s e v e n
Recuerdos
Haizaki Ryouhei x Reader
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— Ven vamos a jugar— una pequeña de melena castaña, había tomado la mano de un niño de cabellos plateados.
— Espera— formuló el joven mientras intentaba detener a la niña, tanque de alguna forma ellos iban realmente rápido al parque cercano.
— Eres lento Ryouhei— expusó la menor con una media sonrisa, provocando al antes mencionado.
— ¡Ya verás!— exclamó el niño acelerando sus pasos, llegando antes que la menor.
— Te enojas demasiado rápido— aseguró la niña, riendo por el rostro de Ryouhei.
— No te rías— el menor bajó la mirada algo avergonzado.
— No te preocupes— la niña revolvió sus cabellos plateados—. Vamos a jugar ¿si?
El pequeño asintió con un entusiasmo asomándose en sus ojos, le gustaba pasar el rato con la niña llamada (T/N), después de todo casi siempre se la pasaban juntos. La pequeña siempre había vivido con su padre en esos apartamentos, pero siempre se encontraba sola ya que no había nadie quien jugara con ella. Para cuando Haizaki llegó a vivir allí, ella había intentado acercarse a él, solo que el de cabellos plateados se mantenía serio, sin ninguna pizca de querer conocer a su vecina. Sin embargo con el pasar del tiempo (T/N) había logrado que Haizaki se abriera un poco más con ella, dejando su personalidad solitaria aún lado.
Aquella amistad se habían largado más de lo que se esperaba al principio, después de casi dos años de conocerse, Haizaki había comenzado a sentir algo que nunca había experimentado en su corta vida, una extraña sensación que provocaba calidez cada vez que miraba a la niña, aunque ella fuera mayor que él por un año. Pero solamente llegó a la conclusión de que era por la amistad que ambos tenían.
— Mira— llamó (T/N) tomando la atención de Haizaki—. Es una mariquita— el niño se acercó a su lado—. Dice mi papá que son de buena suerte— aseguró con una gran sonrisa.
— ¿En serio?
— Así es— afirmó la niña, quien después cruzó sus dos dedos con los ojos cerrados.
— ¿Qué haces?— cuestionó Ryouhei sin entender las acciones de su amiga.
— Le pido que seamos amigos por más tiempo— respondió (T/N), con inocencia.
Ante aquello Haizaki se sorprendió, pero después le sonrió.
Meses más tarde la pequeña (T/N) se enteró por su padre que ya no vivirían más en aquel departamento, debido que en su trabajo lo habían subido de puesto, pero para ello debia de trasladarse a otra ciudad. Cuando la pequeña se había enterado su actitud alegre que siempre mantenía por primera vez había decaído, puesto que no quería abandonar a su mejor amigo, sabía que ya no sería lo mismo.
Cuando ella le dio la noticia a Ryouhei, ella estaba subiendo sus maletas en el automóvil de su padre, ya que el padre de la pequeña le había dado la noticia un día antes de irse. El de cabellos plateados se encontraba consternado y triste, debido a que ella era la única persona que a pesar de su actitud nunca lo abandonó.
— Adiós Ryouhei— formuló la pequeña cabizbajo, mientras observaba sus zapatos.
— Adiós (T/N)— él antes mencionado se acercó a ella, tomando la entre sus brazos—. Te mandaré cartas— Haizaki intentó animarla un poco.
— Te responderé— sonrió un poco más animada—. Estoy segura de que nos volveremos a ver— finalizó con una gran sonrisa, Haizaki río en voz baja logrando su cometido.
Después de pronunciar aquellas últimas palabras, la menor se había acercado junto a su padre a su automóvil. Aunque la pequeña mantenía una sonrisa radiante, sabía que en el fondo de su corazón quería llorar a mares, después de todo el era su primer mejor amigo y su primer amor.
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— Entonces eso sucedió— formuló una joven de cabellos rubios mientras sorbia de su jugo.
— Que loco— generaste con una gran sonrisa—. Eso suena demasiado genial, hablando de partidos. ¿Quieres ir conmigo al partido contra Seishou Gakuen?— esperaste ansiosa su respuesta.
— Lo siento (T/N), tengo que visitar a mis abuelos— explicó tu compañera, quien sintió algo de pena.
— No te preocupes, la familia es primero— le sonreíste.
— Lo lamento, de verdad.
— No te preocupes Hanako— le restaste importancia al asunto.
Habían pasado aproximadamente seis años desde que no habías visto a tu mejor amigo de la infancia, como el lo había mencionado te envió demasiadas cartas, cartas a la que respondiste, solo que después de unos meses el dejó de enviarlas cosa que provocó con desánimo en ti. Ahora después de tantos años solo puedes recordar los momentos felices que tuviste alado de ese niño de cabellos plateados.
¿Qué si tú enviaste cartas? Siempre, solo que dejate de insistir, pensando en que a lo mejor ya no le importas nada mucho. Conociste a tú actual amiga, Hanako, ambas serio los mismos gustos. Desde que entraste a la secundaria Kidokawa Seishou tú interés por el fútbol había aumentado un poco más, habías escuchado por parte de un compañero de tú salón que ellos tendrían un partido contra Seishou Gakuen, por obvias razones estarías apoyando a tú secundaria.
Días más tarde te encontrabas sentada en la primera fila, observando como es que los jugadores comenzaban acomodarse en sus diferentes posiciones. Observaste a los miembros de Kidokawa con una sonrisa, esperabas que al menos lograran ganar el partido.
Observaste a cada uno de los jugadores de Seishou Gakuen, por algún motivo en especial querías saber quienes conformaban el equipo. Debías de admitir que te habías entretenido con uno de ellos en especial, su nombre era Kido, sino te equivocabas, actuaba como un líder para el equipo.
Pero al poco tiempo después tu atención se había colocado sobre el portero de Seishou Gakuen, este tenía los cabellos platinados, la piel morena, al estar un poco lejos no lograste ver el color de sus orbes, pero por su apariencia sabias que le daba un toque parecido a tu mejor amigo de la infancia, aunque sabias que después de todo solo se trataba de una coincidencia.
— Haizaki no debería de ser portero, él es delantero.
— Quizás se trata de una estrategia por parte de Kido, ya sabes que él es un gran estratega.
— Pero, él no sabe nada acerca de defender el campo, no creo que les vaya bien a Seishou Gakuen en este partido.
Escuchaste atentamente la conversación de los chicos que se encontraban a tu lado, habías escuchado un nombre familiar, algo que llamó demasiado tu atención.
— Disculpa— le llamaste a uno de ellos— ¿Cuál era el nombre del portero?
— Haizaki Ryouhei, el demonio del campo— respondió el chico, para después girarse hacia su compañero y seguir con su conversación.
— Imposible— agregaste con sopresa, se trataba de él de tu amigo de hace años, nuevamente el destino los había reunido.
Estabas realmente alegre porque nuevamente ambos tuvieran la posibilidad de verde nuevamente, aunque por sus expresiones en el juego debías de saber que ya no era igual que antes. De igual manera no te había importado mucho, lo saludarías al terminar el partido.
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Analizaste tus alrededores con una gran sonrisa que siempre solía caracterizarte, el partido había acabado y aunque tu secundaria había perdido aún mantenía el positivismo, eras como un rayo de sol, brillando com intensidad a pesar de la situación.
Nunca habías estado dentro de los vestíbulos de los jugadores, sin emebargo nadie sabía que estabas en ese lugar, ya que no podrían permitirle la entrada a nadie que no fuera del equipo o ayudantes. Estabss girando alrededor tuyo observando cada parte del lugar con cierta curiosidad, que para tu lamentable suerte no te habías percatado de la presencia con quien te habías golpeado.
— Ten más cuidado— pronunció una voz totalmente molesta.
Tras escuchar aquella voz alzaste la mirada, ya que no lograbas ver nada debido a tu altura, observando unos orbes bicolor, definitivamente era él.
— Ryouhei— tu sonrisa se ensanchó aún más.
— ¿Te conozco?— cuestionó algo brusco, Haizaki no podía negar que tu presencia le era algo familiar pero, no te reconoció en absoluto.
— No puedo creer que me hayas olvidado— te alejaste un poco de él, colocando una mano en tu pecho fingiendo indignación—. Pero bueno, soy (T/N)— le alzaste una mano en su dirección.
La expresión de Haizaki había cambiado radicalmente, de pronto los recuerdos de su pasado llegaron a su mente como si se tratara de una tormenta. Hacia mucho tiempo que había roto todo contacto contigo, había tenido una amiga llamada Akane, ella le recordaba un poco a tí, pero no eras tú.
Cuando Akane se fue a las instituciones de Ares, sintió que había cometido el mismo error que contigo de dejarlas ir. Aunque el cariño que le mantenía a Akane era de amistad/hermano, hacia ti era algo especial, eras como su pilar emocional y cuando te fuiste simplemente se desmoronó.
Él te había extrañado demasiado, pensaba buscarte después de acabar con la situación de su amiga Akane, pero jamás imagino que estuvieras frente a él alzando una mano en su dirección.
Este de un segundo a otro te acercó a el envolviendo sus brazos en ti, mientras que su rostro expresaba algo que nunca pensaba en sentir, tristeza, sopresa y alegría cambinados.
— ¿Estás bien?— cuestionaste con impresión, aunque aquello no te impidió para corresponderle aquel afectuso abrazo.
— Me alegro que estés aquí.
LucyChan015
Espero que te haya gustado;)
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