FJÓRIR

BJÖRN FUE DESCUBRIENDO CON EL PASAR QUE LOS AÑOS LA CANTIDAD DE GEMAS QUE HABÍAN EN EL UNIVERSO. UNA TRAS OTRA fue lo que llamó la atención de mí amigo que lo llevó a una obsesión que estaba segura que no terminaría de una buena manera. Mientras que Hvitserk se entusiasmaba en las peleas junto a Thor, Loki y yo nos interesábamos en la magia, Björn se entusiasmaba en el poder que podían desprender esas simples piedras. 

Loki por su parte, no paraba de insistir en querer ayudar a la investigación, para, así de alguna manera poder desprenderme de ella y ponerme en un lugar a salvo de todo peligro. Cosa la cual rechacé. 

—Freydis, ¡Freydis! —Björn movió una mano delante de mi rostro para poder prestarle atención. 

— ¿Sí? 

— ¿Escuchaste lo que dije? 

Me sonrojé suavemente. Podía ver cómo mi cabello rojo se intensificaba aún más. Björn rió suavemente. 

— ¿Podemos tomarnos un descanso? No he podido dormir bien. 

Björn se mostró interesado de inmediato.

— ¿Y eso por qué? Eres la única persona capaz de dormir tan profundamente cómo un dragón. Y a veces hasta te pareces a uno. Ya sabes... por —hizo un ademán a mis fosas nasales. Fruncí el entrecejo sin entender —. Olvídalo. 

—Oí a mis padres hablar sobre Thanos y sus hijos, pero mencionaron a una tal Gamora. Dicen que muchos otros reinos han mandado señales de ayuda a Beauxbatons por sus ataques. 

— ¿Que clase de ataques? 

—Destruyen la mitad de un planeta para salvar a la otra mitad. Lo que trataron de hacer con Asgard tantos años atrás —suspiré —. Hablaron de volver a nuestro reino... 

— ¿Volver? 

—Al fin y al cabo en algún momento tendremos que hacerlo —recordé —. Tendré que buscar un marido y luego engendrar bebés para que sean los futuros herederos... y blah, blah, blah. 

Björn sonrió con algo de compasión. Puso una mano sobre la mía. 

—Podrías elegir a Loki. 

Rodé los ojos y alejé sus manos de las mías. Miré el alrededor antes de mirar a mí amigo. 

—Loki quiere ayudarnos. 

— ¿Con qué? 

—Ya sabes, con la búsqueda de las gemas. 

—No permitiré que haga eso. Ya me molesta el hecho de haberte involucrado a ti. 

La puerta fue abierta de par en par. Ambos observamos algo asustados pero nos relajamos al ver a Loki con una sonrisa de autosuficiencia. 

—Espero no haber interrumpido nada —señaló. 

—Tú nunca interrumpes —dije con inercia. Björn sonrió y Loki se sonrojó brevemente. 

—No pasa nada amigo —concordó Björn—. ¿Pasa algo? 

—Al notar que juntas nunca terminaban y que no avanzaban nada en sus investigaciones. Decidí buscar yo por mis propios medios. 

Mi amigo y yo compartimos una mirada. 

—Loki, creo que... —traté de decir pero me vi interrumpida. 

—La gema del alma. ¿La conocen? 

—Obviamente la conocemos, Loki —señaló Björn. 

Loki sonrió y extendió un libro tan antiguo que estaba segura que si lo movía se rompería. 

—Bien. La cosa, es que antes, nuestros antepasados la llamaban por el nombre de Gemma Animae. Es por eso que actualmente no se encuentra mucha información de ella. Además, por el hecho de que es una gema que no se conoce su paradero. 

—Se supone que la gema controla la vida y la muerte —dije mirando el libro. 

—Sí —confirmó el dios—. Pero, a su vez... pide un alma a cambio. 

Björn levantó la mirada interesado en el tema. 

— ¿A qué te refieres con eso? 

—A lo que dije. Para poseerla, tienes que darle el alma de la persona que más quieras —explicó con simpleza—. Espero que con eso dejes de buscar esas cosas. 

—Björn creo que deberías dejar ir ese deseo. Jugar con la muerte no es algo bueno —murmuré. 

—No llegué tan lejos para nada —negó mí amigo. Loki me regaló una mirada de advertencia —. Necesito seguir buscando. 

Ambos vimos como él se alejó con rapidez, tomando el libro que Loki había traído en el proceso. 

—Este es el momento en el cual me dices que Björn está loco y nunca lo haremos el padrino de nuestros hijos. 

Me levanté. 

— ¿Quién dice que quiero hijos contigo? —pregunté alzando una ceja. Loki sonrió con suficiencia. 

—Soy el único en todas tus listas de opciones que permitía a nuestra hija tener un nombre Midgardiano. 

Reí con suavidad. 

— ¿Ah, sí? ¿Y cual sería ese nombre? 

Él se levantó y pasó a mi lado murmurando contra mi oído. 

Brianna

Y mordió el lóbulo de mi oreja suavemente. 

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