Capítulo 3

Empresa propia. Nueva familia.

Zafiro

En esos tres meses de desesperación centré mis fuerzas casi nulas en la segunda cosa que consideraba más importante en mi vida: mi trabajo.

Trabajé incansablemente incluso cuando ya no tenía trabajo.

Enfrascada en encontrar un accionar tangible que a largo plazo fuera capaz de dar frutos maduros de hermosas semillas ocultas bajo el suelo.

Me di a la tarea de crear mi propio camino hacia la victoria;  una ruta que a pesar de estar repleta de oportunidades, también podrá estar rodeada de fracasos, pues todo, tiene sus fallas.

En mis primeros pasos hacia esa dirección, llovían los intentos de sabotaje y cómo no, los millones de millares de fracasos, que podrían o no, estar siendo orquestados por una mano oculta  o como en muchas ocasiones se ha dado, en frente de mi cara y yo sin ver.

Amigos no tenía, el amor me había abandonado; solo me quedaba la suerte y mi instinto ¡muy ligado al trabajo!

Tener la oportunidad de replantear mis prioridades y recrear el ambiente en el cual desenvolverme, me era más fácil que pensar en mi latente soledad y el asfixiante recuerdo de un amor que ya no está.

Aun así, la suerte estaba echada, puse anuncios en varios sitios web y esperé pacientemente como pescador empedernido que las sardinas o el salmón se dignaran a morder el anzuelo.

Una mañana sin más cuando ya comenzaba a perder la esperanza en poder comenzar con el pie correcto, apareció un grupo de mensajes en mi buzón. No sé cuál de las emociones que sentí me afectó más pero sí sé que no podía de la felicidad.

En la cafetería que frecuentaba a menudo decidí realizar las entrevistas en vivo, directo y a todo color.

Todos fueron puntuales y me cautivaron desde su porte y aspecto, personalidad, carisma y desenvolvimiento hasta sus despampanantes currículos.

Deslumbrada como estaba no podía perder mi eje, así pues, los investigué uno por uno.

Pasada una semana teniendo en cuenta mis indagaciones decidí contratarlos.

No es que lo hubiese hecho a la ligera yo ya había concertado unas citas con varios posibles socios.

Cada reunión fue más degradante, humillante e hiriente que la otra, no solo para el sexo femenino sino también para la igualdad de condiciones laborales o ideales. Surgieron risas entre los ejecutivos ante mis propuestas de una sociedad, muchos –dada mi figura y complexión- solo me ofertaban ser su secre…-amante…

-¡Eso jamás! –me defendí de otra de esas insinuaciones y fulminé con la mirada al artífice de tales frases desagradables.

-¡JAMÁS SERÉ JUGUETE DE NADIE CUANDO PUEDO VALERME POR MÍ MISMA! –sentencié, recompuse mi atuendo que por un instante se descompuso y erguí mi espalda, alcé la frente mientras recogía mis documentos y los colocaba ordenadamente en el portafolios.

Los silbidos de los presente retumbaban por la oficina.

-Señores, me retiro, puesto que veo, lo inútil que ha sido mi exposición. –tuve que refrenar mis ganas de estrangular verbalmente a muchos de los presente por sus obscenidades contra mí pero en cambio decidí salir victoriosa de una batalla con la vida y no con la humanidad.

Pasaron unos días en los que menguaron las posibles opciones que tenía y casi perdiendo la esperanza, me fui a un restaurante que en la noche se volvía un bar, quería disfrutar de una vela tranquila para poder pensar con claridad que podía hacer de ahora en adelante.
Para mi sorpresa a lo lejos divisé a un pequeño grupo de conocidos y me acerqué a ellos con cautela, me acogieron con enérgica emoción y compartimos la cena. Conversamos de disímiles temas y nos enfrascamos luego en un gran debate sobre la industria y entonces surgió la idea de que trabajásemos juntos.

Los conocía, en el ámbito laboral, muy bien y en el personal lo suficiente como para confiar en su lealtad.

Sellamos el pacto y nos despedimos; ellos se marcharon y yo me fui al bar.

Unas horas después

Sentada en la barra maquinado la mejor manera que impulsar el motor para emprender mi viaje y dar al menos un paso hacia mi meta, con lentitud me giré sin darme cuenta choqué contra el antebrazo de un fornido y alto hombre, -parecía el típico hombre de las cavernas- pero lo que siguió después fue como recibir un tiro.

-Discúlpame, no fue mi intención hacerte daño. –dijo con voz ronca, tono educado y mirada apenada.

-No se preocupe estaba un poco distraída.

-Le molesta que le pague el trago –señaló mi copa- por las molestias.

-No, no, no.

-Pero…

-No es necesario.

Tras esa ruptura del hielo no quedaba más que entablar una conversación moderada.

Charlamos de todo y nada a la vez, del clima de diferentes países, del comercio, del desempleo –por un momento pensé que era yo la que dirigía la conversación a ese tema en especial, pero no, las cosas se fueron dando y llegó- del inversionismo.

Las horas pasaron y no sé cómo ni cuándo pero ya nos encontrábamos inmersos en un amplio debate sobre las finanzas, mis ideas y algunas planeaciones vagas solo por si acaso de las que antes había expuesto a muchos hombres sin éxito.

-¿Puedo ver ese… esas ideas en papel?

-Por supuesto.

-Mañana a primera hora, sería ideal. –aseguró.

Las emociones se agolparon en mis extremidades y mi corazón comenzó a latir poco a poco con mayor intensidad.

-Me parece bien. –le tendí un pequeño papel con la dirección de la cafetería que se había vuelto mi centro de operaciones.

Lo aceptó y me tendió uno igual con su número telefónico.

-Ese es el lugar de encuentro. –le expliqué.

Asintió.

-Esa es mi tarjeta.

El encuentro fue fructífero y lo conseguí.

¡CONSEGUÍ UN SOCIO QUE ACEPTABA MIS DEMANDAS!
Divididas las acciones en un 50 %,  pero el mando y las decisiones las tomo yo, mientras que él solo invierte en mis ideas.

Algunos conocidos se unieron a mi  meta e intervinieron en mis ideales convirtiendo mi sueño en realidad efectiva… así entre mis manos y las de muchos otros luchadores, conseguimos formar el ambiente correcto para materializar esos sueños…

Mis continuas idas y venidas por conseguir que los preparativos fueran a la par de mis planes, sin dejar de lado la relación que se fue forjando entre los empleados y yo. Todos éramos uno. Los inicios de esa aventura no podían ser más excitantes.

Fue esa, la base sobre la cual, construí mi propia empresa.

Con los días, fue aumentando nuestra fuerza obrera, con las semanas se dio a conocer nuestro prestigio, con los meses incrementó nuestra cartera de clientes y con los años éramos: la mafia, estábamos en todas partes y a disposición del cliente.

En tan solo cinco años llegamos a convertir un sueño, en meta, en planes, en concreto y por si fuera poco, somos la familia más fuerte que la naturaleza haya procreado jamás.

El esfuerzo común nos permitió ser nominados y conseguir el premio a una de las veinte empresas más reconocidas y efectivas, lideradas por una mujer.

Somos la voz de la empresa más joven y talentosa que nadie pensó que una mujer destrozada podría establecer.

No solo defendemos la novedad y el carácter juvenil y jovial que nos caracteriza sino también el feminismo.

Los empleados básicos,  los ejecutivos, incluso mi socio fueron de gran apoyo,  aunque claro, he de admitir que fue la mejor decisión que he tomado.
Mi socio figuraba en papel, pero no en presencia.

Aunque en alguna ocasión tuvimos crisis, nos hemos mantenido firmes en medio de la tormenta y hasta el pelo de trabajo.

Más adelante tuve la suerte de encontrarme en el camino a otros seres maravillosos que pasaron a formar parte del equipo de trabajo; se destacaban por su increíble capacidad de adaptación para con el resto,  la lealtad incondicional que profesaban y la audacia corriendo por su mente.

Aun en agonía construí alrededor de las trizas de mi pobre corazón una muralla para sostenerlo y por vivir cada día sin derramar una lágrima más...

Me convertí en una mujer dictadora, una guerrera con el corazón roto,  fiel a mis principios y leal a mis planes.

Moldé a los que me rodeaban con mis palabras y con los actos que creí les convenían; aprendí a respetar su espacio y les impuse el respeto sobre el mío.

La empresa era mi fuente de ingresos, mi fuente de vida y los empleados que laboraban en ella mi nueva y más apreciada familia.

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Nota de la autora

Otra razón para continuar firmes.

Se despide

Su autora

💀💀💀Death💀💀💀

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