💊The first big mistake👓

Christine Canigula se consideraba una persona que tomaba buenas decisiones en su día a día, solo que esta vez ya no estaba segura de haberlo hecho.

Le resultaba extraño equivocarse, incluso si era para elegir una nueva mermelada que probar para sus tostadas o las líneas de su libreto, no por cuestión de análisis detallado en pros y contras, sino una simple suerte eterna al decidir, así que grande fue su sorpresa cuando en la tarde del sábado regresó insatisfecha de su salida con Jake Dillinger, preguntándose si fue una buena idea aceptar volver a salir con él en un momento de pánico.

Estaba decepcionada, pero no es porque la haya pasado terriblemente mal. Jake se había comportado, le había presentado a sus amigos de manera más formal, nadie la hizo caer de la silla o le tiró accidentalmente su batido en la ropa, o le hizo un comentario grosero, simplemente el encanto que había sentido con Jake se esfumó después de diez minutos de conversación.

¿Cómo haber predicho que así sucedería? El chico era gracioso, al menos al inicio, y vaya que si era lindo, lo era lo suficiente como para mirarlo un largo rato y dejarla bobotizada cuando se acercó a hablarle ¿Pero y luego qué? No sentía ninguna química entre los dos, él ni siquiera entendía de lo que hablaba cuando era sobre sus intereses y solo se limitaba a asentir como para hacerle ver que la estaba oyendo, aunque no escuchando. Cambio de tema, Jenna volvía a hablarles sobre sus nuevos chismes y Chloe hablaba mal de Madeline, ella trataba de hablar sobre la obra ¡Cambio de tema! Luego se distraía viendo una mariposa.

Acomodó una peineta verde en su cabello, cepillándolo un par de veces más mientras dejaba sonar "When he sees me" desde su celular y se contoneaba con la melodía rápida, tarareando y siguiendo la letra de Dawn de vez en cuando.

Se supone que después de la cita de ayer, se encontraría con Jake al día siguiente en el centro comercial. Los domingos era raro ver a mucha gente ahí, lo cual no le molestaba, pero le parecía curioso y a la vez un poco obvio, pues aunque Jake mencionó que irían en grupo como la última vez, suponía que esperaría el momento adecuado para estar solos.

Tal vez sí se había equivocado cuando eligió sentarse con Jake en la clase de teatro en lugar de haberse quedado junto a Jeremy. Él era muy dulce y hablar con él no resultaba pesado luego de un rato, incluso debía admitir que se había entusiasmado un poco cuando lo vio entrar al salón. Se hizo la tonta cuando él le habló, pero la verdad es que sí se acordaba perfectamente del niño al cual le destrozaron sus apuntes en segundo año, solo que no lo admitió porque... No sé ¿No parecería extraño que se acordara de eso después de tanto tiempo?

Su TDAH la atacaba seguido cuando niña y se distraía fácilmente cuando los maestros hablaban hasta que aprendió a controlar mejor su enfoque ¿Memorizar clases enteras? Ni hablar. Por cosas así es que le resultaba espectacular recordar a la perfección a Jeremy Heere y su encuentro singular con él en los pasillos. Sin embargo eso era un logro personal que se guardaba para ella misma.

Tenía que admitir que estaba sorprendida de que Jeremy no se asustara con ella actuando tan hiperactiva, mérito de su TDAH como de costumbre. A veces se perdía tanto en su emoción que ignoraba su propio comportamiento, y terminaba arrepintiéndose momentos después, preguntándose si no habría quedado como una chica rara, porque era eso lo que la mayoría de personas pensaban al verla actuar así, que era rara. Pero la gente a veces prefería a la Christine alegre que a la verdadera Christine que no sabe qué decir y está callada la mayoría del tiempo, sumida en sus propios pensamientos y problemas diarios.

Jeremy y ella apenas se conocían, eso le hizo más fácil abrirse superficialmente con él, pues sabía que no la juzgaría.

El psicólogo al cual asistía desde niña, y guardaba mucho cariño, la ayudaba mucho cuando de autoestima se trataba. Él fue quien en primer lugar le aconsejó buscar alguna actividad para que pudiese socializar y abrirse ante otros, así fue como terminó amando el teatro, su única salida de la realidad donde podía fingir ser otra persona.

Christine no podía decir que se odiaba a sí misma o se consideraba la peor escoria que ha pisado la tierra, simplemente a veces necesitaba hablar con alguien profesional sobre algunas cosas, como la inseguridad escondida de no agradarle a otros por su condición. Era algo bastante tonto, pues sus padres le recordaban para levantarle los ánimos que no le puedes caer bien a todos y no todos pueden caerte bien, pero Christine siempre desafiaba lo imposible si se lo proponía.

Nunca la habían tratado mal ni le habían lanzado burlas. Nunca tuvo el desagrado de encontrar una nota en su cuaderno que dijera "Fenómeno", jamás la tacharon de insoportable, pero no evitaba pensar que alguno que otro pudo haber mentido y solo la estaba insultando a su espalda, fingiendo amabilidad para quedar bien ante los otros. Eso la mantenía intranquila si lo pensaba demasiado.

Exactamente por eso es que no se había resistido a una segunda cita con Jake. No quería dejarlo con un mal sabor de boca o darle la impresión de que era arrogante, es solo que era difícil tratar de explicarle a alguien que apenas conoces que tu atención a los hombres no está aumentando por día, y por el contrario disminuye.

Sí, así es, Christine estaba teniendo la ligera sospecha de que era lesbiana. No podía afirmar si era así, pero cada vez que consideraba lindo a un chico terminaba por cambiar de parecer al segundo, mientras que había conocido muchas chicas a lo largo de su vida que seguían provocándole un encanto inexplicable ¿Podría ser? No quería preocuparse por reflexionarlo, o sea, lesbiana o no seguiría siendo Christine Canigula, y su familia la seguiría amando y apoyando ¿Pero qué persona no quiere conocerse mejor cuando tiene tantas dudas?

Tal vez solo debería conocer mejor a Jake.

Suspiró mirando su teléfono. Jake le había enviado el último mensaje la noche anterior, con la hora de reunión y el lugar. Sonrió pasando de mensaje por mensaje en cantidades ridículas de emojis. Quizá Jake no era su tipo al final, pero le resultaba tierno de cierto modo que fuese un poco tonto, como un hermano menor.

Puede funcionar...

Solo tenía que esforzarse un poco más.

. . .

–Y recuerden mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, no quiero que ninguno de los dos vuelva a casa con un brazo roto.

–Mamá...

–¡Y no hablen con extraños!

–¡Mamá, iremos en el auto, no tienes que ponernos tantas advertencias!

Jeremy ahogó una risa en su vaso de jugo de naranja, observando divertidamente a la señora Lisa Mell sermoneando a su mejor amigo mientras que Tania se levantaba risueñamente para juntar la mesa, dejando que su esposa avergonzara a su hijo. En fin, una escena habitual en la casa de los Mell.

–¡Eso es peor! El auto es peligroso si no sabes cómo manejarlo, recuerda eso, Michi querido. Odiaría que les pasara algo a ti y a Jerry.

Jeremy tuvo que cubrirse la boca para no escupir el jugo de la risa que le estaba dando toda la situación, y Michael... Él ya estaba ocupado concentrándose en no ponerse más rojo de lo que por sí ya estaba por culpa de los penosos apodos que su madre les ponía a ambos, y que aún no entendía cómo podían agradarle a su amigo.

–¡MAMÁ! ¡No me digas así! ¡Y tampoco puedes decirle Jerry a Jeremy!

–De hecho a mí no me molesta. –Anunció alzándose de brazos solo para recibir una mirada asesina de Michael, y una leve pellizcada de mejillas de parte de Lisa, a quien notaba muy feliz por esa respuesta.

–¿Lo ves? ¡Jeremy se deja mimar mucho más que tú, Michi! –Bien, Jeremy no podía negarle a la señora que eso era verdad. Realmente adoraba cuando las madres de Michael lo trataban así.

–¡MAMÁ, POR DIOS!

El de pecas dejó a madre e hijo seguir debatiendo sobre lo innecesario que era hacerle tantos recordatorios de seguridad si solo saldría con Jeremy un rato al centro comercial, hablaron sobre si era una excusa tener dieciséis y qué tan válido era el permiso para conducir, etc. Aunque más que debatir solo era Michael dando alaridos frustrados y Lisa sermoneando sin prestar atención a ellos.

Jeremy no se molestó en entrometerse. Sabía que se las arreglarían, siempre lo hacían, y mientras estaban en ello, él ayudaría a la otra madre de Michael.

–Uh... ¿Te ayudo con la mesa, Tania? –Se ofreció a la mujer que estaba ocupada llevando algunos platos al fregadero. Tania era rubia y de cabello atado en una coleta, hermosos ojos verdes y tenía una contextura gordita ideal para volverla una maravillosa abrazadora. Su esposa por otro lado era más delgada y alta, de piel morena, cabello rizado y azabache, ojos café... Cualquiera que las viese a ambas aseguraría que Michael era hijo biológico de ambas de alguna forma sobrenatural, y no adoptado como en realidad era. Eso era un detalle bastante curioso para Jeremy, y ya lo había comentado un par de veces, siempre obteniendo risas divertidas y misteriosas de parte de ambas.

Tania sonrió cariñosamente hacia Jeremy al tiempo que abría el grifo del agua y comenzaba a lavar lo que ya había traído. –Gracias, Jeremy querido. Se lo pediría a Michael pero... –Hizo un ademán señalando a su esposa y el aludido, con un gesto resignado. –Ya sabes, contienda familiar.

Jeremy asintió sin decir palabra y ayudó a Tania llevándole el resto de platos y cubiertos de la mesa. Tras la piyamada del viernes en la noche, Jeremy y Michael decidieron cambiar de ambiente para lo que restaba del fin de semana y se movieron a la casa de los Mell, a lo cual Jeremy ni siquiera opuso un poco de resistencia.

Le agradaba estar en casa de Michael, no solo porque era más cómodo su sótano para sus piyamadas, sino porque sus madres siempre los recibían bien a ambos, como si Jeremy fuese un hijo más, y este último las veía a ambas como a "Mamá 1" y "Mamá 2"—No eran 2 y 3 porque Jeremy ya no quería ni siquiera considerar a Shannon como su madre—siempre siendo amables y amorosas como las madres deberían ser.

Le sabía un poco mal aparecer de la nada a veces, incluso se sentía culpable cuando llegaba inesperadamente en salidas familiares, pero ellas siempre insistían en incluirlo todo lo posible y para Jeremy era prácticamente un reto decirle que no cuando eran tan persuasivas. Además, no es como si Michael se abstuviera de insistir también.

Las conocía desde tan niño que ver a Lisa y a Michael discutir ya ni le era extraño. Y no es que opinaran diferente, simplemente ocurría que Lisa era mucho más sobre protectora y estricta que Tania, aunque de un modo maternal muy tierno y cómico si se lo preguntaban a él. Tania por otro lado era más tranquila y permisiva, no desconfiaba tanto del mundo como para creer que él y Michael terminarían en el hospital solo por salir en el auto-Cosa que hacían desde que obtuvo la licencia de conducir hace unos meses-y se limitaba a guardar silencio cuando su esposa y Michael discutían.

Si Jeremy tuviese que elegir entre ambas, no podía hacerlo, porque Lisa se ganaba su afecto con tantos apodos cariñosos y la manera en la que avergonzaba a Michael frente a él, y porque Tania era muy buena cocinando y dando sorpresas.

–Mamá, por milésima vez, solo iremos al centro comercial. Ni siquiera queda tan lejos de aquí.

–Hoy en día pueden asaltarte en la esquina de tu casa a la luz del día, Michi. Nunca hay que confiarse demasiado.

–¡Mamá, me llamo Michael! ¡Te lo recuerdo porque parece que ni siquiera tú que me nombraste así puedes llamarme de ese modo!

Jeremy intervino recogiendo los últimos cubiertos de la mesa, apoyándose contra su amigo solo para fastidiarlo. –No te preocupes tanto, Lisa. Michael es muy responsable y me cuidará en cada momento que yo lo cuide a él ¿No es así, MI-CHI? –Sonrió ladinamente, apartándose de Michael antes de que este atinara a propinarle un buen golpe en el hombro solo por llamarlo con ese embarazoso apodo que convenció rápidamente a la de cabello azabache.

–Si ustedes lo dicen... Pero no vengan tan tarde. Mañana tienen escuela.

–Sí, mamá. Lo que tú digas. –Repitió Michael por millonésima vez con una expresión fastidiada, pasándose la mano por el cabello, detalle que no pasó desapercibido por Lisa.

–Y deja de desordenarte el cabello, Michael Mell.

–¡Mamá, por favor! –Se quejó de nuevo, mientras su madre veía la hora y se apresuraba a levantarse de la mesa apenas escuchó el sonido de la bocina de un auto afuera.

–Tania, llegó el taxi que encargamos.

–Pero aún no termino de lavar los platos.

–Uh, Michael y yo podemos encargarnos de eso, Tania. –Se ofreció Jeremy, ignorando la reacción sobresaltada de Michael.

–¿Lo harían? ¡Gracias, chiquitines! –Agradeció rápidamente con un beso en la mejilla para cada uno, y un abrazo apretujado para su hijo, antes de tomar su bolso de la mesa de la sala y salir de la casa junto a su esposa, quien antes de seguirla les hizo un gesto a ambos chicos de "Los vigilo".

Una vez que la casa quedó vacía aparte de la presencia de ambos adolescentes, Michael bufó extendiendo su cuerpo sobre la silla, y Jeremy rió por lo bajo retomando la tarea de Tania.

–¿Sabes? Por una vez podrías considerar que no solo tienes que salvarme de los zombies de los videojuegos. –Soltó en un tono agotado.

–Oh, vamos. A mí me gusta cuando tu mamá es así. –Le dirigió una mirada rápida volviendo a los platos. Nunca le habían gustado las tareas de la casa, pero no le molestaba ayudar a las madres de su amigo, en especial cuando realmente lo necesitaban. Michael por supuesto que lo hacía, pero a Jeremy no quería quedarse atrás cuando ellas esperaban cosas buenas de su parte. –¿Es que acaso no te gusta que te digan Michi, MICHI?

–¡Vuelve a llamarme de esa forma y juro que mañana despertarás calvo! –Amenazó furiosamente sin provocar más que un par de risotadas ajenas, al tiempo que se arremangaba para ayudar a Jeremy con los trastes. –Odio que me llame así ¿Cree que soy un gato? ¿Por qué no puede llamarme Mich, Mikey o simplemente Michael?

–Así son las madres, supongo. –No podía hablar por experiencia, su madre hasta donde recordaba siempre le llamaba por su nombre o los típicos apodos de "Cariño, hijo mío" etc. Jeremy no tenía a nadie que le llamase por apodos si no eran Michael y sus madres, por eso lo apreciaba demasiado como para rechazarlo o sentir vergüenza. Sabía que Michael adoraba a sus madres y no despreciaría nunca un detalle cariñoso de parte de ellas, pero entendía también que era vergonzoso que lo trataran como a un niño de seis años en frente suya.

–A veces pienso que te quieren de yerno. –Masculló el joven Mell, demasiado concentrado en batallar para quitarle la grasa a un plato con la esponja como para haber notado que la cara de Jeremy se había tornado completamente roja.

Jeremy no mentiría, si Lisa y Tania lo querían de yerno él aceptaría con todo el gusto del mundo y hasta se pondría un vestido de novia para que Michael lo llevara al altar.

–N-No digas tonterías. –Murmuró, terminando de acomodar los cubiertos enjuagados a un lado. –Deberíamos celebrar que nos dejaron usar tu auto.

–Bueno, eso es verdad. Si no te tuviera aquí seguramente mamá estaría como loca.

Lisa no era tan paranoica como para prohibirle a Michael ir a la escuela en auto o usarlo en general, es más, era domingo y ellas no necesitaban transporte para ir al trabajo, pero habían planeado una cita en la ciudad y que Michael pidiese el auto les tomó por sorpresa. Sin embargo eso no era algo que un poco de insistencia resolviera.

–Sigo creyendo que esto es una locura, pero de todos modos quiero ir por comida chatarra y unos slushies en el camino. –Anunció el de gafas una vez terminaron con los platos y prosiguieron a secarse las manos. Jeremy no se vio afectado por ese comentario, al fin y al cabo él también seguía creyendo que Rich solo les estaba tomando el pelo, pero incluso si resultaba así, tendrían un buen día juntos comiendo comida chatarra y divirtiéndose en los juegos.

–Suena bien para mí, pero... Acabamos de comer. –Le recordó mientras se dirigían al sótano.

–Da igual, estás muy flacucho, te hará bien comer un poco más.

Jeremy rodó los ojos tratando de no responder aquel comentario. Aun no entendía que tenían Michael y sus madres con querer hacerlo subir de peso. No estaba tan flaco ¿Verdad? Nunca le gustó verse al espejo, así que a falta de costumbre no podía asegurarlo.

Se sentó en la cama puesta a medio metro de las escaleras para rebuscar de nuevo en su bolso. Quería asegurarse de que no se olvidaba de ninguna de sus pertenencias, y que el dinero que tomó para pagar el Squip—En el hipotético y muy poco probable caso de que existiera—no se haya caído de algún bolsillo o algo así. Ya había repetido ese proceso unas diez veces contando las del día anterior, pero no podía evitar creer que la mala suerte estaba a la vuelta de la esquina si no era meticulosamente cuidadoso. No quería perder los seiscientos dólares así de fácil, su primo Justin se lo había regalado en su Bar Mitzvah, y considerando que para él no era fácil llegar a fin de mes eso era algo importante para Jeremy.

¿Puede que Rich no le haya mentido en realidad? Llevaba pensando eso desde que abandonaron su casa y hasta este momento seguía preguntándose si estaba tomando la decisión correcta. Pues, aunque sonara loco, seguía habiendo algo muy oscuro en todo el asunto que no dejaba de provocarle la sensación de un mal augurio.

Suspiró volviendo a guardar el dinero en el bolsillo, crispándose al sentir la mano de Michael en su hombro. Jesucristo ¿En qué momento se sentó a su lado?

–Venga, hombre. Ya revisaste el dinero mil veces. No desaparecerá de la nada.

–Lo siento. –Volvió la mirada hacia su amigo, quien le sonreía cálidamente. –Es solo que... –Se pausó antes de continuar, preguntándose si sonaría estúpido volver a plantearse las mismas dudas. –¿Qué haría si esto resulta ser verdad? ¿Te lo imaginas?

Michael apretó los labios tratando de no volver a recordarle a Jeremy que todo sonaba irreal hasta para él, y no debía ilusionarse. No le salía del alma ser tan directo cuando los ojos azules de Jeremy tenían ese brillo de esperanza.

–Si te soy sincero... No realmente ¿Pero qué es lo que tú imaginas? Quiero decir... Supuestamente esto te haría tan popular como Jake ¿Verdad? ¿Podrás conquistar a Christine de este modo? –No le agradaba mencionar el tema, por el bien de su estómago, sin embargo tenía esa duda.

–¿U-Uh? Bueno... –El más alto jugó con uno de sus rizos, mirando hacia un punto indefinido de la habitación. Claro que se había imaginado que el Squip podría hacerlo popular y todo, pero... No buscaba eso realmente, solo quería mejorar en muchos aspectos para dejar de ser atormentado en la escuela y no sentirse una basura humana, y por supuesto que no había pensado en las posibilidades "amorosas" por haberse concentrado más en lo anterior, lo cual hacía que se arrepintiera porque... Le resultaba más tentador lo siguiente. –Supongamos que... Tú eres una chica.

Michael entrecerró los ojos alzando una ceja. –¿Qué mierda, Jeremy?

–¡S-Solo suponlo, estoy hablando hipotéticamente! –Chilló haciendo un esfuerzo abismal por no enrojecer de la vergüenza, luego masculló un insulto tratando de volver al tema y su mirada se perdió entre sus manos. –Si tú fueras una chica... Si fueras Christine... ¿Saldrías con una versión popular y mejorada de mí?

Ok, el de lentes se contenía para no gritarle al muy estúpido de Heere que incluso así de nerd, geek y lleno de defectos irrelevantes le confiaría su colección de bebidas de los años 90 ¿Es que acaso había algo que cambiar de él? Todo este planteamiento no evitaba hacerle imaginar que si Christine se terminaba enamorando de un Jeremy diferente al que conocía eso sería muy... Triste. Sin embargo no lo diría en voz alta, no arruinaría esto aunque le resultara como una patada en el hígado.

–Creo que si ese fuera el caso... Nos saltaríamos la boda e iríamos directo a la luna de miel. –Hizo su mejor intento de broma—Que era una verdad a medias—solo para recibir un almohadazo en la cara que lo dejó tirado de espaldas.

–¡Oh, cállate! Eres un tarado. –Gruñó molesto ¿Tanto le costaba tomarse una pregunta en serio? Sería genial poder armar un escándalo si tan solo eso no lo delatara.

–¡Oye! ¿Se te está haciendo costumbre esto de golpearme con almohadas cada vez que te hago una broma? –Chilló ofendido, porque adolorido no podía estar si Jeremy golpeaba como niña cuando se trataba de él, eso sí, sus lentes no eran menos frágiles.

–¿Se te está haciendo costumbre merecerlo?

–¡Pues...! Olvídalo. –Bufó, admitiendo su derrota. Realmente no se le ocurría nada más ingenioso para contestar. Inhaló hondo acomodándose las gafas al levantarse de la cama. –Será mejor que ya vaya a encender el auto ¿Vamos? Mientras más rápido comprobemos la mentira, más tiempo tendremos para pasear.

–Claro. –Jeremy tomó sus cosas, colgándose el bolso en el hombro para seguir a Michael escaleras arriba. Cuando subieron al auto y Michael hizo encender el motor, aquella duda volvió a picar a Jeremy de tal forma que cuando su acompañante estuvo concentrado en el semáforo, llamó su atención carraspeando la garganta. –Este... Sobre lo que dije ¿Ibas en serio cuando contestaste o...?

Michael no quitó la mirada del frente, pero hizo notar su gesto calmado y honesto. –No seas tonto, Jeremy. Por supuesto que saldría contigo si fuese una chica adicta al teatro. –Volvió a confirmar. –Eres genial ahora, serías mucho más genial después ¿No?

Jeremy solo atinó a ruborizarse y voltear su rostro hacia el lado de la ventana para fingir interés en el paisaje, sonriendo estúpidamente enamorado. Para él, esas palabras habían bastado.

No quería caer en ilusiones mentirosas pero... ¿Para qué gastar semejante tecnología en popularidad? Si el Squip era real y podía darle lo que quería entonces no dudaría en elegir a Michael.

No pediría ser mejor en la escuela, obtener las miradas de las chicas más guapas, el mejor papel en la obra escolar, la admiración de Christine. No necesitaba otra cosa, no quería otra cosa, solo que Michael Mell finalmente lo tomara en sus brazos, le diese el beso más dulce y romántico con el que nunca soñó y le dijese que lo amaba.

Quería decirle sin miedo a Michael Mell que amaba cada pequeña parte de él como si fuese su mundo entero, porque lo era.

Yo haría lo que fuera... Lo que sea, Michael. Daría lo que fuera para que me ames.

Solo eso... Y Jeremy Heere podría ser el chico más feliz en el universo conocido y por conocer.

El centro comercial no quedaba muy lejos, así que llegaron más rápido de lo esperado. Casi no había gente, pues los domingos era más común ver a las personas en el parque, además de que muchos locales habían cerrado temprano o directamente no habían abierto en todo el día. Jeremy rogaba para que Payless siguiese abierto, aunque suponía que si el dueño era un contacto importante entonces debería estar abierto a toda hora. Dicen que el tiempo es dinero ¿Verdad?

–Payless... Es aquí. –Jeremy se detuvo frente al local. Estaba entre dos tiendas de ropa cerradas, y la zapatería en cuestión estaba vacía exceptuando a la presencia del dueño. –Me pregunto por qué el dueño de una zapatería vendería... Michael ¿Qué demonios? –Ni siquiera había notado que su amigo se había cubierto con el hoodie hasta que volteó a verlo. Él tratando de no ponerse nervioso y Michael solo le metía más miedo del que de por sí ya sentía actuando como si estuviesen haciendo algo ilegal que les costaría toda la vida en prisión.

–¿Qué? Solo estoy previniendo. –Dijo alzándose de hombros cuando sintió la mirada enfadada de Jeremy sobre él.

–Estoy sudando de nervios, lo que menos necesito es que me contagies tu paranoia. –Masculló en voz baja, aunque no había gente cerca que pudiesen oírlos

Michael rodó los ojos siguiendo a Jeremy por la entrada de la zapatería. No podía creer que luego de todas las tonterías que habían hecho de niños y todos los riesgos que corrieron esto le asustara tanto como una visita al doctor asusta a un niño.

–No fui yo el que tuvo un ataque de pánico al probar la marihuana porque temía terminar como su primo. –Objetó, imitando lo mejor que podía el tono más agudo que tenía Jeremy en ese entonces. –"Oh, Michael. No lo sé, Michael ¿Y si terminamos como Justin?".

–Solo cállate. –Le dio un empujón débil al sentirse en menos distancia con el dueño de la zapatería. Hablar de su primo Justin Laboy y su incidente con la marihuana no era algo que pudiese hacer en este preciso momento sin ponerse a rabiar e insultar a la desconocida Naomi Rodríguez.

Respiró hondo apretando el dinero que estaba en el bolsillo de su Cardigán para controlarse y se apoyó con Michael en el mostrador. El "contacto de Rich" en cuestión, era un hombre común de gafas oscuras, que estaba muy ocupado leyendo una revista de modas como para prestarles atención o siquiera haberse dignado en mirarlos, por lo que Jeremy volteó a Michael esperando ideas, a lo cual él le hizo unas señas con las manos para indicarle que dijera algo.

El más alto trató de pensar en algo inteligente.

–Uh... Me gustan tus zapatos. Wolverine ¿Verdad?

Sin dudas eso fue lo más inteligente que se le ocurrió decir. Michael le dio un codazo en el costado a modo de queja, y Jeremy—Sintiendo que se mereció ese golpe—solo volteó para hacerle ver que no había pensado nada mejor, sin embargo eso no le importó al hombre de gafas, quien sacó la mirada de la revista y la dirigió a ambos sin expresión que lo delatara.

–Muéstrame el dinero. –Dijo sin más, confundiendo a ambos adolescentes.

–¿Qué?

El hombre no habló, les hizo un gesto para que lo siguieran al fondo de la tienda, al depósito para ser exactos. A ninguno de los dos chicos se les hacía una idea muy prudente seguir a un extraño hasta el sitio ideal para llevar a cabo un asesinato o dos, pero ¿Qué demonios? Ya estaban ahí para comprobar la existencia de una historia estúpida.

Una vez ahí, el dueño miró un par de veces por la puerta para asegurarse de que nadie entraba en la tienda y volvió a hablar.

–Es de Japón. Es una pastilla gris y ovalada. CPU de nanotecnología cuántica. La computadora cuántica en la pastilla viajará por tu sangre hasta que se implante en tu cerebro y te diga qué hacer.

Michael estaba así de cerca de llamar a la policía o de llevarse a Jeremy lejos de ese loco antes de que sacara una jeringa con tranquilizador y se la clavara en el cuello, pero en vista de que el tipo sabía de lo que hablaba y de que su amigo parecía impresionado, no se movió ni emitió palabra.

Jeremy por otro lado no daba crédito a nada. Rich no le había mentido después de todo, de hecho cada palabra calzaba perfectamente con todo lo que él le había contado.

–¿Cómo sabes por qué estoy aquí?

Él solo se dignó a carcajearse como si la pregunta le resultara una broma, y miró a Jeremy con superioridad a través del cristal oscuro de sus lentes. –Sólo mírate, niño. –El de pecas no respondió al insulto indirecto, no era lo peor que le habrían dicho y no le podía importar menos en este momento tan emocionante y aterrador. –Son cuatrocientos.

–¿Cuatro?

–¿Eso es un problema?

Jeremy tembló ligeramente. El hombre era muy intimidante como para ser el simple dueño de una tienda de zapatos. –No, de hecho hay un chico en mi escuela cobrándome por... –Murmuró, logrando que Michael le diese un buen golpe en el costado para interrumpirlo. En respuesta le dio una mirada molesta ¡No era tan estúpido como para hacer que se lo cobraran más caro de lo que ya era! Solo se le escapó la duda al recordar que Rich se lo había puesto en seiscientos dólares, y creyó que necesitaría excusarse para que el tipo no le rompiera la cara ahí mismo. –Quiero decir... ¿Cuatrocientos? Bueno, si tú insistes. –Dijo con rapidez, entregándole el dinero temblorosamente.

El hombre analizó el dinero a contra luz antes de alejarse de ambos adolescentes para poder rebuscar en un estante cercano lleno de cajas de zapatos.

–¿Seguro que no nos secuestrará o algo? –Susurró Michael, mirando con desconfianza. Quizá solo estaba exagerando, pero su instinto protector despertaba si se trataba de su amigo. –¿Qué tal si te da una droga cualquiera?

–He probado la marihuana, Michael. Esto no debería ser nada. –Habló confiadamente.

–¿Estás bromeando? La marihuana es menos dañina que el alcohol.

Y hubiesen continuado discutiendo sobre por qué la marihuana no es legal pero el alcohol sí, de no ser porque el hombre ya estaba de regreso cargando consigo una caja de zapatos.

Jeremy miró dubitativamente la caja, tratando de leer la tapa mientras el hombre hurgaba adentro de ella, aunque le era un poco difícil ver. –¿Zapatos de correr para mujeres? –El hombre le hizo un gesto para pedir que se acercara, y así lo hizo, asomándose para ver dentro de la caja, claro... Si es que el muy desgraciado dejaba de hacerse el misterioso apartando la maldita caja para shushearle cada vez que podía enfocar la mirada sobre la bendita píldora.

–Solo para que quede claro, esto es tecnología sin probar y no es exactamente legal. Por eso estás pagándolo en efectivo en la parte de atrás de una tienda de zapatos, niño. –Jeremy no se sorprendió demasiado al escuchar aquella advertencia. Ya había estado sospechando que esto no era legal desde que Rich le comentó que era "súper secreto", solo sería genial que haberlo sabido de antemano le quitara los nervios. –No tomo la responsabilidad de lo que podrías hacer con él o lo que él te podría hacer a ti.

Ahí estaba de nuevo, ese mal augurio que lo carcomía desde el viernes y aún no podría explicar.

–Pero... ¿Qué podría hacer...?

–Para activarlo tómalo con Mountain Dew. –Interrumpió, para luego señalarlos acusatoriamente. Michael reaccionó alzando los brazos. –¡No sé por qué, solo hazlo! Ah, y hay algo acerca de la Mountain Dew, es algo importante. –Para desgracia del ya atento adolescente de pecas, el sonido de la puerta de la entrada hizo sobresaltar al dueño, quien salió rápidamente por la puerta del depósito. Daba la coincidencia, o la maldición, que se trataba de Jenna Rolan, la chica más chismosa de su escuela. –¡Estamos agotados! –Vociferó.

Jenna se quedó en su sitio, parpadeando dos veces como si tratara de asimilar tanta agresividad solo por haber aparecido. –¿De zapatos?

El dueño entendió su estúpido error y cambió drásticamente su expresión. –Oh, estás aquí por los zapatos.

–Uh... ¿Sí? Esto es Payless. –Respondió ella como si fuese lo más obvio del mundo—Que si querían fingir inocencia, así es como deberían hacerlo ver—volviendo la vista a su celular.

–Mi error. –Se disculpó antes de entregarle rápida y bruscamente la caja a Jeremy. Estuvo por alejarse para atender a Jenna, pero el de pecas lo detuvo. Ni loco se saltaba las advertencias que iban sobre algo que se iba a tragar.

–¡Espera, estabas diciendo algo importante!

–Oh sí. –Los tomó de los hombros a ambos chicos. –Todas las ventas son finales. –Y sin dar oportunidad a los dos chicos de decir algo más, los empujó fuera del depósito y se acercó a Jenna para guiarla a uno de los estantes. –Ven por aquí. Nos acaban de llegar un par de encantadores zapatos.

Jeremy no habría salido del trance de no ser porque Michael lo arrastró a la salida. Su cerebro aún estaba estallando y no terminaba de procesar nada de lo ocurrido como real. No importaba cuántas veces se lo repitiese en su mente, no podía creerlo.

Realmente lo obtuvo, realmente vivió una escena de película sobre tráfico de drogas, realmente lograría lo que se propuso desde que Michael los trajo.

Rich no mintió... Esto es real... ¡Es real! ¡ESTO ES REAL!

Había pensado en miles de posibilidades donde lo estafaban y quedaba como un idiota, incluso había llegado a imaginar tres futuros alternos donde moría, era secuestrado o lo drogaban con éxtasis cuando estaba en la zapatería, pero nada de eso ocurrió. Tenía el squip, y aunque nada le garantizaba que funcionara, ya era bastante bueno que Rich no le haya visto la cara de idiota.

Antes de sentarse en unas de las mesas del centro comercial, a Michael se le dio por pasar por un puesto de comida rápida para comprar unas papas fritas, y Jeremy aprovecho para conseguir una Mountain Dew. Le resultaba extraño que fuese una bebida gasificada tan común lo que activase semejante avance tecnológico, pero no se quejaba. Era mejor eso a tener que implantársela por cirugía.

–Espero que valgas los cuatrocientos dólares. –Murmuró una vez se sentaron, analizando la píldora cuidadosamente, como si quisiera comprender su funcionamiento o ver su interior. Y es que la verdad quería hacerlo, pues era algo demasiado ficticio como para tenerlo enfrente.

Siempre le dió curiosidad cómo algo tan pequeño como un chip pudiese contener tanta información, así que aún más curiosidad sentía por la microcomputadora dentro de la píldora. La tecnología sin duda era increíble.

–Cuatrocientos uno, no olvides lo que te costó comprar la Mountain Dew. –Bromeó su amigo, sentado a su lado con una sonrisa ladina.

El de pecas asintió, todavía nervioso y sin saber cómo proseguir ¿Cómo su amigo podía estar tan calmado con todo esto? ¿Estaba realmente idealizando todo lo que esto implicaba? Porque de solo imaginarse las posibilidades, él ya estaba temblando de emoción y quería arrojarse contra Michael para llenarlo de besos.

–Mi vida podría cambiar para siempre. –Analizó, con la mirada aun fija en la píldora y un pensamiento cruzándose en su mente. –Deberíamos dividirlo. Tú me ayudaste a conseguirlo, los dos deberíamos salir beneficiados ¿Cierto? –Comentó observándolo seriamente.

No consideraba la idea de dejar a Michael atrás por nada del mundo, pues vaya a saber Dios qué es lo que ocurriría una vez que tomara el squip. Tal vez su mal augurio solo era el miedo a lo que pudiese pasar, sin embargo reafirmaba que su amigo merecía subir en el escalón social.

Michael era simplemente genial y maravilloso ¿No sería de lo mejor si él fuese popular? Por fin la gente lo vería del mismo modo que él y ya no tendría que preocuparse de que algún matón o popular le haga daño.

–No creo que funcione de esa manera. –Tenía que darle la razón por más desilucionante que fuera. Si de verdad lo que estaba ahí adentro era una súper computadora... Dudaba mucho que partirla por la mitad no afectaría su funcionamiento y la dejaría inservible. –Además me gustaría pensar que cuando seas genial me la deberás. –Soltó guiñando el ojo y haciendo pistolas con los dedos.

Jeremy solo sonrió tímidamente tratando de no volver a embobarse con los encantos del joven Mell e inhaló hondo, tomando la pastilla firmemente entre sus dedos y acercando la lata de Mountain Dew. –Muy bien, aquí va todo. –Anunció al colocar la píldora en su lengua.

Probablemente aquel había sido el trago más dificultoso que pudo dar, y eso que ya había tragado píldoras para el dolor de cabeza más grandes cuando niño, pero una vez que lo completó no se sintió diferente en lo absoluto.

–¿A qué sabe?

–A... ¿Menta? –Ni él mismo podía creerlo, pero tratando de descifrar qué sabor seguía flotando en su boca todavía, eso era lo único que se le venía a la mente ¿Se supone que así saben las computadoras cuánticas? No estaba seguro, aunque sospechaba que la respuesta lo decepcionaría.

–¿Y cómo te sientes?

–Como... –Hizo una pausa, repiqueteando los dedos en la mesa en espera de algo, cualquier cosa. No sabía qué se supone que ocurriría ahora, pero sea lo que sea no estaba ocurriendo y eso solo lo alteraba lo suficiente como para volver su frustración una bomba de tiempo que estallaría en un segundo. –¡Como un tonto!

–¡¿Nada?! ¡¿En serio?! ¡Trata de decir algo genial! –Insistió Michael, sin lograr que Jeremy despegara su mirada incrédula de la mesa.

–Creo que gasté todo el dinero de mi Bar Mitzvah en una Tic-Tac de menta refrescante. –Masculló entre dientes, arrepentido de haber perdido tan tontamente su dinero.

¡Listo! ¡A la mierda!! Ya podía imaginar que lloraría abrazado a los tobillos de Justin la próxima vez que se vieran, excusándose sobre por qué demonios gastó el dinero que le regaló después de haberlo conseguido con tanto trabajo y esfuerzo. Solo para confesarle en medio del pánico y la culpa que se drogaba con la misma hierba que causó que fuera preso hace años y le cayera encima un sermón horriblemente largo que lo haría sentir remordimiento hasta su muerte.

–Sí... Eso no es genial. –Atinó a decir para no entristecer a Jeremy, no muy convencido de sus palabras. –Lo siento, amigo. –No sabía qué más decirle, y su reacción no lo ayudaba mucho que digamos.

–Ugh, solo déjame solo para lamentarme y llorar sobre mis papas fritas para siempre. –Murmuró llevándose una a la boca mientras Michael le palmeaba la espalda con una sonrisa comprensiva. –No puedo creer que haya sido tan estúpido.

–Vamos... No puedo culparte. Es decir, ni siquiera esperaba que lo del contacto fuese real pero... Así fue. Hasta yo me la creí.

Jeremy no respondió, siguió llevándose papas a la boca para ignorar el hecho de que era un crédulo idiota que nunca dejaría de ser un perdedor, oh y que por supuesto se quedaría en la friendzone hasta la muerte.

Puede que haya sido su rostro expresando tristeza o algo así, pero sea lo que haya sido provocó que Michael dejase de sonreír y buscara nerviosamente entre sus opciones para seguir disfrutando el domingo.

–¿Qué tal si vamos a los juegos, eh? Puedo pagar yo, no sería molestia y...

–No, Michael. No te preocupes. –Suspiró, interrumpiendo antes de que siguiese haciéndolo sentir más patético con tanta lástima en cada oración. Había veces en las que Michael lo hacía feliz al tratar de animarlo, pero en esta ocasión solo se sentía como una basura inútil. –Está bien, solo... Estoy desilusionado.

–De acuerdo... ¿Aun quieres estar solo? Te daré cinco minutos y luego regresaré. –Avisó, levantándose de la mesa.

Jeremy reaccionó instantáneamente. –Espera ¿A dónde vas?

Traducción del "Jeremy Heeriano" al español: "¡No hablaba en serio, necesito un abrazo de ti! ¡No me dejes solito!".

–Un chico de "Regalos Spencer" captó mi atención con una botella de Pepsi cristal. Es como la Pepsi normal ¡Pero es transparente!

–Oh... –Murmuró, perdiendo la voluntad para detenerlo. –Espera ¿No las descontinuaron en los noventa? –Su gusto en común con Michael por las cosas viejas alcanzaba el límite de los videojuegos, sin embargo le constaba que el aludido se emocionaba demasiado con ese tipo de cosas y las coleccionaba. Tenía el sótano lleno de cosas viejas, y no le molestaba, es más... Verlo tan alegre animaba bastante su día de mierda lleno de mala suerte.

–¡Eso es lo que lo hace tan asombroso!

Fue justo después de que Michael estuviese fuera de su visión que Jeremy dejó caer su cabeza sobre la mesa, gruñendo y mascullando todo tipo de insultos hacia su persona.

Es que, en serio ¿Se podía ser más idiota en la vida? No solo había sido estafado, sino que se permitió ilusionarse estúpidamente antes de tiempo solo para que la realidad lo golpeara con una bolsa llena de ladrillos ¿Una computadora que le diese tips para enamorar a Michael? Por favor, tenía que estar soñando si creía que alguien o algo podría lograr juntarlo con su mejor amigo, e incluso si eso ocurriera ¿Qué le garantizaba que tendría éxito?

"Por supuesto que saldría contigo si fuese una chica adicta al teatro. Eres genial ahora, serías mucho más genial después ¿No?"

Michael era bueno para alzarle los ánimos, pero una vez lejos de su presencia tenía que reventar la burbuja y darse cuenta de que no todo lo que decía era verdad. Él decía que era genial ¿Pero era verdad? Con solo verse en el espejo era más que suficiente para responder esa pregunta.

Devuélveme los cuatrocientos dólares que gasté por tu amor ¡Estúpido y sexy Michael!

Sin dudas Jeremy Heere era el típico crédulo que caía ante un par de ojos lindos y hacía cualquier payasada por ellos, solo que esta vez había caído muy bajo hasta para alguien como él. Pero... Se negaba a darse por vencido ahora.

Puede que Rich no le haya dado la solución servida en bandeja de plata, pero era exactamente así como funcionan las cosas en el injusto y aterrador sendero de la vida. No podía pretender que alguien lo hiciera por él. Las cosas no ocurren por casualidad, eso decía él, tal vez esta experiencia era para hacerle darse cuenta que si quería a Michael tenía que dar más del cien por ciento.

...O puede que simplemente no tengamos que estar juntos.

Lo mejor era dejar de engañarse a sí mismo creyendo esa mierda barata de las tarjetas de buenos deseos. Esto no era una experiencia educativa ni mucho menos un mensaje de un Dios omnipotente, solo era una verdad que debía afrontar: un perdedor insulso como él no merecía estar con alguien como Michael.

Con eso en mente y el estómago hecho un nudo, se levantó de la mesa para buscar a Michael. No le apetecía comer más sintiéndose así, le provocaba náuseas y ganas de vomitar, como si el nudo en su estómago no fuese algo metafórico.

Tuvo la mirada fija sobre el suelo en cada momento, sin embargo no se alejó más de dos metros antes de escuchar dos voces muy familiares cerca de él.

–¿No deberíamos esperar al resto del elenco?

–¡Oh... Sí! El resto del elenco no va a venir. Pensé que podríamos conocernos el uno al otro. Ya sabes, solos ¡Es por eso que te voy a llevar a uno de mis lugares favoritos en el universo! ¡Sbarro-!

Bien, bien... Si de por sí no se sentía ya muy tonto por haber perdido cuatrocientos dólares por nada, ahora terminaba chocándose con nadie más ni nadie menos que Jake Dillinger, el más popular entre los populares, el rey de reyes, en fin, ustedes entenderán a lo que se refiere como para que esto se vuelva la cereza del pastel.

El único detalle que lo hacía sentir afortunado es que el choque no lo tumbó al suelo. –Lo siento, no estaba viendo por donde... ¿Christine? –Obviando que Jake podía salir con cualquier chica con la que se propusiera algo, Jeremy estaba sorprendido de ver que la chica a la que sujetaba de la mano era Christine Canigula, aunque no tanto si recordaba cómo le coqueteó en clases de teatro.

–¡Jeremy! No te había visto ahí. –Saludó con una sonrisa amistosa, aunque la de Jake más bien se veía forzada e incómoda mientras acercaba un poco más a Christine hacia él. Jeremy captó el mensaje celoso, pero no se ofendió, es más, le parecía un milagro que alguien como Jake Dillinger se sintiese intimidado por su "encanto masculino".

Encanto masculino y una mierda.

–Sí, lo siento. Eres muy difícil de notar.

De no ser un larguirucho con la fuerza de un cisne, Jeremy habría descargado toda su frustración de la semana dándole un buen rodillazo en las bolas al muy creído. Pero... Conocía su propia debilidad, de intentarlo solo obtendría una contusión terrible y no quedaría para nada bien frente a Christine, a quien todavía admiraba demasiado y... Ahora que observaba detalladamente... No se veía cómoda o muy feliz. Tenía una sonrisa débil y una mirada agotada y resignada, como si no quisiera estar ahí y solo estuviese escuchando lo que Jake decía por pura educación mas no interés.

–La mejor parte es que te dejan elegir lo que quieras y-

–Uh ¿Christine? –Jeremy interrumpió por impulso, arrepintiéndose cuando ambas miradas se clavaron en él ¿En serio estaba planeando invitar a Christine a una salida con él y Michael solo porque creía que necesitaba un escape? –¿Podemos hablar?

–¿Ahora? –Cuestionó Jake, alzando una ceja.

El de pecas dio un paso hacia atrás. Tal vez solo se estaba haciendo ideas tontas y sería mejor para su dignidad que dejase de meterse donde no lo llamaban y regresara a donde se supone tenía que esperar a Michael para dejarlos a ellos dos continuar su cita. Si Christine no quisiese estar ahí... No lo estaría ¿Verdad? Además él no era su amigo ni mucho menos su padre como para saber qué era lo mejor para ella, tal vez solo seguía molesto con Jake por lo del viernes y nada más. Sí, seguramente era eso.

–M-Mejor olvídalo, no importa, yo... ¡Ow!

De repente un dolor punzante surgió en su cerebro, lo suficientemente fuerte e inesperado como para hacerlo tambalearse sobre sus pies y sujetar su cabeza.

Objetivo femenino: Inaccesible.

El dolor aumentó brutalmente y cayó al suelo, su vista se nubló. Christine gritó su nombre acercándose para ver qué le ocurría, pero Jake se adelantó a cualquier cosa y se escondió detrás de ella cómicamente. Vaya caballero.

–¡¿Jeremy?!

–¡O-Ow! ¡¿Qué demonios?! –Chilló en respuesta, sin siquiera tener la suficiente fuerza como para levantarse o la calma para analizar lo que estaba ocurriendo... Y notar que Jenna Rolan estaba cerca grabando cómo convulsionaba involuntariamente como un energúmeno poseído por el diablo.

Pues... ¡Así se sentía! ¡Poseído por el diablo! ¡La única forma en la que describiría ese dolor infernal quemando su cabeza como si hubiese puesto el tenedor en el enchufe era estar siendo poseído por Satanás!

Calibración en proceso. Por favor disculpe algo de leve malestar.

A este punto el dolor era tal, que a Jeremy le valía tres hectáreas de verga saber a quién pertencía esa voz hablándole ¡Por el insanamente guapo Jim Pomatter, sentía que se iba a morir! –¡¿LEVE?!

–¡Jeremy! ¡¿Qué te ocurre?! –Christine volvió a gritar, incapaz de soltarse del temeroso agarre de Jake.

–¡Viejo, el fenómeno está enloqueciendo!

Calibración completa. Procedimiento de acceso iniciado.

Pero entonces tan rápido como llegó, el dolor desapareció. Fue tan de pronto que Jeremy no supo cómo reaccionar más allá de apresurarse a incorporarse y calmar a las pocas personas que estaban aterradas presenciando sus espasmos.

–¡Esperen, esperen, esperen! –Se levantó muy de prisa, sorprendido de no haber sufrido otra migraña que lo derribara. –Estoy bien. Solo necesito...

El nivel de malestar puede aumentar.

Así de poco duró el alivio en las caras ajenas y su calma, pues ni siquiera pasaron tres segundos antes de levantarse y un dolor mil veces más agudo, insoportable y horripilante recorrió cada fibra de su cuerpo haciéndolo volver a caer para retorcerse de agonía y gritar a todo lo que le daban los pulmones.

Sentía como si una descarga de mil voltios lo recorriera desde la cabeza hasta la punta de los pies. Aseguraba que la agonía no se comparaba a que un rayo te alcance, porque eso debería durar un instante, y aquello parecía una eternidad en la que sus nervios se quemaban, sus ojos se giraban, las lágrimas no dejaban de caer en borbotones y sus alaridos espantaban a la multitud.

Accediendo a la memoria neural. Accediendo a la memoria muscular. Procedimiento de acceso completo.

Cuando finalmente creyó que no podría más, el dolor descendió tenuemente hasta desaparecer por completo, dejándolo mareado y desorientado. Sentía una energía que desconocía hasta ahora brotar de su cuerpo, haciéndolo temblar al tiempo en que trataba de incorporarse y secar sus ojos.

Jeremy Heere. Bienvenido a tu Súper Unidad Cuántica Intel Procesadora.

Luego levantó su mirada y su mandíbula casi se desprendió de su rostro.

Tu SQUIP.

Justo frente a sus narices se encontraba un hombre mayor de al rededor treinta o cuarenta años, postura elegante, cara atractiva, y tenía gran parecido a su actor favorito de películas de acción; Keanu Reeves. Sin embargo a diferencia de este, tenía cabello más rizado, barba afeitada y una mirada de suspicacia e ingenio digna de un astuto zorro.

Llevaba una camiseta azul cían de cuello cerrado metida bajo unos pantalones azules que la aseguraban con cinturón y una gabardina negra con extraños patrones de circuitos, pero su aura cool y su postura hacían ver esas ropas como lo más elegante del planeta.

Era el tipo más cool que nunca había visto, mucho más que Jake o Chloe Valentine.

–Tú... Te pareces a Keanu Reeves. –Fue lo primero que salió de su boca hacia el hombre de sonrisa confiada, al tiempo que se levantaba.

Este es mi modo predeterninado. Pero puedes configurarme como: Sean Connory... –Fue explicando a la vez que en medio de glicheos su apariencia cambiaba a medida que daba ejemplos. –¡Jack Nicholson! ¡Chica sexy de anime!

Ok... Aquella última apariencia hizo a Jeremy replanteárse qué carajos les pasaba por la cabeza a los Japoneses, pero no se quejaba ¿Por qué lo haría? ¡La píldora funcionaba! ¡No lo estafaron! ¡Esto valía los cuatrocientos dólares y el dolor!

–No, Keanu está bien. Aunque... ¿Puedes tomar cualquier forma? ¿La que yo quiera?

El Squip asintió un par de veces, y como si hubiese adivinado lo que estaba pensando, en un par de segundos su apariencia cambió completamente a la de... ¿Michael? Tuvo que frotarse los ojos para comprobar que no estaba soñando.

Este es Michael Mell ¿Verdad? Tu mejor amigo y una persona cercana que aprecias mucho. Puedo quedarme en esta apariencia si eso te hace sentir más cómodo, después de todo algo familiar puede... Espera un minuto. Estoy terminando de analizar la información sobre él y... Oh no... No ¡No!

–Debo estar en el cielo, veo a un ángel.

Bien, admitía que sí se había quedado tan impresionado que puso la expresión de idiota enamorado que más acostumbraba, pero tampoco era para tanto ¿Verdad?

El Squip hizo una mueca antes de volver a su modo predeterninado.

Oh no, no usaré esa apariencia ahora que ví lo que ví. Tal vez sea una computadora, pero tengo límites.

–Ow. –Esto se le hacía decepcionante, pero no lo desanimaba. –Está bien, te queda bien Keanu Reeves. Y... ¿Alguien más puede verte?

Solo existo en tu mente. Lo que los demás ven eres tú teniendo una animada conversación contigo mismo. Así que... No lo hagas. –Aclaró apoyando una mano en su hombro—Bueno, eso es lo que veía Jeremy aunque no sentía tal tacto—mientras lo observaba detenidamente recobrando su sonrisa confiable. –Solo piensa para hablar conmigo. Como si fuese telepatía.

–¡¿Cómo un X-Men?! –Chilló, olvidando en un santiamén la aclaración.

Puedo ver que esto será difícil. –Suspiró el Squip, haciendo aparecer delante de él los hologramas de unos gráficos de flechas. –Tú quieres ser... Más relajado. –Le explicó pacientemente, acercándolo a él para enseñarle cómo la flecha bajaba hasta volverse azul. Jeremy alzó una ceja dubitativamente y prosiguió a preguntar, solo que esta vez recordó pensarlo.

¿Quieres decir cool?

No, no lo hago.

–Oh, pero... De todos modos no es eso lo que quiero. –Se adelantó a decir, logrando que la expresión del Squip cambiase a una más sorprendida.

¿No es lo que quieres? Escaneando la información de tu cerebro es la respuesta más lógica a la que puedo llegar ¿Qué quieres entonces?

Aún si el tono fue puramente curioso y libre de malicia o enojo, Jeremy se sobresaltó y se sonrojó furiosamente. Nunca había hablado con nadie acerca de su enamoramiento por Michael, e incluso si se lo estaba diciendo a una inteligencia artificial parecida a Keanu Reeves no evitaba ponerse nervioso y sentir pena.

–Yo... Quiero que me ayudes a enamorar a Michael.

Pudo ser un glitch o su imaginación, pero en ese silencio tenso el Squip tuvo un tic en el ojo derecho.

¿Quieres que te ayude a enamorar a Michael Mell? ¿Tú mejor amigo? ¿Ese Michael?

Exacto. Volvió a confirmar.

¡¿Este Michael?! –Preguntó más alterado, volviendo a tomar la forma del aludido por unos segundos.

Ese mismo. Me sorprende que te puedas ver tan lindo como él.

¿Estás diciendo que me instalaste solo para ayudarte a conquistar a ese geek de tu nivel?

Básicamente eso ¿Puedes ayudarme?

¿Es una broma? –Jeremy se alzó de hombros sin comprender por qué el actuar tan arisco del Squip ¿Acaso había algo de malo? ¿Las computadoras japonesas eran tan sexistas y homofóbicas como el país donde las fabricaron? Empezaba a creer que por la forma en la que el hombre glitcheado restregaba su rostro estaba cerca de la respuesta. –Tanto avance tecnológico, tanta información... Soy un milagro para la humanidad y lo que tú me pides que haga es darte tips para enamorar a un nerd que seguramente ya te ama. Esto es un desperdicio de tecnología y años de evolución.

¿Qué? ¿De qué estás hablando?

¡Hablo de que él debe ser el único chico en la faz de la tierra que te amaría así como eres! ¡No me necesitas para esto!

Jeremy se quedó callado, pero no por mucho tiempo.

–Tú... ¿Sabes si él me ama?

¿Quieres mi respuesta más explícitamente obvia? No, no lo sé. De hecho no sé qué está pensando. Solo sé cuáles son tus sentimientos, emociones y pensamientos. Puedo ver tus recuerdos y conocerte más de lo que tú te conoces, pero no puedo hacerlo con otras personas. –Explicaba, mientras que la expresión ilusionada de Jeremy volvía al gesto apagado de antes. –La única razón por la cual lo digo es porque analicé tus memorias y todo lo que sabes de Michael. Créeme, dos geeks como ustedes ya parecen pareja.

¿Es lo único que puedes darme para creerlo? ¿Un análisis objetivo y cálculos?

El Squip alzó una ceja con interés, no esperaba una reacción así de frustrada de parte de su huésped, pero no por eso le desagradaba.

No voy a arriesgarme a un rechazo solo porque tú supones que le gusto.

Así es, Jeremy estaba siendo terco al tratar de ponerse en contra de la computadora que él mismo instaló en su jodido cerebro ¿Pero podían culparlo por dudar? El Squip solo veía las cosas desde sus ojos, solo podía ver su mente, no la de Michael ¿Y si solo estaba malinterpretando todo? ¿Y si solo se basaba en estudios generalizados?

Jeremy ya se conocía lo suficiente y no le bastaban más que unas pocas memorias para saber que así de penoso, patético y desagradable cómo era ahora no podría gustarle a nadie, mucho menos a Michael.

Alguien tan terrible y lleno de defectos... Simplemente no era posible.

Niño, en serio debes dejar de ser tan terco y...

–¡Él realmente me gusta! Lo amo más que a nada. Por favor. No pediré nada más. No tienes que ayudarme en la escuela, ni hacer tanto esfuerzo si no quieres. Solo... Dime qué debo hacer para que Michael me ame, haré lo que sea que tú me pidas. Cualquier cosa que tú digas.

Se formó otro silencio tenso al rededor. Jeremy a este punto ya estaba apretando los puños y temblando ligeramente. El Squip lo observó impresionado por unos segundos, pero entonces su expresión se ablandó.

¿Cualquier cosa que yo diga?

Todo lo que tú creas que deba hacer para gustarle a Michael yo lo haré.

Muy bien. –Finalizó, desapareciendo los gráficos con una sonrisa en su rostro.

Jeremy no pudo evitar sentir una ola de energía y emoción recorrerlo. Su corazón empezaba a latir más rápido de solo darse cuenta que por fin esto estaba ocurriendo.

Sí... Jeremy Heere era el idiota enamorado que haría cualquier cosa por Michael, solo que era demasiado ingenuo como para pensar en unas posibles consecuencias negativas.

Podía confiar en el Squip después de todo ¿No?

Esto era apenas el primer gran error.

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¡Boooooys! ¡Lamento haberme tardado tanto en actualizar! Pero como muchos de ustedes sabrán... Estuve ocupada haciendo esto:

https://youtu.be/PWtXV1X334A

Y solo quería decirles a quienes lo vieron que muchas gracias por su apoyo y sus lindas palabras. Fue realmente muy importante y preciado para mí, pues nunca tuve la confianza para hacer animatics, y ver que les gustaba tanto cuando yo creí que era algo mediocre me hizo tan feliz 💕 Así como leen este fic que yo creo que puede mejorar en escritura.

MUCHAS GRACIAS!~

Y volviendo al fic... UFFF, quería poner lo de la canción Be more chill parte 1, pero no me entraba y hubiese alargado el capítulo más de lo que quería.

Aún tengo algunas dudas sobre lo que quiero hacer con el Squip, y no me refiero a la trama sino que... ¿A ustedes les gustaría en algún momento que viésemos desde su punto de vista? ¿Les gustaría conocer sus motivos para volverse el antagonista de la historia? ¿O prefieren que todo se quede en un misterio como en el musical? Pues, ni siquiera los creadores sabían cuáles eran las verdades intenciones del Squip.

Yo tengo una idea en mente, pero mencionarlo podría ser o no ser spoiler.

Tuve que investigar sobre el TDAH para este capítulo. Leí que los síntomas son distracción e hiperactividad. Ambos o solo uno a la vez. Yo creo que Christine tiene ambos, pero al analizar cómo actúa a lo largo de la obra... No puedo verla más como la chica que está alegre las 24 horas del día.

Christine es una adolescente normal como todos, con sus propios problemas y voces interiores, y por como se porta en varias escenas me doy cuenta de que no es tan diferente a Jeremy en cuanto a timidez.

Quería agregar hace mucho a las madres de Michael ¿No son hermosas? ❤️

En fin, no necesito decir nada más salvo... Gracias por leer y espero que les haya gustado este capítulo. Trataré de actualizar pronto 💕 Los amo, nenes~

Y quiero hacer un saludo especial a:
MisakiAshuraUchiha que me aguantó en mis delirios cuando se me ocurrió la idea del fic y siempre me escucha 💕 (Ella escribe de musicales y lo hace de puta madre, vayan a leerla)
MUSICALIZAD0S Porque su apoyo me sigue desde el fandom de Funamusea y hasta hace poco la conocí un poco más 💕 Léanla porque esta hermosura de persona me hizo un Violentómetro ;;;;
PieBroadway Porque también la adoro y sus fics de Boyf-riends me enamoran!~
Mordrxd_00x Porque te amo, pelotudo.
Th3Bansh3e13 Porque te amo, pelotuda.
HolyRabbit TE AMO, HIJA. GRACIAS POR TU APOYO Y TU AMOR, VALES MIL ❤️
Y también a los que me dejan comentarios y votan 💕 Sepan que aunque no respondo a todos (porque no sé qué responder :c), los leo y me hacen reír 💕 No cambien~

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