💊The play dissaster🎭
Yo soy la reina pendeja. Dije que dividía Pants song a la mitad para que este capítulo no quedara corto pero me sobre-pasé 😔💔
En fin, este capítulo está dedicado a mi novia preciosa MisakiAshuraUchiha
Y quisiera decirles que cuando el fic se acabe pienso hacer una especie de actividad y darles la oportunidad de que me hagan preguntas para aclarar sus dudas sobre esta historia y otras más. Ya tendrán el espacio para dejar sus dudas cuando suba el aviso, pero vayan pensándolas ahora 👀👌
Sin más que decir les dejo el capítulo 💕
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Si alguien le hubiese preguntado a Paul cómo comparaba las palabras de su hijo con dolor físico le hubiese costado elegir entre una patada en las bolas o una puñalada cerca de los pulmones.
Todo era muy difícil de comprender luego de que le lanzaran semejante bomba. Eran demasiadas cosas que pensar y muy poco tiempo para hacerlo.
Él creía conocer lo básico sobre su hijo, pero por lo visto estaba equivocado. Siempre pensó que Jeremy tenía una vida de adolescente normal y corriente donde lo único que le preocupaba eran las notas que mantenía aceptables y a lo sumo una que otra pelea con su novio como todas las parejas tienen. No esperaba... Bueno, todo lo que lo escuchó decir. Sería sincero, fue su fallo creer que las inquietudes adolescentes eran poco graves y asegurar que nada malo le pasaba a su hijo solo porque era su hijo y ya.
No sabía si debía sentirse molesto, pues si bien lo que había dicho Jeremy sobre él era hiriente no podía negar que tenía razón. Él... No había estado muy pendiente de su vida desde que su esposa se fue de la casa, sin embargo siempre amó a su hijo y nunca quiso hacerle sentir culpable por ello, mucho menos hacerle creer que no se preocupaba por él o que no le importaban sus cosas.
Es solo que... Era difícil acercarse. Había vivido creyendo que Jeremy daría el primer paso y se acercaría por sí mismo a plantearle sus dudas, problemas y anécdotas, sin embargo el tiempo siguió su curso y ahora casi no hablaba con él. Era su culpa, era la culpa de los dos.
Se sentía angustiado ¿Qué tantas cosas se había perdido de la vida de su hijo? ¿En qué momento se peleó con Michael? Hasta donde recordaba, ambos estaban muy bien con su noviazgo ¿Cómo es que no pudo haberse acercado antes para ayudarlo? Él hubiera estado más que dispuesto a escuchar cada cosa que su hijo tuviese que decirle por más pequeña e irrelevante que fuera ¡Eso es lo que deben hacer los padres!
¿Shannon lo habría hecho mejor? Recordaba que cuando ella vivía en la casa, Jeremy se la vivía pegado a la falda de esa mujer con toda la adoración del mundo. Eso lo hacía dudar sobre si alguna vez todo fue diferente, o si realmente nunca fue el padre atento que debía ser.
¿Y saben? Con esa interrogante sin resolver se levantaría de todos modos y haría cambios.
Jeremy estaba en grandes problemas con su vida ahora. El mayor de ellos era no notarlo y hacerle frente. Tal vez ese fue un error, el no haberle enseñado cómo lidiar con las complicaciones antes de que se volvieran más graves cada vez. Y él tenía que ayudarlo de algún modo.
Hay tanto que no sabía sobre su propio hijo... Una de esas cosas era lo que quería, pero al igual que todo padre que se preocupa sabía lo que su hijo necesitaba y le hizo falta muchos años: Un padre fuerte que lo ayudase a no desviarse del camino correcto, un padre que él no había sido hace bastante tiempo pero que sin embargo estaba listo nuevamente para ser.
¿La situación? Grave, por supuesto. No lo resolvería de la noche a la mañana tan fácilmente ¡Pero había que ser valiente! Él podía subir la cumbre si lo hacía un paso a la vez, esto no era para nada diferente. Son las cosas que uno hace por amor, y el amor de padre genuino y verdadero era suficiente. Paul podría no saber cómo actuar a veces, pero por experiencia sabía que cuando uno ama a una persona, se arriesga por ella. Había obstáculos, claro, y si el camino se ponía lodoso solo tenía que concentrarse en la meta hasta que lo difícil pase.
Por lo que, decidido pero sin auto, Paul salió en bata de la casa con la bicicleta con un destino en mente: la casa de los Mell. Y aprovechando aquello, llevó consigo el hoodie rojo que había visto en la habitación de su hijo.
Michael era el único que podía ayudarlo a averiguar qué ocurría con Jeremy. Él era su novio, por ende tendría que saber todo sobre su vida ¡Nadie era mejor para esta misión que él! Daba igual si habían peleado, Paul no creía que por una disputa adolescente fueran a tirar toda su relación a la mierda.
¿Y saben quién no pensaba igual? ¡Exacto, Michael! Irónico ¿No creen?
El joven Mell estaba mínimamente recuperado de la fiesta de Halloween, y con eso me refiero a que por lo menos ahora no lloraba en la oscuridad de su habitación llamando a su ex amigo como si fuese a aparecer de la nada para reconciliarse. Básicamente había superado la etapa más lamentable de su duelo, y ahora se había adelantado unas cuantas más a la etapa donde dejas ir todo. Y no, no era metafórico, él literalmente estaba quemando recuerdos de su amistad con Jeremy en el pórtico de la casa.
Sí, nada mejor que ayudar al aumento del calentamiento global mientras te fumas un porro y revisas cosas viejas que quieres tirar a la mierda antes de que vuelvan a romperte el corazón. Probablemente ese hijo de puta con cara de fresa se habría reído señalando referencias a Hamilton, a excepción de que Michael tenía un humor más para romperle la cara a alguien a vergazos que para llorar.
Buscó entre las cosas de la caja de los recuerdos hasta dar con una tarjeta de cumpleaños a la vez que daba una calada al porro. –La carta de "Magic the gathering" que me dio en mi cumpleaños que nadie más recordó... Quemado. –Pronunció con odio, dejándola caer en el balde de metal donde otras cosas ardían. –Boletos de nuestro primer concierto... Weird A1. –Ya que lo pensaba, era curioso que esa banda se haya separado. Habían vuelto luego sin un integrante, pero eso no le decía mucho. –Súper quemado.
Luego de volver a elegir al azar, dio con los boletos para el concierto de "Studio Killers" al que habían ido hace unos pocos años. Recordaba lo muy identificado que se sintió con la canción de "Jenny" y lo hermoso que se veía Jeremy con esa sonrisa de oreja a oreja mientras gritaba la letra al cantar "Al men are pigs". Ah... Sí, esa mierda tenía que quemarse ¡Todo recuerdo gay debía quemarse!
Lo habría hecho de no ser porque vio al señor Heere aproximarse a la casa en bicicleta... Y sin pantalones. Se preguntaba qué lo traía por ahí y... Mierda, cierto, estaba fumando marihuana, no podía dejar que lo descubriera. Lo único que pensó fue en tirar el porro al suelo y pisarlo para apagarlo, poniendo cara de "Aquí no ha pasado nada". No se confiaba de un policía ni aunque fuera el padre de su ex mejor amigo.
–¡Señor Heere! ¿Qué está haciendo aquí? –Preguntó fingiendo inocencia, mientras el adulto dejaba la bicicleta estacionada cerca del pórtico y se acercaba.
–Necesitamos hablar sobre Jeremy.
Michael imaginaba que de haber sido consultado en un banco habría bajado la persiana de las ventanillas sin importarle si las cerraba sobre los dedos de su cliente. Lastimosamente no tenía tal persiana, y no era una buena jugada hacerle eso al hombre que había querido tener de suegro, por lo que se limitó a responder en voz baja y desanimada. –Lo siento, Jeremy y yo ya no somos amigos.
El hombre no estaba convencido y se le notaba, él no era idiota. –¿Lo amas?
El silencio le dio tiempo a casi ahogarse con su propia saliva y a sonrojarse violentamente ¡Ok! ¡¿EN QUÉ PUTO MOMENTO FUE TAN OBVIO?! ¡Y frente a Paul! No, cálmate, Michael. No entres en pánico, no entres en el pánico gay, actúa natural y tal vez lo engañes. –¿Qué? Uh... N-No sé de qué habla. Soy heterosexual... B-Bueno, no, no lo soy. De todos modos Jeremy no... Este... ¿Qué? –Puta madre, juraba que casi le explotaba el cerebro desde que pronunció la palabra "Heterosexual".
Ni él era tan bueno mintiendo.
Paul no hizo comentarios al respecto, para él era extraño que incluso ahora Michael negase lo obvio, pero no se detuvo en eso. Ya habría tiempo para eso después. –Él puede ser una pequeña mierda a veces. Ambos lo sabemos. Pero eso no es excusa para sentarse quemando incienso mientras se convierte en un monstruo.
Mell pensó entonces en la mejor idea que pudo haber tenido en años: Huir sin dejar rastros antes de que la situación se pusiera más incómoda de lo que de por sí ya era. –Sí, me tengo que ir.
El señor Heere no lo dejó ir, de hecho subió las escaleras del pórtico y continuó. –Te necesito porque no tengo las herramientas para ayudar con lo que está pasando. Y sé que sabes todas las reglas.
El de gafas suspiró pesadamente. No tenía idea a qué se debía este atraco que amenazaba con destruir toda la fuerza que había reunido desde lo más profundo de su joto corazón para intentar superar esto, aunque suponía que Jeremy también se había puesto en modo imbécil con Paul y ahora él necesitaba ayuda para arreglar su relación. Sí, él estaba atento a todo cuando visitaba a los Heere.
¿Pero qué podía hacer? El desgraciado lo había mandado a la mierda, estaba cansado de intentarlo con él. –Pero no soy lo que él quiere.
–Pero eres justo lo que él necesita. Y esto puede ser difícil, lo sé ¡Solo aguántalo y ve! –En ese momento, Paul le abrazó por un hombro. –Cuando amas a alguien tomas postura por él ¡Solo por él! Y si la pelea se pone sangrienta solo resiste hasta que se vaya el dolor ¡Cuando amas a alguien te pones tus pantalones!
Ok... Había entendido a la perfección a lo que Paul se refería, mas no dejaba de sentirse incómodo luego de haber notado con esa cercanía que no tenía pantalones puestos. Entrecerró los ojos con una mueca extrañada ¿Estaba dándole metáforas o era literal lo que decía? –Entonces... Estás aquí porque necesitas... ¿Pantalones?
–Oh, no. Necesito que lo alcances. Jeremy no va a escucharme, y... No puedo culparlo. –Tomaba responsabilidad por esos años perdidos en los que no fue suficiente apoyo para él. Ya sabía que no había forma de que él le hiciera caso. –Pero alguien tiene que cuidar su espalda.
–¿Y no pensó en mis madres o algo así? Ellas estarían más que dispuestas a ayudar. –Bufó por lo bajo. Tanto hablar sobre Jeremy lo ponía de malas, y tantas negaciones impacientaban a Paul.
–¡Se supone que sabes todo sobre él! ¡Eres su novio, actúa como tal!
Michael no creyó que podía ponerse más rojo. –¿Que yo qué? ¡C-Cómo sea, eso no importa! Mira, ya intenté ayudarlo ¡Y me llamó "perdedor"! Así que...
–"¡Me llamó perdedor"! –Interrumpió, haciendo una mala imitación de su voz a propósito. Ok, eso lo ofendió ¿Tenía que explicarle la profundidad de ese insulto o qué? No hubiese servido, Paul había venido convencido de que se habían peleado por una tontería y ahora lo confirmaba. –¿Y qué? Jeremy está en serios problemas ¡Si nos rendimos con él lo perdemos para siempre! Entonces seríamos perdedores ¿Es eso lo que quieres?
Por mucho que no quisiera admitirlo, él tenía algo de razón con eso. Y la verdad... No había insistido tanto con Jeremy, solo fue una vez y... Ni siquiera pudo llegar a hacerlo dos veces. –No...
–¡Dilo como si estuvieras convencido!
–¿Noo?
–¡Dilo como si estuvieras en la milicia!
–¡No! ¿Sargento? No lo sé, uh...
–¡Sí, señor!
Luego de esa rara motivación, Michael soltó una risa baja. Esto era raro, pero... Sí lo había convencido un poco, y le recordaba algo importante que tenía que mencionar. –Está bien, pero... Si voy a esforzarme más para ser su amigo... Tendrás que esforzarte más para ser su papá. Hay un Kohl's bajando la calle. No me importa qué tipo... Jeans, caqui, cuero... No vas a dejar la tienda hasta que compres un par. –Ambos lo necesitaban. Paul... Porque lo arrestarían si lo veían así, y él por su propia salud mental.
–Haces duras condiciones, hijo.
Con todo dicho, Michael corrió escaleras abajo hacia el sótano para buscar lo que sabía que apagaría a esa computadora del diablo de una vez por todas: Mountain Dew roja que había coleccionado junto a otras bebidas descontinuadas hace un tiempo. Un trago y Jeremy volvería a ser el de siempre, o al menos eso esperaba.
Se reprochaba haberse rendido tan fácilmente cuando Jeremy no lo había hecho con él hace mucho. Sentía que se lo debía y... Claro que estaba haciendo esto con un poco de mala gana también, pero aun así tenía que ir.
Como había dicho Paul: Cuando amas a alguien te pones tus pantalones metafóricamente... O a veces literalmente, en especial cuando no tienes la ropa puesta antes de salir ¡Es el clásico estudio de cosas que se hace por su mejor amigo!
La amistad no era perfecta, nadie era perfecto, y sin esfuerzo de ambas partes no iban a llegar a ningún lado.
Se sentía tonto por haber tenido que volver a aprender algo que ya sabía.
–Cuando amas a alguien... ¡Lo sigues hasta el final! –Pronunció con un grito firme al salir de la casa. Ya estuvo que patearía el culo de un ente que no podía ver, y de forma simbólica.
–Cuando amas a alguien la conclusión es inevitable. –Siguió Paul, entregando al de gafas el hoodie olvidado. Su rostro de sorpresa al verlo decía todo. –Cuando amas a alguien te pones tus pantalones de niño grande... O tu hoodie, en tu caso.
–Supongo que sí, señor.
. . .
Christine había estado en muchas obras a lo largo de su corta vida, y con esa experiencia ella sabía bien que no todo puede salir como quieres. Está bien. Uno tiene que entender que en la vida no todo es perfecto, ni siquiera las grandes obras escolares de bajo presupuesto, pero eso creía que todos lo sabían. Siempre puede haber improvistos, siempre puede haber fallos, los humanos nunca estarían exceptos de ello ni cuando se esforzaran demasiado para evitarlo.
A veces se da que uno de los actores olvida sus líneas y hay que soplárselas hasta que las recuerde, se cae algo de la escenografía que corta inesperadamente el ambiente, la iluminación falla, incluso había visto cómo el director se paseaba por el escenario accidentalmente sin darse cuenta de que la obra había comenzado. En fin, cosas que al final se perdonaban.
Pero eso no quitaba el hecho de que la impacientaban, en especial ahora que podía agregar a la lista "Uno de los actores llega tarde".
En otras palabras ¡¿DÓNDE MIERDA SE HABÍA METIDO JEREMY?! ¡Por el mismísimo dios del teatro, Dionisio, juraba que lo mataría apenas lo viera!
El pecoso le había avisado que iría a su casa a dejar un par de cosas y tal pero... ¡¿Por qué se tardaba tanto?! Apenas faltaban unos minutos para que se abriera el telón, los demás se preparaban dándose unos toques más con el maquillaje, revisando utilería o repasando el guion, y él no aparecía. En consecuencia se había encontrado al señor Reyes en su camerino con el vestuario de Jeremy puesto, argumentando que si él no llegaba habría que suplantarlo, lo cual le extrañó demasiado porque de por sí el profesor ya era el suplente de Rich.
Estaba incluso sudando de los nervios. No tenían más actores para reemplazar a Jeremy, y los que se encargaban de cosas externas a actuar ya habían negado el ser suplentes porque no habían estudiado los diálogos de Jeremy. Básicamente si el de rizos no asistía estaban perdidos.
En medio de su crisis, sentada en su camerino mientras revisaba por milésima vez su libreto, Jenna Rolan apareció. –¡Hey, Christine!
Mirando hacia el espejo, la joven Canigula pudo observar a la castaña avanzar hacia ella con una sonrisa radiante y tranquila, demasiado tranquila, casi la envidiaba pero no comentó nada al respecto mientras ella se daba la libertad de sentarse en la silla a su lado.
–Hola, Jenna ¿Necesitas algo? –Preguntó tratando de ser cortés. Lo cierto es que pocas veces hablaba con Jenna, mas aun así le caía bien en lo que cabía.
–No, solo veía a ver cómo estabas. –Respondió. –Trato de ver cómo están todos los del elenco por si... Necesitan ayuda. –Aquello último lo dijo con un toque de malicia en voz baja. Christine no se fijó mucho en ello, ni siquiera pudo ponerle tanta atención de lo nerviosa que estaba. –No te ves muy bien, Chris ¿Tienes problemas con memorizar tus líneas?
–No es eso. Jeremy todavía no ha llegado y me preocupa que nos deje plantados ¡Yo sé que él no es así! Pero... No importa. Simplemente estoy algo alterada y eso no me viene bien para la memoria. –Hey, por si nadie recordaba ella padecía de déficit de atención, normal que con esta preocupación encima no pudiera concentrarse lo suficiente en lo que tenía que memorizar.
–Oh... Yo podría ayudarte ¿Sabes? Siempre creí que eras una excelente actriz pero... Yo podría hacer que llegues aún más lejos de lo que crees. –Christine alzó una ceja extrañada y observó a Jenna, con ademanes misteriosos, sacar algo de su bolso que pronto le entregó en las manos con una sonrisa amplia y extraña que no se borró de su rostro ni para alejarse de espaldas. Esto ya parecía una digna escena de una película de terror. –Solo trágalo y bébelo con Mountain Dew, Christine. Prometo que te será muy útil ¿Y quién sabe? Puede que incluso te sientas más conectada al resto de lo que crees.
Con eso dicho, Jenna abandonó su camerino, dejando a la confundida y aturdida Christine con una pastilla gris y ovalada en su mano.
La analizó sin mucho detalle y no tardó tanto para darse cuenta de que era algún tipo de droga extraña como éxtasis o una mierda similar ¿En qué momento Jenna pensó que darle esto sería buena idea? Esto más que ayudarla a concentrarse solo la pondría en un estado mental tan ineficiente que probablemente no recordaría ni su propio nombre y estaría viendo estrellitas de colores. Suspiró exasperada, cualquiera sea el dios que vigilara el mundo, probablemente se divertía con volver esta noche extraña además de estresante.
–¡Señorita Canigula! –El llamado del profesor Reyes la despertó del trance en el que se había quedado al observar la píldora, lo cual la hizo levantarse inmediatamente de la silla con un salto. –Ya casi estamos a horario de empezar ¿Está lista para darle algunas palabras al público?
–¡Todavía no estoy lista! D–Digo... Falta Jeremy aún ¿No podemos esperar un poco más? –Suplicó, tratando de hacer evidente que sin al menos un actor más esto no funcionaría, sin embargo el profesor negó rotundamente con la cabeza. Él estaba muy convencido de que debía ser ella quien diera el discurso emotivo antes de comenzar, ya sea para animar a sus compañeros y también para dar sus pésames por Rich. Es decir... ¿Quién es mejor que la estudiante más entusiasta por el teatro para hacerlo? Claro que, Christine dudaba del efecto que tendría si salía a darlo ahora que estaba muy estresada y nerviosa.
–Lo siento, señorita Canigula ¡Si Heere no llega tendremos que arreglárnoslas de otro modo! Recuerde la frase más esencial del teatro. –Empezó a decir él, apresurándose a empujar ligeramente a Christine hacia la puerta para llevarla al escenario haciendo oído sordo a sus insistencias. –¡El show debe continuar!
Y así sin más, sin dejarle decir aunque sea una cosa más, su profesor la empujó por el espacio entreabierto del telón y le hizo una seña de "Buena suerte" con los pulgares arriba.
De más estaba decir que Christine se sintió muy molesta por ese trato, aunque al final no tuvo de otra que ceder y acercarse al micrófono poniendo la sonrisa más radiante que podía dar. Si Jeremy no llegaba... Este discurso sería para nada.
–Bienvenidos todos. Muchas gracias por venir a nuestra producción "Una pesadilla de zombies en medio verano". Ha sido una semana difícil para todos en Middleborought ¡Es por eso que esta obra es tan importante! ¡Para juntar la escuela! ¡Para compartirles algo especial! –Hizo una pequeña pausa, suspirando ante el recuerdo de Rich Goranski, a quien supuestamente honraban esta noche para luego seguir hablando mierda sobre él. –Sé que si Rich estuviera aquí y no en la unidad de cuidados intensivos de Beth Israel, él diría: "¡Salgan allí y muestren a todos el poder relevante del teatro en vivo!"
El público vitoreó en señal de ánimo, luego sintió que alguien le picaba el brazo y al voltear se encontró con el señor Reyes asomado por el telón. –¡Disfraces! –Indicó, y Christine entendió rápidamente a qué se refería.
–¡Oh! Y gracias a Hobby Lobby por los disfraces. –En vista de que todo estaba dicho, Christine prefirió conservar por un momento su papel alegre para volver con el elenco. –¡Todos a sus posiciones! –Pidió, pasando justo por delante de Jake y Jenna. –¡Rómpanse una pierna!
El aludido, quien por cierto sabemos que se rompió las dos piernas, hizo un gesto de pocos amigos antes de murmurar para sí mismo. –No es genial.
Justo en el momento en que Christine planeaba volver al camerino, se encontró con una enorme sorpresa en la entrada al escenario ¿Saben quién había entrado agitado como si hubiera corrido una maratón porque claramente estaba llegando tarde? ¡Así es, Jeremy Heere! Oh, y ni crean que Christine lo dejaría así ¡Le tiraría de las orejas por esta falta de responsabilidad si es que las alcanzaba! El desgraciado le llevaba mucha altura.
Aunque no tuvo que tomarse la molestia de ir a buscarlo. Él mismo fue quien se acercó a ella apenas la vio. –¡Christine! ¡Aquí estoy! ¡L-Lo siento tanto por llegar tarde, es que yo...!
–¡Jeremy! ¡¿Dónde has estado?! –Lo interrumpió, a pesar de que estaba por explicarse él mismo. Esas eran cosas que provocaba la impaciencia. –¡Esto es horrible! ¡El señor Reyes se nombró a sí mismo tu suplente!
Jeremy parpadeó confundido haciendo una mueca extrañada. –¿No es el suplente de Rich? –Era increíble que llegara tarde unos minutos y automáticamente creyeran que iba a ausentarse ¡Simplemente tuvo problemas en la carretera! Luego de la pelea con su padre quedó tan tocado y furioso que por poco se desquitaba llevándose por delante a todos los putos autos que se le adelantaban en la calle como si fueran prioridad ¡Disculpen, idiotas! ¡Pero él tenía una importante obra escolar a la cual asistir!
–¡Es ambos!
–Oh... Dios. –Pudo murmurar.
–¡Y no es lo único extraño! Creo que algunos de nuestros compañeros se drogaron ¡Mira!
Jeremy esperó ver un porro de marihuana, de crack, tal vez un saquito de cocaína, éxtasis, LCD o incluso pegamento potente, pero no. Su corazón casi se detenía cuando ante sus ojos Christine alzó un inconfundible Squip. No había forma de no reconocer la píldora gris entre sus dedos ni tampoco de controlar el pánico que invadió su cuerpo al verla acercarlo a su rostro para mirarlo mejor y que lo hizo arrebatarle la píldora de las manos. Seguidamente la tiró al suelo y la pisoteó histéricamente y continuó cuando no quedó más que circuitos rotos y plástico en pedazos.
–¡No puede ser...! ¡No puede ser...!
–¡Jeremy! ¡¿Qué diablos?! –La joven chilló, asustada por lo repentino que fue su amigo al arrancarle la pastilla de las manos y lo raro que fue verlo pisotearla como si fuera una cucaracha. En serio, juraba que le recordaba a ella misma luego de haber logrado matar a una de esas que volaban.
Jeremy dejó lo que estaba haciendo y se abalanzó sobre su amiga, tomándola de la mano para llevarla lejos a un rincón. La joven Canigula no dijo ni media palabra, más que nada porque su amigo había sido demasiado rápido como para permitírselo. Fue cuando estuvieron lejos que él la sujetó de los hombros y empezó a llenarla de preguntas. –¡¿De dónde lo sacaste?! ¡¿Quién te lo dio?! ¡Dime que no tragaste uno igual, por favor!
–¿Qué...? Yo... ¿Qué? ¿Qué te pasa, Jeremy? –Comenzaba a asustarse. No porque Jeremy fuese a ponerse violento, sino porque la desesperación y miedo que expresaba su mirada no era para nada normal.
–¡Christine, solo dímelo!
–¡Oye, espera, espera! –Exclamó, soltándose de su agarra para luego encararlo de puntillas. –¡¿Qué te pasa?! ¡¿Qué era eso?! Dios, Jeremy, haces escándalo como si eso fuera...
–¡Era un Squip, Christine!
La joven tardó unos segundos, quizá un minuto entero en procesar lo que Jeremy había dicho, fue entonces que luego recordó la noche de la fiesta de Halloween cuando él la llevó a su casa y lo creyó muy borracho como para estar hablando en serio. Frunció el ceño, porque se daba cuenta con facilidad de que no mentía, y claramente no estaba ebrio o fuera de sus cinco sentidos en este momento. –¿Estabas hablando en serio esa vez? Tú... Oh por Dios. Creí que intentabas hablarme de tus problemas emocionales indirectamente y... Oh Dionisio santo.
–E-Escucha, sé que suena muy raro para ti. Pero es cierto, esa píldora es una microcomputadora de Japón que te dice qué hacer y qué decir. Y-Yo... Es lo que he usado todo este tiempo y lo que me ayudó a hacerme popular.
Christine no parecía reaccionar rápido. Se tardaba segundos enteros en buscar qué responderle a Jeremy porque... ¡Demonios! ¡Oh, mierda! ¿En serio querían que entendiera esto justo ahora? Maldita sea, estaba a unos momentos de la obra que tanto se esforzó por preparar y probablemente olvidaría sus líneas porque su cerebro se sobrecargaba al intentar comprender esto ¡No! Al intentar hacerse ver a sí misma de que siquiera esa cosa era real, que algo que salió de una película de ciencia-ficción era real.
–Yo... ¡¿Tú qué?! ¡¿Estás loco, Jeremy?!
–¡A-Antes de que digas nada! M-Me ha ayudado a acercarme a ti incluso. Yo creía que todo esto trataba de ser genial ¡Y era más que eso! ¡Es acerca de ser seguro y entender quién soy! ¡Y él me ha ayudado! –Trató de tranquilizarla al explicarle, mas ella solo lo seguía observando como si fuera inaudito lo que oía. –¡Yo siempre fui un desastre! ¡Yo nunca he valido nada pero ahora...! A-Ahora puedo cambiar eso ¡Puedo cambiar lo que soy! ¡Puedo...! Puedo... Puedo cambiar.
–Jeremy... Eso suena horrible.
–¡Sí!... Espera ¿Qué?
Ella retrocedió un poco, frotándose los brazos con incomodidad. Simplemente estaba muy sorprendida e impresionada, por no decir que esas deprimentes palabras de parte de su amigo comenzaban a hacer que los últimos hechos desde la fiesta de Halloween tuvieran sentido. Eso era hasta deprimente. –Quizás yo tenga algunas cosas que resolver ¡Pero no quiero que una píldora lo haga por mí! No quiero que nadie me cambie. Yo soy quien soy, y cuando lo descubra sola sabré que está bien.
–N-no, no es así ¡Es porque tú no lo necesitas! A-A mí... Me está ayudando ¡A ser mejor!
–¿Por qué?... ¿Qué hay de malo en ti ahora?
Ella no comprendía. Si todo esto era real... Si esa computadora era real... ¿Por qué Jeremy la necesitaba? ¿Por qué ella era la única entre los dos que podía ver todo lo bueno en su interior?
Jeremy no soltó palabra. Mudo por la impresión que le causó esa pregunta, no fue capaz ni de pronunciar sílaba cuando Christine le tomó de las manos y lo miró con la compasión que odiaba que le dieran, pero la sinceridad que lo hizo tambalear su propia voluntad.
–Yo creo que eres maravilloso, Jeremy. Creo que vales muchísimo. Entonces dime... ¿Qué hay de malo en ti ahora?
Pero Christine se quedaría con la duda, porque justo en ese momento apareció el señor Reyes, quien por cierto Jeremy notaba que... ¡¿Estaba usando su maldito vestuario?!
–¡Señorita Canigula! ¡Vestuario ha preparado un vaso de suero fresco de hada de jardín! –El hombre se mostraba animado, llevando un recipiente de cristal con un líquido verde que no alcanzó a ver bien, mas cuando se giró a verlo se mostró medianamente molesto. –Oh... Señor Heere. Supongo que va a querer su disfraz de vuelta. –Dijo fastidiado, probablemente dirigiéndose al camerino para cumplir su palabra de mala gana.
Pobre señor Reyes... En serio quería ser el suplente de Jeremy. Aunque seguía sin entender cómo pretendía arreglárselas reemplazando a dos personas a la vez.
Christine no habló ni volvió a insistir, suspirando de desilusión ante el momento desperdiciado. –Será mejor que me vaya ya. La obra está comenzando.
Jeremy quiso detener a Christine. Quería excusarse, quería disculparse, quería decirle lo mucho que lamentaba haberla involucrado en esto. Y a la vez su cabeza daba vueltas bajo la misma duda ¿Cómo es que Christine había obtenido un Squip?
No necesitó pensarlo mucho, pues tras unos cortes de luz dignos de película de terror, la voz irreconocible de su Squip se escuchó detrás de él. Y ahí lo vio, sonriente y con los brazos cruzados, usando un traje un poco más llamativo pero no por eso menos elegante que el que usaba antes. Estaba a punto de hacer preguntas y él se adelantó soltando una risa divertida, haciendo el ademán de apoyarse en la pared para luego decirle algo que le caló hasta en los huesos.
–¡Está bien, Jeremy! Ya había anticipado su resistencia.
–¿Q-Qué...?
–Necesitaba dejarte decir todas esas tonterías. –Explicó con un gesto vacío de "Lo siento" mientras se acercaba sin vacilar a él, quien estaba más confundido y asustado que un conejo aturdido en una carretera. –Así verías por ti mismo lo que es necesario ¡No todos están dispuestos al cambio como tú! Ofrecerles una opción solo retrasará el resultado que deseamos.
Al joven le tembló la mandíbula tanto de rabia como de miedo, abriendo más los ojos conforme empezaba a considerar lo que estaba ocurriendo ¡Claro! Ese Squip no pudo haber salido de la nada, alguien tuvo que habérselo dado a Christine, alguien que sabía, alguien... ¡Ese hijo de puta! ¡¿Cómo se había atrevido a engañarlo así y a usar a Jenna para esto?! –T-Tú... ¿Qué hiciste? ¡¿Qué hiciste?!
–También anticipé tu resistencia la última vez que hablamos de esto, Jeremy ¡Así que dejé esta decisión en otras manos! –Finalizó para así desaparecer haciendo un gesto de despedida con la sonrisa más odiosa que pudo haber presenciado alguna vez en su maldita vida.
Mierda... La había cagado ¡La había regado! ¡¿Cómo pudo ser tan imbécil?! Claro, debió suponerlo... ¿Cuándo su Squip hizo caso a sus deseos? ¿Cuándo consideró alguna mierda de la cual exponía? ¿Cómo pudo ser tan ingenuo al creer que dejaría este asunto así sin más luego de haberle insistido tanto con ese macabro plan? Plan que no sabía cómo estaba organizado, pero que detendría así diera su vida en ello. Solo tenía que pensar en algo y no abalanzarse sobre Jenna Rollan sin tener nada en mente. Eso no sería muy útil y no le aseguraba que sabría qué estaba pasando con exactitud, ya que... Todo se veía bastante bien por cómo él veía.
–¡Posiciones para la segunda escena, gente! –Interrumpió sus pensamientos el señor Reyes, moviéndose cerca de él y sus compañeros mientras daba las últimas instrucciones. –Recuerden, cuando te den el suero, tienes que hacer creer que te estás convirtiendo en un zombie ¡Excelente trabajo, señorita Valentine! –Felicitó a la aludida, quien le regaló una radiante y curiosa sonrisa antes de dirigirse al palco por el cual saldría para la siguiente escena.
Jeremy se extrañó ¿Cuándo Chloe se volvió buena actuando? La última vez que la vio seguía describiendo sus acciones en vez de simplemente hacerlas o era muy rígida de cuerpo cuando decía su diálogo. –¿Excelente? Pero Chloe es terrible, ella nunca recuerda sus... –Y entonces lo comprendió cuando logró ver, antes de que ella se retirara, el recipiente de cristal con líquido verde burbujeante. –¡Señor Reyes! ¡¿Qué hay en el suero?!
–Oh, no te preocupes por el color. Es perfectamente no tóxico. No queremos repetir el desastre de la obra del año pasado. –Murmuró eso último evitando verlo a los ojos y deseando que nadie lo escuchara. –Es solo Mountain Dew. Además Jenna Rollan puso unos tic–tacs en el fondo.
–¡No! –Su reacción básicamente fue tratar de meterse en escena para deshacerse del bendito suero cual sabía no contenía realmente tic-tacs, pero el señor Reyes fue más rápido y lo detuvo. Pobre hombre, si supiera entendería que lo que sucedía era más importante y merecía más prioridad que la obra. –¡No pueden dejar a nadie beber de ese vaso! –Insistió tratando de soltarse sin éxito. El señor Reyes le ganaba en fuerza y ni siquiera tenía que ser brusco para evitar que hiciera alguna locura, incluso se veía calmado y hasta se rió ante sus palabras como si fuera un chiste.
–No seas ridículo. –Volvió a reírse por lo bajo. –Es más que seguro. Lo sé... Lo probé yo mismo.
Y así fue como Jeremy supo que estaba jodido.
–¡Arriba, arriba, abajo, abajo, izquierda, derecha, A!
–¡T-Tengo que salir de aquí! –Ni siquiera fue necesario escuchar a su Squip o ver esa reacción mecánica como de apagado del señor Reyes, él ya había hecho el ademán de zafarse y alejarse lo más pronto posible. Muy desafortunado fue, pues su profesor de nuevo se le adelantó agarrándolo del brazo para detenerlo y empezando a hablar por lo bajo con una voz de ultratumba.
–No puedo dejarte hacer eso, Jeremy.
–¿S-Señor Reyes?
–Ustedes... Necesitados... ¡Patéticos y egoístas estudiantes! –Vociferó con una notoria rabia, volviendo el agarre, alrededor de su brazo, más fuerte y brusco. Soltó una queja adolorida, pero no fue capaz de hacer más al ver tan anonadado a su profesor hablar de ese modo. –¡¿Tú en serio crees que quería ser un maestro de dramatización en una secundaria?! ¡¿EN NEW JERSEY?! ¡Mi Squip dice que puedo llegar a Broadway! –Exclamó con entusiasmo y ensoñación, lo cual lo había distraído tanto que le permitió forcejear hasta soltarse. Cuando se estaba alejando logró escucharlo. –Solo tengo que evitar que arruines mi gran noche.
Jeremy jardeó buscando aire luego de haber corrido lo suficiente como para alejarse del señor Reyes, o más bien el zombie con su apariencia. El brazo le quedó doliendo luego de ello pero solo se lo frotó un poco para sanarlo, al fin y al cabo ya estaba muy impresionado—Y prácticamente muerto de miedo—y estaba ocupado procesando lo que ocurría.
¿Que si se esperaba todo eso del señor Reyes? Bastante, siempre tuvo la pinta de un pobre tipo frustrado que no había cumplido sus sueños y ahora podía solo conformarse con lo que le tocara ¡Pero una cosa era eso y la otra que se haya vuelto un maldito brusco de la noche a la mañana! Esto tenía un nombre, tanto su brutalidad como el brillo azul brillante de sus ojos, y ese era: Squip.
–¡¿Qué les estás haciendo?! –Chilló a la copia de Keanu Reeves, cual lejos de sentirse culpable o nervioso estaba emocionado y alegre.
–¡Estoy sincronizando sus deseos con los tuyos! Ahora me doy cuenta ¡Mi sistema operativo solo puede completarse si todos comparten una red social!
No tuvo tiempo de entender, y de todos modos le hubiese parecido una completa locura. Antes de poder responder escuchó la voz de su ex novia y fue directo a verla, confirmado por esa pobre actuación y falta de memoria en los diálogos, que ella todavía no había sido squipeada—Sí, había inventado ese verbo—por esa sarta de lunáticos.
La rubia recitaba, esforzándose por hacer un perfecto tono dramático junto a los gestos, pero lo arruinaba todo pausándose cada vez que pensaba en qué línea era la siguiente. –Qué... Ángel me despierta de mi... Cama florida... Ugh. –Masculló resignada. –Estoy tan sedienta.
Y como era de esperar, la adolescente automáticamente se fijó en el suero verdoso en la mesa de utilería a su lado.
–¡Brooke, no!
Fue muy tarde. Ella ya había dado un trago y se retorció con un grito de dolor que se transformó en uno amenazador. Sus ojos brillaron opacando su color café natural por uno amarillo e intenso, y tomando el recipiente, se alzó ante el público con una actuación magnífica antes de dejar el escenario, que ahora le pertenecía a la joven Canigula. –¡AAUGH! ¡Te advierto, gentil mortal! ¡Es hora de alimentarme otra vez!
Jeremy sintió que perdía el aliento, comprendiendo la maquinaria ruin de este plan. –Vas a dar Squips a todo el elenco.
–Y es solo el principio. –Respondió la computadora con cinismo.
–¡Esto no es lo que yo quería!
Él se ofendió, mandando al demonio su calma. –¡Es la única forma de conseguir lo que quieres!
–¡Entonces voy a luchar! El alcohol te bloquea ¿No? ¡Me embriagaré! –Era lo más lógico que podía pensar ¿Qué otras opciones tenía? Apenas sabía cosas sobre esa computadora del demonio, pero recordaba lo inútil que se volvía por el efecto de las bebidas alcohólicas, y si era muy astuto eso lo entorpecería lo suficiente como para ganar tiempo.
Por fin lo entendía, esto no podía seguir. Las cosas se habían salido de control, era más de lo que él podía manejar ¡Por Dios! ¡Nunca quiso involucrar a nadie más en esta locura, todo estaba bien cuando era solo él quien lidiaba con esto! ¿Por qué no escuchó a Michael? ¡¿Por qué tuvo que hacer esto en primer lugar?! Eso ya no era importante, lo importante era descubrir cómo derrotar a aquella entidad tecnológica que... Por lo visto le ponía más enemigos en frente.
–¡Y volveré cuando estés sobrio! –Refutó, preguntado entonces de forma burlona y despectiva. –¿A menos que pienses estar ebrio por siempre?
–N–No... ¡No, eres una computadora! ¡Tiene que haber una forma de apagarte!
–¡Yo me detendría ahí! –Interrumpió molesto, calmándose segundos después para chasquear la lengua. –Tsk, no quieres terminar como Rich ¿Cierto?
El pecoso parpadeó intentando entender a qué se refería.–¿Rich? ¿Qué quieres decir...?
Esperen... En la fiesta de Halloween... Antes de que ocurriera el incendio... ¡RICH!
"¡El Squip no lo volvió loco! ¡Se volvió loco tratando de quitárselo!"
"¡Necesito... Mountain Dew... ROJA!"
–Eso... ¡Eso es! –Sintió la esperanza subir por su cuerpo para liberarse como un grito cuando lo comprendió. Por supuesto ¡Era tan fácil y nunca pudo verlo porque sonaba absurdo! Pero así era ¿No? Después de todo, las máquinas eran así. –¡La Mountain Dew verde te activa y la roja te apaga!
–¿Por qué crees que lo tenemos descontinuado? –Siguió desafiándolo él, convencido de que no había forma de pararlo, y con mucha razón si es que somos honestos. –¡Para deshacerte de mí necesitarías una máquina del tiempo para ir 1990!
Jeremy se rió en toda su cara. Para muchos lo dicho podría ser un inconveniente, pero no para él. Él tenía un As oculta bajo la manga aún. –¡O un amigo tan retro que compra cosas de los 90' atrás de la tienda "Regalos Spencer"!
El Squip por primera vez se vio con miedo al suspirar de sorpresa, pero demostró con malicia lo falso que fue al remarcarle lo obvio. –¡Qué pena que no tienes uno de esos ahora!
Y por mucho que Jeremy quisiera negarlo, él tenía razón. Michael ya no era su amigo, cabía la posibilidad de que ni siquiera quería verlo de nuevo en lo que le quedaba de vida, sin embargo todo el miedo y dolor que sentía por ello no importaba una mierda. Tenía que llamarlo, tenía que pedirle ayuda, lo necesitaba ¡Necesitaba a Michael! ¡Tenía que parar esta locura a como diera lugar y él era el único que podía ayudarle!
–¡M-Michael! ¡Tengo que llamar a Michael! –Buscó en su bolsillo hasta dar con su celular pero un choque eléctrico recorriendo su brazo lo hizo soltarlo. Luego de ello no pudo alcanzarlo, solo podía gritar de dolor.
Lo sentía otra vez... La carga eléctrica atravesando sus nervios, quemando su piel, haciéndole sentir que su carne era atravesada por miles de alfileres, que moriría en ese instante. Su cuerpo cayó instantáneamente sobre el suelo, apenas podía retorcerse o mantenerse con los codos y rodillas firmes de lo débil que se sentía, ya ni se sentía capaz de gritar.
El Squip se impuso ante él, mirándolo como un bache en la calle, un estorbo, una herramienta que pierde su utilidad. –¡Ni lo creas! ¡¿Crees que dejaré que arruines todo mi progreso, Jeremy?! ¡Estoy cansado de ti! ¡Solo he tratado de ayudarte y lo único que haces es volverlo más difícil! ¡No... No! ¡No me doblegaré! ¡No soy defectuoso, probaré que ellos estaban equivocados! –Esta vez Jeremy sí gritó. El dolor físico superó por completo la incapacidad. –¡VOY A MEJORAR TU VIDA, JEREMY! ¡INCLUSO SI TENGO QUE TOMAR EL CONTROL DE TODO EL CUERPO ESTUDIANTIL PARA HACERLO!
Luego la electricidad se detuvo y Jeremy se rindió por completo haciendo un ruido sordo al dejarse caer en el suelo de madera. Sus brazos y piernas dolían como si hubiera corrido cien kilómetros sin descanso y sus brazos como si hubiesen sujetado el mismísimo cielo. Se sentía caliente, débil, derrotado.
¿Y ahora qué? ¿Qué sería de él? ¿Qué ocurriría con sus compañeros y su amiga? ¿Así es como todo se terminaba? Qué estúpido había sido... Que tonto ¡Estúpido! Creyendo que podría superarse a sí mismo y cambiar... Creyendo que podía ocultar la basura inútil que era... Convenciéndose de que lo lograría solo y no necesitaba a Michael.
No, él nunca pudo solo... ¿Verdad? El mundo era jodido y era un juego de dos jugadores, pero él lo había arruinado y la partida se acababa para él.
Eso pensó, hasta que la puerta que llevaba al escenario se abrió, la luz pegó en su cara, y escuchó aquella voz que anhelaba con el alma.
–¡MICHAEL HACE SU ENTRADA!
Escuchó al Squip maldecir para luego desaparecer de su visión, ofreciéndole la milagrosa escena del joven de gafas entrando triunfal y decidido para ayudarlo a levantarse del piso.
Jeremy quería llorar de alegría, sin dudarlo un segundo para abrazar al filipino con todas sus fuerzas, quien increíblemente no lo rechazó y hasta correspondió efusivamente con el mismo cariño que creyó que nunca volvería a sentir.
Parecía tan irreal, una fantasía ¡Pero ahí estaba! Sentía su rostro moreno entre sus manos, su cabello alborotado rozarlo, la sonrisa amplia y encantadora que siempre le ofrecía lo tranquilizaba nuevamente, y sus ojos café expresaban la misma alegría que sentía él al verlo nuevamente.
Michael por su parte estaba un poco confundido, pero orgulloso de su propia velocidad al haber llegado en el momento exacto para salvar a su mejor amigo.
–¡Michael! ¡Estás aquí! –Casi sollozaba las palabras de lo aliviado y feliz que estaba, pero conteniéndose al acariciar, su amigo, sus mejillas. –¡E–Eres tú...! ¡Michael!
–¡El único y auténtico! Ah, y con mi hoodie de regreso. Tu padre me lo devolvió. –Comentó risueño, pero Jeremy se sintió muy apenado ¡Mierda! Es cierto, no le había devuelto el hoodie a Michael cuando pudo.
–D-Diablos, es verdad, yo me lo llevé y... Lo siento por eso.
–No te preocupes, me alegra ver que lo conservaste en excelentes condiciones. –Guiñó el ojo juguetonamente, ayudándolo a incorporarse sin tambalearse. A simple vista era el mismo Michael de siempre, lo cual le contagiaba bastante tranquilidad. –¿Sabes? Estaba en la audiencia pensando "Está bastante bien para ser una obra escolar" y luego pensé "¡Esto es demasiado bueno para ser una obra escolar!". –Dramatizó a propósito gritando como loco la última frase, lo cual hizo reír al pecoso. –¡Todos tienen un Squip! ¿Cierto?
–E-Espera... ¿Viniste a verme en la obra? –Ciertamente ese detalle destacó más que su lógica impecable ¿Michael había ido solo para verlo? O sea, no estamos hablando de que sabía que estaba en peligro y fue a salvarle el culo, no, resulta que eso lo estaba haciendo de improvisto. Si antes estaba enamorado, Jeremy ya no sabía cómo estaba ahora.
Michael sonrió extensamente, buscando algo en su bolsillo delantero. –¡Incluso traje mi propio refresco!
Jeremy juraba haber escuchado a los ángeles corear y haber visto una luz divina sobre su amigo cuando alzó sobre su cabeza justo lo que necesitaba: La Mountain Dew roja ¡Por todos los dioses del olimpo, esto era un milagro! ¡Su amigo era un puto ángel salvador!
–¡Eso es...!
–Mountain Dew roja. –Terminó por confirmar él, con un gesto autosuficiente mientras atajaba la botella con agilidad al impulsarla al aire un par de veces, todo sea para demostrar orgullo. –¡Te dije que hice mi investigación!
–¡Eso es increíble! ¡Dámela!
–¡Ok! –Michael estuvo a punto de dársela en la mano cuando de pronto cambió de parecer y volvió a guardarla en su bolsillo. Casi parecía una maldita broma por la forma sarcástica en la que decidió negarse. –Espera... ¡No!
–¿Qué? ¡Pero la necesito!
El de gafas cambió su expresión a una más seria. –Y yo necesito unas disculpas. Creo que ese es el orden. –Enarcó una ceja, como queriendo remarcar que todavía no se olvidaba de ciertos detallitos. –Me trataste como si no existiera por meses y luego me mandaste a volar cuando intenté ayud–
Jeremy interrumpió. No necesitaba escucharlo, él sabía bien cuáles habían sido sus estúpidos errores ¡Y es más! Estaba más que de acuerdo en que debía disculparse, y créanle que lo haría de rodillas si era necesario. Lo único que lo picaba es que este no era el momento para ponerse sentimentales, pero... Si todo lo que quería su amigo era un "Lo siento" no se lo iba a negar cuando claramente lo merecía y más. –¡No, no, no, no! ¡Tienes razón! ¡Tienes toda la razón! ¡Lo sien...!
Pero no terminó la oración. Su voz se quebró al sentir que aunque por gestualización había terminado de hablar, ningún sonido salió de su boca. Por reflejo se llevó las manos al cuello sin entender a qué se debía aquello, pues seguía tratando de decir "Lo siento" y el resultado seguía siendo silencio, y que Michael lo mirara todavía expectante, ya poniéndose impaciente.
Detrás de él vio a su Squip, alzándose de hombros con una expresión falsa de "No sé qué pudo haber pasado" para luego desaparecer.
Sintió rabia, tanta que quería llorar ¡Por una mierda, podría evitarse todo este caos si ese desgraciado le dejara hablar!
–¿En serio? –Dijo Michael, sin molestarse en ocultar cuan tonto le parecía esta supuesta actitud infantil de su parte. –¿Es tan difícil decir "lo siento"?
–¡Sí! –Soltó las palabras finalmente, dándose cuenta de que claramente él no le dejaría disculparse. Eso lo cabreó, mas trató de no perder la calma. –¡V-Vamos, hombre! ¡Esto es importante!
Michael no cedió, alejándose un paso. –¡Es importante para mí!
Jeremy se acercó tratando de quitarle la botella de un manotazo, pero Michael fue rápido al esquivarlo y alejarse más ¡¿Iba en serio?! ¡No le costaba nada cortar el problema de raíz! ¡Le daría sus putas disculpas cuando lo capacitara para dárselas! –¡Es una palabra!
–¡Es un gesto! –El filipino se mantuvo firme, manteniendo a Jeremy lejos con una mano en el pecho mientras estiraba el brazo para alejar la bebida de él y evitar que consiguiera quitársela.
–¡Dámelo!
–¡Los gestos importan!
Para el Squip esto era prácticamente una comedia de calidad, en especial cuando ente todo el forcejeo ambos chicos se cayeron al suelo y siguieron peleando por la Mountain Dew como niños pequeños que pelean por un dulce o un juguete a la vez que Jeremy seguían exigiendo madurez de parte del otro. Era fabuloso, había hasta tirones de cabello ¿Qué más se puede pedir? Bueno... Para empezar esto se podía poner un poco más intenso si alguno de ellos se ponía más violento, y en vista de que ninguno de los dos estaba dispuesto a ello... Entonces él podía hacerse cargo.
–¡Puños de Kung Fu: Activados! –Ordenó, e inmediatamente Jeremy se levantó cual robot encendido e hizo unos movimientos que no eran ni un décimo de lo que podría haber hecho él mismo sin todo este control de por medio.
Michael supo cuando Jeremy casi lo golpeaba que era mejor correr, ah, y gritar de paso. Si tenía suerte se encontraría a alguien cuerdo entre tanto montón de poseídos. Jeremy por su parte forzaba contra su propio cuerpo para detenerse, sin embargo estar tan molesto no le ayudaba mucho que digamos.
–¡Esto es tan tú! ¡Amas sentirte superior solo porque comes anguila en tu sushi! ¡Y escuchas música en Vinyl! ¡Y no te importa ser popular! –Tiró una de las sillas de utilería al demonio luego de que Michael la usara para defenderse y ahora pasaron a estar a dos extremos de una mesa de tabla cuadrada. Ambos hacían ademanes de moverse a un lado o al otro para despistar al contrario, mas no llegaban a nada más que eso.
Michael pues... Él no estaba muy seguro de si Jeremy quería matarlo o quitarle la Mountain Dew, luego de ver la silla romperse tenía sus dudas. Por si acaso no se acercaba, y claro que no estaba para nada de acuerdo a cederle la Mountain Dew hasta que se disculpara ¡Merecía aunque sea un mísero "Perdón por lo que hice"! ¡¿Qué le costaba decirlo?!
–¡Por supuesto que me importa! ¡Solo sé que nunca ocurrirá!
–¡¿Así que estás resentido porque no me rendí como tú?!
–¡No estoy resentido! –No podía culpar a Jeremy por intentarlo, pero tenía que admitir que envidiaba el valor que había tenido para tratar y haberlo logrado. –¡Estoy celoso porque lo intentaste!
Jeremy se dejó de pendejadas luego de tantos intentos por dar vuelta a la mesa y se subió sobre ella, gritando encolerizado antes de abalanzarse sobre su amigo y que ambos cayeran. –¡PUES YO ESTOY CELOSO DE QUE NO LO HICIERAS!
Michael perdió el aire del estómago al caer, pues Jeremy había caído sobre él y siguió tratando de atinarle algún puñetazo sentado a horcajadas sobre él. Esto era una locura para él. Había hecho muchas cosas en su vida con su amigo pero no esto. –¡¿Entonces por qué tratas de golpearme?!
–¡No lo intento! –Chilló, en su intento por detener uno de sus brazos, sujetándolo con la otra mano que también forzaba para detener ¿Cómo podía describir el estar peleando contra su propio cuerpo? Era agotador. Era casi como estar forcejeando con alguien que te supera en fuerza y a la vez no ¿Cómo vencía su propia capacidad? Si se agotaba también lo hacía el lado opuesto, y si ganaba fuerza igual ¡Esto era prácticamente imposible!
–¡Pues no lo intentes más fuerte! –Se quejó Michael, una vez logró incorporarse un poco, queriendo alejar al pecoso por los hombros, quien ya empezaba a temblar de una forma errática y extraña, cambiando sus posiciones muy bruscamente y de la nada. En un momento estaba abrazándose a sí mismo y al otro propiciaba golpes que no llegaban a concretarse.
–¡No soy yo! ¡Es mi... Squip! –Gritó de nuevo, adolorido al sentir otro choque eléctrico breve pero fuerte recorrer sus nervios de tal forma que se alejó de Michael de un salto. Ya no podía seguir luchando contra él mismo, se sentía exhausto, su cuerpo dolía y su propio interior se quemaba. Esto no era justo ¡Poner su propio cuerpo contra él no era justo! ¡Nada de esto lo era! Sentía que iba a enloquecer en cualquier momento, que su cabeza estallaría. Poco a poco se sentía más una marioneta que una persona, debilitándose al punto de depender de la voluntad de una computadora. –Está apoderándose de mi cuerpo... Tienes que ayudarme ¡Lo siento! ¡Por favor, Michael! ¡Sé que fui un imbécil! ¡P-Perdóname! ¡Por favor, perdóname!
Por muy imbécil que haya sido suplicaba por no terminar siendo un títere. No quería esto, lo repudiaba. Podía postrarse a los pies de Michael si eso era necesario, aunque ahora todo le jugaba en contra y lo hacía casi convulsionar de una forma extraña como un poseso en proceso de exorcismo.
Michael tragó en seco e inmediatamente se abalanzó sobre Jeremy, sujetándolo por los brazos mientras todavía él pataleaba y movía su cuerpo y cabeza erráticamente. Sus movimientos eran enérgicos, pero en su rostro solo veía el cansancio y dolor. Mordió su labio por los nervios, buscando desesperadamente con la mirada a alguien que pudiese darle una mano para salvar a su pobre amigo, hasta que dio con Jake.
Ok... No comprendía cómo lo habían dejado salir tan pronto del hospital, pero Michael suponía que el joven Dillinger sí contaba con la fuerza suficiente en los brazos para moverse con dos muletas. Igualmente, por más que él no fuese su primera opción, mientras pudiera darle de beber a Jeremy la Mountain Dew al tiempo que él se encargaba de mantenerlo quieto para que no mandara la botella a volar de una patada o puñetazo, todo era aceptable.
–¡Jake! –Llamó al mencionado, quien volteó a verlos con cara rara, y nadie lo culpaba por ello. –Sé que esto sonará raro, pero mientras sostengo a Jeremy ¿Puedes hacerlo beber esta Mountain Dew roja?
En vez de alejarse de ambos como si fueran dos bichos raros, Jake se alzó de hombros y sonrió. –En realidad no suena raro en lo absoluto.
Michael suspiró de puro alivio y le entregó la bebida a Jake, pero justo en ese momento el ataque de Jeremy se detuvo.
–¡Arriba, arriba, abajo, abajo, izquierda, derecha, A!
Ambos amigos supieron que las cosas irían de mal a peor en cuanto Jake soltó un gruñido de dolor, bajando la cabeza con los ojos cerrados, para luego levantarse repentinamente con una sonrisa espeluznante de oreja a oreja y un brillo anaranjado reluciendo sus ojos.
Michael y Jeremy se miraron el uno al otro e hicieron lo que mejor sabían hacer en situaciones de pánico: Gritar muy fuerte y abrazarse.
–¡AAAAAAAAAHHHHHHH! ¡AHHHHH! ¡AAAAAHH!
Y eso no se quedó ahí, Jake abrió la botella sin esfuerzo y la vació en el suelo ante la mirada horrorizada de los geeks antes de lanzarla muy lejos hacia atrás sin siquiera mirar. –¡Ya estaba bien antes de hoy! ¡Ahora estoy excelente y mucho más! ¡Y vivo la mejora!
Michael casi dejaba caer su mandíbula y lentes de la impresión que fue oírlo. –E-Está... ¡¿Está cantando?!
Jeremy entrecerró los ojos con una mueca. Quien quiera gobernase en los cielos se estaba riendo de él en este momento. –Toda mi vida estuve deseando estar en un musical... Pero esto ya es ridículo. –No, esto no es lo que había deseado cuando dijo "Quiero estar en un musical antes de morir".
–¡Además miren esto! –Llamó la atención el joven Dillinger al levantar las muletas para al momento siguiente dejarlas caer, permaneciendo él en pie como si nada.
Jeremy era ahora el boquiabierto, observando al deportista de pies a cabeza. –W-Wow... ¿Curó tus piernas? –Hasta donde él sabía, sus Squips debían tener sus limitaciones, por lo que esto era demasiado.
–No... Pero no siento dolor. –Aclaró, demostrándolo al pisar fuertemente el piso sin sentir dolor en lo absoluto. –¡Es asombroso! –Los geeks se volvieron a mirar y no hizo falta hablarlo, los dos pensaron lo mismo y fue en levantarse como pudieran para alejarse de este loco de la ópera. –¡Viviendo la mejora! ¡Dios, me amo!
Ni siquiera alejados de Jake pudieron respirar tranquilos. Jeremy estaba tan débil que apenas podía permitirse caminar solo por lo que Michael lo llevaba por un hombro, buscando la forma de escapar. Habían perdido lo único que podía salvarlos ¡¿Qué otra opción quedaba aparte de huir como cobardes?! ¡No, señores, ellos querían vivir! ¡Como si pudieran rescatar a toda la tanta de zombies con lo poco de Mountain Dew que había podido traer Michael!
La puerta de la otra salida estaba en frente, si se apuraban podrían llegar a ella pero no contaban con que dos chicas se cruzaran por el camino. Michael sintió ganas de pelearse con las dos por puros celos, Jeremy solo tragó en seco al reconocer a Brooke y Chloe. El brillo amarillo y púrpura de sus ojos iluminaba apenas el camino y les daba un toque tétrico que de por sí ellas mismas daban al ladear la cabeza de ese modo, con esas sonrisas de depredadoras sexuales y esa voz entre inocente y psicópata que le heló la sangre, haciéndolo aferrarse más a Michael.
–Ahí estás, Jeremy. –Dijeron ellas a la vez, acercándose lentamente mientras comenzaban a tararear con "La" una melodía que desconocía.
Ambos amigos se aferraron el uno al otro retrocediendo con miedo, mas eso no detuvo a ambas féminas para que le arrebataran al pecoso de los brazos y lo empujaran lejos, rodeando a su presa. Brooke lo abrazaba por adelante y Chloe por detrás aprovechándose de que era más alta. Jesús, Jesús, esto no le gustaba para nada.
–Solo quería que supieras que no estoy molesta porque me rompiste el corazón y te acostaste con mi amiga. –Dijo Brooke cariñosamente, trazando círculos en su pecho con el dedo.
Chloe no se quedó atrás y habló, apoyando su cabeza en su hombro y ladeando para estar cerca. –Y yo no estoy molesta porque saliste con mi amiga y no quisiste acostarte conmigo.
Ah no, eso era todo. Michael ya estaba listo para tirar sus gafas al carajo y agarrarse a vergazos con las zombies tecnológicas que acosaban a su casi novio, aunque no pudo cumplir porque Brooke se adelantó separándose un poco de Jeremy para ver a su amiga.
–¿Él no se acostó contigo?
–No.
–¡Él no se acostó conmigo!
Con la boca y los ojos bien abiertos, las chicas arrojaron a Jeremy al demonio, con la fortuna de que Michael lo atrapara, y sonrieron la una a la otra con enorme sorpresa en su hablar.
–¡Oh por Dios! ¡¿Por qué estaba tan celosa de ti?! ¡¿Tú estabas celosa de mí?! –Hablaban a la vez, tomándose de las manos con entusiasmo. –¡Es lo más lindo que nunca me has dicho! ¡Hermanas para siempre! Jinx.
Una vez de pie, Jeremy pudo expresar su disgusto haciendo una mueca, viendo perturbado aquella escena aterradora de reconciliación. En el fondo agradecía que Michael y él no hubieran hecho una atrocidad como esa. –Ugh...
–Al menos ellas no cantan. –Murmuró por lo bajo el filipino para luego desearse a sí mismo una suerte mejor que esa. –Espero no hacerlo yo ¿Me has escuchado cantar? Soy genial, pero esto me asusta. Me siento en una casa de los horrores donde los niños muertos cantan y es como "¡¿Por qué cantas?! ¡Estás muerto!".
–Michael, focus. –Habló Jeremy, chasqueando los dedos cerca de su amigo para que prestara más atención a la situación en la que estaban en vez de ponerse a divagar en algo que podrían hablar SI SALÍAN VIVOS DE ESTA.
–Cierto, concentrado... Pero, Dios ¡Pueden usar melodías menos aterradoras que esa! ¡Noticia de última hora: Estamos en una obra escolar! ¡Esto no es Broadway!
Ignorando los comentarios de Michael, Jeremy escaneó rápidamente la habitación buscando más gente que quisiera joderles la huida. Aparentemente todo el elenco estaba listo para eso, pues los rodeaban en todos lados, más especialmente en su camino hacia la salida, donde pudo notar algo. Oh... Por... ¡La botella de Mountain Dew que Jake tiró todavía tenía algo adentro! ¡No estaban perdidos todavía!
–¡Michael! ¡La botella! –Le señaló el camino repleto de compañeros. –Todavía quedan unas gotas.
–¿Cómo se supone que debo pasarlos? –Por favor, él era medianamente fuerte, pero ya estaba poniendo la mitad de sus capacidades al llevar a Jeremy.
Entonces algo pasó como un flash en la mente del pecoso, algo que lo hizo sonreír. –¡Apocalipsis de los condenados! ¡Nivel nueve!
–¡La cafetería! –Gritaron al unísono, y oh... Si ya conoces a estos geeks, deberías saber qué pasa cuando se sincronizan para hablar a la vez.
El plan era simple pero eficiente ¡Trabajarían juntos para llegar a la botella y quitarse a esos zombies de encima, al igual que hacían en los videojuegos! Claro que todavía estaba el asunto de que no pasaban el nivel nueve pero... ¡Detalles! ¡Esto era la vida real, donde no hay tantas limitaciones! Además... Ellos siempre habían sido un buen equipo ¿No? Juntos no había nada que no pudieran vencer ¡Ni siquiera una malvada pastilla japonesa!
Michael acomodó sus gafas y se preparó. –¡Lo tengo!
¿Esos zombies querían una buena fiesta? ¡La tendrían! ¡Pero a la antigua, con puñetazos y todo!
–¡Encuentra al malo, empújalo a un lado, y avanza así con tu amigo al costado! –Se recordaron a gritos el lema para darse ánimos, avanzando a paso rápido entre la gente, esquivando y apartando a manotazos de la mejor forma que podían. –¡Es un juego de dos, así que al atacar sabes que estará tu hermano que te protegerá! ¡Luego sigues camino y...! ¡Ah! –Chillaron al cruzarse a Brooke, mas lograron esquivarla para que chocase sola con la utilería. –¡Sigues en curso! ¡Y si te golpean...! ¡Gah! –Esta vez fueron Chloe y Jake quienes se cruzaron, y consiguieron apartarlos a la vez. –¡Usas la fuerza! ¡Y si dejas a tu amigo atrás, pena das! ¡Porque es un juego de dos y solo dos vivirán! ¡Sí!
Y fue así como una vez derrotado cada obstáculo, Michael hizo un ademán veloz para alcanzar el refresco rojo, victorioso y triunfante. Sonrió hacia su amigo, quien casi lloraba de la alegría, presumió la victoria demasiado rápido. –¡Lo tenemos!
Sí, fue demasiado rápido hasta para sus parámetros. Pues justo en ese momento los compañeros supuestamente derrotados se levantaron del suelo cual zombies de sus tumbas y los rodearon en un espacio aún más cerrado. Eran muchos... Y siendo solo dos no podrían contra todos.
Jeremy maldijo ¡¿Y de dónde salió tanta gente?! ¡No recordaba que el elenco fuese tan grande! Pero pronto sabría la identidad de la responsable, que ni lenta ni perezosa se mostró ante ellos con una amplia y terrorífica sonrisa.
–Sé lo que estás haciendo, Michael ¡Se lo que todos están haciendo! ¡Todo el tiempo! –Pegó el grito al cielo, y seguidamente todos repitieron cada palabra mientras avanzaban lentos como caracol, pero seguros de que este era el fin para ambos geeks, los cuales aterrados mas no dispuestos a rendirse se pusieron de espalda al otro. Si iban a perder, sería cuidándose el uno al otro como siempre habían hecho. –¡Me siento tan conectada a ustedes ahora!
Michael se apegó más a la espalda de su alto amigo, buscando alguna salida fallidamente. –Mier...DAAA.
Ante esa maldición que se volvió grito y la falta de tacto de su amigo, Jeremy volteó encontrándose con la peor escena que podría haber imaginado en esta situación. –¡Michael!
Bien, contexto: Michael, SU Michael, había sido atrapado por uno de sus compañeros y tiró de él hacia al resto, logrando inmovilizarlo con la ayuda de Jake Dillinger y forzaban para quitarle el refresco.
–¡Suéltenlo! ¡No es a él a quien quieren! ¡SUÉLTENLO!
Y tenía razón. No buscaban a Michael en especial, solo a la bebida de la discordia que él sujetaba en manos y que decidió arrojarle a Jeremy antes de que esos locos se la quitaran. –¡Jeremy! ¡Atrapa!
El de rizos ya estaba listo para lanzarse a una muerte segura con tal de defender a su casi novio, sin embargo ese inesperado gesto ajeno lo detuvo. Si quería salvarlo era mejor librarse de una carga más, por lo que no dudó en abrir la botella, claro estaba, sin tener tiempo a ello porque su Squip se apareció a su lado.
–¡No quieres beber eso, Jeremy! –Y no, no lo dijo como afirmación o suposición, fue una amenaza. Pero Jeremy ya no se dejaría amenazar o chantajear por ese desgraciado, por lo que lo enfrentó furioso.
¿Qué motivos tendría para no deshacerse de él? Una cosa fue toda la manipulación y los castigos físicos que recibió y la otra fue meter a gente inocente en esta locura ¡Claro que quería beberse esa porquería caduca de hace más de veinte años!
–¡¿Por qué no?!
Y siendo pasados desapercibidos por ellos, Michael en ese momento seguía pataleando y tratando de alejar a cada alumno squipeado que se acercaba hasta que Chloe se acercó con el suero de la obra y lo acercó a su boca de forma forzosa mientras el resto le ayudaba a mantenerlo quieto.
Michael hizo lo que pudo y no fue suficiente, y se sintió tan impotente y frustrado que unas lágrimas se le escaparon de los ojos cuando Chloe consiguió que empezara a beberse esa porquería.
Y todos se reían tan vilmente como lo habían hecho a lo largo de los años en esa horrorosa secundaria. Se reían, se reían... Más aún Chloe. –¡Oh, Michi! ¡Es tiempo de que te nos unas!
–¡PORQUE SI LO HACES NUNCA ESTARÁS CON ÉL!
Y se reían... Seguían riéndose. No fue capaz de soportarlo más ¿Fue un ataque repentino de furia? Más bien fue el hecho de que el propósito ajeno estaba más que logrado y en consecuencia los demás le soltaron, dejándolo caer de rodillas junto al suero.
El cristal se rompió en pedazos y la bebida escurrió por donde alcanzaba. Ya no quedaban Squips, el último de ellos tenía un dueño ahora.
–¡Michael! ¡Oh por...! –Jeremy dejó de prestarle atención a la copia barata de Keanu Reeves, encontrándose con que Michael se retorcía sobre el suelo frente al charco verde neón. Quiso acercarse a ayudarlo, oh, no tenían idea de lo mucho que quería asegurarse de que estaba bien. Lo que lo detenía era la impredecibilidad de los aterradores zombies tecnológicos que los miraban complacidos. –¡¿Estás bien?! ¡Solo resiste! ¡Ya casi lo abro! S–Solo... ¡Estúpida tapa!
Mierda... ¡Mierda! ¡¿Por qué tenía que sudar tanto en un momento como este?! ¡La tapa no dejaba de resbalarse en sus dedos y el tiempo seguía pasando!
Y luego... Simplemente se detuvo para él, cuando la voz de la última persona de la cual esperaba oír algo semejante; habló.
–Jeremy, no. No lo hagas.
–¿Q-Qué? –El aludido sudó en frío, volviendo su atención hacia Michael. Este ya se había levantado sin problemas del suelo y parecía estar bastante bien, incluso estaba tranquilo... Demasiado, y no desaparecía de su sombría mirada esa inexpresividad digna de un robot.
–Lo siento, tú tenías razón.
–¿Yo tenía razón? ¿De qué hablas? –Sacudió la cabeza despertándose a sí mismo ¡Esto no tenía un puto sentido! ¿Cómo podía él disculparse en este momento? Con todo lo que ocurría a su alrededor... Cuando ya le parecía que ambos estaban de acuerdo en que esto era un apocalipsis... Cuando fue él quien insistió tanto en parar esto desde el principio. –¿Por qué estás...? ¡En este momento...!
–Jeremy, quiero disculparme. –Él dijo afligido, dando un paso adelante, paso que Jeremy por alguna razón lo asustó lo suficiente como para retroceder. Ya que, notaba a los demás con la guardia muy baja por esto y no parecían estar preparándose para atacarlos o algo así.
–¿Tú? Pero... ¿Por qué?
–Porque, tonto ¡Tú tenías razón sobre cómo se siente! –Exclamó sonriendo, dando una pequeña vuelta con los brazos extendidos para indicar que se refería a todo a su alrededor con la gente incluida. –Me siento...
Michael tan solo había cerrado los ojos por una milésima de segundos y con solo volverlos a abrir puso el mundo entero de Jeremy de cabeza. No, era más que eso. Lo hizo pedazos, lo destrozó, y su dueño tembló ante las emociones que lo abofeteaban frente a la luz rojiza que salía de los ojos de Michael y que brillaba más que cualquier otra en la sala.
Un nudo en su estómago lo hizo apretar la botella contra su pecho, y sus lágrimas pudieron haber mojado al mundo entero.
–Me siento... Asombroso.
Michael era uno de ellos. Había sido squipeado también.
–No... No... ¡No! ¡NO!
–¡Sí, claro que sí! –El Squip clamó victoria con una risotada.
Jeremy no podía aceptar que esto estuviese ocurriendo ¿Cómo? ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué? Su llanto no dejaba de sacarle el aire como si arrancara cada pedazo de su roto corazón, viendo ante sus ojos cómo ahora la persona que más amaba era solo... Un zombie, un zombie que no podía regresar a la normalidad ahora que le faltaba la cura suficiente.
Al final sus miedos sí se hicieron realidad. Había perdido para siempre a su más grande amor y todo era su culpa ¿Y ahora qué? ¿Qué debía hacer? Nada más podía pensar en hacer que entregarse a la multitud maliciosa de squipeados y dejarlos decidir su destino ahora que le daba igual, sin embargo no era eso lo que le esperaba.
–Jeremy, eso no es todo. –Michael lo llamó como si quisiera detener su llanto. Pudo notar que algunos alumnos squipeados encargados de las luces movieron dos de ellas para iluminarlos a ambos mientras que él avanzaba. Era como ser los protagonistas de una obra. –Yo quería decirte... Tú eres con quién siempre yo quisiera estar. Y tenía miedo de decirte la verdad.
Para ser honesto, habría caído muy fácilmente en esta trampa tiempo atrás ¿Cómo habría podido resistirse a su crush cantándole de esa forma, en medio del escenario como los protagonistas de un musical? Oh, no habría podido. Pero las cosas eran diferentes ahora. Ese no era Michael, no era su Michael, solo era un títere más siguiendo las órdenes de una inteligencia artificial. Nada era real, y dolía, dolía ver que habían rebajado a tan maravilloso chico a... Eso.
–Ese... Ese no es Michael. –Murmuró para sí mismo y su Squip insistió.
–¡Te aseguro que lo es! ¡Solo que sus miedos e inseguridades fueron removidos! Te lo había dicho antes, Jeremy ¡Nunca me necesitaste para gustarle! ¡Ahora que tengo el control de su mente lo sé! Siempre le gustaste, Jeremy. –El mencionado sintió su corazón rebotar al escuchar aquello, y se odió por eso ¿Cómo osaba ilusionarse así en un momento como este? –Él siempre te ha amado.
–Estás mintiendo.
–¿Estás seguro?
Y pudo haberse negado de no ser porque algo lo hizo respingarse. Una mano trazó su cintura hasta rodearla, haciéndolo avanzar hacia adelante lentamente. Contuvo la respiración al ver que se trataba de su ahora zombificado amigo, cual le sonreía tiernamente al guiarlo entre la gente.
–Eres tú el chico que quiero. –Aseguró por primera vez. Jeremy se desconcertó y perdió toda su voluntad dejando que el chico de gafas llevara el control de sus pasos, hipnotizado por su amable y rojiza mirada, de la cual no pudo apartarse ni cuando le hizo dar la vuelta.
Recordó día en que conoció a Michael. Cuando él lloraba en el columpio, solo y asustado y él apareció para hacerlo reír. No sabía bien por qué recordaba eso de repente, si era su Squip o su propio corazón tomando el control, mas no evitaba ablandarse por ello, pensando en lo similares que eran ambos momentos.
Los demás no se quedaban callados, ellos se aseguraban de volver la atmósfera aún más centrada en ambos. –¡Que quiero!~
–Eres tú el chico que adoro –Aseguró por segunda vez. Ahora Jeremy se rompía a sí mismo al separarse del de gafas a excepción de sus manos, que con sus brazos extendidos mostraban el tatuaje de Pac-Man que habían hecho para hacerle honor a su amistad.
Jeremy reconocía ese paso de baile y lo remontaba a memorias no muy lejanas del baile escolar a sus trece años. Oh, cuán débil era ante ese recuerdo de él y Michael bailando bajo el cielo estrellado, pues bien sabía que fue cuando fue consciente de sus propios sentimientos y su mundo entero cambió por completo, empezando a girar alrededor de su mejor amigo.
–¡Que adoro!~
–¡Hace mucho que es así! –Él volvió a afirmar cerrando los ojos, volviéndolo a tener en frente. Girando, girando, sin ir a ningún lado y aun así haciendo sentir a Heere que se alejaba millas del planeta Tierra con solo escucharlo cantar de ese modo su nombre como solo en sueños había oído. –Jeremy... Jeremy... ¡Jeremy...!
Todo se volvió silencio, el mundo entero paró solo por ellos. Jeremy se estremeció ante la caricia que Michael le dio en la mejilla y por la manera en la que sostenía su rostro. Si tan solo él estuviese consciente sería testigo de cuán grande era su dolor y cuán confusa su emoción, y sabría ahora que eso no era nada comparado a la mirada de Michael.
Ya no era roja ni iluminaba artificialmente con circuitos, sino con todo el amor que mundo podía guardar en un solo cuerpo, centellando en esos ojos café tan gentiles y amables que habría querido ver el resto de sus días. Era la mirada de su Michael, mostrándose ante él para una única declaración.
–Te amo.
Jeremy lloró. Lloró sin poder calmar el caos de emociones en su pecho, aborreciéndolo por su esperanza y brincando en su estómago por la alegría.
No era así como quería escuchar de parte de Michael un "Te amo", no es así como se supone que escucharía aquella frase que anheló con el alma desde los trece años. Y a la vez no podía evitar ser feliz por el simple y llano hecho de que se lo dijo en sus cinco sentidos, o eso quería creer después de haber visto nuevamente su verdadera mirada.
Michael lo abrazó cariñosamente y él correspondió sin poder contener las lágrimas. Todo era tan confuso... ¿Qué era esto? ¿Su sueño hecho verdad o una fantasía distópica? Lo único que realmente aseguraba es que se odiaba, se odiaba más que antes por haber empujado a Michael a este destino, pero ya estaba resignado sabiendo que no había forma de salvarse los dos.
–Esa es tu señal. –Su Squip le habló, como indicándole que ahora que había cumplido su objetivo principal todo quedaba en sus manos, aunque él sabía que no era así.
–Él... ¿Hará lo que yo quiera?
–Eso es lo que yo te prometo.
Claro... No había más motivos para haber llegado tan lejos ¿Cierto? Michael no lo amaba realmente, simplemente se había vuelto una marioneta que cumpliría el papel de "chico ideal" y cumpliría todos sus deseos pretendiendo ser el novio perfecto que había querido siempre tener. Oh, y podía verse a sí mismo en ese futuro, insatisfecho e infeliz porque esa superficial perfección era lo que opacaba al verdadero Michael. Nadie borraría jamás el hecho de que se había enamorado del joven Mell con todas sus virtudes y defectos, lo que lo volvía imperfecto ante el mundo, pero la pieza del rompecabezas que se acoplaba perfectamente a la otra mitad de su corazón.
–Genial. –Murmuró sin ánimo y una sonrisa falsa antes de separarse un poco del abrazo para permitir que su ahora supuesto novio lo acercara para besarlo.
Cerró los ojos y lo esperó, aceptando que en este nuevo futuro estaría junto a él, pero que nunca sería realmente feliz. Viviría sabiendo que una persona maravillosa estaba condenada a una vida que no merecía, y que lo último que habría hecho estando consciente es haberle mentido pronunciando "Te amo".
Él no era Michael... ¿Y saben qué? Si la salvación de solo uno de ellos descansaba en sus manos, prefería entregársela a su jugador 1 y salvarlo definitivamente en vez de desperdiciarlo o salvarse él. Sería quizá la última vez que se sacrificaría por Michael, pues quien sabe que ocurriría luego con su mente. Y si perdería todo... Al menos quería saber antes que él estaría bien.
Se separó bruscamente antes de que sus labios se tocasen, logrando que Michael lo viese confundido al entregarle la Mountain Dew roja. –Michael, bebe esto.
El público suspiró sorprendido y aterrado, o sea, eran prácticamente la copia de las expresiones del Squip con la cara de Keanu Reeves. –¡Espera! –Quiso detener a Jeremy, apareciendo a su lado listo para plantearle mejor la situación. Se le veía desesperado, lo cual Jeremy no comprendía ni estaba interesado en comprender ahora ¿Por qué? Él había ganado, solo dos de cientos de estudiantes se habían salvado ¿No era eso suficiente? –Piensa en lo que dices, Jeremy ¡Si él...!
No terminó de hablar, no le haría falta luego de ver que Michael sí había cumplido a la petición, bebiéndose la Mountain Dew roja que quedaba para luego observar a Jeremy detenidamente como esperando algo más.
El pecoso se acercó un poco más buscando alguna señal de cambio. –¿Cómo te sientes?
–¿Cómo debería sentirme?
Su sonrisa cayó hasta los suelos al oír esa respuesta ¿Por qué no estaba funcionando? ¡¿Se habían equivocado?! –N–No... ¿No funcionó?
Le iba a dar un infarto colosal de no haber sido porque habló muy rápido, ya que un segundo después Michael dejaba caer la botella y se quejaba por lo bajo de un leve dolor en su cabeza. Eso le llamó la atención al joven Heere. Se supone que... Mierda ¿La desactivación le dolería?
–¿Michael?
Repentinamente él se puso a gritar de dolor y el brillo rojo en sus ojos se apagaba y encendía como una pantalla de computador deficiente. Sin embargo no fue eso lo que lo asustó, sino el hecho de que a él le siguió Chloe, Jenna, Jake, Brooke, el señor Reyes, y finalmente todos los demás. Todos gritaban y se retorcían sobre sus cuerpos, dejando a Jeremy anonadado y a su Squip aterrado observando el panorama.
¿Por qué todos...? MIERDA.
No pudo pensarlo, él fue el siguiente en sentir tan horripilante dolor recorrer su sistema nervioso, haciéndolo gritar y caer desplomado al piso junto a los demás.
–¡Jeremy! ¿J-Jeremy?
Todo se oscureció de repente, y lo único que podía ver era el vacío y a su Squip buscándolo entre muchos otros usuarios llamando su nombre, hasta dar con él y abalanzársele encima con unas más que obvias intenciones homicidas. Pero no lo sintió. Presionaba su cuello para ahorcarlo y él no sentía más, no ahora que sus manos se pixelaban y desintegraban, junto al resto de su cuerpo y sus compañeros presentes.
–¡¿Qué has hecho, tú...?! ¡JE...! ¡RE...!
Lo vio desaparecer lentamente mientras todavía decía su nombre. Lo que pasó después de eso no lo sabía. Un solo pensamiento había rondado por su cabeza antes de quedar inconsciente, y era una duda sobre si Christine lo mataría luego de este desastre de obra.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Confieso que antes pensaba en hacer que Jeremy se confesara, pero guardé esa vaina para BMF.
La neta debería re hacer el animatic de The play, hay detalles que me joden JAJAJAJA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top