viii. supermarket

Sunset se detuvo un momento en el pasillo para tomar agua del bebedero. Cerró los ojos por un segundo, disfrutando de la tranquilidad, cuando una presencia acompañada de un grito apareció de repente junto a ella, provocando que abriera los ojos y escupiera el agua.

—¡Feliz miércoles, Sunset Shimmer!

Sunset se enderezó rápidamente, limpiándose el agua del mentón mientras la miraba furiosa.

—¿¡Por qué te apareces así mientras tomo agua!? No, espera, mejor cambio la pregunta... ¿¡Por qué te apareces así!?

—¡Ay, lo siento mucho! Es solo que estoy emocionada porque hoy comenzamos el trabajo del profesor Crancky.

—¿Eso te emociona? Ah, claro, olvidé que para ti todo es divertido. —Sunset puso los ojos en blanco. — Si estás tan emocionada, ¿por qué me saludas con un "Feliz miércoles"?

—Porque hoy es miércoles, ¡¿qué no?! ¡Entonces, feliz miércoles!

Sunset la observó confundida. No creía que alguna vez se acostumbraría a las rarezas de la pelirosa.

—Quisiera simplemente irme, aún sabiendo que me vas a seguir, pero supongo que tenemos que ponernos de acuerdo con el trabajo. —se cruzó de brazos.

—¡Sí! El profesor Crancky fue muy claro: el trabajo debe ser hecho por las dos, nada de dividirlo.

—Sí, ya con eso arruinó aún más mis planes. —murmuró.

—Entonces, como la primera fase es teórica y no es mucha, pensé que podríamos reunirnos en la casa de una de las dos para hacerlo y dejar la parte del campo de investigación para otro día.

—¿En la casa de una de las dos?—cuestionó, levantando una ceja.

Sunset hizo una mueca. Si iba a su casa, no solo sabría dónde vive, sino que probablemente inventaría cualquier excusa para quedarse lo más posible. Y definitivamente no la quería allí.

En cambio, si iba a su casa, podría irse en cuanto terminaran el trabajo, lo cual se aseguraría de que fuera rápido.

—Si no queda otra opción, en tu casa será. —sentenció.

—¡Oh, sí, buena idea! ¡Podrás conocer a mis hermanas! Estoy segura de que te llevarás muy bien con ellas. —dijo, entusiasmada.

—Espera, ¿tienes hermanas?—preguntó, aterrada.

—Sí, tengo tres.

—¿¡Tres!? ¿Y son como tú?

La campana sonó, indicando que era hora de la siguiente clase.

—Ya me tengo que ir. ¡Nos vemos en la salida, Sunset Shimmer!—se despidió antes de correr hacia su siguiente clase.

—¡Espera, responde la pregunta!—gritó, pero ya era tarde. Pinkie ya se había ido. Sunset se quedó mirando al vacío un momento.

« ¿Cuatro Pinkie Pie's? » pensó, sintiendo un escalofrío.

Ya comenzaba a arrepentirse.

[...]

A la hora de la salida, Sunset se demoró unos minutos más. Al no ver a Pinkie por ningún lado, pensó que probablemente la encontraría fuera de la escuela. Fue a su casillero, tomó su mochila y, al ponérsela, se sobresaltó cuando alguien saltó a su lado derecho, sorprendéndola.

—¡Feliz miércoles, Sunset Shimmer!... ¡De nuevo!

—¡Carajo, deja de hacer eso!—gritó, alejándose rápidamente.

Pinkie soltó una pequeña risa, cubriéndose la boca con las manos mientras inclinaba la cabeza hacia abajo. Sunset la miró, cambiando su expresión enojada por la habitual seria.

—¿De qué te ríes ahora?

—Te ves graciosa cuando te sorprendes.

—Tsk. —desvió la mirada. — ¿Por qué te apareces de la nada diciéndome la misma tontería que en la mañana cuando estaba tomando agua?

—Ay, lo siento mucho. No me di cuenta. —Pinkie reemplazó su sonrisa por una expresión arrepentida. — Hoy he estado saludando a todos deseándoles un feliz miércoles. Muchos se ponen tristes después del martes de tacos porque tienen que esperar una semana para el siguiente, por eso es bueno levantarles el ánimo.

—Qué ridiculez ponerse triste por algo así. ¿Y en serio crees que los vas a animar con unas simples palabras?

—Unas palabras pueden cambiar el ánimo de cualquier persona. Por eso me aseguro de animar a cualquiera que se vea triste. Lo peor que puede pasar en el mundo es que alguien esté triste...

Sunset puso los ojos en blanco. Viendo cómo pensaba, cada vez cobraba más sentido que quisiera ser amiga de ella por esa estupidez de verla sola y sin amigos.

—Como sea. Vámonos ya, tenemos trabajo que hacer.

—¡Es verdad! Mis hermanas nos están esperando en la entrada. ¡Vamos!—emocionada, la tomó de la mano y la arrastró hacia la salida.

Sunset no tuvo oportunidad de quejarse. Miró molesta a Pinkie, pero no se soltó hasta que llegaron. Allí, con brusquedad, quitó la mano, pero ella no la notó porque ya había ido hacia sus hermanas, saludándolas con un "feliz miércoles". Al levantar la mirada, Sunset se encontró con una escena completamente extraña.

Pinkie estaba con dos chicas, que al principio pensó que podrían ser sus hermanas, pero no se parecían en nada a ella. Su cabello gris, ropa de tonos apagados y expresiones serias las hacían completamente diferentes a la animada Pinkie.

Observándolas bien, parecían una mezcla extraña: la feliz, la tímida y la amargada. Esta última la miraba con una expresión de odio, mientras la tímida se escondía detrás de ella.

—¿¡Qué hace ésta aquí!? ¿¡Es ella por la que nos hiciste esperar, Pinkie Pie!?—interrogó la hermana amargada, molesta.

—¿Ya conocen a Sunset Shimmer? Ella es mi compañera de equipo, vamos a hacer el trabajo juntas. —respondió Pinkie, sonriendo.

—¡De haber sabido que se trataba de ella hubiera ido con Maud al supermercado! ¡No la quiero en nuestra casa!

—No digas eso, Limestone. Sunset Shimmer es mi compañera y tenemos que hacer el trabajo juntas.

Mientras las hermanas discutían, Sunset cruzó los brazos y puso los ojos en blanco. En otra situación, probablemente se hubiera ido tan pronto como comenzó el griterío, pero no tenía otra opción. Mucho menos si se trataba de ir a su casa.

—No te creas tan especial. No quiero ir a tu casa, lo hago solo porque tenemos un trabajo que hacer. Así que, ¿puedes dejar de gritar? Tu lloriqueo solo nos retrasa.

—¿¡QUÉ DIJISTE!?—gritó Limestone, furiosa, mientras sus hermanas la sujetaban para que no se acercara a Sunset.

—¡Por favor, Limestone! Si te ven haciendo otro escándalo, te van a castigar de nuevo.

—¡No me importa! ¡No quiero que venga! ¡Tampoco la quiero cerca de ti!

Si tan solo supiera que Sunset tampoco quería estar cerca de ella ni mucho menos ir a su casa.

—No te preocupes, no soy su amiga, solo su compañera de equipo. Es todo. —sentenció Sunset, haciendo que Limestone se detuviera y sus hermanas la soltaran.

Marble sintió una extraña tensión en el ambiente al escuchar esas palabras. Miró a su hermana, esperando ver alguna expresión triste, pero en su lugar, Pinkie sonreía.

—Es cierto, Sunset Shimmer es mi compañera de equipo. Y de verdad necesitamos avanzar con el trabajo hoy. —respondió con una calma que sorprendió a las tres, aunque Sunset fingió indiferencia.

—Mmm... Ya qué. Pero la estaré vigilando. —respondió antes de salir de la escuela, seguida de Marble, que parecía asustada al sentir la mirada de Sunset sobre ella.

—Vamos, Sunset Shimmer, nuestra casa no está muy lejos. Creo que serás tú quien me acompañe a casa primero. —rió mientras salían.

Sunset miró hacia otro lado, molesta. Al menos esta vez no la había llamado amiga.

(...)

Residencia Pie.

Sunset y las hermanas Pie no tardaron en llegar a su casa. Al entrar, Limestone le lanzó otra advertencia a Sunset con un ademán, lo que se evidenció cuando le prohibió a su hermana llevarla a su habitación para hacer el trabajo, ya que no la quería ahí. Así que tuvieron que quedarse en la sala principal.

—Muy bien, el trabajo es sobre el museo cultural de Canterlot, y la primera fase consiste en explicar su origen e historia.

—Básicamente, lo aburrido. —contestó Sunset mientras miraba su teléfono. — Escucha, no tenemos que explayarnos mucho. Al profesor Crancky no le gusta que haya mucho texto en los trabajos, tratemos de resumir lo más importante que podamos.

—Eres muy lista, Sunset Shimmer.

—Ajá, sí. Dame tu correo para pasarte el documento.

—RositaFresitaCuatro@gmail. —respondió con una sonrisa.

—¿Ese es tu correo? —arqueó una ceja. — Déjame adivinar, ¿lo hiciste cuando tenías nueve años?

—¿Eh? No, lo hice el año pasado, cuando por accidente borré el anterior que se llamaba "HelloKittyCinco".

—Claro... ¿Y hay alguna razón en particular por el número cuatro, o solamente te gusta porque "es divertido"?

—Por cuatro de las personas más importantes en mi vida: Fluttershy, Rarity, Rainbow Dash y Applejack. Las conozco desde que era pequeña y desde entonces hemos sido las mejores amigas.

—Sí, debí imaginar que había una razón cursi para eso. —respondió con una mueca. — Como sea, ya te compartí el documento. Revisa tu correo.

—Oki doki loki. —respondió sacando su teléfono. — ¿Y entonces comenzamos investigando la historia?

—Sí, las dos tenemos que saber lo que vamos a agregar. Recuerda que Crancky dijo que le preguntaría a cada persona del equipo sobre el trabajo cuando lo revise. Se va a poner aún más insoportable con eso, en especial cuando haga las preguntas de la fase dos. —rodó los ojos con fastidio.

—Hablando de eso, ¿cuándo puedes ir al museo?

—Mañana, entre más rápido, mejor. El resto de los días los usaremos para terminar el trabajo en clases. Solo consistirá en ordenar la información sobre cómo son las instalaciones del museo.

—Me parece perfecto. Y mira, encontré un artículo que habla sobre la historia del museo por su aniversario número 105. —mostró el artículo en su teléfono.

—Okey, lo buscaré y hay que leerlo para saber si la información es útil. —dijo mirando su teléfono.

—Por cierto, por tu forma de hablar parece que no te cae bien el profesor Crancky.

—Ningún profesor me cae bien. —aclaró.

—¿¡En serio!? ¿Por qué? A mí me caen muy bien todos, incluso los que son muy estrictos, como el profesor Crancky Doodle.

—¿Por qué tendrían que agradarme? Muchos de ellos ni siquiera hacen su trabajo bien. Y él es el que menos me cae mal porque me gusta su crueldad, pero se vuelve demasiado insoportable con los trabajos para mi gusto.

—Sí, es muy estricto. Y a veces parece que no sabe lo que quiere. Más de una vez nos ha dicho una cosa y luego, cuando volvemos a hablar con él, nos dice otra diferente. Tampoco podemos cuestionarlo porque se enoja, jaja, es muy complicado.

—Vaya, para ser la primera clase que tomas con él, es sorprendente lo rápido que te puede llegar a caer mal, ¿no es así?—preguntó con una sonrisa maliciosa.

—No me cae mal, nadie me cae mal. Solo reconozco sus fallas como docente.

—No es posible que nadie te caiga mal, ni siquiera para ti. —negó incrédula.

—Bueno, ese malvado de túnica negra que aparece en las películas de Harry Potter no me cae bien. Asesinó a sus padres y quería que Draco asesinara al profesor Dumbledore. —dijo con los ojos tristes. — A él sí no me importaría darle unas pataditas para que aprenda a ser bueno.

Sunset la miró con el ceño fruncido, pero no pudo evitar soltar una carcajada, riéndose de forma genuina por primera vez con Pinkie Pie, quien la vio con una sonrisa y los ojos brillosos.

—No puede ser, el poema estaba mal.

—¿Ah?—preguntó cuando dejó de reír.

—Tu risa, Sunset Shimmer, tu risa es más bonita que una flor en el atardecer y un arcoíris después de un día nublado. —respondió sonriendo con los ojos cerrados.

La expresión de la pelirroja se transformó en una de confusión, para luego convertirse en una mueca molesta. Antes de poder decir algo, Limestone llegó y prácticamente le robó las palabras de la boca.

—¿A qué hora se pondrán a trabajar? Porque solo las he visto charlar cómodamente. ¡Hagan su tarea y dejen de flojear!

Pinkie rió nerviosa y obedeció, mientras Sunset la miraba mal y hacía caso a regañadientes.

Pasó una media hora en la que ambas avanzaron en el trabajo, a pesar de los comentarios de Pinkie y la constante vigilancia de Limestone, quien se negaba junto a la pelirroja a tomar descansos cuando Pinkie sugería uno.

—Wow, eso es compromiso con la tarea. Incluso tú, Limestone, aunque no estás en el equipo. —se rió, señalándola, mientras ella solo la veía mal.

En ese momento, la puerta principal se abrió, dejando entrar a Maud, que traía varias bolsas del supermercado, las cuales no se le cayeron gracias a alguna magia celestial.

—¡Ah, deja te ayudo, Maud!—fue a ayudarla a sostener algunas bolsas.

Limestone y Marble, que bajaron las escaleras al escuchar a su hermana mayor llegar, fueron a ayudar también.

—Oh, en un momento vuelvo, Sunset Shimmer. Supongo que sí tomaremos ese descanso. —comentó con una risita.

Esta bufó y miró con aburrimiento a las hermanas llevar las cosas del supermercado a la cocina. Podría levantarse y ayudarlas, pero no quería, así que solo se limitó a mirar.

—Traje tus galletas favoritas, Marble. —Maud sacó dicho paquete de una bolsa y se las dio a su hermana menor.

—Gracias. —respondió sonriendo con timidez.

—¡No puede ser, compraste dos rokaletas*! ¡Es el mejor día de mi vida!—exclamó feliz abrazando ambas bolsitas. — Un momento, yo solo pedí una.

—Trajiste dos de esas basuras azucaradas, pero te olvidaste del maíz tostado de mamá. —dijo Limestone revisando las bolsas.

—Es cierto, eso olvidé. —se puso su chaleco y bolso de nuevo. — Regresaré a la tienda.

—¿Estás loca? Tardarás una eternidad y tenemos que hacer la cena.

—Yo puedo ocuparme de hacerla, sé la receta. —respondió Marble.

—¡Y yo ayudo también!

—¡Tú ve a terminar tu tarea para que Shimmer se pueda largar!—respondió empujando a la pelirosa. — Marble y yo nos ocuparemos de la cena.

—Bien, muchas gracias. Regresaré lo más rápido que pueda. —respondió Maud, yendo a la salida de su casa.

En su camino, notó que Sunset Shimmer las miraba, pero en cuanto percibió su mirada, volteó para mirar a otro lado.

Se veía molesta. Bueno, así se veía siempre, pero parecía molesta por otra razón. Cuando salió de la casa, fue interceptada por Pinkie Pie.

—¡Espera, Maud! Ya que vas a la tienda otra vez, ¿puedes buscar si hay dulces sin azúcar?

—No creo que haya, Pinkie Pie, ni siquiera hubo en las tiendas a donde fuimos a buscar los regalos de cumpleaños de Marble. Pero echaré un vistazo.

—Sí, muchas gracias, Maud. Cuídate. —le dio un abrazo rápido y regresó a la sala.

Su hermana la observó regresar con Sunset Shimmer, sabiendo que los dulces sin azúcar que quería eran para ella, antes de irse.

Cuando Pinkie regresó, la pelirroja solo murmuró un "Ya era hora", pero no dijo nada más mientras volvían a trabajar. Ya no faltaba mucho para terminar, solamente quería acabar para poder irse finalmente.

—Tus hermanas son algo... especiales. —comentó la pelirroja, observando a Limestone gritarle a Marble por algo que había hecho mal mientras preparaban la cena.

—Lo sé, ¡son las mejores hermanas del mundo y las amo mucho!

—No parecen ser tus hermanas, son muy diferentes a ti.

—Sí, eso es algo que no dicen mucho. Lamento si los comentarios de Limestone te hicieron sentir mal. Ella suele ser así con las personas que no conoce, pero en el fondo tiene un gran corazón, lista para amar a todos.

El toque en la puerta y unas risas de niños, que pronto se convirtieron en ruidos de ellos corriendo, interrumpieron la conversación.

—¡Son esos bastardos otra vez!—gritó Limestone, saliendo de la cocina. Fue hacia el pequeño armario bajo las escaleras y sacó una red para atrapar mariposas. — ¡Esta vez los atraparé!—salió de la casa para perseguir a los niños.

—¡Espera, Limestone! ¡Recuerda lo que dijo la policía la última vez!—Pinkie Pie corrió detrás de su hermana para detenerla.

Sunset y Marble se asomaron por la puerta para ver la escena surrealista de una persona intentando atrapar a unos niños con una red para mariposas mientras otra trataba de detenerla. Parecía un cuento infantil noruego.

—¿Esto es algo normal?—no pudo evitar preguntar.

—Sí...—Marble suspiró. Abrió los ojos al escuchar el sonido de la estufa advirtiendo que su comida se estaba quemando. Corrió rápidamente para intentar apagar el fuego.

Sunset observó eso y luego vio a las dos hermanas Pie haciendo el ridículo en la calle, y suspiró. Este sería el momento perfecto para irse y nadie la culparía, pero algo la hizo quedarse y hacer lo siguiente.

—Tienen que estar revolviendo la sopa y no dejar la tapa puesta tanto tiempo. —dijo, abriendo la tapa de la olla y tomando una cuchara para revolver la comida.

Marble la miró sorprendida, y avergonzada y temerosa, desvió la mirada.

—S-Sí, lo que pasa es que Limestone y yo nos distrajimos discutiendo.

—Más bien, ella te distrajo discutiendo. No sé cómo la soportan, se nota que es una busca pleitos. Y a mí me han tachado de ser así, pero no me acerco a su nivel.

—Ella es así... Y así la amamos. —respondió Marble, sorprendiendo a la pelirroja.

Recordó lo que la pelirosa le había dicho antes. No, no se parecían en nada, pero no tenía duda de que eran hermanas. Que eran una familia.

Apretó los puños con fuerza.

—¡AAAHHH, ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO!?
—escucharon a Limestone detrás de ellas.

—Ay no.

—Solamente la estaba ayudando mientras tú perseguías a unos niños con una red de mariposas. —le restó importancia al asunto, sin perder la oportunidad de reírse.

—¡Ya no podremos comer la sopa, seguro la envenenó o algo!

—¿Envenenar? ¿En serio?—preguntó Sunset con gracia. Esa chica estaba loca, pero vaya que le daba gracia.

—¡Ella jamás haría algo así! No la acuses de esa forma, Limestone. —la defendió Pinkie, apareciendo.

Sunset al verla abrió los ojos y reprimió una risa, cubriéndose la boca con una mano.

—Es cierto. —respondió Marble.

—Agh, bien, pero si luego se mueren, no me culpen. —se cruzó de brazos y negó con la cabeza.

—Ah, por cierto, ¿qué fue lo que pasó...?—preguntó Marble, señalando a su hermana.

—Pinkie prefirió defender a esos vándalos...

Las tres hermanas se sobresaltaron cuando escucharon a la pelirroja estallar en risas al ver a Pinkie Pie con la red para mariposas atravesada en su cabeza.

Marble la miró asustada, Limestone la miró enojada y, finalmente, Pinkie sonrió feliz, tanto que se unió a las risas también.

« El nuevo poema sigue siendo cierto »

(...)

Más tarde, con el bullicio y la cena terminada, Sunset y Pinkie pudieron terminar la fase 1 de su trabajo.

—Gracias de nuevo por la ayuda, Sunset Shimmer.

—No hice nada, no tienes que agradecerme. —respondió Sunset restándole importancia. — Como sea, esta ya fue una experiencia completamente extraña. Nos vemos mañana para ir a ese aburrido museo y terminar con esta maldita tarea. —dijo, tomando sus cosas.

—Espera, ¿no te quieres quedar a cenar? Mis papás no tardarán en llegar y ya es tarde, debes tener hambre.

—... No. Ya debo irme. —sin decir más, se dirigió hacia la salida, con Pinkie siguiéndola rápidamente para despedirse.

—¡Está bien! Entonces hasta mañana, Sunset Shimmer, regresa con cuidado a tu casa. —se despidió con un ademán.

Sunset la miró de reojo antes de salir de la casa e irse, no sin antes escuchar los gritos de Limestone una última vez mientras se alejaba.

En su camino se encontró con Maud, que se dirigía a su casa. Las dos se detuvieron al estar frente a frente. La mirada seria e inexpresiva que Maud tenía la incomodaba.

—¿Ya te vas?—preguntó, buscando algo en la bolsa que traía.

—Ajá...—respondió Sunset, incómoda, queriendo continuar su camino, pero la vista de Maud ofreciéndole algo la distrajo.

—Pinkie quería darte esto.

Sunset la miró de cerca y vio que era una bolsa de dulces de gomita sin azúcar.

—Que se los quede, no los quiero.

—Es de mala educación rechazar regalos. —respondió Maud, sin dejar de ofrecerle los dulces.

—Me da igual si es de mala educación, no los quiero, ni siquiera se los pedí. No es mi obligación aceptarlos. —chasqueó la lengua.

—... Es cierto. Ella estuvo buscando en varios lugares para encontrar estos dulces para ti. Sabiendo eso, me desvié del camino para buscar en una dulcería algo apartada, por eso me retrasé tanto.

—... Qué ridiculez. Lo repito, yo no le pedí que hiciera nada de eso.

—Lo sé, ella quiso hacerlo por ti.

Sunset recordó algo que Pinkie le había dicho antes.

“Quizás pueda conseguir dulces sin azúcar después para ti.”

Esa actitud de buena samaritana, que no toleraba ver a nadie triste y era tan buena persona, solo le parecía algo irreal. No creía que algo así fuera posible, pero al mirarla, no detectaba falsedad ni hipocresía en su actitud. Era realmente así... Pero, ¿por qué? No lograba entenderla.

¿Por qué hacía eso por ella? ¿Por qué era así con ella? ¿Por qué quería ser su amiga?

—Carajo, está bien. —le quitó la bolsa. — Si con eso me puedo ir de una vez por todas... Pero no le digas que me lo diste, ¿oíste?

—... Ya veo por qué Pinkie Pie te ve como su amiga, Sunset Shimmer. —contestó Maud, yéndose.

Sunset la miró sin saber qué decir. Luego miró la bolsa de dulces en sus manos y la apretó.

—Yo aún no lo veo...

No sé si los vendan en otros países, pero estas son las Rokaletas*:

Son más deliciosas de lo que se ven xd

Este es el primer aviso y y primer capítulo extenso así que solo me queda agradecerles por llegar hasta aquí <3

Espero que les haya gustado, gracias por leer 🩷❤️

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