15. Tíralas

Después de otras tanta preguntas del interrogatorio de Gordon, se marchó, y hasta que no dejó mi habitación, el tauro de mi padre no se digno a entrar. Ahora estoy con él, a mi lado. No hacemos nada, solamente estamos escuchando las noticias. Los periodistas no han tardado nada en enterarse de lo sucedido. Algún día pensaré que lo que sucede, a veces lo provocan ellos para tener notícia...

"No hemos podido obtener respuestas del comisario Gordon sobre nuestras preguntas tras dejar el hospital donde se encuentra Diane y Henry Gruff. Tampoco hemos podido saber nada de ellos, pero fuentes confirman que Diane Gruff fe agredida y violada en la zona oeste de Gotham, justo en el barrio más pobre. Aún se desconoce la razón de porqué Diane Gruff se encontraba en aquel lugar a tan altas horas de la noche, pero pronto tendremos información."

-Sí... ¡Pronto tendréis otra mierda con qué llenaros la boca! - grito a la tele, aún sabiendo que nadie me contestará. Ojalá lo hicieran para ver qué respuesta tendrían...

-Diane, por favor... Compórtate - me ruega mi padre con un murmuro.

Le observo, observo a este completo monigote que tengo como padre, que acaba de escuchar que su hija ha sido presuntamente violada, y ni siquiera un rostro de fastidio pedo ver. Solo está ahí, sentado con los brazos cruzados, y la preocupación que tenía en cuanto desperté, parece ser que ha desaparecido por completo. Qué alivio debe tener ver que su hija está viva... Me da rabia, mucha, pero paso. No quiero cabrearme más de la cuenta porque ya he tenido suficiente con los asquerosos de los periodistas.

-Papá... - murmuro olvidando su comentario y cambiando de tema - ¿Ha venido alguien más mientras estaba dormida o cuando estaba con Gordon?

-¿De visita? Bueno, ha venido John, tu chófer - comenta indiferente -, y también Claire. ¡Ah! Y Teax.

-¿Eso... es todo? - pregunto, intentando aparentar la misma indiferencia que él, pero siempre me ha sido difícil.

-Sí - se limita a decir mientras toma el periódico -. ¿Esperabas a alguien en especial?

-¿Hm? No - murmuro -. Solo preguntaba...


Tras aquella conversación tan corta como cortante, no ocurrió nada más: solamente me pasé el día en cama, con la herida y la morfina. Y al siguiente, igual. No me ha importado el aburrimiento ni las estupideces que aún son capaces de soltar en la televisión. Nada de eso, sino más bien la ausencia.

Mi madre me llamó en cuanto se enteró, porque mi padre no se lo había contado. Es muy arriesgado decir que es típico de él, pero si que se puede pensar. Ella me hizo un largo e intenso interrogatorio sobre mi salud y me preguntó aproximadamente unas mil veces: "¿Estás bien?¿Seguro?". No ha podido venir porque se encuentra en otro país, está en Europa por una nueva temporada de una marca de ropa. No entiendo mucho de eso. Le respondí a mi madre que no importaba, de todas formas, habría hecho un viaje largo para nada, ya que se encontraba bien.

Claire también ha venido a visitarme, y aquel día, mi padre no dudó en asistir. Trajo unas galletas caseras con virutas de chocolate que mi padre acabó deborando porque yo no tenía mucha hambre. La visita de Claire me alegró.

Aun así, no era la ausencia de su madre la que echaba en falta, la verdad. Cuatro días en el hospital, y en esos cuatro días, no había aparecido quién desearía que apareciera.

Espera.

No puedo creer que he pensado eso... Pero para qué me voy a engañar a mi misma. Sí, de tan solo su presencia me hubiera alegrado algo más...

Pero también me cabrea. Es imposible que aún no se haya enterado de lo ocurrido. No sé en cuantos telediarios, periódicos, blogs de internet o lo que sea más ha salido la noticia. A menos que se encuentre en otro país como mi madre o cualquier otra posibilidad.

O quizás... ¿y si lo sabe?¿Y si lo sabe, y no ha querido venir? Es comprensible, hay mucho periodista en la entrada, pero... ¿y si la importancia que me tiene es tan poca que ni se molesta en moverse de casa para ver cómo me encuentro?

No sé cómo se encuentra mi rostro en este momento, tampoco tengo a nadie para que me diga la cara de sorpresa que debo tener, o un espejo para verlo. Al plantearme la situación, me he dado cuenta de algo: me he dejado. Me he dejado debilitarme por él, con sus tonterías de amistad, las fiestas, sus bromas... Soy estúpida. Muy bien, de acuerdo, no voy a volver a dejar que ocurra. Se acabó.


* * *

Finalmente, me han dado el alta. Por fin, ya me cansé de la comida el primer día y de la cama el segundo. John me ha venido a buscar ayudándome a esconderme de los periodistas por una puerta trasera del hospital. La herida aún duele un poco, pero por eso me han mandado tomar unas pastillas para calmar el dolor. Al llegar a la entrada de casa, John insiste en ayudarme a bajar del coche. Le he dicho que solo tengo un corte, no me han dejado paralítica.

-Pero insisto, Señorita Gruff - me dice con una preocupación, a mi parecer, exagerada -, la herida es grave.

-Una herida que se está curando - suspiro -. Déjalo. Tu trabajo es llevarme a los sitios, no hacer de enfermero - bromeo.

Salgo del coche haciendo oídos sordos al resto de quejas que tiene John por lanzar, aunque me hacen gracia. John toma mi bolsa de ropa que me había traído Claire en su visita del hospital adelantándose de mí. Ojalá en la Tierra hubieran muchos más John's.

Mi andar es débil. Mis piernas y brazos tiemblan algo, pero no es nada voluntario o signifique que tanga miedo. El médico dijo que es un traumatismo, que aunque no sienta miedo en el momento, el cerebro recuerda y hace sentir la sensación del momento del shock. Me lo explicó así porque sino no me habría enterado de nada. También dijo que con el tiempo, se pasaría.

Oigo la puerta abrirse y automáticamente miro. Claire también sale para ayudarme con otra cara de preocupación. Me toman un brazo cada uno mientras intento que me escuchen y hagan caso de que no necesito ayuda para subir cinco escalones. En cuanto estoy por subir el primero, una voz me lo impide.

-¿Señorita Gruff? - se trata ni más ni menos de Lucius Fox.

-Oh, Señor Fox, hola. ¿Cómo se encuentra? - sonrío, deshaciéndome levemente de los brazos de John y Claire.

-¡Mujer, eso debo preguntárselo yo...! - dice Lucius, otro más con esa cara de preocupación - Dígame, ¿está bien? Me enteré de la noticia hoy. Justo había venido a ver cómo se encontraba... Su padre me dio la dirección de su vivienda.

-Gracias, me encuentro bien, Señor Fox.

-Por favor, llámeme Lucius - me sonríe.

-¿Quiere pasar y tomar algo?

-Señorita Gruff, Señor Fox... - interrumpe Claire con firmeza - Lamento interrumpir, pero le recuerdo que el médico le ha dicho estrictamente reposo absoluto en cama.

-Claire, pero...

-Me temo que tiene razón, Señorita Gruff - interviene John -. Reposo en cama.

-Yo no les contradiria... - ríe Fox - De todas formas, tienen ambos razón. Me alegro de que esté bien, pronto tomaremos ese algo juntos, pero antes, debe recuperarse.

-Entendido - suspiro soltando una carcajada -. Hasta otra, entonces.

Lucius sonríe ampliamente alzando la mano levemente y da media vuelta camino atrás. En subir las escaleras, John se despide tras repetir cientos de miles de veces que cuide mi salud. Entro en la casa que nunca pensé que echaría tanto de menos. Huelo el olor que considero hogar, y puedo respirar tranquila. Me siento a salvo. Mientras Claire, teniendo mi bolsa en sus manos, entra en casa, me percato de un nuevo olor: a rosas. Respiro de nuevo sintiendo el aroma de las flores, y en un acto reflejo de moverme un centímetro a mi derecha, las veo sobre el tocador de la entrada. No sé cuántas rosas hay, pero el ramo es tan grande que cubre parte del espejo que se encuentra en la pared.

-Oh, Señorita Gruff, un chico las trajo para usted justo esta mañana - sonríe Claire.

No digo nada. Vuelvo la vista a las flores, me acerco y no me percato hasta hacerlo de que hay una nota pequeña, y la tomo.

"Mejórate", Bruce Wayne.

Nunca había recibido flores, rosas, en concreto. Nunca me había imaginado que mis primera rosas serían tan rastreras e hipócritas como las que tengo delante. No viene a verme, pero puede mandarme un ramo con una nota con un "mejórate". ¿"Mejórate"?¿En serio? Decir eso es como decir que no sabes cómo se encuentra alguien pero ya tienes la suficiente confianza como para asimilar que se pondrá bien aunque no sea así.

Mi rostro se endurece. No lo veo aún teniendo un espejo en frente, pero lo siento. Tomo la bolsa de ropa sin añadir nada y subo las escaleras.

-Tíralas - le pido sin mirar a Claire.

-Pero... Señorita Gruff...

-Tíralas - le vuelvo a repetir, sentenciando que esas rosas acaben en el cubo de basura.




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