12. Paseo


El teléfono ha sonado antes de como lo programé anoche al llegar a casa. No es la alarma, sino un mensaje de mi padre. Me extraña mucho y lo tomo dificultosamente con la visión borrosa por la luz que desprende el teléfono.

"El Señor Teax me ha dicho que quedaste con Bruce Wayne, ¿es cierto? Por cierto, te he robado a la asistenta por un día, espero que no te importe."

Debería contestarle, pero mis ganas de hacerlo ni siquiera existen ahora. Me vuelvo a tumbar sin cerrar los ojos. Observo el techo, pero mi mente está en otra parte. Así que mi padre me ha robado a Claire, ¿eh...? Vaya. En realidad, me parece muy bien que papá esté echando el ojo en otra mujer. Eso significa que habrá pasado - al menos un poco - de página. De este tema, paso al de anoche. Me lo pasé muy bien y todo fue gracias a Bruce.

Bruce.

Qué criatura. En pocos días he visto muchas caras de él. Algunas me han gustado, otras no, y otras me han sorprendido. Como anoche. Nunca le había visto antes de esa forma. Nunca vi sus ojos de cerca, son tan característicos que me son difíciles quitarlos de mi mente. En el casino me lo pasé bien, pero ese será un recuerdo que se disiparán en la nada sin darme cuenta. En cambio en la Mansión, no.

Me pica la curiosidad la razón de la conversación en el coche. ¿Realmente quiere ser mi amigo?¿Tiene un plan en mente?¿Quiere aprovecharse? Bueno, si eso es cierto, entonces estoy disfrutando de ser un lastre. Antes no habría pensado así, pero ahora... Quiero jugármela, y saber quién y cómo es. Pero tengo miedo, miedo de caer en algo que me obsesione y que pueda pensar en ello todo el rato sin límites. Hace demasiado que se me olvidó lo que es amar.

Solo de pensar que he acabado ajuntando las palabras amar y Bruce, hacen que crezca en mí un rubor de la nada.

-Estúpida...

Salgo de la cama rápidamente porque me ha entrado hambre y quiero desayunar, así que antes me aseo y voy a la cocina. Como Claire está secuestrada por mi padre, me tengo que hacer el desayuno yo. Me preparo un zumo de naranja y unos huevos revueltos con rapidez, y por una vez, me voy a desayunar al sofá. Ahora que lo pienso, no he disfrutado bien de esta casa. Siempre he estado fuera o solo la utilizo para desayunar y dormir.

Enciendo el televisor con el mando a distancia acomodada en el sofá. Desayuno tranquilamente sin parar de cambiar de canal hasta encontrar uno que llame mi atención. Nada me es interesante hasta que dejo un programa de cotilleo de Gotham. Por una vez que lo mire, no va a pasar nada.

"-Bueno, Jerry, ayer se celebró una fiesta en el casino, ya lo sabes. ¿Qué pudiste saber de los presentes?¿Quién fue?

-Pues claramente los más grandes de esta ciudad, Mary. Celebridades como Henry Teax, Graham Kim y Shang Lee estuvieron toda la noche en el casino jugando y apostando. Pero a lo que más les llamó la atención de los periodistas fue la aparición del famoso Bruce Wayne, ya recuperado, acompañado de la nueva noticia para Gotham: Diane Gruff."

Creo que me he atragantado.

"-¿Diane Gruff?

-Sí, Mary. Incluso... corren rumores de que podrían estar saliendo. Se les ha visto juntos en más de una ocasión, y no precisamente en fiestas."

Automáticamente cambio de canal con tal de no oír las chorradas que sueltan esas bocazas. Salir con Bruce Wayne. Tonterías. Sí, tonterías. Justo ahora oigo muy levemente el teléfono llamar. Dejo con prisa el desayuno en la mesita y subo pitando las escaleras. Llego a tiempo para contestar a... ¿un número desconocido?

-¿Sí? - contesto.

-¿Señorita Gruff?

-¡Ah!¡Hola, Alfred! - reconozco enseguida su voz por la corta conversación que tuvimos en el coche respecto a la fiesta del casino - ¿Ocurre algo?¿Por qué no me ha llamado Bruce? Aún no sé si quedamos en un sitio o me viene a buscar él o...

-Señorita - me interrumpe delicadamente -, lamento decirle que el Señor Wayne no podrá asistir a su encuentro de hoy.

-Oh... Vaya... De acuerdo, ¿y dónde se encuentra ahora? - pregunto, sintiéndome mal.

-Lo siento, me ha pedido que no se lo diga a nadie, Señorita Gruff - me dice -. Buenos días.

No me ha dado tiempo ni ha despedirme debido a que ha colgado. ¿Por qué ha cancelado nuestro almuerzo así como así? Según Alfred, lo ha tenido que cancelar por compromisos, pero si sabía que tenía cosas que hacer, ¿por qué quedó conmigo anoche?¿Me toma por un juguete? Pues no lo soy, y me parece que tendré que aclarárselo.


* * *


Terminado mi desayuno, me he dedicado a repasar cuentas que tomé prestadas de la empresa. Obviamente las voy a devolver. No entiendo cómo esta empresa se mantiene a flote, si pierde dinero sin razón. Y a una fuente desconocida. Sus ingresos son desconocidos tanto a destinatario como de lugar. ¿Y nadie a sospechado nasa hasta ahora?¿Ni mi padre, el que lo tiene todo controlado? Creo que hablaré con él.

¡Dios!, ya es la hora de comer. Ya tengo más que decidido que iré por ahí a comer sola. La cosa es que no sé dónde. No me apetece para nada ir a un sitio lujoso. No es cuestión de dinero, sino de gente. A saber con quién me encuentro en los restaurantes caros. No lo soportaría si me topase con Henry Teax y no tuviera a nadie que me salvase de la situación.

¡Espera!¡No puedo salir...! ¿Y si me topo con Teax de casualidad? Sería embarazoso ver que resulta que no estoy almorzando con Bruce. Embarazoso para Teax, y para mí mala educación y embarazoso también. No me queda otra que quedarme aquí. De todas formas, hace mucho que no cocino. Tendré el teléfono del hospital a mano por si las moscas.


* * *


Al final, me ha quedado un almuerzo estupendo: spaguetti a la carbonara, una receta que me enseñó mamá. Mamá... Hace mucho que no la llamo ni la veo. Quizás un día de estos vaya a visitarla a ver cómo está ella y su negocio. Vaya familia... Los negocios siempre han estado de por medio. Quizás por eso no he sido muy cercana a nadie. Mi padre tenía claro que quería que me dedicara a empresariales, saliera niño o niña. Quizás de maldijo a sí mismo cuando salió una niña, pero eso no le fue un impedimento para continuar sus planes.

Me encuentro pensando esto dando un paseo por la calle. Llevo ropa normal: unos tejanos, una camiseta y unas zapatillas, y una chaqueta, porque hace un poco de frío. Hacía tiempo que no salía a una calle y no me sentía así de libre. No sé si tengo alguna cámara a mis espaldas, pero tampoco me importa.

Camino por una calle dónde nunca he pasado, claro. Al principio no me fio, pero observo bien, y acabo acostumbrándome difícilmente al panorama. Veo niños corriendo y jugando, adultos caminando por las calles dispersos en sus aparatos electrónicos... Vidas corrientes que no piensan en si les sigue una cámara o no.

Aunque me diga a mi misma que no temo a si tengo detrás fotógrafos, no puedo evitar tener ese temor. Es como no tener vida privada, por eso tampoco me gusta demasiado salir, pero hay veces en que necesito respirar aire que no sea el de casa. Tan distraída en mi temor y pensamientos, no me percato hasta sentir el golpe de que he chocado con alguien.

-¡Oh! - exclamo alzando la vista rápidamente - ¡Lo siento!

El sujeto se gira algo aturdido por el momento, y en cuanto se gira, ambos nos sorprendemos del uno al otro.

-Oh, Inspector Gordon... - murmuro sorprendida y algo avergonzada de haber chocado con un policía - Perdone, andaba distraída.

-Ya veo - sonríe -. Me alegro de verla, ¿cómo se encuentra?¿Se acostumbra a Gotham?

-Bueno... Poco a poco - río levemente, mientras ambos asentimos.

-Oiga... Iba a tomar una taza de café y algo para comer, ¿qué le parece si la invito y damos una vuelta mientras me cuenta?

-¿No está de servicio? - pregunto sorprendida, tanto por él como por la propuesta.

-Dentro de unos cuarenta y cinco minutos, sí. Tengo un descanso - sonríe -. Me quedaría dentro de un café o restaurante, pero prefiero estirar las piernas, si no le importa.

-Oh, eh... - no sé qué responder, aunque tampoco me importaría tomar un café - De acuerdo, pero cada uno paga lo suyo.

-No, la he invitado. Déjeme, anda - me ruega bromeante, y no he podido evitar soltar una risa despreocupada.

-Está bien, está bien...

No me había percatado, pero al parecer, ya estamos frente a ese café al que quería entrar. Después de haber pagado dos cafés solos y dos pastas, hemos salido y comenzado a caminar sin tener idea de a dónde, o al menos yo.

-Dígame, ¿se adapta aquí?¿Ha tenido algún problema? - me comienza a preguntar Gordon.

-Que va, ningún problema... - sonrío, no muy convencida, y dudo de que sea capaz de mentir a un policía, incluso en una cosa tan pequeña.

Él me observa por encima de sus gafas oscuras con las cejas alzadas mostrándome que me ha calado.

-A ver... No sé... Lo típico: los periodistas... - murmuro antes de darle un bocado a mi pasta.

-¡Buf! Y que lo diga... - suelta exasperado al pensar en ellos - La policía tiene que lidiar con ellos cada vez que ocurre algo...

-¿Cómo qué?

-Ah, pues... Robos, asesinatos... Sobretodo los asesinatos. Quién tenga antes la noticia, es el ganador... No tienen sangre en las venas, algunos.

-¿Hay muchos asesinatos en Gotham? - pregunto con los pelos ya de punta sin haber oído la respuesta.

-Sobretodo en el barrio más pobre - murmura con lástima, ya que su mirada está decaída -. Hay mucha calaña de todo tipo, y muchos altercados de drogas o cualquier otra buena excusa para acabar con alguien por dinero.

Debe ser una desgracia para la gente del barrio pobre vivir ahí. Parece tan fácil perder a alguien o meterse en líos. Es una de las cosas que odio estar en mi posición: el dinero. Agradezco tenerlo y no escasear de él, incluso contribuyo en distintas ONG's, tanto interiores como extranjeras, pero no sé cómo se invierte ese dinero. También odio eso, no saber en qué invierto el dinero, por ello me gusta controlarlo.

El barrio pobre debe estar tan desesperado, que la gente es capaz de matar por conseguir algo de dinero. Eso me hace recordar...

-¿Cuánto lleva en el Cuerpo? - le pregunto de la nada, para saciar mi curiosidad en cierto tema.

-¿En el Cuerpo? Pues casi unos diecisiete, ¿por qué? - responde antes de darle un sorbo al café sin apartar la vista de mí.

-¿Usted conoce el caso de la familia Wayne?

Su paso va disminuyendo poco a poco, pero no frena. Su rostro refleja tristeza. Observa el suelo como si fuera un espejo de sus recuerdos.

-Es uno de los casos más espeluznantes que el Cuerpo ha vivido. Sobretodo yo - murmura -. ¿Conoce la historia?

-Eh... Bueno... No del todo, pero el Señor Wayne me contó lo ocurrido después de que salieran del teatro. Hasta ahí.

-Lo peor vino después, Señorita Gruff... - suspira, como si se sintiera obligado a contarlo, y me siento mal por ello.

-Lamento que tenga que remover esos recuerdos, pero... de veras quiero saber qué ocurrió.

-¿Por qué? - salta mirándome curioso.

-¿Huh?

-¿Por qué quiere saberlo? - repite.

La verdad, ni yo lo sé. Simplemente tengo curiosidad, porque la persona que no deja de ocultarse tras el apellido Wayne también me trae curiosidad. Deseo saber quién y cómo es, porque aunque nunca lo haya mostrado o yo se lo haya dicho, sufre. Bruce no deja de sufrir, porque tampoco deja de fingir, y no es él mismo. Creo que en eso nos parecemos...

-Verá... - comienzo con el intento de responder a su pregunta tan sencilla - Digamos que estoy conociendo a Bruce Wayne.

El Inspector Gordon sonríe mientras asiente, pero su sonrisa decae fácilmente al verse obligado a contarlo.

-Según el informe, después de que sus padres murieran y el asesino se diera a la fuga, gente que pasaba frente el callejón, escuchó gritos. Al parecer eran gritos los de Bruce Wayne. Esto no está en el papeleo pero... dicen que los gritos de Wayne eran tan fuertes y desesperados que eran dolorosos hasta para quién los oía. Incluído yo.

No me puedo imaginar a un pequeño Bruce sufriendo de esa manera. No me quiero imaginar esa situación de perder a tus padres en unos segundos, a los dos, y por unas joyas.

-Cuando la policía llegó - continúa -, yo fui el primero en acercarme a él. Ya desde lejos, podías ver lo horrible que era aquello. Tenía las manos llenas de la sangre de sus padres. No se apartaba de ambos cuerpos, y tenía muy aferrada su mano a la de su madre. Tuve que llevármelo a la fuerza, porque de verdad, el chico se habría quedado ahí todo lo que pudiera. Lo llevé a comisaria. Los periodistas no tardaron ni cinco minutos en llegar a la escena del crimen...

Su cara de desagrado no tarda en aparecer cuando recuerda a los periodistas. La verdad, hoy les estoy cogiendo más manía que de costumbre. La verdad es que nunca había visto el rostro de alguien contando algo que le marcó la vida con tanto disgusto como el Inspector Gordon.

-Una vez en comisaría, él estaba sentado en mi despacho. Todo el mundo lo atendía por si quería algo para beber, comer o lo que fuera; pero es normal que al estar en estado de shock, no dijera casi nada ni hiciera casi nada... Recuerdo que le tapé con una manta, él la aceptó muy triste. El chico comenzó a llorar en silencio, y yo no me atrevía a atiborrarle con preguntas sobre lo sucedido, porque eso iba a ser lo duro: que tuviera que recordar la escena una y otra vez hasta darnos la descripción del asesino.

-¿Atraparon al asesino? - pregunto, deseosa de saber por el final feliz.

-Sí. Fue a juicio, y justo ese día, murió.

-¿Qué? - me sorprendo - ¿Cómo?

-Una mujer le disparó al salir de la sala del juicio.

Las pastas han sido terminadas, y con los cafés a punto, no puedo evitar continuar con mis preguntas con tal de saber más.

-¿Y usted qué piensa?

-¿Qué pienso?¿De qué?

-¿Piensa que recibió su merecido o que el precio que pagó era demasiado alto?

El Inspector Gordon se pone a pensar manteniendo un silencio, alentador para mí, al querer saberlo. Tomo otro sorbo de mi café dirigiendo mi vista hacia delante. Realmente no sé dónde estoy, pero tampoco me importa mucho. El perderme no es un hábito que tengo diariamente, y agradezco tener algo de paz hoy al estar en la calle.

No me considero una persona para estar en revistas. No entiendo porqué le dan tanta importancia a muchos empresarios que son famosos hoy en día, por ejemplo, mi familia. Mi padre un día decidió tener una empresa, puso el plan en marcha y ahora... De acuerdo, mi padre merece estar en esas revistas, ahora que es una de las mayores potencias empresariales de Gotham, y de Estados Unidos. Pero yo...

-Creo que sé la respuesta, aunque es una pregunta muy difícil - interrumpe mis pensamientos Gordon, afirmándolo con una sonrisa -. Yo creo... que el precio fue justo, pero también rastrero. Así que su muerte no fue la mejor forma para pagar esa deuda que tenía con la familia Wayne.

-Vaya...

-¿Y usted?¿Qué piensa? - me pregunta tirando su café a una basura cercana.

-Que no fue suficiente.

-Vaya... - ríe sorprendido - Me ha dado miedo por un segundo.

-Yo no soy de esa manera - río.

-¿De qué manera se refiere?

-Vengativa - murmuro mirando al suelo sin observarlo realmente.

-Bueno... Me alegro; pero déjeme decirle que, en mis casi diecisiete años de policía, la venganza es algo que tarde o temprano afecta a todos. Sea por lo que sea, la gente se define por los actos - no sé cómo tomarme esto, como una advertencia o una filosofia de vida. Lo ha dicho seriamente, y ha sido él ahora quién me ha dado miedo -. Bueno, yo debo regresar ya a la Comisaria. ¿Quiere que la lleve a casa con el coche hasta su casa?

-Oh, no. No importa, iré andando.

-No es molestia - sonríe -. A demás, no es bueno que ande sola por ahí sin conocer la ciudad.

-Insisto. Quiero ir andando, para conocerla, como dice usted.

-Está bien... Tenga cuidado - él asiente mientras gira hacia una dirección andando, pero antes de apartar la vista de él, veo que se gira -. Cuando estoy de servicio, llámeme Inspector, pero cuando no, mi nombre es James. James o Jim, como prefiera.

-De acuerdo, Jim - sonrío mientras asiento.

Una vez se ha ido, decido también tomar mi rumbo hacia casa; aunque no sé si sabré hacerlo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top