57. Muerte
No tengo tiempo ni para pensar en lo que estoy sintiendo. Simplemente no soy yo. Ha sido ponerme este traje y aprovechar el billete de salida de Diane Gruff. Soy Batwoman. Sin quererlo ni buscarlo.
Mientras golpeo y esquivo, mis ojos rebotan en la imagen que se encuentra en el suelo: gente inconsciente, y algunos, muertos. No puedo parar. No debo. Trato de defender a los que les cuesta más y a los que están por desmayarse ante las puertas de la muerte. No me interesa ver los rostros de los que están del lado del Joker. Lo cual me recuerda que no le he visto en media hora. Cuando me he deshecho de los que tenía a mi alrededor, ando hacia el ayuntamiento. Aparto algunos de mi camino. Hasta que me encuentro con uno con un aspecto especial. Tiene una máscara blanca que le rodea toda la cabeza, con un ojo cubierto de negro y otro con un artilugio para marcar el punto de mira. Con rapidez, me dispara en el brazo. No me muevo. La bala no ha pasado más allá de la coraza. Se alarma y saca una metralleta. Corro y esquivo hasta él. Me abalanzo, trato de quitarle la máscara por detrás hasta que utiliza el codo para darme en el estómago. Caemos los dos al suelo. Trato de agarrarlo de nuevo, y lo consigo. Le asfixio con mi brazo rodeándole el cuello. Pero algo me agarra y me lanza lejos. He sentido mis huesos hacerse presente y rebotar contra la hierba, la cual por cierto, no es nada blanca y cómoda. Alzo la vista como puedo al gatear para recobrarme. Un... hombre que mide el doble que el de la máscara, es aún más extraño que él. Éste tiene la piel de un animal, de cocodrilo. Su rostro y dientes también ayuda a que se parezca a uno. Siento la alarma dentro de mí. Empieza a correr hacia a mí. Sus pasos son como terremotos que siento cuando mis manos tocan el suelo. Rebota hasta dentro de mí como si de un concierto se tratara. Trato de alzarme lo más rápido. Necesito actuar. Una vez me he levantado, queda menos de dos metros para que su mano esté a punto de golpearme y lanzarme de nuevo al suelo. Pero le frenan. Un disparo de bala en su ojo derecho le frena y hace que se retuerza de dolor y caiga de rodillas como si rogara para que el dolor acabara. Me giro y veo a John Blake con el arma en sus manos. Me mira y asiente. Por un momento pienso que sabe quién soy, pero no es posible. Sigue disparándole, le da en el otro ojo. La bestia cae a gritos. Aprovecho y le ato con cuerda. Trato de agarrar una de sus manos y llevársela a su espalda. Me ayuda con las cuerdas. Como si estuviera tratando de alzar dos manos como troncos de robles. Consigo hacer un nudo y en cuento puedo cojo de mi cartuchera posterior un dardo tranquilizante y se lo pongo directamente en el cuello, con tal impulso que fuera capaz de penetrar su densa piel de cocodrilo. Cae rendido al instante. Creo que ha sido por este ser que Bruce me los dio.
Me dirijo de nuevo al ayuntamiento. El de la máscara blanca ha desaparecido. No tengo a nadie que venga para mí, es casi como que la situación me está llamando. Como si buscaran que entrara dentro. Estoy delante del primer escalón. Voy a subir, pero algo me detiene.
-Diane - oigo la voz de Bruce en mi oreja gracias al pinganillo -. Voy para allá en dos minutos.
-¿Qué?¿Por qué?¿Qué ha ocurrido? - pregunto.
-No hay bombas.
-¿Cómo que no?
-No eran de verdad. Ha salido tinta púrpura de una, y a los otros dos grupos que han ido también. Es una trampa. No le vayas a buscar. ¿De acuerdo? No vayas - ruega.
Su tono de voz es alto. Está montado en la moto. Oigo como su voz se corta con el viento veloz.
-De acuerdo - mascullo.
En el fondo siento que ya tenía la oportunidad de atraparle. Siento en mí esa necesidad de buscarle y acabar con él. Me giro y vuelvo hacia la plaza. En girarme, a diez metros de mis pies, se encontraban los de ellos: Bane y Harley. La presión se cierne sobre mí. Veo ligeramente al rededor. Todo el mundo está peleando, y aunque parece que estemos ganando, siento que puedo perder frente a estos dos. Las imágenes del televisor de aquel día, rodean una y otra vez todos mis pensamientos y los bloquean. Mi cuerpo está rígido mientras ellos dos parecen reírse. Las mismas risas que cuando le quitaron la vida.
-Hola, corazoncito - sonríe Harley, sosteniendo en sus manos ese martillo metálico, con marcas de sangre a los bordes -. Ese traje te queda genial. ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Mejor hazla cuando estés en el hospital - digo, tratando de sonar intimidante con la ayuda del modulador de voz.
Ambos ríen de nuevo.
-Cariño, aquí no habrá hospital que valga - sonríe -. Más bien habrá un cementerio...
-La chachara es innecesaria - interrumpe Bane -. Acabemos ya con la murciélago.
Bane comienza a caminar hacia mí. Mi posición ya es de enfrentamiento, pero para mis adentros, no estoy lista. Empieza a correr y yo trato de esquivarle, pero me agarra el tobillo y el brazo y me lanza brutalmente contra las escaleras de mármol blanco. Siento claramente como mi espalda ha sufrido las consecuencias. Trato de levantarme a ciertos gritos, pero algo no me deja. Tendré alguna costilla rota. Y duele como nunca. Harley corre hacia mí con tanta fiereza que trato como sea de correr hacia atrás, escaleras arriba. Imposible. Cuando pensaba que el martillo estaría a estas alturas en mi cabeza, Harley es derribada contra el suelo. La rueda trasera de la moto de Batman ha chocado contra ella y hace que la propia Harley se arrepienta se haber intentado hacerme algo.
-¡MI MANO! - chilla sin freno desde el suelo.
Bane va hacia ella rápidamente. Mientras, Bruce sale de la moto y corre hacia mí. Se agacha y trata revisa qué es lo que me sucede.
-¿Estás bien? - respira bruscamente.
-Creo que tengo alguna costilla rota - mascullo.
Trato de levantarme. A regañadientes y respiraciones necesarias para mi corazón, lo consigo.
-No puedes continuar - apunta Bruce.
-Sí. Sí puedo.
Bruce no rechista. Quiere decir algo, pero se nos acaba el tiempo. Bane y Harley están listos.
Me da la espalda, como si fuera un escudo. Yo trato de respirar. Ahora no puedo hacer nada brusco, pero lo necesito. No puedo dejar a Bruce solo ante esos dos.
-¡La parejitas unida! - chilla Harley.
Bruce trata de tener una posición de protección conmigo, pero no lo permito. Me coloco a su lado. Olvido el dolor. Debo hacerlo. Nos miramos y les miramos a ellos.
- Creo que estoy teniendo un déjà vu... - dice Bane.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top