Naruhina
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
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Uzumaki Naruto | Hyūga Hinata
Narutoverse
Drama|Comfort|Romance
G+
Palabras: 1500.
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Era molesto, era muy molesto tener que forzarse y pensar en qué debería hacer ahora, después de tal metedura de pata. Por lo mismo había recurrido a ella, era mucho más capaz que él de tener buenas ideas, en verdad lo era.
— Entonces Sakura-chan... — miró a su compañera, quien parecía procesar su solicitud — ¿Qué debería hacer? —
La pelirosa pareció pensárselo por un momento, sin elevar del todo su cabeza, al punto que sólo podía ver sus labios, los cuales apretaba más y más a medida que fruncía el seño.
— Naruto — susurró despacio, sin que él pudiera adivinar su estado de ánimo — ¡Eres un grandísimo estúpido! — los golpes no se hicieron esperar, mientras trataba de cubrirse como podía.
— ¿S-Sakura-chan? ¿Qué te sucede, dattebayo? —
— ¡Baka! ¡Baka! ¡Baka!, eso es lo que eres — procedió a tirar de sus orejas con fuerza, al punto de doler — ¿Cómo se te ocurre hacerle eso a Hinata? —
Siguió diciendo cuantas cosas venían a su mente, destacando en todo momento su pésima actitud y desastrosas habilidades sociales, en específico, el tratar con una mujer. Le recordó a su yo de antaño, que solía ser regañado por su compañera de equipo cada vez que cometía una estupidez.
— Vine a ti por un consejo, Sakura-chan. No para que me golpearas — rozó sus mejillas adoloridas una vez que la de ojos verdes terminó con su asalto.
— Ahh de verdad~ — suspiró sin más remedio, Naruto nunca cambiaría — ¿Realmente no entiendes que hiciste mal? —
Resulta que, tan sólo hace unos minutos, el rubio había acudido a ella para resolver un problema inminente, Hinata parecía evitarlo desde que habían llegado a la aldea una vez acabada la misión de la luna. La pelirosa en un principio no entendía qué había sucedido, pues era evidente que ambos se habían acercado en el transcurso de aquel viaje, pero con las últimas palabras del descerebrado de su amigo pudo comprender.
— No puedes besar a una chica así como así, en especial si esa chica es Hinata — la pobre debió estar muriendo de vergüenza luego de aquello.
— ¿Por qué no? — colocándose a su altura preguntó — Le gusto, me gusta... ¿así que cuál es el problema? —
— Si serás... — quería golpearse la frente llegados a este punto, al final tendría que simplificar su explicación — Hinata es bastante tímida, así que tu actitud debió sorprenderla. Yo también lo estaría si de repente Sasuke-kun hiciera lo mismo — con un aire melancólico decidió agregar, al ver que el Uzumaki iba captando la idea — Que la persona que has amado desde hace tiempo sin respuesta, de la nada exprese los mismos sentimientos hacia ti es abrumador —
— Entonces... ¿qué debería hacer? —
— No lo sé, no es algo que yo debería saber de todas formas — negó con tranquilidad — Podrías hablar con ella, salir a citas o conocerse —
— La conozco — le parecía un poco absurdo que sugiriera aquello.
— Oh, ¿enserio? — le retó divertida — ¿Qué sabes además de que se llama Hinata, su apellido el Hyūga, vive en Konoha y es del equipo 8? — al ver su mutismo sonrió con suficiencia, a pesar de haber crecido su compañero seguía siendo muy ingenuo — No tienes ni la menor idea sobre sus gustos o sus sueños, y por eso mismo necesitas conocerla. Habla con ella y dale tiempo para que acepte tus sentimientos Naruto —
— Supongo que tienes razón — la abrazó y agradeció sinceramente su consejo y esta le decía encarecidamente que no lo arruinara — No lo haré, créeme. Te debo una, Sakura-chan —
— ¡Suerte bobo! — gritó a sus espaldas, mientras lo veía correr con entusiasmo a un destino incierto — La necesitarás —
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Al final había logrado dar con el paradero de la peliazul y colarse en el patio trasero que daba justo a sus aposentos. Sabía que era una imprudencia pero, a pesar de las altas horas y el hecho de que aún no cambiaba sus ropas, había considerado que era mejor aclarar todo lo antes posible, no quería perder más del valioso tiempo que podría aprovechar junto a ella.
— ¿Puede ayudarte en algo, Uzumaki Naruto? — de las sombras salió un castaño, justo cuando se disponía a trepar hasta el balcón de la dulce chica, a quien procuraba.
— Hola Kō — rascó su cabeza torpemente tratando de buscar una excusa la cual no encontró, así que decidió ser honesto — Bueno, verás... sólo quería ver a Hinata y hablar con ella un momento 'ttebayo —
— ¿Y tenías que saltar las murallas cual intruso para eso? — con una ceja alzada y poco convencido de sus intenciones, cuestionó — Podrías haber utilizado la entrada principal —
— No me habrían dejado pasar —
Y no se equivocaba. Habían pasado pocos minutos desde que Hiashi junto a sus hijas se adentraron en la mansión luego de que el líder fuera dado de alta a manos de la Quinta, quien atendió su situación de cerca. Con ambas herederas recientemente secuestradas y la cabeza del clan en tal estado, era lógico cerrar sus puertas por un momento a cualquiera que quisiera entrar al complejo, al menos hasta que pudieran recuperarse de lo sucedido.
— Así que te lo pido, sólo un momento —
El hombre pareció pensárselo, si bien no era del todo correcto que su señorita estuviera a solas con aquel a tales horas, también lo era el hecho de que Naruto había salvado a ambas hermanas y junto a su equipo las habían devuelto sanas y salvas. Así que no haría daño hacer un favor a un gran benefactor, más si de igual manera los vigilara discretamente.
— Muy bien, tienes diez minutos —
— ¡Arigatō, dattebayo! —
— Ni lo menciones, sólo te pago un favor — el rubio siguió la mirada opalina hasta el balcón, donde Hinata, portando las mismas prendas de antes, salía con paso tranquilo a mirar el cielo.
Kō se retiró luego de animarlo y recordarle que le quedaba poco tiempo, así que una vez solo trepó hasta a ella con el mayor sigilo posible, tomando un momento para admirar lo bonita que se veía bañada por la luz de la noche.
— Hinata — llamó el nombre de su musa, haciéndola respingar en su lugar.
— ¿N-Naruto-kun? ¿Q-Qué haces aquí? — se pegó al barandal tanto como pudo, para marcar un poco la distancia de él, quien estaba muy cerca, tanto que su pobre corazón latía desbocado en su pecho.
— Escucha, sólo... sólo vine aquí para hablar contigo — prosiguió cuando ella dio un cauteloso asentimiento, aceptando iniciar una charla — Quería pedirte disculpa por lo de antes, dattebayo. No debí hacer eso —
— E-Está bien, no pasa n-nada — a pesar de que trataba de mostrarse amable, su semblante se tintó de melancolía, como si estuviera triste por sus palabras de alguna manera.
— Te equivocas, gracias a eso ahora huyes de mí y no es lo que quiero — se acercó un poco más, obligándola a levantar la mirada — Me gustas Hinata, no mentía antes cuando lo dije y no miento ahora —
— Naruto... — no tenía palabras, era un momento soñado que se volvía a repetir en tan solo una noche.
— Quizá sea algo repentino, pero mis sentimientos son genuinos — jugó con uno de sus mechones, perdido en el intenso color azul — Así que sal conmigo, mañana, pasado o cuando estés lista. Sal conmigo y déjame conocerte Hinata. Quiero saber corresponderte como es debido —
— Bien, y-yo... — tomó un poco de aire para calmar sus nervios, aun no creía del todo lo que sucedía ante ella — Y-Yo estaría muy feliz de salir contigo, Naruto-kun —
Sólo esa respuesta bastó para llenar su corazón y la dulce sonrisa que lo acompañó fue aún mejor, deseaba volver a besarla, moría de ganas por ello. Pero justo cuando lo iba a hacer, sintió la intensidad de la mirada de cierto cuidador, que le indicaba con su dedo apuntando la muñeca que el tiempo casi se agotaba.
— Entonces te veré luego — colgó de la baranda, listo para saltar e irse, no sin antes acariciar su mejilla con dulzura — Estaré esperando, 'ttebayo —
— Naruto-kun — llamó antes de que pudiera hacer su próximo movimiento, colocando una de sus manos sobre las suyas y depositando brevemente un beso sobre su mejilla — G-Gracias. Gracias por aceptar y corresponder mis sentimientos — su sonrisa era brillante tanto como las pequeñas lágrimas que adornaban sus párpados cerrados, tanta belleza parecía derretir su ya vulnerable corazón.
— No, Hinata — juntó sus frentes, acunando con sus manos el posterior de su cuello — Gracias a ti por aceptar mis sentimientos, aunque sea después de tanto tiempo — besó sus labios fugazmente, para decir entusiasta y sonriente — ¡Gracias por amarme aún siendo un don nadie, Hyūga Hinata! —
Si eso se sentía ser amado, entonces podía asegurar que con ella sería muy, muy feliz.
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Pinche Naruto, te falta romance :v
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