Inicia el Viaje:Rumbo al Continente Perdido

Era una noche tranquila en el Reino de Gloria. Las estrellas titilaban con intensidad, iluminando los tejados de las casas donde los aldeanos descansaban plácidamente, ajenos al inminente giro del destino. Un joven pez payaso caminaba a paso ligero hacia su hogar cuando se encontró con una figura encapuchada en el camino. A pesar de la sombra que cubría su rostro, no sintió miedo; sabía perfectamente quién era.

"¡Señor Manta!" exclamó el niño, con una sonrisa amplia. "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi.

"Así es, pequeño" respondió el guerrero Mantaray, dejando ver parte de su armadura verde agua que relucía débilmente bajo la luz de las estrellas. Su tono era cálido, casi paternal. "Veo que has crecido un poco desde entonces."

"¿De verdad lo cree?" preguntó el niño, visiblemente emocionado, mientras Mantaray le revolvía suavemente la cabeza.

"Es verdad. Aunque, debo decir, no es el único cambio desde mi última visita."

El niño asintió con entusiasmo. 

"He escuchado rumores sobre unas criaturas extraordinarias que llegaron hace poco. Dicen que el Rey mismo las protege." respondió Mantaray con una leve sonrisa. "Me imagino que esas criaturas son tan singulares como interesantes."

"¡Lo son!" afirmó el pequeño, lleno de emoción. "Aunque parezcan extrañas, son increíblemente amables con todos nosotros."

"Me alegra saberlo." respondió Mantaray

El niño lo observó con curiosidad. "Pero, señor, ¿qué lo trae por aquí después de tanto tiempo?"

"Trabajo, pequeño" respondió Mantaray con calma. "Además, he venido a reunirme con un viejo amigo."

El niño se despidió alegremente y corrió hacia su casa, dejando a Mantaray con una ligera sonrisa mientras este retomaba su camino. Su mirada se alzó hacia el imponente castillo que se dibujaba en la distancia. Mientras avanzaba, una pregunta rondaba su mente: ¿Por qué Billsword me pidió que viniera aquí?

"¿Estará esto relacionado con esas criaturas que he te acompañan, Liogre?" se preguntó en voz baja mientras el castillo se erguía cada vez más cerca.

Dentro del castillo, la atmósfera era mucho más relajada. Ryo, Zhao y Tadashi disfrutaban de un baño termal en compañía de Liogre, Golder, Ogre, Jan Jan, Big Serow y el Capitán Eagle. La idea del baño había surgido de una sugerencia de Ryo, quien tres meses atrás había visitado el manantial con Liogre, Zhao y Golder. Inspirado por la experiencia, Liogre había ordenado construir un baño similar en el castillo, para disfrutar de momentos de relajación después de arduas jornadas.

Mei también había solicitado un baño privado para las chicas, y ahora lo compartía con Leoparmint, quien se había convertido en una gran amiga.

Para Ogre, era su primera vez en un baño termal. Aunque su padre le había contado sobre lo relajante que podía ser, no estaba preparado para la vergüenza inicial de compartir el espacio con otros sin ropa. Aun así, poco a poco se relajaba, dejando atrás sus reservas. Su rubor apenas visible en el rostro lo delataba.

Eagle, por su parte, también había mostrado cierta reticencia al principio, pero terminó por ceder ante las insistencias de Tadashi sobre los beneficios de un baño cálido para el cuerpo y el espíritu.

"Ahhh..." suspiró Liogre, sumergido hasta los hombros en el agua humeante. "Esto es justo lo que necesitaba después de aquella pelea."

"Debo admitir, padre, que esto es tan reconfortante como lo dijiste" comentó Ogre, relajado y disfrutando del baño por completo.

"Es sorprendente lo que un poco de agua caliente puede hacer por un cuerpo agotado" añadió Eagle con los ojos cerrados, su semblante de tranquilidad pura.

"Mis músculos extrañaban algo así" dijo Golder mientras se masajeaba los hombros con evidente alivio.

Jan Jan, siempre curioso, alzó la voz hacia la pared divisoria que separaba el baño de las chicas. "¡Señorita Mei! ¿Cómo está el agua por allá?"

"¡Perfecta!" respondió Mei desde el otro lado, su voz reflejando el disfrute del momento. A su lado, Leoparmint asintió con una sonrisa, claramente satisfecha con la experiencia.

Eagle, adoptando un tono más serio, rompió la atmósfera relajada y atrajo la atención de Liogre.

"Sé que este no es el mejor lugar para hablar de esto"  dijo, mirando hacia Ryo y Tadashi, que jugaban en el agua junto a Zhao, ignorando el momento "pero debemos discutir el problema al que nos enfrentamos."

"¡Devuélveme la toalla!" reclamaba Zhao, persiguiendo a Ryo mientras Tadashi se reía a carcajadas de la escena.

Al otro lado de la pared divisoria, Mei suspiró, cubriéndose la cara con una mano. Leoparmint, confundida por las risas, preguntó:

"¿Qué está pasando?"

"Nada importante. A veces actúan como niños pequeños" respondió Mei, con una mezcla de resignación y diversión.

Mientras tanto, Liogre, divertido por el caos, no pudo evitar sonreír hasta que Eagle lo devolvió al presente.

"Esto también les incumbe a ellos" dijo Eagle con firmeza "Es mejor que estén al tanto."

Liogre asintió y, levantándose del agua, llamó a los chicos:

"Eh, muchachos, reunión. Ahora."

Los tres amigos detuvieron su juego y nadaron hacia donde estaban los demás. En el lado de las chicas, Mei y Leoparmint agudizaron sus oídos, curiosas por la conversación.

"Bueno" comenzó Eagle, asegurándose de que todos estuvieran atentos "como ya saben, últimamente han ocurrido cosas bastante extrañas."

Hizo una pausa, observando a cada miembro del grupo antes de continuar.

"Primero, la llegada de nuestros nuevos amigos" dijo, señalando a Ryo, Zhao, Tadashi y Mei, esta última escuchando junto a Leoparmint al otro lado de la pared "Luego, esos encapuchados misteriosos que merodean por todas las tribus, el aumento de poder inexplicable en algunos villanos menores, como Morcrab y la Pandilla de los Pezuña Roja."

"¡Es cierto!" exclamó Ogre, recordando algo con intensidad "Esos jabalíes tenían No-Muertos bajo su control, y su jefe llevaba un hacha nueva y aterradora.

"Ni me lo recuerdes..." murmuró Ryo, estremeciéndose ante la memoria, mientras Liogre asentía, compartiendo el desagrado.

"Fue una experiencia horrible" admitió Liogre.

Eagle continuó, imperturbable.

"A eso debemos añadir el ataque de las criaturas sombrías y el extraño comportamiento de Cheetahbaton en medio de todo esto. Y como si no fuera suficiente, el incidente de hace unas horas."

Su voz, cargada de gravedad, dejó claro que no consideraba esto una simple coincidencia.

"¿Crees que todo está conectado?" preguntó Zhao, intrigado.

Tadashi, con expresión pensativa, intervino.

"Si analizamos los patrones, parece que todo apunta a recopilar información sobre nosotros."

Eagle asintió, aprobando la observación.

"Exacto. Estos eventos tienen algo en común: todos han obligado a uno o más de ustedes a superar los límites de su poder para enfrentar la amenaza."

"Como cuando la señorita Mei y yo nos fusionamos para convertirnos en Tai-Li" recordó Jan Jan con orgullo.

"O aquella vez que el rey Liogre y Ryo usaron la técnica Great Burning Blow contra el jefe jabalí" añadió Leoparmint desde el otro lado de la pared.

"Y ahora, cuando Ryo y tú se fusionaron en el Guerrero Regulus para derrotar a esa criatura " añadió Eagle, mirando a ambos con seriedad.

Liogre reflexionó sobre estas palabras, comprendiendo el patrón.

"Entiendo lo que dices..." admitió, recordando lo reciente de estos eventos "Pero Padressa está trabajando en descubrir más sobre esa criatura."

Su mirada se tornó distante mientras pensaba en su amigo y en la investigación que había comenzado horas atrás.

"Espero que esté logrando avances." La preocupación en su tono era inconfundible.

Mientras tanto, Padressa trabajaba incansablemente para intentar reactivar a la misteriosa criatura. Para él, aquello era un enigma fascinante. Su estructura y componentes eran algo jamás visto, desafiando incluso su vasta experiencia. Sin embargo, no pensaba rendirse tan fácilmente.

"¿Qué es lo que te hace funcionar?" murmuró, inclinándose para observar más de cerca los intrincados mecanismos que parecían conectarse al núcleo de la criatura.

De regreso en los baños termales, Eagle continuaba la conversación, su tono grave captando la atención de todos los presentes.

"Según los informes de los exploradores del Reino de Soara," comenzó Eagle, su mirada recorriendo al grupo, "estos individuos pertenecen a una organización que ha empezado a ganar notoriedad."

"'Los Hijos del Nuevo Mundo', así se hacen llamar," añadió Tadashi, enfatizando el nombre con comillas hechas con sus dedos. "Aunque, a decir verdad, parecen más un culto que una organización legítima."

"Sea como sea, su influencia se ha extendido rápidamente, especialmente en la Tribu del Mar," comentó Eagle, sus palabras teñidas de preocupación. Mei y Leoparmint, al otro lado de la pared divisoria, escuchaban con atención, compartiendo expresiones serias.

"¿Alguna idea de lo que buscan?" preguntó Golder, rompiendo el incómodo silencio.

"Por desgracia, no tenemos mucha información sólida," respondió Eagle, bajando la mirada con frustración. "Lo único claro es que proclaman que el 'Nuevo Mundo' está por comenzar."

"¿No hay algo más que pueda servirnos? Alguna pista, un emblema, cualquier cosa," insistió Ryo, buscando desesperadamente respuestas.

Eagle y Tadashi intercambiaron miradas antes de que este último asintiera. "Sí, de hecho hay algo," dijo Tadashi, reflexionando. "Usan un símbolo peculiar como su emblema."

"¿Podrías mostrárnoslo?" preguntó Liogre.

Tadashi miró a su alrededor en busca de algo con qué dibujar. "¿Te importaría si lo esbozo en la pared divisoria? Prometo restaurarla después," pidió, señalando la superficie de madera con un gesto respetuoso.

"Adelante," asintió Liogre.

Con precisión, Tadashi trazó el emblema: una estilizada cabeza de dragón que parecía mirar hacia el infinito.

"¡Ese es el símbolo que llevaba Cheetah!" exclamó Ryo, reconociéndolo de inmediato.

"Así es," confirmó Zhao, observando el dibujo con atención. "Definitivamente es el mismo."

"Esa marca no es solo un símbolo," intervino Jan Jan, su tono cargado de inquietud. "Según Rhinus, cuando interrogó a Cheetahbaton, este mencionó que un extraño encapuchado, que llevaba este emblema, lo visitó en su celda. Le puso la mano encima, justo sobre donde estaba el símbolo, y luego todo se volvió blanco. No recuerda nada más."

"Eso mismo les pasó a los jabalíes de la Pandilla Pezuña Roja," agregó Ogre. "Unos encapuchados les entregaron un hacha prometiendo poder, y lo siguiente que recuerdan es una luz negra que los envolvió."

"Luz negra..." repitió Liogre, frunciendo el ceño con preocupación.

"Esto suena como magia de control mental," dijo Tadashi, pensativo.

"De ser así, estamos enfrentando una amenaza mucho más peligrosa de lo que imaginábamos," añadió Eagle, su tono firme pero inquieto.

El grupo quedó sumido en un tenso silencio, roto de repente por la puerta del baño, que se abrió de golpe. Foxcon entró apresuradamente, con un leve rubor en su rostro al notar las pintas de todos.

"¡Mi señor!" exclamó, haciendo una reverencia.

"Foxcon, ¿qué sucede?" preguntó Liogre con calma.

"Lamento la interrupción," dijo Foxcon, recuperando la compostura, "pero hemos recibido un mensaje a través del comunicador. La señorita Otohime, del Reino del Dragón Marino, desea hablar con usted... con todos ustedes, de hecho."

"¿Otohime?" preguntó Ryo, intrigado. "¿No fue ella de quien habló el profesor Zebrax en una de sus clases?"

"Sí, es la gobernante del Reino del Dragón Marino," respondió Zhao, cruzando los brazos mientras reflexionaba.

"Me pregunto qué será tan importante como para contactarnos ahora mismo," pensó Liogre mientras todos salían de las aguas, preparándose para responder al llamado de Otohime.

En una bulliciosa cantina en la capital del Reino de Gloria, un pez espada con gafas rojas saboreaba una bebida, observando el animado entorno a su alrededor. Las conversaciones y las risas se entrelazaban en un murmullo constante que llenaba el aire, una sinfonía de vida que contrastaba con el silencio reflexivo del pez espada. De repente, alguien tomó asiento a su lado.

"Denme lo mismo que está tomando él," dijo una voz familiar, señalando al pez espada con un gesto relajado.

Billsword, el pez espada, reconoció de inmediato la voz. Girándose, una amplia sonrisa iluminó su rostro.

"¡Mantaray!" exclamó Billsword, alzando su copa en un saludo amistoso. "¡Cuánto tiempo, viejo amigo!"

"Sí, demasiado," respondió Mantaray, devolviendo la sonrisa mientras aceptaba la bebida que le ofrecían. "Bueno, ¿me vas a contar por qué me pediste venir al Reino de Gloria? Sospecho que no fue solo para invitarme un trago."

"No exactamente," dijo Billsword, bajando un poco la voz y acercándose a su amigo. "La verdad es que alguien más me pidió que viniera aquí."

"¿Alguien más?" Mantaray arqueó una ceja, intrigado. "¿Quién?"

"Posiblemente se refiera a mí," interrumpió una voz grave y sabia detrás de ellos, haciendo que ambos se giraran hacia la misteriosa figura.

Mientras tanto, en el castillo de Liogre, el grupo se reunió frente al comunicador, que emitía un suave zumbido antes de activarse. La imagen de una pez koi humanoide apareció en la pantalla, elegantemente vestida con atuendos regios y adornos que realzaban su aire majestuoso.

"Otohime," saludó Liogre con una inclinación de cabeza respetuosa. "Es un honor verte de nuevo."

"Lo mismo digo, Liogre," respondió Otohime con una sonrisa cálida. "Veo que sigues tan enérgico como siempre."

Sus ojos se posaron en Ryo y los demás humanos, su expresión se suavizó aún más.

"Y ustedes deben ser los humanos de los que tanto se habla," dijo con tono amistoso. "Es un placer conocerlos."

"El gusto es nuestro, señora Otohime," respondió Ryo, inclinándose ligeramente junto a sus compañeros.

Big Serow dio un paso adelante, con su tono siempre directo. "Señorita Otohime, sospecho que su llamada no es solo para una charla informal, ¿verdad?"

La sonrisa de Otohime se desvaneció, dando paso a una expresión seria. "Como siempre, Big Serow, eres directo al grano," admitió. "Y tienes razón. Tenemos información que podría ser de gran ayuda para ustedes."

Sus palabras captaron la atención inmediata del grupo.

"Como sabrán, la organización 'Los Hijos del Nuevo Mundo' ha estado ganando terreno entre las tribus y empleando un emblema peculiar," explicó Otohime.

"Sí, justo estábamos discutiendo sobre ese emblema," intervino Tadashi. "Lo busqué en la biblioteca de Soara junto al señor Owlmigthy, pero no encontramos ningún registro que lo mencionara."

"Entonces les alegrará saber que nosotros sí hemos hallado algo," dijo Otohime con firmeza, sorprendiendo a todos. Con cuidado, sacó un libro antiguo y polvoriento de su escritorio, levantándolo para que lo vieran.

"¿De dónde sacaste eso?" preguntó Eagle, maravillado.

"Este libro ha estado en mi familia por generaciones," explicó Otohime. "Nunca lo había considerado relevante... hasta ahora."

Abrió el volumen en una página específica, revelando un dibujo del emblema que habían estado investigando.

"Según este libro, el símbolo que usan 'Los Hijos del Nuevo Mundo' es, en realidad, el escudo del antiguo Reino de Draconus," explicó, observando las reacciones de asombro a su alrededor.

"¿El Reino de Draconus?" preguntó Ryo con evidente curiosidad. "¿Qué era ese lugar?"

"Por lo que dice este texto, el Reino de Draconus fue un imperio que existió mucho antes de la fundación de nuestros reinos actuales," reveló Otohime, dejando a todos sin palabras. "De hecho, existió antes de la creación de las tribus."

"¿Cómo era ese reino?" preguntó Zhao, fascinado.

"La descripción es limitada," admitió Otohime, pasando sus dedos sobre las páginas gastadas. "Pero parece que vivieron bajo la dictadura de... alguien cuya naturaleza exacta no puedo traducir. Aunque, basándome en el tono del texto, no creo que haya sido alguien benevolente."

Liogre frunció el ceño, su voz cargada de seriedad. "Un reino que precede a nuestras tribus... Eso cambia mucho las cosas."

"Y eso no es todo," continuó Otohime, capturando de nuevo la atención de todos. "¿Adivinen dónde se encontraba este reino?"

El silencio se apoderó de la sala mientras las miradas intercambiaban preguntas.

"¡No nos dejes en suspenso, señorita Otohime!" imploró Jan Jan con una expresión adorable que Mei le había enseñado.

Otohime soltó una risa ligera. "¡Qué encantador!" comentó antes de aclararse la garganta al notar el gesto serio de Golder. "Perdón, me desvié. Según el libro, el Reino de Draconus estaba localizado en lo que hoy conocemos como... el Continente Perdido."

"¿El Continente Perdido?" preguntó Ryo, inclinándose hacia adelante, intrigado.

"Es un área desconocida incluso para nosotros," explicó Big Serow con su voz grave y pausada. "Un lugar desolado, apartado de todos los Reinos. Nadie sabe con certeza dónde se encuentra."

"¿En serio?" replicó Mei, frunciendo el ceño. "¿Y por qué nadie lo ha explorado?"

"La zona en la que se rumorea que está tiene corrientes de aire erráticas," intervino Eagle. Su tono era tan meticuloso como siempre. "Cualquiera que se haya acercado ha terminado perdiéndose o siendo desviado hacia otra dirección."

"Como una barrera natural," añadió Tadashi, cruzando los brazos.

"Exactamente," afirmó Eagle con un leve asentimiento.

"¿Entonces estás diciendo que esos sujetos podrían estar escondidos allí?" preguntó Ryo, entrecerrando los ojos.

"Es una posibilidad," respondió Otohime con un dejo de incertidumbre. "Pero incluso si lo están, llegar allí sería una tarea monumental. Además de las corrientes de aire, las aguas que rodean esa área son increíblemente agresivas. Nadie podría nadar hasta allí, a menos que conozca las rutas exactas para sortearlas."

"Creo que puedo ayudar con eso," interrumpió una voz conocida desde el fondo del salón. Todos giraron, encontrando a Padressa de pie junto a una puerta.

"¿Padressa?" exclamó Golder. "¿Qué quieres decir con 'puedo ayudar'?"

"Síganme," dijo ella con un gesto confiado, guiándolos hacia su laboratorio.

En el interior, un zumbido constante llenaba el aire. Otohime observaba desde un monitor mientras Padressa, con un control remoto en mano, presionaba un botón. La criatura masiva, con su cuerpo imponente y mecánico, se levantó de una plataforma, haciendo que todos retrocedieran. Ryo, Tadashi, Zhao y Mei instintivamente prepararon sus Tamer Links.

"Tranquilos," dijo Padressa con una calma desconcertante. "Está de nuestro lado ahora."

La criatura, observaba en silencio. Padressa levantó un pequeño chip quemado para que todos lo vieran.

"Cuando Regulus, la fusión entre Ryo y el Rey, atacó a la criatura, el impacto dañó este transmisor," explicó. "Era lo que lo controlaba a distancia. Ahora está libre de esa influencia."

"¿Y cómo estás tan seguro de que no nos atacará?" preguntó Ryo, todavía alerta.

"Porque ahora responde solo a órdenes directas," afirmó Padressa, presionando otro botón. La criatura inclinó ligeramente la cabeza, como si evaluara a cada uno de ellos.

"Identifícate," ordenó Padressa.

"Centinela Oscuro Tipo Búfalo," respondió la criatura con una voz profunda y mecánica. "Modelo de serie: Arma Uno."

Un murmullo de sorpresa recorrió el grupo.

"Está bien," dijo Padressa, mirando a sus compañeros. "Pueden hacerle cualquier pregunta. Les responderá con la información que tenga."

Zhao fue el primero en atreverse.

"¿Quién te construyó?"

"Este modelo fue diseñado por el Doctor Whip," respondió la criatura.

La respuesta dejó a todos perplejos.

"¿Y cuál era tu propósito?" preguntó Mei, con cautela.

"Fui construido para garantizar la liberación del poder latente en el Rey de Gloria y su Tamer."

"¿Tamer?" repitió Liogre, frunciendo el ceño.

"En inglés significa domador," explicó Ryo. "Pero no me gusta el término. Hace que parezca que estamos forzando a nuestros amigos a pelear."

"Tamer también puede significar compañero," intercedió Tadashi. "Como en esa serie de monstruos digitales, ¿recuerdas? Allí era un término positivo."

Ryo asintió, aunque aún parecía reacio.

Golder dio un paso al frente, con el ceño fruncido. "¿Qué es exactamente el Tamer Link?"

"Es un dispositivo antiguo," respondió la criatura. "Diseñado para canalizar la Cyclo-energía del usuario y amplificarla mediante su vínculo con un Cyclot."

"Eso no tiene sentido," interrumpió Ryo. "Nosotros no tenemos Cyclots, pero aún así podemos usarlo."

"La Cyclo-energía humana es especial," explicó la criatura. "Aunque no poseen Cyclots, los humanos generan energía que reacciona al vínculo emocional con una Bestia. El Tamer Link actúa como catalizador."

La revelación dejó a todos atónitos.

"Así que... nosotros también tenemos el poder de la Cyclo-energía" murmuró Mei.

Liogre y los demás intercambiaron miradas, tan sorprendidos como los humanos.

"¿Quién lidera a 'Los Hijos del Nuevo Mundo'?" preguntó Jan Jan, rompiendo la tensión.

"Caesar Shark," respondió la criatura sin dudar.

Liogre negó con la cabeza. "Nunca he oído ese nombre," dijo con el ceño fruncido.

Finalmente, Tadashi se atrevió a preguntar: "¿Sabes dónde está el Continente Perdido?"

La criatura pareció procesar la pregunta durante unos segundos. Sus ojos comenzaron a brillar, alarmando a todos. Sin embargo, en lugar de atacar, proyectó un mapa holográfico que mostraba una región oceánica, con coordenadas exactas.

"¡Wow!" exclamó Liogre, sorprendido. "¿Qué es esto?"

"¡Es un mapa holográfico!" respondió Tadashi, igualmente impresionado.

"¿Holo... qué?" preguntó Ogre, confundido.

"Es como un mapa, pero en tres dimensiones," explicó Tadashi. "Y apuesto a que estas son coordenadas," añadió Ryo, señalando los números que brillaban en la pantalla.

"¡Es impresionante!" sonrió Ryo. "Podemos usar estos datos para llegar al Continente Perdido."

"¡Exacto!" dijo Liogre con una sonrisa decidida. "Tenemos una ventaja. Con este mapa, podremos llegar al escondite y patearles el trasero, convertidos como Regulus y Zephyrus," añadió emocionado.

"Forma Guerrero..." murmuró la criatura, mirando la pantalla con curiosidad.

"¿Forma Guerrero?" repitió Big Serow, perplejo. "¿Qué es eso?" preguntó, claramente intrigado.

"Forma Guerrero es una modalidad de combate en la que el Tamer y la Bestia, a través del Tamer Link, se fusionan en un solo ser, aunque conservan sus dos conciencias. Esta forma maximiza su poder, y la conciencia del Tamer es quien controla la fusión," explicó la criatura. "Este poder solo se puede acceder si Tamer y Bestia están completamente sincronizados, tanto en mente como en corazón."

"Es lo mismo que nos explicaste, Mei, cuando te convertiste en Tai-Li," comentó Zhao, mirando a Mei, quien asintió.

"Correcto. La Forma Guerrero se activa al pronunciar el comando 'Warrior Spirit: Access On', seguido de 'Cross Fusion'," añadió la criatura.

"Sea como se llame, lo usaremos para detener a estos tipos," dijo Liogre, mientras se giraba hacia Otohime. "Otohime, ¿crees que el Capitán Turrock podrá ayudarnos a llegar hasta allí si usamos las coordenadas que nos está dando esta criatura?"

Otohime asintió con una sonrisa confiada. "Le informaré sobre la situación. Estará listo para partir mañana por la mañana."

"Perfecto," dijo Liogre, con seriedad. Miró a todos los presentes. "Mañana partiremos en un viaje para detener a esta organización y lo que sea que estén planeando," continuó. "Así que prepárense bien. Reúnan todo lo necesario para la misión, porque partiremos al amanecer."

"¡Sí!" respondieron todos al unísono, con determinación.

Poco después, todos comenzaron a alistar sus pertenencias. Golder y Zhao preparaban tres Jeeplot Machine mientras se aseguraban de que todo estuviera en orden.

"Toma," dijo Golder, entregándole una espada de tamaño manejable a Zhao. "Pensaba dártela cuando terminara tu entrenamiento, pero creo que ya estás listo para ella."

"Gracias," respondió Zhao, sorprendido, mientras ajustaba la espada a su espalda.

Mientras tanto, Mei y Jan Jan, junto a Big Serow y Leoparmint, se encargaban de organizar el equipo médico y el armamento. Mei estaba afinando el látigo que Padressa le había hecho, mientras que Eagle se limitaba a llevar su espada. Tadashi, por su parte, estaba empacando un arco especialmente diseñado para él. Ogre, por su parte, metía libros sobre historia y estrategia, por si eran útiles durante el viaje.

"¿Alguien ha visto al Rey y al joven Ryo?" preguntó Big Serow mientras salía de su habitación.

"No lo sé... ¿ya revisaron en la habitación del Rey?" preguntó Jan Jan, bostezando, ya cansado.

"¿Dónde estarán?" se preguntó Ogre.

"Creo que sé dónde están..." dijo Golder, mirando hacia la bóveda. "Mejor dejémoslos."

Ryo y Liogre, lejos del bullicio, se habían retirado a la bóveda que custodiaba la Parte de la Cabeza de la Godlot de Fuego, buscando un lugar de calma y reflexión. Sentados frente a la entrada, observaban el cielo estrellado y el resplandor del Reino de Gloria.

"Es impresionante la vista desde aquí," comentó Ryo, su voz suavizada por la serenidad del momento.

"¿Te gusta? Por eso a veces me escapo aquí," respondió Liogre con una sonrisa. "Es un buen lugar para desconectar."

"Pensé que te escapabas para evitar a Big Serow, que siempre dices que es un gruñón..." bromeó Ryo, justo cuando, en el castillo, Big Serow estornudaba ruidosamente, interrumpiendo a Mei, Zhao y Tadashi, quienes buscaban a Ryo y Liogre.

"¡Achoo!" exclamó Big Serow, llamando la atención de todos.

"¿Te has resfriado, Big Serow?" preguntó Zhao.

"Eso o alguien está hablando de ti," comentó Mei, mientras Big Serow se frotaba la nariz, algo molesto.

De vuelta en la bóveda, Liogre rió con suavidad. "Sí, pero no solo por eso," dijo, más tranquilo. "Un buen rey debe conocer a su gente, a su pueblo que lo necesita. Me gusta ir al Reino para estar con las bestias y las personas, aprender de ellas."

"¿Como yo?" preguntó Ryo, con una sonrisa.

"Sí, como tú," respondió Liogre, acariciándole la cabeza con cariño. "Hasta hace poco, pensaba que ya nada podría sorprenderme. Pero desde que llegaste tú y tus amigos, todo ha cambiado aquí. Si no fuera por ustedes, no habríamos sabido de esta amenaza, ni del imperio perdido, ni de lo que nos depara el futuro. Lo que más valoro es cómo me ayudaste cuando no confiaba en mí mismo, cuando había perdido mi valentía. Por eso te estoy agradecido," dijo, sacando una pequeña caja de su bolsillo. "Esto es para ti."

Ryo, sorprendido, abrió la caja. Dentro, encontró un collar con el emblema de Gloria. "Le pedí a un joyero del pueblo que lo hiciera. Tuve que observar tu ropa para averiguar tu talla," explicó Liogre con una sonrisa.

"Es un pequeño detalle," añadió Liogre mientras veía a Ryo ponerlo alrededor de su cuello.

"Gracias," dijo Ryo, con la voz cargada de gratitud.

"Y eso no es todo..." dijo Liogre, levantándose y desenfundando su espada, lo que sorprendió a Ryo. "Arrodíllate," pidió amablemente. Ryo lo hizo sin dudar. Liogre pasó la espada sobre los hombros de Ryo y, con solemnidad, dijo: "Yo, Liogre, Rey de Gloria, te nombro guerrero oficial del Reino de Gloria." Guardó su espada y extendió su mano para ayudarlo a levantarse. "Que tu vida y tus actos estén siempre guiados por la mano de la justicia."

Ryo, conmovido, estrechó la mano de Liogre y ambos sonrieron, listos para lo que vendría.

Pronto, los ecos de los gritos de Big Serow, Leoparmint y Ogre se hicieron audibles mientras los buscaban.

"Será mejor que volvamos al castillo," sugirió Liogre con un bostezo, yendo hacia el camino de regreso.

"Sí, ya es tarde, y no queremos empezar nuestra aventura del día como zombis," añadió Ryo, provocando una risa en ambos mientras descendían de la bóveda. Sin que se dieran cuenta, la Godlot de Fuego emitió una aura suave que se deslizó discretamente en el Tamer Link de Ryo.

Mientras tanto, Akira descansaba profundamente en su cama cuando fue despertado abruptamente por Killer Shark.

"¿Qué sucede?" preguntó Akira entrecerrando los ojos, todavía adormilado.

"Mañana, tus amigos, el rey y sus aliados se dirigen al Continente Perdido," explicó Killer Shark, dejando a Akira sorprendido.

"¿Mis amigos?" repitió Akira, incrédulo. "¿Están en el reino que mencionaste, con ese rey? ¿Por qué no me lo dijiste antes?" reclamó, su tono lleno de frustración.

"Tuve que asegurarme de que fueran ellos," respondió Killer Shark con calma. "Lo que sé con certeza es que están en camino hacia allí."

"¿El Continente Perdido? ¿No es ese el lugar donde...?" Akira comenzó a preguntar, pero Killer Shark asintió, sin palabras, confirmando su temor.

"Pero ese lugar es muy peligroso si no saben hacia dónde se dirigen," dijo Akira, su preocupación evidente.

"Por eso tú y yo iremos con ellos, observándolos, y si la situación lo requiere, nos revelaremos," declaró Killer Shark con determinación.

Al amanecer, el grupo se reunió en el puerto, donde un submarino impresionante, de aspecto tortuga, los esperaba. Una tortuga de aspecto majestuoso, vestida como capitán, se acercó para recibirlos.

"Saludos, mis jóvenes aventureros," se presentó la tortuga con una voz profunda y resonante. "Soy Turrock, comandante del Reino del Dragón Marino y capitán de este submarino. Es un honor conocerlos," dijo, dirigiéndose a Ryo y sus amigos, quienes respondieron amablemente.

"La Reina me ha informado sobre su misión y las coordenadas que debemos seguir. Pero antes de partir, me gustaría presentarles a tres valientes voluntarios que se han unido para asistir en esta aventura," comentó Turrock mientras dos guerreros aparecían, provocando que Liogre los reconociera.

"¡Mantaray! ¡Billsword!" exclamó Liogre con alegría. "¡Hace tanto que no los veía!"

"También es un placer verte, Rey Liogre," respondió Mantaray, mirando a Ryo y a los demás. "Ustedes deben ser las criaturas de las que he oído hablar," dijo, con una sonrisa. "Un placer conocerlos."

Sin embargo, Ryo notó algo curioso. "Uno... Dos..." murmuró Ryo mientras contaba en voz baja. "¿No eran tres?" preguntó, justo antes de que una cabra anciana apareciera de repente ante ellos con una agilidad inesperada.

La cabra, completamente blanca, tenía unos ojos negros que irradiaban sabiduría. Vestía un Tangzhuang verde, con un kusazuri del mismo color, decorado con el símbolo 王 en un verde más claro, rodeado por un borde dorado. Las placas circulares de metal en sus hombros le conferían una autoridad palpable.

En sus puños, el mismo símbolo 王 adornaba su túnica, mientras que de sus costados caían pliegues de tela beige, moviéndose con gracia. Sus pantalones blancos estaban ceñidos con un cinturón naranja, que destacaba con elegancia. Una bufanda verde ondeaba suavemente alrededor de su cuello, y unos lentes dorados descansaban sobre su hocico. Las botas, del mismo color que su túnica, completaban el conjunto, y en su pecho lucía un emblema de cabra.

"Hola, joven. Ese 'tres' debo ser yo," dijo la cabra con voz serena, mientras su aparición sorprendía a Ryo, quien cayó de espaldas por la sorpresa.

"¡Maestro Goadon!" exclamaron Liogre y Golder al reconocerla.

"Oh," dijo Goadon con una sonrisa. "Liogre, Golder, ha pasado mucho tiempo," añadió, observando cómo Ryo se levantaba tras su caída.

"Vaya," comentó Ryo frotándose la cabeza, mientras Goadon le ofrecía una mano amable.

"¿Te encuentras bien, joven?" preguntó Goadon con ternura.

"Sí..." respondió Ryo, sonriendo a pesar del dolor. "Solo un golpecito de nada."

"Por cierto," continuó Ryo mirando a Liogre. "¿Liogre, conoces a este señor?"

"Sí," respondió Liogre, sonriendo con respeto. "Él es el Maestro Goadon," presentó Liogre con orgullo. "Fue nuestro maestro en la academia de artes marciales," agregó, refiriéndose también a Golder y Big Serow. "Nunca pudimos ganarle en una pelea."

"¿En serio nunca le ganaron?" preguntó Zhao a Golder, quien asintió, sonriendo satisfecho.

"Así es," confirmó Golder. "Es verdaderamente fuerte," añadió mientras Goadon soltaba una risa jovial.

"Ja, ja," rió Goadon con una chispa traviesa en los ojos. "Bueno, ya tengo mis años, pero sí," dijo, sonriendo. "Nunca me pudieron ganar, pero fue entretenido ver cómo se esforzaban y se volvían más fuertes," explicó, mientras Ryo lo observaba con asombro.

"El Maestro de Liogre..." pensó Ryo, profundamente impresionado por el nivel de habilidad de Goadon.

"Yo también llamé a alguien," dijo Golder mientras una ardilla voladora con armadura morada aterrizaba frente a ellos.

"Oh, Morgan," dijo Liogre al reconocerla. "¿Ya regresaste de tu retiro en el Lago Sawa?"

"¡Sí, señor!" respondió Morgan, con tal volumen que todos se taparon los oídos.

"¡Oye!" se quejó Ryo. "Baja un poco el volumen," pidió, haciendo que Morgan hablara más bajo.

"Perdón..." dijo Morgan, apenada, pero rápidamente recuperando su energía. "Bueno, creo que ya estamos todos," comentó Turrock, satisfecho. "Será mejor que partamos," añadió mientras todos se subían al submarino.

Justo cuando Liogre y Ryo estaban por abordar, una voz los detuvo. "Esperen," dijo la voz a sus espaldas. Al voltear, vieron al Bulldog, el vendedor de los Gloria Dogs, que había venido a despedirse.

"Señor Bulldog," dijo Ryo, sorprendido. "¿Qué hace aquí?"

"He traído algo para ustedes," dijo el Bulldog, entregando un paquete lleno de Gloria Dogs. "Oí que se van en una misión importante, así que les traje esto para darles energía," dijo con una sonrisa, aunque jadeando por el esfuerzo.

"Gracias," dijo Ryo, visiblemente agradecido mientras Liogre asentía con gratitud. Sin que nadie lo notara, dos sombras pasaron rápidamente detrás de ellos.

"Bueno, si ya no hay más pausas, es hora de partir," dijo Turrock, mientras Liogre y Ryo subían al submarino, y el Bulldog se despedía desde la orilla. En un rincón del submarino, Akira y Killer Shark se mantenían ocultos, esperando el momento adecuado para intervenir y ayudar, si fuera necesario.

En la plataforma del capitán, todos observaban el vasto océano mientras se preparaban para comenzar su travesía hacia la misteriosa y desconocida tierra: el Continente Perdido.

"Las coordenadas, por favor," solicitó Turrock, el capitán, con tono firme y seguro. Padressa, acompañado de la criatura a la que había nombrado C.O.T.B., proyectó las coordenadas a seguir.

"El Mar de los Monstruos," murmuró Turrock, con una mezcla de cautela y determinación. "Se dice que las corrientes en estas aguas son extremadamente feroces, pero la Corriente del Dragón es, sin duda, la más peligrosa. Hay muchos rumores flotando en el aire, pero según estas coordenadas, existe una fosa oceánica que podremos atravesar sin problemas," explicó, con la mirada fija en el horizonte.

"¿A qué rumores se refieres?" preguntó Zhao, visiblemente intrigado, mirando a Golder.

"Ni idea, chico," respondió Golder, encogiéndose de hombros. "Si se trata de combate o estrategia, soy la Bestia adecuada, pero del mar... no esperes respuestas de mí," dijo, sonriendo mientras Mei, Leoparmint y Jan Jan observaban en silencio la inmensidad del océano.

"Oye, Leoparmint..." empezó Mei, mirando al horizonte. "¿Por qué se llama el Mar de los Monstruos?"

"Eso mismo me pregunto," admitió Leoparmint, con una expresión de inquietud en su rostro. "Solo espero no descubrirlo en carne propia," añadió, nerviosa.

"Yo tampoco quiero averiguarlo..." comentó Jan Jan, compartiendo el mismo sentimiento.

Mientras tanto, Ogre observaba a Liogre y Ryo, quienes permanecían en silencio, mirando el océano con una seriedad palpable.

"¿Qué estarán pensando mi padre y el joven Ryo?" se preguntaba Ogre en su mente, intrigado por el estado de ánimo de ambos.

Liogre y Ryo, inmersos en sus pensamientos, evaluaban los peligros que les aguardaban. Ambos sabían que la misión era peligrosa, pero también eran conscientes de que, sin importar los desafíos, debían triunfar.

"Pase lo que pase..." reflexionó Liogre con una determinación férrea.

"Ganaremos, sin importar qué..." pensó Ryo, con el mismo compromiso, mientras el submarino comenzaba a adentrarse en las profundas aguas del océano, avanzando hacia su destino incierto.

Continuará...

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