02| El chico de mirada potente.

Luces fluorescentes, cuerpos unidos y sudorosos bailando al son de la música. Humo en todo el aura, olores raros y un ambiente bastante denso para el gusto de Roger. Gente arrinconada en íntimos espacios, escondidos, evitando ser el centro de aquel prestigiado lugar. Clima caliente, sin espacio e increíblemente sofocante.

El novato se encontraba sorprendido, era un espacio muy amplio y la gente parecía centrarse en un sólo lugar, o era tan conocido que ya no entraba un alma allí. Barrio Rojo, el callejón más recóndito, secreto y conocido por los jóvenes de aquella época.

Este lugar era una calle completa, tal vez dos o tres, era derecha, alargada y al aire libre. ¿Cómo era posible que un lugar que da con el clima promedio de la ciudad -que realmente no era de una temperatura cálida-, pudiera ser tan pesado y tan caluroso? Las masas tendían a agobiarlo, a acabarlo y lograr desesperarlo.

Gwilym, por su lado se encontraba saludando a toda persona que pasaba por allí. Era uno de los jóvenes más conocidos pues tiempo atrás solía pasar por esos lares bastante tiempo, lo cual hizo que empezara a forjar buenas relaciones. No era un secreto que el barbudo era una persona exageradamente sociable... es más, sin haberlo pensado, gracias a él ya había hecho el primer amigo en esa noche. Su primera noche.

Lo que más le llamaba la atención al rubio era el simple hecho de que la gente no temían a ser ellos mismos. Gays, lesbianas, trans, drags, ¡había de todo! Era como pasar la puerta a un portal donde puedes ser tú. No hay críticas, no hay rechazos, todos van con un mismo fin; buscar la libertad que la sociedad no ha querido darles. Y es que lo que más le parecía injusto de esa época era que, a pesar de ser una década que va en busca de otros principios, lo retrógrada no se iba de la mente de nadie. Era un himno, un estilo de vida.

Ambos conocidos iban caminando a la par al lugar donde el barbudo quería llevarle, sabía que era el lugar perfecto para que este se pudiera "conocer" mejor.

-¡Hey Gwil! -ambos chicos pararon al escuchar el llamado hecho por una chica.

-¡Lucy, preciosa! -corrió a abrazarla. Un linda rubia de ojos claros, contextura delgada y un corto vestido que no tapaba más que una parte de su trasero. La vista del rubio vagó por todo el cuerpo de esta y, viendo su vestimenta, pudo asimilarla como una de las tantas chicas que trabajaban en aquel lugar-. Me alegra bastante volverte a ver, corazón. ¿Qué ha sido de ti? ¡Ay, no me digas! ¿Ya pudiste establecerte con Joseph? Me hace mucha ilusión verlos juntos -el mayor hablaba sin parar. Roger podía sacar conclusiones de él como una persona hiperactiva, alegre y muy, muy sociable.

-¡Calma, cariño! -rió la rubia-. Pues todo ha estado bien... bueno, medianamente bien, la situación con Joe se ha estado disolviendo tras las peleas tan seguidas que tenemos. No creo que lleguemos muy lejos -bajó la mirada algo abrumada. Luego la subió casi de inmediato. El rubio notó que era una chica que no le gusta demostrar vulnerabilidad-. ¡Oye! Vienes con alguien nuevo -su mirada se posó sobre el tímido oji azul quien, al sentir la mirada de los dos personajes encima suyo instantáneamente se sonrojó.

-¡Oh, pero que llevas razón! No he tenido el placer de presentártelo.- agarró al menor del antebrazo y lo acercó más hacia ellos.- Lucy, te presento a Roger. Me he topado en la entrada con él mientras esperaba huir de este grandioso lugar. Roggie, ella es Lucy, una... vieja amiga.

-¡Un gustísimo, Roger! ¿Qué te ha traído a venir a aquí?

-Bueno, yo...

-¡No te lo vas a creer! -interrumpió el barbudo-. Ha venido dizque a resolver unas dudas porque su mejor amigo le ha confesado sus sentimientos y él no se siente seguro. ¡Ha venido a un maldito prostíbulo a asegurarse de lo que siente! -carcajeó. Roger se sonrojó mientras miraba de manera asesina al mayor. Sabía que había sido un mal desde el principio siquiera haber intentado o considerado esa opción, ¡pero no era su culpa! Sus sentimientos estaban alborotados, con presión sobre sí no era capaz de pensar con claridad. Aparte, cuando su racional le hizo caer en cuenta de la estupidez que iba a hacer apareció este hombre y lo adentró a aquel lugar sin salida. No era del todo su culpa.

Bueno, sí lo era. Pero le gustaba pensar que alguien más estaba involucrado en el asunto.

Lucy le pegó fuertemente incluyendo al regaño una mirada de reproche.

-¡No tiene nada de malo hacer eso! -justificó al rubio-. Si no encuentras ayuda contigo mismo, ¿qué mejor forma de hacerlo con alguien de manera pasajera?

-Pero... -intentó justificar su punto el barbudo.

-O necesitas...- interrumpió Lucy -. ¿que te recuerde cómo te conociste con Álex? -Gwilym enmudeció y pateó la calle en modo de reproche, demostrando que le había dado al blanco con la respuesta. Roger sonrió gustoso, ya no era el único avergonzado-. Y bueno Roggie, ¿buscabas algo en especial? Alto, bajo, delgado, atractivo, grueso, que sea bueno, rudo, atrevido, un chico que coja bueno...

-Pues la verdad buscaba simplemente una persona que pudiera mostrarme exactamente lo mismo que he hecho con una chica, y que al hacerlo, pudiera saber cómo me siento al vivirlo con ambos géneros.

-Pensaba llevarlo a "Bat Boys", un lugar pasajero y no es tan pesado -intervino nuevamente el alto.

Lucy lo miró incrédula. -¿No es tan pesado? ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Pareciera que no recuerdas lo que pasó la otra vez!

-¡Pasado pisado, Lucy! Crecer, superar, vivir nuevas experiencias -Gwilym tomó la mano de Roger y, sacando excusas para poder seguir con su trivial noche de cacería y recibiendo otras mil indicaciones sobre cuidado que les mandaba la rubia, se despidieron y siguieron rumbo al local.

¿Por qué tanto miedo de llegar a Bat Boys? Si Gwilym al ser una persona con tanto reconocimiento podía escoger el mejor de los lugares. Y estaba esperando de todo...

Menos lo que estaba apreciando en ese momento.

Luego de ser arrastrado unos metros más, las manos del mayor se posaron sobre los hombros del ojizazul, y con una mirada seria por parte de este, Roger puso su total atención. Sabía que se venían unas nuevas indicaciones a lo que pasaría a continuación.

-Roggie, necesito total atención en este momento. A partir de ahora, la situación de nuestra "noche impresionantemente espectacular de cacería" dará un gran giro de ciento ochenta grados, ¿listo? Oídos bien atentos. Primero: Este lugar está hecho para disfrute visual, nada de toquetear, lamer o chupar algo indebido. ¿Me escuchaste? ¡Nada de eso!

-Gwil...

-¡SEGUNDO! -continuó mientras interrumpía al menor por enésima vez en la noche. Era un verdadero reto hacer que la conversación con aquel tipo durara. -Vas a ver cosas raras allí. Ya está, lo he confesado.- el menor lo miró nervioso. -Tengo una gran explicación para ello, no te asustes. Cuando tú ves algo de tu agrado, algo que cautive totalmente tu atención tus ganas de querer intentarlo son mayores. Quería evitar que intentaras algo forzoso, lo mejor era algo natural, que tú realmente estuvieras seguro para ya llegar a lo que quieres. Ya sabes, es como ahm... Como... -se quedó callado unos segundos pensando.

-Gwil, escucha, yo... -aprovechó el silencio para tratar de salir de aquel aprieto en el que él mismo se había metido.

-UN POSTRE -Gritó feliz-. Cuando tú vas a decidir qué postre quieres comer primero ves cómo es su presentación, y luego de estar seguro de que quieres ese postre pues ya lo pides, lo pagas y te lo comes. Oh, soy un crack. No pude dar mejor referencia -se autoalardeó-. Ya que sabes a lo que voy, pues es lo que vas a hacer; pagarle a alguien para que te de placer y te meta el...


-Basta Gwil -replicó asqueado-. Yo solamente quiero irme.

-No, no te vas a arrepentir. Ya no hay tiempo tampoco. Tercero -siguió enumerando-. Cariño, esta es la más importante de todas... Roger -lo tomó por los hombros y le sacudió con fuerza-. NO. SE VE. A LOS OJOS. ¿has entendido? No puedes hacerlo. Imposible, no lo hagas, vetado. Ni me veas a mí, nada, no se ve, ni un poco. Si te pregunto de qué color son mis ojos te tienes que hacer el imbécil y decir que no sabes de qué color son.

-Pues... de hecho no sé de qué color son -comentó suavemente.

Gwilym enmudeció ofendido. Roger lo miró extraño, el mayor le miraba totalmente serio, hasta con temor a que incumpliera lo que podía llegar a pasar.

-A lo que iba -volvió a cambiar el tema-. Simplemente haz caso por una vez a lo que te digo. No veas a los ojos.

-¿Por qué no se puede?

-Es un lugar con ética. Tú no empiezas hablando con alguien mirándolo fijamente a los ojos -ejemplificó.

-Eh... de hecho sí.

-NO, NO LO HACES -contradijo alterado-. Escucha Roger, si rompes esa regla dañas nuestra noche de cacería, hasta nos vetas la entrada a Barrio Rojo... bueno, la tuya, porque si la cagas incumpliendo una simple norma no me voy a tirar al agua por ti. Como fue fue, así que sé prudente. Sólo no mires a los ojos. NO. MIRES. A LOS OJOS, ¿VALE?

-Vale.

-Promételo.

El rubio viró los ojos. -Lo prometo.

-¿Con el corazón? -posó su mano derecha sobre el extremo izquierdo de su pecho.

-Con el corazón.

-No lo dijiste con amor. No lo has prometido en serio.

-¡Joder! Sí Gwil, con el maldito corazón -posicionó rápidamente su mano sobre su corazón.

-ES HORA DE EMPEZAR NUESTRA NOCHE IMPRESIONANTEMENTE ESPECTACULAR DE CACERÍA -tomó nuevamente al rubio de su mano y lo arrastró rápidamente dentro del local.

Bat Boys.

Paredes blancas llenas de imágenes de chicas y chicos en poses comprometedoras, luces rojas y azules abrazaban todo el local, mesas alrededor de una tarima cubiertas por manteles blancos acompañados de cuatro sillas en cada uno. El ambiente era totalmente diferente al que emanaba allá afuera. Este era suave, frío, hasta fresco. La gente estaba sentada en sus sillas fumando mientras estaban a la espera de... ¿un próximo show? Debía de ser, para que la gente estuviera tan ansiosa era que algo iba a presentarse.

Se podía ver la tranquilidad de las personas de estar en aquel lugar que hasta parecía irónico. Sí, es escandalizante que aquella situación podía llegar a ser en un día promedio. Estaban disfrutando, estaban riendo, estaban en un ambiente ameno, estaban actuando como si estuvieran en un café del centro de la ciudad a las cinco de la tarde. Eso le llamó bastante la atención al rubio.

¿Por qué tenían que refugiarse en un lugar para poder hacer lo que quieren?

¿Por qué tenía temor a lo que sentir lo que le gusta?

Su vista vagó por todos los lares del local, no hubo un solo lugar que no fuera escaneado por los celestes orbes de Roger, hasta que su vista quedó atrapada por una potente mirada que podía llevar sintiendo desde que había entrado al local.

Volteó su cuerpo completo para quedar frente aquel sujeto que estaba recostado casi perezosamente sobre uno de los rincones de la pared del local con una botella de cerveza entre sus dedos y una capucha puesta en su cabeza, dejando sólo a su esplendor su mal cuidada barba y unos increíbles ojos demandantes y más expresivos de lo que alguien podía llegar a ver jamás.

Pudo sentir como la mirada del otro sujeto lo barría desde el más meticuloso mechón de pelo hasta la punta de sus viejos zapatos. Vio como sonreía abiertamente, casi de manera burlesca. Roger volteó rápidamente hacia su amigo para decirle que se alejaría unos segundos, pero cuando giró este no estaba. Asustado volvió a mirar al sujeto que ahora se encontraba dando una tranquila calada a su cigarrillo y luego de dedicarle un sutil guiño se paró de su recóndito lugar y se fue dejando con un sentimiento en el pecho que jamás había tenido al pequeño rubio. Sintió la necesidad de soltar un jadeo pero no sabía por qué.

La adrenalina, la excitación, la sorpresa. Todo eso había causado ese porte tan demandante pero tan provocativo. Cerró los ojos queriendo recordar aquellos ojos brillantes. Avellana. Profundo avellana.

-¡ROGER! -escuchó la enojada y preocupada voz de su compañero y salió de su trance rápidamente dando un respingo por el grito -¡TE HE DICHO QUE TUVIERAS CUIDADO, JODER! ¡TE LO HE DICHO! ¿Y QUÉ ES LO PRIMERO QUE HACES? TOMA, TE PIERDES. QUE TE VALGA UN CARAJO GWILYM Y SUS SENTIMIENTOS, ¿NO?

El más pequeño bajó la mirada algo apenado por alterar al barbudo. Sin embargo, casi a la velocidad que la bajó la volvió a levantar. No señor, fue él quien se fue, él sólo se quedó quieto mirando al interesante chico.

Tal vez y Gwilym llevaba razón, primero se ve, se busca el postre, y luego se da el bocado.

Pero sentía que este bocado iba a ser demasiado complicado de dar.

Demasiado, demasiado duro.

-¡Pero si has sido tú quien se ha ido! Me has dicho que no puedo verte a los ojos.

-Pero sí mis pasos.

-Gwil...

-Roggie, sólo haz caso -suspiró el más alto-. O sea, eres como un pequeño travieso que se cree experimentado pero lo único a los que has llegado es a una masturbación.

-¡Oye! -se quejó sonrojado.

-No lo he podido decir mejor -carcajeó. Justo en ese momento las luces se apagaron. Sólo quedó la luz roja y un gran reflector se posó sobre la tarima -VA A EMPEZAR EL SHOW. CORRE,CORRE.

Se acomodaron en una de las tantas sillas que habían cerca del escenario junto a un extraño que apenas sintió la presencia de estos hizo una mueca de disgusto. Gwilym lo notó y simplemente lo miró con una sonrisa sarcástica, Roger lo miró apenado y dirigió su mirada al lugar alumbrado.

-Roggie, prepárate -susurró cuando escuchó cuando la voz de Christina Aguilera sonó por los parlantes del local al compás de "Burlesque"-. El menú de esta noche es grande.

Tacones de punta, tacones de plataforma grande, pequeña, baletas, sandalias y... ¿zapatos? era lo único que el rubio apreciaba en el momento en que los que abrían el show empezaron a entrar a fila. Todos los zapatos de color negros eran captados por el ojiazul y veía la impecable coordinación. Sin embargo, esas zapatillas de charol eran lo que más le había alborotado su curiosidad.

Empezó a subir su mirada lentamente sobre las increíblemente regordetas y tonificadas piernas de una chica que portaba una de las tantas bailarinas de tacones negros de punta, le llamaron la atención tanto esas piernas que hasta que se burló mentalmente de que parecían de un chico. La simple idea de que un hombre se encontrara bailando esa canción le causaba risa. Sin embargo, llegó un punto en que se concentró tanto en los zapatos de aquella bailarina que lo único que cruzaba por la mete de este era, ¿cómo hacía aquel personaje para poder bailar en esas cosas tan delgaditas?

Siguió subiendo lentamente la mirada sobre la misma chica, dirigió su mirada más sobre su predominante escote, lo que le llamó la atención raramente era que sus pecho eran casi que planos en su totalidad. Que vamos a ver, el desarrollo en las personas no es el mismo siempre, es un hecho, pero sólo por la simple razón de estar en un lugar como esos le hacía esperar que estas, así no tuvieran naturalmente, llevaran unos grandes y proporcionales pechos. Siguió subiendo por su marcada... muy marcada mandíbula y, ¡vaya por Dios, sí es un chico!

Abrió exageradamente sus orbes y volteó a mirar al compañero situado a su derecha quien estaba más emocionado en cantar la misma canción de Christina que poner cuidado a la presentación, murió de la vergüenza al haber sido tan imprudente mentalmente. Afortunadamente no se encontraba en la suficiente confianza de hacer un comentario pesado, pues sabía que la pudo haber cagado y mal.

Se dio cuenta que el baile era muy general, habían chicos y chicas. Volvió a mirar frente buscando esos zapatos negros que le habían parecido curiosos al principio, pero que luego de ver el contexto del baile ya no le llamaban tanto la atención de que fueran de un chico. Sin embargo, sabía que saldría algo increíble de ellos.

Empezó a buscar detalladamente, y justo cuando creyó haberlos encontrado, en el paso de baile tuvieron que hacer una fila haciendo que aquellos tacones de punta se perdieran de vista.

Empezaba la presentación de los bailarines.

Por cada compás de la canción un bailarín pasaba al frente, hacía una leve y elegante flexión de rodillas y caminaba a una posición diferente para empezar, seguramente, el siguiente baile. Estuvo ansioso de encontrar esos pares de zapatos, y cuando ya estaba cercano a encontrarlos, la voz de Gwilym pidiéndole que se enfocara en disfrutar el show y el regaño metido "por no estar pendiente" hizo que se perdiera la aparición de estos en el show. Sin embargo, luego de disculparse en vano con el barbudo y tratara de enfocarse mucho más en el baile pudo sentir algo.

Esa mirada estaba de nuevo presente. La podía percibir.

Los inquietos ojos del rubio se posaron en todas las frentes, narices y barbillas que habían en la tarima. Seguía la indicaciones que le había dado su nuevo amigo.

Hasta que lo encontró.

No tuvo que pasar de nuevo en busca de lo que presentía. Esos ojos tan expresivos y pesados sólo podían ser de ese chico. Para confirmar rápidamente las dudas que traía bajó rápidamente la vista a sus pies.

Ahí estaban los tacones.

Una sonrisa gigante se hizo presente en los labios de Roger. No lo podía creer. Volvió a subir la mirada y se topó con los traviesos ojos del bailarín quien le sonreía socarronamente.

Un lapso se creó en ese mismo momento en el rubio. La música se apagó, la gente se esfumó, sólo podía ver a ese increíble hombre de pecho descubierto y pantalones diminutos mover al ritmo perfecto su caderas, las manos hacia los lados creando unos pasos magníficos y una sonrisa que podía hechizar al que fiera.

Sí, lo tenía bastante mal.

Le costaba admitirlo, pero Gwilym tenía razón. Primero se mira el postre, luego se compra y luego se degusta.

Y Roger sentía la incontrolable necesidad de querer estar con aquel chico de mirada avellana profunda y burlesca.

Estaba tan concentrado en ver a ese chico que no se dio cuenta cuando empezó un escándalo en todo el local. Y mucho menos que él era el protagonista de esto.

¿El protagonista?

Recuerda, los ojos. No se ve a los ojos.

Unos golpes desesperados sobre su antebrazo lo despertaron del trance en el que estaba. Miró a su amigo y pudo notar en sus ojos la ira recorriéndolo y dirigiéndole la vibra. Confundido miró a todas partes sin entender qué pasaba. Las miradas inconformes y molestaban se posaban sobre su persona sin entender nada. El show continuaba, y Roger miró rápidamente buscando, obvio sin sentido alguno, ayuda del bailarín quien rió al ver en la incómoda situación en que este se encontraba y, haciéndole una seña con su dedo, le indicó que mirara hacia atrás.

El rubio volteó y vio venir a dos guardas.

Miró con total impotencia todos lados y escuchó una voz de fondo.

-ESE MUCHACHO HA MIRADO A TRIXIE A LOS OJOS.

Cerró fuertemente los ojos maldiciéndose mentalmente. Ya podía sentir los gritos de su amigo en el fondo de sus tímpanos. Sólo era una indicación y no pudo cumplirla. Se sintió algo mal. Luego cayó en cuenta de que no sólo había sido su culpa. Si la norma era no mirar a los ojos, ¿por qué él se había quedado viendo los suyos? No tenía sentido.

Miró rápidamente hacia la derecha donde se encontraba Gwilym quien lo miraba desaprobatoriamente y, parándose rápidamente de su asiento, haló su brazo por tercer vez en la noche y lo llevó con él hacia los guardas.

Miró por última vez hacia la presentación y pudo ver cómo el lindo oji oscuro, alto, delgado y con un increíble cabello le agitaba la mano en modo de despedida. Casi podía sentir la ironía y burla con que había hecho eso, y sintiéndose algo cohibido por la situación de no poderlo ver, se dio rápidamente la vuelta y caminó junto con su amigo -tal vez ya no tan amigo-, dirigiéndose a la salida del local que al parecer el rubio recordaría por un largo tiempo, Bat Boys.

Llevaban sólo una noche en aquel lugar y ya había formado un escándalo, no quería imaginarse si alguna vez volvía a ver a ese bailarín.

De algo estaba seguro, y es que no estaba en sus planes quedar con la duda de quién era él y por qué había incumplido con su regla.

Y él tampoco tenía en planes superar esos increíbles ojos.

Mágicamente ese lugar se le hizo una gran estadía para pasar el rato... y bien que se le haría un buen lugar para pasar hacerlo.

Ahora, en sus planes estaba volver a ver al bonito chico rizado que no tuvo miedo de romper la regla de oro con él.

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