3.Hogar, frío hogar
La comida con mi padre sigue, sin mucha conversación, que digamos. El silencio en nuestra mesa es más que presente mientras como el bistec que he pedido. No me importa el silencio, es casi una costumbre entre mi padre y yo, pero algo me ronda por la cabeza.
-Papá - lo llamo sin atreverme a mirarle a los ojos, intentando parecer tranquila e indiferente hacia la pregunta que le iba a hacer.
-¿Hm?
-¿Dónde está el Señor Wayne?
Mi padre frena sus movimientos con el tenedor y sé que su mirada está puesta en mí de una forma de la que muchas veces le pedí que no hiciera, esa mirada picarona ante una idea que ya tiene en mente.
-Parece que lo quieras conocer con todas tus ganas - bromea en un murmuro.
-No es eso - me quejo seria -. Es que me imaginé que estaría por Gotham fardeando de dinero y mujeres. Al menos, es lo que veo en las pocas revistas que he leído de aquí...
-El Señor Wayne hace mucho que no sale de casa - dice serio e indiferente.
Mi ceño se frunce al oír la frase de mi padre porque no me cuadra con la descripción que tengo en la mente del Señor Wayne.
-¿Por qué?
-¿Piensas que soy un genio? No lo sé... - me vacila sin darle importancia si esa forma de decir las cosas me ha dolido.
Y de nuevo, ese carácter fardón de mi padre. La cara del empresario ha salido, como la mayoría del tiempo. Pero como he dicho, no tengo intención de cabrearme hoy.
-Bueno, dime, ¿cómo llevas lo de mamá?
-Muy bien, lo llevo muy bien - dice antes de darle un bocado a su tenedor, tranquilamente -. ¿Has hablado con ella? - yo asiento mirando mi plato con los codos en la mesa -¿Y cómo está ella? - pregunta mi padre pésima actuación de desinterés sobre cómo está o qué hace mi madre.
-Está bien - resumo sin más.
-¿Bien?
-Sí. Ahora trabaja en una tienda de Channel.
-¿Trabajar? Creía que con el dinero que se ha quedado tenía suficiente - se mofa, y a mi me duele oír eso, y él lo sabe por la mirada que le he dado sin importar la fría que ha sido -. Lo siento...
-Trabaja por que le gusta la moda como a ti los negocios. Bueno... Quizás no tanto...
-Bueno, hablemos de otra cosa - titubea -. Dime, ¿tienes novio?
-No, y no tengo intención de tenerlo por el momento - le informo con tranquilidad, sin saber porqué me saca este tema.
-¿Y eso?
-Estoy aquí porque me dijiste que ya era hora de tomar las riendas de la empresa, papá. Y si voy a hacerlo, debo olvidarme de las devociones por el momento.
-Tonterías - me dice con una mirada seria -. Es al revés, querida. Estás muy pegada al trabajo. ¿Cuando fue la última relación que tuviste?
-Hace dos años... - murmuro, y mi padre me mira con evidencia - Si surge, surge. Si no, no. No forcemos las cosas.
-Eso, pero si puede ser, dale un empujón al destino - ríe bromeante -. Que yo quiero nietos.
-Papá...
* * *
En cuanto terminamos de comer, salimos y lo primero que nos encontramos es a un grupo de paparazzis apuntándonos con los flashes sin parar de pedir una entrevista o fotografía posando a gritos. El aparca coches nos trajo en seguida el lamorghini y nos fuimos.
-¿A dónde te llevo? - me pregunta una vez el coche está en marcha.
-A casa, debo hacer cosas - le digo abrochándome el cinturón.
Las palabras sobran de camino hacia la que es mi nueva casa, y llegamos en menos que canta el gallo. Frenó el coche justo en la puerta de casa, y siento una rápida necesidad del coche y terminar esta pequeña quedada con mi padre...
-Bien, gracias. Hasta mañana, papá - le digo dándole dos besos vacíos, si mirarle a los ojos, como si fuera una obligación dárselos.
-Hasta mañana, querida - me dice de nuevo con ese tono de persona importante, como si se tratara de uno de esos anuncios políticos.
Salgo del coche y corro hacia la puerta. Con la llave, entro y me recibe en la entrada Claire.
-Hola, Señorita Gruff - me sonríe.
-Buenas, Claire - le devuelvo el gesto quitándome el abrigo, entonces recuerdo que durante el almuerzo he pensado lo que quería hacer esta tarde, y tengo que decirle algo a Claire -. Oye, Claire, me gustaría hablar contigo.
-¿Sobre qué, Señorita?
-Dime, ¿cuántas horas representa que estás de servicio? - le pregunto al darme cuenta que ni siquiera sé eso de ella.
-De siete de la mañana a las once de la noche, Señorita - me responde, siempre con educación.
-Hoy te doy el día libre - le suelto, y ella, inmediatamente, muestra una mirada de sorpresa y confusión.
-¿Habla enserio?¿Por qué? - me pregunta sonriente, aún dudando, como si se tratara de una prueba.
-Quiero estar sola en casa, eso es todo - murmuro soltando un suspiro -. Acostumbrarme y preparar cosas.
-Entiendo. Entonces, me marcho ya.
Y sin dudarlo, y con una sonrisa algo escondida, Claire coge su abrigo y bolso, y se encamina hacia la salida.
-Gracias, Señorita - sonríe una última vez antes de irse.
-Gracias a ti, Claire.
En cuanto sale por la puerta, me quedo por unos segundos mirando a mi casa en silencio. Finalmente decido que es hora de deshacer las maletas, así que subo a la planta de arriba hacia mi habitación y me dedico a doblar y a colocar en el armario mis prendas en silencio, algo que no puedo disfrutar mucho tiempo. Cuando ya lo tengo todo puesto, decido ponerme el pijama porque sé que no saldré de ahí en todo el día. Y quiero descansar un poco del viaje y de los cambios. Y en eso, me llega un mensaje de texto:
"Hola, querida. Mañana por la noche se celebra una fiesta en la mansión Wayne, también es una oportunidad para que lo conozcas, ya que has insistido tanto. No te enfades, es broma. Dudo que lo veamos. Se celebra para la fundación de los niños del orfanato. Ponte algo elegante."
Una fiesta en mi segundo día aquí. Supongo que mi padre pensó que sería genial para que me relacionara con los demás ejecutivos... Bueno, qué mas da. Iré, así podré ver cómo es por dentro la misteriosa mansión Wayne.
* * *
He pasado el día entre mantas, una taza de café, revistas, la televisión encendida... Pero también he visto periódicos, y no precisamente nuevos, sino de hace de dos años aproximadamente. En uno que seguramente es de Claire, veo que está lleno de noticias del nombrado Caballero Oscuro... o Batman. No hay ninguna fotografía de él, ni si quiera una minúscula. Pero leo los titulares. "El hombre murciélago vence al Joker", "Joker en prisión", "Harvey Dent muere", "Joker, el terror de la ciudad", "El caballero oscuro detiene a unos ladrones en pleno atraco", "Batman ¿quién será?"
Y eso mismo me pregunto yo ahora que me lo replanteo. ¿Quién ha sido el hombre o mujer que se ha atrevido a combatir todos los crímenes de esta ciudad? Gotham necesitaba un héroe, y por una temporada lo tuvo, pero al parecer, esa persona se ha cansado... No sé como están las cosas en la ciudad, pero sí que siento que esta ciudad es muy diferente a las que he estado.
* * *
Llamo a una pizzería porque no quiero cocinar, y aprovecho que el número está pegado con un imán en la nevera. Supongo que Claire lo dejó ahí por si las moscas. Espero unos cinco minutos al pedido y llega dejándome sorprendida por la rapidez. Abro la puerta, y me encuentro a un joven pizzero con mi encargo.
-Hola - me saluda antes que pueda hacerlo yo, aún con pocos ánimos -. Su pizza y su bebida. Son 14, 60.
Sin atreverme a comentar la rapidez del pedido por su carácter, voy a por mi cartera con prisas y vuelvo para pagarle en seguida.
-Buenas noches - se despide con los mismos pocos ánimos, dando media vuelta hacia su moto rápidamente.
Estoy a punto de cerrar la puerta pero algo me lo impide bruscamente al sentir un golpe. Miro a fuera y me encuentro a un hombre con una gruesa chaqueta negra, gafas y un pequeño bigote que hace que sea lo más característico de su rostro.
-Buenas noches, Señorita Gruff - me dice, con un tono algo tímido y muy diferente a la acción que ha hecho -. Soy el Inspector Gordon, de la policía de Gotham. Siento haber irrumpido así. Solo quería darle la bienvenida a la ciudad.
-Pues muchas gracias, Inspector - le sonrío, algo aturdida y aún recuperándome del susto.
-Que pase buenas noches - sonríe para irse bajando las escaleras de la entrada.
Cierro la puerta con algo de prisas para que nadie más me de la "bienvenida" de esta forma. Esta la ciudad es la mar de peculiar, y eso que llevo menos de veinticuatro horas en ella.
Olvido lo sucedido, y plan de baguería sigue en marcha, pero tras comer la pizza, noto que tengo sueño y me voy a la cama a descansar. Además, tengo que prepararme mentalmente para las nuevas situaciones a las que voy a tener que enfrentarme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top