07

La estrangulación de la presa, una de las formas más eficaces para la caza. Jimin se encontraba presionando el suave y blanquecino cuello del joven que yacía bajo su cuerpo. Su mano derecha presionaba ligeramente el cuello de su presa, mientras le impedía respirar al tenerlo preso de sus labios, un ataque corto pero eficaz debido a su definida mandíbula, que se aferraba con necesidad de fundirse en más de un beso.

Y como si el menor se tratase de una presa pequeña, le soltó después de robarle el aire con un par de besos y utilizó sus fuertes y fornidos brazos para dar el golpe final.

Un fuerte y cálido abrazo.

Justo como lo habían dicho, Jimin era una bestia, una muy aterradora, esa que acechaba a su presa y jugueteaba con ella antes de comerla.

Min YoonGi se había vuelto su presa.

—Mi labio sangra. —Balbuceó el menor, al sentir una gota de sangre recorrer sus finos labios.

—Lo siento, no sabía cuándo parar, solo quería devorarte. —Se disculpó con una sonrisa suave, su deseo por Min lo enloquecía al punto de no saber cuándo detenerse.

—Me gusta cuando lo haces... Pero me gusta más cuando me tomas así. —Explicó abrazando de igual forma a su pequeña y feroz bestia. —Como un oso.

Jimin se sintió sorprendido y algo asustado por las palabras de YoonGi. ¿Acaso creía que era un oso? pero también notó en su mirada juguetona intentando romper la tensión.

—¿Crees que soy un oso? —Indagó sonrojado y un poco avergonzado, sin saber cómo reaccionar ante la respuesta juguetona de YoonGi. —Por eso los niños me tienen miedo.

Pero antes de que pudiera volver a replicar, YoonGi tomó su rostro con dulzura y, mirándolo intensamente a los ojos. —No, los niños no se asustan contigo. Lo que intento decir es que abrazas tan fuerte como un oso, ya sabes, un abrazo de oso. Y a mí me gusta esto.

Entonces, con una mezcla de nerviosismo y ternura, YoonGi se inclinó y besó suavemente los labios de Jimin. Los dos sintieron una oleada de emociones mientras sus corazones latían rápidamente.

Al separarse, Jimin sonrió tímidamente. —Vaya... eso fue mucho mejor que ser comido. —Murmuró sintiendo la dulzura de los labios del menor.

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