CAPITULO 7
Después de tanta insistencia para que me dijera el por qué de lo sucedido, creo que no resulto como yo quería, por ahora la dejare tranquila pero tarde o temprano me tendrá que decir todo el rollo.
—¿Disculpa Molly, como así que nos tenemos que cambiar?
—Si Rosalee, para ir a clases de deporte.
—¿Deporte?— le pregunte.
—Pues en mi antigua escuela, es educación física además dábamos en la semana tres días de teoría y dos de prácticas.
—Ya veo, que aquí le llaman de otra forma.
— Aunque viéndolo bien es lo mismo—le digo.
—Pues sí es verdad, pero vámonos que ya se nos hace tarde—me dice.
—La verdad pensaba cambiarme, pero veo que tú no tienes el uniforme por lo que no me cambiare.
Fuimos juntas a la siguiente clase y la antepenúltima para mí, no era una coincidencia era el destino que ella estuviera en dos de mis clases. La verdad Molly parecía muy emocionada a pesar de todo lo que sucedió en el baño, pero aun así no me decía nada solo habla entre dientes pero justo antes de entrar al gimnasio me dijo:
—Oye Rosalee , deja que yo hable con la entrenadora.
—Solo hablas cuando te diga.
—Ok, tranquila Molly así será.
Cuando Molly abrió la puerta me quede muda al ver que tan grande era ese gimnasio, la verdad nunca había visto uno así; el techo estaba a más de 5 metros del suelo aproximadamente, habían muchas lámparas con ventanales por donde entraba la luz, en el centro una cancha sintética de fútbol y a la vez de voleibol la cual era muy grande como una cancha de fútbol de largo y de ancho, formando un cuadrado debajo de los ventanales habían unas gradas.
Me imagino que era para que los estudiantes se sentaran, al lado de una de las gradas había una puerta doble con un letrero sobre ella que decía "vestidores" por donde salían varios chicos y chicas , el sonido de un silbato me saco de esa nube de emoción al ver tanta majestuosidad.
—Rosalee, ven aquí, por favor —me llama Molly moviendo el brazo con desespero.
—¿Por qué no me escuchas?—me dice acercándose a mí.
—Te estaba llamando, como una tonta.
—Disculpa, me quede pensativa—le dije.
—Si ya veo, te has quedado como una estatua desde que entramos.
—¿Que nunca habías visto un lugar así?—me pregunto con una cara de asombro.
—No, la verdad nunca en mi vida—le dije.
—Bueno no importa, después hablamos eso—me dice en voz baja y me agarra de la mano y me lleva con ella.
Mientras nos dirigimos a donde se encuentra la entrenadora, una mujer de mediana edad no tan delgada atlética con poco cabello, estaba vestida con una sudadera color Roja, tenis blancos una camiseta blanca con la leyenda METAS VS LIMITES: ¿TU DECIDES?. También tenía una gorra color rojo con blanco y su silbato plateado, colgando de su cuello y sostenía en sus manos una especie de plantillas con un agarrador de metal.
—Otra vez llegas tarde Molly.
—¿Y tu uniforme?
— Vez a colocártelo—le dice mientras escribe.
—No lo traje señorita Cooper.
—Lo deje en casa porque estaba muy sucio, después del partido que tuvimos el lunes.
—Ya sabes, que no me gusta que me mientas.
—Además no quiero que interrumpas mis clases.
—Disculpe, señorita Cooper.
—Le presento a la nueva compañera de clases—le dice, abriéndome los ojos y apretando la boca.
—¿Ya sabes en que equipo jugaras?—me pregunta señalándome a un grupo de chicas peloteando el balón, y al otro lado unas que estaban sentadas con unos stcik de hockey en sus manos.
—No señorita Cooper, todavia no se en cual me quedare.
—¿Trajiste la planilla de asistencia?—me pregunta mirándome fijamente.
—Si por supuesto señorita.
—Déjamela hay en la banca, por favor.
—Y al finalizar la clase te la firmare, no se te olvide pedírmela.
—¡Entendido!—me dice.
—Si señorita, como usted diga.
—Rosalee, no hay tiempo de que te cambies pero puedes pelotear con esa ropa.
—Ya sabes que la próxima clase que es el viernes, me tienes que traer el uniforme de hockey.
Al voltearme para ver en qué lugar me tenía que colocar, mire que en todo el centro de la cancha había un grupito de chicas peloteando el balón de voleibol, y el resto estaban tirados en el suelo.
—Ellas, sí que ¡sí! saben jugar—dije en voz alta.
—Pero también son unas chismosa, engreídas—dice Molly acercándose me y me coloca la mano en el hombro.
—Ya andan buscando que te dirán, más hoy que no está la manda más del grupito.
Entonces la entrenadora se dirigió donde se encontraban ellas, dando un gran silbatazo grito:
—¡Venga! ¡Otra vez, chicos!.
—¡A sus lugares!—grita la entrenadora, mientras ordena las posiciones mediante gestos con las manos.
—Antes de empezar, les presento su nueva compañera de equipo.
—Rosalee Bell.
—Oh, ¿Cómo que vestida así va a jugar?.
—Podía ser, una simple trabajadora de granja — dice una de las chicas del grupito riéndose y masticando un chicle, parecía una yegua moviendo la lengua de un lado a otro, me gustaría que se mordiera la lengua para que deje de ser tan chismosa.
—Basta, Kayla, es suficiente.
—No busque otra falta y de una te pasas a rectoría, para buscar tu boleta para que pases una semana sin venir a mi clase—le dice la entrenadora.
—Por favor Rosalee, colócate detrás de Lukas —me dice señalándome donde estaba un muchacho en toda la esquina de la cancha.
—¿Listos? ¡Saque!—grita la entrenadora.
—Pon la pelota en el juego, ¿Hellen recuerda que es un saque?.
Para mis nervios la verdad si sabia jugar voleibol, pero veo que este equipo es mucho mejor que donde yo jugaba, ojala ese balón no coja para donde yo estoy ; porque no quiero que no se den cuenta que si se jugar, quiero dejarlas que sigan burlándose de mí las cacatúas esas.
Cuando vi el balón en el aire, quería darle un golpetazo de una solo faltaban unos cuantos pasos, pero se dirigió exactamente donde estaba Molly ella tenía desde donde estaba una buena recepción y podía lanzar lo al campo contrario, para que la jugadora que está en el centro de la red salte y remate con fuerza contra el suelo.
—¡Molinilla! ¡Mueve las piernas!
—¿No me oyes o que te pasa?
—¡Lo he hecho como me has dicho!—le dice Molly a la chica del otro equipo.
—¡No hables barrabasadas! Si de verdad lo hubieras hecho exactamente como te dije no te habría salido esa mierda de recepción.
—¿En qué planeta andas?
—¡Hay ya cállate!—le grita Molly al borde de sacarle la rabia y tira el balón.
—Me tienes aburrida, siempre es lo mismo contigo Rachele.
La entrenadora se enoja, al percibir la discusión de las dos y pide que demos dos vueltas en trote a la cancha.
—Ven conmigo por favor Rachele.
La chica obedece y la sigue a cierta distancia. Solo mira con rabia pura a Molly y no trata de disimular ni contener lo que está dentro de ella, mientras que la observo trato de acelerar un poco mis piernas para ubicarme justo al lado de Molly.
—Hola, Molly—le digo al trote con ella.
—Hola Rosalee.
—¿Veo que te has dado cuenta, que hoy no es mi día?.—me dice.
—¡Si ya veo!.
—Pero no te preocupes, eso sucede en las escuelas.
—¿Siempre ella es así contigo, a parte de la chica del baño?—le pregunte mirando donde se encontraba Rachele.
—¡No es la primera vez que sucede algo así!—me dice.
—Parece que esa loca la ha cogido conmigo desde hace rato, siempre se las luce y hoy si que si se paso de la raya.
—Todo ese show es para darte miedo y marcar territorio.
—No te dejes intimidar por eso Rosalee.
—¿Quieres que te cuente un secreto Molly?—le digo.
—Sí, dime.
—¡Yo si se jugar a voleibol y también hockey pero sobre hielo!.
—Waoo Rosalee, eres una cajita de sorpresa.
—¿Y cuándo me lo ibas a decir?
—La verdad nunca te lo iba a decir, pero al ver cómo te trato Rachele decidí que era lo mejor.
—Bueno ahora sí, se quién me enseñara a jugar bien.
—Y así, esa mosquita muerta no se meterá más conmigo—me dice con una risa sarcástica.
—La verdad no juego porque me gusta, lo hago por pura diversión.
—Solo quiero pasar un buen rato haciendo deporte.
—Nunca había escuchado una reflexión, en boca de ninguna compañera en el equipo donde jugaba antes —le digo.
—No te niego que el deporte es una diversión, pero también es un compromiso.
—¿Y qué quieres, que me esfuerce más?—me pregunta.
—Sí, Molly.
—Tengo que conseguir que tu coloques un poco de ti en este tema del deporte.
—No exageres. Rosalee.
—Yo no soy tan importante en este equipo, todas me ignoran.
—¡Pero podrías hacerlo mejor! Y sobre todo esforzarte, ese seria para mí una de mis metas así como dice el lema de la entrenadora.
—¿Me estas desafiando?—me pregunta.
—Sí, desde hoy será un desafío para las dos—le dije dándole la mano en señal de un trato.
—¿Te parece Molly?.
—Hare lo que pueda, no te prometo nada—me dice apretándome la mano y moviendo la cabeza.
—Sé , que lo puedes lograr Molly yo creo en ti.
De nuevo ese silbatazo, el cual me tengo que ir acostumbrando a diferencia de mi antiguo equipo, allá era una campana una de esas que avisa que la pelea sigue o se acaba.
—Bien hecho, hoy les toca ordenar a los del equipo de Rachele—dice la entrenadora señalándoles el lugar donde tienen que meter todo.
—Equipo, nos vemos en la siguiente clase.
—¿Qué será?—pregunta la entrenadora.
—El lunes señorita Cooper—todos les responde en coro.
—Señorita Bell, recuerde que esta en el equipo de hockey.
La entrenadora sonríe, mientras se dirige a la puerta de salida. Pero antes de llegar a la puerta dice:
—No se les olvide ducharse, en especial los que tiene clases ahora.
— El resto que no entra a clase, báñense en sus casas.
—Bueno Molly te dejo—le digo dirigiéndome a la salida.
—¿Por qué Rosalee? quédate y espera que me duche, la verdad siempre guardo una muda de ropa en mi casillero.
—No la verdad no puedo, me gustaría será en la próxima clase.
—No seas aburrida, ven solo me demorare unos minutos y así aprovechas y miras como son las duchas se que te gustaran.
—Además el timbre no ha sonado todavía para la siguiente clase, ten presente Rosalee que cada vez que estemos en deporte tenemos después de clases 20 minutos libres, los cuales son para ducharnos y así entrar limpios a las siguientes clases.
—Waoo de verdad sí que me estoy confundiendo, cada vez más en esto de las clases.
Cuando llegamos a la puerta que está al lado de los casilleros, observo que hay dos figuras una de color azul y otra de color rosa la verdad pensé que era como en los baños que están en las piscina para cambiarse y ducharse que todo era por separado.
Pero al entrar me quede petrificada, ya que nunca había visto que las chicas se ducharan en el mismo baño que los chicos, solo hay un muro que separa las duchas.
—Molly creo que no aguanto esto.
—Mejor te espero afuera tengo mucho calor—le digo.
—Rosalee espera porque te vas— me dice agarrándome la mano.
—Molly por favor no insistas más, yo te espero en la cancha te parece.
A mi espalda escucho las voces de unas chicas, al voltéame me doy cuenta que entraron para ducharse y estas se van desnudando.
Una de ellas seguía comentando que el partido de fútbol fue una estupidez, que no tenía que perder la verdad esa voz me parecía haberle escuchado antes pero no recordaba en dónde.
—Ok Ross , está bien vete pero espérame afuera es mejor—me dice.
Antes de tratar de salir tuve que pedir permiso, más de los que nunca les dije a nadie en un autobús pero una joven estaba de espaldas.
—Disculpa me puedes dejar pasar, me tengo que ir a mi clase de literatura.
—¡Vaya casualidad! Miren a quien tengo aquí dijo al voltearse.
—¡Me he quedado literalmente muda! ¡Otra vez ella! no sé si fue porque estaba totalmente desnuda, o porque era alguien que nunca pensé volver a ver en esa situación tan incómoda.
—¡Así que estas estudiando aquí! exclamo de una forma divertida.
—Bueno en ese caso ¡bienvenida al instituto que te hará sentir que la vida se vive al límite!—se echa a reír y a la vez me recoge el cabello y me lo coloca detrás de la oreja.
—Creo que debes de colocarte una toalla—le digo mirando al piso todo mojado.
—¿Porque te sonrojas, te da pena verme desnuda?.
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