f o u r t e e n

Interrupciones
Nagumo Haruya x Reader
┉┅━━━━━━━━━━━┅┉

— Entonces ¿le vas a decir?— tus orbes se denotaban sorpresa.

  Una de tus más grandes amigas pidió que ambas se reunieran en su habitación, debido a que ella estaba un poco nerviosa y ansiosa por una situación de la cual hace varios segundos te habías enterado. Ella estaba frente a ti, esperanzada en que tus palabras la ayudaran cuando tuviera la valentía de expresar sus sentimientos hacia aquella persona.

— Así es— respondió la fémina cuando sus mejillas comenzaron a ruborizarse.

— ¡Eso es maravilloso!— exclamaste con emoción—. Eres muy valiente Reina.

— No es la gran cosa— su mirada se apartó de la tuya—. Se que voy a arrepentirme sino lo hago, pero se que voy a sufrir sino me acepta.

— Él lo hará— afirmaste con una sonrisa—. Se que lo hará, ¿sabes por qué?

— ¿Por qué?

— Porque todos aquí sabemos que ustedes dos se gustan, es demasiado notorio— una pequeña risa se escabulló de tus labios.

  Reina te había fulminado con la mirada.

— Lo siento pero, no puedo creer que ustedes no se den cuenta de que se gustan— trataste de no reír nuevamente.

— ¿Qué te hace creer eso?

— Ayer estabas hablando con Suzuno, él no dejaba de verlos y no prestaba atención a los demás— respondes de manera rápida.

— ¿Cómo sabes eso?— Reina alzó una ceja.

— Yo estaba con él.

— Como sea, solo quiero que me ayudes ¿si?— pidió la de cabellos  celestinos, mientras tomaba sus manos.

— Lo haré, solo dime que tengo que hacer— le diste una sonrisa.

  Sentías que era tu responsabilidad ayudar a una amiga, casi una de tus hermanas, ella podía encontrar la felicidad con la persona que le gustaba y tú, solo le podrías dar ese pequeño empujón para que ambos ya no tuvieran nada que ocultar, o al menos de esa manera lo veías.

  Habías conocido a Reina y a los demás desde hacía muchos años atrás en el orfanatorio, Seijiro Kira te había dado otra oportunidad de tener una familia de nuevo, de estar entre muchos niños que estuvieron en tu situación sin sentir tanta angustia y a pesar de todas las calamidades que él realizo con ustedes, lo perdonaste, porque el se preocupó por ti cuando nadie más lo hizo.

  Cuando entraste al orfanatorio te diste cuenta que habían pequeños de tu edad, algo que por alguna razón te volvió demasiado tímida. Al principio te costaba demasiado desenvolverte con los demás, siempre estabas en una esquina con un pequeño oso de felpa observando por la ventana.

  Tus padres habían tenido un accidente que les costó la vida, afortunadamente no estabas allí cuando eso sucedió pero, el saber que nunca más volverías a ver a tus padres llegó a provocar sensaciones negativas que una pequeña de tu edad no debía de experimentar y justo cuando pensaste en que tu rutina se repetiría todos los días, un pequeño joven de cabellos pelirrojos se acercó a ti para tomar tu oso de felpa y llevarlo consigo. Él pequeño sabía que así lograría conseguir tu atención, pero no se habia dado cuenta de que también provocaría que tus lágrimas bajarán por tus mejillas.

  El oso de felpa era algo sumamente importante para ti, ya que fue el último regalo de tus padres. Reina justamente habia llegado a tiempo después de escuchar unos pequeños sollozos, así que tomo  aquel oso de las manos de su compañero Nagumo, iniciando así unas gran amistad entre ambas.

  Habías pasado muchas cosas con tu familia actual debido a que como ellos, tú también habías formado parte del instituto Alien, para ser más específicos estabas junto a Hiroto en el equipo Génesis, pero como los demás te habías dado cuenta de que eso no era bueno.

— Oye (T/N).

  Tus pasos se habían detenido a mitad de la sala tras reconocer aquella voz, tus orbes se giraron hacia su dirección.

— ¿Si?

  Ahora mismo estabas un poco ocupada pero, tratarías de ayudar a uno de tus amigos. Él pelirrojo se acerco a ti a paso firme pero, su mirada estaba en el suelo.

— ¿Podemos hablar?— el pelirrojo finalmente había colocado su mirada en ti.

— Por supuesto, ¿qué necesitas?

  En el lugar eras más conocida por ayudar a tus hermanos adoptivos, si ellos tenían un problema tu tratarías de ayudar en lo que podrías. Ese era el papel que tomaste desde que llegó tu adolescencia, tus hermanos ya sabían que podían contar contigo si llegaban a tener algún problema.

  Reina sabia que siempre accederías a ayudar a alguien, pero para ella era la primera vez que te pedía ayuda en algo, debido a que tu eras la persona con la que tenía más confianza y viceversa.

  Nagumo finalmente había tomado la iniciativa de pronunciar dos palabras que significaban mucho para él, quería saber que sentías al respecto

— Es que...

— ¡(T/N)!

  Una nuevo inquilino se había acercado a ambos interrumpiendo las palabras que estaba pronunciar Nagumo, por lo que él se limitó a presionar sus manos con una ligera fuerza. Nagumo se había tomado la libertad de incluso ensayar las palabras que estaba por decirte y que uno de sus amigos lo interrumpiera solo aumento su molestia.

— ¿Puedes venir un momento?— los orbes de Hiroto expresaban un poco de desesperación, lo que provocó que tu preocupación aumentaran—. Por favor.

  Tus ojos observaron a los de Nagumo, quien estaba apunto de intentar no golpear a uno de sus mejores amigos. Quizás el tenía algo más importante que decir al respecto, quizás su confesión podría esperar un poco más.

— No importa— formuló Nagumo después de un largo suspiro, para después darse media vuelta.

  Internamente agradecida con el de orbes ámbar, ya que todos en el lugar conocían su temperamento, pero no olvidarías que tendrías algo de que hablar más tarde.

────────────────────

  Reina te había pedido ayuda acerca de como confesar sus sentimientos hacia Hiroto, por lo que decidiste ayudarla a practicar  para que ella estuviera lista a la hora de pronunciar aquellas palabras con sentimiento. Sin embargo había algo que ella no sabía, es que Hiroto también le había pedido ayuda para comprobar algo que estaba sucediendo en él y no entendía para nada si aquello podría perjudicarle.

  Ahora tendrías que ayudar a ambos y a no revelar el secreto que ambos mantenían sobre sus sentimientos, pero no querías perderte el momento en el que ellos se confesaría ya que así se darían cuenta de que de verdad ambos se gustaban entre sí.

  Tus orbes estaban centrados en el libro que estaba entre tus manos, no tenías mucho que hacer en este día ya que los demás habían salido a entrenar fútbol en un lugar cercano, tú y Maki se habían quedado en la casa, debido a que ambas no tenían ganas de salir.

— Creí que estabas con los demás— una voz provocó que tus ojos se desviaron de aquel libro que estabas leyendo.

— Oh, en realidad ahora no tenía ganas salir— le explicaste al de cabellos pelirrojos, quién se colocó frente a ti con un semblante neutro.

  Nagumo estaba cruzado de brazos frente a ti, cuando tus orbes se centraron en él, solo se mordió el interior de sus mejillas con un poco de nervios. En su mente, él estaba reiterando las palabras que esperaba que salieran de sus labios sin titubear, esperaba que esta vez el destino estuviera a su favor para ahora hablarte de las cosas que el sentía y no podía evitar, quería finalmente escuchar lo que tenías que decía acerca de sus sentimientos.

  Ambos se habían conocido de una mala manera, ya que él fue el que te había quitado su amado oso de felpa, pero como todos después de años su amistad aumentó demasiado lo primero que recordabas de él, fue que siempre te ayudaba a entrenar aún más en las prácticas de Alien a pesar de que ambos eran de diferentes equipos. Nagumo de igual manera recordaba cómo siempre lo ayudabas cada vez que él se hacía daño en los partidos. Incluso llego un momento en el que le confesaste que te negarías a los demás equipos fueran remplazados por otros como si nada, él sabía que la autoridad no te permitiría actuar de esa manera así que te pidió que cuando su equipo fuera juzgado no dijeras nada, para que ellos no te hicieran nada.

  Admitias que estar junto a Nagumo te animaba mucho, ya que usualmente ambos siempre estarían entrenando juntos pero siempre hacia varios días que no lo habías visto.

  No lo habias visto porque Nagumo ahora se había aprovechado de que los demás salieran al campo de fútbol a practicar, llego a pensar de que solamente estarían ustedes y nadie más llegaría al lugar a interrumpirlos.

— Tengo que hablar contigo— formuló con la poca valentía que le quedaba.

— Seguro— una sonrisa se había formado en tu rostro, lo que provocó que Nagumo tragara en seco—. ¿Que sucede?

— La verdad es que...

— (T/N) me habías dicho que me enseñarías a hacer un pastel— Maki se había acercado a ambos interrumpiendo su pequeña conversación.

  Él de cabellos pelirrojos había dirigido la mirada hacia la fémina que había ingresado a la sala.

— Es cierto— te rascarte la mejilla un poco avergonzada, habias olvidado aquello—. Lo habia olvidado— Maki frunció su entrecejo con un poco de molestia— ¿Es realmente importante lo que tienes que decirme?

  Tus orbes analizaron a Nagumo, quien tras las palabras de Maki había maldecido en voz baja mientras presionaba sus nudillos con fuerza, se suponía que esta vez nadie los interrumpiria.

— Da igual— formuló Nagumo de mala gana, dando media vuelta.

— Lo lamento, te prometo que después de que termine esto hablaremos ¿si?— Nagumo observó tu silueta de reojo, por lo que solo desvió la mirada.

— Si, como sea.

────────────────────

— Y ¿luego?

— Pues solo tuve que hacer otras galletas, porque ya que las primeras salieron quemadas— le diste una pequeña sonrisa.

— Ajá.

— Y ¿Qué has hecho tú?— tus orbes se habían detenido en él albino, quién estaba observando su teléfono celular con interés.

— Nada en especial— respondió simple.

  Sabias que las conversaciones con Suzuno serían un poco cortantes, debido que el albino no tenía mucho que agregar y si lo hacía solo eran pocas palabras, por lo que la mayoría del tiempo ambos no mantenían mucho aquella conversación.

— Entiendo— tus orbes se acercaron hacia la televisión que se encontraba frente a ambos.

— ¿Tu hiciste el pastel de ayer (T/N)?— una fémina de cabellos dorados se había acercado a ti con una ligera sonrisa.

— Con ayuda de Maki— agregaste con una sonrisa.

— ¿Con Maki?— la fémina río—. Bueno, al menos le sirvió de algo, ahora te pediré la receta para que me ayudes a hacer uno.

— Claro Fumiko, cuando quieras— la fémina sonrió—. Por cierto ¿has visto a Reina?

— De hecho no, mencionó que iría a un lugar— expusó la morena—. Y tampoco he visto a Hiroto.

— Ya hablaremos cuando ambos esten— Fumiko asintió.

  La de cabellos morados había sostenido un pequeño plato, el cual tenía un pedazo de pastel del día anterior. Te alegraba saber que a tus compañeros les gustaban las recetas que hacías.

  Sabias que tenías algo pendiente con Nagumo, ya que el habia estado pidiendo tu atención por varios días seguidos y tus pensamientos decían que el tenía algo sumamente importante que decirte, ya que cada vez que estaba pronunciando sus palabras se veía demasiado nerviosos y decidido a la vez. No podrías preguntarle a Suzuno, ya que a pesar de que ellos eran muy amigos no revelarían un secreto del otro.

— (T/N).

  Tu mirada se había levantado, unos cabellos pelirrojos llamaron tu atención, justamente se trataba de la misma persona en la que habías estado pensando.

— Hay algo que tengo que decirte— el pelirrojo estaba un poco más decidido que la vez anterior.

  Lo que más admirabas en Nagumo eran sus ganas de seguir intentándolo, como cuando eran pequeños y no sabia como patear un balón de fútbol, como cuando entreno para estar en uno de los equipos del instituto Alien, como cuando se mantuvó junto a ti después de que no querías verlo por tomar tu oso de felpa.

— Esta bien— le diste una sonrisa llena de confianza, para que él tratara de desenvolverse más rápido.

— ¿Puedes ven...?

— (T/N)— Ulvida se acercó rápidamente hacia el sofá en donde te encontrabas, en compañía de los demás—. Necesitamos hablar.

— ¡Mierda no!— la de cabellos azules junto a ti observaron al pelirrojo— ¡No puedes llevarla así, Reina! ¡Joder!

— Tengo que hablar de algo importante— explicó la fémina sin muchos detalles.

— He tratado de hablar con ella toda la maldita semana, pero no puedo porque tu y Kiyama tienen algo "importante" de que hablar con ella— Nagumo observó a Reina con el ceño fruncido—. ¿Simplemente ustedes no pueden resolver sus problemas?

— Eso no es asunto tuyo Nagumo— respondió Reina con una severa molestia.

— Tranquilos chicos, no hay porque exaltarse— te levantaste de tu asiento cuando sus palabras comenzaban a escucharse en todo el lugar.

  Suzuno había dejado de observar su celular para prestarle atención a lo que estaba sucediendo frente a él, sabia de lo que Nagumo hablaba y sobre lo que el quería hacer, mientras que Fumiko estaba comiendo el pedazo de pastel y escuchando cada palabra.

— ¡Claro que lo es!— exclamó el pelirrojo hacia Reina, evadiendo tu comentario—. Estaba tratando de hablar con (T/N) hasta que me interrumpiste.

— Seguro que no es nada importante a comparación de lo que yo, tengo que hablar con ella— pronunció Reina con seriedad.

— ¡¿Y a ti que mierda te importa?!

— Chicos...— intentabas llamar la atención de ambos.

— Vámonos (T/N)— Reina tomó tu muñeca con rapidez.

— ¡Claro que no!— Nagumo tomó tu otra mano— deja de actuar por tu cuenta Yagami.

— ¿Quieres dejar de molestarnos?— Reina se detuvó.

— Quisieras.

— ¡Maldita sea Nagumo! ¡Quiero que te vayas!— exclamó Reina con cólera—. Se que no tienes nada importante que decirle a (T/N).

  Nagumo observó a Reina con una mirada llena de fastidio, él la conocía y sabia muy bien que haría lo que fuera porque tú la siguieras a ella. Estaba tan frustrado porque siempre tendría que venir alguien a interrumpirlo cada vez que quería confesarte sus sentimientos, no podía soportar más que le negarán la oportunidad de expresar lo que verdaderamente sentía.

— ¡Me gustas (T/N)!— exclamó el pelirrojo después de varios segundos de completo silencio—. Eso es lo que he estado queriendo decirte estos días.

  Nagumo habia soltado tu mano después de que sus palabras terminarán.

  Te sorprendiste ante lo que había pronunciado uno de tus amigos, no sabias que responder al respecto ya que nunca llegaste a pensar acerca de una posibilidad en la que vieras a Nagumo como una posible pareja. Solo una vez, cuando tus amigas habían hecho una pijamas en tu habitación y preguntaron acerca de salir con alguien en el lugar, recuerda que esa vez habías elegido a Nagumo, debido a que siempre que estabas junto a él te sentías demasiado bien.

  Pero ahora el estaba confesado que sentía algo más que una amistad hacia ti.

  Reina terminó por sorprenderse ante su confesión, por lo que soltó tu mano rápidamente. Nunca se había imaginado que aquello sería el tema importante del que hablaría contigo, debido a que casi siempre él nunca se tomaba nada en serio, así que simplemente se alejo un poco para que pensaras bien tu respuesta.

  Mientras que la sala se había llenado de varios de sus compañeros y amigos del orfanato, ya que habían escuchado los gritos en otras habitaciones, por lo que la mayoría había escuchado la confesión de Nagumo y ahora solo esperaban a escuchar tu respuesta.

— Y-yo...— no podías pronunciar ninguna palabra debido a la impresión.

  ¿Qué sentías por Nagumo?
  Quizás algo más que simple admiración, él siempre alegraba tus días y además de ser una persona especial para ti. Siempre estuvo allí para ti y viceversa.

  Pero tus palabras no habian sido demasiado claras contigo, por lo que tendrías que comprobar algo.

  Por las palabras que habias pronunciado, Nagumo se habia dado cuenta de que primeramente, tú no sentías lo mismo que él y que quizás había sido mala idea decirlo en voz alta, ya que su orgullo podría salir herido y cuando estaba por darse media vuelta, unas manos provocaron que él detuviera esas acciones.

  Cuando menos lo esperaba algo había presionado sus labios con calidez.

  Lo habias besado.

— Yo no sabía que sentía, pero ahora si— le explicaste justo después de apartar tus labios de los suyos.

— ¿Q-qué fue lo que sientes ahora?— preguntó Nagumo de forma temerosa.

— Lo mismo que tú— respondiste—. También me gustas, Nagumo.

  Cuando el pelirrojo escuchó aquellas palabras te acercó a él de un movimiento, colocando sus brazos alrededor de tu cuerpo con gran felicidad.

  Lo que sus oídos escucharon después, fue el como los demás comenzaron a aplaudir ante aquella escena.

















Ir3n1t3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top