Capítulo 1
El amor no es algo en lo que Yoongi pensase a menudo. No es anti-amor, ni anti-romántico. Era consciente de su importancia en la vida, de cómo el tipo correcto de amor de parte del tipo correcto de persona podía moldear a otra de muchas maneras. Su padre mostró su amor en todas las formas esperadas de un omega maternal: cariñoso, alborotado, caricias cariñosas, alimentando a sus hijos hasta que gimieron de gusto y alejaron de la mesa, consejos gentiles y severos dados con una voz suave. Su padre alfa, por brusco y grosero que pudiera ser, mostró su amor con una guía constante, un consejo que parecía omnipresente e irrefutable. El amor de su hermano, otro alfa al igual que él era un poco más rudo; cabello alborotado, empujones juguetones, conversaciones nocturnas sobre bebidas con advertencias susurradas y súplicas para que fuese diferente a ellos.
El amor familiar era espeso, impenetrable, sofocante a veces y otras se sentía demasiado escaso, menguando en el momento equivocado. Pero era permanente, estaba allí si Yoongi lo necesitaba, incluso si no lo quería. El mismo sentimiento fuera de su familia era diferente: tenue, cuidadoso, difícil de descubrir o crear. Yoongi tampoco fue en su búsqueda exactamente. Excepto por sus amigos en la universidad y las relaciones ocasionales, Yoongi no estuvo interesado en forjar vínculos con los demás. Era más fácil estar solo, manejar su propia mierda sin enredarse con la de otra persona, especialmente si eran temporales.
Yoongi había escuchado la vieja parábola sobre dos lobos que vivían dentro de él: uno era malvado, feo, que se alimentaba del dolor y la codicia. El otro anhelaba la paz, el amor, era gentil y cariñoso. No pudieron coexistir y él tuvo que elegir el adecuado para alimentarlo y nutrirlo. Siempre pensó que todo eso era una mierda, una mentira para mitigar su actuar o pensar. En cambio, vivió sintiendo tener a dos lobos dentro de él, pero no muy diferentes; ambos por hambrientos por igual, insaciables y sin querer deshacerse uno del otro.
Raro, Yoongi no sabía por qué estaba pensando en todo eso justamente en ese instante. Solía suceder que en momentos así, su cabeza estuviese en cualquier lado menos donde debía estar. Su cabeza... Ahora que lo recordaba, debía teñirse el cabello, podría hacerlo en su día libre. Había muchas cosas que Yoongi podría hacer con su tiempo libre. Considerando que al día siguiente justamente estaría descansando, bueno, descontando la lista de recados y tareas por hacer, podría conseguir que Jungkook lo metiera en el salón de su hermana Soyeon para retocar sus raíces si le rogaba o lo sobornaba con una comida casera.
Ociosamente, se preguntaba qué tan adolorido estaría mañana. Era algo difícil de calcular en ese momento. El alfa que se lo estaba follando iba un poco al azar con sus embestidas, demasiados gruñidos y hablando para concentrarse realmente en sus movimientos. Decía cosas ininteligible que a Min no le importaba, solo se balancea contra su polla, suspirando con poco entusiasmo.
— Oh, sí, dámelo, alfa.
No le importaba lo que dijeran, al menos la mayor parte del tiempo. La gente no iba a ese lugar para hablar. Era raro que un alfa entrara por la puerta con más de una polla medio dura y un ego demasiado inflado con una personalidad de mierda que fuese a la altura.
Cínicos, tal vez, pero mejor que los nuevos trabajadores que se unían al club pensando que iban a ser llevados rápidamente por algún alfa rico y amable con un corazón de oro. De solo pensarlo, Yoongi hizo un mohín, sintiendo que el nudo del alfa se inflaba en su interior. Un buen tipo de dolor, crudo, abrasador, llenándolo y haciendo que sus entrañas se sintiesen como si estuvieran encendidas. Faltaba la conversación, pero debía agradecer que por lo menos fuese un polvo medio decente.
— Voy a venir. — Gruñía el otro alfa recostándose contra la espalda de Yoongi. — Estoy cerca, — resopló en el oído del rubio con raíces negras.
Esa era la señal de Yoongi para empezar a gemir. Por lo que pudo constatar, a ese alfa le gustaba su cuerpo casi enjuto, le gustaba la idea de un omega frágil y delicado quejándose y agradeciéndole por el placer brindado por su nudo alfa. Entonces, él supo cómo hacer correctamente su parte, estremeciéndose y gimiendo mientras movía las caderas hacia atrás. Clavaba las uñas con tanta fuerza tirando de las sábanas de la esquina de la cama.
— ¿Te gusta eso? — El cliente alfa continuaba gruñendo, apretando las caderas de Yoongi con tanta fuerza que le hacía saber que el imbécil estaba dejando moretones. Era evidente que no le gustaba, pero no le diría eso.
— Oh sí, dame ese nudo. — Agradecido de que su cara estuviera presionada contra el colchón para que el hombre no pudiese verlo poner los ojos en blanco de fastidio en vez de placer. Debido a que no era un empleado terrible y tenía una reputación que mantener, agregó otras palabras entrecortadas. — Oh alfa. — Ante esto el hombre gimió, colapsando sobre su espalda.
Él era el tercer alfa esa noche y a Yoongi no le importaría si trajeran algo interesante con ellos. En cambio, eran siempre los mismos con los que ha tratado todo ese tiempo. Extremadamente misóginos, brutales y poco creativos respaldados por muchos ceros en su cuenta de banco o al menos ahorros que estaban dispuestos a gastar en él. En silencio, Yoongi tomaba una nota mental de olfatear a algún omega o incluso beta después de eso. Tendría que ser más proactivo si no quería que la noche fuese un fracaso total. No es que fuese todo un desastre, sus precios no eran bajos, pero no recibió sus mejores clientes tampoco. Un buen cliente equivalía a cinco en noches malas como esas.
Afortunadamente, el nudo del alfa se desinfló rápidamente, el aparato reproductor suave se deslizó fuera dejando a Yoongi finalmente vacío. El hombre parecía abrumado por la vergüenza, Yoongi siempre odiaba esa parte, pero la costumbre lo hizo ignorarla y limpiarse rápidamente. Era la rutina habitual, un adiós incómodo y el cliente inseguro de cómo terminar las cosas. ¿Un beso? ¿Un fajo de billetes extra? ¿Prometiendo volver?.
Yoongi se ataba el cinturón de su bata alrededor de su cintura, esperando en el borde de la cama, cruzando una pierna sobre la otra. Quizás mañana no iría al salón. No estaba seguro de poder sentarse tanto tiempo. Forzando una sonrisa, se quitó el flequillo de los ojos. El alfa no lo miraba directamente. Sus ojos revoloteaban por la habitación, pareciendo captar los detalles por primera vez. Una iluminación rosa suave y violeta oscuro, la cámara de seguridad en la esquina, el botón de pánico en la mesita de noche.
— ¿Fuimos vigilados todo el tiempo que estuvimos aquí?
— Grabados... — Le corrigió Yoongi. — Solamente para ser vistos si pasa algo.
El rostro del alfa se retorcía de confusión; la comprensión se instaló en él poco después, haciéndole aclarar su garganta y asentir. — Ah, sí. Ya veo, creo que comentaste o leí algo de eso en la aplicación.
Yoongi también conocía esa parte del intercambio cuando el aumento de las hormonas alfa desaparecían dejando solo claridad y el olor del sexo apestando la habitación.
— Disfruta tu noche. — Le dijo más para apurarlo a salir por la puerta que otra cosa. Le importa una mierda lo que hiciera el sujeto el resto de la noche.
Asintiendo, el contrario alcanzó el pomo de la puerta, dudando por un momento. Ese momento también era bastante común, la última mirada para verlo todo, para estudiar lo que acaban de hacer juntos.
Debía agradecer que era día entre semana en donde solamente se encargaba de los clientes. De viernes a domingo que eran los días más ajetreados, él tenía su propio show en donde podía unir sus trabajos y pasiones. Su espectáculo era como rapero, solo o con acompañamiento de otros bailarines. En un comienzo no se creía que ese fuera un show que las personas adineradas pagaran por ver, pero fue bien recibido. Canto, baile y a petición de los clientes de élite, porno en vivo para un público mucho más reducido de entre dos a máximo diez individuos.
Después de una larga ducha y demasiado tiempo chequeando su teléfono, Yoongi se cambió de ropa para dirigirse al frente del club. Era una noche normal, la energía nerviosa habitual de una multitud de mitad de semana que aún no estaba lista para soltarse como lo haría un fin de semana. El local se dividía en varias zonas, las habitaciones separadas en dos grupos ubicadas en el piso superior, aquellas dirigidas al coito donde solo entraban los clientes socios del sitio de un lado. Del otro aquellas para la élite, solo los mejores empleados y clientes tenían acceso a ellas.
En la planta baja también había habitaciones reservadas para conexiones esporádicas, más bien un reservado sin muchas facilidades y por cortos períodos de tiempo. Estas se encontraban cerca del entretenimiento bares, zonas de strip-tease, la tarima y la pista de baile.
La pista de baile se había llenado, olía a alfas y omegas en su mayoría, la familiar mezcla empalagosa de feromonas terrosas y sacarinas. Yoongi ya estaba acostumbrado al olor, pero siempre lo golpeaba cuando iba al frente del club después de pasar un tiempo en su habitación.
Deslizándose sobre un taburete de la barra, hizo una mueca ante el resentimiento de sus músculos. Definitivamente podía tomarse el resto de la noche libre; había ganado lo suficiente para pagar la cuota de su habitación y aun así llevarse a casa una cantidad respetable. A final de mes enviaría como siempre dinero a su familia y pagaría todas sus cuentas. No gastaba dinero innecesario a pesar de ganar más que decentemente. Sin pedirlo siquiera, apareció una bebida frente a él, un vaso bajo con whisky y un gran cubo de hielo. Él lo aceptó, tomando un largo sorbo antes de agradecer.
— Gracias, Jungkook. — Tranquilo, el nombrado se inclinó sobre el mostrador apoyando la barbilla en las manos.
— ¿Entonces, cómo estuvo?
— ¿Tienes que preguntar eso cada vez? — Tomó otro trago. — Ya sabes cómo fue. Aburrido, un poco seco y áspero. No hay nada que destacar.
— Dios, espero que no. ¿Qué diría tu madre, hyung? — Sonrió incorporándose cuando se acercó un cliente. Tomó su orden entablando una pequeña charla y luego se volteó hacia Yoongi. — ¿No es necesario revisar las cintas?
— Nah... Realmente no hay nada destacable. — Sacudió su cabeza en negación.
— ¿Te irás a casa pronto? Hobi hyung terminará más tarde hoy, tiene dos mujeres alfas como sus últimas clientes. — Preguntó y avisó Jungkook al mismo tiempo.
Girando en su asiento, Yoongi observó a la multitud. Veía a algunos habituales, grupos de omegas que siempre llegaban juntos, pero se iban por separado, un par de alfas que parecían amigables, pero mantenían la distancia cuando se le acercaban.
— No veo ninguno de mis clientes habituales. — Espetó volteándose nuevamente para mirar a su amigo.
Había pasado un tiempo desde que vio a alguno que realmente le atrajera y se daba cuenta en ese instante. Se preguntaba si encontraron a los compañeros con quienes pasarían el resto de su vida o al menos una relación formal, si se mudaron a otras ciudades o de país. Aprendió a no encariñarse, pero extrañaba a los raros alfas que entraron y lo trataron como a un humano, no como a un jodido juguete.
Yoongi agarraba su vaso, inclinándose hacia la barra para apoyarse antes de beber el resto de su bebida. Fue entonces que lo olió antes de verlo, algo embriagador y picoso, regaliz negro y pavimento después de una tormenta. No era desagradable, por ello se lamió los labios dándole a Jungkook un asentimiento para disculparlo. Se dio la vuelta para mirar detenidamente a lo que él creía era un alfa.
— Hola. — El recién llegado saludó apartándose el pelo oscuro de la frente. Mucho más joven de lo que esperaba Yoongi. Muy joven. Su olor era pesado, una señal de que está cerca de su rutina y era tan abrumador que Yoongi se preguntó si el desconocido no se estaba apenas presentando.
— Continúa tu camino. — Habló Yoongi indicándole que se fuera. — No interesado.
— ¿Acaso yo dije que lo estaba? — Respondió el sujeto parpadeando y ante esto Min esbozó una sonrisa.
— Está bien, mi error supongo.
El hombre con una gran elegancia un poco retro se sentó en un taburete junto a Yoongi mientras saludaba a Jungkook. Cuando el castaño lo notó, sus ojos se iluminaron como si hubiera visto a un amigo perdido desde hace mucho tiempo.
— ¡Hyung! — Aclamó agarrándolo con un abrazo incómodo a través de la barra. — Usted vino.
Yoongi arqueó una ceja confundido. ¿Hyung? El hombre no parecía mayor que él o Jungkook con esa sonrisa. Era casi demasiado bonito, pero a su vez atractivo de forma masculina. Cualquier omega se mojaría al verlo.
— He estado en la lista de espera desde hace mucho tiempo para unirme al club de socios. Gracias por la recomendación. — Respondió, mirando a Yoongi con una sonrisa.
— Hyung. — Dijo Jungkook volviéndose hacia Yoongi. — Este es Taehyung, te hablé de él.
Frente a la mención, el rostro de Yoongi se suavizó asintiendo, recordando una conversación de hace unas semanas sobre la llegada de un amigo a la ciudad por negocios luego de haber estado un tiempo en el extranjero.
— Ah bien. — Extendía una mano para estrechar la de Taehyung, sobresaltado luego de que el hombre levantase su muñeca para inhalar, lo estaba oliendo descaradamente.
— Ah, alfa... — Suspiró Taehyung fingiendo estar decepcionado. — No eres mi tipo.
— Entonces podrías estar en el club equivocado, alfa. Si bien vienen todas las castas, todos los que aquí ofrecemos servicio somos alfas o deltas. — Se burló Yoongi con una mueca.
— Kappa... — Extrañado, Yoongi ensanchó sus ojos para fijar la vista en el contrario. En toda su vida, esta era la segunda vez que veía a un kappa, estos eran realmente raros. Actualmente, menos del uno por ciento de la población mundial pertenecía a esta casta. — Soy un kappa, no un alfa aunque mi nudo no le envidia nada a los que sí lo son. — Le dio un guiño para luego mirar a Jungkook. — Solo estoy aquí para ver a mi amigo omega y disfrutar de unas bebidas gratis, por lo que no me importa mucho el tipo de servicio que ofrecen aquí. No es que todos sean alfas tampoco.
— Bebidas con descuento. — Lo corrigió Jungkook.
— Bebidas con descuento. — Repitió Taehyung.
— ¿Cuánto tiempo estás en la ciudad? — Preguntaba Yoongi haciendo conversación. Si no puede encontrar otro entretenimiento esa noche, al menos podría disfrutar de una copa y una conversación con alguien que no esperara follárselo.
— Únicamente estoy aquí para arreglar algunos trámites, espero estar solo de pasada. — Estar en Seúl no era el escenario preferido de Taehyung, él prefería permanecer en Busan lejos de los negocios familiares y su familia si era posible.
— Sí, es una lástima que regrese a Busan, allá fue que nos conocimos, pero se niega a venir a Seúl.
— No creo que esta ciudad sea para mí. — La mirada del kappa y el omega se volvió una por cuestiones de segundo, pero poco después Jungkook fue a atender otros clientes y Taehyung quedó mirando hacia las botellas que decoraban el bar, sonriendo de forma ladeada antes de mirar al castaño de soslayo y luego entablar conversación con el alfa presente.
Yoongi lo dejó parlotear, agradecido de estar distraído del zumbido debajo de su piel. El olor de la barra lo estaba afectando. A medida que avanza la noche, las hormonas se volvían más fuertes, los alfas más audaces, los omegas más fáciles de seducir.
Se le erizaba el pelo de la nuca y sabía que solo tenía unos minutos para empacar sus cosas e irse antes de que le grite a alguien. Ya era tarde y no sabía cuánto podía tardar Hoseok con sus clientes. Min ya estado ahí el tiempo suficiente incluso después de trabajar. Buscando a tientas su billetera se despidió tanto de Jungkook como del Kappa.
— Nah, está bien, hyung. Esta noche invito yo. — Jungkook le lanzó una mirada que rozaba la lástima, una que Yoongi odiaba.
— Bien, entonces los dejo, buenas noches. — Asintiendo con la cabeza a Taehyung, sonrió brevemente. — Encantado de conocerte finalmente.
— Tú también. — Dijo Taehyung levantando su botella de cerveza.
Abriéndose paso a través del enjambre suspiró, ignorando a los omegas que lo manoseaban y a los alfas que lo olfatean, preguntándose si era una amenaza. Él sabía dónde estaban todas las cámaras, que con un solo gesto tendría toda la seguridad rodeándolo antes de que alguien se diera cuenta. Estaba a salvo, incluso si los alfas eran unos idiotas. En teoría él no tenía que mezclarse con ellos, se encontraba en un nivel donde podría entrar y salir sin mezclarse con casi nadie, pero por mucho que lo odiaba, a veces extrañaba eso. Hacer vida con la gente común y no solo con sus clientes, después de todo, ese era casi todo el contacto o diversión que comúnmente se permitía.
+++
— Creo que tendrás que ponerte mucho maquillaje en eso. — Señaló Yoongi mientras pasaba por el lado de Hoseok, entregándole una de sus bases. — Me la devuelves.
— A veces cuando el cliente resulta siendo una mujer sin importar su subgénero, llego a sentirme aliviado, pero luego tocan algunas como las de anoche que tienen unas ganas y deseos reprimidos que pueden resultar más peligrosas que muchos de los sádicos con los que me he encontrado. — Se quejaba Hoseok mientras se untaba una pomada para los verdugones que se le habían hecho en los muslos. — ¿Qué haces?
— Ayudarte, ven, vamos a la cama, para poder echarte esto. — Musitó quitándole el frasco que tenía en su mano, recibiendo una brillante sonrisa. — Ya te dije que debes actualizar tus requisitos, sé que siempre se filtra alguien, pero no soportes estas cosas, no tienes un por qué hacerlo.
— No se veía tan grave, ni siquiera sentí el dolor cuando sucedió. Es decir, no uno grave, el problema vino después, creo que mi piel también se lleva mal con el cuero, se irrita demasiado. — Se encogió de hombros abrazándose a la almohada mientras los toques del ahora pelinegro aliviaban el escozor en su piel. — Además, no tengo tu misma suerte, eres uno de los elegidos del jefe por tus increíbles ingresos.
— No soy su elegido, solo tuve suerte porque desde el comienzo un loco magnate se interesó en mí y vino regularmente dejándole altas ganancias.
— Las suficientes para que en tres meses te tornaras una de sus gemas, entregándote solamente a sus mejores clientes. Ni siquiera sé por qué tomas más cuando no lo necesitas. Los que te tocan relativamente tienen todos sus antecedentes investigados y confirmados, perversos y con gustos raros, pero no tienes que preocuparte por tu seguridad. El simple hecho de que te quieran asegura tu estado físico. El mío también, pero la filtración para empleados de menor categoría como yo no es infalible. Aunque no me quejo, disfruto de mi libertad e ingresos a gusto. — Suspiró aliviado cuando las manos del mayor se apartaron de su cuerpo, serio, pero evidenciando la preocupación por sus moretones. — Ayer recordé el día en que llegué aquí, estaba de cocaína hasta el tope. Ni siquiera recuerdo cuándo, cómo o con quién me convertí en delta.
— No me recuerdes eso y tampoco lo recuerdes tú. Fue un pasado del cual aprendiste y saliste. Mira todo lo que has conseguido en dos años, estás limpio, tienes un techo junto conmigo, libertad, privacidad, una vida lejos de todo aquello que viviste. — Acariciando sus mejillas, se inclinó para depositar un suave beso en los labios del otro.
Hoseok y él eran amigos con algo más que jamás llevó un nombre, tampoco se tomó muy en serio. Una noche mientras bebían vino donde coincidentemente ambos tuvieron su día libre, terminaron intercambiando más que una nalgada o beso casual. Usualmente después de sus jornadas laborales, de lo que menos tenían deseo era de tener sexo con alguien más, pero sucedió.
Fue algo que simplemente se dio, no hubo requisitos, roles, actuación o momentos extravagantes. A decir verdad, podría haber sido considerado incluso aburrido para quienes lo vieran. Lo más atrevido fue que pasaron de mamadas en el sofá, al misionero en la cama del cuarto del menor. Fue bastante silencioso, gemidos moderados que llegaron casi como fuertes suspiros, evidenciándose únicamente cuando ambos llegaron a sus orgasmos con un corto intervalo de tiempo.
Algo monótono, pero aun así, lo consideraron una de las mejores experiencias en mucho tiempo. Tranquilos, a gusto con su acompañante, personas que ellos escogieron, no fueron escogidos. No hubo un pago monetario, sin propinas, nada más allá que la gratificación de ese instante íntimo en su apartamento compartido.
Las cosas quedaron prácticamente igual, solo se volvieron un poco más íntimos y las barreras de espacio personal se difuminaron un poco cuando sus saludos en algún momento eran algo más que picos en sus labios. Eran confidentes, Hoseok era el único compañero a excepción de Jungkook con el cual Yoongi mantenía algún tipo de contacto fuera de Bawdy y posiblemente dentro también porque todos eran compañeros de trabajo, pero no amigos. Envidias, celos, todo era como una jauría en la que los sobrevivientes eran los más fuertes, muchas veces, los que menos escrúpulos albergaban.
— ¿Qué harás en el resto del día? — Indagó Hoseok girándose en la cama para ver al alfa limpiarse las manos.
— ¿Dormir? Ya hice todo lo que tenía que hacer durante la mañana, me quedaré descansando en casa, tal vez vea alguna película o me ponga a escribir alguna canción, no lo sé.
— Es extraño verte descansar un viernes.
— Simplemente no tengo deseos de ir hoy. — Se encogió de hombros sentándose en la cama junto a Hoseok. — Ayer tuve demasiados clientes.
— Te dije que no lo hicieras, no lo necesitas. — Espetó Hoseok algo molesto.
— Necesitaba el dinero.
— Eres uno de los cabrones que más cobras en ese puto lugar, lo que hago yo en una semana lo haces tú con un único cliente, en un día. Aunque necesites dinero, puedes tener otros clientes.
— Yo tengo que esperar a que ellos decidan venir, no todas las temporadas son altas y aunque mis clientes son buenos, a veces no es suficiente. — Fue todo lo que dijo incorporándose debido a que su teléfono sonaba.
— ¿El jefe? — Preguntó el pelirrojo al ver al mayor rodar los ojos con fastidio. — No contestas en tu día libre.
— Prefiero contestarle antes de que me mande a uno de sus recaderos. — Sonrió saliendo de la habitación de Hoseok para ir a la suya. — ¿Hoy? — Yoongi cuestionó al escuchar lo que su jefe le decía al otro lado del teléfono. — Señor, es mi día libre y he dicho que no aceptaré a nadie hasta el domingo. — Sentándose en su propia cama exhaló, escuchando como su jefe le decía que se trataba de un cliente de élite que iría específicamente por él, uno al que no podía negarse. Le pedía de favor a Yoongi que fuese, prometiéndole que podría tomarse el domingo libre también e incluso irse del club apenas terminara con ese cliente. — De acuerdo, iré.
💜💜💜
Hola por aquí... Les comparto el primer capítulo de esta historia, espero que les guste.
LORED
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top