18. Primera vez
Y es que yo quiero ser el que nunca olvida tu cumpleaños
Quiero que seas mi rosa y mi espina aunque me hagas daño
Quiero ser tu carnaval, tus principios y tus finales
Quiero ser el mar donde puedas ahogar todos tus males
La verdad aun no iba a actualizar (lean la nota al final)... pero el avance de hoy me inspiró...
Alec gruñó y escondió su rostro en la almohada, su cabeza retumbaba y sus ojos pesaban con cansancio y resaca. Escuchó a alguien chasquear a su lado y abrió un ojo. Magnus estaba acostado a su lado, sonriendo y sosteniendo un vaso de agua y unas aspirinas.
Gimió y se giró, sentándose lentamente, tronándose la espalda cuando se estiró.
– Tómate esto, bébete toda el agua y después podemos acurrucarnos de nuevo, – dijo dulcemente.
Alec sonrió al ver el adorable rostro de Magnus. Se veía fresco, su cabello estaba peinado de puntas pero se veía joven e inocente, tanto que Alec no pudo decir no, incluso aunque su garganta doliera.
Se tomó el agua y tragó las pastillas, haciendo caras mientras pasaban por su garganta. Magnus esperó a que bajara el vaso, poniéndolo en la mesa de lado y sonriéndole a Alec. Alec captó la indirecta y se escondió bajo las sábanas, dándose cuenta que estaba desnudo. Inmediatamente se ruborizó y Magnus sonrió.
– ¿Recordando algo interesante bebé? –
Alec gruñó y quitó las sábanas de su cabeza, su vergüenza solo hacía la escena más tierna. Magnus rió y enrolló las sábanas hasta la cintura de Alec. Le tomó de la cintura suavemente y depositó un beso en el estómago del chico y se colocó encima de él, debajo de las sábanas.
Sonrió tomando el rostro de Alec entre sus manos.
– Recuerdas ¿cierto? Me preocupaba que hubieras estado tan borracho que hubieras olvidado todo. –
Alec suspiró y deslizó sus manos por los musculosos brazos de Magnus, sintiendo la caliente piel presionada contra la suya.
– Lo recuerdo todo. Y antes de que preguntes, no me arrepiento de nada, – dijo suavemente, besando con dulzura los labios de Magnus, haciendo círculos sobre su cadera. Magnus sonrió, derritiéndose en Alec, dejándose descansar sobre el, con su barbilla en su pecho, mientras el chico jugaba con su cabello.
– Entonces, ¿qué quieres hacer hoy? – preguntó Alec.
– Bueno, – Magnus sonrió. – Anoche me prometiste que cuando estuvieras sobrio y aun quisieras...– su voz fue desvaneciéndose cuando Alec se sonrojó intensamente.
Magnus rió y se tomó un segundo para observarle. Momentos como ese eran raros y se encontró a si mismo queriendo atesorarlos. Estar con Alec era lo más natural del mundo. Y le encantaba.
Alec gimió y golpeó juguetonamente el hombro de Magnus.
– Magnus... Acabamos de levantarnos. Dios... Quiero decir, si no quieres ir a algún lugar, ver una película, hacer algo no... Sexual. Solo pasar el rato o algo. –
Magnus sonrió y besó el pezón de Alec, haciendo que el chico brincara y se sonrojara. Magnus rió y mordió su labio.
– Que tal si pasamos el día en la playa. No he hecho eso en años. –
– Ok, – dijo Alec sonriendo. – Suena perfecto. Siempre y cuando sea lo que tu quieras...No quiero desperdiciar nuestro último día. –
Magnus sonrió y besó a Alec con entusiasmo, su lengua jugando con la de Alec, presionándose el uno con el otro, sintiendo sus durezas. Magnus deslizó una pierna entre las del chico, arremetiendo lentamente escuchando gemir a su alma gemela.
Alec jadeó y se separó, girando sobre la cama y levantándose de ella.
– Necesito tomar una ducha, – dijo tomando su ropa y una toalla. Magnus hizo un puchero y gimió triste viendo como Alec se iba. Y Alec sonrió antes de gritar. – ¡Nunca dije que no podías acompañarme! –
Magnus nunca se había levantado tan rápido de la cama en su vida.
*
– ¡Está fría! ¡Jesucristo! ¡Maldición! – Magnus gritaba huyendo de las olas del mar.
Alec reía y lo alcanzó, tomándole de la cintura y levantándole, cargándole al mar. Magnus gritó cuando Alec le dejó caer sobre el agua helada. Alec solo se le quedó observando con una sonrisa hasta que el frio desapareció, volviéndose agradable.
– Todo el mundo sabe que el agua es fría al principio. Solo debes dejar que tu cuerpo la caliente, y cuando lo hace, se vuelve bastante agradable. – dijo Alec. Magnus sonrió, pasando sus manos por las olas.
– Un poco como tu, –
Alec frunció el entre cejo y Magnus se acercó, dibujando patrones imaginarios sobre el pecho de Alec con su dedo mojado.
– Eras tímido al principio. Pero te calenté un poco y te volviste bastante agradable, – dijo sobre la oreja de Alec, haciendo que el chico se sonrojara.
– Magnus. ¿Necesitas volver todo algo sexual? Por que es...–
– Aww, bebé, – Magnus sonrió. – ¿Hace que te pongas caliente y necesitado? ¿Necesitas que te ayude a enfriarte? –
Alec solo balbuceaba poniéndose rojo como un tomate mientras Magnus reía. Alec le fulminó con la mirada antes de lanzarle agua a la cara. Magnus soltó un grito indignado que hizo reír a Alec, dado que su cabello había caído sobre su rostro.
– ¡Alexander! Oh por dios!... está tan fría... ¡Vas a pagar por eso! – gritó sacudiendo el agua de su cabello, luciendo como un modelo, o un maldito dios griego. La respuesta de Alec se desvaneció al verle siendo remplazada por una sensación quemante en sus partes bajas.
Y juzgando por la pequeña sonrisa que Magnus tenía, este sabía exactamente lo que Alec estaba pensando. Y aunque ver a su pequeño niño rico sin playera y mojado era increíble, no dejó que se saliera con la suya. Así que le lanzó una gigante ola de agua a la cara de Alec.
El chico gritó pero se defendió lanzándole agua de vuelta a Magnus, iniciando una guerra de agua, mientras reían. Magnus le devolvía el agua cuando Alec se sumergió bajo el agua, desapareciendo de la superficie.
Magnus miró alrededor confundido al ver que Alec no reaparecía. Estaba a punto de comenzar a preocuparse cuando unas cálidas manos le tomaron de la cintura por debajo del agua. Mordió sus labios cuando sintió unos mojados labios presionados contra su estómago. Esas mismas cálidas manos bajaron lentamente su traje de baño hasta sus caderas, mientras sentía como sus labios también bajaban.
Gimió suavemente al sentir una lengua recorrer su estómago, que junto con el agua, le ponían bastante caliente. Bajó la mirada para ver el cabello negro sobre su estómago. Le tomó de la barbilla para poder ver esos brillantes ojos azules.
Alec sonrió y se levantó, tomando el cuerpo de Magnus acercándolo al suyo, mientras Alec depositaba besos en el cuello y pecho, además de mordidas. Magnus inclinó su cabeza, dándole más espacio al chico para que le tomara.
Alec no podía parar. Lo intentó. Pero el sabor de Magnus mezclado con la sal del agua era intoxicante. Se encontraba gimiendo al ver a Magnus dejarse explorar completo. Ni siquiera le importaba estar en un lugar público, en la playa. Magnus levantó su rostro y vio esos ojos azules profundos antes de capturar sus labios en un beso. Alec gemía de placer y se estremecía contra Magnus. Respiraban rápidamente con sus cuerpos presionados contra el del otro.
Se separaron pegando sus frentes, con sus manos entrelazadas sobre sus pechos. Alec cerró los ojos y sonrió, lamiendo su labio, provocando a Magnus. El chico de ojos verdes solo gimió al verlo y soltó una risita.
– Creo que venir a la playa fue una buena idea. –
– Lo fue, – Alec sonrió. Magnus acercó más a Alec metiendo su rostro en el cuello de Alec y lamiendo la mojada piel.
– Alec... Quiero un helado. –
Alec rió y Magnus sintió como su cuerpo vibraba con el de él. Alec depositó un beso en la frente de Magnus y tomó su mano, sacándoles del agua llevándolo a la arena. Mientras caminaban, dos chicas se les acercaron sonrientes. Alec frunció el ceño y Magnus alzó una ceja.
– ¿Son gay? – dijo riendo una de las chicas.
Magnus tosió. Obviamente eran gay, acababan de liarse en el océano. Así que en lugar de contestar, se giró hacia Alec y le depositó un profundo y caliente beso en sus labios. Las chicas rieron y Alec solo se sonrojó.
– ¿Son almas gemelas? Por que no sabíamos si eso podía pasarnos a nosotras. –
Magnus comprendió la situación cuando notó las manos entrelazadas de las chicas. Sonrió amablemente y les enseñó la marca en su cadera.
– Si. Es mi alma gemela. Y cuando cumplan 18 estoy seguro que también les pasará a ustedes. –
Ellas le sonrieron a Magnus antes de darse un beso. Aunque Alec ni lo notó, dado que estaba demasiado ocupado pensando en lo mucho que la palabra "alma gemela" significaba para él.
Y aunque Magnus no se atrevía a decirlo en voz alta, viendo el amor en los ojos de esas chicas, se dio cuenta, con sorpresa, que era la misma mirada que el ponía cuando pensaba en Alec.
Las chicas le agradecieron y se fueron abrazadas, dejando a Alec y a Magnus en silencio con sus propias revelaciones. Hubo un silencio incómodo antes de que Alec se aclarara la garganta.
– ¿Helado? – preguntó con una sonrisa, tomando de nuevo la mano de Magnus.
– Helado, – Magnus asintió.
*
Pasaron toda la tarde caminando en la playa, juntos, en silencio, después de ir por su helado. No necesitaban palabras. Simplemente había algo que se sentía realmente bien por estar ahí con Alec. Sus manos entrelazadas, columpiándose mientras caminaban. El sol se estaba ocultando y el cielo se estaba poniendo naranja. El día entero había sido perfecto
Pero ahora comenzaba a haber una nube sobre ellos. Alec tenía que dejar ir a Magnus mañana. Tenían que volver a casa, sus padres volvían. Y tenía el horrible presentimiento de que algo iba a salir mal.
Así que optó por deshacerse de esos pensamientos y enfocarse en el chico a su lado. Miró sus pies sobre la arena, sus manos entrelazadas, los dedos color caramelo de Magnus, sus labios rojos, sus ojos verdes brillando, el brillo que cubría su piel, los colores en las puntas de su cabello. Miró el cielo y vio las nubes tapando el sol.
Fue cuando se dio cuenta que la vida cambia, todo va y viene, las personas, los lugares, los sentimientos, los recuerdos, el mundo sigue. Pero la marca en su cadera y el sentimiento en su corazón le decía que eso era algo que nunca iba a cambiar. El chico a su lado, ese increíble chico que le había mostrado el mundo, no iba a ir a ninguna parte. No iba a dejar ir a Magnus. No podía. Magnus iba a ser esa única cosa que nunca se iba a ir.
Escuchó a Magnus inhalar y volteó a verle. Mordiendo su labio, Alec dejó de caminar. Magnus solo se dio cuenta de esto hasta que sintió el jalón en su mano, haciendo que volteara a verle con una mirada extraña.
– ¿Alec? ¿Estás b...– comenzó, pero fue cortado por la mirada de Alec.
Alec tomó una profunda respiración y jaló a Magnus, tomando ahora sus dos manos, entrelazándolas, y mirándole con sus inocentes ojos. Magnus no iba a decir nada, dado que había algo en la forma en que le miraba que le mantenía en silencio.
Así que solo sostuvo las manos de Alec y le sonrió. Alec mordió su labio y depositó un suave beso en la comisura de la boca de Magnus, después siguió a su mandíbula, su cuello hasta terminar sobre el pecho de Magnus.
Se separó y miró a Magnus a los ojos, besándole de nuevo, poniendo todos sus sentimientos en ese simple toque. Magnus suspiró con anhelo mientras Alec le besaba, sintiendo algo diferente en ese beso, como si estuviera lleno de honestidad, deseo y una hermosa necesidad. Al separarse, tomó una gran inhalación y acarició la muñeca de Alec quien le veía asustado y preocupado. Quería hacer desaparecer ese miedo.
– Bebé... ¿qué pasa? Puedes decirme lo que sea, – susurró suavemente, sonriendo un poco al ver el labio de Alec temblar.
– Lo se Magnus, – contestó Alec. – Estoy bien. Es solo que...– Alec mordió su labio y miró a Magnus directo a los ojos. – Es solo...Recuerdas lo que pasó anoche, lo que dijiste acerca de ... si aun te quería...–
Los ojos de Magnus se agrandaron y sintió como una gran sonrisa se expandía en su rostro. Apretó más las manos de Alec y le acercó más.
– Lo recuerdo, – dijo Magnus. Alec aclaró su garganta nervioso.
– Bueno, aun te quiero. Si tu me quieres, – dijo mirándole directamente con una inocencia absoluta. Magnus estaba radiante sintiendo su corazón martillar dentro de su pecho.
– Por supuesto que te quiero. Siempre te he querido, si estás seguro. –
Alec sonrió, acercándole aun más haciendo que sus cuerpos quedaran presionados. Se inclinó y besó la mejilla de Magnus antes de susurrar.
– Nunca he estado más seguro en toda mi vida. –
Magnus lamió sus labios y le dio un beso rápido, con su cuerpo vibrando, y cada parte de él despertando.
– Entonces volvamos a la casa, – susurró contra los labios de Alec.
– Vamos, – dijo Alec mordiéndose el labio y tomando la mano de Magnus de nuevo, esta vez, caminando en dirección a la casa.
*
Alec cerró la puerta principal detrás de él mientras Magnus se inclinaba contra la pared, sonriendo malévolamente. Mordió su labio y admiró la piel expuesta del moreno, dejando que sus ojos recorrieran todo el cuerpo hasta llegar a los ojos verde esmeralda.
Puso las llaves en su lugar y caminó hacia Magnus, quien le alcanzó y le jaló del cinturón.
– ¿Estás seguro, bebé? – preguntó de nuevo, no queriendo tomar algo que no se le daba completamente. Alec solo sonrió.
– Si, estoy seguro. Ya te lo dije. Vamos, – dijo jalando a Magnus por las escaleras, sosteniendo contacto visual hasta llegar a la habitación.
Cuando Magnus cerró la puerta, el aire cambió. Lo que estaba pasando golpeó a Alec, realmente iba a hacerlo. Iba a perder su virginidad. Fuera del matrimonio. Con un hombre. Quien era su alma gemela de deseo.
Si eso no era suficiente como para mandarlo a prisión, no sabía entonces que lo era. Pero se encontró que no le importaba cuando Magnus le puso contra la pared y comenzó a depositar besos, lamidas y mordidas por todo el pecho y cuello de Alec. Se tomó su tiempo, recorriendo todo el cuerpo con sus manos y boca antes de depositar un beso en esos perfectos labios, gimiendo por la maravilla que era su Alexander. Inclinó la cabeza y mordió un pezón, jalándolo con suavidad, provocando un gemidito de la garganta de Alec, endureciéndolo. Repitió la misma acción con el otro antes de bajar por el cuerpo de Alec. Lamió sus abdominales hasta el anillo de músculos. Sus manos encarcelaron las caderas de Alec, sosteniéndolo cerca mientras besaba la perfecta piel de porcelana, sonriendo al ver la pequeña "M.B" en la cadera de Alec.
Llegó hasta ellas y trazó las iniciales con su lengua, lentamente, haciendo que Alec soltara un alto gemido. Sonrió al escucharlo antes de comenzar a deslizar los shorts hacía abajo, solo deteniéndose para obtener el permiso de Alec. El chico sonrió y acarició sus mejillas antes de asentir. Magnus besó su cadera y bajó el short, levantando las piernas de Alec para quitárselos, deseando hacer de todo con ese hermoso chico.
Alec estaba sonrojado intensamente mientras Magnus se lo comía con la mirada. La luna brillaba en todo su esplendor, dándole una apariencia angelical a Alec, como si perteneciera al mismísimo cielo. Era hermoso, y Magnus iba a tenerlo.
Se levantó bajando sus propios short y llevando a Alec hacia la cama, empujándolo en ella y subiéndose sobre él, de horcadas sobre su cadera. Alec tomó una respiración profunda. No es nada que no hayas hecho antes. No te asustes. Esto es perfecto. El es perfecto. Pensaba para si mismo, repitiéndoselo mientras Magnus depositaba un apasionado beso en sus labios.
Los miedos de Alec desaparecieron al abrazar a su chico. Besó a Magnus lenta y profundamente, con sus lenguas danzando, sucios sonidos y jadeos llenaban el aire. Magnus encima de él, jugando con su cabello.
– Eres hermoso, Alexander. Te he deseado por tanto tiempo, no puedo creer que por fin te tengo. Desde que te vi, luego después de nuestro primer beso, sabía que eras tu. tenías que ser tu. Estaba asustado de que te alejaras de mi, de que no fueras lo suficientemente valiente para volverme a ver. Pero me sorprendiste apareciendo, y por ese coraje, te admiré. Eres perfecto, y mientras estés seguro, me encantaría presentarte la mejor parte del mundo real. –
Alec le besó sonriendo. – Quiero esto. Estoy seguro. Y me encantaría que me mostraras esto. Oh, y para que conste, eres mucho más hermoso que yo. – Magnus rió.
– No, no lo soy. Soy extraordinario, pero no soy Alec Lightwood. –
Alec rió mientras Magnus le daba una presuntuosa mirada, jalándole de nuevo para besarle, ahora con más pasión, profundo y rápido. Enrolló sus piernas en la cintura de Magnus, apretándose contra él, y Magnus aprovechó para restregarse. Alec se sentía mojado y su marca quemaba por la dureza de Magnus contra la suya, sus bocas no se despegaban, hasta que finalmente Magnus le miró detenidamente con fuego en los ojos. Alec sabía la pregunta y Magnus sabía la respuesta.
Alcanzó el cajón al lado de la cama y sacó lo que había empacado por si acaso.
Alec se sonrojó al escuchar como abría la botella de lubricante. Magnus expandió el gel sobre sus dedos y distrajo a Alec con un ardiente beso mientras le penetraba con dedo, tragándose el gemido de Alec. Esperó un momento para añadir otro. Y luego otro. Hasta que tenía tres dedos dentro de él, preparándolo gentilmente. Alec gemía al sentirse ser estrechado, la incomodidad siendo rápidamente convertida en placer y gemidos mientras se penetraba con los dedos de Magnus, sincronizándose con el ritmo que Magnus ponía.
Magnus observaba el rostro de Alec, sonrojado, con los ojos cerrados, sonriendo y respirando con dificultad. Y solo eran sus dedos. Con una sonrisa, sacó sus dedos y Alec lloriqueó, viéndole con ojos de anhelo. Magnus mordió su labio y le besó antes de colocarse el condón y lubricarlo, siendo visto por un Alec aun más sonrojado. Magnus soltó una risita y Alec gimió, golpeando juguetonamente el trasero de Magnus. El chico de ojos verdes jadeó, le encantaban los azotes, aunque no había dicho nada por que no quería asustar a Alec con sus locos fetiches.
Así que en su lugar, le besó profundamente, expresando todo lo que no podía decir con palabras y alineó su miembro en su entrada, poniendo las piernas de Alec en sus hombros. Sus ojos se unieron con los de Alec, quien solo asintió mientras Magnus entrelazaba sus manos y comenzaba a empujar dentro de él.
Alec había sentido dolor antes. Pequeñas heridas en uno que otro lugar. Una vez hasta una pierna rota. Dolores de estómago también. Pero nada como esto. Era demasiado intenso y lo sobrepasaba, haciéndole jadear y las lágrimas arremolinándose en sus ojos. Respiraba con dificultad mientras Magnus le penetraba completamente, besándole y sosteniéndole, distrayéndole del dolor. Lo que funcionó.
Una vez que Magnus estuvo completamente adentro, le tomó toda su fuerza de voluntad no correrse ahí mismo. Por que el sentimiento de estar dentro de alguien era bueno, pero estar dentro de Alec, dentro de su alma gemela, era fenomenal. Gimió cuando Alec se movió un poco, penetrándose a si mismo.
– Muévete, por favor, – jadeó mientras depositaba besos en el cuello de Magnus. Y Magnus estuvo más que contento de complacerle.
Gentilmente salió de él, para volverle a penetrar, haciendo que Alec se acostumbrara al él. Y juzgando por los gemidos que emitía, le estaba gustando. Esto le dio más confianza a Magnus, de que estaba haciéndole sentir bien, por lo que le dio lo que merecía. Salió completamente de él y le penetró más fuerte.
Alec gritó y arqueó su espalda, jalando el cabello de Magnus mientras este golpeaba su próstata. Sonrió contra el cuello de Alec, lamiendo la salada y sudada piel de Alec mientras este se retorcía bajo de él, rogando por más.
Así que Magnus marcó el ritmo, fuerte, profundo y rápido, dentro y fuera, dentro y fuera. Sus manos envolvieron el pene de Alec, masturbándolo al ritmo de las embestidas, moviéndose como uno mismo.
Alec se apretaba alrededor del pene de Magnus y el chico de ojos verdes gritaba. Alec jadeaba con deleite, repitiéndolo, mientras Magnus le recompensaba penetrándole más duro y rápido, y pronto estuvieron gimiendo como animales, llevando el uno al otro hasta la cima. Sus marcas quemaban como nunca antes mientras finalmente cedían al deseo. Y era divino.
Alec sintió su estómago apretarse y supo que estaba cerca. También sintió como Magnus golpeaba duramente su punto sensible haciéndole gritar más duro.
– ¡Oh Magnus! ¡Dios! ¡Maldición! ¡Mierda!... ¡Magnus!... ¡Ya casi! –
Magnus le penetraba aun más fuerte, dejando que el interior de Alec le apretara. Era tan apretado y caliente y maravilloso. Le sorprendía ya haber durado tanto.
– Oh, Alec... Mi Alec... Dios... Maldita sea... Eres tan malditamente apretado... Oh dios, eres perfecto... ¡Alec! –
El chico gritaba mientras Alec apretaba sus paredes, y Magnus le susurraba palabras que le encendían aun más. Finalmente se corrió en el pecho de Magnus y sintió como Magnus se corría dentro de él. Ambos gritaron de placer y se dieron el más caliente beso disfrutando juntos su clímax.
El clímax fue disminuyendo lentamente y Magnus salió de Alec, odiando el gemido de dolor que dio el chico. Se colocó a su lado, retirando el condón y tomando su playera sucia para limpiarles. Alec aun se estaba recuperando cuando Magnus se acostó a su lado, aun jadeando y perdido en su propio paraíso. Eventualmente Alec rió.
– Wow. Eso fue increíble. Eso fue lo más intenso que he sentido en mi vida. –
Magnus sonrió, acurrucándose contra él, besando su hombro.
– Realmente lo fue. Eres perfecto Alexander. Yo te a.. yo amo que hayas confiado en mi para darme tu primera ves. –
Alec sonrió. – Claro que te a... quiero decir, claro que confío en ti. Fue increíble. Gracias. –
Magnus rió. – De nada. –
Hubo un momento de silencio ambos enfrascados en la severidad de sus sentimientos por el otro antes de que Alec bostezara y Magnus le besara suavemente, acurrucándose de forma que quedaron abrazados.
– Buenas noches, Alexander, – susurró Magnus.
– Buenas noches, Magnus, – contestó Alec, abrazando al chico y sintiéndose feliz y especial.
Fue la mejor noche de su vida de ambos.
Que fue lo que me paso?
Bueno ps saliendo de la escuela de noche me asaltaron junto con una amiga, les aventamos la mochila y salimos corriendo así que no nos paso nada. Estaba enojada por que ahi tenia mi compu y ps no tenia respaldo de tooodo, por lo que perdí todo lo que tenía traducido.
Ya tenia los capítulos terminados, por lo que la verdad volverlos a traducir me dio flojera y se que suena egoísta pero es la verdad, se que ha muchos de ustedes los tuve esperando pero ps no quería hacer esto por obligación y la verdad que me asaltaran me quito mucho los ánimos.
Ahorita ando de "vacaciones" en el pueblo de mi abuelita (lo de trabajar no me funcionó xD) y ps ya he comenzado de nuevo a traducir capítulos, pero no llevo muchos por que para empezar no tengo compu propia ni mucho tiempo, y todavia no recupero las mismas energía que tenía antes pero creo que les debía una explicación (a los que les interese) y la verdad odio cuando me aparece una notificación de una historia que llevo esperando y resulta que solo es una nota (jaja no es reclamo para los que les quede) por lo que también les anexé este capítulo que ya lo tenia
No se cuando volveré a mi ritmo regular por que también perdí las historias que ya tenía traducidas y apenas iba a subir pero espero que pronto
Gracias por su paciencia y una disculpa
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