9. Soul-mating
Alec POV
Alec no vio a Magnus en su camino al colegio y durante el día no pudo escabullirse a fuera. Así que sin necesidad de decirlo, estaba aburrido y en agonía por sus frustradas hormonas.
Su amigo, William, le recordó darle a su laptop de regalo un buen uso, lanzándole un guiño que dejó a Alec con las mejillas ardiendo. Solo William sugeriría algo así.
Aunque, si Alec no veía a Magnus pronto, no estaba seguro de no darle ese uso. Era como si su cuerpo le rogara. Necesitaba verle, sentirle. Era lo único que podría mantener a su marca en control.
No se imaginaba que a algunas calles de ahí, Magnus estaba teniendo el mismo problema.
*
Magnus POV
Cada vez que se movía, un pequeño estremecimiento recorría su cuerpo, terminando en su miembro, lo que no era bueno cuando sus pantalones eran tan apretados como su virgen trasero. Gimió suavemente con irritación mientras le bufaba al reloj. Solo un minuto más.
Ese fue el minuto más largo de su maldita vida, pensó mientras corría fuera del salón, por el pasillo y las puertas.
Corrió hacia su auto y lanzó su mochila al asiento antes de apretar acelerador. Respirando fuerte, atravesó las calles, conduciendo a toda velocidad, con su mente firmemente en una tarea: ir con Alexander.
*
Alec POV
Alec suspiró mientras el día terminaba y guardaba sus libros, colgando su mochila en su hombro. Caminó lentamente por la puerta, hacia la esquina de la calle, donde regularmente se juntaban después de clase.
Mientras caminaba, su hermana se le unió y le susurró.
– No voltees, pero hay un chico en el callejón del otro lado de la calle que te está viendo. –
Alec la miró sorprendido antes de voltear lentamente, dirigiendo su mirada al callejón. Su corazón brincó y su cadera palpitó al verle. Vestido con unos pantalones rojos ajustados y una chaqueta negra de cuero, unas botas negras y ojos delineados, estaba Magnus Bane.
Jadeó y se giró hacia Izzy.
– Izzy, es él. Es Magnus. Y vino, – dijo con una gran sonrisa.
– Wow, – Izzy jadeó. – Te conseguiste un hombre realmente atractivo, querido hermano. Estoy impresionada. Es bastante guapo... wow. –
Alec asintió, en acuerdo mientras mojaba sus labios. Izzy sonrió y le animó.
– Ve, yo te cubro. Mamá y papá no vendrán hoy a casa y creo que Jace se quedará con Clary un rato. Estará bien, ahora ¡ve! – dijo ella con una sonrisa.
Alec se mordió el labio y la abrazó, antes de sonreírle, sonrojarse y cruzar la calle rápidamente, entrando al callejón. No había nadie ahí. Pero veía una sobra al final de el. Así que Alec caminó lentamente hacia el, contendiendo el aliento, sin saber donde terminaba el callejón.
Resultó que terminó junto a un estacionamiento pequeño al final de la calle, entonces escuchó a alguien toser y volteó.
– Magnus. – suspiró mientras veía al chico recargado sobre la pared. Magnus le sonrió.
– Alexander, querido. ¿Cómo estás? –
Alec sabía que estaba sonrojado por su reflejo en los brillantes ojos verdes de Magnus.
– Estoy bastante bien, señor. ¿Y usted? Espero que también, – dijo Alec y Magnus sonrió por el lenguaje, y se le acercó como todo un depredador.
–Oh, estoy más que bien. Estoy suma y malditamente bien. ¿Sabes por qué? – habló burlonamente, sabiendo que su lenguaje escandalizaría a Alec. Y por el sonrojo que el chico emitió, Magnus no estuvo decepcionado.
– No, – dijo Alec mordiéndose el labio. – No se por que. Quizá debas iluminarme. –
Magnus detuvo su andar a unos centímetros del cuerpo de Alec.
– Oh, bebé, maldita sea, me encantaría iluminarte. Te podría iluminar toda la noche...–
Susurró, gentilmente acariciando la mano de Alec. Este gimió por el toque y su voz, y esas palabras... sucias y lujuriosas. Lo amo, lo deseó.
– Magnus...– suspiró con deseo, y su marca latiendo debajo de su ropa.
– Alexander...– replicó Magnus, con su piel quemando. Tomó la mano de Alec y unió sus frentes antes de susurrarle. – ¿La tienes? – preguntó.
Alec jadeó, al recibir la confirmación de que Magnus tenía la marca también. Asumió que se refería a la marca por lo que asintió.
– Si, en la cadera derecha. ¿Y tu? – preguntó respirando con dificultad.
Magnus jadeó, y lamió sus labios. – Cadera izquierda. –
Se separaron un poco y sus ojos se veía con deseo, sus cuerpos deseosos del otro.
El aire se volvió electrizante mientras Alec jalaba la solapa de la chaqueta de Magnus, acercándole a él. Magnus gimió y deslizó sus manos por la cadera de Alec, con su agarre fuerte, como si nunca quisiera dejarle ir. Pasó un breve momento antes de que Alec se inclinara hacía arriba y Magnus hacía abajo, hasta que sus labios se unieron finalmente.
El sentimiento era tan intenso, como un tsunami, haciendo temblar su corazón y desapareciendo d la tierra donde estaban parados. Cada pequeño movimiento aumentaba el sentimiento, el mínimo toque de sus labios era suficiente para ahogarles en deseo.
Fue entonces cuando Alec decidió que realmente le gustaba su nueva marca. Y su alma gemela tampoco estaba nada mal.
Alec jadeó mientras Magnus mordía su labio, chupándolo lentamente en su boca, con sus ojos fijos en el otro, sus pupilas brillando de deseo. Alec gemía, con su respiración rápida, solo con esa acción haciéndole sentir más de lo que nunca creyó sentir.
Magnus lamía los labios de Alec mientras los mordía fuertemente, acercando más al chico hasta que estuvieron presionados firmemente. Gimió mientras Alec jalaba su cabello y restregaba sus caderas lentamente, como experimentado.
Ambos gimieron por la corriente que pasó por los dos, mandándoles sensaciones por todo sus cuerpos, haciendo que su piel temblara y causando que Alec se sonrojara intensamente mientras sentía sus pantalones apretarle. Magnus sonrió y jadeó mientras Alec empujaba sus caderas contra las de él, jadeando por el deseo de estar más cerca.
Se besaban suciamente, con su sangre quemando, mientras sus manos se aferraban a lo que pudieran encontrar. Su respiración se entremezclaba mientras jadeaban sobre sus bocas, lamiendo, mordiendo y chupando los labios del otro.
Magnus estrelló a Alec contra la pared fría y sonrió sobre sus labios, sus caderas moviéndose fluidamente, con la precisión justa para hacer a Alec gemir y jadear. Alec metió sus manos bajo la playera de Magnus y enterró sus unas en ella, mientras agarraba las caderas del chico. Magnus dejó salir un grito mientras Alec presionaba la marca con su pulgar, mandando espasmos de placer por todo el caliente cuerpo de Magnus.
Estaba más que duro. Y necesitaba liberarse. Al igual que Alec, ya que notaba la maravillosa dureza presionada sobre su miembro. Sonrió y se alejó un poco, susurrándole a Alec al oído, dándole algunas mordidas y lamidas con cada palabra.
– Dios, Alexander...mmm. Eres malditamente sexy bebé. Te deseo... mi coche está al final de la calle, quizá podamos mover esto al asiento trasero...–
Alec jadeó fuerte mientras Magnus susurraba con su voz llena de deseo. Había algo en la forma en que Magnus le hablaba que era demasiado sexy. Quizá era por su lenguaje, el cual le era prohibido a Alec. Pero solo escucharle le hacía llenarse de deseo y gemir mientras Magnus atacaba su cuello.
– Oh, Magnus... no lo se... Yo no debería... ¡Ah!... hacer esto. No sería lo correcto. ¡Dios!... para mi, hacer esto... Yo... ¡Oh! ...– Alec gemía mientras Magnus adentraba una mano en sus bóxer.
Magnus sonrió sobre la piel sonrojada y supo que su dilema estaba resuelto.
– Vamos bebé... Esto es lo que tenemos que hacer.... Es nuestra marca. Y nos deseamos... Dios, te deseo tanto. Y si te preocupa perder tu virginidad, no te preocupes. Puedo hacer que te liberes y mantener tu virtud. –
Se separó un poco y le guiñó, ofreciéndole su mano para que la tomara o para que se diera la vuelta.
Alec después se daría cuenta que ese fue el momento que le cambió de ser un chico de la aristocracia, para ser alguien emocional, deseoso, y lujurioso, iluminándole sexualmente. Ese fue el primer momento en que realmente vio el mundo. Y fue divino.
Así que, lanzó todo lo que había sido por la ventana, tomó la mano de Magnus y le jaló para un beso rápido pero profundo.
– Yo también te deseo Magnus. Aunque, creo que me gustaría comenzar lento. –
Magnus asintió y sonrió. – Está bien bebé, no me importa tomar mi dulce tiempo en conocer cada parte de ti...– dijo con un guiño, jalando a Alec al otro lado donde estaba el coche negro Lexus, escondido bajo la sombra de los árboles.
.....
Jeje nos vemos luego C:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top