caía por su mejilla. "Te veo como mi amigo. Y no importa lo que ocurra, siempre estaré aquí para ti, porque creo en ti."
Ryo colocó su mano sobre el pecho de Liogre, sonriéndole con calidez. Uno a uno, los demás se acercaron, colocando sus manos sobre el pecho de Liogre.
"Yo creo en ti", dijo Eagle con firmeza.
"Y yo también", añadió Ogre, su sonrisa ahora más reconfortante.
"Creemos en ti", afirmaron Tadashi y Goadon, sus voces llenas de apoyo.
Finalmente, Killer Shark, con su expresión llena de arrepentimiento sincero, añadió su mano al grupo.
"Creemos en ti", dijo Killer Shark, mientras todos unían sus manos sobre el pecho de Liogre.
En ese momento, la oscuridad que rodeaba a Liogre comenzó a disiparse, como si la luz de las palabras de sus amigos fuera capaz de arrancar la sombra que lo envolvía. Un resplandor dorado emergió de su ser, iluminando a todos con una calidez y pureza que los envolvía, como una bendición que purificaba el aire y sus corazones.
En el mundo real
Zhao, Golder, Mei y Jan Jan yacían en el suelo, agotados tras su tiempo fusionados como Bái Hǔ y Tai-Li. Sus cuerpos mostraban las cicatrices de una batalla brutal contra Caesar Shark, dejando a los héroes al borde del colapso. C.O.T.B. y Leoparmint estaban acorralados en una esquina, con C.O.T.B. notablemente dañado. Frente a ellos, Deathfire se mantenía firme, enfrentando al imponente Caesar Shark.
"Se acabó, monstruo", declaró Caesar Shark con una sonrisa burlona, sus ojos reflejando un desprecio absoluto mientras observaba a Deathfire.
Deathfire respondió con un rugido ensordecedor, mientras, a lo lejos, Akira y los demás comenzaban a recobrar la conciencia tras su incursión en la mente de Deathfire. Nut, exhausto y tambaleante, dejó caer el brazo con el que había conjurado su hechizo, su cuerpo temblando por la fatiga.
"¡Nut!" gritó Salmomancer, alarmado.
Nut se volvió hacia él con una débil sonrisa, más suplicante que maliciosa.
"Sally...", murmuró con voz entrecortada, "por favor... protege a Liogre, a Killer Shark, a Eagle y a sus Tamers... Ellos son la esperanza de todos los mundos."
Sus últimas palabras apenas se escucharon antes de que su cuerpo se desintegrara en polvo, desvaneciéndose frente a los ojos desconsolados de Akira y los demás. Un pesado silencio envolvió el campo de batalla.
"Te lo prometo..." dijo Salmomancer con solemnidad, mirando a Akira y a su equipo con renovada determinación.
"¿Funcionó?" preguntó Akira, su voz llena de incertidumbre.
"Eso esperamos", respondió Eagle, su mirada fija en el enfrentamiento. Todos observaban con ansiedad mientras la batalla alcanzaba un punto crítico.
Deathfire rugió nuevamente, reuniendo su energía para desatar el Atomic Scream, una explosión devastadora que amenazaba con arrasar con todo a su paso. Pero justo antes de liberar su ataque, un grito de agonía escapó de sus labios.
"¡Aghhh!" rugió Deathfire, mientras grietas doradas comenzaban a extenderse por su cuerpo. La energía de las grietas destellaba intensamente, sorprendiendo incluso a Caesar Shark.
La forma de Deathfire se desestabilizó por completo, lanzándose al cielo en un torbellino de energía púrpura. La figura fusionada de Ryo y Liogre se separó en dos entidades, cayendo pesadamente al suelo. Akira, Killer Shark, Tadashi y Eagle corrieron para ayudarlos.
"¡Funcionó!" exclamó Akira con alivio, ayudando a Ryo y Liogre a incorporarse, aunque sus cuerpos aún temblaban de debilidad.
"¿De verdad creyeron que esto cambiaría algo?" interrumpió Caesar Shark con frialdad, caminando lentamente hacia ellos. "El sufrimiento apenas comienza. Liberaré a Dragul, y mi deseo se hará realidad."
Ryo y los demás lo miraron con desafío, aunque sus cuerpos apenas se sostenían.
"Este tipo no se rinde..." murmuró Ryo, su mandíbula apretada por la frustración.
"¿Cómo vamos a derrotarlo si ninguno de nuestros ataques logró siquiera dañarlo?" preguntó Akira, claramente preocupado.
Killer Shark, jadeando, lo miró con determinación. "Todavía hay una forma..." dijo, aunque su voz temblaba por el esfuerzo.
Akira y los demás captaron su intención al instante.
"¿La Forma Trinity...?" murmuró Akira, recordando los intentos fallidos de activarla. Liogre frunció el ceño, sus dudas aflorando.
"Pero... nunca logramos sincronizarnos antes. Siempre había algo que nos detenía", dijo Liogre, sintiendo la presión del momento. Eagle se adelantó con firmeza.
"Eso era antes, cuando no confiabas plenamente en nosotros", señaló Eagle. "Pero ahora, las cosas son diferentes. Lo sabes, ¿verdad?"
Killer Shark dio un paso adelante, extendiendo su mano hacia Liogre. "¿Confías en mí para esta batalla?" preguntó con sinceridad. Liogre cerró los ojos, respiró profundamente y finalmente asintió con firmeza.
"¡Entonces, hagámoslo!" declaró Killer Shark.
Ryo, Akira y Tadashi alzaron sus Tamer Links al unísono, sus voces resonando juntas.
"¡Warrior Spirit, Access On!"
Líneas de luz comenzaron a emerger de sus Tamers Links de los 3 chicos y las armaduras de Liogre, Killer Shark y Eagle, convergiendo hacia los Cyclots que brillaron en una sincronización perfecta.
"¡Cross Fusion!" gritaron al unísono, envueltos en destellos de rojo carmesí, verde esmeralda y azul zafiro. Cuando la luz se disipó, Regulus, Atlas y Zephyrus, emergieron con un poder renovado.
Caesar Shark los observó con desdén, activando su Cyclot.
"¿Creen que un truco tan viejo hará alguna diferencia? ¡Aqua Fang!" rugió, desatando un colosal tiburón de agua que se lanzó ferozmente hacia ellos.
"¡No esta vez!" replicó Regulus. Miró a Atlas y Zephyrus con determinación. "¡Ahora!"
"¡Spirit Change: Trinity Form!" gritaron los tres al unísono.
Las Godlots de cada tribu resonaron en perfecta armonía, desatando una energía ancestral que los envolvió en un resplandor cegador.
============Secuencia de Transformación (Dentro de la Luz)============
//////////////////////////////(Regulus)//////////////////////////////
Regulus flota en un espacio de fondo rojo brillante, mientras las Godlots del Fuego, Agua y Viento aparecen como figuras etéreas girando a su alrededor. Su armadura comienza a desintegrarse, revelando una forma humanoide hecha de energía pura, rugiendo con fuerza. Poco a poco, esta energía adopta una apariencia más bestial.
Las Godlots se disuelven en polvo luminoso, de colores rojo, azul y verde, que se fusiona con su cuerpo. La forma energética se envuelve en partículas de luz que lo cubren por completo, intensificando su rugido mientras el espacio a su alrededor explota en un destello cegador. Del resplandor emerge una criatura leonina humanoide, completamente mecánica. Su armadura, de un rojo vibrante, contrasta con detalles dorados. Su melena está formada por cuchillas dentadas, y tanto sus garras como su cola poseen puntas doradas.
Sus brazos están adornados con brazaletes azules segmentados como escamas, mientras que sus piernas lucen protecciones superpuestas con rodilleras verdes en forma de alas. En su pecho destaca un emblema circular con un diseño geométrico intrincado con la marca del Cyclot de Liogre, con vértices apuntando hacia la izquierda, abajo y derecha, rodeados por tres círculos con símbolos que representan el fuego, el viento y el agua. De su espalda emergen dos majestuosas alas mecánicas, de bordes rojos y formadas por capas de plumas doradas en forma de cuchilla.
La criatura ruge con poder mientras realiza cortes con sus garras hacia la izquierda, abajo y derecha. Cada golpe resplandece en un color distinto: rojo, azul y verde. Al aterrizar sobre un suelo líquido de apariencia brillante, el impacto genera una plataforma sólida con grietas ardientes de las que brotan llamas, agua en remolinos y ráfagas de viento huracanado que lo envuelven.
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//////////////////////////////(Atlas)//////////////////////////////
Atlas flota en un espacio de fondo azul brillante, rodeado por las Godlots del Fuego, Agua y Viento, que giran como espectros a su alrededor. Su armadura se desintegra, revelando una figura humanoide de energía pura, rugiendo ferozmente mientras comienza a transformarse en una figura más imponente.
El polvo brillante de las Godlots —rojo, azul y verde— se fusiona con su cuerpo energético, envolviéndolo en un destello de luz. De la explosión emerge una criatura humanoide con apariencia de tiburón mecánico. Su armadura azul intenso, decorada con detalles cromados, cubre su torso, mientras su abdomen tiene un acabado metálico brillante. Sus garras afiladas y cola con aletas metálicas reflejan su fuerza imparable.
Sus brazos están protegidos por brazaletes de aspecto rocoso, mientras sus piernas cuentan con placas superpuestas y rodilleras verdes en forma de alas. En su pecho reluce un emblema circular con la marca del Cyclot de Killer Shark, con vértices apuntando hacia la izquierda, abajo y derecha, rodeados por tres círculos con símbolos que representan el fuego, el viento y el agua. De su espalda surgen dos grandes alas mecánicas , de bordes azules, hechas de plumas metálicas cromadas en forma de cuchilla.
La criatura alza vuelo, trazando cortes con sus garras hacia la izquierda, abajo y derecha. Cada ataque brilla en rojo, azul y verde, respectivamente. Finalmente, se zambulle en un suelo acuoso que genera ondas a su alrededor. Al emerger, un torbellino de fuego y viento lo envuelve, elevando su figura hacia el cielo.
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//////////////////////////////(Zephyrus)//////////////////////////////
Zephyrus flota en un espacio de fondo verde brillante, con las Godlots del Fuego, Agua y Viento danzando a su alrededor como espectros etéreos. Su armadura se desintegra, revelando una figura de energía pura que ruge mientras se transforma en algo más majestuoso.
El polvo de luz roja, azul y verde de las Godlots se funde con su cuerpo, y la energía luminosa lo envuelve completamente. En un estallido de luz, surge una criatura humanoide con rasgos de águila, completamente mecánica. Su armadura verde metálico brilla con intensidad, con una cresta plateada de tres puntas adornando su cabeza. Sus garras y alas reflejan un diseño letal y estilizado.
Los brazaletes en sus brazos, decorados con escamas azules y cuchillas afiladas, añaden una sensación de poderío. Sus piernas cuentan con placas segmentadas que simulan rocas sólidas, culminando en rodilleras azules con forma de colmillos. En su pecho, aparece un emblema similar al de sus compañeros, el Cyclot de Eagle, con los símbolos de los elementos fuego, viento y agua, rodeados de flechas dirigidas hacia los vértices. Su espalda presenta dos alas mecánicas , de bordes verde, formadas por plumas metálicas que destellan con cada movimiento.
Con seriedad, la criatura alza el vuelo, realizando cortes de luz hacia la izquierda, abajo y derecha, cada uno en un color distinto: rojo, azul y verde. Al aterrizar sobre un suelo líquido, ondas se propagan desde su posición, mientras columnas de fuego emergen a ambos lados, rodeadas por vientos huracanados que llenan el espacio con su energía desbordante.
========Fin de la Secuencia de Transformación (Esto ocurre dentro de la Luz)========
El ataque de Caesar Shark se aproximaba, su tiburón acuático rugiendo con una furia elemental impacto brutalmente, cuando el humo de la colisión comenzó a disiparse. Lo que emergió dejó a todos atónitos. En medio de un brillo dorado, tres figuras imponentes se alzaron con un aura de poder renovado.
El primero era una criatura leonina similar a Deathfire, pero su armadura roja vibrante con detalles dorados irradiaba una intensidad superior. Sus alas doradas se desplegaban con majestuosa fuerza, y sus ojos dorados brillaban con determinación. En el centro de su pecho relucía un emblema circular que mostraba el Cyclot de Liogre.
El segundo era un guerrero tiburón humanoide, cuyas alas cromadas parecían estandartes de batalla. Sus garras, reforzadas con brazaletes que evocaban la fuerza de la roca, completaban su imponente figura. En su pecho, su emblema circular mostraba el Cyclot de Killer Shark.
El tercero llevaba una armadura verde y plateada, con un emblema circular en el centro de su pecho, adornado con el Cyclot de Eagle. Su cabeza de águila estaba coronada con una cresta de cuchillas. Las garras en sus puños y los detalles aerodinámicos completaban su figura imponente.
Cada emblema estaba rodeado por vértices que apuntaban hacia arriba, abajo y a la derecha, entrelazados con tres círculos decorados con símbolos que representaban el fuego, el viento y el agua. Flechas negras emergían de los vértices, sugiriendo una armonía entre los elementos y la fuerza de los Cyclots.
Caesar Shark los observó con una mezcla de sorpresa y satisfacción oculta.
"Je... quién lo diría," murmuró con una sonrisa sardónica. "Han alcanzado la Forma Trinity... pero eso no cambiará nada."
Mientras Caesar Shark analizaba a los tres combatientes, el resto de los presentes no podía ocultar su asombro.
"¿Es realmente lo que pienso que es?" exclamó Leoparmint con incredulidad.
"Así es," confirmó Goadon con una sonrisa de orgullo. "Finalmente, han logrado desbloquear la Forma Trinity."
Zhao, agotado pero emocionado, no podía apartar la vista de la escena.
"¡Esto es increíble!" dijo, tratando de contener su entusiasmo. Luego miró a C.O.T.B. con curiosidad.
"¿Cómo se llaman estas formas?"
C.O.T.B. respondió con una sonrisa misteriosa.
"Eso, amigo Zhao, depende de ti."
Zhao reflexionó por un momento antes de alzar la mirada, iluminado por una idea.
"¡Ya sé!" exclamó con orgullo. Señaló al guerrero azul.
"Él será Neo Atlas." Luego dirigió su mano hacia el guerrero verde.
"Él será Storm Zephyrus." Finalmente, apuntó al león en el centro.
"Y él... Kaiser Regulus."
Ogre asintió con satisfacción, admirando a los tres héroes que ahora enfrentaban a Caesar Shark.
"Me gusta. Ahora veamos de qué son capaces."
Caesar Shark observó a los tres con una mezcla de reconocimiento y cautela.
"Buenos nombres para una forma interesante," pensó, aunque el dolor punzante en su pecho lo devolvió a la realidad. Tocándose la zona afectada, murmuró:
"Mi tiempo se agota... Tengo que acabar con ellos ahora y liberar a Dragul."
En el paisaje mental de Kaiser Regulus, Liogre se encontró rodeado por una burbuja de luz vibrante que oscilaba en tonos rojo, azul y verde, irradiando una energía cálida y poderosa.
"¡Funcionó!" exclamó Liogre con entusiasmo, observando con asombro el entorno cambiante. "Aunque esta esfera es nueva... parece algo especial."
La voz de Ryo resonó en la mente de Liogre, clara y confiada.
"¿Liogre, me escuchas?"
"¡Fuerte y claro!" respondió Liogre con firmeza, su tono lleno de determinación.
"¡Lo conseguimos!" continuó Ryo, el entusiasmo desbordándose en cada palabra."Este es nuestro nuevo poder."
En el mundo real, Kaiser Regulus flexionaba sus brazos, maravillado por el poder que sentía.
"¿Cómo se siente?" preguntó Liogre desde su mente.
"Se siente... ¡increíble!" exclamó Kaiser Regulus, mientras intercambiaba miradas con Storm Zephyrus y Neo Atlas. Los tres asintieron, listos para el enfrentamiento.
"¡Es hora de poner fin a esto!" rugió Kaiser Regulus con determinación.
Con una velocidad asombrosa, los tres guerreros se lanzaron al ataque. Caesar Shark contraatacó con un golpe implacable.
"¡Desperate Crush!" gritó, liberando de su Cyclot una ola de tiburones espectrales que llenaron el aire con su energía oscura. El impacto fue devastador, y la sala tembló bajo la presión.
Cuando el humo se disipó, Caesar Shark miró sorprendido al vacío. Los tres guerreros habían desaparecido.
"¿Qué demonios...?" murmuró.
Desde arriba, la voz de Neo Atlas resonó con desafío.
"¿De verdad creías que nuestras alas eran solo para adorno?"
Alzando la vista, Caesar Shark vio a los tres flotando en el aire, sus alas desplegadas con magnificencia. Sin dudar, los héroes se lanzaron nuevamente al ataque, esquivando los ataques de su enemigo con agilidad.
Caesar Shark rugió con furia, pero sus golpes no lograban alcanzar a los ágiles combatientes.
Desde el suelo, Leoparmint y los demás observaban con asombro cómo la batalla tomaba un giro aún más espectacular.
"¡Increíble, realmente lo están haciendo retroceder!" exclamó Leoparmint, su voz vibrando de emoción al ver a los tres guerreros alzarse en el aire, sus alas desplegadas y batiendo con fuerza. Estaban decididos a luchar como un verdadero equipo, demostrando una sinergia impresionante.
"Esa forma..." murmuró Mei, sus ojos fijos en la escena. Habló con una mezcla de admiración y asombro mientras analizaba la perfecta coordinación entre los tres. "Es más que una combinación de poderes... La Forma Trinity es la encarnación misma de la unión. Están combatiendo como una sola entidad, sincronizando cada movimiento, protegiéndose mutuamente. Es la esencia de cómo las tribus trabajan juntas para fortalecerse y defenderse."
En el campo de batalla, un enfurecido Caesar Shark desató un torrente de energía contra ellos.
"¡Mystic Magiclot: Aqua Shield!" exclamó Neo Atlas, invocando un escudo de agua en forma de remolino para interceptar el ataque. Mientras tanto, Kaiser Regulus y Storm Zephyrus se lanzaron al contraataque.
"¡Vendaval Slash!" gritó Storm Zephyrus, desatando ráfagas de viento cortante con sus alas que avanzaron hacia Caesar Shark con precisión mortal.
"¿Qué clase de técnica es esa?" preguntó Leoparmint, impresionado por el ataque.
"Son pequeños tornados comprimidos en las puntas de sus alas," explicó Goadon con voz seria, pero llena de admiración. "Al liberarlos, se dispersan con la fuerza de cuchillas. Es un arma tan precisa como letal."
Las ráfagas impactaron, dejando cortes visibles en el enemigo. Caesar Shark, furioso, rugió mientras se giraba hacia Kaiser Regulus, acumulando energía oscura en su puño.
"¡Es el momento, Ryo!" instó la conciencia de Liogre en la mente de Kaiser Regulus.
"¡Entendido!" respondió este con firmeza. "¡Roaring Star!"
Un torrente de energía escarlata en forma de un león rugiente salió disparado, impactando a Caesar Shark con una fuerza devastadora y lanzándolo al suelo. Aunque malherido, el villano se levantó tambaleante, su mirada llena de desesperación.
"¡Esto aún no termina!" rugió, cargando su Cyclot con toda la energía restante.
Kaiser Regulus, Storm Zephyrus y Neo Atlas se prepararon, concentrando sus poderes en un último intento.
"¡Dead-end Swirl!" gritó Caesar Shark, liberando un torbellino de energía oscura que tomó la forma de un tiburón gigantesco.
"¡Trinity Burst!" gritaron al unísono los tres guerreros, invocando una marca resplandeciente en forma de triángulo equilátero. De su centro, liberaron una ráfaga combinada de energía azul, roja y verde, que chocó con el ataque de Caesar Shark en una explosión de luz y energía que sacudió el campo de batalla.
"¡No me detendrán!" rugió Caesar Shark, intensificando su ataque con una furia que desbordaba su ser. "¡Voy a traerla de vuelta! ¡A mi amada, a cualquier costo!"
"No lo entiendes..." dijo Kaiser Regulus con voz firme, pero llena de tristeza. "¡No puedes traerla de vuelta! ¡Ese no es el camino!"
En el plano mental, Liogre asintió con determinación. "Así es. No puedes construir un futuro destruyendo el presente."
Storm Zephyrus se unió, su tono cargado de reproche. "Incluso si lograses revivirla, ¿cuántas vidas más estarías dispuesto a sacrificar? ¿Cuánto más debería sufrir este mundo por tu obsesión?"
Caesar Shark rugió, envuelto en energía oscura. "¡Las que sean necesarias! Primero mi esposa, luego Power Shark y Scissor Shark... ¡Todos ellos! Sacrificaré a cualquiera para recuperar lo que me fue arrebatado."
Pero de repente, un grito resonó con fuerza en el aire.
"¡Caesar!" exclamó Neo Atlas, su voz quebrada por la emoción. Caesar Shark, impactado, se detuvo un instante mientras Neo Atlas continuaba con fervor. "¡No lo entiendes! Dragul te está manipulando. ¡Abre los ojos y mira lo que ha hecho! Este no es el mundo que tu esposa soñaba. ¡He visto las memorias de Killer Shark, y sé que esto no es lo que ella quería!"
Las palabras de Neo Atlas calaron hondo. Una imagen fugaz de su esposa sonriendo apareció en la mente de Caesar Shark. "El mundo cambiará, estoy segura..." había dicho ella una vez, con una fe inquebrantable.
"¡No permitiremos que mancilles la memoria de alguien tan noble como ella con esta locura!" declaró Neo Atlas, alzándose junto a sus compañeros. "¡Lucharemos por el futuro que ella creyó posible! ¡Lucharemos... por el mañana!"
Con un grito de unidad, Kaiser Regulus, Storm Zephyrus y Neo Atlas desataron toda su energía. El Trinity Burst alcanzó su máxima intensidad, superando el ataque de Caesar Shark y golpeándolo con una fuerza abrumadora.
El campo de batalla quedó en silencio por un momento. Caesar Shark, derrotado, cayó al suelo mientras la imagen de su esposa seguía resonando en su mente. Sus palabras finales parecían un eco distante.
Continuará...
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