Capítulo 3: War Of Hearts
Diana había pasado demasiado tiempo entre la humanidad para no aceptar su lado oscuro. Había presenciado tanto la belleza como la crueldad de la humanidad, el esplendor y la depravación. A veces temía que las palabras de su madre se hicieran realidad. Sin embargo, seguía luchando por los humanos, especialmente porque su omega y su hijo eran parte de este mundo. Nunca se le había cruzado por la mente que algún día estaría casada con uno de los omegas más conflictivos del mundo, y mucho menos que juntos tendrían un hermoso niño.
Cada vez que veía a su hijo en brazos de su omega, agradecía a su padre Zeus por tan maravilloso regalo y rogaba porque los dioses los protegieran de todo mal. Tony era un omega conflictivo y, durante muchos años, Diana admitía haber odiado al famoso mercader de la Muerte, incluso sin conocerlo realmente. Tony Stark solía afirmar que sus armas servían para proteger al mundo y buscar la paz. A Diana le resultaba difícil aceptar esas palabras.
Cuando su amiga Pepper decidió presentarlos, el omega no mostró su mejor lado. Era egocéntrico y excesivamente narcisista. Centrado únicamente en sus propios intereses, se había marchado inmediatamente después de saludar, alegando que no soportaba su aroma, su aroma de alfa. Hoy, Diana podía admitir que el rechazo del omega la había herido.
Ese fue el primero de muchos encuentros. Siempre eran corteses pero distantes, atrayéndose y rechazándose mutuamente al mismo tiempo. Era una verdadera guerra interna entre ambos.
No fue hasta la situación en Afganistán que su percepción sobre el genio cambió radicalmente. Tony cerró inmediatamente la fabricación de armas y comenzó a luchar por la energía limpia y tecnologías de información de alta calidad al alcance de todos. Su industria se expandió hacia otras áreas y, especialmente, hacia la caridad.
El mundo había expresado sus opiniones en contra del Omega. Alegaban que el castaño necesitaba un alfa que pudiera dominarlo. Diana había mostrado sus garras ante tal pensamiento retrógrado, defendiendo al omega por primera vez.
Aunque evitó al omega por un tiempo, finalmente se reencontraron en una gala benéfica. Diana decidió acompañar a su amiga, y al ver a Tony entrar al salón con un traje a medida y su aroma enloquecido, lo vio como si fuera la primera vez. Cuando sus ojos se encontraron a través del salón, un escalofrío recorrió sus cuerpos. Como si fueran guiados por hilos invisibles, se acercaron hasta encontrarse en el centro de la pista. Fue la primera vez que tuvieron una conversación amigable mientras bailaban al ritmo de la música. Terminaron en el balcón, fascinada por este nuevo Tony, no dudó en besar al omega, entregándose a su deseo, y él respondió con timidez pero total determinación. El beso fue breve, demasiado breve, y Tony huyó después de ser interrumpidos por Pepper.
Nunca creyó que su amiga fuera tan protectora del omega. Pero no podía culpar a la pelirroja. Después de todo, Diana había expresado su disgusto por el castaño en más de una ocasión.
Al día siguiente, un gran ramo de rosas rojas llegó de parte del omega con una tarjeta que solo decía "perdón" por haberla dejado. La amazona se sintió halagada y un poco divertida. No era la primera vez que recibía flores, pero ciertamente era la primera vez que un omega le enviaba rosas. El omega era algo especial. No sería hasta semanas después que su corazón saltara en su pecho cuando Tony, en medio de una conferencia, revelara ser Iron Man. Su decisión de mudarse a Estados Unidos estaba tomada.
Su relación con Tony mejoró considerablemente. Por primera vez, Diana pudo conocer a la persona que Pepper admiraba tanto, el verdadero Tony. Además, podía admitir estar enamorada del omega. No era un secreto para nadie que el omega también sentía algo por ella, aunque eso no quitaba que Tony aún no confiaba completamente en ella. Y después de conocer su historia con su padre y su ex novio Tiberius Stone, no le sorprendía el comportamiento del omega. Pero Diana era paciente, no necesitaba tener relaciones sexuales ni marcarlo para sentirse segura de sí misma y del amor que se tenían.
Era común verlos juntos durante sus tiempos libres, aunque tuvo que ausentarse durante un tiempo debido a asuntos de la Liga. El omega solía sorprenderla con visitas esporádicas o regalos simples, como un desayuno llevado a su casa, rosas y otras cursilerías que la hacían suspirar como una loca enamorada.
Enfadó al enterarse de que su omega estaba muriendo y que le había ocultado su condición durante meses. Llegó incluso a considerar terminar su relación y regresar a París. Pero la simple idea de estar lejos del castaño le resultaba insoportable.
Fue la primera vez que discutieron, y eso rompió el corazón de Tony. Ver la ira y el dolor en los ojos de Diana, junto con su decepción, fue como una puñalada en su pecho. Lo vio alejarse como un león enjaulado, temiendo que Diana lo abandonara. Y pensar que Diana se marchara lo destrozaba. Amaba a la amazona con todo su ser. Era su alfa, su amiga, su ancla, su amor verdadero.
Perdóname, Diana. Por favor, no me dejes - susurró con voz suave pero lo suficientemente fuerte para que ella lo escuchara.
Diana no soportaba ver a su amado en ese estado de dolor. - Tony, no voy a dejarte. Pero estoy enfadada, mi amor. Casi te pierdo - no dudó en abrazarlo, y su castaño hundió la cabeza entre sus pechos.
Te amo, Diana - susurro, con la cabeza apoyada, escuchando el suave y melódico ritmo del corazón de la castaña. Aunque sus palabras aceleraron ligeramente el latido del corazón de la mujer.
Dioses, Tony. Te amo. Te amo con todo mi ser - nunca había dicho esas palabras a nadie, ni siquiera a su querido Steve.
Habían dado una nueva oportunidad. Menos de un año después, llegaría la invasión de los Chitauri a manos de Loki. Ver a su amado llevar una bomba nuclear hacia un portal a través de la televisión desde el otro lado del mundo no fue agradable. Y cuando Tony no se despertó después de ser rescatado por Hulk, tanto Pepper como Diana volvieron a Nueva York. No esperaba encontrar a su omega en medio de una conversación amigable con Steve Rogers al entrar en la Torre. Sus celos salieron a la superficie y, desde lo más profundo de su ser, brotó un gruñido que asustó a más de un Vengador, especialmente a Natasha, quien ya conocía a la amazona.
Tony la miró con cierta sorpresa antes de que sus ojos se nublaran de deseo y comenzara a liberar feromonas para atraer a su alfa. Diana cruzó la sala en dos segundos y, tomando al omega por la cintura, lo besó delante de todos. Este era su omega y ningún alfa fortachón de cabello rubio se lo llevaría. Porque sí, para ella, Steve Rogers representaba una amenaza, al igual que la espía rusa. No quería a ninguno de esos alfas cerca de su hermoso castaño.
Ambos se encerraron en su penthouse, donde Diana finalmente se permitió poseer completamente al Hombre de Hierro. No dejó de repetir cuánto lo amaba. Tony permitió que Diana, su alfa, lo poseyera hasta el cansancio, disfrutando de las caricias proporcionadas por la castaña. No esperaban que eso adelantara su celo.
Tony se aferró a su alfa, negándose a permitir que otro celo pasara sin ser ella. Necesitaba y quería a Diana, y así lo tendría. Diana estaba feliz, muy feliz. Poder estar con el omega había sido único, diferente a todas sus otras relaciones y experiencias. La imagen de Tony, sonrojado y con los ojos nublados de lujuria, rogando por ser poseído por ella mientras sus aromas se entrelazaban, nunca se borraría de su memoria. El omega fue el único que sacó ese lado oscuro de su alfa, un lado que desconocía, un lado que no dudó en tomar, como si Tony fuera suyo y solo suyo, y lo marcó como tal.
Su omega. Suyo para amar, marcar y proteger. Suyo para dejar su impronta. Su compañero por el resto de sus días.
Pasaron cinco largos días donde Diana dejó de contar cuántas veces poseyó a su omega después de la trigésima vez. Tony lucía orgulloso su marca de unión, y ella lucía con orgullo las marcas que el omega había dejado en su espalda. Disfrutó exhibiendo esas marcas frente a Steve Rogers y Natasha.
Fue algo decepcionante para ambos cuando Tony no quedó embarazado en esa ocasión, pero la amazona no se rendiría. Quería un hijo de su amado omega, y lo tendrían, incluso si eso significaba implorar en el Olimpo por esa bendición. De todas formas, Diana no se preocupaba por el tiempo. Después de marcar al Omega, su padre había bendecido al castaño con la inmortalidad. Ambos vivirían juntos por la eternidad.
Rió con diversión al recordar la alegría de ambos cuando Tony finalmente quedó embarazado. Perseo Stark de Themyscira nació el primero de enero, para alegría de ambos padres y de toda su familia.
Su madre Hipólita se regocijó con la noticia, y por primera vez en décadas, Diana visitó la isla, esta vez acompañada por su esposo e hijo.
La vida era maravillosa en compañía de sus dos amores, y todo se lo debían a Steve Trevor.
---------
Pude terminar finalmente mi DianaxTony. Espero que sea del agrado de todas. Esta pareja me parece extraña pero igualmente hermosa. Puedo imaginarme a Diana toda sobreprotectora con Tony. Y Tony siendo un pequeño diablillo por eso.
No voy actualizar hasta el fin de semana y ando super nerviosa porque rindo un final el Lunes. Deséenme suerte porque los nervios siempre me juegan en contra jajaja.
Los amodoro mis amores.
Kisskiss
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top