Capítulo 6

Bellos recuerdos tirados al traste.

Bian

Mi vida se tornó alegre y luminosa con ella a mi lado; emanaba una intensidad tan vital y dominante que yo no necesitaba siquiera vivir, con ella ya tenía más que suficiente.

Creaba espacios en mi horario solo para verla; no como rutinas ni citas diarias sino como una imperiosa necesidad de saber que era real y que estaba a mi alrededor.

Pasar un segundo de mi tiempo con ella era... visitar el multiverso -ida y vuela unas tres veces- y ver en vivo un ángel...

Mi hermoso ser celestial acompañaba mis pensamientos en todo momento, de forma que aun en la distancia estaba muy presente en mí, sentía que me pertenecía y le pertenecía.

Sus acciones me enamoraban cada vez más; desde su risa de niña, su voz dulce y sus travesuras, hasta las inusuales discusiones nimiedades: quien es el que pagará la cuenta -con eso del feminismo y el machismo- o quien pactará el lugar de la próxima cita.

Recorrimos cada sitio posible que su mente requiriera para, -que su figura despampanante luciendo disímiles atuendos (vestidos ajustados o floreados, minifaldas o vaqueros y playeras acompañados de tacones altos, tenis o botas) que adornaban su esbelto y contorneado cuerpo de perfectas cuervas-, conocer los bosques, la millonaria cantidad de especies de árboles, las cimas de las montañas, las diferentes flores -sus perfumes, colores y formas-, los senderos; las cafeterías, los restaurantes, los bares, la mayoría de los cines -un maratón de películas-, circos y conciertos.

Fueron los mejores planes de la historia romántica con dulzura sin llegar a la miel súper azucarada.

En esas salidas conocíamos un poco más el uno del otro y cada vez compenetrábamos más, a paso moderado creábamos una línea de comunicación sólida y no me estoy refiriendo a la telefónica sino a una más personal, más íntima, más profunda, más nuestra.

Su forma de ser -incluyendo su severidad, ese carácter tan potente y perseverante que posee que no cree en la opinión de nadie fuera de sus límites, es decir, no cree en nadie más que en sí misma; y su integridad- y de ver la vida me encantaban; veía los colores en todas sus dimensiones, con picos y bajadas, su inusitada fuerza me enloquecía. Indudablemente era la mujer que me hacía falta, la mujer con la que quiero construir un futuro, crear planes, construir una casa y tener una familia.

En pocas, sinceras y directas palabras: su viveza activaba mi vida.

No puedo olvidar sus gestos delicados, que le conferían una especie de autenticidad que es inconfundible en una dama como mi Zafiro.

Su belleza no era vanidad sino bondad, no le importaba mucho su súper apariencia sino el bienestar de los pocos que conocía.

Su riqueza no era ostensión sino trabajo arduo y dedicación; no hacía más que consagrar sus horas a trabajar y a hacerlo lo mejor posible.

Su personalidad no era fingida o falsa sino natural y sincera; transmitía lo que sentía a través de sus acciones y en su rostro figuraban con suma claridad sus emociones.

Mi, generosamente hermosa, ahora novia era la persona que estuve esperando toda mi corta existencia.

Nuestros instantes de felicidad nos alzaban por los aires, era enfrentarse a una marea de sensaciones puras y disfrutar de la presencia del otro, sus gustos, sus miedos, sus expectativas, su visión del entorno.

Era lindo lo que se agolpaba en mi estómago cuando la tenía cerca, la llamaba o simplemente contemplaba uno de sus retratos en mi celular.

Su amplia sonrisa derretía mis fortalezas socavando mis inútiles intentos de imaginar mi vida sin ella o su risa.

Sus pequeños momentos de nostalgia  me conmovían de igual manera; sentía impotencia ante el hecho de no poder hacer nada por cambiar lo que le robaba la alegría. Para muchos sería una vergüenza admitirlo, pero para mí, -cuya prioridad es siempre ella-, no lo es. En contadas ocasiones me descubrí llorando desconsoladamente, -en un rincón, oculto de su atenta mirada-, por su dolor.

Su felicidad era la mía.

Su amor me convirtió en un hombre nuevo, libre, feliz y pleno... ¡realizado!

Soy débil, pero solo con y por ella.

Entregaría mi vida si fuera preciso por su bienestar y su tranquilidad.

Soy débil y ciertos individuos se valieron de esa debilidad para minar nuestra burbuja y destruir nuestros planes, mis planes, nuestro vínculo, mi conexión con única persona capaz de comprenderme sin palabras, tan solo con una mirada.

Soy lo peor que hay, un estúpido.

Sí, porque solo un estúpido no se daría cuenta de lo que pasaba ante sus ojos.

Soy un tonto porque sin darme cuenta, dejé entrar en nuestros caminos, infinidad de personas y problemas no deseados e impensables. ¡Tonto de mí por no preverlo!

Esos intrusos arruinaron la armonía que reinaba a nuestro alrededor.

Perdí el rumbo en las situaciones que enfrentamos, de discusiones por temas bobos pasamos a las incordias y desplantes sin saber de quién era la culpa.

Y como un iluso, me dejé llevar por mentes más débiles e inhumanas que solo querían mi mal. Por ello, caí en un deja vu que me cegó y no me permitió ver el daño que le hacía a la única persona que en verdad amé y me amó.

Por mi falta de tacto y tiento terminé herido y peor aun,  hiriéndola.

¿Cómo pude?

¿Cómo fui capaz de caer tan bajo?

Incluso un principiante se hubiese dado cuenta.

Una persona en su sano juicio lo hubiese descubierto y hubiese actuado cómo, tal vez, su corazón le dictase y no como le dijese alguien más porque... quién experimentó ese amor, ese sentimiento, esa fuerza... fui yo.

Fui yo.

¡Maldita sea!

Fui yo.

Fui yo.

¡Fui yo!

Quién se dejó llevar, fui yo.

No sé por qué caí en esa laguna de dudas y por más que nadaba no podía salir, pero sí sé que me las pagarán...

Aunque fueron sus palabras y fui yo quien  actuó, quien tomó las decisiones, me las pagarán...

Pagarán el separarme de mi amor, de mi único amor.

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Nota de la autora

El amor puede llegar a doler tanto como lo que pese en el alma dicho amor.

Sonrían a la vida.

Amen sin medida.

Se despide

Su autora

💀💀💀Death💀💀💀

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