Reencuentro
Lex Luthor se desplomo en su silla giratoria sin dejar de mal mirar al payaso de Gotham, que como desquiciado probaba uno tras otro los costosos vinos del minibar de su oficina sin molestarse siquiera en servirse en un vaso. Tendría que tirarlos luego.
—Ignorante. —Rumio molesto el empresario. Eran una excelente combinación, pero la personalidad del Joker dejaba mucho que desear en cualquier otro terreno que no fueran el criminal. —Podrías quedarte quieto de una maldita vez —exigió Luthor masajeando el puente de su nariz.
—Vamos no te enojes calvito, solo estoy divirtiéndome —se excusó tranquilamente el payaso caminando todo pando hasta el escritorio para ocupar la silla frente al escritorio de su anfitrión. —Mira cocoliso, tú y yo sabemos que estamos en el mejor momento, tú di cuando y te juro que la JLA dejara de existir.
—Quiero a Batman, ese murciélago escapo llevándose mí mejor... nuestro mejor descubrimiento —reclamo Luthor tensando la mandíbula. —Tráelo de vuelta.
—Me temo que eso será casi imposible, seguramente Batsy ya sabe lo que le hicimos y créeme, él encontrara la forma de sacarle partido, es mejor dejar eso por la paz, pudo haber funcionado si Superestupido no se hubiera entrometido.
—Eso me importa un bledo. Piensa en algo, tú lo conoces mejor que cualquiera. Quiero al murciélago.
—¿Adivina qué calva brillante? Yo también lo quiero, y más desesperadamente que tú. Fíjate que desde hace un año que sueño con...
—No quiero saber tus frustraciones sexuales Joker. Ponle una máscara a cualquiera de tus estúpidos lacayos y follatelo tan sádicamente como te plazca; cualquier cosa para que te concentres en nuestra prioridad.
El payaso torció el gesto, luego tan dignamente como su apariencia se lo permitió se levantó para marcharse porque si Luthor no piensa tomarlo en serio entonces él tampoco tenía porque soportarlo. Con forme avanzaba su sonrisa se amplió y su caminar se relajó apenas cerrar detrás de si la puerta del despacho de Luthor.
Batman era suyo, suyo y de nadie más y con esa misma obstinación sabía que sin importar a quien le colocara una máscara nadie lograría saciarlo sino era el original; y por supuesto que tenía bases para afirmarlo, la prueba era los muchos cuerpos de hombres jóvenes que se apilaban debajo de su guarida.
—Solo a él, lo necesito solo a él, a mi Batsy. —Su sonrisa volvió igual o más demente que antes para decir. — Además Lex para tu información se en dónde está. Upsss ¿no lo escuchaste?... que lastima, se me olvidó mencionarlo cuando estabas presente. —Se carcajeo el payo del infierno.
&&&(...)&&&
Bruce miro el cielo despejado sintiendo como la briza mecía sus cabellos negros como la noche. Desde la azotea de ese edificio podía contemplar la bahía y el puente que unía a Gotham con Metroplis. Amaba los lugares altos desde donde podía sentir el viento golpeando suavemente su rostro y de algún modo le ofrecía la libertad que anhelaba. Le daba la sensación de que quizás algún día podría volar lejos de todo eso que lo aprisionaba, de sus deberes y responsabilidades. De la tragedia y el dolor. Del miedo y la desesperación que eran sinónimos de Gotham.
Un jadeo ahogado escapo de su garganta cuando sus pies perdieron el suelo y comenzó a elevarse. No fue consciente de los brazos que le rodeaban sino hasta segundos después cuando la vista de Gotham City se extendía bajo sus pies como un mero manchón de tierra.
Bruce miro en derredor, era maravilloso percibir el mundo desde esa altura que le producía en el estómago un cosquilleo agradable mientras se deleitaba con aquella vista privilegiada. El viento lo golpeaba con mayor fuerza haciéndolo estremecer tanto por la temperatura que descendía como de ansiedad.
—Solo dime a dónde quieres ir, dime lo que más deseas y te lo daré. —Bruce borro la sonrisa que tenía al identificar esa voz que susurraba contra su oído. Bajo la cabeza y apretó los ojos temeroso de la ira de Superman, no recordaba a bien como había escapado de la Atalaya, solo sabía que Superman no quedo muy contento con el desaire.
—¿Qué piensas hacer conmigo? —Pregunto tímidamente Bruce.
—Nada.
—No estás molesto por...
—En realidad más que molesto me dejaste frustrado.
Clark sintió lo que muchos describen como mariposas, más bien gruyas, halcones, agilas y albatros revolotearle furiosos en el estómago cuando la risa juvenil e inocente de Bruce Wayne le lleno los oídos. Su Bruce era tan casto que incluso aun cuando su alma vivía entre tinieblas él aún conservaba su pureza intacta.
—Ahora te ríes. Te burlas de mí, pues entonces te enseñare que con Superman no se juega. —Declaro el hombre de acero intentando sonar serio y molesto sin lograrlo en lo más mínimo pues la sonrisa complacida de tener un momento a Bruce solo para él se le escapaba por la comisura de los labios.
Bruce tuvo dos escasos segundos para reaccionar y soltar un grito antes de sentir su cuerpo salir disparado hacia arriba y luego a la gravedad tirando de él en dirección contraria. Por instinto extendió los brazos y las piernas para aminorar la velocidad antes de sentir una mano grande y fuerte que delicadamente tomo la suya para jalarlo de nuevo hacia arriba. Bruce volvió a emitir un gritito de emoción, era como estar en una montaña rusa y muy por el contrario de lo que muchos experimentarían él sentía un gran deleite.
Superman vio el rostro de Batman, seguramente Bruce extrañaba esas caída libres de los edificios, el andar cual trapecista, la libertad de un movimiento silencioso y vertiginoso.
—Sujétate fuerte. — Fue la indicación que Kal-El le dio antes de lanzarse en picada.
Bruce miro todo con expectación y cuando sintió que se hundirían en el mar el hombre de acero cambio de dirección, ahora de forma horizontal el joven Wayne podía dejar las yemas de sus dedos rozar el océano de una manera en que jamás imagino.
—Llévame al cielo, llévame lejos de todo, de todos, quiero dejar de lado quien soy y lo que soy, quiero solo por instante olvidar y ser libre. —Murmuro Bruce con tristeza cerrando los ojos.
Clark asintió y comenzó a elevarse de nuevo, ese susurro tan bajo que en medio de aquella velocidad pasaría inadvertida por cualquiera él la escucho perfectamente y cada palabra se tatuó en su corazón, porque ese era el anhelo real de Bruce Wayne, del hombre que para todos había desaparecido y que él deseaba tan desesperadamente que regresara.
Un gemido angustiado escapo de la garganta de Bruce cuando su cuerpo perdió apoyo, en fracción de segundos un humo denso lo envolvía asfixiándolo sin saber que los golpeo pues esa misma fuerza lo propulso varios metros lejos de Superman sin darle oportunidad de ver a su atacante. Intento no entrar en pánico, sus manos buscaban aferrarse a cualquier cosa para impedir su colisión contra el agua, debía pensar fríamente o de lo contrario la sola caída lo dejaría inconsciente y se ahogaría.
—Bruce. —Escucho decir antes de que un par de brazos fuertes lo envolvieran protectoramente. —Ya te tengo...
Clark sentía la espalda quemándole y el tibio liquido empapando la capa de por si roja, pero sonreía, sonreía porque había logrado proteger a Bruce, primero arrojándolo unos segundos antes de la explosión para luego volver a atraparlo antes de que se estrellara contra el océano. Con él entre sus brazos que importaba el daño recibido, cualquier dolor era soportable y bien recibido si con ello mantenía a salvo a Bruce.
Bruce miro al hombre de acero que con gesto cariñoso lo observa e intentaba llegar a tierra.
Clark aterrizo en la azotea del primer edifico que encontró a su paso, dejándose caer apenas colocar delicadamente al pequeño millonario sobre sus piernas. Ahí estaba Bruce mirándolo con gesto preocupado mientras sus manos temblaban ligeramente y su corazón bombeaba con fuerza, que alegría era para Clark poder contemplarlo de aquella forma, con esos preciosos ojos de un azul imposible completamente clavados en él.
Bruce cayó de rodillas observando atónito la espalda acribilladla de Superman, toda la espalda la tenía mal herida por varios trozos de piedra verde que parecían incrustarse más a cada instante y él no sabía qué hacer ¿cómo actuar?
Una risa macabra le lleno los oídos con tan espelúznate sensación que Bruce se encogió tembloroso junto al cuerpo del héroe caído. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué sentía tanto miedo?
—Supertonto. —Exclamo una voz aguda y escalofriante antes de soltar otra carcajada mientras un helicóptero aparecía en escena y dejaba asomar por su puerta al dueño de aquel sonido diabólico. —Vamos Superbobo, ¿no me digas que eso es todo lo que tienes? Por eso siempre he dicho que Batsy es mucho más divertido. —De un salto el payaso estaba sobre la azotea con bazuca en mano.
—Joker. —Alcanzo a murmuran Superman elevando medio torso y empujando a Bruce detrás de sí, con la intención de ocultarlo, pero sin lograrlo del todo.
—Superestupido, necesito un favor. Sabes hace unos días tú te llevaste a Batsy y pues... como decirlo... ¡Ah! Sí. Quiero que me lo regreses —ladro irritado apuntándole con la bazuca al héroe de Metrópolis. —Creo que ya comprobaste que mi lindo juguetito nuevo dispara mini balas de Kriptonita. No son grandes ni muy poderosas pero sirven. Un disparo más y adiós Superinutil.
—¡No! —Exclamo Bruce colocándose sobre Superman como si con aquella acción pudiera protegerlo. —No le hagas daño.
—¿Y este jovencito? —El Joker bajo su arma desconcertado, lo miro detenidamente porque le recordaba a alguien. Se encogió de hombros restándole importancia, después de todo no era a quien buscaba. —¡No sabía que te gustaran tan jóvenes!, y luego dicen que el demente depravado, desviado sexual es uno. En fin, no es de mi incumbencia a quien le des por el culo, a menos que sea a Batsy. Entonces sí que me importaría. ¿No lo has tocado verdad? —Pregunto desconfiado observándolo con mirada filosa al Kriptoniano.
Clark sonrió ladino sintiéndose superior a pesar de su estado, no respondería, si el payaso era inteligente que interpretara su silencio.
—Eres un maldito. —Grito cual fiera herida. —Voy a disfrutar tanto liquidándote. —Y sin más ceremonias o advertencias volvió a disparar.
La explosión lleno el ambiente con un aplastante zumbido y Bruce apretó los ojos aferrándose a Superman, moriría de eso no había duda y sin embargo algo dentro de él se negaba a moverse, y ese mismo algo vibraba de solo sentirse tan cerca del Super hombre. ¿Qué era eso que hacia latir su corazón tan desenfrenadamente? ¿Por qué esa sensación era tan diferente a la que experimentaba con Jasón? ¿Qué clase se sentimiento lo ataba a Clark Kent?
Un gruñido gutural se escuchó antes de lo que parecía ser el berrinche del payaso, que gritaba lo mucho que odiaba a los entrometidos y con total descontrol lanzo lejos el arma, mientras zapateaba con el pie derecho el suelo cual niño pequeño.
—No es justo, no es justo. —Se quejaba indignado apuntando con su dedo corazón hacia el cielo en forma obscena. —Eres un maldito entrometido Capitán papanatas. Lárgate y déjame jugar a gusto con idiotaman.
Billy miro al payaso y luego a Superman, lo había seguido con el único propósito de saber de Bruce. Nunca espero encontrarse con aquella escena en donde el hombre de acero parecía casi patético ante el endemoniado payaso. Estuvo a un palmo de dar media vuelta e irse, dejándolo a merced de aquel demente y lo hubiera hecho, porque se trataba de Superman y seguro que tenía métodos y recursos suficientes para lidiar con aquel psicópata y fue ahí que lo vio, aquel joven tan endeble que con mirada firme desafiaba al villano.
Su cuerpo se estremeció de deleite ante aquellos ojos de un azul imposible que demostraban entereza, valor y temple. Y su voz, ¡Dios! Su voz era como la del mismo ángel de la justicia, firme, varonil, suave y sensual al oído.
Vio al Joker apuntarle al chico que no dudo en interponerse en medio del arma y el héroe de Metrópolis, no lo pensó más, salió disparado a fungir de escudo entre el joven y el inminente peligro.
Pasado el peligro Shazam simplemente se contentó en golpear un poco a ese espeluznante payaso para desmayarlo y atarlo con lo primero que encontró, lo llevaría al departamento de policía de Gotham, ellos sabrían lidiar con ese loco.
Miro sobre su hombro, el joven lo contemplaba con asombro pero sin soltar a Superman.
Capitán Marvel entrecerró los ojos, ese maldito alienígena tendía a arrebatarle todo lo que él anhelaba, primero a Bruce y ahora...
—Él está muy mal herido, debemos... —dijo el muchacho contemplando con sincera preocupación al Kriptoniano.
Billy chasqueo la legua, él no pensaba ayudar a ese creído, o al menos intento mantenerse firme hasta que dos lindos ojos se encontraron con los suyos en una súplica muda. Dio un suspiro derrotado solo para cargar cual saco de patatas a Superman. ¿Ahora la cuestión era a donde llevarlo? Un hospital normal no tendría las herramientas para...
—Sígueme —ordeno el muchacho.
Capitán Marvel sintió un escalofrió recorrerle ante aquella voz de mandato tan firme. El joven que hasta ese momento creyó un humano común levitaba a solo unos palmos del techo y el color azul marino de sus ojos había sido remplazado por un azul eléctrico brillante. El chico le sonrió de forma burlona al tiempo en que tomaba más altura.
—Date prisa. —Volvió a ordenar mientras volaba libremente hacia un lugar incierto para el otro héroe.
&&&(...)&&&
—Ponlo en la mesa —indico Bruce apenas atravesar la gran cascada que ocultaba a la Batcave y con maestría comenzar a extraer de varios cajones instrumentos de quirurgicos que sin pensarlo se dispuso a utilizar sobre Superman.
Billy se quedó helado, esto debía ser una mala broma o incluso una pesadilla. Ese joven no podía ser Batman. No podía ser su Bruce, sin embargo, los hechos hablaban por sí mismos, porque no existía otro ser sobre la tierra, apostaría su vida a ello, que tuviera entre sus pertenencia un bisturí hecho de Kriptonita y que además conociera la ubicación de la guarida del murciélago de Gotham.
Y el ahí estaba él mirando, parado cual estatua solo observando mientras Batman trabajaba arduamente para salvar a Superman.
La distancia entre ellos era enorme. Billy se sentía tanta impotencia, él, el gran Capitán Marvel se sentía pequeño ante el desempeño de Bruce porque aun sin poderes la Liga dependía de Batman en más de una forma. Bajo la cabeza mirando el piso completamente encerrado en sus pensamientos. Tanta magia recorría sus venas, tanto poder y no era capaz ni de rozar con la yema de sus dedos la grandeza de Batman.
Una a una las balas fueron extraídas con rapidez y eficacia, tanto así que los músculos mal trechos del hombre de acero comenzaban a sanar. Era inaudito pensar que alguien además de Bruce podría hacer ese trabajo de forma tan eficiente. Por lo tanto era mejor aceptar que de alguna forma Bruce logro rejuvenecer.
—Si vas a reclamar es mejor que lo hagas ahora. —La voz de Bruce le pareció un martillo que lo arranco de golpe de su enclaustramiento mental.
Billy lo observo de arriba abajo, Bruce se encontraba sentado con las piernas cruzadas sobre la mesa de análisis balístico muy cerca de Superman pero mirándolo a él. Lucia tan arrebatadoramente sexy que Billy casi dejo de respirar, sin importar nada Bruce Wayne era y siempre seria su ideal, su ser prefecto y lo amaría hasta el final. Por eso.
—Shazam —Dijo casi en susurro Billy perdiendo su transformación.
Bruce levanto las cejas con escepticismo dibujando al mismo tiempo una sonrisa torcida en sus perfectos labios al ver al adolescente y no al héroe frente a él.
—Bruce. ¿Qué es lo que ha sucedido? — Cuestiono Billy con un poco de más confianza ahora que estaban en igualdad de condiciones.
Ambos jóvenes se miraron, uno intentando no temblar de ansiedad ante lo que podría significar esa nueva apariencia. ¡Diantres! Si hasta Billy comenzaba a fantasear con el hecho de poder levantar a Bruce de la cintura y dar un par de vueltas con él en brazos como un par de estúpidos enamorados, porque parecía tener un par de centímetros en desventaja además de la obvia perdida de musculatura. Aunque ¿ahora podía volar? ¿Qué más poderes escondía ese diminuto cuerpecito?
—¡Oh! Billy, no es relevante mi cambio físico, lo que si me gustaría que me dijeras es... ¿Por qué me estabas buscando?
Capitán Marvel tembló en su lugar, esa mirada felina lo desarmaba por completo, era como si aquellos iris pudieran ver a través de él, leer cada pensamiento por muy recóndito que fuera.
—Yo... —Un gemido lastimero interrumpió cualquier cosa que estuviera por alegar.
Clark comenzaba a despertarse. —Bruce. —Llamo con urgencia Kal-El intentando abrir los ojos sin conseguirlo.
El joven que ahora era Batman sonrió condescendiente para sin esfuerzo estirar su mano y tomar la del hombre de acero y hacerle saber que estaba ahí, a su lado.
—Yo te amo —confeso Billy ante la desesperación que sintió por el gesto del millonario. —Te amo más que a cualquier persona en este mundo. Por eso... —sus labios tiritaron de inquietud sintiendo las ganas de llorar aflorar en su interior. — Por eso ámame tú también. Voy a esforzarme, te juro que me convertiré en alguien digno para ti y...
—Billy. —Aquel llamado suave corto el discurso del otro joven, y los ojos del Guardián de Gotham dictaban una sentencia irrevocable, pero con dulzura y algo de tristeza respondió. —Lo siento.
Y eso fue todo, en un dos por tres Billy Bastón desapareció al transformarse en Capitán Marvel, quien no tardo en salir más rápido que una bala de la guarida de su adoración con el corazón destrozado.
—Maldito Superman. —Siseo rencoroso Shazam limpiándose las lágrimas que ya no logro contener, en ese momento no le serbia de nada la sabiduría de Salomón o tal vez si, para controlarse y no terminar el trabajo de aquel maldito payaso.
Continuara...
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N. A.
Antes que nada quiero hacerles llegar una disculpa por el periodo tan largo de ausencia. Pero hubo motivos de peso que me impidieron continuar con el ritmo que llevaba.
Aprovecho también para agradecer a las personitas que me dejaron comentario alentándome a escribir, a un más a quien tuvo el detalle de anexar esta historia a listas de lecturas para que muchas más personas pudieran leerla.
Deseo hacerles saber que me siento feliz al ver que les gusta mi trabajo y que sobre todo tiene valor. Que escribo y tengo una respuesta de su parte.
Pues un escritor solo es escritor cuando alguien lee lo que plasma.
My ladys, my lords quedo de ustedes.
Que tengan un excelente mañana, tarde o noche.
Posdata: estoy pensando sacar historias cortas para las festividades del 31 de noviembre y para navidad como un obsequio para ustedes, espero les entusiasme la idea.
Atte: Taylor Espurious.
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