Capítulo 10

Impacto II. Organización.

Bian

Esperar puede o no ser una buena idea, eso depende de que se está esperando.

El impacto de su celestial y majestuosa presencia provocó en mí un mar de emociones que por poco me hace caer de cara contra el suelo.

Esta vez,  no como la primera, me fijé en cada detalle, en todo: el sitio, el público, el ambiente, el vestuario y ella. Sin dudas me fijé en ella.

Portaba un vestido divino, diseñado para mis fanales añorantes de su exuberante belleza. Su cabellera azabache se esparcía por sus hombros; su rostro, esa obra de arte, lucía pulcro y suavemente maquillado, casi parecía natural… sus ojos atentos a los demás menos a mí, provocaron que me asaltaran los celos de pronto y quise raptar sus iris para que se fijase solo en mí… pero recordé en dónde estaba y qué había pasado entre los dos… fue entonces cuando muy a mi pesar reaccioné.

-Mi nombre es Bian Rivera Dávalos, el nuevo socio de esta empresa.

Todos educados se presentaron uno a uno y cuando llegó su turno, su secretaria lo hizo por ella. Me enojé con la joven por privarme de escuchar la melodiosa voz de mi amor.

Proseguí con mi monólogo…

-Mucho gusto señora,  señores -incliné la cabeza a modo de saludo.

Iba a proseguir pero me interrumpió tomando el mando y el protagonismo de la estancia, no podía creerlo, dejar de verla era considerado imposible para mí, en ese minuto solo existía ella en mi mundo.

Cuando comenzó a hablar, su voz era para mí, la música favorita que mis oídos deseaban; era un bálsamo para mis heridas. Incluso creo que mi corazón se construyó del tamaño de un penique. ¡Por lo menos, ya comenzaba a tener un corazón!

Respiré bien por primera vez en mucho tiempo.

Creí escuchar que mi pequeño corazón latía por primera vez después de tantos años sin mi amor, sin mi luz, sin ella… mi Zafiro… mi diosa.

Visualicé su figura como una ilusión encantadora, cual ángel en la tierra, como si fuese el primer día, así me volví a sentir a su alrededor.

Después de concluir su punto de vista, su exposición, reclamos y advertencias, se dirigió a mí con respeto y formalidad, casi no podía creer que era su centro de atención después de tanto sin verla.

-La cena para usted es opcional…

Cosas por el estilo las dijo mirándome a los ojos y amé esos relámpagos. Incluso el momento en el que prohibió la presencia de personas no vinculadas a la institución en la cena y la divulgación de la fecha.

No me interesaba nada más que ella y su atención sobre mí ni siquiera lo que dijo me afectó sino que casi me hizo sonreír.

Al concluir la junta su secretaria me mostró el camino.

-Por aquí, señor Rivera.

La seguí con la mente en las nubes, por una cierta diosa de ojos azules, que se escabulló de mi presencia para continuar con sus labores.

-Señor… señor… ¡señor Rivera! ¿Se encuentra bien? –inquirió la joven.

Asentí y prosiguió.

-Soy Ángela Lin Castos, la secretaria de la Directora General. –se presenta- le decía que su secretaria está en Recursos Humanos recogiendo ciertos documentos de interés para usted, regresará enseguida y le informará a detalle, en qué consisten sus actividades en la corporación. –hizo una pausa.

-Además, le mostrará las diferentes plantas, quiénes son los empleados más destacados y los ejecutivos. Aunque si lo desea puede conocer a todos en el horario de almuerzo en la cafetería, así aprovechará para empaparse mejor en el papeleo. –informó la joven.

-Gracias, esperaré en el despacho.

-Siga por aquí. –indicó.

Y la seguí.

-Si tiene usted alguna duda importante o desea realizar algún cambio en la documentación me puede consultar, pues soy abogada de la Directora General. Además, si desea a otra persona para ocupar el cargo de su secretaria o posee otra queja extra, lo puede informar a través de una carta a la Directora General; pues esta está muy ocupada para someterse a una reunión de último minuto, con su nuevo socio. –explica con seguridad y respeto.

-Bien –ya que no puedo visualizar su atractiva figura nuevamente hoy, no importa me conformo con solo haberla visto.

-Entonces, me retiro.

Minutos más tarde.

Llaman a la puerta.

Luego de dar pase libre a la persona tras ella.

Atraviesa el umbral una chica de rasgos asiáticos, atractiva, sexy y a leguas vulgar; pero… ¿si no es lo que aparenta y resulta ser una buena trabajadora?... no la cambiaré, por ahora.

-Buenos días, señor Rivera, disculpe la tardanza. –dice sofocada, toma una pausa y me tiende unos papeles- Aquí tiene los documentos legales de la sociedad, los requisitos y normas de convivencia de la empresa.

Asentí, mientras ella tomaba aire.

-La agenda de esta semana, del sustituto a este puesto ya estaba programada, desde el mes pasado así que no podemos modificarla, lo siento. –informa la chica.

-Está bien, no hay problema.

-Si me acepta, soy su secretaria asignada… mi nombre es Lian-Shi Karan Nita, puede llamarme como desee, muchos me dicen Nita. –se presenta la chica.

-Ahí quería llegar –me mira con temor- estará a prueba por este mes… si no pasa la prueba que me he impuesto ponerle estará despedida el día exacto que se cumpla el mes… si lo logra, entonces, hablaremos de temas de interés para su desenvolvimiento en el puesto que ostenta alcanzar. ¿Nos entendemos, señorita Karan? –traté de ser lo más sensible posible sin dejar de ser el dictador en el que me he convertido.

-¡Sí, señor Rivera! –lo dijo en tono militar bastante firme.

Por lo menos, acepta las condiciones y ha sido rápida el primer día. No negaré que tiene un punto.

-Señorita Karan, tráigame un café negro sin azúcar. Y luego puede hacer lo que le plazca hasta la hora del almuerzo, que la preciso aquí, cinco minutos antes. Ya le diré para qué. –pedí.

Asintió y se marchó a toda velocidad.

Regresó con el café, lo colocó sobre la mesa y se fue como un soplo de viento, como si no hubiese entrado antes.

¡Fantástico! Por su eficacia a la hora de cumplir las órdenes, tiene otro punto.

Revisé con mimo los documentos, me adentré en el mundo de la ley y las normas. Si antes creí que eran rigurosos, ahora, lo confirmo. Los horarios son flexibles sólo en algunos ámbitos y súper rectos en otros.

¡Genial!  El trabajo que esperaba no me ha decepcionado, en lo absoluto, sino que me ha dado razones para poner mucho más empeño del que pensé que emplearía aquí, más ahora, que semejante diosa bajó a la tierra.

Puntual, como reloj de relojería, apareció la chica asiática en el despacho; luego de tocar la puerta y anunciarse.

Me mostró el área hasta llegar a la cafetería, dónde conocí a cada uno de los miles de miles de empleados de la empresa. Son personas trabajadoras, carismáticas y serias a la vez, pero en sus semblante pude ver el amor que sienten por su trabajo y la hermandad que existe entre ellos, aun siendo jefes unos de otros, se tratan con igualdad.

Adoré el ambiente que se extendía frente a mí.

La jornada terminó con mucho deseo de aprender sobre este lugar y las personas que lo habitan.

Volví a casa para visualizar la faz de mi amor.

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Nota de la autora

Les entrego otra parte de mi corazón.

Bueno...
Puede parecer raro pero confieso que amo la forma en la que ellos se aman.
Sé que yo fui quién lo escribió pero igual mi parte lectora ama su amor.

Me declaro fan de esta pareja.

Su autora

💀💀💀Death💀💀💀

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