Un buen final


Tardaron un poco más de tres horas en regresar el planeta a su órbita y eso gracias a la ayuda conjunta que los demás héroes prestaron una vez que se vieron remotamente libres de las contingencias en el planeta.

Estos últimos dos meses habían sido de locos. 

La Atalaya presentaba daños por todas partes, culpa de la primera irrupción de Terry y Lara, y luego la travesura de Bruce al hacerla girar. El planeta tierra no estaba en mejores condiciones. ¿Cómo era posible que tres personas pudieran causar tantos estragos?

De hecho gracias a Aquaman y a su tridente muchas vidas pudieron ser salvadas de los tsunamis que barrieron casi todas las playas del planeta.

Flash y Hawkgirl tuvieron la fortuna de impedir la erupción de varios volcanes y ni qué decir del resto que con la mayor dedicación y entrega se dispusieron a evitar que murieran enterrados cuando las ciudades se desmoronaron con los temblores cual castillos de arena.

El mundo estaba irreconocible y aun así...

—¿Por qué caemos? —Pregunto Lara mirando por la gran ventana que daba vista a una tierra prácticamente devastada.

—Para aprender a levantarnos —respondió Terry sonriéndole de manera suave mientras colocaba su mano en el hombro de ella. —Es hora. Debemos irnos.

Lara bajo la cabeza, no tenía ninguna prisa por regresar a ese lugar de tormento que era su tiempo.

—Lara, Terry —llamo Superman desde la puerta. —Hay alguien que desea verlos.

Ambos fueron conducíos hasta la enfermería, y de ahí a una sala privada en donde se encontraba Bruce tendido sobre una camilla con el pecho vendado. Aun lado de él se hallaban los fundadores además de Oliver Queen y Jasón Todd.

—Queremos darles las gracias —inicio Diana afable. —De no haber sido por su intervención nunca hubiéramos librado esta serie de calamidades que por separado parecían tan insignificantes pero que al final se convirtieron en un enorme problema.

—Cierto. Además de haber aprendido una valiosa lección con respecto a la falta de comunicación e interacción entre nosotros. —Agrego Hawkgirl soltando un suspiro profundo. —Así que de ahora en adelante cuando el cascarrabias de Batman diga: "No es nada". —intento imitar la pelirroja el tono siempre ecuánime y sabelotodo de Batman. Una acción que arranco más de una risa reprimida.

—Pondremos mucho más interés en saber que le molesta y no solo nos conformaremos con dejar que el cargue con las consecuencias de las decisiones que debíamos tomar juntos en primera instancia —completo Flash con suficiencia.

—Tal vez hasta podríamos acompañarlo a su terapia semanal de control de la ira —se unió a la bulla Jasón.

—Mejor aún, a su estimulación prenatal. Yo pido ser el padrino —exclamo como si nada Oliver Queen.

—No hablen como si no estuviera —se quejó Bruce poniendo los ojos en blanco.

—Calla. Todo esto se hubiera podido evitar si no fueras tan hermético y confiaras más en nosotros. —Reclamo John Stuart con las manos en jarra.

—O si desde un principio hubieras aceptado ser mi pareja —dijo Kal-El aprovechando la oportunidad.

—En cuanto me levante de esta cama voy a sambutirte un trozo de Kriptonita tan grande como tu estupidez por el culo Kent —amenazo Batman, logrando que Clark tragara saliva con dificultad.

Una suave risa se escuchó y fue subiendo hasta convertirse en una carcajada limpia. —Si yo fuera usted Superman, dormiría con un ojo abierto. —Terry no podía ni quería contenerse. En ese momento su felicidad desbordaba por cada poro de su cuerpo. Mucho tiempo deseo ver de esa forma a Bruce. Tranquilo, vivo y sobre todo feliz.

Una segunda risa se unió a la de McGinnis. Lara al final termino uniéndose a su hermano mayor. Era tan reconfortante estar en presencia de su padre sin que este le dedicara miradas de odio y repulsión. Poder escuchar la risa de Terry, la que pensó había muerto dos años atrás junto a su amada Dana.

Los demás le siguieron. Riendo agradablemente, menos Clark quien estaba concentrado en grabar a fuego el tacto de la mano de Bruce que disimuladamente busco la suya hasta entrelazar sus dedos. Bruce tampoco reía, pero su gesto sereno y el leve rubor en sus mejillas delataban su agradable estado.

Y entonces Lara seducida por esa aura festiva que los rodeaba se retiró la máscara permitiéndoles a todos los presentes al fin observar su rostro al completo.

Shayera fue la primera en dar un jadeo de la impresión al contemplar ese rostro tan parecido al de Bruce. Y encontrando sentido al que hasta ese momento no se lo hubiera quitado, porque de otra forma cualquiera que la viera sabría de quien era hija.

Clark por su parte era todo un poema. Si bien se parecía a Bruce, también logro identificar varios rasgos de su madre bilógica, esa dulce mujer que tan solo por medio de hologramas había llegado a conocer.

Con delicadeza soltó la mano de Bruce y salvo la distancia que lo separaba de su hija. Su mano grande acaricio la mejilla y luego subió hasta el cabello. En su cabeza solo podía compararla con un ángel.

—Lara. Lamento no haber estado ahí para ti. Me disculpo por haberlos dejado solos a ti y a tu padre. Y te pido perdón por todas las desgracias que enfrentaron y pude evitar.

Lara se mordió los labios sus ojos se cristalizaron y a pesar de haber crecido ocultando sus sentimientos, ella aún era una niña que buscaba la aprobación de ambos padres. Por eso no fue una sorpresa cuando comenzó a llorar aferrándose del Súper Hombre.

—Eres un tonto. Porque tengo un papá tan tonto.

Kal-El la acuno entre sus brazos con devoción y cariño, al darse cuenta que ella expresaba cariño de la misma manera que su sexy millonario. Y mientras se mecía levemente con Lara en un vals marcado por el latir de sus corazones, Clark solo podía implorar para que en su futuro llegaran a ser la familia que Lara merecía tener.

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Atalaya dos días después.

Zatana y Constantin se esmeraban dibujando una serie de patrones indescifrables en la sala principal. La Atalaya había sido vaciada con el pretexto de las reparaciones, y de esa forma tener la privacidad que se requería para abrir el portal hacia el futuro.

Aun lado de ellos, apiñando "concentración", se encontraba Destino.

—¿Saben que la magia tiene voluntad propia? —pregunto Zatana mirando directamente a los dos viajeros futuristas. Ellos negaron. —Es como si supiera como y cuando intervenir para mejorar nuestras vidas si lo merecemos. Así que no duden que su llegada, aun si fue por conducto de Tala la hechicera, fue para bien.

—Gracias —pronuncio McGinnis inclinando levemente la cabeza.

—No hay de qué. El ritual está por comenzar. Si van a despedirse es mejor que lo hagan ahora.

Lara no lo pensó dos veces y corrió en dirección a Bruce, que en silla de ruedas empujada por Clark, se apersonaba en la sala. Apenas tenerlo a su alcance lo abrazo como si la vida se le fuera en ello.

Se había contenido tanto desde la primera vez que lo vio, y ahora a escasos minutos de irse no podía dejar pasar la oportunidad de decir.

—Lo siento. De verdad lo siento. Yo nunca quise... —gimoteo ella. —Pero no encontramos otra forma de evitar que destruyeras el mundo, de que...

Bruce correspondió el gesto un poco dudoso, luego al escucharla suplicar su perdón comprendió que ella ser refería a su muerte.

—Ya no importa. Lara, el mundo al que ahora regresaran será mejor y quizás yo... —consoló Bruce acariciándole el cabello negro-azulado.

—Bruce estará vivo y yo también estaré ahí.

Ella los miro a ambos y con una dulce mirada, una que por fin correspondía a su edad... dijo.

—Gracias papá.

Y a Kal-El se le derritió el corazón de amor.

—Es hora —anuncio Zatana colocándose en un punto equidistante a Cosntantine y Destino que ya ocupaban su sitio alrededor del círculo mágico.

Apenas cerrar el flujo de magia, las runas en el piso destellaron en plateado. Terry no dudo en darle la mano a Superman y un abrazo fuerte a su mentor.

—Te veré en el futuro viejo.

Bruce torció la boca ante el mote que le recordaba a Jasón, pero aun así la calidez en su mirada era palpable cuando le respondió con un leve movimiento de cabeza. No hacía falta palabras para comprenderse.

—Adiós —murmuro Lara un poco avergonzada del desplante emocional del que fue presa y que esperaba no hubiera incomodado al siempre flemático Batman.

—No. Hasta luego hija mía —respondió Bruce intentando imitar el tono amoroso que su padre utilizaba con él cuando era un niño.

Las mejillas de Lara se colorearon haciendo brillar sus ojos de puro deleite. Terry sujeto su mano para con serenidad entrar al portal.

Fin.

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N. A.

Con esto pongo fin a esta Historia que espero hayan disfrutado tanto como yo al escribirla. 

Quedo de vosotros y para vosotros.

My Ladys, Lords

Hasta la próxima.

Atte: Taylor Espurious.

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