💊Be more brave👓

Jeremy era inseguro, eso nadie—ni siquiera Michael Mell que odiaba decir cosas negativas sobre su persona—podía negarlo.

Y Jeremy lo sabía, lo admitía. Desde cómo se veía, su personalidad, lo que hacía... El solo notar las miradas del resto de la gente sobre él cuando caminaba por los pasillos por la escuela o salía de su casa era suficiente para notar que todo él era algo desagradable y reprobable para el resto. Es más, a veces durante la noche, cuando no podía dormir y se aburría de repasar sus errores del día, con la lista de humillaciones, su lado más paranoico evitaba que pudiese cerrar los ojos. Por alguna razón, la mayoría del tiempo llegaba a él la imagen de su madre sonriendo de alivio al abandonar la casa.

Quién sabe... Probablemente era porque se imaginaba que con un hijo fracasado como lo era él, ninguna mujer querría gastar tiempo y dinero.

Muchas veces se había preguntado cómo cambiar, y el problema normalmente no era su voluntad, sino el preguntarse ¿Qué debería cambiar? Sabía que absolutamente todo sobre él estaba mal de algún modo, pero ¿Entonces qué debía hacer? ¿Por dónde empezaba? ¿Cómo tenía que vestir? ¿Por qué deducía que con cualquier cambio seguiría siendo una basura? Porque la verdad es que incluso estando a la moda Jeremy podía sentirse del asco.

Pedirle consejos a su padre no serviría, no tenía madera para eso. Michael... Oh dios, su opinión era más que importante, pero él siempre le decía que no tenía que cambiar nada y eso le frustraba demasiado ¿Cómo sabes qué está mal en ti si nadie te lo dice? ¿Cómo sabes qué hacer sin que alguien te lo diga?

Afortunadamente para él... Eso estaba a punto de cambiar.

–Jeremy, este... ¿Te encuentras bien?

Jeremy volteó, estaba temblando un poco después de la emoción inicial y por supuesto el jodido dolor que había sufrido hace un rato, pero tenía una sonrisa calmada en su rostro, lo cual contrarrestaba demasiado con las expresiones de todo aquel que lo rodeaba. Incluso Christine se veía pasmada cubriendo fallidamente a Jake Dillinger a su espalda.

Su sonrisa rápidamente se deshizo. Oh, mierda. Se había olvidado que había convulsionado y gritado como poseído hace un rato.

–Respira hondo y sujétate de una mesa fingiendo que estás agotado. Diles que estás bien, que solo tuviste un ataque de pánico.

Jeremy se quedó rígido, no porque no entendiera aquella orden, sino porque notar todas las miradas sobre él hacía a su cuerpo quedarse inmóvil. No era buen actor, al menos no improvisadamente ¿Qué se supone que hiciera?

–Jeremy, por el amor de Dios. Todos te están mirando, haz lo que te digo.

El joven se sobresaltó, siendo realmente consciente de la gran cantidad de gente que susurraba y murmuraba, y no precisamente con expresiones preocupadas, sino disgustadas ¿Qué estaban diciendo? ¿Acaso creían que había hecho ese show ridículo a propósito? ¡No buscaba llamar la atención o hacer un escándalo! El Squip le había pedido que fingiera que todo había sido un ataque de pánico, pero sentía que ya no había necesidad de fingirlo, no cuando todos esos murmullos y miradas desaprobatorias oprimían su respiración hasta marearlo.

–¿J-Jeremy? ¡Jeremy! –Christine reaccionó cuando lo vio tambalearse hasta la mesa más cercana, sujetándose de los extremos opuestos de la tabla para evitar caer. Estaba sudando mucho y la respiración le estaba fallando. –Jeremy, calma. Respira... Inhala, exhala... –No tuvo que repetirlo muchas veces más, Jeremy solo necesitaba volver a conectarse con su realidad alejando su visión y audición del resto de la gente. Christine ayudaba bastante, su tono era amable y palmeaba su espalda a medida que él iba regulando su respiración y su temblor iba cediendo.

–Woah, viejo ¿Te encuentras bien? –Hasta Jake tenía un tono más suave y preocupado con él, apoyando una mano en su hombro mientras que él se reincorporaba con cuidado. Aquello le sorprendía un poco, sin embargo no tenía la estabilidad mental para ponerse a analizar si lo hacía para quedar bien con Christine o porque en serio le preocupaba.

–E-Estoy... Estoy bien... Solo... –Volvió a inhalar hondo. Se sentía afortunado por no haberse puesto a llorar como normalmente le ocurría. –Tuve un pequeño ataque de pánico. No es nada... En serio.

–¿Seguro de que te sientes bien? –Preguntó la más baja, notoriamente preocupada. –¿No quieres sentarte? ¿Quieres ir por agua?

–¡No! –Se apresuró a contestar de repente, volviendo a su postura calmada cuando reparó en que asustó a ambos con su reacción. –Quiero decir... No, está bien. Vine con Michael, solo voy a buscarlo y volveremos a casa. Estaré bien.

–Oh... Está bien, pero ten cuidado.

Jeremy asintió, y se alejó lentamente hasta una zona donde no había tanta gente y apenas pasaban unas personas. Todavía se sentía tembloroso y con el pulso acelerado, sin embargo estaba mejor que hace unos momentos y ya se sentía un poco más fresco que antes.

–Eso no fue actuado. –Comentó de repente el Squip, observándolo de una forma neutral, como si esto no le sorprendiera pero a la vez quisiese decir "Te pedí que actuaras, no que tuvieses un taque de pánico real".

¿Te parece que lo fue? –Pensó tratando de ponerle sarcasmo, si es que eso se podía, y se apoyó contra una pared. Necesitaba calmarse completamente si quería seguir caminando, experiencias pasadas le habían confirmado que le convenía esperar un rato antes de moverse de nuevo.

Se pasó una mano por el cabello, soltando un bufido. No tenía que ser un experto en neurología para darse cuenta segundos después de sus ataques. La sensación sofocante y horripilante del momento era más que suficiente, no necesitaba que una computadora le recordara lo que ya sabía o que le remarcara lo obvio.

El rostro del Squip pareció hacer una mueca, no contento con esa respuesta. –No necesitas usar el sarcasmo. Ahora mismo estoy revisando tus memorias y tu actividad cerebral. Parece que tienes estos ataques desde hace un par de años ¿No has pensado en ir con un especialista?

Jeremy evitó el contacto visual para no sentirse observado, aunque era tonto intentarlo cuando la imagen de la versión computarizada de Keanu Reeves no fuese más que algo imaginario. Él solo era algo que Jeremy podía ver, no es como si realmente el Squip pudiese verlo desde la perspectiva de una persona frente a él.

–No... No es como si lo necesitara. No es importante de todos modos.

–Querrás decir que no es dañino ni te matará. Eso no significa que no sea importante. Según mis conocimientos médicos esto tiene explicación y un origen neurológico y hasta psicológico, pero no me considero un doctor así que no voy a recetarte nada de lo que recomiendan.

–Bien, me parece perfecto. Estoy lidiando solo con ese problema.

No se sentía cómodo hablando de sus crisis nerviosas con nadie, ni siquiera con Michael, y eso que el chico de gafas ya lo había visto un par de veces. No había hecho más que investigar en internet antes de borrar el historial, y por lo poco que sabía del tema no creía que tendría que hacer un escándalo por ello, es decir... No había tenido ataques más largos que de dos o tres minutos y la mayoría siempre ocurrían cuando estaba rodeado de mucha gente, los evitaba exitosamente cada vez que abandonaba la escuela luego de cada jornada y se controlaba bien cuando estaba acompañado de Michael.

Eso sí, no negaba que cuando ocurrían... Se sentía tan espantoso y desagradable.

Suspiró, mejor cambiaría poco a poco el tema.

–Solo... Tengo una duda ¿Por qué querías que actuara como si hubiese tenido un ataque de pánico? Estás lleno de información, así que... Sabes entonces que no se ven de esa forma ¿Verdad?

Vamos, que cuando uno piensa en "pánico" automáticamente se imaginaría a un tipo corriendo en círculos y gritando como loco, o a una multitud aterrada huyendo de algo, sin embargo Jeremy sabía que no era así como actuaban las personas con ataques de pánico ¿No hubiese sido poco creíble para el resto?

–En efecto, los ataques de pánico no se ven tan exagerados y no suelen llamar tanto la atención como tu escándalo mientras estaba siendo instalado, pero no todos tienen los datos necesarios para deducirlo y la ignorancia general hubiese sido más que suficiente para engañarlos.

–Waw, sabes... Mucho más de psicología de lo que pensaba. –Tenía que admitir que le resultaba impresionante y aterrador al mismo tiempo.

Sobre todo aterrador. Recordaba que según las películas, las computadoras que empatizan con el ser humano y llegan a parecerse a uno, terminan volviéndose locas y destructivas. Básicamente con ellas empezabas la trama perfecta de tecnología vs humanidad donde uno de ellos tomaba el control de todo al final ¿Eso ocurriría?

–Que no te engañe la ficción, Jeremy. Estoy programado para mejorar tu vida, difícilmente podría ir en contra de mi código y hacer lo que estás imaginando.

El aludido se ruborizó levemente, se había olvidado de que el Squip leía todos sus pensamientos como un libro. Sí se sentía un poco idiota por usar películas y ficción como guías, pero era lo más cercano que tenía a la mano para comparar con su situación realidad. Esto todavía seguía siendo demasiado bueno para ser verdad.

–A-Ah, sí. Perdón. Olvidando todo eso... ¿Podemos volver al otro tema? ¿Cómo me ayudarás a conquistar a Michael? –Quería tocar el asunto ahora mismo, en lo posible empezar con cualquiera sea el plan lo más pronto posible. Se impacientaba fácilmente cuando estaba emocionado.

El Squip cambió su expresión a una más pensativa y apoyó su mentón sobre su dedo. Jeremy se preguntaba si cuando se tomaba el tiempo para pensar estaría revisando sus recuerdos o buscando respuestas entre su base de datos.

Muy bien. Analizando tu caso... La razón por la que no te has confesado aún es por miedo a perder tu amistad y cercanía con Michael, y porque analizas demasiado las posibles consecuencias. Necesitas confianza, por eso es que el primer paso para acercarte románticamente a Michael es volverte popular y relajado.

¿Qué? Oh... ¿Lo dices en serio? –Parpadeó dos veces, tratando de digerir la respuesta. Realmente no era algo que le molestase pero... Sí era difícil de imaginar ¿Un perdedor como él podría volverse popular de un día para el otro? Era prácticamente imposible que un hazme reír impusiera respeto a los demás.

–Sé que piensas que es imposible, pero no lo es. Verás... La actividad social humana está gobernada por reglas. Yo tengo la capacidad procesadora de entender esas reglas y... Pasártelas a ti.

Jeremy asintió. El Squip no estaba del todo equivocado si lo pensaba bien ¿No había tirado cada oportunidad de confesarse a la basura por miedo a la reacción de Michael? Ser popular era un logro un tanto rebuscado para intentar conquistarlo, pero... Quería que Michael lo viese como algo más que su pobre amigo indefenso al cual debía proteger y consolar ¿No es así? Michael tal vez podría empezar a sentirse más atraído hacia él si dejaba de verlo con los ojos de una madre sustituta.

El Squip tenía razón. Si se volvía popular y exitoso tenía menos probabilidades de rechazo ¡Era una idea perfecta! Solo que no estaba seguro de cómo lograría subir en el escalón social tan pronto.

–Empezaremos con lo básico. Camina al frente, yo te diré cuando encuentre el lugar para comenzar.

Como el Squip pidió, Jeremy avanzó por el extenso pasillo del centro comercial. La imagen holográfica del Squip no pareció moverse un solo centímetro de su lado mientras caminaba, hasta que pasó por la vitrina de una librería que le llamó la atención, y al mirar en ella mientras seguía andando, el Squip se le quedó observando detenidamente.

Normalmente eso le pondría nervioso, pero él era solo una computadora que quería ayudarlo, así que le provocaba curiosidad que lo mirara de ese modo, hasta que lo oyó decir palabra.

–Saca las manos de los bolsillos. –Jeremy hizo caso al instante, creyendo tontamente que esto sería todo por ahora. –Endereza la espalda, infla el pecho. Añade algo de arrogancia al caminar o parecerás un masturbador. Arreglaremos tu postura y luego lo demás.

–Pero sí soy un masturbador. –Podía no decírselo al mundo, pero ni siquiera él podía mentirse tanto a sí mismo como para negar su naturaleza calenturienta.

–Arreglaremos eso.

Ok, eso era algo de lo cual preocuparse.

–¿A qué te refieres exactamente con "arreglaremos eso"? Porque soy un adolescente en una etapa de descubrimiento sexual, lo cual es totalmente normal y saludable para... ¿Siquiera estás escuchando lo que digo?

–Lo que digas es irrelevante en este momento. Hay cosas más importantes que debemos hablar como que... Toda tu apariencia nerd es repulsiva.

Lejos de haber reaccionado ofendido, Jeremy quedó en duda con esa aclaración. –¿Nerd? Yo creo que soy más como un geek, pero...

–Tu tartamudeo será una tarea difícil.

–¿Qué? No tartamudeo tanto ¿Verdad?

–Tus tics y movimientos nerviosos son persistentes, tu encanto es inexistente. Arreglaremos tu vibra y luego lo demás.

Jeremy se detuvo un momento. Es verdad que no estaba hablando con una persona real, pero no estaba acostumbrado a escuchar sus defectos si no eran provenientes de su propia voz mental. De pronto se sentía incómodo y dubitativo ¿Realmente todo estaba tan mal con él? Que él lo creyera era una cosa, pero que una computadora de avanzada tecnología estuviese de acuerdo y le remarcara defectos que ni él creía conocer ya era otro nivel.

Pero yo-

–No.

Pero-

No.

–¡¿Pero qué se supone qué...?!

–No. Basta. –El Squip soltó un largo bufido, indicándole a Jeremy una vidriera cercana. –Acércate hasta allá un momento, quiero confirmar algo.

El joven Heere obedeció. Nunca le gustó verse reflejado en espejos o cristales, pero si era necesario para su Squip... Entonces no perdería tiempo. No sabía bien qué quería confirmar, si era por su postura o la ropa que estaba usando, pero sea lo que sea que analizara empezaba a desear poder arreglarlo rápido para que quitara esa mirada desaprobatoria que siempre veía en la cara de los demás.

El silencio era tan tenso que juraba que si se concentraba podía sentir el tacto de esas manos holográficas sobre sus hombros.

–Es tal como pensaba.

¿Qué?

–Todo sobre ti es terrible.

Eso lo golpeó como un bate de metal en la cabeza.

Su vista se clavó de nuevo en su imagen reflejada, pero esta vez no estaba solo mirando, estaba observando detalladamente, buscando con desespero aquello que estaba tan mal. Pronto se dio cuenta de que no era necesario, pues como diría uno metafóricamente: No hay un gusano en la manzana, toda la fruta está podrida. En otras palabras, él era todo lo que estaba mal.

Todo sobre ti me hace querer morir.

–Jesucristo. –Aquel susurro asombrado escapó de sus labios al tiempo que decidía apartarse de enfrente de la vitrina. Estaba tratando con una computadora lógica y sin sentimientos, era normal que fuese tan directa con él ¿Pero esto ya no era un poco rudo? No lo sabía, solo que no podía comenzar a desconfiar ahora.

–Sé que no suena bien que te lo diga de este modo, así que no te asustes ni te resistas. No dudes que si yo te asisto serás más calmado.

–Si tú lo dices. –Alzó los hombros, decidiendo retomar su caminata. –Es solo que eres muy directo como para mi-

Antes de siquiera terminar de formular su pensamiento, un dolor agudo, rápido y desagradable lo recorrió desde la espalda hasta la cabeza, haciéndolo soltar un quejido. No había sido tan fuerte y duradero como al instalar al Squip, pero reconocía aquel dolor como un choque eléctrico.

–¡Jesús! ¡¿Acaso acabas de electrocutarme?! –Hizo el intento de encarar al holograma, pero este se alzó de hombros con una expresión despreocupada inmutable.

–Fue estimulación espinal. Te estabas encorvando.

–¡Eso no era necesario! –No tenía nada en contra de las correcciones, pero los choques eléctricos eran completamente innecesarios ¡Con decirle que se estaba encorvando bastaba! No quería que este proceso de aprendizaje se volviese como en esas escuelas privadas con maestras exigentes y aterradoras que te golpean con reglas o palos cuando haces algo mal.

Créeme. El dolor es el mejor corrector. Mientras más duela más querrás evitar cometer errores o desobedecer.

Sí, en definitiva una apariencia de señora mayor en uniforme de maestra británica le quedaría perfectamente, y no lo pensaba con ánimos de halagar.

–Y ya que estás pensando en ropa, llegamos al lugar correcto. –Jeremy entonces se detuvo, estaban frente a una tienda de ropa. –Primero lo primero, compra una nueva camiseta.

Fue un segundo después de haber entrado y escuchado aquello que Jeremy reaccionó mirando su camiseta. –¡¿Qué?! ¡¿Qué está mal con la mía?! –A menos que las rayas horizontales estuviesen pasadas de moda o lo hiciesen ver gordo no creía que fuese a matar a alguien con solo verla.

Es mejor si solo obedeces. Recuerda, mi trabajo solo es adornar tu estética y hacerte ver menos patético. Solo ve y búscalo, no me preguntes por qué.

–¿Está... Bien?

Hizo un corto escaneo visual en el interior de la tienda antes de avanzar hasta donde se encontraban las camisetas. Había muchas otras personas comprando ahí, e incluso para ser una tienda tan grande faltaba algo de espacio para las empleadas que iban de acá para allá ayudando a sus clientes. Ninguna se le acercó, eso solo lo mantenía tranquilo, pues el único juicio que necesitaba ya estaba en su cabeza.

Miró algunas que estaban sobre una de las mesas elegantes con apariencia rústica y antigua, las típicas mesas de adorno, y entre estar mirando algunas, al Squip le llamó la atención una de ellas.

Elige esta. –Indicó señalando. Jeremy frunció el ceño, para nada convencido.

–¿Esta? Pero tiene una foto de Eminem. Él no me agrada, es viejo e irrespetuoso con las mujeres. –No necesitaba ser mujer para sentirse asqueado con la letra de muchos de sus raps, llevarlo en una camiseta era lo menos razonable que le proponían.

Si eres tan astuto ¿Para qué me necesitas? –Respondió en tono orgulloso, alzando una ceja con una mirada expectante.

–Es solo que no me agrada. Además ¿La gente aún escucha a Eminem? Estoy seguro de que Michael no lo hace, él prefiere a Marley.

–Irrelevante. Mi estructura cuántica me permite ver posibles futuros. Veo un posible futuro donde usas la camiseta de Eminem y las cosas salen bien. –Explicó detalladamente.

–Muy bien... Eso es impresionante –Le sorprendía que no alardeara de ello, porque en su lugar Jeremy estaría presumiendo con todo el mundo. –¿Pero qué tal si alguien me pregunta sobre su música? –Odiaba estar en situaciones donde no sabía qué responder, y normalmente le ocurría con profesores ¿Con los populares no sería el doble de malo?

–Yo te diría qué responder. Mi base de datos es infinita e instantánea.

–Oh ¿En serio? ¿Qué tal eres con la tarea de matemáticas? –Había prometido que no era necesario que le ayudase con las notas de la escuela, pero recurrir a él ahora le parecía demasiado tentador como para rechazarlo.

–Soy una súper computadora, Jeremy, yo estoy hecho de matemáticas.

Muy bien, entonces camiseta de Eminem y... ¿Tú crees que le guste a Michael?

–Jeremy, toda tu existencia representa un desastre ¿Y me preguntas si esa camiseta le gustará a tu amigo? Tienes que estar bromeando.

Jeremy se alzó de hombros mientras acomodaba el resto de camisetas que había estado observando. –Sé que tengo que verme cool para los demás, pero... Realmente me importa lo que Michael piense también ¿Qué tal si no le gusta?

–Créeme, tu opinión de moda es inválida para mí cuando eres un adolescente que compra en tiendas de ropa de segunda mano en la sección de descuentos por noventa y nueve centavos. Además si fuera tú me estaría preocupando por cosas más graves que una camiseta, como por ejemplo, no he visto la talla así que no sé si vaya a quedarte con lo flaco que estás.

–¿Sabes? No tienes por qué hablarme de ese modo. –Bajó la mirada con notoria pena. Las personas cercanas a él solían comentarle cosas sobre su físico que se relacionaban a su peso y contextura, pero lo hacían de un modo diferente. Él mismo se había preguntado si realmente estaba tan mal, solo que no podía asegurarlo.

Jeremy, estoy dentro de tu cabeza. Nada de lo que yo diga es algo que no hayas pensado, de hecho solo lo mencionaba porque estabas pensando en eso cuando revisabas las camisetas.

Se sobresaltó, volviéndose a la imagen imaginaria del Squip cual le sonreía con autosuficiencia, como si le enorgulleciera lo que decía. No había pensado en lo incómodo que sería dejar a otra persona—bueno, no era una persona real, pero lo parecía—meterse tan adentro de su mente al punto de saber todas sus inseguridades y complejos. Una cosa era que él mismo batallara contra su propio juicio, eso podía soportarlo, pero no podía con la idea de que otro lo supiera.

–Sí, lo sé. No estás cómodo con que yo sepa tanto de ti, pero míralo de este modo. Soy como tu instructor, yo podré ayudarte a arreglar todo lo que te produzca inseguridad. –El joven aún dudaba, pero el Squip no parecía querer detenerse aún. –Puedes estar tranquilo, yo no le diré a nadie que... Que usas ropa holgada porque sí crees que te falta masa corporal. Por eso usas ese Cárdigan la mayoría del tiempo, aunque sabes que no sirve del todo. –A Jeremy se le quedó un grito indignado atascado en la garganta, al tiempo que volvía su mirada a la ropa para tratar de ignorarlo. –Y que crees que tu voz es ridícula...

No necesito que sigas diciendo eso. –Sus dedos temblaron sobre la tela en un intento por acomodar una de las camisetas en una percha junto al resto. El silencio lo mantuvo tranquilo por unos segundos, pero ni siquiera pudo colocar la percha en su sitio sin tener que escuchar esa voz en su oído de nuevo.

–Y aunque te gusta tu cabello crees que es aniñado. Detestas tu palidez, detestas tus pecas, detestas enrojecer con los nervios. Sabes que eres un adolescente descuidado y solo lo empeoras metiéndote con drogas y empeorando cada vez más con la escuela. Te consta lo molesto que es cuando empiezas a vacilar. Es desagradable cuando estás ansioso y te muerdes los dedos. No sabes qué harás con tu vida después de la escuela y temes ser un mediocre fracasado que no logrará nada con su vida. Temes que Michael lo sepa ¿No es así? No crees que alguien tan lleno de defectos e imperfecciones como tú pueda gustarle a alguien.

–¡Dije que te calles!

Su voz se ahogó junto al sonido del plástico de la percha chocando con el suelo. Jeremy se sentía agitado, había tratado de lanzarle la camiseta al Squip para cerrarle la boca pero se había olvidado de que él realmente no tenía una forma física que recibiera el golpe, en consecuencia solo había tirado la percha con la ropa a menos de un metro. Se congeló en su sitio, mirando rápidamente a todos lados para verificar que nadie lo había visto y se agachó para recoger la prenda lo más rápido posible para ponerla en su lugar y fingir que esto nunca ocurrió.

Sin embargo no le fue posible.

Ah, una cosa más. Puede que tú no lo vieras por estar alterado, pero créeme, más de uno te acaba de mirar.

El joven Heere no se movió ni un centímetro tras haber escuchado aquello, pero sus ojos sí. Se levantó lentamente, y mientras más detenía su mirada en cada rincón donde hubiese gente más notaba cómo lo veían.

Varias de las empleadas habían detenido su labor para echarle un ojo como si lo estuviesen culpando de algo, más de un cliente del local desaprobaba su actitud y su presencia, más de una persona se había puesto a murmurar ¿O era solo su imaginación? Jeremy sabía que tendía a imaginar por pura paranoia, pero estaba seguro de que esta vez era muy real y no podía controlarlo.

No, Jeremy, no lo estás imaginando. Míralos ¿Qué crees que piensan de ti? Hay tantas probabilidades, tantas variantes.

No otra vez.

El oxígeno hacía cada vez más falta en sus pulmones, sus piernas comenzaban a temblar cual gelatina cuando trataba de retroceder a donde dejara de sentirse observado, pero no podía escapar. El espacio comenzaba a disminuir de un modo sobrenatural, las personas cuchicheaban cada vez más fuerte hasta que ya no eran susurros y pasaban a ser comentarios directos. Sus ojos buscaban una salida, pero la gente había conseguido acorralarlo en un espacio pequeño junto al perchero.

El Squip seguía fresco y calmado, no parecía preocupado por la situación, como si ver a su huésped hiperventilando mientras era rodeado por clientes y empleados como si fuese un apocalipsis zombie, le resultara normal.

Jeremy a estas alturas ya ni siquiera tenía voz para pedir ayuda o disculparse, seguía temblando y luchando por respirar al tiempo que cerraba los ojos con fuerza y se cubría los oídos.

Jeremy, está bien. Ellos solo te dicen lo que ya sabes, no te vendría mal escuchar sus opiniones. Conocer tus errores te ayudará a saber qué debes mejorar. Aceptar lo terrible que eres solo es el comienzo para aceptar que debes cambiar.

No tenía idea de cómo es que el Squip lo había hecho levantarse si se supone que no podía tocarlo, pero de un segundo a otro é lo había sujetado del brazo para ponerlo de pie y lanzarlo contra la multitud enceguecida de odio que gritaba insultos y verdades horribles en su oído. Todo parecía ser tan irreal pero a la vez tan vívido que podía sentir a la gente tirando de su cabello, de sus brazos, empujándolo por la espalda y los costados, pellizcando su cara, todo eso mientras seguía perdiendo el aire en un llanto silencioso.

–¡Todo sobre ti apesta! ¡Todo sobre ti apesta!

–Escúchalos, Jeremy. Aceptar que quieres morir con solo ver lo desastroso que eres te motivará. Mira a tu alrededor, todos en el centro comercial creen que eres detestable.

Entre todo el jaloneo Jeremy había caído al suelo, pero la gente no había parado y seguían intentando levantarlo y arrastrarlo a algún sitio en particular. Cuando tuvo el valor de abrir los ojos lo pudo ver ¿En qué momento eso estuvo en la tienda? Un espejo de dos metros de altura y uno de ancho que no tuvo tiempo de mirar de lejos.

La gente lo empujó contra él hasta que su mejilla y el resto de su cuerpo estuvieron aplastados contra el cristal. Jeremy intentó separarse y su imagen en el espejo se distorsionó de forma hórrida. Él mismo, su propio reflejo lo estaba viendo con la misma superioridad y desprecio que el resto de la gente, golpeando contra su lado del cristal. Sus labios retorcidos en una sonrisa dejaban escapar una que otra risa cuando alguno de los presentes lograba sacarle un quejido al atinarle un golpe. Al igual que él, sus ojos derramaban lágrima tras lágrima, pero había un brillo de odio puro en ellos, como si sus golpes contra el cristal fuesen con las intenciones de atravesarlo para unirse a la multitud con el maltrato.

–¡Todo sobre ti apesta! ¡Todos creen que eres detestable! ¡Eres desagradable! ¡Terrible! ¡Tan detestable! ¡Soy tan terrible, tan detestable! ¡Eres tan odiable!

Se sentía como si fuese a morir justo delante de todos. El pecho le dolía, todo a su alrededor se nublaba, la gente seguía gritando, no tenía de donde sostenerse más allá del suelo y ni siquiera el espacio que le permitieron tener ayudaba en algo.

–Todos creen que eres tan terrible.

Jeremy hizo un esfuerzo abismal para levantar su rostro hacia el Squip, pero lo que vio no fue él.

Era Michael, y como se temía, él también lo estaba viendo con el mismo desagrado.

Eres detestable ¡Oh, chico! ¡Ya puedo ver por qué!

Entonces abrió los ojos. Todo se veía como si nada hubiese ocurrido; la percha a su lado, él sentado en el suelo con las manos sobre los oídos, la gente metida en sus propios asuntos... Como si todo hubiese sido parte de un mal sueño.

Podía escuchar su propio corazón latiendo desbocado, su respiración intentando calmarse, sentía la tibieza de sus lágrimas en su rostro y la vergüenza aún persistente. Por supuesto, nada fue real, pero el miedo sí lo fue.

–No te quedes ahí todo el día, llamarás la atención más de lo que ya hiciste hoy. –Pidió el Squip, quien seguía parado a su lado como si nada. –Tengo algo de fe en que no eres tan malo escogiendo ropa, así que trata de elegir una camiseta por ti mismo.

El adolescente asintió temblorosamente. La duda sobre si tal horrible experiencia fue obra de su imaginación o un juego mental de aquella computadora rondaba en su cabeza, pero no se atrevía a preguntar, realmente no quería saber la respuesta. Es más, ni siquiera quería volver a hablar de esto, tan solo olvidarlo.

Volviendo a la petición, se puso a revisar entre las camisetas colgadas en el perchero, hasta que encontró una de color azul claro que le resultó bastante bonita. Era tal vez de su talla, la tela era suave, el color era perfecto y el corte le encantaba. Pero apenas la sacó para observarla mejor y preguntar por ella, el Squip lo interrumpió golpeándose la frente.

–Jeremy, esa es una camisa de mujer.

Oh, perdón, no sabía. Pero no está mal y...

La estaba por dejar en su lugar cuando sintió otro choque eléctrico hacerlo perder el equilibrio. Por un demonio que esa mierda dolía.

–Postura. –Le recordó insistentemente, y Jeremy no tardó en enderezarse nuevamente.

–¿Jerry?

Jeremy probablemente no se hubiese espantado tanto si no hubiese sido Chloe Valentine la que lo llamó por el nombre equivocado, acercándose hasta su sitio junto a Brooke Lohst. Mierda, primero Jake, ahora las chicas más guapas de su escuela ¿Es que acaso hoy tenía que ser humillado delante de todos?

–Uh, Jeremy. –Corrigió sin ganas, mientras las chicas lo observaban incrédulas.

–¿Tú compras aquí?

Oh, mierda. Rápido, Jeremy ¿Qué contestaría un chico cool en esta situación?

–Oh... Sí, todo el tie-

–Nunca.

–¡Nunca! Eso es lo que quise decir. –Se apresuró a corregirse.

–Saluda a la beta. –Indicó, señalando a Brooke.

–O-Oh, um... H-Hey, Brooke. –Obedeció al instante, apenas sacudiendo la mano libre para saludar. Brooke no respondió el saludo, quizá porque no lo consideraba merecedor de dirigirle la palabra, o tal vez porque el smootie que estaba bebiendo era demasiado bueno como para despegar los labios de la pajilla.

–Dile "Te ves sexy".

–¡NO PUEDO DECIRLE ESO A UNA CHICA! ¡¿Tienes idea de cuánto odian sentir que las acosan?! –Con suerte no chillaba eso en voz alta. Jeremy no era suertudo con las chicas, y realmente no le apetecía volverse un Don Juan con ellas, no señor. Sentía que era infidelidad indirecta decirle algo así a alguien cuando ya te gusta otra persona.

–No sonrías. Mira intensamente. Habla como si no le tuvieses miedo de tu propia muerte.

Jeremy suspiró. Lo intentaría, aunque seguía pensando que esto era una terrible idea. –Te ves realmente sexy... Brooke.

–Gracias. –Increíblemente, ella respondió con un tono complacido y una mirada coqueta en vez de abofetearlo y tirarle gas pimienta. Aquello se había sentido muy bien ¿Una chica aceptando un elogio de su parte? ¡Esas cosas no le pasaban ni en sueños! Pero poco le duró la alegría, ya que Chloe Valentine interrumpió alzando una ceja al sujetar el borde de la camisa que aún llevaba en manos.

–¿Esto es una camisa de mujer?

–No.

–Sí.

–¡Sí, lo es!

–Repite después de mí.

Su cuerpo se sintió adormecido de repente, pero no cayó, de hecho se estaba moviendo perfectamente y aún seguía de pie, solo que... No sentía que él estuviese controlándolo, solo que estaba observando todo desde sus ojos y alguien más hablaba con su voz.

–La vi en la vitrina y no pude ignorarla. Estaba saliendo con una chica y ella tenía una camisa como esta. Me trajo buenos recuerdos de cuando salíamos... Aún sigue siendo doloroso, estoy tratando de superarlo. –De milagro no se tambaleó, porque de nuevo sentía que podría controlarse por su cuenta ¿Es que acaso el Squip podía tomar control de su cuerpo si quería? Eso sonaba bien si lo pensaba, pero había hecho un buen trabajo disimulando lo de la camiseta.

–¿Y quién era esta chica misteriosa?

Bien, por lo visto Chloe Valentine estaba tratando de enterarse del chisme o simplemente quería desmoronar su obvia mentira ¿Qué respondía ahora?

–A-Ah, probablemente no has oído de... Madeline.

–¡¿QUÉ?!

Jeremy no supo si le sorprendió más que el Squip atinara correctamente o que Chloe reaccionara de esa forma. Daba igual, tenía que seguir alimentando esa mentira piadosa aunque nunca hubiese cruzado palabra con Madeline ¿Qué sabía de ella? Jenna esparció los rumores de que se había acostado con Jake, pero... ¿Qué más sabía sobre ella?

–Ella es francesa ¿Sabías eso? Su acento es tan lindo. –No mentía con lo último, había escuchado a Madeline en sus clases de español

–¡Ella no es francesa! Solo finge para llamar la atención. –Resopló Chloe, quien parecía satisfecha con esa información y no quería escuchar más sobre Madeline.

–¿Madeline terminó contigo? –Preguntó la de cabellos rubios, con un tono inocente y curioso. Aquí iba de nuevo el juego de "Adivina la respuesta apropiada y creíble".

–Seee-

–No.

–¡N-No! Verás, yo... Terminé con ella porque descubrí que me estaba engañando.

Eso suena convincente... Espera... ¡¿ME ESTABA ENGAÑANDO?!

Sí, que la historia era falsa y todo, pero seguía siendo indignante imaginarlo.

–Fue duro, sabes... Me estaba engañando... ¡ELLA ME ESTABA ENGAÑANDO! –Probablemente hubiese hecho un escándalo de proporciones bíblicas por semejante estupidez, pero el Squip lo detuvo en el momento exacto.

Hey, Hamlet. Relájate.

Afortunadamente para él, Chloe estaba ocupada tomando la noticia como para prestar atención a su intento de drama. –¡Te lo dije, ella es una perra! –Le gritó a su amiga, la cual volteó hacia él con una sonrisa piadosa.

–Estás mucho mejor sin ella, Jeremy.

–¡Obviamente! ¿Quién se cree que es Madeline?

Las chicas seguían hablando al respecto con suma indignación, pero ni siendo él la supuesta víctima del asunto lograba decir palabra con lo asombrado que estaba ¿Realmente había funcionado? Y no solo eso, Chloe técnicamente lo estaba defendiendo y Brooke trataba de consolarlo ¿Acaso estaba drogado?

–Wow... ¿Qué acaba de pasar?

–Una opinión negativa compartida es el vínculo social más rápido ¿Quieres agradarle a alguien? Entonces odia a quienes odian. Es simple, y solo tuve que buscar en tus recuerdos del viernes.

–Pero Madeline...

–Olvida la culpa, Jeremy. Verás que una mentira piadosa y un rumor valen la pena.

Esto seguía sin gustarle demasiado, pero tampoco es como si pudiese desmentirse luego de haber sido tan convincente. Tan solo esperaba que Madeline no saliese herida, él sabía lo venenosos que podían ser los rumores en la secundaria.

–Salgamos de aquí. –Soltó Chloe, haciéndole a él y a Brooke una seña para abandonar el local de ropa. Era increíble que Chloe lo estuviese incluyendo, no podía dejar pasar esa oportunidad, así que las siguió de cerca como ellas permitían.

Una vez afuera, las chicas siguieron hablando, Brooke comentaba no haber encontrado lo que buscaba en la tienda, y además se sentía cansada para seguir caminando por ahí. Chloe le daba la razón y se quejaba de sus tacones.

No llegó a oír qué se susurraban después, pero cuando Brooke levantó su mirada para verlo, supo que él estaba metido en cualquiera sea el tema que estaban discutiendo. Normalmente eso sería algo malo, pero ninguna lo estaba viendo con asco, de hecho tenían una sonrisa pintada en los labios.

–Brooke va a ofrecerte llevarte en su auto. Es imperativo que aceptes.

–Bueno, nosotras ya nos iremos, así que... ¿Quieres un aventón?

Ok, llamen a los paramédicos, tenemos a un adolescente promedio que está al borde del desmayo.

No podía creer lo que estaba escuchando ¿Brooke Lohst, la segunda chica más hermosa de la escuela, le estaba ofreciendo llevarlo a casa en su auto? No, era más que eso, su tono seductor y su pestañeo coqueto sugerían mucho más que una simple ida a casa, cosa que más que seducirlo lo asustaba un poco.

Tenía suerte de contar con el Squip para despabilarlo, de lo contrario se quedaría ahí congelado sin saber qué decir durante horas.

–Di "Sí".

–Sí... Oh, no, espera. No puedo. –Jeremy despertó del trance. No podía dejar el centro comercial aún, había dejado sus cosas en el auto de Michael y por nada del mundo elegiría a dos chicas guapas para dar el aventón antes que a su mucho más guapo y sentimentalmente maravilloso mejor amigo. –Se supone que me encontraría con mi amigo Michael.

–Oh. –Respondió desilusionada. Jeremy planeaba marcharse después de saludarlas, pero el Squip lo detuvo.

–Jeremy, si esto va a funcionar tienes que hacer lo que yo te indique. –Se quejó, señalando a ambas adolescentes como si no pudiese creer lo que estaba respondiéndoles.

–¿Qué? Oye, no puedo solo irme con ellas y dejar a Michael plantado. Él nunca me haría eso, así que yo no lo haré, además eso solo empeoraría mi relación con él.

Ah no, Jeremy se mantendría firme, incluso si un par de chicas lindas le estaban insistiendo tanto que hacían parecer esto una escena de película porno.

–¿Estás seguro de que no quieres venir? –Insistió Brooke, poniendo la mirada más triste que sus ojos café le permitían, al tiempo que se contoneaba coquetamente mientras se acercaba. –¿No quieres un aventón? ¿No quieres entrar al auto de mi madre?

Jeremy estaría mintiendo si dijera que esto le resultaba tentador. Seguía siendo bisexual, las chicas no dejaban de parecerle atractivas y deseables, sin embargo el flechazo lo ayudaba bastante a resistirse a este tipo de cosas.

–Llegarás a casa en un segundo luego de que pasemos por un yogurt congelado en Pinkberry. Lo prometo.

–Sí, Jerry. –Se unió Chloe. –No podemos forzarte, pero puedes ser cortés.

Eso terminó por bajarle hasta el suelo el interés a Jeremy.

Chloe a pesar de ser guapa podía ser venenosa si se lo proponía, aún no se olvidaba de todas las veces que habló mal de él y las miradas de superioridad que siempre le dirigía. Esta vez no se sentía diferente. Probablemente ella debía estar pensando que como era linda y popular, un geek perdedor como él aceptaría al instante.

Pero no, Jeremy no era así.

–La próxima vez, lo prometo.

Chloe resopló con una expresión irritada y volteó dispuesta a marcharse. –Cómo sea.

Brooke en cambio, se acercó a él con un gesto gentil, apoyando una mano en su hombro. –Mi novio también me engañó... Ex novio. Así que sé cómo te sientes.

–Brooke, vamos. –Demandó su amiga, y Brooke soltó a Jeremy al instante para seguir a Chloe, no sin antes agitar la mano hacia él como despedida.

–¡Au Revoir!

Y así sin más, las chicas se alejaron hasta la salida del centro comercial, dejando a un muy pasmado Jeremy detrás.

Todavía le costaba procesar todo lo ocurrido y aceptarlo como real, es que no era como el ataque de pánico de hace rato que tuvo sus incoherencias ¡De verdad, un par de chicas lindas lo habían invitado a pasear! ¿Será que les pareció atractivo o algo así? Dios, no tenía que emocionarse tanto pero esto elevaba su autoestima de una forma que no podía describir.

–¡Oh por dios! ¡¿Viste eso?! ¡Fue asombroso! ¡Las chicas más guapas de la escuela me invitaron a pasear!

–Y las rechazaste. –Muy al contrario suyo, el Squip parecía estar molesto e irritado con la situación. Y no es que lo dedujera, es que él no se molestaba en ocultar su expresión enojada o el glitcheo de su ojo derecho. De cualquier modo no le importaba demasiado.

–Sabes que no podía dejar a Michael así como así. Oh, espera... ¡Tengo que encontrar a Michael y contarle todo! ¡¿Crees que se ponga celoso?! ¡Por Dios, mataría por verlo celoso! ¡Él es tan lindo cuando está molesto! –Estaba tan emocionado que un pensamiento se antelaba ante otro consecutivamente, pero solo una frase de parte del Squip fue más que suficiente para tirar su emoción al suelo.

–Michael ha dejado el centro comercial.

–¿Qué? N-No es posible ¿Cómo lo sabes?

–Puedo acceder a las cámaras de seguridad del centro comercial. Michael ya se fue desde hace rato.

Jeremy se estaba negando a creer esto, no era posible que Michael lo hubiese dejado a su suerte, él dijo que se verían en unos minutos, le prometió llevarlo a casa después de gastar el resto del día con él ¿Habría tenido una emergencia? ¿Se habría agotado tanto como para decidir volver? ¿Por qué no le llamó entonces? Tal vez había dejado su teléfono en silencio, sin embargo no había una sola llamada perdida en la pantalla. Si Michael se había ido tuvo las intenciones de que no lo supiera ¿Pero por qué?

–Pero él... Él me lo diría ¿Verdad? ¡Michael me lo diría! ¡Él no me dejaría por mi cuenta! ¡Él nunca...!

Antes de seguir obviando por qué esto era una locura, un choque eléctrico interrumpió todo posible pensamiento.

–¡¿Por qué hiciste eso?!

–Detectaba un incremento en tu nivel de actividad cerebral y respiratoria así que te despabilé antes de que te diera otro ataque de pánico.

El adolescente no respondió, su mente seguía buscando la explicación o excusa perfecta para justificar a Michael. Probablemente él ya se había hartado de estar cargando con sus caídas de ánimo de esta semana, y no lo culpaba. Él no tenía que hacerse responsable de sus emociones ni tenía el deber de arreglar sus problemas, eso lo entendía perfectamente y todavía creía que era impropio de Michael dejar las cosas así como así.

–¿Tú sabías que él se fue? ¿Por qué no me lo dijiste antes?

–Te dije que aceptar que te lleven era imperativo justamente por eso. Jeremy, si esto va a funcionar no puedes solo escuchar, tienes que obedecer. Mira ¿Ves la vitrina de en frente? Ve hasta allá.

Asintió sin muchos ánimos y se dirigió a paso lento hasta donde el Squip le indicaba. La vitrina pertenecía a una tienda de ropa formal cerrada, así que lo único que había a través del cristal era el sitio vacío. Su visión solo le ofrecía ver la ausencia de gente y su reflejo en la vitrina. Se veía igual que cómo esa vez en el baño, en ese horrible episodio imaginario, igual que siempre en cada mañana: Patético.

–¿Qué es lo que ves, Jeremy? Sé completamente sincero, no te juzgaré.

–¿A mí? Me veo a mí.

–Sé que eres tú, pero tienes que ver más profundo que eso. Quiero que dejes de desviar tus ojos a otro lado y los dejes fijos adelante ¿Está bien? Ahora repite en voz alta después de mí. –Indicó, apoyando sus manos sobre sus hombros desde su espalda. –Todo sobre ti es horrible.

Jeremy tragó con dificultad antes de hablar, sus hombros se encogieron al tratar de seguir mirándose a sí mismo sin fallar. –T-Todo sobre mí es horrible.

Bien. Todo sobre ti me hace querer morir.

–Todo sobre m-mí... Todo sobre mí me hace querer morir. –Murmuró. El nudo en su garganta quebró su voz y le fue imposible contener mucho más tiempo las lágrimas. –Soy... Soy simplemente terrible ¿Verdad? Tú tienes razón. Soy un asco, soy tan patético. Y-Ya no quiero ser así jamás... No quiero, estoy cansado... E-Estoy cansado de odiarme tanto.

Y es que él tenía razón, solo que nunca se había dado el tiempo para reflexionarlo o enfrentar la verdad de forma directa. Jeremy Heere era cobarde, desagradable, insoportable, un fracaso... Un desperdicio de oxígeno.

–Ahora lo entiendes. El ser humano puede aprender a partir de muchas cosas ¿Lo sabes? Puedes aprender a través de tus errores, puedes cambiar si aceptas que estás lleno de cosas malas, puedes hacerlo si dejas que te ayude. Jeremy... Pronto verás que si me escuchas... Si me escuchas ¡Todo sobre ti será maravilloso!

–¡Amamos todo sobre ti!

Se sobresaltó al escuchar una voz colectiva provenir de sus espaldas. Justo ahí, rodeando un gran espacio del pasillo del centro comercial, la misma multitud que había imaginado en la tienda de ropa lo observaba fijamente, pero de un modo completamente distinto. No eran reales, lo sabía, la simple falta de tacto cuando más de uno se acercó a apoyarle una mano en el hombro o tomarle un brazo amistosamente, atravesaban su cuerpo como si fueran fantasmas.

Era obra del Squip nada más, lo cual más que animarlo solo lo hacía sentir apenado, logrando tener apenas la dignidad para regalar una sonrisa falsa a medias a la gentuza inexistente. No se sentía real como ese momento desagradable en la tienda de ropa, era vacío, falso, programado... No podía visualizarlo como un futuro prometedor.

–¡Todo en ti va a estar tan vivo!

–¡No podríamos vivir sin ti! –Volvió a corear la gente, y Jeremy totalmente incómodo con esa simulación trató de apartarse sin éxito, pues la imagen holográfica del Squip se posicionó a su lado abrazándolo por el hombro.

–No serás excluido o inseguro, no serás horrible nunca más. La gente que te mire dirá "Waw" ¡Todos los que te miren quedarán asombrados! –Continuó diciendo con emoción, pero se detuvo cuando notó que Jeremy no estaba reaccionando como creía. El chico solo seguía mirando al suelo con un gesto de pura tristeza. No importaba, había algo que seguro lo haría estar convencido. –Y cuando me refiero a todos... Creo que sabes que hablo también por Michael ¿No es así?

Entonces sí levantó la mirada hacia él, pero para el momento en que lo hizo ya no había copia alterada de Keanu Reeves, sino la inconfundible silueta digital de su mejor amigo extendiendo su mano hacia su dirección a unos dos metros de distancia.

–Te garantizo que tendrás el coraje para plantarte frente a él a decirle tus sentimientos sin miedo ¿No es eso lo que querías? ¡Yo puedo hacer que estés junto a él, Jeremy! ¡Puedo hacer que él te corresponda! ¡Puedo hacer que él te ame!

Jeremy se acercó a paso lento, el montón de gente seguía coreando adulaciones y elogios pero él no les prestaba el más mínimo gramo de atención, no le importaba imaginar un futuro donde resultaba ser cool para los demás si Michael no estaba presente también. Quizá por eso su mirada no se iluminó hasta que su mejor amigo fue mencionado y el Squip tomó su forma ¿Esto era manipulación? No lo creía. Incluso si no podía sentir nada al tomar esa mano holográfica, tenía la certeza de que el Squip sabía imitar a la perfección la sonrisa de Michael y hacerlo sentir como cuando estaba a su lado.

¿Se sentiría así de bien alcanzar el objetivo? Él, Michael... Tomados de la mano e ignorando al resto del mundo, que por primera vez los vería igual que a Chloe Valentine y Jake Dillinger cuando estaban saliendo ¿Podría volver esa fantasía realidad? Si se volvía popular y una influencia entonces Michael estaría a salvo con él, no tendría que volver a preocuparse por alejarlo del peligro en la escuela, ya no tendría que ser el que se sacrificara por su bien, no... Porque Jeremy si se volvía genial solo bastaría poner un brazo alrededor del hombro de Michael para que nadie lo atacara.

Esto ya no se trataba solo de él. Lo cual, lejos de molestarlo, solo volvía aquello un sueño más dulce. Él sería mejor, Michael lo amaría...

Él podría amarse a sí mismo.

–Porque todo acerca de ti será... Genial, poderoso, popular, increíble... ¡Serás...!

–¡Más valiente! –Soltó entre toda la emoción, dándose cuenta de que debía bajar el tono. –Digo... Más valiente.

–Entonces... ¿Qué dices, Jeremy? ¿Haremos las cosas bien de ahora en adelante? –Cuestionó en un tono más entretenido, a lo cual el adolescente asintió con euforia.

–Sí. Esta vez haré lo que tú digas. Si tú puedes cambiar lo que soy a algo mucho mejor... Si puedes hacer que esté con Michael... Entonces no tengo que dudar de ti ¿Qué tenemos que hacer?

. . .

Michael dudaba que existiera algo mejor que estar en el centro comercial un domingo. La cantidad de gente que venía durante la tarde era tan reducida que no tenía por qué sentirse incómodo cuando estaba solo por un rato, aunque los audífonos de por sí le ayudaban bastante a distraerse.

Su compra detrás de la tienda de "Regalos Spencer" había resultado exitosa y no podía esperar para mostrarle a Jeremy lo que había conseguido a, lo que él consideraba, una suma baja de dinero. Aún era temprano, les quedaba el resto del día para pasarla bien antes de que mañana empezara la tortuosa rutina escolar.

Esperaba que Jeremy se animara para el final del día, es decir... Prácticamente lo habían estafado muy descaradamente y en ello le habían dado un golpe bajo al pobre chico, ojalá no fuese tan difícil hacerlo sonreír con algunos chistes viejos, un juego de zombies y tal vez si tenía suerte, un peluche de las máquinas de sacar juguetes. Michael tenía más suerte con eso entre los dos, así que algo de confianza no estaba de más.

Se detuvo en donde recordaba que lo había dejado, pero Jeremy ya no estaba ahí. Eso le extrañó, porque las papas fritas y la Mountain Dew seguían en la mesa ¿A Jeremy le habían dado nauseas? Era posible, a él nunca le hacía bien comer cuando estaba angustiado o exceder su estómago de avispa.

Buscó en el baño, pero él no estaba ahí. Esperó afuera un rato en caso de que estuviese dentro de los cubículos cerrados, pero no lo vio salir. Con el tiempo eso empezó a preocuparlo, ya que Jeremy no estaba en los lugares que solían visitar, así como en los lugares más indeseables para ambos... Como esa tienda de perfumes que ahogaba con su olor.

Revisó su teléfono buscando llamadas perdidas, pero no había nada.

Siguió buscando, tratando de no entrar en pánico o imaginar demasiado ¿Dónde demonios se pudo haber metido Jeremy? El desgraciado era un palo con patas, no debería ser difícil encontrar su cabellera rizada en medio de tan poca gente, pero aun así no tenía éxito y eso lo estaba poniendo aún más nervioso.

¿Y si lo secuestraron? ¿Y si estaba muerto? ¡Oh por Dios, Jeremy podría estar muerto y frío en una bolsa de basura! ¡Peor aún, su cadáver podría estar en el río!

Bueno, quizá solo estaba exagerando, pero es él le preocupaba demasiado, y que creer se había ido sin él era una idea estúpida, poco creíble y... No era algo que le gustaría que fuese verdad.

Bien... Cálmate, Michael. Respira hondo, no te alteres... Tal vez Jeremy fue a buscar sus cosas en el auto ¡Tal vez vuelva en unos minutos! No pasa nada, él está bien, él volverá.

Respiró y se sentó cerca de la fuente dispuesto a esperar a su amigo. No tenía por qué ser tan paranoico, Jeremy no era de cristal y tampoco era de esos que te dejan plantado sin avisar, tenía que mantener la cabeza fría y distraerse un rato con el teléfono mientras lo esperaba.

Pasaron cinco minutos, Michael seguía jugando calmadamente con su celular mientras escuchaba música. Pasó media hora, la lista de reproducción estaba repitiéndose y jugar a Criminal Case y sus otras tres variantes ya no le resultaba tan entretenido. Pasó una hora, Michael comenzaba a ignorar la música a todo volumen en sus audífonos y movía ansiosamente su pierna derecha mientras la gente seguía yendo de acá para allá. Había intentado llamarlo, pero era enviado al buzón de voz instantáneamente. Jeremy tenía el teléfono apagado, estaba seguro de que se le había agotado la batería.

Pasaron dos horas. Michael ya había aceptado que su mejor amigo se había ido sin él y estaba haciendo un esfuerzo tremendo por tragarse el nudo en la garganta. Jeremy sabía cuánto odiaba estar solo por mucho tiempo en un lugar que no le resultaba familiar o seguro, pero aun así se había ido a quién sabe dónde y lo había dejado por su cuenta.

Volvió al auto luego de un rato y su indignación disminuyó al notar que las cosas de Jeremy seguían en el asiento del copiloto. Él no se hubiese ido sin buscar su bolso ¿Verdad? ¿Habría tenido una emergencia y por eso tuvo que irse sin avisar? Probablemente había ocurrido algo importante y Jeremy no tuvo tiempo de avisarle, aunque seguía preocupado por él.

No pasa nada... No se fue porque quiso dejarme solo. Ha tenido una emergencia, sí.

Mañana hablaría con él y le devolvería sus cosas en la escuela, seguro todo era un malentendido que se resolvería charlando. Nunca había que adelantarse a los hechos, Michael era paciente si se trataba de Jeremy y esta no sería la excepción.

Ojalá él esté bien.

. . .

Jeremy nunca la había pasado tan bien estando sin la compañía de Michael.

Su viaje por el centro comercial había sido más rápido y ameno de lo que esperaba. El Squip se había asegurado de captar toda la atención de Jeremy tomando la apariencia de Michael durante todo el día y fue más que útil. Jeremy estuvo muy concentrado escuchando sus consejos como para dejar a su lado más paranoico preocuparse por las personas a su alrededor.

Al terminar de comprar un par de conjuntos nuevos de ropa, se retiró del centro comercial caminando. Era de tarde, el sol ya se estaba ocultando y el cielo tenía unos hermosos tonos anaranjados, sin embargo el trabajo no terminó cuando regresaron a casa, pues el Squip seguía dándole instrucciones a Jeremy para ordenar su cuarto y tirar la ropa que le pareciera inadecuada o ridícula, aunque permitió que conservara algunas cosas que le traían recuerdos sentimentales.

Lo último que hizo Jeremy antes de ir a cenar fue hacer su tarea con ayuda del Squip, cual lograba que lo hiciera por su cuenta sin darle las respuestas. Recreaba bastante bien las clases de matemáticas e incluso le enseñó los siguientes temas de la semana para estar más adelantado. Jeremy Heere estaba entendiendo matemáticas, sí que era un milagro.

Había estado tan ocupado que no recordó dejar su teléfono cargando hasta que volvió de cenar y ya se encontraba exhausto como para seguir con los ojos abiertos. Por si acaso revisó el celular para verificar si Michael lo había llamado, tenía un par de llamadas perdidas, pero no podía simplemente marcarle a su amigo a estas horas de la noche. Mañana hablaría con él.

Oh, cierto, Michael... ¿Se sorprendería al verlo tan cambiado? ¿Cuál sería su primera reacción?

–Si lo conociera más que tú, te daría un adelanto de su expresión, pero creo que estaría tirando muy lejos de la diana. –Comentó el Squip, flotando en el lado izquierdo de la cama. Jeremy rió por lo bajo, acurrucándose entre las sábanas. Visualmente esto era igual a sus piyamadas con Michael, salvo que él no se veía digitalizado ni flotaba en el aire.

–En serio esto está pasando. Voy a gustarle... Voy a gustarle a Michael.

–No sabía que los humanos eran tan férreos con sus sentimientos románticos.

–Tal vez no todos, aunque yo sí. –Se alzó de hombros, fijando sus ojos en el techo. Había extrañado a Michael desde que se separaron en el centro comercial, pero estaba emocionado por sorprenderlo mañana. –Me gusta desde hace tanto... Y yo... Ah, puedes volver a verte como Keanu Reeves. –El Squip hizo un gesto de restar importancia, pero de todos modos hizo caso a la petición y volvió a su modo predeterminado. –Bueno, en fin... No lo sé, Michael es único. Estoy seguro de que es la persona con la que quisiera estar.

–Tus recuerdos hablan por sí solos, créeme. Baile de fin de curso... Interesante.

Jeremy se ruborizó, todavía sentía mariposas en el estómago cuando recordaba la noche en la que aceptó enamoramiento, algo que había estado ignorando y excusando más tiempo atrás. Era más joven e ingenuo, por lo que se lo había tomado más a la ligero de lo que debería haber hecho.

–Soy el cliché de las películas del mejor amigo enamorado ¿Verdad? –Suspiró, eso siempre le pareció algo muy estúpido digno de lo cual desatornillarse a carcajadas con Michael, pero ahora lo miraba desde otra perspectiva. Se sentía tan tonto pero tan feliz. Michael era ese tipo de persona que hacía que soportar estar en silencio fuese algo dulce y agradable. –¿Debería sorprenderlo con algo mañana? Tal vez debería pasar por 7/11 y conseguirle un slushie mañanero. Los chocolates ya están muy usados y sería demasiado obvio. Podría conseguirle... –Antes de continuar, bostezó largamente, hundiendo aún más su cabeza en la almohada y dejando que sus ojos se cerraran. –Podría... Podría comprarle flores pero...

–Deja las cursilerías para cuando tengas tiempo para pensarlas. –Bromeó la voz del Squip. –Duerme bien, campeón. Tendrás un gran día mañana.

Después de haber asentido, Jeremy cayó dormido con una sonrisa en los labios. El Squip tenía razón, mañana todo iba a cambiar para él. Mañana vería lo que era ser más valiente.

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No se esperaban que actualizara tan rápido ¿Verdad? Es que tengo que rendir una materia el 1 de Marzo y quiero terminar varias cosas antes del 15 y el 14. Si llega a ser posible subiría el capítulo siguiente para esas fechas, pero no creo que llegue a tiempo así que será alrededor del 14. También trataré de terminar un regalo para un amigo, hacer algún dibujo para San Valentín... DIOS, ESTOY ATAREADA.

En fin, haré lo que pueda pero no se me ilusionen.

Quiero dejar una pequeña explicación de los ataques de pánico por aquí, porque anduve de página en página leyendo al respecto para poder hacer este capítulo.

Los ataques de pánico o crisis de ansiedad son períodos en los que se padece, de una manera súbita, temporal y aislada; un miedo, temor o malestar intensos, con una duración variable: de minutos a horas. Generalmente aparecen de manera inesperada, y pueden alcanzar su máxima intensidad en unos 10 minutos. No obstante, pueden continuar durante más tiempo, si se desencadenan debido a una situación de la que la persona no es o no se siente capaz de escapar, lo que puede generar desesperación.

La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso.

Al inicio del fic, Jeremy no tuvo un ataque real, tan solo estuvo a punto de tenerlo pero Christine y Jake estuvieron a tiempo para pararlo.

La edad de inicio de este tipo de trastorno es entre 12 y 25 años, la mayoría de los casos (según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) y la Clasificación internacional de enfermedades) puede hacer pensar que el problema esté relacionado con la desvinculación y la autonomía personal. Al parecer, el ataque de pánico se desencadena tanto por factores externos —como afrontar una situación que produzca intranquilidad al sujeto— como por los significados que da, en su vida emocional, la persona que experimenta esas circunstancias externas.

Según los enfoques cognitivo-conductuales, en el proceso de pánico, una imagen mental, real o imaginaria, desencadena un rápido proceso que involucra al cerebro y al cuerpo. La espiral creciente de sucesos de percepciones de amenaza y reacciones corporales de miedo que se producen en el organismo desencadenan una serie de síntomas que desembocan en una inminente sensación de pérdida de control por parte del afectado que parece superar la voluntad y minar instantáneamente la confianza y la seguridad del individuo. Esta instantánea, gran carencia de seguridad suele provocar un gran deseo de huida y una amenazante sensación de miedo a morir, enloquecer o provocar una escena indeseada. Una vez concebida la idea que desencadena el pánico, la crisis fisiológica y psicológica se activa como consecuencia del círculo creciente de percepciones mentales y reacciones corporales de miedo. Las reacciones fisiológicas desencadenan nuevas percepciones de miedo que incrementan las reacciones del cuerpo de una manera cíclica y creciente. La incapacidad del sujeto para activar estrategias eficaces para detener el fenómeno creciente acaba desencadenando el denominado ataque de pánico.

En la primera etapa ——, existe una comunicación inconsciente entre la mente y el cuerpo. La mente considera que se aproxima una situación temida y estimula un proceso de pensamiento cuando recuerda una situación pasada difícil. En ese momento, la mente crea una imagen que indica al cuerpo a que responda, en el momento presente, como si se estuvieran produciendo dificultades pasadas. Con esta información sobre crisis pasadas, la mente comienza a cuestionarse su capacidad para hacer frente a la crisis. Estas preguntas instruyen al cuerpo para prepararse contra cualquiera de las peores consecuencias posibles. La mente evoca imágenes en las que el sujeto no ha podido controlar el episodio anteriormente y se envía un mensaje de protección al cuerpo.

En la segunda etapa —el ataque de pánico—, estos mensajes entre mente y cuerpo ya no son silenciosos, pero sus efectos son los mismos. Esto provoca sensaciones físicas que el cuerpo genera (como las taquicardias). El individuo afectado tiene miedo de los síntomas percibidos e inconscientemente emite instrucciones al cuerpo para protegerse, con las cuales el cuerpo comienza a "cambiar su química" con el fin de protegerse de la emergencia. Sin embargo, como no se trata de una verdadera crisis física, no se puede utilizar correcta y eficazmente la estrategia del organismo, preparado para la alerta. Como consecuencia, se produce un aumento de los síntomas físicos, lo que a su vez crea el ciclo auto-reforzado de percepciones de amenaza y reacciones corporales que se sufren durante el ataque de pánico.

Creo que a estas alturas es obvio para todos, pero Jeremy tiende a entrar en pánico cuando siente que las personas que lo rodean lo miran de mala manera. Se debe tanto a su miedo al rechazo como a malas experiencias pasadas que se han mencionado en el fic y que aún me faltan enseñar.

Aún estoy viendo cómo voy a desarrollar el ataque de ansiedad de Michael cuando llegue el capítulo de la fiesta de Halloween, lo que sí puedo decir es que Michael odia no tener sus audífonos cuando está rodeado de mucha gente, y que hasta ahora solo ha tenido momentos calmados donde nada lo ha alterado.

EN FIN, ESO SERÍA TODO.

Gracias por leer, los quiero, los amo. No me odien (?)

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