13. Revelaciones y vacaciones
Get me with those green eyes, baby
As the lights go dow
Gimme something that'll haunt me whenever you're not around
Cause I see, sparks fly, when you smile
– Se comportan, hagan sus tareas, nada de travesuras. Y los veremos el próximo sábado. –
Los chicos Lightwood estaban parados en la puerta, despidiéndose de sus padres. Asintieron tristemente, manteniendo sus verdaderos sentimientos escondidos.
– Si madre. Los veremos el sábado. Los amamos, – dijo Alec bajito, no confiando en sus hermanos para hablar.
– Y nosotros los amamos, – dijo Maryse con una sonrisa. – Tengan una buena semana niños. –
Todos asintieron. – Y ustedes. – Agregó Jace con una sonrisa sarcástica, la que por suerte, fue pasada de alto por sus padres.
Todos estaban ahí parados mientras sus padres se subían al auto y conducían lejos, dejando a los chicos sonriendo mientras corrían dentro.
– ¡¡LIBERTAD!! – gritaba Jace mientras corría a la concina, inmediatamente metiendo la cabeza en las sobras de bacon del desayuno.
Izzy rió y le dio un gran trago a la caja de la leche, solo por que sus padres odiaban eso. Alec rió mientras ella tomaba sus brazos y comenzaba a bailar sin música. Jace se carcajeaba viéndoles mientras Izzy levantaba sus brazos por encima de sus cabezas y giraba alrededor.
En ese momento la risa de Jace se detuvo y jadeo.
– Alec. ¡¿Eso es lo que creo que es?! – gritó sorprendido.
Alec le miró desconcertado antes de seguir su mirada y ver un poco de piel descubierta debajo de su playera. Una parte de la marca se asomaba por ahí.
Alec jadeo y jaló su playera hacia abajo, pero Jace le quitó la mano, jalándole la cintilla del pantalón lo suficiente para ver las iniciales
M.B
– ¿M.B? Conozco algún M.B? ¿Y la marca del deseo? ¿De verdad? Yo creía que aun no te llegaba la pubertad, – dijo con una sonrisa burlona.
Alec le golpeó e Izzy rió. – No tienes por que conocerle, Johnathan, – ella dijo, guiñándole a Alec. Jace les miró por unos segundos antes de gritar.
– ¡Oh por dios! Alec ¡¿Tu alma gemela es Mark Blackthorn?! – gritó Jace riendo a carcajadas por su broma, haciendo que Alec se sonrojara e Izzy se ahogara con su bebida.
– No, Jace. No, – bufó Alec.
– Bueno, obvio no, – Jace asintió. – Quiero decir, es un chico, y solo obtienes marcas de tu mismo sexo si eres gay. –
Ese comentario quedo en el aire el suficiente tiempo como para que se volviera raro. La atmosfera cambio y de repente la broma había terminado. Jace se giró hacia Alec con ojos abiertos y las piezas cayendo en su lugar.
Alec. Nunca había tenido una novia. Nunca se había liado con nadie. Nunca había llevado una cita a los bailes. Nunca había mostrado interés en las chicas cuando pasaban a su lado. Nunca.
– Alec... ¿eres gay? – preguntó en un susurro.
Alec se congeló, con ojos sorprendidos. Izzy contuvo e aliento y se mantuvo en silencio mientras Jace tomaba el silencio como una confirmación. Se acercó a Alec y este se preparó a si mismo para recibir un golpe o una horda de palabras dolorosas. Pero nada de eso vino.
En su lugar, Jace enrolló sus brazos en Alec, abrazándole fuertemente mientras depositaba un beso en la frente de Alec.
– ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Y por qué Izzy si lo sabe? –
– No estaba seguro de si me odiarías, – dijo Alec con un suspiro. – Se que mis padres lo harán. E Izzy, bueno, supongo que es la intuición femenina. –
Realmente no le quería decir a Jace que Izzy sabía porque le había escuchado gimiendo en su ducha y gritando el nombre de Magnus.
Paso sus manos por su cabello y suspiró. Pero Jace sonrió.
– Entonces...¿Tu alma gemela si es Mark Blackthorn? –
Alec echó humo y le golpeó el hombro. – ¡No! –
– Su alma gemela es mucho más sexy que Mark, – Izzy rió. – Dile Alec. Está bien. Jace te quiere. –
– Dime, Alexander. –
– Bien, – gruñó Alec. – Pero es un secreto. Su nombre es Magnus Bane. Y no es exactamente de por aquí. –
Jace le miró por unos segundos antes de jadear. – ¿Quieres decir que tu alma gemela es un plebeyo? –
– Técnicamente si, – Alec asintió. – Pero no le llames así. –
– Así que, deseo, – Jace levantó las cejas. – Supondré que ambos han, ah, estado haciendo la frase metafórica de Shakespeare "la bestia de doble espadas"? –
Alec se sonrojó completamente y se atragantó, mientras Izzy se reía de él.
– No. Yo. Nosotros. Yo. No... yo no he... quiero decir... nosotros no hemos... yo. ¡Oh cállate! –
– Aww, – Jace rió revolviéndole el cabello. – Está bien Alec. Tienes dieciocho. Tienes permitido tener sexo. Yo igual e Izzy. –
Alec palideció. – Jace, te lo suplicó. Cállate. –
Terminaron todos riendo por toda la mañana, finalmente relajándose. Hasta las 11 de la mañana cuando Alec ya estaba listo para irse con Magnus a sus espontáneas vacaciones.
*
Magnus se sentó en una banca cerca del lugar donde hablaron por primera vez. De bajo de un montón de árboles con el sol brillando y los pájaros cantando. Era como una fotografía, una visión del pasado.
Excepto que había algo que lo hacía real. Y era el chico de cabello negro y ojos azules caminado hacía el con una adorable sonrisa en su hermoso rostro,
– Hola bebé, – dijo parándose y sonriéndole mientras pasaba sus ojos lentamente por todo el cuerpo de Alec.
El chico usaba su típico traje, excepto que ahora no llevaba saco. Su camisa arremangada y varios botones abiertos. Y una corbata roja colgaba de su cuello.
– Hey Magnus, – dijo suavemente, saboreando el nombre. Compartieron una sonrisa mientras Alec se acercaba, y Magnus se relamía los labios.
– Te ves delicioso, bebé, – susurró mientras besaba el cuello de Alec, haciendo que un jadeo se le escapara. Alec gimió y jaló el cabello de Magnus, juntando sus bocas.
Se besaron profundamente, a Alec sin importarle la gente alrededor. Todo lo que quería era Magnus. Magnus y sus hermosos labios y su talentosa lengua, y esas manos traviesas eran... ¡Oh!
Alec gimió alto mientras las manos de Magnus se metían entre sus cuerpos y acariciaba por encima de sus pantalones. Le acarició algunas veces, haciéndole jadear y temblar. ¡Estaban en medio de un maldito parque!
Alec gimió mientras Magnus se alejaba y sonreía.
– Te extrañé bebé, – suspiró sutilmente. Alec se sonrojó intensamente mientras intentaba guardar la compostura. Magnus rio y Alec se aclaró la garganta, acomodándose los pantalones.
– Yo también te extrañé, – masculló.
– Puedo verlo, – Magnus sonrió. Y Alec gruñó y le golpeó juguetonamente.
– Como sea, vamos. Hay que ir a tu casa para empacar algunas cosas e irnos. –
– ¿A dónde? – dijo Magnus frunciendo el ceño, intrigado.
– A unas vacaciones improvisadas a una locación clasificada. – Alec sonrió. – Tendrás que confiar en mi. –
– Me encanta como suena, – Magnus sonrió.
Casi comenzó a cantar mientras tomaba el camino a su casa. Pero Alec le tomó de la muñeca y le jaló de regreso a él.
– Por aquí, Magnus. No vamos a caminar. Tengo coche, recuerda. –
Los ojos de Magnus se agrandaron. – ¿Trajiste el Lambo? – Alec sonrió asintiendo y Magnus gritó – ¡Eres increíble! ¡Woow! ¡Esto va a ser maravilloso! –
Alec solo sonreía y negaba viendo a Magnus y su entusiasmo, mientras le jalaba por el parque hacia la calle donde se había estacionado.
Cuando llegaron Magnus se congeló. El coche de Alec era más que sexy. Un Lamborghini Murciélago, amarillo con negro, pulido a la perfección. Jadeó bajo y caminó hacía el auto en una especie de trance. Acarició gentilmente el logo, pasando sus dedos por las letras del nombre.
Alec veía a Magnus mientras abría las puertas y sostenía una para que Magnus subiera. Sonrió mientras este se deslizaba al asiento, cerrando los ojos.
– Oh, si. Esto es malditamente maravilloso. –
Alec sonrió y se subió en el asiento de copiloto. Magnus seguía jadeando y no estaba seguro de si Alec encontraba raro que Magnus considerara al auto excitante. Pero cuando le volteó a ver, Alec tenía una mirada lujuriosa mientras le veía, y supo que Alec lo disfrutaba. Con una sonrisa, Alec aceleró, el motor rugiendo mientras pasaban las calles. Magnus nunca había ido tan rápido en toda su vida.
*
– ¿Tienes todo? – Alec preguntó mientras Magnus volaba por su departamento, empacando un montón de cosas en varias mochilas. Estaba frente a la puerta mientras Magnus lanzaba las maletas al piso, suspirando y sonriendo.
– Creo que lo tengo todo. –
Alec rió y solo negó, lamiendo sus labios mientras Magnus se estiraba, y su camisa se levantaba exponiendo su marca en la cadera. Magnus captó la mirada y se acercó, pasando sus manos por el pecho de Alec y enrollándolas en su cuello. Se inclinó y le besó dejándole sin aliento. Alec jadeaba mientras Magnus encendía esa llamad entro de él y sintió como sus rodillas comenzaban a temblar mientras el chico le estrellaba contra la puerta y tomaba una de las piernas de Alec, enrollándola en su cintura. Magnus se restregó contra él, duro, y jadeó mientras Alec atacaba su cuello, tomándole fuerte de la cadera. Magnus soltó una maldición mientras Alec metía una de sus manos entre sus cuerpos, acariciando el miembro de Magnus, el cual, lentamente se empujaba contra su mano, rogando por más, mientras Alec lamía su piel.
Alec realmente le encantaba esto. Hacer gemir y perder el control a Magnus. Era increíble verle y escucharle tan sexy; los jadeos de Magnus eran calientes y le llenaban de pasión. Alec no podía entender por que la gente esperaba hasta el matrimonio para esto. El no lo había hecho antes de cumplir dieciocho pero ya no se podía imaginar sin tener esta relación de deseo sexual. Vivía por ella ahora.
Se alejó de Magnus quien gruñó, buscando el calor del cuerpo de Alec.
– Tenemos que irnos ahora, – dijo Alec mientras se agachaba para tomar algunas mochilas de Magnus,
Magnus lamió sus labios y soltó un silbido mientras veía el trasero de Alec, haciendo que el chico se sonrojara y le golpeara el brazo, con una sonrisa complacida en el rostro.
– Vamos Bane. Tenemos un gran camino que recorrer. –
Magnus se animó y sacudió sus caderas, tomando las últimas mochilas mientras Alec le esperaba en la puerta. Le dio un rápido beso en los labios y cerró la puerta, caminado por las escaleras, aun más cansado al llevar cargando las maletas de Magnus.
Magnus se asustó de lo dependiente que se había vuelto de Alec. Necesitaba todo el tiempo al chico. Y no solo para sexo. Le quería alrededor, quería estar con el. No podía pasar más de algunos segundos sin un beso de su pequeño y sucio aristócrata.
Y así condujeron, a toda velocidad en el sexy Lamborghini de Alec, con Magnus solo viendo al chico. Admiraba la forma en la que los rayos de sol iluminaban sus ojos, la forma en que su cabello negro brillaba como si tuviera un halo, la forma en que sonreía por la canción en la radio, la propia colección de Magnus, mayormente de rock. Amaba mostrarle a Alec el mundo. Y no podía esperar por pasar toda una semana con el.
Y que piensan que pasará en esa semana?? 😏 😏
Jaja disfruten y nos vemos el jueves
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