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Cuando Jeremy era niño su madre le leía cuentos antes de dormir.
No era una costumbre realmente habitual porque ella trabajaba bastante y a veces "hacía turnos extra" que actualmente para Jeremy era directamente traducirlo a: "Se iba con su amante después del trabajo y volvía tarde", pero en ese entonces no estaba consciente de ello así que vamos a dejarlo en que trabajaba de más y listo.
Recordaba pocas cosas de ella además de su apariencia, tal vez porque no pasaban tanto tiempo juntos o porque simplemente se fue cuando era pequeño y su memoria apenas estaba comenzando a ser más efectiva para capturar pequeños detalles en su mente. Aunque sí recordaba algunas cosas, como que ella se sentaba junto a él en el enorme espacio de la cama sobrante que no podía llenar con su cuerpo de niño pequeño, y que entonces ella posaba el libro en su regazo y le acariciaba la cabeza mientras él se asomaba para ver los dibujos del libro y relajarse con el aroma a perfume frutal de su madre.
Eran momentos que disfrutaba antes de escucharla discutir al otro lado de la puerta con su padre.
Ella siempre escogía cuentos como "El gato con botas", "Caperucita roja", "Blanca Nieves", "El cascanueces", "La bella y la bestia", "Aladino y la lámpara mágica", etc. Ese tipo de cuentos de hadas con princesas, príncipes, dragones, duendes y demás. Se sabía de memoria la historia de todos ¿Cómo no hacerlo? Eran clásicos que se veían constantemente hasta en las películas de Disney y podías verlos miles de veces sin aburrirte.
Hasta el día de hoy tenía una relación amor-odio con esas historias ¿Cómo se atreven los escritores a hacerte creer que la vida real tiene un final feliz para todos? Eso de "y vivieron felices por siempre" era una rotunda mentira de porquería para engañar a niños y niñas ingenuos que al crecer chocarán con la realidad. Y créanle al geek de pecas, eso duele tanto como golpearte con una pared de ladrillos y romperte la nariz, quizá más. Aunque... Debía admitirlo, era lindo flotar por las nubes de vez en cuando con uno de esos libros en frente.
Si le preguntaban a él, probablemente solo podría mencionar una historia que fuese su favorita y que a la vez le trajera recuerdos amargos, y esa era "La Cenicienta".
Su madre le contaba muy seguido ese cuento, dentro de las veces que podía hacerlo, y cuando lo hacía él notaba que la mujer le tenía cariño a ese en especial. Le había preguntado una vez si ella creía que Paul era el príncipe azul de su cuento y ya estaba viviendo su final feliz, pero solo recibió una palmada en la cabeza y una risa divertida por respuesta. Tiempo después comprendió que su príncipe azul la esperaba todos los días de semana en una cafetería o en su departamento, que su carroza era el camión de mudanzas y que en ese final feliz que ella anhelaba no estaban ni él y su padre.
Su madre era una de las perfectas versiones de Cenicienta del siglo veintiuno, con sus ojos azules, su cabello rubio brillante, su belleza y su insatisfacción hacia su vida. Eso resumiría y justificaría un poco de su rencor hacia el cuento.
Mas sin embargo, estaba el otro lado de la moneda, donde el mismísimo Jeremy se preguntaba si podía llegar a ser como la joven Cenicienta. Y no, no se refería a usar vestido y asistir a un baile, sino a la parte fundamental y más importante de la historia de la chica de zapatos de cristal, esa que sin su presencia dejaría a Cenicienta varada con sus horribles hermanastras; tener un hada madrina.
Puede que Jeremy no esperara que una mujer con alitas y varita mágica lo hiciese lucir mejor para que al entrar a la escuela automáticamente todos se olvidaran de que era un perdedor y saco de boxeo, pero sí quería ayuda ¿No existiría nadie en la faz de la tierra que estuviese dispuesto a ello? No pedía demasiado. Tan solo quería que todos dejasen de molestarlo, incluso si eso significaba que tendría que ser invisible para ellos, no importaba.
¿No podía alguien conseguirle una medicina para el valor, como la que le dieron al león de "El mago de Oz? ¿Con cuánta suerte debería contar para encontrar una lámpara mágica bajo la arena en un parque para niños? ¿Podía pedirle un deseo a la estrella más brillante como Tiana o Geppetto y se cumpliría? ¿El amor de su vida tendría las agallas de secuestrarlo en un castillo muy lejos de la gente por un error de su progenitor?
No, esperen, eso no sonó para nada bien y Michael en definitiva no sumaría un motivo más a la lista para terminar en la cárcel.
Estúpidos cuentos ¿Por qué no pueden ser reales? Ahorrarían tantas desgracias en el mundo si los seres como las hadas madrinas realmente existieran.
Jeremy se sabía al derecho y al revés el deseo en lo profundo de su corazón que anhelaba ser cumplido.
Deseo... Ser diferente.
Quería un hada madrina que con un agitar de su varita mágica y un "Bibidi babidi bu" arreglara sus imperfecciones. Su cobardía, su miedo, su debilidad... Vería todo lo que estaba mal en él desaparecer en un destello mágico y entonces todo sería mucho mejor. No tendría que ahogarse en un mar de terror cada vez que lo mirasen porque ni siquiera lo notaría o le importaría, dejaría que todo lo que tuviese que decir saliese rápido y sin titubear, podría pararse justo delante de Michael Mell y pronunciar "Me gustas".
Pero no, no... Esas cosas no pasan en la vida real, —era ese el pensamiento que le volvía los pies a la tierra— y él seguía siendo Jeremy Heere, el chico que perdió la calma en su primera clase de teatro y quedó en ridículo frente a los más populares y Christine Canigula.
Chicos como él ya estaban jodidos, era suficiente enterarse de sus anhelos a los cuentos de hadas para saberlo. Tal vez los chicos no pueden ser una Cenicienta.
No sé por qué sigo intentando.
Suspiró pesadamente adentrándose al baño de hombres con su mochila al hombro y la energía por el suelo. Su patético show de hace rato había sido un final desastroso para la clase antes de que tocara el timbre de salida, pero al menos ya se había terminado y lo único que le quedaba hacer por hoy era volver a casa junto a Michael. Una vez que llegase podrían empezar la noche perfecta de videojuegos y comida chatarra para olvidar todo lo ocurrido hoy, claro, si es que el joven Mell no lo interrogaba respecto a su clase de teatro. Quería creer que no lo haría pero conociéndolo eso no sería posible y tendría que excusarse para no preocuparlo o rendirse y escupir la verdad.
Michael podía ser muy observador si quería, aunque si se trataba de él mismo no hacía falta esforzarse. Él de por sí no era bueno fingiendo, y Michael por otro lado lo conocía tan bien que podría oler su tristeza a un kilómetro de distancia así tuviese la sonrisa más radiante de todas en el rostro. Así que... Sí, no se preocuparía mucho por pensar en alguna mentira que encubriera los hechos del día, de cualquier manera él sabría que algo no estaba bien. Era como si tuviese un radar o un escáner en los ojos.
Le constaba que tendría que confesar que no pudo disfrutar tanto su clase de teatro, y que no estaba seguro de querer continuarla, pero aun sabiendo que eso lo avergonzaría por su fallo... Sería feliz con solo verlo de nuevo y descansar unos momentos efímeros en sus brazos como consuelo. Estaba impaciente por ello. Quizá él ya lo estaba esperando afuera, y Jeremy iría... En cuanto pudiese borrar lo que Rich había escrito en su mochila esa mañana.
Le daba crédito por su originalidad y despertar sus fantasías cursis y homosexuales con eso, pero no le hacía tanta gracia imaginar que mañana toda la escuela se burlaría de él y Michael. Afortunadamente, la palabra "BOYF" probablemente estaba escrita con tinta deleble, de no ser así Rich no hubiese tenido la necesidad de amenazarlo de muerte para que no lo borrase. Aunque... Vamos, deleble o indeleble se borraría de la tela, pero no tuvo oportunidad de comprobarlo, ya que apenas giró la llave y apoyó la mochila en el borde del lavabo supo que no estaba solo en el baño.
–Te dije que no limpiaras eso. –Le masculló por detrás, haciendo que voltease repentinamente.
MIERDA, MIERDA, MIERDA.
Lo que le faltaba, no solo tendría que soportar a los populares en teatro, sino que uno de ellos se encargaría personalmente de romperle la cara a golpes en el baño ¿Quién? Pues nadie más que Rich, cual por cierto no se veía nada feliz de haberlo atrapado con las manos en la masa, o en la mochila ¡Daba igual! Tenía que pensar en algo rápido para evitar más malas rachas este día, pero lo único que se le ocurrió en tan poco tiempo fue abrir la mochila fingiendo que ni siquiera sabía que Rich estaba dirigiéndose hacia él y que buscaba algo.
–U-Uh... ¿D-Dónde dejé mi tarea? –Si así de bien actuaba no le sorprendería que en las siguientes clases de teatro lo echaran, por suerte, Rich pareció creérsela a medias, porque en vez de cargárselo directamente como podría hacer, solo golpeó la pared para asustarlo.
–¡Te estoy hablando, larguirucho! –Bramó, retirándose satisfecho hacia los urinales apenas lo hizo saltar hacia atrás del susto. Jeremy al ver que se alejaba bufó por lo bajo echándose la mochila al hombro, resignado a borrar aquello en su casa o esperar a que Rich se fuera para hacerlo.
Le tentaba más la segunda idea antes de volver a casa junto a Michael y que todos vieran "BOYRIENDS" en sus mochilas y se prepararan para destrozarlos al otro día o de camino a casa.
–¿Por qué me llamas así? No soy tan alto. –Murmuró, con algo de curiosidad. Verán, Jeremy era más alto que Rich, que era diferente a ser el más alto, pues Jake Dillinger era más alto que los dos juntos. Así que mucho crédito no debería darle por su apodo ¿Tal vez Rich solo estaba molesto por su altura y se desquitaba con el único con quien tenía oportunidad? Probablemente. Ser más bajo que Michael debía ser un golpe bajo a su autoestima de chico popular.
Aun así, no esperaba una respuesta tan chocante de su parte.
–Bueno, podrías serlo si no estuvieses encorvado y asustado todo el tiempo. –Señaló con autosuficiencia, alzándose de hombros.
Jeremy hizo una mueca que pretendía ser de disgusto o de desdén, pero más bien parecía, y era, un intento de reprimir un nudo en la garganta, y lo más lógico que pudo hacer fue meterse a uno de los cubículos del baño dispuesto a ignorar a Rich hasta que se marchara. No quería lidiar con más golpes a su autoestima este día, estaba seguro de que si lo tenía cara a cara insultándolo no lo soportaría, no después de lo que pasó en la clase de teatro.
Se sentó en la tapa con las rodillas arriba cubriendo sus oídos. Él se iría pronto ¿Cierto? A todo esto ¿No hubiese sido mejor salir por la puerta y ya? No, todos estarían ahí y verían las mochilas, no podía permitir que molestasen a Michael. Esto no era nada, podía soportarlo.
–Oh, y la única cosa más patética que eso es cómo te estás escabullendo en un cubículo para escaparte de mí. –Respiró hondo, contó hasta diez en voz baja, pero el sonido de los golpes hacia la pared rompía la burbuja que tanto se esforzaba por hacer para aislarse. –Los cubículos son para chicas ¿Acaso eres una chica, Jeremy?
Tuvo que cubrirse la boca para evitar hacer algún sonido que delatara que estaba al borde del colapso. No le convenía seguir en un callejón sin salida por voluntad, y lo sabía, así que tomó un profundo respiro para calmarse, secó la humedad que se asomó en sus ojos y salió del cubículo, asqueándose instantáneamente ante lo que tuvo que ver al salir.
Por Hamilton y sus papeles federales, Aaron Burr y su enorme calva ¡¿Cómo es que el desgraciado podía hablarle tan tranquilamente mientras orinaba?! El desagrado fue tal, que tuvo que voltearse lo más rápido que pudiese para no verle nada de lo que se llegara a arrepentir y traumarse de por vida. No, no señores. El único hombre al que quería ver desnudo lo esperaba afuera. Él era bisexual y todo lo que quieran pero no por eso le llamaba la atención ver desnudos todo el santo día.
Si no era porno no contaba, mucho menos si se trataba de Rich.
–¡Por el amor de...! ¡¿Cómo puedes hablar mientras estás...?! Ya sabes. –Los populares y su descaro lo sorprendían cada día más, tenía que admitirlo.
–Confianza. –Fue lo único que le respondió.
Jeremy lo miró por el rabillo del ojo por lo menos unos segundos antes de tener la necesidad de golpearse la frente rezando para que algún dios omnipotente cure la estupidez de la humanidad ¿Este tipo iba en serio? ¿De verdad se estaba moviendo y lo miraba de esa forma solo para incomodarlo? No solo era tonto, era molesto. Ahora sí que entendía a las mujeres que se quejaban de este tipo de cosas, aunque... Bueno, no es que nunca lo haya comprendido, simplemente nunca lo vivió.
–Bueno, quizá quieras ver... El piso. –Masculló, pensando que sería mucho más estratégico ir a lavar la mochila en algún bebedero cercano, hasta que algo extraño lo detuvo.
Y con extraño no hablo de que salió un monstruo con tentáculos del inodoro o que Dios abrió con sus manos gigantes el techo de la escuela.
Rich comenzó a sacudirse de forma exaltada, como un energúmeno, o como un poseído por Satán más bien. Sus ojos—todo el globo ocular, no solo iris y pupilas— se volvían verde neón y brillante por milisegundos, parpadeando como los focos cuando se están encendiendo, al igual que unas marcas de circuitos por su piel, todas del mismo color resaltando en lugares como su cuello, mejilla y manos.
Todo fue tan rápido, aterrador y digno de una producción profesional en los cines de terror, que no tuvo palabras hasta que él se detuvo, palabras que dichas de cualquier otra manera hubiesen significado lo mismo tras un silencio tan tenso.
Esta escuela está llena de locos, yo me largo antes de que se me contagie la rabia.
–Creo que ya no tengo ganas de orinar después de todo.
–¡No te muevas!
El grito de Rich hizo que Jeremy se quedase inmóvil en su sitio del susto. Una persona normal correría a la salida como si su vida dependiera de ello y llamaría al 911, la jefatura de policía y hasta a un sacerdote, pero Jeremy no era normal—por no llamarle idiota— y simplemente tembló preso del pánico, preguntándose si hasta aquí llegaba su corta vida de adolescente bisexual masturbador.
¿Rich lo ahogaría en el inodoro y luego lo enterraría en el patio? No bastaba con su vida, ahora su muerte también sería indigna y ridícula por ver... Lo que sea que no debió ver ¡Oh, esperaba que Michael recordara que quería flores amarillas en su tumba y que pusieran soundtracks de Undertale en el velorio! ¿Iría al cielo o al infierno? ¿Dios permitía masturbadores o bisexuales en el reino de los cielos? ¡¿Se iba a quemar en el infierno?!
Ya no estaba tan seguro, porque Rich no lo había asesinado aun, solo se acercaba a él llenando el ambiente de tensión.
–No me recuerdas de primer año ¿Verdad?
El pecoso parpadeó confundido ¿A qué demonios venía esa pregunta después de algo tan raro? ¿Lo estaba probando para evaluar si valía el riesgo eliminarlo? De todos modos se sabía la respuesta, y es que Rich no había estado con ellos en primer año. Se había unido en segundo, lo recordaba.
–No venías aquí en primer año.
–¡AJÁ! –Interrumpió de la nada, haciéndolo retroceder en reacción. –¡Sí lo hacía! ¡¿Ves?! ¡Solo que nunca te diste cuenta! ¡Nadie lo hacía!
Era difícil de creer, pero el tono de Rich casi indicaba que se había salvado por poco de que se le quebrase la voz. No era un consejo muy listo creerles a tus verdugos escolares, pero había algo en el familiar tono furioso y dolido del chico fornido que le empujaba a creerle. Es decir... Si Rich había estado en primer año y él no lo notó es porque estaba distraído acostumbrándose a la secundaria, lidiando con sus problemas y eso ¿Pero realmente era posible no haberlo visto? ¿Podría él estar en algún lugar recóndito de su memoria? Se lo preguntaba seriamente buscando en sus recuerdos hasta que uno de ellos lo hizo reaccionar.
"–Thomas, espera ¿N-no crees que esto ya es bastante?
–Si no dirás nada útil no hables, Rich."
No, no sería posible ¿Verdad?
–E-Espera... Me acuerdo. –Murmuró sin poder creerlo, levantando la mirada hacia Rich solo para comparar aquel niño de sus memorias con él, como si se trataran de dos fotografías frente a sus ojos. –¡Yo me acuerdo de ti! Estabas en mi clase de química, te vi cuando... C-Cuando...
–Ahora sí lo recuerdas ¿Eh, larguirucho? –El joven Goranski expandió una sonrisa sarcástica y medianamente socarrona sin dejar a Jeremy terminar. No era necesario, ambos recordaban el día en que se vieron directamente y eso era suficiente. –¡Oh, primer año! ¿Sabes? Fue una mierda, estoy seguro de que piensas lo mismo. No, me corrijo, lo sé. –Jeremy no se molestó en concordar, era innecesario luego de lo ocurrido y sentía curiosidad por el rumbo que estaba llevando la conversación como para detenerse en esos detalles. –Viejo... No tenía novia y no me notaban. Era un perdedor justo igual que tú ¿Tiempos buenos? Pasaban totalmente de mí.
Jeremy tan solo asentía sin saber bien qué decirle. No quería interrumpir, Rich se veía más que centrado en excavar en un pasado no muy lejano de tres años. Aunque, claro, se guardaba las dudas sobre qué diablos tenía que ver eso con la escena perturbadora de hace un rato, porque conociéndolo le daría un buen puñetazo en el hombro por cortarle la "inspiración".
–Me veía asqueroso y cualquier chica puede confirmártelo ¡Hasta mi sexting fue un fracaso! –Antes de que pudiese reaccionar, Rich ya lo estaba abrazando de un hombro con el tono más triste y lamentable que nunca había escuchado de su parte. Le causaría pena si tan solo no estuviese llenándole la cabeza con imágenes inquietantes. –Hombre, mi pene estaba tan deprimido. Pobre chico.
Tendría que haberme escapado en cuanto pude.
¡Como si necesitara saber sobre su vida sexual a los trece años! Rich a esa edad ya pensando en tirar y él con suerte imaginaba que le tomaba la mano a Michael sin sentir que la vergüenza le pintaba la cara de rojo echándole un cubo de pintura encima ¿Qué demonios con los jóvenes de ahora?
Buenos, él ve porno todas las mañanas y se la jala pensando en su amigo, no tiene tanto derecho a juzgar.
–¡Estaba tan indefenso y desesperado! Cada vez que caminaba en el pasillo me tropezaba, me veía más ridículo que tú. Estaba estancado, era inútil ¡Era tan suicida!
–No estarás hablando en serio. –Masculló, sintiéndose ya muy incómodo ante la cercanía de su bully y que dijese tan de repente aquello como si no se tratase de algo privado y personal.
–Oh, voy muy en serio. –Respondió con una sonrisa tan natural que Jeremy no sabía si tomarlo en serio. –Tú probablemente nunca me viste y no te culpo. Todos estábamos tratando de sobrevivir a esta mierda de escuela como para mirar a nuestro al rededor y ver que hay más como nosotros.
Él asintió, sintiendo ligera culpa ante algo tan evidente. Había más chicos como él, no solo en su escuela, sino en el mundo. Millones de adolescentes acomplejados, todos buscando encajar de formas diferentes, muchos que también morían de miedo cruzando los pasillos repletos de gente, odiando lo que son, muchos que seguramente la pasaban peor que él y eran más resistentes ¿Así con qué derecho podía ser tan llorón?
¿Rich la habría pasado tan mal como él? Era extraño sentir empatía por qué abusón que te atormentó por años, pero ahí estaban los dos hablando en un baño sobre cosas personales que nunca dirían a nadie más. Todo parecía salido de algún sueño en consecuencia de haber fumado toda una planta de marihuana antes de dormir.
–P-Pero, no entiendo... Si eras como yo... ¿Entonces cómo es que ahora...?
–A eso voy, larguirucho. No me distraigas, carajo. –Se quejó entre dientes, soltándolo bruscamente solo para darse una pausa para pensar. –¿En dónde me había quedado? Ah, sí. Era una escoria y estaba considerando comprar una botella de cloro de camino a casa pero entonces... Entonces... ¡Entonces...! ¡Entonces...!
Jeremy ya se estaba haciendo la idea de lo emocionado que estaba Rich como para querer dejarlo en suspenso, pero hasta él tenía un límite con la paciencia y se le estaba haciendo tarde para ir a buscar a Michael.
–¿Entonces qué?
–¡Entonces...! ¡Conseguí un Squip!
Y el silencio reinó en el baño como por unos segundos para que Jeremy procesara lo que acababa de escuchar ¿Dijo "Squip"? ¿O escuchó mal y dijo "Chip"?
–¿Conseguiste un... Chip? –Tanteó solo para confirmarlo, evitando tener la cara de idiota que ponía siempre que no entendía algo en las clases de matemáticas.
–No un chip. Un Squip. –Le corrigió, tan solo empeorando la confusión.
¿Un Squip? ¿Qué, en el nombre de la marihuana, era eso? ¿Una marca de ropa? No, Rich se refirió al tal Squip como una "cosa", que según lo que estaba deduciendo, tenía todo que ver con lo que presenció momentos atrás. Claro, si es que la conversación no daba otro giro inesperado.
–Uh... Nunca he oído sobre eso antes.
–Bueno, ese es el punto. Es "una cosa súper secreta que no puedes buscar en internet". –Volvió a decir con ese tono superior que demandaba que lo creyeran un genio mientras golpeaba su dedo contra el pecho de Jeremy, quién lo ignoraba solo porque estaba muy concentrado tratando de entender cada palabra como si escuchase una clase de química.
–Ya... Y ese tal Squip tiene la culpa de que hayas convulsionado hace rato. –Murmuró entrecerrando los ojos en un gesto de sospechar falsedad.
–Estaba hablando conmigo. A veces hace esas cosas cuando no está funcionando bien. –Se alzó de hombros como si no le importara en lo absoluto haber actuado como un demente, con la posibilidad de que eso le hubiese ocurrido delante de más personas. Aunque eso no era lo que intrigaba a Jeremy, sino más bien lo mencionado.
–¿Estaba hablando contigo? Espera ¿A qué te refieres con eso? No había nadie aquí. –Se preguntó si Rich habría estado drogándose últimamente. Nada de lo que decía tenía sentido lógico.
–El squip no es una persona, Jeremy. Aunque... -Vaciló, como si de verdad estuviese considerando la posibilidad, lo cual solo lo inquietó más.
–No te entiendo, Rich ¿Qué tratas de decirme? ¿Qué es el squip?
–Jeremy ¿Alguna vez te has preguntado hasta dónde puede llegar la tecnología? –El joven Heere se asustó y retrocedió un paso con cautela, listo para huir en cualquier momento. El brillo neón verde de los ojos de Rich lo hacían ver sombrío junto a ese tono misterioso en su pregunta. Era como en esas escenas tensas de las películas de suspenso donde sospechabas que el tipo delante del protagonista era el asesino serial más buscado de la comarca. –El squip... Querido nerd sin remedio... Es un CPU de nanotecnología cuántica que parece una pastilla ovalada. La tragas, viaja por tu sangre hasta que se implanta en tu cerebro, y una vez ahí te dirá qué es lo que debes hacer. –Pero Jeremy no se lo tomó en serio y empezó a reírse, lo cual en consecuencia hizo a Rich sobresaltarse enfurecido.
–¡¿Qué? ¡Pfff! ¡Eso ni siquiera es posible! –Podía ser idiota pero no estúpido ¿Por cuál clase de tonto lo tomaban? ¿En serio Rich esperaba que se creyera algo tan ficticio? Quería reír más con solo imaginarlo, una decisión imprudente y extraña considerando que odiaba que le llamasen "nerd" cuando en realidad era un geek, pues en un dos por tres ya tenía a Rich sujetándolo de la camiseta amenazando con darle un puñetazo en la cara si no cerraba la boca.
Bien, en definitiva no tenía que reaccionar así sin importar cuan ridículo sonara lo que se inventaran sus agresores.
–¡CÁLLATE, LARGUIRUCHO! –No obstante, Rich no lo golpeó como creyó que haría, se echó para atrás de forma rápida y arrepentida, como si realmente no hubiese querido actuar de esa forma. Jeremy se desconcertó, eso no era muy común en él. –Lo siento, malos hábitos. –Jugueteó con sus manos unos segundos. –Mira, me disculpo por haberte tratado como basura humana todo el tiempo. Solo lo hice porque mi squip me lo ordenó.
–Ya. –Se acomodó la ropa, sospechando ligeramente de esas disculpas. –¿Eso incluye lo que me hicieron en octavo grado, o algo así?
–Me encantaría decir que sí, pero eso solo fue una muy mala decisión de mi parte. –Se alzó de hombros no queriendo darle importancia. Eso le molestó porque sí que había sido importante para él, pero lo dejó pasar solo porque no era el tema principal de la conversación y no le apetecía darle más vueltas al asunto. –De cualquier modo, no eres un mal tipo, Jeremy. Tal vez quieras un squip propio. Al menos eso creo yo... Y Kermit.
–¿Quién?
–Digo, mi squip. –Se corrigió rápidamente.
–En serio que es raro creer todo esto.
–Bueno, si no estás interesado... -Lo miró burlonamente a la vez que se alejaba por la puerta con una sonrisa ladina las manos en los bolsillos. Jeremy simplemente pudo dejarlo ir y ver este episodio de su día como algo raro que olvidaría más adelante, sin embargo...
–¡No, no, no, no, espera! –Chilló casi tropezándose por ir detrás de Rich y detenerlo.
Tenía que estar realmente desesperado como para considerar creerle semejante estupidez al tipo que lo atormentó por años, pero analizándolo no parecía tan imposible ¿Verdad? Es decir, no le creería con solo el cuento del nerd que se volvió popular, pero la escena tan extraña de hace rato y ese color neón que adoptaban los ojos de Rich y las marcas de circuitos lo hacían dudar. Si eran efectos especiales tenían que ser muy caros, y Goranski no era exactamente un chico con mucho dinero según decían muchos. Darle el beneficio de la duda era lo único que podía hacer.
–Entonces, esto... -Tanteó nerviosamente evitando su mirada de autosuficiencia una vez que logró que se quedara. –Esto es como... ¿Drogas? –Preguntó en voz baja creyendo que si era algo tan secreto querría mantenerlo en secreto. No esperó que él le sonriera de esa forma maliciosa, como un niño a punto de hacer una broma.
–Es mejor que las drogas, Jeremy. –Murmuró ensanchando los costados de su sonrisa antes de gritar hasta casi aturdirlo. –¡ES DE JAPÓN! ¡Todo lo bueno viene de Japón! ¡Se supone que la cultura japonesa es la más sabia de todas!
–Si tú lo dices. –No negaba que en parte tenía razón, aunque dudaba que fuese 100% cierto, los animes de hoy en día eran grotescos si buscabas bien en internet. Créanle al geek, se llevó muchos traumas. Aunque eso de culturas y demás trivialidades no quería discutirlo, e igualmente Rich tampoco, se le veía más emocionado por hablar del squip y todas sus milagrosas cualidades que no sonaban muy creíbles aunque sí alucinantes.
Casi tan alucinantes como andar sobre un delfín volador que lanza rayos lásers por la boca.
–No lo digo ¡Lo sé, porque yo ya lo he comprobado! ¡Está pre-programada! ¡Es asombrosa! ¡Te habla directamente! ¡Evalúa tu comportamiento! ¡Te ayudará a actuar correctamente! –Odiaba admitirlo, pero Jeremy ya estaba considerándolo. Quizá se debía a que las poses dramáticas de Rich eran más efectivas que cualquier comercial de electrodomésticos. –Te ayudará a ser cool ¡Te ayudará a gobernar!
–O-Oh, waw... Suena genial, pero... ¿Es realmente así de bueno?
–¿No me crees aun? Imagina esto. –Hizo un ademán con las dos manos como si extendiera una pantalla imaginaria al alcance de los ojos de ambos. –No importa si llegas tarde porque hasta los maestros creen que eres genial. Tus fines de semana serán una pizarra llena de fiestas con estrellas de rock adolescentes ¡¿No crees que eso ya es bastante genial?! ¡Piénsalo, Jeremy! Ahora mismo estás desesperanzado y según lo que veo, desesperado.
–¿Qué? Yo... Imposible. Estoy sobreviviendo bien así. No estoy tan necesitado. –Mintió, bajando la mirada con un jugueteo nervioso de sus dedos en las mangas de su Cárdigan ¿Realmente era tan obvio? Es decir ¿Para qué negarlo a sí mismo? Si las cosas seguían por el ritmo en el que iban preferiría colgarse de un árbol y nunca ser encontrado antes que seguir otro tortuoso año escolar dentro del establecimiento. Apenas habían comenzado hace poco las clases y ya la estaba pasando pésimo teniendo crisis nerviosas a cada rato ¿Qué le quedaba para los siguientes años entonces? Por Dios, pensarlo solo lo ponía más ansioso.
–Viejo, eres solo un punto insignificante en el mapa de la escuela. –Continuó, apoyando una mano sobre su hombro para que lo viera. –Pero si tomas mi consejo y si pagas el precio... ¡Podrías cambiar de triste a interesante! ¡Piénsalo, Jeremy! Tu vida entera daría un giro si compras el squip. Mira, tengo un contacto, un chico que trabaja en zapatos "Payless" en el centro comercial Meylo. Son solo seiscientos.
–Espera ¡¿Dólares?! –Casi se atraganta con su propia saliva al escuchar el precio ¡¿Así de cara era la jodida pastilla esa?! ¡Tendría que tener circuitos de oro por dentro o alguna mierda por el estilo entonces!
–Sí, y vale la pena. Trae el dinero el lunes y lo verás.
Se quedó pensativo en su lugar, mientras que Rich se retiraba. Quería pensarlo antes, pero recordó algo importante de repente y detuvo a Rich por segunda vez.
–Uh, antes de que te vayas... ¿No vas a lavarte las manos? –Señaló las dudosamente limpias manos de Goranski. Este tipo no pensaba irse del baño sin haberse lavado las manos ¿Verdad?
–Uh... Jeremy ¿Sabes que necesitas tú? Un squip. –Se dignó en responder antes de abandonar el baño sin más palabras, dejando a Jeremy ahí solo con sus pensamientos, una mochila que aún debía lavar, y el deseo de que nadie tuviera la mala suerte de comer algo que las manos de Rich tocasen.
¿Todo aquello fue real? Tuvo que parpadear un par de veces como si reiniciara su cerebro, intentando resumir con cuidado la información y cada detalle, procurando no fundirse las neuronas en el proceso.
Era difícil para él tragarse de repente todo lo que Rich había relatado, es decir, no todos los días tu bully te revela el secreto de la popularidad como si fuese algo tan simple como ver un video guía o seguir los consejos de esas revistas de chismes adolescentes sobre famosos que leen las chicas. Estaban hablando de algo fuera de la imaginación de muchos humanos, un avance tecnológico único que de existir sería la sensación del siglo, lo que él mismo había llegado a soñar salvo que de una forma más fantasiosa.
"Squip", uh...
No sabía si creerle a Rich ¿Realmente estaba diciendo la verdad o solo quería ilusionarlo para una jugarreta? ¿Podría ser tan cruel como para engañarlo? Quería creer que sí porque era lo más realista que se le venía a la mente, pero... ¿Por qué Rich pondría tanto empeño en parecer un poseso tecnológico si se trataba de una broma? ¿Acaso los circuitos marcando su piel eran reales? ¿Ese brillo neón verde en sus ojos no fue una alucinación?
Todo era muy confuso, hasta hace apenas un rato todo parecía tan normal y ahora lo envolvía una sensación de inquietud infernal. Le daba escozor por algún motivo. Sentía que esto era un mal presagio, pero no ese tipo de sensación que te advertía una mala broma, era algo más grande, algo más allá de su comprensión. Era como si... Sospechar que todo era verdad le diese una mala sensación.
Una computadora que te dice qué hacer...
Sacudió la cabeza tratando de no pensar más en eso ¿Por qué le estaba dando el beneficio de la duda a un tonto como Rich? ¿Tan desesperado estaba? Tal vez él tenía razón, tal vez sí necesitaba un "squip", porque no podía cambiar lo que era pero sí podía aparentar para otros con sus acciones.
Suspiró apoyando su mochila en el lavabo de nuevo y encendió el grifo dispuesto a terminar lo que estaba haciendo antes de que llegase Rich. Necesitaba lavar el "BOYF" de su mochila antes de salir.
"Eres solo un punto insignificante en el mapa de la escuela."
Sin saber cómo o en qué momento, sus ojos se posaron en el espejo, de pronto la imagen ante él parecía destacar más que la existencia de la mochila o el agua aun corriendo, y eso no era necesariamente algo bueno.
"Eres patético, Heere."
Rich tenía toda la razón, lo cual no lo aliviaba demasiado ¿Quién era él para hablar de problemas adolescentes? ¿Quién le aseguraba que ahora mismo no existían más chicos de su edad idénticos a él en la escuela? ¿Qué había de los que eran normales? ¿Todos podían sonreír igual de felices en sus hogares como lo hacían en la escuela? ¿Cuántos más tendrían una familia destrozada como la suya? ¿Había alguno de ellos que estuviese perdidamente enamorado de un amigo? ¿Todos se odiaban con la misma fuerza que él?
"¿En serio crees que un perdedor como tú puede lograr algo? No me hagas reír."
Estaba más que convencido de que así era.
Pero lo que lo diferenciaba de todos esos adolescentes era su valor. Probablemente ellos tenían la fuerza para seguir adelante por su cuenta y disimular ante el mundo, él no, y estaba suplicando ayuda por algo inexistente como las hadas madrinas o... Tontas computadoras japonesas.
Quería sentirse aliviado por la oferta de Rich, pero no terminaba de estar convencido, y si resultaba ser cierto y terminaba siendo instruido por alguien más eso no lo ayudaría. Seguiría siendo Jeremy Heere oculto tras una burda actuación, seguiría siendo el adolescente temeroso de caminar por los pasillos, el mismo chico que de niño huía de su casa cuando tenía la oportunidad solo porque creía que llamaría la atención de su padre, el patético joven que malentendió una amistad y deseó más de lo que podía alcanzar, el débil e inútil Jeremy Heere.
El que no podía ayudarse por sí mismo y dependía de los que estaban a su alrededor como un náufrago en un pedazo de madera en medio del océano, como un asqueroso parásito.
–¿Jeremy? ¿Estás aquí?
"Tú y ese geek de Mell no son nadie, solo un par de fracasados. Nunca serán más que solo eso, vete acostumbrando."
–¡¿Jeremy?! ¡¿Q-Qué te pasa?! ¡Jeremy...!
"TÚ NO ERES NADIE, SOLO UN FRACASADO."
–¡Jeremy! ¿Por qué me ves así? ¡Di algo!
"NUNCA SERÁS MÁS QUE SOLO ESO."
–¿Michael...?
La realidad se hizo tan clara como un cristal luego de haber recibido una salpicadura de agua fría en la cara, mérito de Michael, quien había entrado al baño en su búsqueda hace unos pocos segundos pero que no fue capaz de notar hasta que se acercó a él. Había perdido la noción de todo desde que estuvo frente al espejo y se dejó llevar por su mente.
Ya era la tercera vez en el día que le pasaba. Dios, estaba realmente cansado ¿Podría ser solo eso?
–Jeremy ¿Te encuentras bien? –El chico de gafas le habló preocupadamente, bajando su mochila del lavabo y apartando a Jeremy para apoyarlo contra una pared. Él se frotó la cabeza ligeramente, no le dolía tanto, pero se sentía pesada. –No respondías y... Estás pálido ¿Seguro que te encuentras bien? ¿Quieres que te lleve a la enfermería? ¿Te sientes descompuesto?
–No. No te preocupes, Michael. Solo fue... U-Una caída de azúcar. Estaré bien. –Sonrió levemente, y por el suspiro aliviado de su moreno amigo supo que le había creído. Mejor así, no quería angustiarlo más. –¿Quieres que ya vayamos a casa?
–Para eso vine a buscarte. Te estabas tardando.
Jeremy miró a Michael con detenimiento. Observó sus oscuros ojos café verlo con calidez y tranquilidad, bajó la vista hasta su sonrisa amistosa, sonrisa que poco a poco se deshizo.
–¿Seguro que te sientes bien, Jer-Bear? Te ves algo... Ausente.
–Te prometo que no es nada. Solo estoy cansado. –Eso no era mentira. Este día ya le había dado patadas y puñetazos a más no poder, estaba agradecido con el calendario y la rotación de la tierra por ser por fin viernes. No quería hacer otra cosa más allá de volver a su hogar y dormir una siesta para recargar energías. No quería dormirse temprano, tenía una piyamada que hacer, un desvelo salvaje que vivir y un amigo con el cual convivir. –Mejor vámonos, me estoy muriendo.
–Yo igual, me urge algo de hierba. –Suspiró agotado mientras salían del baño y Jeremy se carcajeaba como si hubiese dicho alguna broma.
–Tú siempre quieres hierba, viejo.
Michael frunció el ceño y le pegó un empujón con el codo sonriendo de lado, Jeremy se la devolvió más fuerte, solo para que al final el karma, o más bien el joven Mell, se la regresara el doble de fuerte, tanto como para desequilibrarlo y distraerlo mientras él apuraba el paso entre carcajadas.
El de pecas sonrió desafiante y trató de seguirlo a la misma velocidad con las intenciones de hacerlo pagar. Para eso sí que no estaba cansado.
Nunca podría estar cansado para Michael.
. . .
¿Realmente crees que revelarle todo al larguirucho haya sido buena idea?
–No habría riesgo alguno, Rich. Incluso si quisiera contárselo a alguien más es probable que no le crean y lo tomen por loco.
Asintió para sí mismo dando la razón. Hasta dicho con sus propias palabras nada parecía ser real para él, solo una locura salida de un comic o una película de acción.
Es que... No conozco tanto a Jeremy, y me da pena, pero no parece el tipo de chico con la estabilidad mental para manejar esto.
–Tú no lo eras hasta hace unos años y mírate ahora. No te preocupes tanto, recuerda que debes actuar relajado. Lo que Heere haga será su problema, no pondrás tu popularidad en riesgo por eso ¿Verdad?
Eso deberías haber pensado tú al tener la fantástica idea de hablarme así en el baño ¿No crees?
–No lo haré de nuevo, Rich. Solo fue un pequeño fallo, a veces me pasan esas cosas.
Rodó los ojos sin ánimos de seguir discutiendo a sabiendas de los cortocircuitos que a veces sufría su squip con apariencia de Muppet. No llegaría a ningún lado y lo hecho ya estaba hecho, no podía cambiarlo aunque se preocupase sin motivo en particular por ello.
No era idiota, de hecho era más observador de lo que parecía y lo había aprendido en los tiempos en los que no le quedaba más que solo hacer eso en vez de participar. Lo vio en el pasillo, en el teatro y en el baño, fue testigo del pánico fluctuando de Heere y cada vez que lo vio a los ojos percibió ese brillo derrotado y humillado que conocía a la perfección.
Jeremy no era tan diferente a cómo era hasta hace unos años. Era el mismo chico sollozo de catorce años sobre un montón de hojas desperdigadas en el suelo con las agallas suficientes para defender a alguien que no era él mismo. Si se lo preguntaban a él, un herbívoro, una presa merodeando con torpeza entre fieras despiadadas que lograban encajarle los dientes lo suficiente como para dejarlo sangrar en la tierra, mas nunca matarlo.
–Él es un buen chico, Rich. Solo necesita mejorar.
Supongo...
–¡Haha, chicos, miren eso! –Thomas lo desconcentró de juguetear con su comida, señalando una silueta conocida a lo lejos. Jeremy Heere, un niño de su clase de química, se estaba anotando a las clases de teatro. Era imposible no reconocer al niño con rizos castaño claro y pecas en toda su extensión.
El resto de acompañantes se rieron maliciosos, exceptuándose él y Lucy, quien seguía mascando su chicle y haciendo globos con una mirada apática como si no le importase lo que pasara alrededor.
–¿Qué? Es solo Jeremy Heere. –Murmuró sin comprender a dónde querían llegar.
–¿Jeremy? ¿Así se llama el princeso? Perfecto, ya tenemos a alguien que molestar después de clases, chicos.
–¿Por qué? Él no nos ha hecho nada. –Alzó una ceja, pero de pronto se sintió hombre muerto por dudar al respecto. Sus compañeros de repente lo miraban como si hubiese dicho una estupidez, pero Thomas no, él le dedicó una sonrisa torcida y cruel.
–¿Y? Molestarlo será divertido, no creo que esté acompañado por el enano de Mell, será fácil asustarlo un poco.
–No creo que deberíamos... Realmente no nos ha molestado y parece ser bueno.
No creyó nunca que se arrepentiría de tratar de hacer entrar en razón a Thomas, el chico podía asustar fácilmente con solo golpear a puño cerrado la mesa ¿Cómo no hacerlo? Él era un chigua gua al lado de labradores rabiosos, y para ser honesto no se sentía más seguro como creyó que se sentiría al entrar en el grupo de chicos geniales. Era mucho peor que ser acosado cada tanto.
Sí... Fue una decisión muy mala, pero estaba desesperado desde que empezó el nuevo año escolar.
–Me importa tanto como tu reputación, Rich. Fuiste tú el que me suplicó para entrar a este grupo ¿Quieres quedarte y no morir mañana? Entonces irás con nosotros a joder a Heere y es mi última palabra.
Eran bastante parecidos en ese entonces, aunque actualmente ya era un poco tarde para decir eso.
–Eres patético, Heere ¿En serio crees que un perdedor como tú puede lograr algo? No me hagas reír. Tú y ese geek de Mell no son nadie, solo un par de fracasados. –Trató de desviar la mirada escuchando el golpe contra los casilleros que dio el cuerpo del niño de rizos y el ruido de otra hoja rasgarse. –Nunca serán más que solo eso, vete acostumbrando.
Entonces le regresó la mirada por unos instantes mientras su grupo se movía lejos.
Thomas se había pasado realmente demasiado esta vez, bastaba escuchar los alaridos entre sollozos y ver al niño llorar sobre las hojas del suelo. Apretó los puños oyendo las risas de sus compañeros y sintió asco ¿Cuál era su maldito problema?
¿Se supone que esto debía ser divertido? Lo único que logró acompañándolos era sentirse una basura humana.
–¡Dios, eso fue tan divertido! ¿Viste cómo se puso cuando hablaste de Mell?
–Heere seguramente se babea por ese gordo cuatro ojos con dientes de lata, tiene pésimo gusto, aunque perdedores y perdedores van juntos. Tal vez deberíamos molestarlo a él también mañana y darle una doble paliza. –Todos concordaron y siguieron charlando, pero él se detuvo ahí mismo.
–Thomas, eso fue muy cruel. –Pronunció, congelando al líder de mirada hiriente, casi no le importó que se acercase amenazante. Estaba demasiado molesto para eso. –Fue caer bajo, hasta para ti.
–Ten más cuidado con lo que me dices, pulga ¿Quieres terminar apaleado como Heere o algo así?
–No me importa, ya no quiero estar en este grupo de todos modos. Creí que eran chicos geniales, pero solo son una tanda de matones sádicos y perversos sin futuro. –Sabía lo que vendría, sería golpeado hasta terminar tan abollado como un auto en un accidente, pero no fue así. Thomas se rió en su cara como si fuese una mala broma y de repente lo empujó hacia el suelo.
–Haz lo que quieras, no te necesito de todos modos. No me andaría haciendo aires de héroe o buena persona de todos modos si fuera tú, Rich. Eres un perdedor cobarde y llorón como los demás y eso serás siempre. Con o sin mí.
Era irónico que sus palabras se volvieran en su contra. Que expulsaran a Thomas de la escuela por una pelea casi mortífera con otros estudiantes fue como un grito de victoria en una batalla para todos los "perdedores" de su edad.
Claro, eso no quitaba el hecho de que sus palabras le resonaron durante días. Porque como dijo, fue la batalla, no la guerra.
Podía decir que en lo que se diferenciaban ahora era que... Jeremy era infeliz, él... Bueno, estaba más que satisfecho, eso ya era bastante bueno ¿No? Haber confiado en las palabras de un extraño de internet había sido el primer paso para escalar hasta la cima y hasta el día de hoy no sentía arrepentimiento por ello, aunque sí un poco de remordimiento por los chicos que pisó o dejó caer para trepar, entre ellos los que eran como Jeremy. Ninguno de ellos merecía ese trato, no le entusiasmaba ser así con ellos incluso ¿Pero qué podía hacer? Era la secundaria, donde cada quien sobrevive por su cuenta.
No se quejaba, la vida de un chico popular era bastante buena. Tenía un amigo genial, tal vez no tan confiable y sensible como algunos, pero genial y un buen chico al fin y al cabo. Y claro, tenía la atención de muchas chicas bonitas, incluida la adorable Brooke Lohst. La buena vida comienza cuando no tienes que preocuparte de estar en la mira de nadie, porque no eres el bufón, eres el espectador. Eres testigo de la miseria ajena, y como no te gusta solo desvías la mirada y finges que no pasa nada, aunque sabes que no es así.
Crudo, pero soportable. Eso al menos le aseguraba que el exterior era su refugio, y lo que era su hogar era de lo que podía escapar. Tener una vida exitosa allá fuera le recordaba que no terminaría siguiendo los pasos de sus progenitores, unas personas no muy agradables que digamos.
Tal vez ahora no era la mejor persona de todas, pero podía seguir mejorando, esto de la secundaria solo era una etapa de inmadurez que más adelante vería como algo divertido de lo cual reírse con sus colegas entre anécdotas. No tenía que preocuparse tanto ahora, solo disfrutar la juventud y dejar todo fluir, se lo merecía.
–¡Rich! Iremos a Pinkberry ¿No nos acompañan tú y Jake?
Rich sonrió hacia Brooke, a estas alturas sabía a la perfección qué debía decir aunque el Squip lo indicara. Llevaba tantos años escuchando sus instrucciones que hasta parecía que su actuar era totalmente propio ¿Lo era, quizá? Puede que el squip haya formado mucho su carácter.
–Por supuesto que sí, lo que sea por acompañar a unas chicas tan lindas ¿Verdad, amigo? –Entornó hacia Jake, cual sonrió de la misma manera y asintió dándole un codazo amistoso.
–Tú sí sabes, Rich. Vamos, señoritas.
Siguiendo el camino hasta el auto que compartían Lohst y Valentine en el estacionamiento, alcanzó a ver por la ventana del vehículo al chico que había aconsejado hace rato. Parecía muy entretenido persiguiendo a su amigo de gafas por la acera, ambos riéndose como unos chiquillos de cinco años jugando al "te toqué, las traes". No sabía que decían, pero escuchaba apenas sus gritos y risas.
Hizo una mueca al verlo, tratando luego de reírse escandalosamente del chiste venenoso que Chloe soltó sobre el par de amigos y su "tan estúpida y para nada atractiva inmadurez".
–-No sufras tanto, Rich. Ya sabes que eso será asunto suyo.
Asintió de nuevo. Era mejor regresar su atención a las muchachas bonitas, a su amigo el triunfador y a su vida tranquila.
–Descuida Rich... Él solo necesita un poco de ayuda y tecnología.
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Ya que hemos llegado al final me imagino que saben cómo voy a manejar las charlas entre un Squip y su dueño. Los diálogos del Squip en negrita, las respuestas de los dueños como pensamientos (En cursiva).
Debo admitir que me inspiré al encontrar en Tumblr dibujos de AU's de BMC con cuentos clásicos como "La bella y la bestia", "Rapuncel" y "Alicia en el país de las maravillas". Jeremy no se ve nada mal en vestido(?
Rich para mí es un buen chico, solo que está por su cuenta para no caer de nuevo :c
Me alegra haber terminado por fin este capítulo. Espero que puedan disfrutarlo.
Besos, los amo uvu
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