25. ¡Corre!
La noche ya ha llegado, pero el día se me ha hecho largo. Nada más llegar a la casa de mi padre, ha intentado tener una conversación conmigo sobre qué había estado haciendo, que porqué no le dije nada a él. A ratos iba a broncas, pero luego volvía el padre preocupado. La verdad, he de decir que no me siento mal por mi padre, sino por Bruce. No entendió porqué fui. La verdad, yo tampoco, pero en ver aquella imagen de mi padre... Tan cabreado... Quizás debería volver, puede que esté a tiempo. Quizás nadie me ha visto. Ojalá. Quizás llame a Bruce, pero ahora no, es muy tarde. Son casi las cuatro de la madrugada, y no, no puedo dormir. Llevo todo el día pensando en lo que es esto de "revivir de entre los muertos", porque eso es lo que haré si alguien de afuera me ve, o si mi padre abre la boca.
En este mismo instante en que me replanteo lo que debería hace, oigo unos fuertes golpes. No sé de donde provienen, pero asustada, me levanto para averiguar. Antes de salir, me aseguro que no vuelven a sonar. Pasan segundos, un minuto... No, no suenan golpes, pero si voces. Abro la puerta de mi habitación sin hacer el más mínimo ruido. Me acerco a donde suenan las voces, que cada vez se hacen más intensas. E incluso me extraño en oír una risotada.
Espera...
Esa risa... ¿Por qué me suena...?
- Vaya, vaya, vaya... ¡Pero Henry!¿Cómo estás, amigo? - la oigo, esa voz, no puede ser...
-Joker, ¿qué haces aquí? - espeta asustado mi padre.
Es él. ¿Qué hace aquí?¿Cómo coño lo ha sabido?¿Y porque conoce a mi padre?
Me escondo. Corro ligeramente, buscando algún lugar de la enorme casa en el que esconderme. No he ido nada lejos, me he escondido en el armario de mi habitación, pero he dejado la puerta abierta. Puedo oír sus voces aún manteniendo una conversación. Dios, intento controlar mi respiración, pero en recordar esas imágenes, en recordar su rostro transmitido en televisión cuando vino en mi búsqueda... Bruce, lo siento. Perdóname.
-¡Bueeno...!¡Pues, si no te importa, que francamente me da igual si es así... vamos a registrar tu casa! He oído que tu hija a vuelto de entre los muertos... ¡Manos a la obra, muchachos!
-¡NO!¡ESPERAD! - grita una y otra vez mi padre, repetidamente. Pidiendo clemencia para mi vida...
-¿Qué?¿Pensabas que no me iba a enterar? - murmuró el Joker, diciéndoles con un gesto de mano a todos que frenaran sus pasos - Te lo advertí, Henry. No entiendo porqué cambiaste de opinión, ¡somos hombres de negocios! Tu me ayudabas, y yo...¡Bueno, yo no te mataba! Por cierto, gracias por la reciente donación de quinientos mil dólares. Ya veremos en que los emplearemos.
-Tú lo has dicho. Ya tienes el dinero, déjanos en paz. A ella.
Me tapo la boca y la nariz durante casi un minuto, hasta que oigo la respuesta:
-Mmm... ¡Lo siento! Demasiado tarde, Henry. Hay que pagar otra cuenta pendiente. ¡Registrad las cuatro putas plantas!
Oigo rápidos pasos. ¡No puedo!¡No podré!¡Me encontrará...! Voy a morir, y seguro que no de la forma que hubiera deseado. No entiendo nada. ¿Por qué?¡¿Qué mierda de conversación ha tenido con mi padre?! ¡¿Qué significa todo esto?!
Comienzo a oír pasos demasiado cerca. Han entrado en la ahbitación. Oigo como tiran cojines, abren armarios. Dios... Adiós, mamá. Adiós, Bruce. Y abren el armario.
1...
2...
3...
4...
5...
-Nada. Vacío - dice uno tras cerrar las puertas del armario.
En cuanto oigo que han salido de la habitación, respiro abiertamente. Sin hacer ruido, cosa difícil cuando tienes el corazón que está por estallar. ¿Cómo...? No lo sé. Siento que voy a desplomarme en el armario. Pero no, no debo. Tengo que irme. Quiero salir corriendo ya. Oigo pasos arriba, eso es que están en la segunda planta, entonces les queda la primera planta arriba del del todo y el garaje. ¡Ah!¡El garaje! Si están arriba, no se darán cuenta si voy con cautela al ascensor que lleva directo a garaje, es la única forma de entrar ahí. Pero, ¿y si fallo? Igualmente si me quedara, estaría conviviendo con alguien que me ha tenido engañada. A demás, vendrán las veces que quiera aquí y no tendré tanta suerte como ahora. ¡Debo salir!
Allá voy.
Abro las puertas el armario con cautela y las cierro de la misma forma. Bien, mis pies descalzos ayudan a no hacer ruidos. Asomo la cabeza por el umbral de la puerta de la habitación. No veo a nadie... ¡Y el ascensor está a unos seis metros! me quedo algo paralizada, porque el plan no ha salido del todo bien. Hay un hombre con un arma que ha salido a vigilar la puerta. Siento que no puedo respirar. ¡¿Qué hago?! Está bien. Vuelvo a sacar la cabeza. Va dando rumbos verticalmente. Ahora está de espaldas, y se va a girar para volver a hacer el camino. Repite, una y otra vez. Va dando vueltas lentamente con el arma en las manos. Debo darme prisa. No tengo toda la puta noche. Creo... que... Está bien. ¡YA!
Corro con precaución, cojo el candelabro de plata que había en al mesita negra de madera en el pasillo y se la estampo de un golpe en la cabeza. Rápido y seco. ¡Corre, Diane, joder! No despierta, mientras, le doy al botón del ascensor. Me acabo de dar cuenta que el ascensor hará ruido en cuanto esté aquí, debo darme prisa. ¡Las puertas se han abierto!
¡Pling!
¡YA!¡VENGA, VENGA! Le he dado al botón, pero la puerta tarda en cerrarse. En ese instante en que la puerta se mueve, le he visto. Han bajado a toda pastilla y le he visto la cara a ese desgraciado.
-¡A POR ELLA, INEPTOS! - oigo que grita mientras el ascensor baja.
Tengo las pulsaciones que están inexistentes. Estoy quieta en el ascensor, pero me imagino corriendo, deseando escapar de una puta vez. ¡VAMOS, JODER! No puedo. Quiero llorar.
¡Pling!
En cuento se abren un poco las puertas, lucho para salir desesperada. Corro y corro, buscando un vehículo que sepa manejar. ¡La moto! ¡Mi padre tiene la gloriosa costumbre de dejar las llaves puestas solamente de la moto, nunca la usa, así que no se arriesga a guardarlas porque las perdería! Me subo, enciendo lo más rápido posible. ¡Tiene gasolina! ¡Corre, Diane...! Siento mis ojos llenos de lágrimas, pero no me impiden ver. Dios santo... Corre.
¡MIERDA!¡LA PUERTA!
Salto de la moto con prisas y abro la puerta del garaje. Mientras se abre con esa lentitud que me pone más nerviosa aún y más cerca de un ataque cardíaco... se abren las puertas del ascensor de nuevo. Siento que por dentro grito, pero no lo hago, gasto mi miedo y presión en reflejos. Han bajado todos, pero no les da tiempo a casi nada, solo a disparar algunos tiros que fallan milagrosamente.
He salido. Y mi corazón también está a punto de hacerlo.
¡VAMOS, JODER, MÁS RÁPIDO!
No sé si me siguen, ni me importa si no lo hacen. Solo quiero llegar a la Mansión Wayne de una vez, volver a sentirme a salvo. Su rostro... El Joker... No quiero volver a verlo. Es la única cosa que me ha dado miedo a parte de morir por un tiro en la cabeza. La calles están casi vacías de coches, así que no hay tráfico. Me giro rápidamente unos segundos. No me sigue nadie. Voy a una velocidad que ahora mismo las multas de tráfico caerían sobre mí, pero la ley no va a salvarme la vida ahora.
He salido de la ciudad. Voy dejando a Gotham atrás. La moto hace mucho ruido, y espero que no hayan seguido mi rastro. La Mansión Wayne está bastante lejos, ¡pero como si tengo que ir andando o en cuclillas!
Estoy llegando, ya la veo. Las luces están apagadas. Rezo para que sea porque están durmiendo. Dime que estás en casa, Bruce.
¡Ya estoy, ya estoy!
Freno de golpe. Algunas piedras de la entrada se avalanzan hacia delante por el echo de que las ruedas han chocado con ellas brutalmente. Salgo y tiro la moto al suelo. Siento dolor en los pies por las piedras, pero me da igual. Comienzo a golpear la puerta fuertemente y a llamar al timbre.
-¡BRUCE! - grito. Siento que mi propia respiración me agobia.
Finalmente, abren. Se encuentran Bruce y Alfred muy sorprendidos de mí y de mi imagen. Es en este momento que rompo a llorar, dándo un descanso a mi mente. Bruce se acerca con prisas y me abraza cubriéndome.
- Diane, ¿que ha pasado? - pregunta asustado. Sus ojos lo dicen.
-¡Él ha venido a casa...! - intento no trabarme con mi llanto - ¡Ha venido, ha hablado con mi padre de no sé qué dinero!¡Y... y... ha ido a matarme y casi me pillan!
Alfred, con las manos, hace que pasemos hacia dentro. Ahora sí me siento segura, siento una aura de paz.
-¿Cómo lo has logrado? - dice Bruce, casi mascullando y con prisas. No entiendo esa reacción.
-Me... me he escondido y he ido al garaje. Me he subido a la moto de mi padre y he salido lo más rápido posible... - suspiro, intentando frenar el llanto.
Bruce vuelve a abrazarme. Me sostiene, y me siento en paz.
-Lo has hecho bien, Diane - murmura mientras acaricia mi cabeza -. Ya está...
-Señorita Gruff... - comienza a decir Alfred - Debería descansar. Sentarse o dormir.
Me deshago del abrazo de Bruce, me quito las lágrimas de mis ojos y digo:
-Lo que ahora quiero menos es descansar.
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