#0: Caballero de la Venganza

—"Tres hombres armados, deberian ser cuatro" —pensaba mientras sus ojos rojos observaban desde las sombras.

Tres varones se encontraban cerca de una enorme caja portuaria, donde reposaban cuatro ametralladoras.

—"El que falta casi seguro se retraso por algun estupido motivo. No importa. Tengo tiempo. Aprendi a que debo ser paciente aunque no me guste. Nunca debo actuar sin pensar, no de nuevo. No pasa un dia en que el recuerdo de Sandy no venga a mi mente".

Flashback:

—Vamos Sandy —decía un joven de cabellos oscuros—. Va a ser divertido.

—No lo sé, Thomas —respondió la jóven castaña, aunque de apariencia madura—. Dicen que es un barrio peligroso.

—Por favor, ¡somos Wayne! No importa que tan peligroso sea el club, nadie se meterá con nosotros.

Fin del Flashback:

—"Debi haberla protegido —siguió pensado—, y en lugar de eso me dieron una paliza mientras a ella..."

Los ojos rojos se cerraron con fuerza mientras un llanto femenino, seguido de gritos —y risas masculinas—, inundaban la mente del ojirojo. Justo en ese momento, el cuarto varón entró con un andar tambaleante.

—"Debo concentrarme en la mision, el sujeto que faltaba ya llego".

—¿Dónde diablos estabas? —preguntó uno de los varones.

—Perdón, perdón —decía el recién llegado, arrastrando las palabras—. ¿Cuál era el plan?

—Apestas a alcohol —dijo otro de los hombres.

—Para tu información...

El recién llegado no pudo terminar de hablar porque una bala le atravesó la frente. Los tres hombres que quedaban quedaron boquiabiertos mientras el tiempo parecía paralizarse. Un disparo silencioso atravesó la nuca de un segundo hombre mientras los últimos dos se volteaban hacia las ametralladoras. Un tercer disparo atravesó desde el ojo hasta la nuca de otro hombre mientras un cuarto impactaba contra la mano del único sobreviviente. El matón retrocedió poco antes de que otra bala impactara sobre su hombro. El criminal cayó al suelo mientras una oscura figura saltaba del techo.

—No, por favor. Tú no.

—Vas a decirme donde está Falcone —exclamó una voz cavernosa mientras tomaba de la ropa al criminal—, o te voy a arrancar los ojos, maldito hijo de perra.

El pequeño silbido del silenciador es el único sonido que se escucha antes de que el murciélago saliera caminando del lugar, envuelto en su capa.

—"Odio interrogar borrachos —pensaba el varón—, pero me dijo lo que quería saber. Esta noche se cumple tres años desde su muerte".

Flashback:

—Lo lamento mucho, señor Wayne —decía un hombre ataviado con el uniforme de doctor.

—¿C-Cómo qué no pudieron salvarla? —preguntaba Thomas, con la cabeza vendada y lagrimas en sus ojos.

—Sus lesiones eran muy graves. Ella perdió mucha sangre.

Fin del Flashback:

El Caballero de la Venganza se detuvo mientras sacudía su cabeza con fuerza.

—"Juré sobre su tumba que la vengaria, cueste lo que cueste".

Luchando contra sus emociones, el murciélago entró a un automóvil y rapidamente comenzó a manejar por la ciudad.

—"Siento como la ira me consume por dentro —pensaba el hombre mientras daba volantasos—. Soy un zombie, un Holandés Errante, un hombre muerto; tres años muerto. Todo este tiempo siendo entrenado por Alfred para convertirme en un buen luchador. Lo bueno de que sea un ex militar, eso y las armas. Aún así me dijo que no fuera directo por Falcone. Un mes atacando a los criminales menores para poder ir por aquel que me arrebató a la persona que más amaba".

Aumentó la velocidad del vehículo modificado mientras sus dientes rechinaban; una demostración física del esfuerzo que hacía por no dejarse sumergir en su tristeza. No podía permitirse debilidades. En poco tiempo había logrado que la ciudad supiera de su existencia gracias a su regla de no dejar vivos a los criminales. Pero esa noche, su venganza estaría completa. Ya sea que matase o muriera, todo terminaría aquella noche.

El Caballero de la Venganza observaba con binoculares una gran residencia; una de las casas secretas de Falcone. Había cuatro guardias armados en la entrada. El varón se acercó lentamente,   cubriendose con las sombras de una noche sin Luna.

—"Cuatro guardias con ametralladoras —pensaba el hombre—. Sería un suicidio enfrentarlos directamente. Hace tiempo que deje de pensar en el suicidio".

Se acercó a la caja de fusibles sin ser visto y bajó la pequeña palanca para dejar sin luz a la residencia. Rapidamente sacó sus pistolas con silenciador y activó la visión nocturna en sus lentes. Cuatro balas atravesaron el aire hasta impactar contra los cráneos de sus enemigos; acabando en el acto con sus vidas. El murciélago agarró a uno de ellos y los arrojo contra el ventanal, haciendo que lo atravesara. Aquellos que estaban en el interior se alarmaron, pero no pudieron reaccionar. Las velas aun iluminan la mesa así que el murciélago no perdió el tiempo y aprovechó para comenzar a disparle a los guardias que estaban cerca.

Falcone se levantó rápidamente y retrocedió hacia un rincon mientras sus guardias caían uno a uno. A pesar de la situación, el rostro del mafioso no reflejaba nada de temor.

—Batman —habló Falcone, en tono neutral—. Tienes coraje para venir hasta aquí.

—Tengo mis motivos —habló Batman mientras arrojaba sus pistolas a un costado.

—No lo dudo —aseguró Falcone mientras se sacaba el saco.

Batman se sacó la capa, dejando que esta cayera al suelo mientras se sacaba los guantes. Falcone se desabrocha los botones de las mangas de su camisa para enrollar estas y dejar sus antebrazos al descubierto.

Sin mediar más palabras, se lanzaron a luchar. Batman le dio un potente golpe en la boca, haciéndo que Falcone pierda un poco el equilibrio. Arremetió con fuertes golpes en las costillas para luego darle un feroz rodillazo en la boca del estómago, terminando con un golpe en su mandibula. Falcone cayó al suelo pero empezó a levantarse rapidamente mientras se limpiaba algo de sangre que salía de su boca. Trató de golpear al vigilante pero este le atrapó el brazo. De forma inmediatamente le lanzó una patada en el estómago que el murciélago soportó a duras penas. Batman lo agarró de la camisa y lo arrojó hacia la pared. Sin dejarle respirar, lo tomó de la cabeza y estrelló su nuca múltiples veces contra la pared hasta que una mancha negra se formó. El justiciero se apartó mientras el mafioso caía al suelo, anteponiendo sus manos antes de caer por completo. Batman le conectó una fuerte patada a la boca, arrancandole unos dientes. No contento con ello, le propinó otra feroz patada en las costillas, escuchándose un crujido. Sangre salió disparada de la boca de Carmine. Batman lo obligó a girarse y que quede boca arriba, cruzando sus miradas.

—¿Quién eres? —preguntó Carmine, con dificultades al hablar.

—Soy el que te hizo esa cicatriz que tienes en el rostro —aseguró Batman mientras se retiraba la máscara—. Soy el hermano de la chica que violaste y mataste en tu club. Soy Thomas Wayne.

Falcone no podía ocultar la sorpresa en su rostro, pero repentinamente empezó a reír.

—Ah, sí. Ya recuerdo —exclamó Falcone—. La zorra de tu hermana entretuvo a mis muchachos tambien. Los que mataste hace semanas. Esa puta no paraba de jadear y perdirte ayuda.

Thomas se posicionó entre las piernas de Carmine y se las agarró para abrirselas y mantenerlas separadas. Sin dudarlo le conectó un fuerte pisoton en sus testiculos, haciéndole gritar de dolor. Falcone trató de liberarse pero Wayne lo sostuvo con fuerza mientras seguía pisando la misma zona. Solo se detuvo cuando estuvo seguro de haber roto y triturado el aparato reproductor del criminal.

—Bienvenido al infierno —dijo Thomas—. Infierno, o lo que quede al lado.

Batman se sentó sobre el abdomen de Falcone y comenzó a golpearlo en la cara con mucha fuerza, haciendo que la nariz del mafioso se rompiera. Los nudillos del vigilante se abrieron mientras se llenaba de la sangre, tanto propia como ajena. Los ojos de Carmine observaban con puro terror a aquel ser oscuro y demoníaco que estaba acabando con su vida. Thomas usó toda su fuerza en cada golpe, hasta que sus brazos empezaron a ceder por el agotamiento. Al detenerse, apreció que el cráneo del mayor capo mafioso de Gótica no era más que una masa irreconocible de sangre y huesos rotos.

—"Lo logré, hermanita. Dije que vengaria tu muerte y lo hice. Se que no te gustaría verme convertido en un asesino, pero fue lo único que pude hacer".

Batman salía caminando del lugar, con pasos lentos y cansados.

—"Una llamada anónima a la policía será suficiente para que vengan a revisar, pero de eso puedo encargarme más tarde. Esos malditos llegaran volando para asegurarse de que aquel que les da dinero siga vivo".

Batman siguió moviéndose hasta donde dejo su automóvil mientras los pensamientos golpeaban su cabeza. Al entrar, dejó la parte de su uniforme que se había sacado en el asiento del copiloto. Tomó el volante con ambas manos y apoyó la frente en el mismo.

—"¿Qué diría Sandy al ver lo que hice? ¿Estaria orgullosa o aterrada? Todo lo que hago es por ella. Cada asesinato. Cada entrenamiento. Incluso el murcielago; su animal favorito. Es perfecto para infundir el miedo en los criminales. No sé que es lo que opines, hermanita, pero de algo estoy seguro: Esta ira e impotencia nunca desapareceran..."

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