Capítulo 6


POV FINN

El caso seguía avanzando y seguíamos sin saber nada, aunque ahora solamente éramos dos los que estábamos a cargo de este caso después de que Schuester así lo eligiera.
Sam Evans y yo estábamos conociéndonos, aunque claro le dábamos prioridad a nuestro trabajo. Tanto que llegamos a parar a una cafetería para recaudar energías. 

—Sigo sin entender cómo es asesino salió sin dejar alguna pista. 

Sam bufó agotado, había pasado la noche entera vigilando el bar sin encontrar nada que sirviera.

—Quizá estamos buscando mal —Di un sorbo a mi café. —quizá el asesino es alguien de adentro.

—Pero también hemos visto por dentro, Finn.

No respondí, pues mi vista de concentró en la persona que iba entrando a la cafetería. Se trataba de Rachel Berry, una de las chicas que es (o fue) sospechosa en aquel asesinato. Sam dirigió su vista hacia donde yo la tenía y abrió sus ojos de par en par.

—Si estás viendo a la morena quiero decirte que tienes buen gusto, pero si tu mirada es hacia la ojiazul quiero esperar que no seas un pervertido. Esa chica parece de 15 años.

Fue en ese momento en que él prestó atención a la persona que estaba a su lado, el rubio tenía razón; esa chica no podía pasar de 18 años.

—Regreso en un momento.–
Llegé al lado de las chicas y mucho antes de que la morena pudiera decir algo dijo:
—Rachel, hola.

POV RACHEL

No podría creerlo. El oficial Hudson estaba enfrente de nosotras y yo no sabía ni que decir, ¿cómo se supone que le explicaría esto a Marley?
Marley me dio un codazo, obviamente ella pensaba que estaba siendo descortés. Tragué el nudo de mi garganta y dije:
—Oficial Hudson, hola.

—No estoy en servicio, puedes decirme Finn —Sonrió y miró hacia mi hermana. —Finn Hudson, mucho gusto.

—Marley Berry, —Sonrió con curiosidad y sabía perfectamente que esto no se quedaría así. —¿de dónde conoce a mi hermana?

—Bueno, Rachel atien...

—Ha ido algunas veces al restaurante del hotel. —Lo interrumpía rápidamente, antes de que algo pudiera arruinar más mi vida. —¿Por qué no vas y pides tu café? 

Le tendí dinero en su mano y ella salió en busca de su café.
—¿Hotel? —Preguntó curioso.

—No tengo que darle explicaciones, pero por favor no me hable fuera del bar.

—Ok, lo tomaré en cuenta. —Extendió su mano para un saludo de despedida que no fue aceptado por mí. Con una última sonrisa se dio media vuelta para regresar al lugar donde un chico rubio lo esperaba.

¤¤¤
—Ya está. —Llegó Marley a su lado con dos capuchinos.

—Podemos irnos.

La ojiazul me miró confundida, ya que creía que nos quedaríamos a beberlos ahí sin embargo, no pudo hacer objeción alguna.
Caminamos durante 5 cuadras en completo silencio, hasta que Marley me preguntó:

—No entiendo, si eres amiga de un oficial  ¿por qué no le pides ayuda para encontrar un mejor trabajo?

—No soy amiga de un oficial Marley, y si así fuera no veo la forma de que él pueda conseguirme algo mejor.

Mi hermana ya no quiso discutir más, no se a que se debía pero tenía días actuando de una manera medio extraña.

—¿Cómo va la escuela, eh?

—Va estupenda —Sonrió y dio el último sorbo de su café.

—Me alegro mucho por ello.

Seguimos en silencio hasta que llegamos a nuestro apartamento, en cuanto atravesamos la puerta, Marley se fue directamente a su cuarto con la excusa de que tenía tarea por hacer.

Aproveché el tiempo a solas en la sala para pensar en lo que había pasado en aquel café y la suerte que había tenido al ver que el oficial no me interrogaría más frente a Marley. Comencé a preguntarme: ¿Qué se ganaba el oficial Hudson con hablarme fuera de su horario de trabajo? Si su intención después de todo solo era saludar, ¿de qué le servía esperarse más tiempo?
Yo solo esperaba una cosa de todo esto: no salir en algún periódico como «trabajadora de un bar» es sospechosa de un asesinato porque echaría a perder todo mi sacrificio de años. 
Miré el reloj de pared y note que ya no tenía más tiempo que perder, el deber me llamaba.

POV FINN

—Y así damas y caballeros es como luce alguien siendo desechado. —Sam se burló animadamente.

—Bueno es más de lo que creo has llegado a conseguir. —Respondí orgulloso de mi ataque.

—¿Te refieres a sexo sin control con chicas que parecían sacadas de revista?  —Destruyó completamente mi hombría, aunque para ser justos había estado fuera del campo de conquista por un largo tiempo. Luego de un pasado como el mío no es que sea sencillo estar enfocado en algo como ello cuando todo lo que se busca son respuestas.
Poco después de terminar nuestro pequeño descanso en la cafetería decidimos que sería mejor volver al bar, el sitio donde mis recuerdos salían a flote mientras mis ánimos se hundían en lo más profundo.
Mientras Sam conducía, no pude evitar recordar aquel día...

—Flashback—

Allí se encontraba un Finn de 14 años, completamente solo en una comisaría. No habían pasado más de dos días desde que encontraron a mi madre -o lo que quedaba de ella- quién había sido encontrada en el cobertizo de una propiedad abandonada por lo que no se conocía el propietario y por consiguiente el asesino. No habían huellas o ninguna pista a seguir, los oficiales y personas del vecindario me dieron su "pésame". Hipócritas pensé en ese momento, a nadie le interesaba lo sucedido y mucho menos mi futuro paradero.

—¿Finn Hudson? —Levante mi roja y cristalizada mirada del suelo para encontrarme con una rígida mujer. —Mi nombre es Sue Sylvester y pertenezco servicios sociales, te hemos encontrado un hogar.
Nos alejamos del lugar junto a mis pertenencias en un viejo auto mientras mi mirada se perdía en lo que dejaba atrás. Un nuevo comienzo se aproximaba, uno en el cuál no tendría más a mi madre.

—Fin del Flashback—

—Ok Sam Evans, ganaste esta batalla.

—Oh vamos Hudson —Me dijo golpeando mi hombro. —el tiempo que estemos trabajando en el bar y encuentres a alguien que quiera pasar tiempo contigo, estoy dispuesto a cubri...

No terminó de decir su oración pues su vista se concentró en una rubia que venía saliendo del cuarto donde entrevisté a las chicas.

—Sam, el que necesitará que lo cubran serás tu.

—Bueno, al menos sé que me ayudarás. —Sonrió tímidamente y dirigió sus vista de nuevo hacia mí.

Viendo que Sam no había resistido el instinto e ir detrás de la rubia, decidí llamar a Tina Cohen-Chan, nuestra especialista en informática en busca de información de Noah Puckerman.

—Hudson, no esperaba que el novato requiriese mi ayuda tan pronto —Contestó al instante. —¿en qué puedo servir amiguito?

—Oh pero que directa —Bromee un poco —buscaba cualquier información de Noah Puckerman si no te es muy complicado.

—Que insulto Finn Hudson, apuesto a que de igual modo puedo decirte incluso su talla en ropa interior. —Respondió ella con evidente gracia. —Aquí esta, Noah Puckerman, que peculiar sujeto. Es caucásico de 25 años, además de su horrible cabello sus demás crímenes son posesión ilegal de armas, unos cuantos arrestos por robo y uso de drogas. No ha pasado más de dos días seguidos en prisión por lo que entrar y salir es su pasatiempo, a que soy buena ¿eh?  —Cantó victoriosa

—Tu ganas, te invito un trago luego. ¿Alguna dirección para poder localizarlo? —Pregunté.

—Si, apartamento 32 en un conjunto de edificios, Rocky's Home, queda a unas pocas calles del bar. —Respondió al instante, como si estuviera esperando a que se lo preguntara. —Espero que mi trago siga en pie.

—No lo dudes, gracias por la información. Hasta luego. —Me despedí para finalmente cortar la llamada. 

No tarde más de 10 minutos en llegar al lugar y al verlo me di cuenta que era justo lo que me esperaba que habitara alguien con su descripción. El edificio estaba en evidente deterioro, manchas de humedad en las paredes y goma de marcar a cada 3 pasos en la alfombra de los pasillos.
Finalmente llegué al respectivo apartamento. Un golpe, dos golpes, tres golpes. Fueron esos suficientes para que un hombre claramente molesto atendiera a mi llamado.

—Hola, ¿Noah Puckerman? —Pregunté esperando una confirmación a la cual el solo asintió. —Soy el oficial Hudson, necesito hacerle unas preguntas.

—Sea lo que sea yo no he sido, ahora lárguese. —Contestó y con esa respuesta hubo un intento de cerrarme la puerta en la cara, cosa que rápidamente impedí poniendo mi pie.

—¿Eso quiere decir que no ha estado con Santana López? —Cuestione para llamar su atención, sonreí hipócritamente al ver que lo había logrado.

—Candente sin duda alguna. —Sonrió y quitó sus manos del seguro de la puerta  —¿Qué es lo que quiere saber de ella? ¿posiciones? ¿Preferencias en vibradores? La respuesta a lo último está hecho de material humano y se encuentra bajo mi propiedad. —Respondió orgulloso apuntando a su entrepierna.
Hice un gesto de asco, pero seguí con mi margen de seriedad y dije:

—De hecho me gustaría saber si ha tenido encuentros con ella, específicamente hace un par de días ¿lo han habido?

—Fue mi ocasión favorita, no recuerdo muchos detalles pero puedo decirte que totalmente sacudí su mundo. Estaba muy ebrio incluso más de lo usual, extraño porque solo bebí un par de copas.

Asentí un poco aturdido por la innecesaria información que me estaba entregando el sujeto así que decidí concluir.

—Bien, eso es todo lo que necesitaba saber. Gracias por su tiempo.

—Perfecto, esas películas porno no van a reproducirse solas. —Comentó cerrando la puerta.
Luego de tan incómoda charla para mi opinión, caminé de vuelta al bar. En mi mente estaba el pensamiento de que por lo menos había logrado descartar a un sospechoso, no era mucho pero era uno de los mayores avances que había logrado hasta ahora. Ese orgullo y felicidad se desvaneció cuando mi móvil empezó a sonar.

—Hudson —Era el Jefe Schuester. —Cómo encargado del caso está en tu deber asegurarte que la hija de la víctima sea acogida por servicios sociales. Mañana a las 8:30 am vendrán por ella a la estación, no faltes.

Había olvidado por completo a la pequeña, lo que hizo que mi felicidad del momento se fuera cuesta abajo...

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