35. Jaque al rey
Han pasado varios días en una calma insegura. Con eso quiero decir que no ha sucedido ningún otro atentado o algún evento que alborotara al ciudad de nuevo. Todo el mundo ha residido en sus casas sin salir demasiado ni fijarse demasiado si iba a suceder algo. En la ignorancia se vive mejor, dicen. En cuanto a los que estamos en la Mansión Wayne, nada. Alfred ha estado haciendo sus cosas, descansar, tratar de informar a Bruce de lo que sepa de Lucius... Pero Bruce y yo, no sé qué hemos estado haciendo. Quiero decir que hemos estado pendiente de la situación en la ciudad y revisado si podíamos evitar eventos desastrosos, pero a la vez hemos estado perdidos entre los dos. No pensé jamás que volvería a sentir esto, que querría sentir esto. El momento no ha sido el adecuado, pero las cosas han surgido de la manera más fluida e inesperada. No tenía pensado para nada estar con alguien, no me apetecía ni era mi objetivo. No necesitaba de nadie, hasta que poco a poco Bruce se las ingenió para que eso no fuera así. No dependo de él, no necesito que esté por mí siempre... Pero yo sí siento que me apetece verlo cada hora del día. Una sensación gratificante.
Ahora mismo me encuentro en esa terraza con la claraboya de cristal, tumbada en un sofá de jardín muy cómodo. Siento el calor sobre mi piel, pero no arde. Se siente como un abrazo el toque del sol, que poco dura en estos días de invierno.
-Diane - oigo la voz de Alfred hacer eco en las cuatro paredes de cristal -, ¿le apetece algo para tomar o comer?
-No, gracias, Alfred - le sonrío levantándome del sofá.
Veo que asiente y se dispone a bajar las escaleras por las que apareció, pero trato de frenarlo con mis palabras.
-Alfred - logro llamar su atención-, no tienes porqué preguntarme si quiero algo. Sea lo que sea, puedo obtenerlo por mi cuenta.
-No lo hago con mala intención - señala.
-Lo sé, es por eso. Tranquilo.
-Está bien - sonríe.
Se marcha. Vuelvo a tumbarme, pero el sol ya se ha tapado, justo en el momento en que miro al cielo. Estoy tan centrada en las nubes que lo tapan, que no advierto los pasos de Bruce subiendo la misma escalera.
-¿Qué haces? - me pregunta, y una vez le diviso tras la barra de la escalera y apoyado en ella, sonríe aún más.
-Nada.
Dejo de observarle. Trato de lucir indiferente a su presencia, pero me es prácticamente imposible. No puedo evitar soltar una sonrisa. Se acerca, porque oigo sus pasos. Le veo a mi lado. Se agacha, quedando a una altura más baja de la que estoy. Le miro, y me rio por dentro. Él me mira, me acaricia y acerca su rostro, rozando así el mío. Me besa suave y tímidamente. Una timidez fingida. El beso es como una melodía suave. O como una brisa ligera en un día caluroso. Agradable, y pido por más. Sujeto el cuello de su camisa, arrugándola y sintiendo en mis nudillos el calor del cuello de Bruce. Se detiene lentamente, para mirarme. No se avergüenza en observarme. No solo mira mi rostro. Observa mi cuerpo, mis brazos, mis piernas, mis pies, mi nariz, mis orejas...
-¿Qué? - murmuro.
-Te quiero.
Sus palabras resuenan en mi cabeza, como el mismo eco que ha sonado en la sala. Me avergüenzo en segundos, y por ello, no puedo evitar soltar una sonrisa aún más amplia. Escondo mi rostro en su cuello, y para evitar sentirme avergonzada, le doy pequeños y rápidos besos ahí. Bruce me aparta y me mira.
-¿Tú me quieres? - pregunta, se le ve temeroso.
-Eso no vale. No puedo decírtelo.
-¿Qué?¿Por qué? - ríe.
-Porque lo has dicho tú primero. Cuando estemos en una situación diferente y tú estés distraído, te lo diré. Ahora mi "te quiero" no tendría sentido y el tuyo tendría más protagonismo. Eso no está bien.
Bruce se muestra sorprendido y al parecer sin comprender la situación.
-Creo que si me lo dices ahora ambos vamos a quedar satisfechos.
-Mmm... No creo.
Bruce asiente, dándose por vencido.
-Está bien - sonríe -, de todas formas, me lo has dicho indirectamente.
Se levanta del suelo. Me sonríe y me da una última caricia en la mejilla antes de alejarse. No se va antes de decir una última cosa:
-Oh,Diane, Lucius vendrá en un par de horas. Tenemos que hablar de ciertas cosas.
-De acuerdo.
Bruce me sonríe una última vez antes de bajar por las escaleras.
***
Después de haberme preparado y vestido para la llegada de Lucius, cuando llegó la hora de su visita, aún no se ha presentado. Estamos esperando en el comedor, pero en vez de una llamada en el timbre de la puerta, suena el tono del teléfono de Bruce.
-¿Sí? - responde con rapidez - Lucius, ¿donde estás? Te esp... ¿Qué?
Bruce me mira con rapidez y me pide en cero coma que encienda la tele y ponga el canal de las noticias de Gotham. Lo hago, y las primeras imágenes hacen que dudemos de la capacidad de visión de nuestros ojos. En las calles, las cuales se encuentran vacías de civiles, hay una gran cantidad de tanques, más de los que la pantalla de la televisión puede abarcar. Estamos tan sorprendidos que no articulamos palabra. Se ven otros vehículos, pero sobretodo, armas. La transmisión en directo de las noticias no se hace en tierra, sino que sobre vuelan los sucesos con helicóptero. Informan también que hay Fuerzas Armadas del ejército en los carriles y vías posibles de salida de Gotham. Parece que si el atentado quiere extenderse más allá de ésta, ellos intervendrán, pero también se ve que no intervendrán dentro. Hay barricadas que dicen que es nuestro problema. Se siente frío y lleno de caos, cuando aún no ha empezado nada. Es com sentir la muerte a tus espaldas, pero no te das la vuelta todavía.
-Voy a salir - rompe el silencio Bruce, concentrado en la pantalla.
Le miro, atónita e incrédula.
-No puedes estar hablando en serio - le recrimino.
Su mirada seria y fría se dirige a mis ojos, y luego a Alfred.
-Si no voy yo, ¿quién, Diane?
Iba a responderle, pero en ese momento, me suena el teléfono. Veo, una vez lo tengo en la mano, el nombre de Gordon en la pantalla.
-¿Jim? - me apresuro en contestar.
-¡Diane, ¿lo estás viendo?!- pregunta en un tono alzado para que yo pueda oírle. De fondo oigo zumbidos de helicóptero.
-¿Qué está ocurriendo, Jim?¿Por qué el ejército no hace nada? ¡Los acabamos de ver ahí parados sin hacer nada! - espeto.
-¡Diane!¡Dile a Bruce, que si tenéis un método de salida de Gotham, iros!¡Ahora! - me dicta con prisa, esquivando cualquiera de mis preguntas - ¡Sois gente con privilegios, podéis iros!¡Si por el camino os encontráis a alguien que también quiera marcharse, ayudadlo, ayudad a los que sea posible, por Dios!
-¿Qué? ¡Jim, no nos iremos! Est... - no termino mis palabras, éstas han sido cortadas por el sonido del teléfono diciéndome que Jim ha colgado la llamada.
Observo la pantalla del teléfono, y para cuando observo a Alfred, Bruce no está sentado como antes de la llamada de Jim. Éste se encamina a no sé donde con decisión.
-Bruce, ¿a dónde vas? - le sigo.
No responde hasta después de unos segundos. Frena su paso y se gira para observarme.
-Diane, tengo que ir. Ya lo has visto, la armada no irá.
-Voy contigo - afirmo.
-No, Diane, por favor. No puedes venir. Serías una carga y estarías en peligro.
No se espera a mis reproches y sigue avanzando. Yo le sigo, y por lo que escucho, Alfred va detrás de nosotros. Nadie dice nada, solo nos encaminamos a paso acelerado. Estamos yendo en unas direcciones por las que nunca había ido. De la nada, Bruce se para frente una pared y la toca en un lugar específico. Se abre una puerta, haciendo ver el interior de un ascensor metálico. Bruce nos mira y nos indica con la mano que entremos Alfred y yo. El ascensor baja cuando Bruce pone su huella en un detector. No entiendo nada, y por ello miro en busca de respuestas a Bruce y Alfred.
-Ahora verá, Diane - sonríe levemente Alfred.
Asiento la cabeza para luego mirar a Bruce. No puedo verle completamente el rostro al estar detrás él, pero sé por su perfil que tiene el ceño fruncido y la mirada perdida. Debe estar pensando en lo que todos. A demás, supongo que debe preparar su mente para lo que está a punto de hacer... Las puertas del ascensor se abren después de los segundos de espera y Bruce retoma su camino apresurado, aunque yo no. Me sorprendo de inmediato al analizar el lugar en el que estamos. Ni desde el ascensor se oía el agua que cae en este escondido lago. Diría que es un manantial. Nos encontramos en una fría y oscura cueva, húmeda y con un eco que llena el lugar. Aunque es una cueva, se pueden ver infraestructuras hechas de ladrillos antiguos. Esto fue alguna fuente importante, quizás. Observo como Bruce, ahora algo lejos junto a un escritorio de cristal lleno de pantallas, aprieta y escribe en varios botones y un teclado. Alfred está junto a mí, supongo que para que yo no me sienta sola en este lugar nuevo y intimidante.
-¿Esto es...? - murmuro.
Alfred sin añadir palabra, sonríe y lo afirma con un leve movimiento de cabeza. Observo que al lado de Bruce aparece una columna de cristal, donde se puede ver claramente por las luces blancas que es el traje. Alfred se encamina hacia Bruce, per frena su paso y se gira para decirme:
-Diane, venga.
Acompañadas de un gesto con su mano me indica que le siga. Una vez estamos al lado de Bruce, quién ha cogido una maleta de color negro mate de la que saca lo que parecen ser granadas, Alfred se dispone a ayudarle con el traje. Observo cómo se lo pone Bruce una vez se ha quitado la ropa y Alfred le pasa ciertos accesorios: el cinturón, suplementos en forma de murciélago, los guantes, la capa y finalmente la máscara. Tengo la oportunidad de mirarle a la cara. Alfred se aleja, al parecer a buscar algo, y nos quedamos a solas. Bruce me mira, pero esta vez siento un escalofrío distinto. La máscara hace que los ojos de Bruce se vean completamente negros y asusta.
-Parece que Bruce no está - bromeo entre murmuros.
-Está más presente aún - responde él, con un aire de resignación -. Me iré ahora.
Se acerca a mí. Agacha su cabeza y me acaricia un brazo.
-Piensa si estuvieras ahí fuera, Diane... Ahí fuera, cuando lo vives y actúas, puede suceder de todo. Se pueden hacer los planes que quieras, pero todo es inesperado y se ha de saber actuar. Nada sale como se espera.
-Ya he salido antes frente a ellos, Bruce. Armada - le recrimino.
-Lo sé. Y también te las apañaste para escapar del Joker cuando entraron en casa de tu padre. Lo sé, Diane. Pero esto... ya lo has visto. Esto es grande, y me temo que nada bueno pasará.
Sé que tiene razón, pero lo único de lo que tengo ganas es de ir a fuera solo para tener alguna mínima oportunidad de ayudarle y protegerle.
-¡Señor! - le llama Alfred desde la otra punto del lugar - ¡El jet está listo, no olvide el
-¿Jet? - le pregunto a Batman.
-Si voy por tierra tengo menos posibilidades - apunta, y yo asiento a sus deducciones.
En ese momento sale del agua una plataforma metálica en la que reposa un transporte aparentemente volador, ya que no veo ruedas... El silencio se hace presente en la cueva, pero también la prisa. Bruce me mira, y aunque me siento intimidada por la máscara, no le aparto la mirada. Por ello, me sonríe.
-Hazme un favor - pide en un murmuro -, cuando me suba ahí, te daré una señal para que abras la compuerta de arriba. Con este botón - señala el teclado de la gran mesa de cristal, apuntado a un botón destacable de color gris. Le digo que sí, que lo haré.
***
Hace media hora que Bruce se ha ido. Nos hemos abrazado, dado un beso y se ha ido. Alfred y yo estamos frente a la televisión, expectantes y arraigados al miedo de lo que pueda suceder. De lo que va a suceder. Aún no se mueven, pero están a punto. La cámara enfoca cómo algunos ya empiezan a hablar entre ellos y a cargar armas. Es prácticamente un ejército que no sabemos de dónde ha salido. Me siento tensa, difícilmente como si estuviera ahí, pero siento algo. Las cámaras enfocan a la ciudad. No hay civiles, pero sí los agentes de policía y las fuerzas de orden público que se han podido reunir en esa gran plaza. Hablan del Comisario, y también de Gordon. Al parecer, también están entre las filas. Bruce quizás ha llegado, pero habrá decidido no salir aún. Las cámaras voltean con prisa hacia aquel ejército, de donde salen los primeros disparos. Un policía ya ha caído. Se inicia a armar la de Dios. Corren ambos lados hacia el contrario, y en segundos se dispersan. Algunos caen, otros siguen peleando. Es desastroso verles. Es cuestión de unos pocos minutos que Bruce aparece. La prensa se vuelve loca y empiezan a gritar el nombre de Batman. Bruce sobrevuela lo que está sucediendo, haciendo que la mayoría de los que pelean se detengan en seco para mirar al cielo. El jet se detiene en un punto en el aire y de él sale Bruce. Desciende hacia el suelo corriendo sobre el transporte para saltar y desplegar sus alas. Vuela hasta aterrizar sobre un hombre al cual tumba al suelo. Empieza a pelear junto a la policía. Por unos momentos parecía ir bien la cosa, pero no fue hasta que un gran estruendo resonante impacta en la ciudad que todo el mundo frenó sus movimientos. Yo no podía apartar la vista de la pequeña y destacante figura de Batman. Otro estruendo resuena, ésta vez en aquella misma plaza, causado por la demolición con explosivos de los ladrillos de dos edificios, haciendo que caigan como piezas de ajedrez. Una gran oleada de humo hace que tape como sábana en cama la situación entera. Hay silencio, eco y solo se oyen los zumbidos de helicópteros de la prensa. Detrás de esa capa, vuelven a las sombras y las figuras, de manera que aparecen unas nuevas caras y otras no tan nuevas...
-¡PUEBLO DE GOTHAM! - el Joker sale y aparece sobre esos escombros de ladrillos y ceniza - ¡¿CÓMO... ESTÁIS?!
Tras una de sus risas de locura, frena sus bruscos movimientos teatreros. Su risa hace el eco y no deja de observar, por lo que parece, a Bruce.
-¡BATMAN!¡BATMAN! - ríe, emocionado - ¡Cuántas ganas tenía de verte...! Te diría que vinieras y me dieras un abrazo, pero tengo algunas... granadas bajo el abrigo y... estoy a dieta así que... ¡Mejor quédate como público a observar!
Bruce no se queda quieto ni siquiera a esperar lo que, según el lunático, está por suceder. Corre y vuela hacia él para golpearle, pero en su contrario, recibe un golpe que le hace estrellarse contra el suelo. Se aleja rápidamente porque percibe en menos de un segundo que el Joker le iba a tirar una de esas granadas mencionadas.
-¡Te dije que estaba a dieta! Demonios... ¡HM... ESCUCHADME! Ya... Basta... de estupideces... ¡Tengo que mostraros algo! He de confesar... que ésta fiesta no es ni mucho menos para mí, sino... ¡para unas personas muy especiales!
Mientras hablar, no deja de moverse y ponerse un arnés.
-¡Y... debido a que no es mi fiesta... debo irme!¡No me echéis mucho de menos! Voy a estar ausente un par de horas... ¡PERO ANTES DE IRME!
Cada vez que abre la boca, no sabes qué va a salir de ella y te carcome.
-¡DAMAS Y CABALLEROS!¡LES PRESENTO... A MI NUEVO MEJOR AMIGO! No te enfades, murciélago. Tenemos algo diferente, ya me entiendes... ¡COMO DECÍA, MI NUEVO MEJOR AMIGO...! ¡Adelante... Bane!
Nadie sabe si ese ser debe impresionarnos o no, con tal entrada preparada por el Joker. No aparecía nadie, hasta dentro de unos contados segundos. Es cierto. Impresiona, y no da buena espina. Aparece un hombre musculoso, calvo, con un gran abrigo de piel y pelo, una vestimenta oscura y lo que más destaca de él es su máscara: una gran máscara de hierra oscuro que le cubre la boca y gran parte de su rostro. Solo se puede ver parte de la calva y esos ojos de furia.
-¡Bane, amigo! Bien... Uhm... Tienes un público estupendo. Ya tendrás tiempo para echarles la charla, ¿sí? Ahora viene... mi parte favorita. Damas y caballeros, les presento a otro... miembro de mi equipo. ¡Miembro fijo de por vida es! Ella es... especial y única, loca y sádica, y te podría abrir en canal con una sonrisa...
Todas éstas palabras la suelta con un tono teatrero y pomposo. Me canso de tan solo verle, pero estoy ciertamente expectante a ver a la siguiente miembro, porque temo que son los contrincantes de Bruce.
-¡ADELANTE... Harley Quinn...!
No pasa ni un segundo en terminar de pronunciar ese nombre que ya una explosión en el edificio de al lado estalla una pequeña parte pero demoledoramente.
-¡TARÁ! ¡Bonjour, cher public! - su voz es chirriante y sus movimientos fugaces e imparables.
-Vaya entrada, cariño. Casi me matas - ríe el Joker -, literalmente.
Es una mujer firme, con la piel pálida como el hielo. Lleva los labios pintados de un rojo puro y vivo y los ojos rodeados de una pintura negra y triangulada. No podría estar describiendo todo esto si no fuera por las diversas posiciones de las cámaras, las cuales no han sufrido ningún daño de nadie. Es obvio que forma parte del plan de estos lunáticos. Estaba tan centrada en los nuevos invitados a este desastre que no me había percatado de la desaparición de Bruce en ésta escena. Harley lleva una camiseta corta blanca y roja, y una tejanos cortos. Botas altas blancas y un arnés negro en el tronco de su cuerpo lleno de granadas, pistolas, cargas y tasers.
-¿Empezamos? - grita emocionada la novia tarada.
-En cuanto me vaya, decidís vosotros, amor mío. ¡BIEN, ADIEU!
En nada, el arnés ese que se puso el Joker le impulsa hacia atrás, alejándole de la escena. Aterriza en una azotea donde le esperan otros cinco... Y es ahí donde las cámaras se detienen porque no se atreven a acercarse más. Ahora es Bane y Harley quienes parecen manejar la situación. Bane se dispone a hablar, y mientras, Harley se encamina unos pasos atrás para coger lo que parece ser un gran martillo de hierra. Se ve que pesa demasiado, pero ella lo sujeta como si fuera un sonajero. Se pueden ver algunas zonas más oscuras en ese martillo, y gotas caer. Gotas de sangre.
-¡Gotham...! - inicia a hablar Bane, y con tan solo esas palabras, ya impresiona a todos con su robótica y hertérea voz que le produce la máscara - Hoy es el día en el que todo cambia. Una nación no cambia hasta que una guerra surge. Ésta es la oportunidad, nuestra oportunidad. Aquí ha intentado dominar un murciélago que os tenía atemorizados, pero eso... se acabará hoy.
Bane coge una pistola de su bolsillo trasero y se dispone a disparar a un policía. Le da en la frente de un solo tiro. La gente inicia a revolucionarse, algunos ya pelean.
-En cuanto a ti, Batman... Te esperamos.
Harley suelta el martillo, haciendo que éste resuene como si pesara una tonelada y en sus manos aparecen tan rápido como un colibrí dos metralletas. Empieza a dar gritos con esa voz excéntrica y aprieta los gatillos. Todos inician a pelear. Las cámaras enfocan a los lugares más importante: unas al bando de la policía de Gotham y otras a las posiciones de Bane y Harley que cada vez se alejan más la una a la otra. Cada paso y cada golpe que da Harley es casi devastador. Se mueve como relámpago y daña como fuego, al igual que Bane. Sus golpes son imparables y no tienen piedad. La diferencia clara es la utilización de unas artes marciales que utiliza Bane. De tan solo ver la situación, me atemorizo. Pasa un rato. Bruce no aparece.
-¿Dónde está? - pregunto en voz alta, una pregunta que Alfred no sabe cómo responder.
En minutos aparece golpeando la espalda de Bane. Hace que éste caiga, pero se levanta rápidamente. Se enzarzan en una pelea de golpes a cada cual más fuerte y peor impacto. Es demasiado claro que Bane viene preparado y es más fuerte que Bruce... En el suelo de la plaza ya se pueden ver charcos de sangre y cuerpos caídos, y del cielo, descienden copos de nieve. Muchos enfocan la pelea de Bane y Bruce.
-Dios - mascullo.
Dos minutos después y Bruce ya parece cansado. Trata de alejarse de Bane a través de la multitud. Bane, a un paso tranquilo le sigue.
-Alfred - mascullo y no paro de moverme de mi asiento.
Alfred, igual de sorprendido y nervioso, no puede pronunciar palabra. Bane va tras Bruce, quien parece haberse hecho daño en la pierna. Se aleja. Bruce ha llegado a una acera donde no hay nadie, pero eso no le beneficia en nada. Bane lo coge y lo tira al suelo. Bruce no responde ya mucho más. La prensa está chillando, tiritando y sobresaltándose con los hechos. Bane levanta a Bruce, le mira el rostro. No se sable que le dice, pero parece ser que no van a intercambiar más palabras. Bane se gira y grita el nombre de Harley. Las cámaras se dirigen hacia ella. Ella, fiera como un tigre, observa la situación y sonríe. Coge su tirado martillo de metal y se coló pone en el hombro. Camina igual de lento que un felino hacia su presa. Llega a la vera de Bruce y le observa sonriente. Bane lo posiciona de manera que no puede moverse. Lo retienen en contra de su voluntad, haciendo que mire hacia el suelo. De un movimiento fugaz y contenido, Harley alza su martillo y lo deja caer con impulso sobre la cabeza de Bruce. Éste cae en el suelo, quieto e indefenso. No se mueve. Harley y Bane le observan quietos. Harley, por sorpresa, coge un taser y le da corriente al cuerpo de Bruce. No se mueve. Un charco de sangre sale de la cabeza de Bruce.
Mi desfogue de gritos resuena por toda la mansión. Alfred no puede mover más que sus manos para taparse el rostro y las lágrimas. No puedo parar chillar y sollozar en gritos de dolor. Bane y Harley se miran, y rápidamente cogen el cuerpo sin vida de Bruce. Ambos desaparecen, dejando que el resto de seguidores del Joker se encargue de la escena.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top