Capítulo 9
POV BLAINE
Estaba molesto, no. Furioso para ser exactos. No se quien se creía la damisela de Kurt Hummel para abandonar su puesto de trabajo ¿Acaso se estaba tomando en serio su sobrenombre de "princesa"? Pues no se iba a salir con la suya, esta vez no me contendré. Iría por el de inmediato.
Tan pronto como decidí ir en su búsqueda una considerable cantidad de policías corriendo en el bar hacia la parte de atrás detuvo mi acto. Como encargado de seguridad no podía permitirme estar sin conocimiento de la situación así que detuve a uno de ellos.
—¿Qué hacen aquí? ¿Qué es lo que sucede? —Cuestioné algo impaciente
—Alguien llamó reportando un asesinato, solo hacemos nuestro trabajo. —Una vez que mi respuesta fue contestada el hombre se marchó.
Cuando llegué la parte de atrás tuve que abrirme paso entre la insistente multitud para llegar a ver a detalle lo que ocurría. Allí estaba Hummel al borde de las lágrimas sentado en el suelo mientras Yusia estaba hablando con el oficial a cargo, Evans.
—¿Quien ha sido esta vez? —Pregunté en un tono más calmado.
—Didac, ha sido Didac. —Respondió Yusia mientras secaba las lágrimas de sus ojos.
Era el chico que estaba con Hummel cuando le ordené sacar la basura. ¿Qué hacía el aquí? No se lo pedí a él, no tenía sentido.
Mi mirada se centró en Hummel, que se dirigía lejos del establecimiento a tientas.
Sin pensarlo fui tras él, no sabia porque o que decirle una vez me acercará pero mis piernas me dirigían a el sin recibir objeción.
—¡Hummel! ¡Espera! —Inmediatamente se volteó y quedamos frente a frente, me sentía extraño pero aun así continúe hablando. —Yo me enteré de lo sucedido, en verdad lo siento. Eran buenos amigos ¿verdad?
—Pude ser yo. —Respondió casi en un susurro —Pude haber sido yo, el sólo quería ayudar, debí ser yo. —Se veía destrozado y algo se desplomó en mi al verlo en ese estado, no sabía porque pero simplemente el verlo tan frágil causaba que me contrajera.
—Kurt, n-no fue... —Eso fue todo lo que pude gesticular, lo único que hice fue acogerlo en mi. No era lo que esperaba o algo que haya decidido, mis brazos actuaron automáticamente desobedeciendo completamente mis ordenes. Ambos estábamos tensos, apenas acostumbrándonos a la cercanía de nuestros cuerpos hasta que fue el que dio el primer paso para apegarnos más al hundir su rostro en mi pecho.
Se sentía cálido, sabía que él lo necesitaba, aunque me confundiera el hecho de que de cierto modo lo necesitaba igualmente, me mantenía ahí. Al menos hasta que empecé a debatir conmigo mismo, no estaba bien, no era lo correcto o lo normal. Me sentí sucio y poco moral, no tarde en deshacerme del gesto, quería decir algo pero simplemente las palabras no salían de mi boca, era simplemente la tristeza en su rostro lo que me detenía.
—Que descanses... Kurt. —Y me marche a donde sea que mis pies me llevarán para deshacer las ideas revueltas en mi mente.
POV FINN
Seguía sin creerlo.
Habían pasado solos dos horas desde que el señor Schuester me había localizado y no terminaba de caer en cuenta que otro asesinato había ocurrido en el mismo lugar donde el primero aún no quedaba resuelto. Pero lo que más me extrañaba de todo esto era que atacaban a los mismos empleados, nadie fuera de aquel círculo.
—Que bueno que llegas. —Me dijo Sam en la entrada donde todo los trabajadores se encontraban dando sus declaraciones. —Es un caso igual que el anterior, hasta ahora, todos parecen haber visto nada. El jefe llamó, enviará a otra persona a ayudar.
—¿Para que necesitamos otra persona si ya sabemos que hoy no encontraremos nada?
—No se lo pude discutir, puede que después de todo sirva por si uno de los dos quiere descansar.
No le dije más, solo me concentre en las personas que esperaban fuera del bar con la esperanza de verla a ella, pero no fue así. Hasta que dirigí mi vista al final de la calle y la vi caminando rápidamente hacia el bar, al parecer el paseo en el parque la hizo perder la noción del tiempo, pero sin duda alguna, el ver la policía y las personas fuera la hizo asustarse un poco.
—¡Finn! —Gritó Sam y yo voltee a verlo, y no sólo a él sino también al que será nuestro ayudante. —él es Brody Weston.
Sonreí amablemente hacia él pero no hice ningún intento por tomar su mano, y al parecer él tampoco estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.
—Sam, encárgate de esto. Llevaré a Brody adentro conmigo para que sepa como moverse. —Sam asintió y se dirigió hasta la salida. —Muy buen Brody, vayamos.
—No soy un novato, sé que hacer en este tipo de sucesos.
—Lamento decepcionarte, pero en este caso soy el jefe. Así que obedece.—El de ojos verdes rio amargamente y rodó los ojos mientras seguía caminando delante de mí como si fuera él el que conociera el bar.
—Hay mucha hermosura en este bar —Comentó con descaro. —¿Cómo no se distraen al trabajar aquí?
—Tú mismo lo has dicho, es trabajo.
Deje de hablar con él, pude darme cuenta que era un idiota con tan poca conversación que tuvimos y claro esta, si se le puede llamar conversación.
—¡Kurt! —Grité en el momento en que vi al chico de ojos azules. Él rápidamente me miró y asintió, al parecer estaba esperando que alguien lo entrevistara. Caminé con la esperanza de que no tuviera que decirle al tipo que me siguiera, pero se quedó atrás viendo a su alrededor. —Brody, ¿qué estás esperando?
—Me he distraído con aquella morena. —Señaló a lo lejos y pude distinguir de quien se trataba: Rachel, quien estaba a metros de distancia de nosotros sentada en un banco con su saco cubriendo todo su vestuario. Parecía preocupada, quizá todo esto de los asesinatos a sus compañeros la mantendrá despierta por las noches. —veo que no soy al único que le ha llamado la atención.
Siguió diciendo él y yo sólo me límite a mirarlo con mala gana.
—¡sólo enfócate en tu trabajo! —Alcé un poco la voz. —no nos hagas tener un problema.
—Deberías decirte lo mismo, jefe. —Salió de mi camino rumbo a donde se encontraba el de ojos azules.
Yo no necesitaba más problemas en mi vida. Al contrario, tenía que encontrar la manera de resolverlos y lo primero en mi lista era Rachel Berry.
¤¤¤
Estaba enfadado, llevaba menos de dos horas trabajando con el tal Brody y su voz comenzaba a ponerme los nervios de punta puesto que en ningún momento dejó de coquetearle a la primera mujer que se le cruzara.
—Ve y dile a Sam que te cubra, por favor. Puedes irte a descansar unas dos horas.
—No es molestia quedarme en el bar, creo que podría descansar y entrevistar a aquella morena en estos momentos. —Señaló de nuevo a Rachel, quien con una charola con un par de tragos se acercaba a nosotros.
—Sé perfectamente que son policías, pero por ordenes de mi jefe he traído un trago para ustedes. —Dejó la charola y quitó de uno por uno la copa. Brody fue el primero en tomarle un sorbo. —es cortesía de la casa.
—Gracias, preciosa. —Dijo coquetamente Brody mientras que ella sólo rio y tomó de nuevo la charola alejándose por completo de nosotros.
—Ya te ha ignorado, ¿qué mas quieres para que te vayas a descansar? —Pregunté con tono burlón, el de ojos verdes solo bebió de un solo trago todo el contenido del vaso y dijo:
—No me rindo tan fácil.
Se levantó de su asiento y fue directamente a la salida. Con un poco de suerte, tendría unos minutos para esconderme y dejar de lidiar con él por un buen rato.
Hice mi camino hacia lo más escondido del bar —haciendo caso a lo que Artie me había dicho— de hacer lo que creyera correcto. Encontré una habitación llena de estantes, al parecer es el que podían llamar almacén por todos los tipos de productos que guardaban (desde envases de licor hasta cajas de Botana). Y a su vez, encontré el lugar donde las chicas guardaban du vestuario y para mi sorpresa me encontré con ella: Rachel estaba escogiendo su vestuario para esa noche y no se veía para nada contenta.
—Hola —Me atreví a decir haciendo que mi grave voz la asustara. —creo que tengo la costumbre de asustar a los trabajadores de este bar.
Esperaba que mi pequeña broma la hiciera reír, pero no funcionó pues el silencio gobernaba la habitación.
—No deberías estar aquí —Me dijo después de unos segundo. —ni siquiera se que quieres o que te tenga aquí esperando a que una conversación salga.
—Quiero pedirte una disculpa por lo de esta tarde. No era mi intención ofenderte de esa manera y te lo digo como tu me lo dijiste en la cafetería, no tienes que darme explicaciones de nada eso solo que... me deje llevar por mi enojo. —Rachel comenzó a llorar y no supe que hacer.
—¿He dicho algo que te hizo sentir mal?
—No, no es solo que... —Limpió las lágrimas de sus mejillas y respiró profundo. —Este ha sido el peor cumpleaños que he tenido y tu pidiendo perdón es algo con lo que no contaba.
Me acerque a ella y me animé a darle un abrazo que fue aceptado.
—Eso te da una lección de vida. —Me dijo en tono de broma.
—Y la he entendido, lo juro. Prometo que te lo recompensaré.
—No es necesario.
—Pero te lo debo, así que permíteme un día invitarte a cenar o algo.
—Ok —Sonrió de manera alegre. —Ahora sal de aquí, tengo que salir a trabajar.
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