Capítulo 60
#NOBREATHINGDAY
POV RACHEL
Sin trabajo alguno, los estudios de Marley y el mantenimiento de la casa sería una cosa difícil para estos tiempos. Aunque por el momento ese no era lo que me quitaba el sueño.
―Marley, quiero que me expliques en qué has ayudado a Evans.
―¡No tiene sentido! ―Me contestó en medio de un grito. ―Ha servido para saber quién es el asesino, ¿no crees que eso es lo importante?
―Agradezco que por fin se sepa quién es, pero las cosas pudieron haber salido mal. ¿Qué hubiera pasado si realmente se quería aprovechar de ti y Evans no hubiera tenido la posibilidad de no ayudarte? Fue un tanto irresponsable lo que hiciste, ¡y no sólo tú te equivocaste! Evans no tenía derecho a aceptar sin mi autorización y llevarse a Finn entre su plan.
―Lo siento, en serio. Viéndolo así creo que fue tonto haber hecho eso, pero ya pasó y te prometo que no volverá a ocurrir. ―No sabía que más decirle, mi intento de regañarla se había ido por la borda en el momento en que vi su sonrisa. Al parecer ese acto la tenía feliz por el hecho de haber ayudado a su novio. ―Dime, ¿qué pasará ahora que el bar estará cerrado?
―Por ahora trataremos de sobrevivir con lo poco ahorrado que tenemos, buscaré empleo en limpieza de casas o algo por el estilo y sí, se volverá un poco complicado al principio pero sobreviviremos. Quizá acepte tu suplica de en estás vacaciones buscar un trabajo en algún restaurante de comida rápida.
Sonrió alegremente y cuando iba a pronunciar una palabra el timbre de la entrada la interrumpió. Rápidamente se puso de pie y fue a abrirla, haciendo de esa manera que Finn, Kurt y Blaine entraran, los tres se miraban entre si e incluso miraban a Marley. Aunque no entendíamos a la perfección en qué consistía el plan de Finn, ninguno de los tres estábamos dispuestos a acobardarnos y simplemente decirle que no cuando se llegara el momento, sobre todo ahora que no teníamos en qué distraernos o pasar el tiempo.
―¿Es buen momento? ―Preguntó Finn. Marley puso sus ojos en mí y lo que pude hacer fue una seña para que se fuera a su habitación, pero no lo hizo. ―Ok, no hay problema. Es algo que ella puede escuchar, de igual manera ya estuvo involucrada en algo así.
Finn bromeaba con su tono de voz para hacer sonrojar a Marley quien con un pequeño golpe en el hombro de él le hizo dar a entender que no hablara más de eso.
―Rachel, Finn nos acaba de decir que Figgins estará fuera toda la semana. ―Kurt tomó asiento frente a mí e invitó a Blaine a sentarse a su lado. ―No sabemos realmente si eso es algo bueno o no.
―Por supuesto que es algo bueno. Tenemos toda la oportunidad del mundo para checar en su oficina y con ello ver si podemos descubrir dónde está Artie. Sé que lo único que estamos tratando de descubrir es que es un policía corrupto, pero si podemos ayudar a Sam de una vez con eso estaría perfecto.
―Wow, wow, wow. ―Dijo Marley. ―¿Te enojaste conmigo por involucrarme en problemas policiacos y ahora harás lo mismo?
―Adiós Marley, nos vemos más tarde.
Los chicos se pusieron de pie y siguieron los pasos de Finn para salir antes de que Marley pudiera iniciar una discusión que lo único que haría era quitarles tiempo.
*Narrado en tercera persona*
La oficina de Figgins había quedado cerrada, pero no era algo que un simple broche pudiera arreglar y cuando estuvieron dentro, se dividieron los lugares e incluso indicaron en cuales debían prestar más atención por cualquier cosa oculta.
No les importaba si todo quedaba mal acomodado o incluso debían romper algunos papeles, lo único que a ellos les importaba en esos momentos era encontrar algo que fuera útil. Rachel creía que las cuentas del banco era algo por lo que debían inclinarse mientras que Kurt sentía que algo en el computador les podría sacar de esto, pero nada; llevaban horas buscando y nada parecía tener sentido.
―Nada tiene sentido en esta estúpida oficina. ―Gruñó Blaine. ―Parece ser que no es un hombre para nada tonto.
―Esta llave ni siquiera es útil para abrir los cajones. ―Rachel le mostró la llave a su amigo ojiazul y este alzó los hombros. ―¿crees que sea basura?
Sin embargo, Finn Hudson no era de los que se rendía. Muchos menos cuando había encontrado la manera de abrir la caja por la cual sentía curiosidad días atrás.
Arrebató la llave de la mano de su novia sin darle explicación alguna y se vio completamente satisfecho al comprobar que era exactamente lo que buscaban. En esa caja había pagares firmados por Artie Abrams, cartas acerca de todo tipo de crimen que aquel hombre había cometido y un sinfín de cosas que servirían para demostrar la realidad, aunque también se encontró con algo que no esperaba ver.
Una carta vieja y arrugada donde la persona relataba cosas de amor, tristeza y traición. Pero no eran las palabras las que le llamaron la atención a Finn, sino la firma de la persona que la escribió; porque esa carta fue escrita por Eliza Stone, su madre.
―Finn, ¿qué sucede? ―Preguntó su novia un tanto preocupada, llevaba más de 1 minuto mirando aquella carta y eso no era para nada normal. ―¿has encontrado algo?
Finn dobló lo más rápido que pudo la carta y la metió en el bolsillo de su pantalón en el momento en que se levantaba del suelo.
―Hemos encontrado lo que buscábamos, chicos.
―Genial, ¿podríamos irnos ya de aquí? Este lugar me causa escalofríos. ―Dijo el ojiazul con el tono de voz irritado. Finn negó.
―Aún no es momento de irnos, hemos comprobado que no es la persona que dice ser. Pero aún nos falta una cosa por descubrir: la ubicación de Artie.
―¿Cómo puedes estar seguro que Figgins tenía conocimiento de eso? ―Dijo Blaine. ―Simplemente podríamos estar buscando por algo que no está ocurriendo aquí.
―No perdamos las esperanzas. ―Rachel, quien a pesar de haber observado con sutileza cada movimiento y gesto de su novio no contaba con la idea de preguntarle cosas ahí frente a sus amigos. ―Algo debemos encontrar.
El ojimiel tomó el mouse de la computadora y buscó en lo que su novio ya había buscado antes, sin embargo y con un movimiento erróneo por no saber exactamente que buscar, una página nueva se abrió mostrando todos los e-mails de Figgins.
―Chicos.
Todos pusieron sus ojos en la computadora pero ahora era Finn quien controlaba cada movimiento de esta, haciendo que con ello tuvieran que estar a la par de su lectura e incluso perderse de las cosas que recién comenzaban. Tres, cuatro minutos de lectura y aún no obtenían nada, pero esos minutos no fueron en vano; pues en el último momento cuando Finn se iba a dar por vencido dio lectura a un chat que había mantenido con Artie, sin embargo no era lo que ellos esperaban, pues en ese chat no se mostraba más que miedo e amenazas de parte del buscado hacia Figgins, quién al no ayudarlo a escapar iría con la policía y lo culparía de todo por lo que nunca se había hecho justicia.
―Entonces Figgins no se fue con planes de trabajo. ―Dijo Rachel en voz baja. ―¿Dónde crees que puedan estar metidos ahora?
―No lo sé, esto no ha sido de gran ayuda.
El estrés del más alto comenzaba a aumentar, con ello su mal humor que era notorio en su tono de voz. La pareja de chicos se alejó un poco de ellos para ponerse a acomodar en pequeñas partes toda la oficina y que las sospechas por cualquier persona no se vieran afectadas, no podían simplemente dejar la oficina como si un terremoto hubiera asechado el lugar.
Unos pasos se escucharon y Rachel palideció, al instante le pasó por la mente que Figgins estaba de regreso y que los atraparía con las manos en la masa.
―Debemos salir de aquí.
Los chicos se pusieron en la puerta y vigilaron que no hubiera nadie acercando, después de ver todo despejado comenzaron a caminar directo a la salida. Rachel tomó la mano de su novio que aún seguía con la mente un poco perdida y le dio un leve apretón, este volteó a verla y le sonrió para mostrar que no pasaba nada, aunque no era algo que lograra convencer a la morena.
―Al menos tenemos algo. ―Animó Blaine sin ser de mucha ayuda para Finn, pero no se atrevió a contradecirlo. Por lo que solo asintió y juntos caminaron al auto para que pudiera dejar a cada uno en su respectivo hogar.
POV RACHEL
Finn podía engañar a los demás chicos pero a mí no, desde el momento en que su mente vagó por haber encontrado esos papeles en aquella caja las cosas habían sido diferentes.
—¿Podría preguntar? —Llamé su atención obligándolo a separar por unos segundos la vista de la calle para enfocarse en mi mirada y sonreír confundido.
—¿Qué sucede?
—Dímelo tú, ¿sucede algo? No has dejado de mirar al vacío y eso realmente me llama mucho la atención, no sueles ser de esas personas al menos que algo te haya afectado.
—¿Por qué tienes que conocerme tan bien? —Sonreí y esperé hasta que estuviéramos fuera del edificio para que pudiera contarme sin necesidad de distraerse al momento de manejar. No me importaba si él quería tenerlo oculto para no preocuparme, me diría sí o sí.
Le ofrecí subir al apartamento para que pudiéramos estar más tranquilos e incluso tomar café o simplemente un vaso de agua. Aceptó, sin embargo en cuanto estuvimos en el departamento lo primero que hizo fue sentarse en el sofá y decir:
—Encontré una hoja, pero no era una hoja cualquiera; era una carta escrita por ella, por mí madre. —Me quedé sin palabra alguna. Sabía que la madre de Finn había trabajado en lo mismo que yo para sacar a su hijo adelante, pero era lo único que conocía y al parecer, él también lo hacía. —En esa carta mi madre le decía a Figgins que aunque lo amaba, no podía vivir a su lado sabiendo que él había sido quien le arrebató la vida al padre de su hijo. —Para ese momento todo parecía haber sido suficiente para Finn porque una primera lágrima había bajado por su mejilla. —Todo el tiempo viví creyendo que mi padre simplemente nos había abandonado, entonces tenía que vivir viendo a mi madre trabajar y trabajar solo para comprarme un par de zapatos. Yo... Yo no sé qué hizo mi madre para merecer eso.
—Nadie nace sabiendo que hacer en la vida, Finn. Tú madre simplemente se equivocó, a todos nos ha pasado en la vida y, aunque cada uno tiene sus diferentes consecuencias a ella le tocaron las peores pero, ¿te das cuenta que no hay razón para que sientas algún tipo de culpa? Tú madre te amaba y esa es una razón suficiente para que tú también lo hagas, para que tú también te des una oportunidad de hacer lo correcto.
Realmente no sabía si mis palabras habían sido lo correcto para decirle, pero ya no había marcha atrás. No podía hacer más que consolarlo y decirle lo orgullosa que estaba de él, no todos habrían soportado saber que su madre había sido asesinada y tener que ser adoptados tiempo después.
Cuando por fin se relajó, tomó mi mano y le dio un ligero beso dándome a entender con ello que estaba agradecido por estar con él y claro, ¿cómo no estarlo? Estaba segura que era el amor de mi vida.
—Solo me queda hacer una cosa más, ¿me acompañarás?
—A donde me pidas, lo sabes.
Le guiñé un ojo y lo besé como si no hubiese un mañana.
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