20. Conociéndose
And I wonder if I ever cross your mind, for me it happens all the time
It's a quarter after one and I'm all alone and i need you now...
Magnus intentaba dormir. Pero cada segundo que intentaba cerrar sus ojos, veía a Alec en todas partes. Y eso significaba no dormir, por que su corazón se llenaba de anhelo y se encontraba extrañando el cálido cuerpo de Alec a su lado.
Suspiró y sonrió, al menos sus sueños eran de Alec, y no de su madre y padre. Ahora eran sueños buenos. Cerraba los ojos y veía el sonriente rostro de Alec, un ligero rubor en sus mejillas, parados en la playa, con las manos entrelazadas. La noche de su primera vez. Fue más de lo que Magnus pudo haber soñado, le dio todo de si a Alec y Alec se lo dio a él, y eso fue maravilloso.
Se quedó dormido lentamente, con la voz de Alec sonando en su memoria, su sonrisa y la seguridad que le daba su alma gemela. No podía esperar para volverle a ver, ya le extrañaba demasiado y solo había pasado un día desde que Alec se fue a casa. Pero volvería a ver a su ángel pronto, así que por ahora, se conformaba con soñar con él.
*
Alec estaba viviendo una pesadilla. Su peor pesadilla. No podía creerlo. Incluso ahora, un día después, esas palabras aun resonaban dentro de su cabeza.
"Tomarás a la señorita Branwell como tu esposa."
No era que tuviera algo en contra de Lydia, simplemente era que estaba irrefutable y eternamente enamorado de su alma gemela. Su alma gemela. Y lo que más le dolía era que tuvo tantas oportunidades para decírselo, pero no lo hizo. Y ahora era demasiado tarde.
Demasiado tarde. Demasiado tarde para decirle a sus padres de su marca, lo que solo hubiera llevado a que lo echaran de casa. Demasiado tarde para decirle a Magnus, no había tenido ni un minuto de libertad, estaba rodeado de personas y no se podía escapar. Demasiado tarde para la libertad. Por que estaba pasando.
Se estaba vistiendo lentamente, no para ir al escuela como debería ser, si no para pasar un día conociendo a su prometida. Llevarían chaperones mientras caminaban por el parque juntos, para conocerse. Por que aparentemente, está bien casarse con alguien a quien solo conoces hace una semana. Alec deseaba que en su lugar fuera Magnus. Al menos a él le conocía, y le quería, y querían estar juntos. Alec estaba seguro que tendría que pasar el resto del día escondiendo su horror y repulsión por la situación.
*
– Entonces...– dijo la dulce y alta voz de Lydia Branwell desde su lado mientras caminaban por el parque.
Ella suspiró cuando Alec no dijo nada y chasqueó la lengua, agitando su cabello, pegándole con las puntas, haciéndole oler su horrible perfume. Vio alrededor, vislumbrando a su hermano, Charles detrás de ellos, haciéndole de chaperón. Alec casi prefería estar caminando con el chico que con la hermana.
Miró el sol de medio día mientras sentía una opresión en su corazón. Todo lo que quería era a Magnus.
– Alexander. ¿Planeas hablar conmigo? – preguntó con voz engreída. Alec sintió la urgencia de jalarla del cabello y arrastrarla por el piso. pero simplemente dio una falsa sonrisa y dio su mejor intento por sonar amable.
– Lo siento. Esto es demasiado repentino, y no soy realmente bueno en esto, – dijo encogiéndose de hombros. Lydia soltó una risita y puso su mano en su brazo, agitando su cabello y batiendo las pestañas.
– No, yo lo siento señor Lightwood. Eso fue desconsiderado de mi parte. Se que estás sorprendido, como yo. Pero ¿al menos podíamos intentar que esto funcione? –
– Claro, señorita Branwell, – Alec suspiró audiblemente y asintió.
Ella soltó otra risita y le acarició el brazo, deslizando su mano lentamente. Alec internamente se encogió, su cuerpo automáticamente rechazando el toque. Su cuerpo era para Magnus y solo para Magnus.
Caminaron relativamente en silencio, hablando de su niñez y sus respectivos futuros, preguntándose como sería su futuro juntos, Alec constantemente deseando estar en otro lugar, preferiblemente en la cama de Magnus.
De repente se cruzaron con un grupo de personas vestidos excéntricamente, ruidosos y riéndose. Alec sonrió, pero su compañera Lydia tosió.
–Ugh. Que repulsivo. Su lenguaje y su forma de vestir. ¿No se pueden controlar? ¿No tienen vergüenza? Son como animales salvajes. Un constante desastre en nuestra sociedad. Quiero decir, ¿de verdad tienen que pasar su tiempo...–
– ¡Cállate! ¿Cómo puedes hablar así de ellos?! ¡Ni siquiera les conoces! – Alec la interrumpió, con su voz tocando el enojo.
Lydia le volteó a ver en shock, sorprendida por su atrevimiento.
– ¿Les estás defendiendo? ¿A un montón de salvajes que ni siquiera conoces por encima de tu prometida? – dijo ella con su retorcida voz haciéndola sonar como dulce y ácida a la vez.
Alec gruñó y apretó sus puños.
– Si, lo hago. Tu no conoces sus vidas. Así que no les juzgues. Y solo eres mi prometida porque mis padres me están forzando a casarme contigo. ¡Hasta ayer ni siquiera sabía que existías! ¡¿Y ahora se supone que tengo que casarme contigo, maldita sea?! –
Lydia le miró con horror y fascinación mientras él respiraba con dificultado, defendiendo a Magnus de sus prejuicios. Ella no tenía derecho. ¿Cómo podía casarse con alguien que pensaba así? Esperó por el grito indignado, el lloriqueo de niña mimada, y el grito llamando a su hermano, o una cachetada.
Pero nada de eso vino. En su lugar, ella jadeó y se mordió el labio, buscando por su hermano pero sin encontrarlo. Ella sonrió y jaló a Alec de la corbata acercándole para estrellar sus labios con los de él, soltando una risita contra su boca mientras mordisqueaba y lamía sus labios. Alec se congeló sintiendo como su marca quemaba mientras ella se alejaba con una sonrisa de secreto, dándole palmaditas en su pecho.
Ella le veía de una forma que Alec supuso se debería considerar sexy.
– Wow, ¿Cómo puedes hablar así? Te meterías en muchos problemas si alguien te escuchara. Por dios, me has dejado caliente. Eres un hombre oscuro y peligroso, ¿cierto Alexander? Eres un chico malo. Me agrada. Creo que vamos a tener mucha diversión juntos. –
Ella soltó otra molesta risita antes de darle un pico y separase, acariciándole el brazo mientras caminaban juntos.
Alec gruñó mientras liberaba su enojo, defender a los de clase baja no había repelido a Lydia. Solo la había pegado más.
Con un suspiro, vio a la gente correr y reír mientras intentaba olvidarse de su mundo y centrarse solo en Magnus. El chico que temía, no volver a ver.
Sufran aun más. Ni para decirles que disfruten el capítulo por que ni yo disfrute de traducirlo 😭😭
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