—Señor Stuart. ¿Sabe lo que es un Ecogravinisador? —cuestiono Terry con la boca ladeada.

El Lantern negó con la cabeza furiosamente, ni siquiera sabía si podría llegar a pronunciar tal nombre.

—Es un instrumento diseñado para alterar la rotación del núcleo terrestre dando como resultado el control de la gravedad. En principio además de la NASA, cualquier otro departamento de inteligencia gubernamental tenía solo conocimiento empírico de él, sin embargo a dos años a partir de hoy este aparato terminara en manos de Lex Luthor, quien como sabemos, tiene un único propósito.

—Destruir a Superman.

—Exacto. —afirmo Terry contento de evitarse ciertas explicaciones. —Una vez hechos algunos cambios, esta arma sirvió para cambiar la atmosfera de la tierra, la sacaría de su órbita lo suficiente para acercarla lo más posible al sol.

—Pero, Superman obtiene sus poderes del sol amarillo, el estar más cerca no afectaría... —agrego Stuart intentando atar cabos.

—¡Error! —exclamo Terry que de alguna forma se divertía al saberlo todo. Ahora entendía lo que sentía Bruce cuando daba alguna explicación. —Si bien el sol amarillo de nuestro sistema solar le proporciona sus habilidades a Superman, un acercamiento conllevaría a un exceso de poder. El hombre de acero a duras penas mantienen bajo control los que ya tiene, un aumento solo minaría su estabilidad emocional y más que ser beneficioso se convertiría en un peligro para él y para el mundo. Por otro lado su amor por este planeta le impidió marcharse, su última acción fue regresar la tierra a su lugar.

Terry apretó las manos en puño y chasqueo los labios guardando un prudencial silencio antes de decir lo siguiente.

—Batman, logro construir una máquina que contrarrestaría el efecto de la de Luthor. Sin embargo el cuerpo y la mente del Súper hombre no soportaron, colapsaría, y siendo sinceros no existía, ni existiría nadie con el poder suficiente para frenarle. Solo le quedaba una opción.

—¡¿Clark se suicidó?! —Stuart cayó al suelo de la impresión, el Green Lantern no lograba procesar esa información, su amigo y compañero había elegido su propia muerte antes de hacerle daño a alguien más. Tenía sentido. Eso era muy del boy scout.

—Ahora entiende por qué no podía hablar, no sería para nada beneficioso si todos se enteraran que la verdadera amenaza a final de cuentas había llegado a ser Superman. Cuanto menos que la máquina que reprodujo el sol rojo en que su cuerpo fue incinerado la construyo, Wayne Tech.

Stuart asintió, su cabeza comenzaba ver que los huecos en la historia de Terry eran por demás relevantes y oscuros. Las conclusiones a las que estaba llegando por su cuenta no le gustaban en lo absoluto.

—Bruce, perdió la cordura poco después, pues comenzó a pensar que indirectamente había matado a Superman al no haber logrado frenar el plan de Luthor a tiempo y luego... la guinda del pastel, se negó a dejar que el gobierno se hiciera del cuerpo del Kriptoniano y termino por incinerarlo. Batman siempre mantuvo un límite, jamás propaso esa tenue línea que era el arrancarle la vida a su oponente, pero el que se tratara de la persona que amaba fue aun más devastador.

El patrullero intergaláctico observo con asombro a Terry recapitulando cada palabra y todo cuanto conlleva. Y tuvo que admitir que esa última afirmación, ese amaba, le hizo temblar el corazón.

—Porque aunque lo niegue, Bruce Wayne ama a Clark Ken, eso lo supimos siempre —acoto Terry terminando con su explicación.

—Supongo que cualquiera enloquecería si se ve obligado a cremar a un ser querido. —Susurro para sí Lantern. —Después de todo Bruce es humano y debajo de esa mascara tiene un gran corazón. —Stuart dejo salir un suspiro que no sabía estaba conteniendo.

—Encontraremos a Bruce —dijo Terry mirándolo directo a los ojos, decidido, orgulloso. Y Stuar solo pudo pensar que ese joven tenía más cordura y conciencia de su entorno que muchos de sus actuales colegas. —Regresaremos a un futuro mejor.

—Eso puedes darlo por hecho. Te lo prometo.

Terry se sorprendió gratamente del comentario que lo dejo sin palabras, pero tampoco hacía falta.

&&&(...)&&&

La cabeza le punzaba como si la tuviera en una prensa. ¡Dios! Se prometía no volver a beber, o por lo menos controlarse un poco más. Intento llevarse la mano a la sien pues algo de presión en su frente posiblemente menguara la molestia, sin embargo esta nunca llego, se forzó a despertar del todo, sintiendo sus extremidades atadas a lo que según sus conocimientos debía ser una mesa de disección.

—¡Oh!¡No! —grito ahogadamente. — Me han secuestrado. —Se escandalizo Bruce.

Seguramente Alfred, debía estar intentando pagar el rescate y aun así ellos... horror, estaba claro que de esa situación saldría en una camilla y con una etiqueta forense en el dedo gordo del pie.

Una puerta se abrió a sus espaldas, no podía verla, pero si escuchaba el ruido de las bisagras al moverse, los pasos lentos y casi apáticos resonaron con fuerza, se trataba de un solo individuo. La máscara roja que apareció frente a él le hizo dar un pequeño brinco que provoco la risa suave y cristalina del sujeto, un suceso en si un tanto extraño.

—Hay una gran diferencia —dijo feliz su captor mientras retiraba botaba los seguros del casco para luego sacarla de su cabeza. —Sin duda entre el tú de... —y guardo silencio de golpe. No le convenía tentar a la suerte dando datos extras.

La máscara se estrelló contra la mesa de instrumental con un ruido sordo a pesar de haber intentado dejarla en ese lugar con suavidad. El joven y agraciado rostro de Jasón se dejó ver ante los asombrados ojos de Bruce que lo observaba con detenimiento.

—Bruce —nombro Jasón con tiento, su mirada se ablando al contemplarlo de frente sin el casco.

El Wayne en la plancha tembló, la sola mención de su nombre en los labios de ese hombre joven le erizo la piel. Bruce cerró los ojos con fuerza cuando una de las manos de Todd acaricio su mejilla con tanta dulzura que incluso le hizo temblar.

—Bruce. Estas a salvo. —Afirmo Red Hood y en su voz solo había sinceridad.

Wayne lo miro con desconcierto, ¿Cómo podía estar a salvo, atado y todo? Por respuesta el otro oprimió un botón a su costado y las amarras se abrieron.

—Lamento las sujeciones. Pero no sabía cómo sería tu despertar, no podía permitir que te hicieras daño. —Explico al tiempo en que se encogía de hombros restándole importancia a la mirada muy al estilo Batman que le regalaba el joven Wayne. —Ahora dime. ¿Qué es lo último que recuerdas?

—¿Yo? —murmuro Bruce tratando de hacer memoria.

—¿Sabes quién soy? O ¿Cómo me llamo? ¿Quién eres tú? —pregunto de tiro un tanto molesto consigo mismo por no haber logrado mantenerse callado unos minutos más.

—Soy Bruce Wayne, y no, no sé quién eres tú. —Respondió al final de un largo silencio. —Y recordar, recuerdo perfectamente todo, hasta ayer. —Red Hood levanto una ceja, esa afirmación despertó su interés.

—¿Y qué paso ayer, según tú?

—Pues... fue mi cumple años, cumplí quince para ser exacto. —Bruce, nunca se abría a los extraños tan fácilmente como para responder preguntas personales, pero de alguna forma sentía algo cuando miraba a ese sujeto, algo entre tristeza y cariño, y eso era mucho decir de quien el corazón se detuvo hacia tanto en un punto inexacto del tiempo, impidiéndole sentir. Su acompañante suspiro.

—Error. —Afirmo con la mirada divertida y condescendiente. Luego sonrió al ver el rostro contrariado de Bruce que con inocencia hacia pucheritos. —Mi nombre es Jason Todd. —El millonario asintió sin tomarle mucho sentido a la presentación. Aunque si correspondió cuando este le tendió la mano. —Muchos me conocen como Red Hood. —Bruce asintió nuevamente. —Fui tiempo atrás tu compañero.

—¿Compañero? —reptio en forma de pregunta la palabra que más llamo su atención pues la entonación que Todd le dio sugería otras cosas, y siendo sinceros, si en ese momento el tal Jasón le decía que son novios no le sorprendería.

Un momento. "¡NOVIOS! " Pero que estaba pensando. Vale, que no era mojigato, o al menos no con todas las letras de la palabra, pero de ahí a estar liado con un tío. Vamos, él no podía ser gay. ¿Ó sí? A su parecer Jasón debía tener no más de veinte años, cuerpo atlético y músculos torneados, un excelente partido.

—Bruce, no tenemos mucho tiempo, debo inyectarte un antídoto —anuncio de pronto Jasón sacándolo de sus pensamientos.

Como marca el protocolo del entrenamiento recibido de Batman, había pensado en lo impensable, que Bruce no recordara nada a su despertar. Mr. Freeze le conto casi todo referente al pequeño experimento de Luthor, y su deseo de engendrar un ser con habilidades sobre humanas para traspasarse a él, desechando ese cuerpo enfermo que se moría a cada segundo.

Al parecer de Jasón, el calvo ese estaba loco. Nadie en su sano juicio... y ahí estaba la clave de todo, SANO JUICIO. Nadie en la liga de la injusticia poseía tal cosa, era tan idiota como para atentar contra natura. Bueno... había sus excepciones como Ra's al Ghul.

Sin embargo Victor Freeze estaba de acuerdo, e incluso le gustaba la idea de un reto a nivel genético como el que proponía Luthor, pues podría utilizarlo en el futuro, y todo estaría bien de no ser por un pequeño detalle, Batman.

Cierto eran enemigos: Empero el guardián de Gotham fue el único en ayudarlo y apoyarlo en su investigación, y gracias a él ya podía curar los niveles más simples del síndrome de McGregor, y aumento su esperanza de algún día recuperar a su amada esposa. Él fue el único que comprendió meta, que empáticamente entendía la desesperación de querer salvar a un ser querido. Así que por ese lado le debía una al murciélago.

Pero a pesar de ese pensamiento no pudo evitar desear retenerlo un poco más al notar como las células del Caballero Oscuro reaccionaron de forma tan favorable al experimento, valía la pena verificar si su sangre no era ahora un poderoso antígeno que curaría cualquier mal.

Una vez comprobada su teoría era demasiado tarde para pensar en sacar de tal embrollo al justiciero porque la JLA hizo acto de presencia arrancándolo de su alcance.

Mr. Freeze era el único que sabía la verdad tras el estado vulnerable del Murciélago, ni siquiera Luthor llego a vislumbrar el verdadero alcance de su experimento, pero de entre toda la liga de la injusticia no encontró nadie con quien pudiera contar para llegar al Guardián de Gotham para hacer de su conocimiento sus conclusiones. Entonces recordó a Jason, Red Hood. Si bien el muchacho no deseaba nada con ellos podía apelar a su obsesión por el Caballero de la Noche. Además de no ser nada despreciable el hecho de ser el único con la habilidad para atrapar al murciélago sin armar un escándalo.

Al final solo sería un intercambio, la información de cómo salvar la vida de Batman, además de datos extra extraídos de los archivos de Poison Ivi, el espantapájaros y el Joker; aunque este ultimo de poca fidelidad, porque nunca se sabía con ese descerebrado; y Jasón solo tendría que dejarle tomar dos muestras de sangre del héroe.

Volviendo al presente.

Jasón sentía una sonrisa aflorando en sus labios. Hasta donde el sabia, Bruce Wayne se convirtió en Batman o la idea nació cuando cumplió diecinueve, el jovencito delante de él tenía unos años menos que Tim.

Por esa parte llevaba las de ganar, su sentido de justicia aun no despertaba, cuanto menos conocía a Superman.

—Jasón, Jasón, JASON. —Grito Bruce, Todd parpadeo varias veces, estaba embobado mirando a Bruce. Quería patearse, no era el momento para caer presa de los encanto del pequeño multimillonario.

—¿Me envenenaron?

—¡Eh! —jadeo Jasón, el joven Wayne era tan lindo, adorable, tierno.

—¿Quién me enveneno? ¿Tendrían que ir a un hospital? ¿Estaré bien con el antídoto? —Los ojitos azules marinos brillaban como si dentro de ellos tuvieran ocurriendo una lluvia de estrellas. Hermoso, pensó Jasón sin poder reprimirse.

Meneo la cabeza alejando por un instante la imagen de Bruce completamente indefenso y trémulo en su cama. Con agilidad cogió la jeringa, y sin pensarlo la acomodo y clavo en la vena del pequeño Wayne, este gimió de dolor y sorpresa, luego solo observo como el líquido se introducía en su cuerpo, posterior a eso, solo obscuridad.

Continuara...